Estudio Ayuno Isaías 58
Estudio Ayuno Isaías 58
Estudio Ayuno Isaías 58
b. Primero, Dios describe las apariencias: Que me buscan cada día, y quieren saber
mis caminos. En la superficie, parece que el pueblo de Dios lo amaba y que le eran
devotos. Ellos tenían la reputación de gente que hubiese hecho justicia, y ellos se
veían como personas que no hubiese dejado la ley de Dios.
c. ¿Por qué ayunamos… y no hiciste caso? Con esta superficie espiritual, ellos sentían
que Dios no había sido justo con ellos. “Señor, hemos ayunado, pero tú aun no
contestas nuestras oraciones. ¿Qué acaso no sabes que buscamos cada día, y que
no hemos dejado tu ley, hecho justicia, y queremos acercarnos a ti? ¡Y aun así no
respondes a nuestras oraciones!”
He aquí que en el día de vuestro ayuno buscáis vuestro propio gusto, y oprimís a todos
vuestros trabajadores. He aquí que para contiendas y debates ayunáis y para herir con
el puño inicuamente; no ayunéis como hoy, para que vuestra voz sea oída en lo alto. ¿Es
tal el ayuno que yo escogí, que de día aflija el hombre su alma, que incline su cabeza
como junco, y haga cama de cilicio y de ceniza? ¿Llamaréis esto ayuno, y día agradable
a Jehová?
a. He aquí que en el día de vuestro ayuno buscáis vuestro propio gusto, y oprimís a
todos vuestros trabajadores: Suficiente con esta falsedad; ahora Dios expone la
realidad. La realidad es que su pueblo no ayunaba con el corazón correcto, y solo lo
hacían como un ritual vacío. La realidad era que incluso en los días en los que
ayunaban, ellos explotaban a sus trabajadores. Dios no aceptaba su ayuno cuando
este no está conectado a un sincero corazón de obediencia.
i. “¡Como puede cualquier nación pretender que ayuna o adora al Señor en lo
absoluto, o atreverse a profesar que ellos creen en la existencia de tal ser, cuando
ellos continúan con la práctica de la esclavitud, y el tráfico de almas, sangre, y con
los cuerpos de los hombres! Oh ustedes bribones, son peores que hipócritas,
remuévanse las máscaras de su religión; y no hagan más profunda su perdición al
profesar nuestra fe en El Señor Jesucristo, ¡Cuando continúan con su tráfico!”
(Adam Clarke, escrito en 1823)
b. He aquí que para contiendas y debates ayunáis y para herir con el puño inicuamente:
Ellos ayunaban por sus necesidades, ciertamente; pero necesidades egoístas como
“Señor, ayúdame a ganar este argumento.” “Señor, ayúdame a derrotar a esta
persona.” Aunque su oración estaba acompañada del ayuno, seguía siendo una
egoísta, e incluso impía oración – así que Dios no la respondía.
c. No ayunéis como hoy, para que vuestra voz sea oída en lo alto: El propósito de su
ayuno era para glorificarse a sí mismos, para hacer que su voz sea escuchada en lo
alto. Dios dice, “No más. No ayunéis como hoy.”
d. ¿Es tal el ayuno que yo escogí? El tipo de ayuno que El Señor reprende aquí es un
ayuno hueco, vacío, para aparentar, sin ninguna sustancia espiritual detrás de él.
Este no es el tipo de ayuno que El Señor había escogido. A pesar de que ellos
hacían todas las cosas correctas del ayuno (que incline su cabeza como junco… y
que haga cama de cilicio y ceniza), Dios ni siquiera llama a esto ayuno.
i. Las personas del tiempo de Isaías tenían el mismo problema que los fariseos en
los días de Jesús. Ellos confiaban en rituales vacíos, sin contar en la realidad
espiritual. El verdadero ayuno – ayuno que está acompañado de un verdadero
arrepentimiento, y que no solo se trata de aparentar – tiene un gran poder delante
de Dios (Mateo 17:21). Pero Dios ve a través de los hipócritas y vacíos rituales
religiosos, incluyendo el ayuno. En la parábola de Jesús de los fariseos y los
publicanos, Él le dice a los fariseos que se auto justificaban un punto especial
cuando se refiere a que ellos decían, “Nosotros ayunamos dos veces a la semana”
(Lucas 18:9-14).
a. ¿No es más bien el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad?: Dios le
dice a su pueblo, “Si ustedes quieren ayunar de la forma que me place, empiecen
por arreglar las cosas con sus hermanos y hermanas. Dejen de oprimir a los demás,
y vayan y ayuden a otros.”
b. Primero, tenían que dejar de actuar de forma impía con los demás (Desatar las
ligaduras de impiedad… soltar las cargas de opresión… dejar ir libres a los
quebrantados… romper todo yugo). Ponerse a cuentas con Dios empieza por dejar
de hacerles mal a otras personas.
c. Entonces, ellos tenían que empezar a actuar en amor hacia los demás (partir el
pan con el hambriento… cubrir a aquellos que no tienen ropa, y que no te escondas de
tu hermano). Ponerse a cuentas con Dios continua con hacer acciones de amor a
otras personas.