Conflicto Aproximación
Conflicto Aproximación
Conflicto Aproximación
Tipos de conflicto
No todos los conflictos son similares, ni su resolución es de igual dificultad. Existen
cuatro tipos básicos de conflicto (Coon, 1999)
Aproximación-Aproximación
Se presenta un conflicto con dos alternativas que el individuo juzga positivas. Su
resolución es sencilla, puesto que ambas opciones son deseables. El individuo se
decantará por aquella que sea más anhelada o necesaria, y es capaz de posponer
la otra opción.
Evitación-Evitación
Se presenta un conflicto con dos alternativas que la persona percibe como
negativas. Dado que ambas son indeseables, la decisión es muy difícil. En
muchos casos, es imposible -o, al menos, muy perjudicial- dejar de elegir una de
las dos opciones. Ante los conflictos de doble evitación, pueden existir reacciones
como indecisión, inacción, paralización y escape, también conocido como
“abandonar el campo” (Coon, 1999, p.460).
Aproximación-Evitación
Un conflicto que presenta una alternativa, que el individuo evalúa como poseedora
de una característica positiva y otra negativa. Es otro tipo de conflicto difícil de
resolver, puesto que produce ambivalencia (la persona experimenta a la vez
sentimientos positivos y atractivos, que no están claros). La alternativa a la cual se
enfrenta es a la vez atractiva y repelente.
Conflictos Múltiples
Se presentan dos alternativas las cuales tienen aspectos positivos y aspectos
negativos. Cada una de las opciones genera ambivalencia, por lo cual es un
conflicto de muy difícil resolución. La mayoría de los conflictos de la vida real
pertenece a esta categoría. Dado que ambas opciones son a la vez positivas y
negativas, se produce un fenómeno llamado oscilación que consiste en que,
cuando se está cerca de tomar una decisión, los aspectos negativos se hacen más
relevantes y obligan a retroceder y volver a considerar la otra alternativa.
El concepto de aproximación y evitación (Elliot y Fryer, 2008; Linnenbrink y
Pintrich, 2000). En un contexto de logro, la aproximación implica moverse hacia un
objeto valorado positivamente o mantenerse en él; por el contrario, la evitación
supone alejarse de un objeto valorado negativamente o permanecer distanciado
de él. Esta diferenciación, aplicada a las metas de aprendizaje y de rendimiento,
da origen al "esquema 2 x 2 de metas de logro" planteado por diferentes autores
(Elliot y McGregor, 2001; Linnenbrink y Pintrich, 2000). Las cuatro metas
propuestas por este modelo son: la meta de aprendizaje-aproximación, cuyo
objetivo fundamental es el de comprender y aprender lo más posible; la meta de
aprendizaje-evitación, que trata de eludir la incompetencia, el no aprender todo lo
posible; la meta de rendimiento-aproximación, que se centra en la capacidad
relativa del sujeto comparándose con los compañeros y buscando superarlos; y la
meta de rendimiento-evitación, que intenta escapar al fracaso y evitar juicios
negativos de otros.
La evitación emocional es cualquier estrategia usada para escapar de emociones
intensas, especialmente de aquellas que resultan perturbadoras, incómodas o
desagradables, y que la persona puede percibir como amenazantes y peligrosas.
(Barlow et al., 2011).
También, aunque en menor frecuencia, la evitación emocional se produce cuando
se teme perder el control de las reacciones a experiencias emocionales
placenteras o “agradables. Por ejemplo, cuando alguien se siente alegre y sin
inhibiciones, puede preocuparse excesivamente por lo que podría decir o pensar,
y sus consecuencias, de tal modo que tienda a suprimir la experiencia emocional a
priori deseable, convirtiendo un estado placentero en displacentero.
Preocupación – ansiedad
La preocupación, y en particular la preocupación excesiva o preocupación
patológica, es uno de los procesos psicológicos más estudiados, una variable
psicológica que, junto con la tendencia a la evitación emocional, más contribuye al
inicio y mantenimiento de muchos trastornos emocionales, especialmente
trastornos de ansiedad.
La preocupación, con su componente de anticipación, es el estado característico
de la ansiedad. Pero la preocupación esencialmente se dirige al futuro, es un
estado de activación que no se orienta hacia la acción, no impulsa actuaciones
concretas, ya que el peligro real no está presente aún, lo que conduce al bloqueo
momentáneo de la conducta, o impulsa conductas de evitación o huida
anticipadas.
La ansiedad es una respuesta emocional compleja cuya función principal es
impedir un potencial daño, mediante respuestas preparatorias, que se ponen en
marcha a través de la activación cognitiva (alerta psicológica), priorizando la
detección de señales y procesamiento de la información asociados a peligros
potenciales; la movilización de recursos fisiológicos (preparación para la acción) y
motores (agilidad y rapidez en movimientos) con el objetivo de hacer frente a las
posibles consecuencias negativas, reduciendo, paliando o eliminándolas.
Pero en muchas ocasiones, la preocupación se vuelve excesiva, en esa
obstinación de usar nuestra “brújula emocional” para evitar cualquier obstáculo o
dificultad, esta deja de funcionar correctamente, y confunde el norte –la búsqueda
del bienestar– con el sur –la evitación del malestar–. Utilizar la preocupación como
un método para evitar experimentar emociones desagradables, desafía la lógica
de la regulación emocional efectiva y del bienestar psicológico. Muchas personas
reconocen que se preocupan con demasiada frecuencia y en un grado excesivo y
que eso incrementa su malestar emocional. Aun así, no pueden evitar hacerlo,
sienten de algún modo que ese mecanismo de la preocupación les protege.
Un aspecto relevante en la preocupación excesiva, preocupación desadaptativa o
patológica, es la intensidad de la respuesta ante situaciones ambiguas y
potencialmente amenazantes.
La ansiedad que se siente es tan elevada que tiene más trascendencia y efecto
sobre la persona que el propio acontecimiento que la provocó, de tal modo que
adquiere mayor dimensión la ansiedad por el problema que el problema en sí. La
propia preocupación excesiva pasa a ser considerada como la amenaza principal,
contribuyendo a pensamientos de falta de control y sufrimiento, que alimentan las
emociones negativas originales.
Aplazamiento de la satisfacción
El término aplazamiento de la gratificación, hace referencia a la capacidad del ser
humano de inhibir su conducta y sus apetencias actuales en pos de obtener una
ventaja o beneficio mayor o más apetecible en un futuro. Se trata de un elemento
claramente vinculado a la motivación y al establecimiento de metas.
A pesar de que por el experimento referido en la introducción puede parecer un
concepto poco importante, lo cierto es que tiene gran relevancia en nuestra vida.
La capacidad de demora de gratificación nos permite controlar nuestros impulsos
básicos y ajustar nuestra conducta a nuestras metas y expectativas.
Del mismo modo se ha encontrado que correlaciona positivamente con un mejor
rendimiento académico, laboral y social, una mayor autoeficacia percibida y
autoestima y en general una mejor adaptación al medio, aumentado nuestra
competencia, autoestima y autoeficacia. Nos permite gestionarnos a nosotros
mismos y hacer frente a situaciones de crisis, valorar los pros y contras de
ejecutar una acción y sus consecuencias antes de hacerla, hacer frente a la
incertidumbre y a la frustración y establecer y seguir planes. La demora de
gratificación depende del autocontrol del individuo, de la capacidad de gestionar
sus recursos cognitivos y emocionales.
Variables tales como la cantidad de demora existente en la obtención del premio
mayor, el valor otorgado a cada uno de los reforzadores, el estado de necesidad o
privación del sujeto o la posibilidad de alejarse física o mentalmente del reforzados
presente desde el inicio son muy relevantes a la hora de explicar si el sujeto es
capaz o no de esperar. Lo mismo puede decirse de que la obtención de resultados
tras la espera sea fiable o solo una posibilidad.
También hay que tener en cuenta que la demora de gratificación no se da solo
ante estímulos físicos, sino que también aparece dicha demora en elementos
cognitivos, emocionales y conductuales (por ejemplo, no explotar con alguien que
nos ha enfurecido por tal de no perjudicar la relación o gestionar la situación
correctamente). Asimismo, hay que tener en cuenta que no siempre un sujeto va a
querer demorar la gratificación, sin que por ello tenga una capacidad de demora
menor que los que sí deciden esperar. O, por el contrario, un sujeto puede esperar
porque el estímulo inicial no es suficientemente apetitivo por sí solo si no se
acompaña de más (no es lo mismo que me ofrezcan cinco céntimos que veinte
euros). Es por ello por lo que a la hora de estudiar este fenómeno hay que tener
en cuenta las diversas variables implicadas con el fin de poder tener en cuenta si
la presencia o ausencia de demora se debe a que el sujeto es capaz de aguantar
y gestionar sus impulsos o bien por falta de éstos.
Los mecanismos de defensa son una parte íntegra del funcionamiento psíquico de
todo individuo y sólo se les considera patológicos cuando se abusa de ellos o
cuando son demasiado rígidos. Existen muchas clasificaciones de los mecanismos
de defensa, aquí nos basaremos en el libro de diagnóstico psicoanalítico
de McWilliams (2011)
Mecanismos de Defensa Primarios
Retraimiento
El retraimiento consiste en el relegamiento sobre uno mismo y un alejamiento de
la realidad para refugiarse dentro del mundo de las fantasías o del sueño. Un
ejemplo fácilmente observable es el de un bebé angustiado o sobre estimulado
que se protege durmiéndose. Esta defensa le permite al individuo escaparse de la
realidad dolorosa sin distorsionarla y, a diferencia de otros mecanismos de
defensa primarios, no suele generar malentendidos en la interpretación de la
realidad. Sin embargo, su uso excesivo limita considerablemente la posibilidad de
hacerse cargo de la realidad.
Negación
La negación consiste en el rechazo de aceptar que algo ocurre y se basa en la
convicción pre-lógica de “Si yo no lo reconozco, eso no sucede”. Sus raíces están
en los primeros estados ego-céntricos del desarrollo donde todo lo que es, y no
es, está en función de uno mismo. Esta defensa puede ser adaptativa en
situaciones de crisis o emergencia, donde el pleno reconocimiento de lo que
sucede sería paralizante en ese momento.
Control Omnipotente
El control omnipotente consiste en la fantasía de que la fuente de todo lo que
sucede es los deseos de uno mismo; se basa en el no reconocimiento de la
existencia separada de los demás con una voluntad diferente de la propia. En sus
manifestaciones más benignas puede aparecer como la convicción de si uno
quiere algo, lo que sea, lo puede conseguir con tal de ponerse a ello; cosa
evidentemente irreal, pero motivadora. Hacer uso de esta defensa demasiado
frecuentemente impedirá que el individuo pueda establecer relaciones de
causalidad realistas que le orientarían para alcanzar sus objetivos.
Idealización y Desvalorización
La idealización consiste en la necesidad de otorgar un valor o poder especial a
una persona de la que se depende emocionalmente y así poder asociarse con
alguien omnisciente y omnipotente que resolverá las dificultades de manera
definitiva. La desvalorización es la cara opuesta de la misma moneda y expresa la
frustración sentida cuando la realidad desmiente la idealización. Todo amor tiene
una semilla de idealización.
Proyección, Introyección e Identificación Proyectiva
La proyección es el proceso por medio del cual lo que está dentro se malinterpreta
como procedente de fuera y, en sus formas más acusadas, tiende a producir
distorsiones serias en la percepción que el individuo tiene de los demás. En sus
formas más maduras es la base de la empatía.
La introyección es el proceso por medio del cual lo que está fuera se malinterpreta
como procedente de dentro. En sus formas más problemáticas puede resultar en
la identificación con el agresor, mecanismo por el cual el individuo intentará
sobreponerse a su dolor siendo como su agresor. En sus formas más benignas es
la base de toda identificación con figuras importantes en la vida del individuo.
La identificación proyectiva consiste no sólo en la proyección de aspectos
negativos de uno mismo (con la distorsión concomitante) sino también en la
presión ejercida sobre el otro para que se comporte de manera congruente a
aquello que se proyecta. Por ejemplo, se proyecta un aspecto crítico de uno
mismo y luego uno se comporta de tal manera que se provocará la crítica en el
otro.
Escisión
La escisión consiste en la tendencia de separar el mundo y las personas en
buenos y malos; es una manera eficaz de resolver la complejidad de situaciones
confusas y amenazantes, pero siempre implica una distorsión de la realidad. Un
individuo que escinde no se sorprenderá que considera malísima la persona que
consideraba buenísima la semana pasada y tendrá dificultades de tener
sentimientos ambivalentes hacia la misma persona.
Disociación
La disociación es una manera de desconectarse de la experiencia actual, a veces
creando otra representación de uno mismo, para poder continuar existiendo en un
momento excesivamente doloroso o estimulante. El uso frecuente de este
mecanismo resultará en una visión discontinua de uno mismo, del tiempo y del
mundo que estará llena de huecos llamativos. En sus casos más severos puede
llevar la persona a sentir que tiene varios sí-mismos. En sus formas más benignas
puede ser una manera pasajera de atenuar un exceso de estimulación.
Mecanismos de Defensa Secundarios
Represión
La esencia de la represión es olvidar o hacer caso omiso de algo voluntariamente
después de haber tomado consciencia de ello; es una manera de alejar un
contenido de la consciencia por su potencial perturbador. Este proceso puede
aplicarse a una experiencia total, a los afectos conectados a la experiencia, o a las
fantasías y deseos asociados a ella.
Regresión
La regresión es el proceso inconsciente por el cual el individuo volverá a formas
de funcionamiento más antiguas, más infantiles, para evitar el conflicto o el
esfuerzo creado por el crecimiento y el cambio. Es un mecanismo común en todo
desarrollo social y emocional, que nunca progresa linealmente, sino que fluctúa
hacia delante y hacia detrás.
Aislamiento
El aislamiento consiste en la separación de los afectos de los pensamientos; se
puede pensar y tomar conciencia de un hecho, pero su significado emocional está
aislado y no perturba al individuo. Esta “anestesia psíquica” puede ser útil en
profesiones donde es necesario mantener la cabeza fría tales como la cirugía o el
ejército. Es diferente de la disociación en el sentido de que la experiencia no está
obliterada de la conciencia, sólo su componente afectivo. Su uso excesivo
conlleva la sobrevaloración del pensamiento y la infravaloración del sentimiento.
Intelectualización
La intelectualización es una forma de aislamiento que reconoce la existencia del
afecto intelectualmente pero no lo siente; el afecto es teóricamente aceptable para
el individuo, pero su expresión sigue inhibida. Es un paso evolutivo considerable
poder pensar racionalmente en una situación cargada de emoción, pero abusar de
este mecanismo truncará las dimensiones de experiencia que tienen que ver con
el juego, el sexo y el humor.
Racionalización
La racionalización consiste en encontrar razones que justifiquen un acto que sería
vivido como conflictivo sin esas razones y entra en juego cuando no se consigue
algo que se deseaba y se decide que en realidad no se deseaba tanto, o bien
cuando algo malo sucede y se decide en retrospectiva que no era tan malo. Esta
defensa permite aceptar las cosas con un mínimo de resentimiento, pero su uso
excesivo puede llevar a que todo sea racionalizado.
Compartimentalización
La función de la compartimentalización es permitir que dos condiciones conflictivas
existan sin confusión, vergüenza, culpabilidad o ansiedad conscientes. Cuando un
individuo compartimentaliza sostiene dos o más ideas, actitudes o
comportamientos que están esencialmente en conflicto sin reconocer la
contradicción.
Anulación
La anulación consiste en el esfuerzo inconsciente de compensar alguna emoción
dolorosa ––generalmente culpa o vergüenza–– con un comportamiento que lo
borrará mágicamente. Un individuo que siente (aunque no sea necesariamente el
caso) que está haciendo daño a otra persona puede intentar compensarlo
tratándole excesivamente bien de manera compulsiva, por ejemplo.
Volver contra sí mismo
Volver contra sí mismo implica redirigir hacía unos mismo aquellas emociones que
estaban dirigidas hacia otra persona; si un individuo depende de alguien poco
fiable o inestable puede ser más llevadero volver contra sí mismo la crítica y la
rabia que produce esta situación y sentirse responsable de ella que reconocer la
impotencia y la vulnerabilidad de necesitar a alguien con quien no se puede
contar.
Desplazamiento
El desplazamiento se refiere a la redirección de una emoción o impulso desde su
objeto natural a otro objeto porque expresarlo al objeto natural resultaría
demasiado angustioso. El desplazamiento permite que se descarguen cantidades
de afecto en una dirección menos peligrosa que la original o bien que está
permitida socialmente.
Formación reactiva
La formación reactiva consiste en transformar una emoción o un impulso en lo
contrario; el odio será transformado en amor, la envidia en gratitud etc. Aquellos
individuos que temen mucho sus emociones agresivas y tienen dificultades para
diferenciar entre pensar y hacer tenderán a usar formaciones reactivas para
protegerse de lo que podría sentirse como peligrosamente incontrolable.
Inversión
La inversión consiste esencialmente en transformar lo pasivo en activo; en lugar
de que el individuo se sienta pasivamente objeto de una situación dolorosa, la
invierte y se convierte en el sujeto activo de ella. Un ejemplo común de esto es la
transformación de la necesidad de depender del otro en que los demás dependan
de uno. Una buena parte de los comportamientos altruistas parten de esta
defensa.
Actuación
La actuación tiene una relación íntima con la inversión en el sentido de que se
basa en la inversión de pasivo a activo para actuar algo en la realidad que es
intolerable a nivel mental y emocional; actuando algo el individuo puede preservar
su sentimiento de capacidad y a la vez evacua una emoción dolorosa.
Sexualización
La sexualización es una manera de transformar una experiencia de terror o dolor
en excitación placentera; el miedo al abandono o el abuso, por ejemplo, pueden
ser sexualizados para que sean sentidos como experiencias gratificantes. No es
infrecuente que los individuos relativamente sanos sexualicen ciertas áreas
complejas de la vida (dependencia, agresión) para que sean más llevaderos.
Sublimación
La sublimación consiste en encontrar una satisfacción derivada y adaptativa de
aquellos impulsos que no pueden ser expresados directamente por las
prohibiciones sociales: un cirujano podría estar sublimando su agresividad; un
artista sublimaría su exhibicionismo, etc. La ventaja de la sublimación es que
permite la descarga (desplazada y transformada) del impulso en lugar de luchar
contra él.