La Armadura de Dios
La Armadura de Dios
La Armadura de Dios
Veamos una corta descripción de cada una de las partes de la armadura que Dios ha
puesto a nuestra disposición.
1. El cinturón de la verdad
Manténganse firmes, ceñidos con el cinturón de la verdad...
(Efesios 6:14 a)
El cinturón que llevaban los soldados era ancho y servía para mantener la túnica interior en
su lugar a la vez que protegía y daba soporte al cuerpo. De esa misma forma el cristiano
debe conocer la verdad sobre quién es en Jesús y vivir una vida íntegra que honre su
posición en Cristo.
El diablo intentará engañarnos con sus mentiras para que fallemos, dudemos o
comprometamos nuestra identidad. Debemos permanecer firmes en la verdad de que
somos hijos de Dios, transformados por él y salvados de la muerte eterna. Nada ni nadie
nos arrebatará de su mano (Juan 10:28).
Cómo usar el cinturón: llena tu mente y tu corazón con la verdad de la palabra de Dios.
Cultiva una amistad profunda con Dios a través de la oración. Fortalece tu espíritu cada día
alabando a Dios y pasando tiempo con él. Vive una vida íntegra y sé veraz en todas tus
acciones y palabras.
2. La coraza de la justicia
...protegidos por la coraza de justicia...
(Efesios 6:14 b)
La coraza iba enganchada al cinturón y protegía órganos vitales. Una herida en el pecho
puede ser mortal y por eso el soldado debe cubrirlo bien. Así mismo debemos vestirnos con
la justicia de Dios que tenemos a través de Jesús. Somos justificados por nuestra fe en
Cristo (Romanos 5:1-3). La batalla contra las tentaciones y el pecado no la ganamos por
nuestra propia justicia. La ganamos recordando quiénes somos en Jesús y manteniéndonos
firmes en esa realidad.
Cuando Dios nos mira él ve a Jesús en nosotros. Nosotros también debemos enfocarnos en
la obra de Dios en nuestras vidas, mantener nuestros ojos puestos en Jesús, no en nuestro
pasado sin él, en nuestras emociones o en los errores que cometemos.
Cómo usar la coraza: recuerda tu identidad en Cristo, que gracias a él has sido justificado y
perteneces a Dios por la eternidad. No creas las acusaciones del enemigo cuando trae a tu
mente los pecados del pasado como si definieran tu presente. Tampoco creas cuando te
dice que no puedes vencer una tentación. Pide a Dios que te ayude a verte como él te ve, a
recordar el poder que él te concede para vencer y a actuar siempre como él desea que lo
hagas.
Los pies necesitan estar bien protegidos para avanzar en la batalla. El enemigo puede
colocar objetos cortantes o trampas para hacernos caer y evitar que avancemos. Su meta
es impedir que salgamos a proclamar el evangelio de la paz. Puede atacar con tentaciones,
complejos, sentido de inferioridad, ansiedad, gente que se burla... la lista es larga. Pero en
Cristo nuestros pies están firmes y dispuestos para llevar el evangelio de la paz. Damos
pasos y ganamos terreno (vidas) para el reino de Dios porque él nos capacita y porque
nosotros mismos hemos experimentado su paz.
El reino de Dios es uno de justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo (Romanos 14:17). Ese es
el mensaje que debemos proclamar. Sí, es cierto que es una guerra, pero las armas que
Dios nos da no son de este mundo y pueden parecer ilógicas. No ganamos imponiendo o
alterándonos; ganamos viviendo llenos de su paz y llevándola a todos los que nos rodean.
Cómo usar el calzado: Permite que la paz de Dios llene tu corazón cada día. Pasa tiempo
con Jesús y fortalece tu espíritu. No dejes que las trampas del enemigo impidan tu avance y
efectividad. Afirma tus pies, pide a Dios que te de valentía y comparte su evangelio de paz
con todos los que te rodean.
4. El escudo de la fe
Además de todo esto, tomen el escudo de la fe, con el cual pueden apagar todas las flechas encendidas
del maligno.
(Efesios 6:16)
Aquí Pablo no solo menciona la parte de la armadura sino que también nos dice para qué la
usaremos. El escudo al que se refiere era uno grande que cubría y protegía toda la parte
delantera del soldado. Era resistente y estaba cubierto de cuero porque a veces el enemigo
atacaba con flechas encendidas y el cuero actuaba como aislante protector.
Una de las armas que el diablo usa con frecuencia es la duda. Nos incita a dudar del poder,
el amor o la bondad de Dios. Al ejercitar nuestra fe y afirmarnos en lo que sabemos sobre
Dios y su obra en nosotros, esos ataques pierden su efectividad y avanzamos en nuestro
andar con Jesús.
Cómo usar el escudo: alimenta tu fe leyendo y memorizando la palabra de Dios, pasa
tiempo con Dios. Llena tu mente de la verdad sobre él y sobre quién eres en él para que
puedas usar esa verdad cuando lleguen las dudas.
5. El casco de la salvación
Tomen el casco de la salvación...
(Efesios 6:17 a)
El casco protege la cabeza. Nuestra mente debe estar llena de la certeza de nuestra
salvación. Hemos de vivir cada día la vida que Dios quiere que vivamos como hijos suyos,
anclados en esa certeza y con nuestros corazones llenos de gratitud.
Somos "linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo que pertenece a Dios, para
proclamar las obras maravillosas de aquel que nos llamó de las tinieblas a su luz admirable"
(1 Pedro 2:9). Esa es nuestra realidad y ese es nuestro propósito. No permitamos que el
diablo ponga en nuestras mentes dudas sobre nuestra salvación. Somos salvos por la fe en
Cristo (Gálatas 3) y nadie nos puede arrebatar esa salvación.
Cómo usar el casco: Recuerda que eres salvo por la fe en Jesús y eso nadie lo puede
cambiar. Vive en confianza y en obediencia la vida que Jesús desea para ti. Combate con la
palabra de Dios las dudas sobre tu salvación o las tentaciones a sentir que no mereces su
amor o su perdón. Él te ama, te salvó y eres suyo por la eternidad.
Esta es la única arma de ataque, las otras son más bien defensivas. La espada sirve tanto
para la defensa como para atacar al enemigo. La palabra de Dios alumbra nuestro camino
(Salmo 119:105) e ilumina nuestras mentes con la enseñanza del evangelio. Con la espada
del Espíritu nos defendemos y hacemos frente a los ataques del enemigo (mentiras,
engaños) a la vez que le atacamos con la verdad. Recordemos el ejemplo de Jesús cuando
fue tentado, cómo usó la palabra de forma efectiva para vencer las tentaciones del diablo
(Mateo 4).
"Ciertamente, la palabra de Dios es viva y poderosa, y más cortante que cualquier espada de dos filos.
Penetra hasta lo más profundo del alma y del espíritu, hasta la médula de los huesos, y juzga los
pensamientos y las intenciones del corazón."
(Hebreos 4:12)
Combatimos los malos pensamientos, las dudas y las enseñanzas falsas llenando nuestra
mente con el mensaje de la Biblia. El diablo intentará engañarnos, pero si conocemos bien
la palabra de Dios podremos afirmarnos en la verdad y continuar activos en la batalla sin
temor.
Cómo usar la espada: Estudia la Biblia, memorízala, aprende a usar la palabra de verdad
de forma efectiva. Combate las mentiras con su verdad. Guarda la palabra de Dios y vive
una vida acorde a lo que él pide.
El soldado cristiano se prepara para la batalla, se fortalece y recibe sus órdenes a través de
la oración. La comunicación con Dios, nuestro Comandante, debe ser constante para
fortalecernos y recibir sus órdenes con la estrategia que debemos seguir.
No solo debemos orar por nuestras luchas, retos o dificultades, sino que debemos apoyar a
nuestros hermanos en oración. Si vemos a algún hermano luchando contra un pecado o
duda, o si está pasando por sufrimiento o persecución, debemos apoyarle con nuestras
oraciones y animarle.
¿Quieres vencer en esta guerra espiritual? Vístete cada día con la armadura de Dios, pasa
tiempo en oración delante de él, estudia su palabra y mantente alerta frente a los ataques
del enemigo.