EMOCIONES

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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR DE LA EDUCACIÓN

UNIVERSIDAD LATINOAMERICANA Y DEL CARIBE

ANACO, ESTADO-ANZOÁTEGUI

ENSAYO DEL TEMA EMOCIONES, ACTIVIDAD CORPORAL Y


APRENDIZAJE

ENERO DEL 2021


EMOCIONES, ACTIVIDAD CORPORAL Y APRENDIZAJE

WATSON EN PAPEL DE LAS EMOCIONES (AMOR, IRA, MIEDO) EN EL


CONDICIONAMIENTO FÍSICO

La concepción de Watson acerca de las emociones sería un punto clave en el


desarrollo del proyecto conductista. En realidad, aunque a veces se haya escrito lo
contrario, les concedía mucha importancia. Suyas son, en efecto, estas palabras que
siguen, escritas en su etapa de plena madurez:

"No somos las criaturas de razón que pensamos ser. Por el contrario,
incluso las personas más austeras, son criaturas con potentes sistemas
emocionales. Tras actuar dominados por nuestras vísceras, solemos
'racionalizar' nuestros actos para ocultar nuestra debilidad" (Watson,
1928a, p. 347).

Watson distinguía en la personalidad tres categorías de hábitos: manuales,


verbales y emocionales. Los primeros implicaban la musculatura estriada e incluían la
organización de hábitos corpóreos explícitos o motores, que intervienen en las
respuestas de movimientos (coger y manipular objetos, caminar, etc.), mientras que los
verbales, o laríngeos, eran los hábitos propios del lenguaje y pensamiento. Centraremos
nuestras consideraciones en los hábitos emocionales. La concepción de Watson acerca,
de los dos primeros, cambiante por cierto a lo largo del tiempo (cfr. Gondra, 1980,
1989), salvo en lo que atañe a su nexo con la organización motivacional y emocional,
queda fuera de los límites de este trabajo.

La aportación más genuina de Watson a la psicología de las emociones es quizá


su insistencia en una de las dimensiones o niveles posibles de análisis. Al igual que la
teoría de James-Lange, sugería que la conducta precede a la emoción, pero frente a la
idea de William James de que la experiencia de los cambios corporales es la emoción,
Watson piensa que las emociones son simplemente reacciones corporales a estímulos
específicos en las que la experiencia consciente no es en modo alguno un componente
esencial. Identifica así las emociones con las "respuestas o hábitos viscerales", esto es,
aquéllos en los que participan el estómago, los intestinos, la respiración, la circulación.
Esta afirmación, sin embargo, hay que matizarla, pues -como veremos- incluyó también
dentro de las emociones otros movimientos corpóreos externos (llanto, agitación, etc.).
Lo que Watson persigue, en cualquier caso, es construir la psicología como una ciencia
natural que adopta la conducta como único objeto posible. Supuesto esto, consideraba
los estados emocionales concomitantes de los estados motivacionales, pues una
situación que motivaba una determinada conducta manifiesta producía también cambios
viscerales determinados. Dicho de otro modo, las emociones constituían el producto de
conductas implícitas preparatorias de ciertos cursos de acción y, por tanto, eran
indisociables de la motivación. En cuanto a los métodos psicológicos apropiados a su
finalidad, si bien habló de varios otros (Watson, 1919b, pp. 24-47; 1930, pp. 37-59), en
la práctica solamente se sirvió de dos de ellos: el reflejo condicionado, del que se vale
en el análisis del condicionamiento motor y emocional, y el método genético, que aplica
al estudio del desarrollo de las emociones en el niño.

Según nuestro autor hay tres emociones básicas, el miedo, la ira y el amor, cada
una de ellas elicitada de modo innato por una clase específica de estímulos. Tal
concepto, que formula ya a partir de 1919, constituye un ejemplar paradigmático de las
aproximaciones que preconizan que las diferentes emociones son elicitadas por
estímulos o grupos de estímulos específicos. Todas las demás emociones las considera
una amalgama de las tres reacciones básicas o un producto del aprendizaje. Estímulos
muy diferentes, en principio neutros, se convierten en estímulos emocionales a través
del condicionamiento, mediante su emparejamiento con un estímulo incondicional.

Para demostrar lo anterior, Watson llevó a cabo el estudio experimental con el


pequeño Alberto, pretendiendo ver en los resultados obtenidos una confirmación de sus
ideas. Lo que pretende en el fondo, como conductista, es poner cualquier manifestación
periférica de las emociones en relación con estímulos específicos. Un aspecto que llama
la atención, presente ya en sus primeros trabajos, es el concepto tan restrictivo que tiene
de las emociones como elementos que perturban de manera importante la conducta del
organismo.

Por otro lado James entre las que llama "emociones groseras" (dolor, miedo, ira,
amor) y las, "emociones delicadas", y agrupaba éstas bajo el rótulo de sentimientos
morales, intelectuales y estéticos, cifrando su objetivo según sus propias palabras, en
encontrar "la gallina de los huevos de oro", esto es, una fórmula general para todas las
emociones particulares posibles, "porque entonces -añadía la descripción de cada huevo
sería asunto secundario" (James, op. cit., p. 344).
EMOCIÓN COMO REFORZADOR SKINNER

La teoría del reforzamiento elaborada por Skinner, también conocida como


condicionamiento operante o condicionamiento instrumental, intenta explicar la
conducta humana en correspondencia con el medio ambiente o los estímulos que la
rodean. Mediante el método experimental, Skinner llega a la conclusión de que la
aparición de un estímulo desencadena una respuesta en la persona. Si esta respuesta es
condicionada utilizando reforzadores positivos o negativos, se podrá ejercer una
influencia en dicha reacción o conducta operante, la cual puede potenciarse o inhibirse.

Skinner estableció que la conducta se mantiene de un contexto o situación a otra


siempre que las consecuencias, es decir los reforzadores no cambien o lo hagan
siguiendo unas ciertas lógicas, "reglas" que hay que descubrir. Como consecuencia,
tanto el comportamiento humano como el animal pueden ser condicionados o
modificados utilizando una serie de estímulos que el sujeto puede considerar
satisfactorios o no. Explicado de una manera más sencilla, la Teoría del reforzamiento
hace hincapié en que una persona tiene más probabilidades de repetir una conducta que
es reforzada de manera positiva, así como será más probable que repita aquellas que
estén asociadas a estímulos o refuerzos negativos.

Los estímulos condicionales o reforzadores tanto positivos como negativos,


pueden utilizarse con la finalidad de rectificar o cambiar la conducta de la persona.
Estos son de gran utilidad tanto en la terapia psicológica, como en el ámbito escolar,
familiar o incluso laboral. Skinner diferenciaba entre dos tipos de reforzadores: los
reforzadores positivos y los reforzadores negativos.

1. Reforzadores positivos: Los reforzadores positivos son todas aquellas


consecuencias que aparecen tras una conducta y que la persona considera satisfactorias
o beneficiosas. Mediante estos reforzadores positivos o satisfactorios, se busca aumentar
la tasa de respuesta de una persona, es decir que aumente la probabilidad de realizar o
repetir una acción. Esto significa que los actos que son reforzados de manera positiva
tendrán más probabilidades de repetirse puesto que van seguidos gratificaciones,
premios o recompensas percibidas como positivas por la persona que realiza la acción.
Es muy importante destacar que para que esta asociación sea efectiva hay que
asegurarse que la persona considere el refuerzo positivo como tal. Es decir, que le
resulte realmente atractivo. Lo que una persona puede considerar como un premio no
tiene porqué serlo para otra. Por ejemplo, un niño al que apenas le dan caramelos puede
percibirlos como un premio más importante que otro que acostumbrado a ellos. Por lo
tanto, será necesario conocer las particularidades y diferencias de la persona para así,
poder concretar cuál será el estímulo idóneo que sirva como reforzador positivo.

A su vez, estos reforzadores positivos pueden ser clasificados en las siguientes


categorías:

 Reforzadores primarios o intrínsecos: son conductas que por sí


mismas generan satisfacción. Por ejemplo comer si se tiene hambre.
 Reforzadores secundarios: se dan mediante aprendizaje y son externos
a la persona. Pueden ser materiales, como el dinero o sociales, como el
reconocimiento.

3. Reforzadores negativos: Al contrario de lo que popularmente se cree, los


reforzadores negativos no consisten en administrar castigos o estímulos aversivos a la
persona; sino todo lo contrario. La utilización de reforzadores negativos busca aumentar
la tasa de respuesta de esta mediante la eliminación de aquellas consecuencias que esta
considere negativas. Por ejemplo, un niño que estudia para cierto exámen y obtiene una
buena calificación. En este caso los padres le eximen de realizar alguna tarea doméstica
o alguna actividad que le resulte desagradable.

A diferencia del refuerzo positivo, en este caso se elimina la aparición un


estímulo negativo o aversivo para que aumente una conducta determinada. No obstante,
aquello sí tienen en común es los estímulos también tendrán que estar adaptados a los
gustos de la persona.

EMOCIONES EDUCABLES

La educación emocional son todas las prácticas que llevan a que incrementemos
la inteligencia emocional, y esto es un proceso que no termina nunca. De niños somos
más receptivos a generar este tipo de habilidades. En lo educativo se puede incorporar
de muchas maneras porque es un contenido transversal. Por ejemplo, se puede analizar
situaciones anecdóticas, o en una clase de historia, qué pequeñas intuiciones o
corazonadas llevaron a un prócer a tomar decisiones en la vida. Las conquistas
materiales cotidianas tienen un soporte emocional y los próceres nos hacen entender,
comparar y darnos cuenta de que tuvieron emociones, se comprometieron, que tuvieron
que tolerar situaciones difíciles, al igual que nosotros. Humanizarlos va a dar una
esperanza a los niños para hacer algo distinto.

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