El Aro

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El televisor se enciende solo.

Vemos a una mujer que sale de un pozo y se


acerca a la pantalla con su cabello negro y largo cubriéndole el rostro. Luego
se desata el horror. Esta se ha convertido en una de las escenas más icónicas
en la historia del cine. El Aro, tanto en su versión japonesa como americana,
es una de las franquicias más influyentes del séptimo arte. Su estilo ha sido
imitado hasta la saciedad y muchos adjudican a ella la ‘fiebre de los remakes’
que dominó el cine durante la década del dos mil y el comienzo de la época de
oro del cine de terror asiático.
Han pasado más de 20 años desde que Sadako apareció por primera vez en la
pantalla. Aunque la franquicia sigue viva, ya no goza del prestigio de entonces.
Como las modas son cíclicas, hay quienes pensaron que podían crear un
nuevo auge para este tipo de películas y trajeron de nuevo a Hideo Nakata —
director del filme original— para dar un nuevo aire al universo de El Aro.
¿Acaso lo logró?
No. El Aro: Capítulo Final no es una buena película.
Antes que nada, tenemos que hablar del estado actual de la franquicia. Años
después de la trilogía original —formada por El Aro, El Aro 2 y El Aro Cero—
se intentó aprovechar el auge del 3D con Sadako 3D y Sadako 3D 2. Estas
fueron películas que trataron de profundizar en la mitología detrás del
personaje y modernizarla, dejando atrás las cintas de VHS malditas para usar
el ‘streaming’ de videos por internet como el nuevo conducto para el terror. Sin
embargo, no recibieron mucho amor de los espectadores ni los críticos. Luego
vimos Sadako vs. Kayako, un ‘crossover’ que enfrentó a la protagonista
contra el fantasma principal de La Maldición.
Por su parte, la saga de novelas en que se basaron las películas se volvía cada
vez más extraña. Introdujo realidades simuladas, virus con conciencia propia y
seres humanos artificiales. El Aro se volvió una franquicia de nicho en
necesidad de ser reiniciada.

Así llega El Aro: Capítulo Final.  Esta es la historia de Mayu, una psicóloga
que un día debe atender a una misteriosa niña que no recuerda mucho de su
pasado. Cosas raras pasan a su alrededor y pronto queda claro que una
conocida fuerza espectral está interesada en la pequeña. Mientras tanto, su
hermano Kazuma busca recuperar su popularidad como youtuber haciendo
historias de terror. Entra a un edificio en el que un incendio acabó con la vida
de varias personas y captura en video algo aterrador.
Este filme tiene dos problemas graves. El primero es que no es un buen punto
de entrada a la franquicia para un nuevo público. Para entender su trama hay
que tener un conocimiento casi enciclopédico sobre Sadako y su maldición. El
guion reduce la explicación de la mayoría de sus elementos a un par de frases
y asume que los espectadores saben qué es lo que está pasando. Las cosas
no son más fáciles para quienes conozcan los conceptos básicos de la saga.
¿Por qué Sadako ya no necesita que vean el video para matar? ¿Por qué
persigue a esta pequeña niña? ¿Qué significa la cueva de la playa? ¿Cuál es
su relación con la luna? A los no iniciados, todos estos elementos les
parecerán puestos al azar. De hecho, varios de ellos lo están.

En algún momento se sugiere que la maldición de Sadako se está propagando


a otros videos de internet, pero nunca se muestra cómo se desarrolla esto ni
qué importancia tiene. Un personaje demuestra tener poderes psíquicos que
apenas tienen influencia en la trama y se presentan nuevos detalles sobre el
pasado de Sadako que no solo son inexplicables, sino que contradicen otras
cosas que sabíamos sobre la saga.

En una de las primeras escenas,  un personaje dice algo sin contexto que
parece existir solo para explicar con anterioridad toda la trama. Está tan fuera
de lugar que me hace sospechar que fue puesto allí por los traductores para
que el público no se perdiera.
¿Cuál es el segundo problema? Que tampoco es un filme hecho para fanáticos
de El Aro. Todas las escenas, situaciones y sustos resultan terriblemente
familiares. Incluso se repite una de las escenas más icónicas de la franquicia, a
pesar de que no tiene lógica dentro de la situación actual. Está allí como un
simple homenaje forzado. Aunque tiene un par de buenos momentos de
tensión y miedo, no son novedosos.
Lo verdaderamente triste es que había potencial en El Aro: Capítulo
Final.  Kazuma podía ser un buen conducto para hacer una crítica a la cultura
de internet que exige a los creadores de contenido hacer estupideces y correr
riesgos innecesarios para mantener su popularidad. También hay una
subtrama sobre el trauma de los niños que son abandonados que podía
haberse convertido en un emotivo trasfondo para los personajes. Pero no se
hace nada interesante con estos elementos. En el tercer acto se usa de nuevo
la intrigante iconografía sintoísta de la saga, pero llega muy tarde.
No puedo recomendar El Aro: Capítulo Final  a nadie. Los que no estén
familiarizados con el cine de horror asiático la encontrarán aburrida y extraña,
mientras que los fanáticos de la saga y el género no encontrarán nada nuevo.
Sadako merece un regreso triunfal a la cultura popular, pero parece que habrá
que seguir esperando.
El Aro: Capítulo Final

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