Marco Teorico Lopna
Marco Teorico Lopna
Marco Teorico Lopna
MARCO TEÓRICO
La niñez y la adolescencia constituyen una etapa hermosa y fundamental en el desarrollo del ser
humano; de la misma depende el futuro de la persona, porque lo bueno o lo malo de la personalidad del
hombre o de la mujer tiene su cimiente fundamental en dicho período. Una infancia feliz será el inicio de
una vida plena que se proyectará en todos los niveles; contrariamente, una infancia plagada de miseria y
dolor difícilmente dará lugar a un ser humano apto para enfrentar la vida.
Ese fundamento ciertamente ius naturalista que orienta el cuidado de la infancia y a la adolescencia
debe necesariamente proyectarse en el derecho positivo a fin de hacer efectiva la protección a la
minoridad. La base normativa que brinde cobijo a los menores de edad ha de ser amplia y debe ser
interpretada en interés del principal sujeto a cuyo favor existen, por ser éste el débil de la relación. Es
decir, el menor de edad por su delicada situación y por encontrarse en una posición de desventaja
respecto de los llamados a velar por su protección debe contar con una legislación acorde con sus
necesidades que a su vez, permita un ejercicio pleno de los derechos que la ley y la naturaleza le
ofrecen.
Nuestro ordenamiento jurídico consagra una protección legal a favor de la minoridad que se proyecta en
la Constitución, en la Convención sobre los Derechos del Niño (en lo sucesivo CDN) , en la LOPNA y en
otros instrumentos . Ya la Constitución de 1961 contenía normas protectoras de la infancia,
específicamente en su artículo 75 aludía al derecho de todo niño de conocer a sus padres y el deber de
estos de brindarles asistencia y protección. Dicho artículo también se refería a la protección contra el
abandono y el abuso de la infancia y la juventud, amparaba la protección legal y preveía la intervención
subsdiaria del Estado en el cuidado del menor. La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela
consagra una norma semejante en su artículo 75, aunque con variaciones en su redacción que
pretenden ser consecuentes con los cambios que apareja la LOPNA. Dicha norma señala:
“El Estado protegerá a las familias como asociación natural de la sociedad y como el espacio
fundamental para el desarrollo integral de las personas. Las relaciones familiares se basan en la igualdad
de derechos y deberes, la solidaridad, el esfuerzo común, la comprensión mutua y el respeto recíproco
entre sus integrantes. El Estado garantizará protección a la madre, al padre o a quienes ejerzan la
jefatura de la familia.
Los niños, niñas y adolescentes tienen derecho a vivir, ser criados o criadas y a desarrollarse en el seno
de su familia de origen. Cuando ello sea imposible o contrario a su interés superior, tendrán derecho a
una familia sustituta, de conformidad con la ley. La adopción tiene efectos similares a la filiación y se
establece siempre en beneficio del adoptado o la adoptada, de conformidad con la ley. La adopción
internacional es subsidiaria de la nacional.”
Sin embargo, la redacción del artículo 75 de la Constitución de 1961 en nuestro criterio era más
acertada por cuanto consagraba una protección genérica a favor de la infancia y la juventud sin hacer
referencia como su norma equivalente en la nueva Constitución a supuestos particulares que son objeto
de regulación legal, como es el caso de la familia sustituta. El artículo 78 de la Constitución de 1.999 en
el mismo sentido consagra una norma general también protectora de los niños, niñas y adolescentes y
señala los principios que los amparan y los cuales son desarrollados por la LOPNA. Por su parte, el
artículo 79 de nuestra Carta Magna (tal disposición refiere: “Los jóvenes y las jóvenes tienen el derecho y
el deber de ser sujetos activos del proceso de desarrollo. El Estado, con la participación solidaria de las
familias y la sociedad, creará oportunidades para estimular su tránsito productivo hacia la vida adulta y,
en particular, para la capacitación y el acceso al primer empleo, de conformidad con la ley”) contiene
una disposición dirigida a la juventud, que podríamos calificar como el derecho-deber de la misma de
participar en el desarrollo. Tal norma consagra la obligación del Estado de brindar oportunidades en este
sentido.
La CDN aprobada con considerable anterioridad a la LOPNA consagra una extensa gama de derechos a
favor de los niños (tal normativa tiene rango constitucional de conformidad con el artículo 23 de la
Constitución). Curiosamente dicha Convención en su artículo 1 refiere que “se entiende por niño todos
ser humano menor de 18 años de edad...”. Es decir, se considera niño simplemente todo menor de edad.
La LOPNA por su parte, distingue entre “niño” y “adolescente”. De conformidad con el artículo 2 de tal
ley “se entiende por niño toda persona con menos de doce años de edad. Se entiende por adolescente
toda persona con doce años o más y menos de dieciocho años de edad...”. De manera pues que al
margen de la sutileza terminológica en torno a la edad y al límite que marca la niñez de la adolescencia,
con anterioridad a la LOPNA se contaba con una protección jurídica específica a favor de los menores de
edad.
La Declaración de los Derechos del Niño (adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 20
de noviembre de 1959), presenta el valor que la doctrina le ha reconocido a las Declaraciones
internacionales, respecto de las cuales aunque algunos niegan su carácter vinculante; otros
acertadamente consideran tales instrumentos incorporados al orden interno por tratarse de normas que
tienden a favorecer los derechos humanos y dado el carácter meramente enunciativo de los mismos.
Antes de la LOPNA
Con anterioridad a la LOPNA existía la Ley Tutelar de Menores que consagraba normas protectoras de la
minoridad. Así mismo, nuestro Código Civil contiene importantes disposiciones dirigidas al menor de
edad, muchas de las cuales fueron incorporadas en la Reforma del Código Civil de 1982. La mayor parte
de tales normas del Código sustantivo están vigentes y conforman una importante protección en cuanto
a instituciones esenciales como el nombre civil, la patria potestad (si bien la LOPNA contiene normas
relativas a la patria potestad en general en sus arts. 347-357 y respecto al atributo especial de la guarda
en sus arts. 358-363, el artículo 364 eiusdem expresamente refiere que lo relativo a los atributos de la
“representación” y “administración” que conforman la patria potestad se regirán por las disposiciones
contenidas en los arts. 267 y ss. del CC), la tutela ordinaria de menores (véase Arts. 301 al 381), la
filiación (Artículos 197 al 234), etc. Aun cuando algunas de tales disposiciones han sido desaplicadas en
función de los principios que inspiran la nueva normativa.