Reaccion en Cadena
Reaccion en Cadena
Reaccion en Cadena
ESPÍRITU
Serie “Gloria en Lugar de Ceniza” Parte IV
George H. Warnock
“Porque la ley del Espíritu de Vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del
pecado y de la muerte” Romanos 8:2
“Para que así como el pecado reinó para muerte, así también la gracia reine
por la justicia para vida eterna mediante Jesucristo, Señor nuestro” Rom. 5:21
Contenidos
Introducción
Capítulo 1 – Este Evangelio del Reino
Capítulo 2 – Una reacción en cadena de muerte
Capítulo 3 – Reacción en cadena de la Ley de Vida
Capítulo 4 – Dos hombres – Dos Reinos
Capítulo 5 – Descubriendo nuestra Cruz
Capítulo 6 – Dirigidos por el Espíritu de Dios
Capítulo 7 – La Ley de Vida en nuestro Señor Jesús
Capítulo 8 – La ley de Vida en la Iglesia primitiva
Capítulo 9 – El Deseo de Dios para la Iglesia de los Últimos Días
Capítulo 10 – Reacción en Cadena en Jezreel
Capítulo 11 – La luz de Siete Días en uno solo
Capítulo 12 – ¡Rasga los cielos, Oh Señor, y desciende!
Cuando el Cielo toca la Tierra
INTRODUCCIÓN
Ama a los ungidos amados de Dios que están haciendo lo mejor que pueden, de la
mejor manera que saben, y buscando servir a Dios en un reino que se tambalea.
Sabemos que va a ser un régimen de vida muy corta, y queremos animar a los que
están comenzando a reconocer que Dios ciertamente tiene que tener un medio mejor.
En ningún momento intentó David echar abajo el tambaleante reino de Saúl, aunque
tuvo una gran oportunidad de proceder así. Sabía que Dios tenía unos planes mejores
y sabía que él era parte del nuevo orden de Dios, aunque en momentos de gran
prueba y conflicto, a menudo sentía que iba a ser borrado de la faz de la tierra.
Cuando el viejo reino cayó y Saúl y Jonatán fueron matados, esto fue causa de un
gran lamento para David. Amaba sinceramente a estos dos ungidos de Israel, y en
ningún momento hubo una expresión de humildad ficticia cuando se sentó y compuso
“El cántico del arco”, en memoria de Saúl y Jonatán. Fue sincero. Amaba al pueblo
de Dios... incluso al pueblo rebelde de Dios. Fue completamente devastador ver como
los ungidos de Dios caían en la batalla, y como su reino era sacudido:
Lo inevitable tuvo lugar. Y con todo lo inquietante que fuese, era el comienzo de un
nuevo día para Israel. No habían de ser esparcidos como Saúl y su ejército en las
montañas de Gilboa, como ovejas que no tienen pastor. Dios había estado preparando
a un nuevo pastor, una nueva clase de liderazgo, rechazado y despreciado hasta esa
hora, pero preparado del Señor para un lugar de gobierno amoroso en el reino de
David. No era un régimen autoritario de una sola voluntad dando lugar a otro. Era un
liderazgo rebelde dando lugar al liderazgo del Santo de Israel. Es evidente por todos
los salmos proféticos de David, que su papel como “pastor de Israel” era el de volver el
corazón del pueblo al Señor, y no meramente a convertirlo en un regimiento para Sus
propios propósitos.
Aquí se revela una de las debilidades fundamentales del presente sistema de iglesia.
Opera mucho de la misma forma que en el mundo. Los líderes son dependientes de
otras personas para su sostenimiento, son votados por el pueblo y tienen que dar
cuentas a otras personas para cualquier cosa que quieran hacer. Y por estar sujetos a
la presión de la gente, en muchos casos es como si tuvieran que comprometerse, si es
que quieren mantener a la gente contenta. Para mantener una apariencia de unidad en
su reino, Saúl tuvo que ceder a la presión del pueblo. Él estaba preparado para esa
labor, y creo que esa es la razón por la que Dios le levantó como rey. El pueblo
estaba mentalizado de esa forma, y Dios simplemente les dio un rey que fuera
compatible con las riendas equivocadas de sus propios corazones.
No obstante, había muchos hombres temerosos de Dios en Israel que anhelaban algo
mejor. Los genuinos no abandonaron a Saúl por David. Muchos siguieron con Saúl
hasta su amargo final. Pero cuando el viejo reino empezaba a desmoronarse,
reconocieron lo que Dios estaba haciendo, y comenzaron a dirigirse en gran cantidad
hacia el reino de David. Lo mismo es hoy evidente en toda la tierra. Hay muchos que
aman a Dios sinceramente ahí fuera y que no pueden encontrar verdadero descanso
en el viejo régimen. Muchos se están cansando de todo esto, pero no parecen saber
que hay otro camino, sino aquel en el que nacieron. Si sus corazones se abren,
encontrarán su verdadero lugar en el Cuerpo de Cristo, en el Reino de Dios, donde
también podrán entrar en Su santuario, y sentarse ante el Señor, y decir:
Por favor, entended que en todo lo que estamos diciendo en este escrito ahora, no
estamos de ninguna manera criticando a los siervos de Dios que están haciendo
fielmente lo que sienten que Dios les ha dicho que hagan. Pero Dios quiere que
sepamos que el presente sistema en la Iglesia no es la forma, y que ÉL lo va a
convertir en la nada. El corazón de Dios se entristece por la forma en que el hombre
ha usurpado la autoridad del Espíritu Santo, y robado a Cristo de su Señorío en medio
de Su pueblo. Quiere que sepamos que ÉL se está levantando de su santa morada
para tratar con la voluntad del ego, y la rebelión de Su pueblo. Viene en gran poder y
autoridad—para “arrancar, destruir, arruinar y derribar.” Pero ese no es el fin de ello. El
propósito de Dios es muy positivo: “EDIFICAR, Y PLANTAR” (Jer. 1:10).
Edificar un templo para Su gloria, y—plantar un jardín que florecerá con el fruto del
Espíritu.
Este escrito surgió de hecho, del anterior, llamado, “El viaje de la novia”. Antes de
terminar ese escrito, me encontré involucrándome en este asunto de interacción en el
Cuerpo de Cristo, y la reacción en cadena de los movimientos de Dios que surgen de
ello. Iba a dejarlo como un capítulo al final del libro, hasta que recibí la confirmación de
que había de haber otro escrito, cubriendo el asunto de forma más completa.
Sé que hay repetición en este escrito, pero no siento que pueda evitarlo. El camino de
la verdad es el de repetir una y otra vez, pero cada vez que la Palabra viene, ha de ser
fresca y nueva. Es como lluvia del cielo—viene una y otra vez, pero siempre es fresca
y trae vida ¡SI VIENE EN LA ESTACIÓN CORRECTA! De esta forma, en el patrón de
la Verdad, el método de Dios es repetirlo una y otra vez, no porque el pueblo de Dios
no lo sepa, sino porque lo saben. Esto es lo que Juan dijo al escribir palabras de amor
y verdad al pueblo de Dios:
“No os he escrito porque ignoraseis la verdad, sino porque la conocéis...” (1ª Juan
2:21)
Porque la verdad imparte vida cada vez que brota; y el conocimiento tiene que dar
lugar a la verdad antes de que pueda tener significado y de ser liberadora. Si se trata
de una mera repetición de conocimiento, matará cada vez más; pero si, como la lluvia
y el sol, viene a tu corazón en las estaciones del crecimiento, nutrirá y bendecirá y se
descubrirá en tu vida con la hermosura del Cristo viviente.
--George H. Warnock—
Contenidos
Gloria en Lugar de ceniza Parte IV – Reacción en cadena en los ámbitos del Espíritu – George
H. Warnock
En este escrito queremos hablar de la dinámica espiritual del evangelio del Reino de
Dios. El Evangelio del Reino es mucho más que un “mensaje”. Nuestro Señor Jesús
prometió a Sus discípulos que habría una poderosa demostración del evangelio del
Reino antes de que llegara el fin. ESTO HA DE SUCEDER TODAVÍA:
“Y será predicado ESTE evangelio del Reino en todo el mundo para testimonio a las
naciones. Y entonces vendrá el fin” (Mateo 24:14)
Fíjate que Él dijo: “ESTE evangelio del Reino”. Pienso que habría que estar
absolutamente ciego para pensar que nuestro Señor estaba hablando sobre el tipo de
predicación del evangelio que surge generalmente de la Iglesia en esta hora.
Ciertamente habla de la clase de evangelio que radiaba de Su ministerio y del de Sus
apóstoles, pero no de la clase estéril que surge hoy de muchos púlpitos, y a través de
los medios de comunicación de la radio y la televisión. “ESTE” evangelio del Reino es
mucho, mucho más que un mensaje. Es una Palabra dinámica que obra
poderosamente en los corazones de quienes lo escuchan:
Las escuelas bíblicas y seminarios pueden dar mucha instrucción en las escrituras.. Y
Dios ciertamente quiere que conozcamos las Escrituras. Pero salir a las naciones con
este conocimiento y entendimiento, y predicarlo a los hombres y mujeres, NO ES LA
PREDICACIÓN DEL EVANGELIO DEL REINO. El evangelio de Pablo era mucho más
que todo eso:
La sed de conocimiento y entendimiento del hombre ha sido insaciable desde que sus
padres participaron del “árbol del conocimiento del bien y del mal”. De alguna manera,
incluso en la Iglesia, si sabemos lo que Dios ha dicho, tenemos el sentir de que
conocemos la verdad. Pero la verdad es una obra dinámica de Dios en los corazones
de hombres y mujeres. La letra de ello la hallamos en la Biblia, cierto---y amamos la
Palabra escrita. Pero ha de ser profundamente grabada dentro de nosotros, y brotar
de nuestros corazones en un poderoso obrar de Su Espíritu antes de que conozcamos
a Dios realmente, y antes de que podamos verdaderamente declararle, y darle a
conocer a los demás.
La gran comisión, como se llama (“Id por todo el mundo...”) nunca se le dio a la Iglesia
como una orden de organizar programas misioneros. Fue dada a un puñado de Sus
discípulos que caminaron con Él y aprendieron Sus caminos. Pero incluso entonces,
ellos no estaban equipados. Primero tenían que detenerse en Jerusalén, su casa,
hasta que “fueran revestidos del poder de lo alto” (Luc. 24:49). Incluso entonces,
habiendo recibido este poderoso bautismo de fuego, continuaron quedándose en
Jerusalén--- por cuántos años no sabemos exactamente--- esperando el tiempo de
Dios. Evitemos acusarles de letargo, negligencia o cobardía. Se enfrentaron a las
tormentas de la persecución y se quedaron en Jerusalén incluso cuando la iglesia
estaba siendo dispersada a lo lejos y a lo ancho (Lee Hechos 8:1). ¿Por qué no
obedecieron al Señor y no “fueron a todo el mundo ni predicaron el evangelio”? Lo
hicieron, pero caminaron con Dios, conocieron a Dios, y supieron que Él tenía un
tiempo para cada cosa, y un camino, y que ellos tenían que andar en por ese camino.
Habían aprendido mucho del camino de Dios al andar con Su Señor. Sabían que
tenían que esperar el TIEMPO de Dios.
Cuando yo recibo alguno de estas hojitas que vienen por correo, las tiro a la papelera
inmediatamente. “No puedo ir al campo misionero, pero aquí incluyo mi donación de
$___ para ayudar a alguien que si pueda”.
No esto y diciendo que lo que sucedió en Antioquía deba ser de ningún modo un
patrón para la Iglesia. Porque Dios siempre se mueve de forma distinta, como Él
quiera. Simplemente enfatizamos que Dios quiere hablar muy claramente a Su pueblo
en esta hora, como lo hizo en sus principios.
Sé que hoy todo es tan distinto. No se espera más que el Espíritu Santo pueda hablar
de esta forma tan enfática. PERO EL ERROR GARRAFAL DE LA IGLESIA SE BASA
EN ESTE MISMO HECHO, QUE SI DIOS YA NO HABLA CLARAMENTE,
SIMPLEMENTE HAREMOS LO MEJOR QUE PODAMOS SIN ESCUCHAR SU VOZ.
Incluso se enseña que es nuestra responsabilidad actuar con valentía sin esperar en
Dios—esperar con tal intensidad de entrega y devoción, que sabemos que no nos
atrevemos a salir, a menos que escuchemos de Él. Tenemos un derecho, una
responsabilidad, de saber cual es la voluntad del Señor. “Por tanto, no seáis
insensatos, sino entendidos de cual sea la voluntad del Señor.” (Efesios 5:17). Si Dios
quiere que tengamos este entendimiento, entonces tenemos que buscarlo y esperar
hasta saber a ciencia cierta cual es la voluntad del Señor. No niego que pueda haber
períodos de perplejidad, mientras luchamos por conocer claramente lo que Él esta
diciendo. Pero todo esto es parte del proceso de aprendizaje. En esos momentos, es
importante que aprendamos la paciencia y la confianza, en lugar de actuar con prisa.
El espíritu de la prisa generalmente se mueve en la dirección equivocada. Jesús dijo
que si caminásemos con Él en su yugo, encontraríamos reposo para nuestras almas.
Un corazón dividido
Saúl estaba preparado para hacer lo que Dios le dijera siempre que no pusiera en
peligro su reputación o su posición exaltada a los ojos del pueblo. Temía que no
siguieran junto a él si obedecía completamente la palabra del SEÑOR, y esto es lo que
precisamente se convirtió en su caída.
En la batalla con Amalec, Saúl recibió una clara palabra de Dios. “Ve pues y hiere a
Amalec, y destruye todo lo que tiene...” (1ª Sam. 15:3). Saúl estaba confiado en que
había hecho lo que Dios le había dicho que hiciera. “Yo he cumplido la Palabra de
Jehová” (vs. 13), fue su confiada jactancia. Pero, ¿Qué tenía que decir el profeta?
“¿Por qué, pues, no has oído la voz de Jehová...?” (vs.19). ¿Cuál era el problema?
¡Un corazón dividido! Haría la voluntad de Dios y destruiría a los amalecitas, pero no
las cosas buenas que pertenecían a los enemigos de Dios. Eso sería tan poco
razonable. ¡Guardaría esas cosas como una ofrenda para Dios! (lee 1ª Sam. 15:15).
¿Suena esto del todo familiar? Queremos ciertamente hacer la voluntad de Dios, pero
no si deja de tener sentido—no si ofende a demasiada gente. Podemos salir con cien
opciones si convertimos el hacer la voluntad de Dios en un asunto condicionado. Pero
si llegamos, y cuando lleguemos al lugar en el que hacer la voluntad de Dios, sea
nuestro único y exclusivo deseo, entonces no hay opciones.
No estoy sugiriendo en modo alguno que estos deseos sean necesariamente malos en
sí mismos. Incluso pueden ser fruto de un cierto conocimiento de lo que Dios ha
revelado para la vida de alguno. Pero cualquiera que sea el caso, no mostrarlas en tu
mano al Señor y decir; “Señor, quiero hacer Tu voluntad, pero Tú me prometiste esto,
Señor, no puedo ir por donde me estás guiando porque entonces Tu promesa no
podría cumplirse.” No, no acusaríamos descaradamente a Dios de romper Sus
promesas. Pero eso es exactamente lo que Él escucha cuando en los rincones
secretos de nuestros corazones, se alarga una oposición al camino de Dios, si implica
la cancelación de todos nuestros planes y ambiciones en la vida.
¿Cuál es la profundidad de nuestro amor? ¿No podemos dejar todo lo que sabemos a
cerca de sus promesas, por causa del amor por el Dios que nos dio precisamente
esas promesas? Dios dijo a Abraham que hiciera eso exactamente: que pusiera sobre
el altar del holocausto la misma promesa que Dios le había dado, y Abraham
obedeció—SIMPLEMENTE PORQUE AMABA A DIOS MAS QUE A LAS PROMESAS.
Al mismo tiempo, sabía que el Dios que había prometido, sería fiel en hacer lo que
había dicho, y devolvería la vida a su hijo otra vez—si fuera necesario—por el poder
de la resurrección.
Vamos a enfatizar mucho este asunto de la voluntad de Dios porque creo que es de
vital importancia en esta hora, caminar en Su explícita voluntad. Estoy confiado que
Dios está cogiendo a un pueblo que llegará a tal entrega a Él, que podrá usarlos para
la revelación de Sus maravillosos planes y propósitos para esta hora. No estamos
hablando de llegar al lugar de tal entrega al Señor, que sepamos explícitamente lo que
Él quiere que hagamos. Porque cuando Dios encuentra a esta clase de gente para Él,
“Él podrá enviarlos con poder y unción para hacer CUALQUIER COSA que Él quiera
que hagan, y NADA SERÁ IMPOSIBLE a este pueblo dispuesto.
Dios nos dice acerca de este Día de Su Poder, y nos deja saber que Él está
preparando a un “pueblo dispuesto” para esa hora—un pueblo que será contado digno
de moverse en el esplendor y la gloria del Rey exaltado que reina desde Sión:
Pero antes de continuar con este pensamiento, queremos considerar brevemente, solo
para formar un contexto, el Día del Poder del hombre, y a dónde nos ha llevado.
A principios del inicio de este siglo, un científico muy conocido de nombre Albert
Einstein, surgió con una notable fórmula. La historia ha probado que su fórmula era
correcta, pero durante muchos años, solo fue una “teoría”. La expresó mediante una
sencilla ecuación:
E = MC²
Que traducido, significa:
Bien, esto no deja de ser bastante incomprensible para todos nosotros, pero en
aquellos días, tuvo un gran impacto en el mundo científico. Era una teoría, que si fuera
cierta, llevaba en sí un tremendo potencial para la liberación de la energía, una
energía que la humanidad jamás había soñado. Nadie estaba seguro si era válida
hasta que otros científicos la desarrollaron, y de ella surgió lo que se conoce por
“energía nuclear”, que ha revolucionado el ámbito del poder y de la energía, y muy
particularmente en lo que se refiere a los recursos militares de las naciones. Las
implicaciones asombrosas de este descubrimiento han aterrorizado a toda la familia
humana, y por causa de ella, el mundo entero se encuentra al borde de la aniquilación.
Hay dos clases de reacciones en cadena nucleares, una es la fisión nuclear, como la
que se produce en la bomba atómica, y en la que los átomos se dividen, y con cada
división del átomo, hay una liberación de la energía una y otra vez, hasta que se
produce una explosión enorme de muerte. Pero en la segunda clase, la fusión nuclear,
hay incluso una mayor liberación de energía, cuando una partícula se fusiona con otra,
y después con otra, y después con otra, liberando una clase de energía que incluso
ahora, se produce en el sol. Se dice que el núcleo solar es un poderoso reactor
nuclear y que lo que el hombre ha producido con la bomba de hidrógeno, es una
réplica diminuta del mismo proceso de fusión que ha estado produciéndose en el sol—
no sabemos a lo largo de cuantos milenios.
“La producción de energía será eficiente y limpia, las actuales plantas nucleares serán
envueltas en cristal y enterradas. Los árabes harán comercio con sus Rolls Royces a
cambio de camellos. El golfo pérsico no tendrá ningún valor estratégico. Los
automóviles se moverán con baterías eléctricas, cargadas con energía producida por
el hidrógeno. El cobre, el aceite, la gasolina y por supuesto, la fisión nuclear, serán el
historia del pasado...”
Pero el hombre sueña con logros aún mayores, si descubriera, y cuando descubriera
como transformar grandes cantidades de masa en energía, de forma controlado y
sostenida. Otro científico lo expresa así:
“Así, habría muy pocas cosas para el hombre que fueran inconcebibles de lograr para
él, desde cambiar las condiciones climáticas en su planeta, hasta empujar a otros
planetas a nuevas órbitas alrededor del sol”.
Todo esto puede sonar muy interesante, tan CORRECTO a los ojos del hombre. Pero,
¿Qué tiene Dios que decir de los caminos del hombre?
“Hay camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es camino de muerte.”
(Prov. 14:12)
Dios dice que el camino del hombre termina en muerte. Dios dice que no hay manera
por medio de la cual el hombre pueda apartarse de la ley del pecado y de la muerte, la
cual ha derribado al familia del HOMBRE—NINGÚN CAMINO, SINO SOLO EL
CAMINO QUE DIOS MISMO HA PRODUCIDO A TRAVÉS DE LA CRUZ Y DE LA
RESURRECCIÓN, POR LA LEY DEL ESPÍRITU DE VIDA EN CRISTO JESÚS.
Cuando los hombres, en su rebelión, pretendieron edificar una ciudad y una torre que
alcanzara los cielos para hacerse un nombre para ellos mismos, Dios dijo que era
suficiente; descendió y esparció a la muchedumbre. (Gén. 11:9).
¿Qué supones que Dios está pensando cuando los hombres comienzan a especular
sobre el cambio climático de la tierra, sobre relanzar planetas a otras órbitas? Puedes
estar seguro de que Dios va a descender de nuevo, y va a anular la sabiduría del
hombre.
Tengo un cuadro que saqué de un periódico hace unos años, preparado por hombres
que entendían la situación en lo referente a armamento nuclear de las naciones.
Muestra en gráfico como las armas nucleares de todas las naciones combinadas es
igual a 6000 veces la potencia armamentística de todas las naciones que se
involucraron en la 2ª Guerra Mundial. Afirma que un 1% del arsenal de los Estados
Unidos, o del arsenal soviético, sería suficiente para producir un invierno nuclear, en el
que el sol sería tapado por el polvo suspendido en la atmósfera, convirtiendo al
planeta en un lugar inhabitable para las plantas, animales o humanos. Afirmaban que
un nuevo submarino Tridente a solas, tendría suficiente potencial armamentístico para
igualar a ocho veces todo el poder armamentístico usado en la 2ª Guerra Mundial por
todas las naciones, y que tendría la capacidad de destruir toda ciudad principal del
hemisferio norte.
El apóstol Pedro nos dice que los “burladores” abundarán en los últimos días,
“andando en sus propios deseos, y diciendo, ¿Dónde está la promesa de su
advenimiento? Porque desde el día en los padres durmieron, todas las cosas
permanecen así como desde el principio de la creación.” (2ª Pedro. 3:4) Esta burla se
ha prolongado durante mucho tiempo, pero fíjate en lo siguiente: YA NO DICEN MÁS,
“TODAS LAS COSAS PERMANECEN ASÍ...”
Ningún hombre con un entendimiento normal dice eso hoy. Ningún loco en su mente
pervertida lo dice. Ni los científicos, ni los políticos, ni los expertos en medio ambiente
lo dicen. Estamos mucho más adelantados en el horario de Dios que cuando Pedro
tuvo la visión al hablar de “los últimos días”. En algún lugar en los últimos 50 años
más o menos, nos deslizamos por ese período de tiempo del que habló Pedro, y ahora
estamos viviendo un marco temporal que podría ser descrito como la última hora, o
los últimos minutos.
“Por tanto, el Señor, Jehová de Los ejércitos llamó en este día a llanto y a endechas, a
raparse el cabello y a vestir cilicio; y he aquí gozo y alegría, matando vacas y
degollando ovejas, comiendo carne y bebiendo vino, diciendo: Comamos y bebamos,
que mañana moriremos.” (Isáis 22:12-13).
E = MC² = D²
Puesto que, ESTA NUEVA ENERGIA DESCUBIERTA ES IGUAL A LA MUERTE
MULTIPLICADA POR SI MISMA, A LA MUERTE EN UNA ESCALA ENORMEMENTE
ACELERADA.
Puesto que el hombre no ha creado nada, lo único que hizo fue descubrir secretos que
durante mucho tiempo han permanecido escondidos en los propósitos de Dios, y que
Dios no revelaría hasta que el hombre hubiera descendido a las mismas
profundidades de la apostasía. ¡Porque qué ha logrado el hombre sino tan solo
acelerar la Ley del Pecado y de la Muerte, que ha estado operando en la familia
humana desde la caída! Dejemos de admirar por más tiempo la genialidad del hombre;
en su lugar, que podamos conmovernos por el hecho de que la sabiduría del hombre
haya producido tal aceleración de la Ley de Pecado y de la Muerte, de forma que
ahora puede poner en movimiento una reacción en cadena de devastación que podría
aniquilar a toda la familia humana al completo, y arrasar toda forma de vida en este
planeta, si Dios le dejara hacerlo. ¡Qué logro más maravilloso! ¡Que sabio es el
hombre, que puede producir su propia destrucción in casi un instante de tiempo!
¿Dónde esta el sabio? ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el disputador de este
siglo?¿No ha enloquecido Dios la sabiduría del mundo?” (1ª Cor.1:20).
No estamos tan locos como para acusar al hombre de querer traer esta guerra nuclear
y toda su devastación. El hombre ciertamente quiere mantener su posición como señor
de este planeta. Pero sabemos que NO HAY PAZ para los malos, y que el hombre
nunca hallará verdadera PAZ hasta que se incline al pie de la Cruz, y reconozca a
Cristo como el Señor y el Príncipe de Paz. Solo en la sabiduría de la Cruz hay vida
para ser encontrada. Solo por la sangre de Su Cruz hizo Dios la paz para la
humanidad, y reconcilió al hombre hacia Sí. Y por supuesto, este es considerado
locura a los sabios de este mundo.
“Porque la palabra de la Cruz es locura a los que se pierden, pero a los que se salvan,
esto es, a nosotros, es PODER DE DIOS (1ª Cor. 1:18).
Estamos hablando del reino, del gobierno, y del dominio de la muerte. Estamos
hablando de este rey cruel que sujetó a la familia humana cuando Adán pecó; y que
desde entonces ha habido una reacción en cadena de esta ley en toda la familia
humana, hasta el día de hoy. Pero ahora, al final de los tiempos, en tan solo estos
últimos 50 años más o menos, ha habido una aceleración tal de esta terrible ley, que el
hombre ha descubierto el secreto de aniquilar a cinco mil millones de habitantes de
esta tierra en tan solo unos instantes. ¿Cómo consiguió este logro? Alcanzó esta
posición exaltada porque se entregó al dios de este mundo en un vano intento de ser
su propio dios. No es por medio de la “evolución”, sino por medio de la “retrogresión”,
que ha dicho:
Después descendió aún más bajo en su apostasía y dijo, “No necesito a Dios, soy
suficiente en mí mismo”, y adoró a la criatura en lugar de la Creador.
Y finalmente, en su último escalón hacia abajo en la apostasía, dijo, “No quiero a Dios
en mis pensamientos” (lee Romanos 1:21-28).
Y con cada paso hacia abajo en la escalera de la apostasía, dio una mayor y mayor
aceleración a la Ley del Pecado y de la Muerte, para que ahora, en la “altura” de su
sabiduría, se ha traído a sí mismo al borde de la extinción. Y todo ello por causa de su
pecado inherente que le incita a reconocer a Dios cada vez menos y menos, y
despreciar más y más su Señorío.
Ahora bien, lo que hemos dicho respecto de la ley del Pecado y de la Muerte, ha sido
meramente con el fin de crear un contexto para lo que vamos a decir acerca de una
clase diferente de reacción en cadena, la reacción de la Ley de Vida.
No tenemos ningún problema en reconocer las implicaciones a largo alcance del reino
de la muerte. Vivimos en ese reino, y la muerte nos rodea por todas partes. Cada
generación del hombre ha sido testigo de ello. Pero esta generación en la que ahora
vivimos ha sido empujada a reconocer la aceleración de la Ley de la muerte mucho
más allá de lo que fuera posible pensar hasta hace unos 50 años aproximadamente.
Pero hay una nueva ley que Dios ha puesto en movimiento cuando Jesús murió en la
Cruz y se levantó de los muertos. La nueva ley fue diseñada por el Señor para tragar a
la vieja ley. Porque fue en la Cruz que el Príncipe de la Vida destruyó a la Ley del
Pecado y de la Muerte, y comenzó a impartir de nuevo la ley a los miembros del orden
de una Nueva Creación. Ellos son aquellos a quienes el Señor ha tomado de las
muletas de la vieja ley y los ha introducido en un nuevo orden, una nueva esfera de
vida, un nuevo reino, un nuevo ámbito. Abraza también a toda una raza de seres,
todos aquellos que por la fe han sido arrebatados como teas de las ascuas de la vieja
raza, y traídos a la nueva. No son traídos por medio de un proceso de reformación o
re-acondicionamiento, sino que son traídos a nueva vida por la operación de una
nueva Ley, la Ley del Espíritu de Vida en Cristo Jesús.
“Porque la ley del Espíritu de Vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y
de la muerte” (Romanos 8:2).Ha habido una confrontación de las dos leyes, y la Ley
de la Vida ha prevalecido donde una vez reinaba la Ley del Pecado. La Ley de Vida no
solo derrotó a la Ley de la Muerte, sino que HA REEMPLAZADO A LA ANTIGUA LEY
COMO PRINCIPIO MOTIVADOR Y POTENCIADOR DEL NUEVO HOMBRE. Esto es
un tanto asombroso y solo por la fe y por la revelación del Espíritu podemos recibirlo.
La muerte REINÓ—Estaba en control supremo. No había nadie que pudiera escapar
de su dominio, SI ES QUE ERA DE NACIDO EN LA RAZA DE ADÁN. La ley de la
Muerte es inherente a toda la familia de Adán, y nadie puede escapar de sus
tentáculos a no ser por medio de la nueva Ley de Vida. Por tanto, habiendo sido
liberado de la vieja ley, hay una nueva ley que toma su lugar:
¿Podemos entenderlo? Que, como el “pecado reinó”, así la gracia debe “REINAR para
vida eterna”. ¡Que como el pecado dominó, y produjo una reacción en cadena en los
ámbitos de la muerte, de la misma manera LA GRACIA, LA JUSTICIA Y LA VIDA
DOMINEN AHORA, y por una reacción en cadena de las operaciones de Dios,
produzcan el REINADO DE LA VIDA!
Realmente no es difícil fluir con la lógica de lo que el apóstol está diciendo por el
Espíritu. Pero nos echaríamos atrás por temor ante las implicaciones de todo ello.
¿Cuál es el temor? ¡QUE POR LA OPERACIÓN DE LA NUEVA LEY DE VIDA
VAMOS A TENER QUE RENUNCIAR EN NUESTROS MIEMBROS A LA
OPERACIÓN DE LA LEY DEL PECADO Y DE LA MUERTE, Y REEMPLAZARLA
CON LA OPERACIÓN DE LA LEY DEL ESPÍRITU DE VIDA EN CRISTO JESÚS!
¿Por qué razón habríamos de encogernos de esta clara declaración de la Palabra?
Debe ser porque como criaturas sujetas a la muerte, nos sentimos más cómodos en
ese reino. Como los insectos, que se esconden bajo un árbol podrido, y cuando lo
levantamos, corretean hacia la oscuridad. ¿Por qué? Porque son criaturas de la
oscuridad, y la oscuridad ha cegado sus ojos. Jesús dijo,
“Para juicio he venido Yo a este mundo, para que los no ven, vean, y los ven, sean
cegados.” (Juan 9:39).
No temamos venir a la luz. Puede darnos miedo, lo sé, porque por naturaleza somos
hijos de oscuridad y escogeríamos permanecer en ese estado. La luz es demasiado
fuerte, demasiado brillante para los ojos de nuestro carnal entendimiento. Tememos
que nos ciegue. Y lo hará, tal y como dijo Jesús—si continuamos resistiéndola. Pero al
venir a la luz, la luz dispersará las tinieblas de la muerte, y nos hará caminar a la luz
de un nuevo día. La radiación de la Luz de Dios en nuestras vidas producirá una
reacción en cadena para bien o para mal. Pondrá en marcha una cada vez mayor
claridad de Su gloria cuando escojamos caminar en ello, o pondrá en marcha una
medida mayor de ceguera si escogemos resistirla. El Sol de Justicia cegará nuestros
ojos, como ocurrió con Saulo de Tarso en su rebelión; o esa misma Luz traerá sanidad
y restauración, y un aumento de gloria cada vez mayor, cuando nos encontremos a
nosotros mismos orando como Saulo, y buscando a Dios con gran arrepentimiento y
examen de conciencia. No temamos nunca acudir a la luz, no importa cuán indignos
nos sintamos, o cuánto miedo tengamos que pasar de estar ante la claridad de Sus
ojos, que todo lo ven. Porque la luz es inseparable de la vida, y al venir a la luz,
estaremos entrando en ámbitos de nueva vida, en los que la vida será el Señor mismo
morando en nosotros. Él viene a quitar el pecado, y a quitar la muerte, a destronar al
rey de la oscuridad, a gobernar y a reinar en Su lugar.
E = MC² = D²
Pero también hay una fórmula para la vida, y ha estado funcionando en la tierra en
cierta medida desde que el Príncipe de la Vida visitó este planeta. Sin volvernos
demasiado científicos sobre el tema, podemos resumirla en esta ecuación:
WC = L²
“En Él estaba la vida, y la Vida era la Luz de los hombres., (Juan 1:4)
Esta vida se manifestó cuando Jesús visitó este planeta, cuando se sujetó al camino
de la Cruz. Pero la iglesia, la mayor parte de su historia, ha perdido el camino porque
ha sido engañada hasta pensar que la fórmula era solo aplicable a Jesús. Murió en la
Cruz, así que nosotros no necesitamos morir en la nuestra.
Hemos perdido el camino porque hemos fallado en descubrir que la Cruz no fue solo
un instrumento de crueldad sobre el que Jesús murió por nuestros pecados, sino que
FUE UNA CRUZ QUE ÉL LLEVÓ TODA SU VIDA, UNA CRUZ QUE ERA
INEVITABLE SIMPLEMENTE Y TAN SOLO PORQUE ÉL HACÍA LA VOLUNTAD DEL
PADRE. Jesús nació bajo la sombra de la Cruz. Incluso en su nacimiento, el Príncipe
de la Muerte puso en marcha un plan maligno para matar al Príncipe de la Vida. A
diario tuvo una confrontación con el mundo que resistía la luz de Dios.
Una vez que entendamos lo que la Cruz significa, dejaremos de jactarnos de que
Jesús murió en Su Cruz y que por ello nosotros no necesitamos morir en la nuestra. Si
tratamos de hacer la voluntad de Dios, será imposible evitar la Cruz. PORQUE LA
CRUZ ES LA ENCARNACIÓN Y LA EXPRESIÓN MISMA DE LA OPOSICIÓN DEL
HOMBRE A LOS CAMINOS DE DIOS, Y DE LA OPOSICIÓN DE DIOS A LOS
CAMINOS DEL HOMBRE. Así, nuestro Señor Jesús llevó Su Cruz diariamente, no
porque fuera en busca de problemas, SINO PORQUE SIMPLEMENTE SU
BÚSQUEDA ERA HACER LA VOLUNTAD DEL PADRE. Decir que yo no necesito
sufrir la Cruz porque Jesús lo hizo por mí es lo mismo que decir que no necesito
caminar en obediencia al Padre porque Jesús lo hizo por mí. SI VAMOS A IR POR EL
CAMINO DE DIOS VAMOS A CONOCER EL ODIO, EL REPROCHE, Y LA
OPOSICIÓN DEL MUNDO QUE NOS RODEA Y ESTO ES LO QUE CONSTITUYE
NUESTRA CRUZ. No vamos por ahí tratando de fabricar métodos de penitencia auto-
infligida, para que alguien pueda identificarnos con los sufrimientos de Jesús. Este es
un camino mortal de tratar de contravenir la muerte. Porque tan ciertamente como
busquemos hacer la voluntad del Padre y nos comprometamos a caminar en
obediencia a Su voluntad, conoceremos y experimentaremos la oposición y el odio que
se amontona sobre aquellos que aman a Dios más que a los caminos del mundo.
No puede haber una cruz significativa en nuestras vidas si vivimos una clase de vida
religiosa normal. Pero la oscuridad reaccionará rápidamente cuando la luz brille. Jesús
dijo a Sus hermanos religiosos, “No puede el mundo aborreceros a vosotros; más a Mí
me aborrece, porque Yo testifico de él, que sus obras son malas:” (Juan 7:7). El
mundo religioso de ese día co-existió muy bien con el mundo alrededor de ellos; pero
cuando Jesús entró en escena, HUBO UNA AMPLIA COLISIÓN ENTRE LA
OSCURIDAD Y LA LUZ, ENTRE EL AMOR Y EL ODIO, ENTRE LA INIQUIDAD Y LA
JUSTICIA, ENTRE EL MAL Y EL BIEN, ENTRE SATANÁS Y DIOS, Y FUE ESTA
COLISIÓN DE LA LUZ CON LA OSCURIDAD QUE EMPUJÓ A JESÚS A SU CRUZ.
Pero en lugar de que la oscuridad destruyera la luz, fue la luz quien destruyó a la
oscuridad. En lugar de que la muerte destruyera a la vida, fue la vida quién destruyó a
la muerte. En lugar de que el odio destruyera al amor, fue el amor quien destruyó al
odio.
De este modo, nuestro Señor Jesús murió por nosotros para que nosotros no
muriéramos, sino para que VIVIÉRAMOS. Pero cuando abrazamos la VIDA, somos
capacitados para andar en la misma VIDA en la que Jesús anduvo, en la misma
obediencia en la que Jesús anduvo. Fue esta obediencia que llevó a Jesús a Su Cruz,
y si andamos en esa obediencia, ciertamente nos llevará a nosotros a nuestra propia
Cruz. Fíjate que es en Su obediencia en lo que nosotros debemos andar, si ha de ser
para la gloria de Dios. Nada menos que la obediencia de Cristo honrará y glorificará al
Padre. ¿Cuál es, de forma explícita, la naturaleza de Su obediencia?
“He aquí, que vengo, oh Dios, para hacer Tú voluntad, como el rollo del libro está
escrito de Mí” (Heb. 10:7).
“No puedo Yo hacer nada por Mí mismo; según oigo, así juzgo; y Mi juicio es justo,
porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió, la del Padre.” (Juan
5:30).
¿Está relacionado nuestro concepto de la voluntad Dios solo con hacer toda clase de
cosas nobles: predicar, evangelizar, escribir, establecer iglesias, etc. etc. etc.? ¿O
hemos llegado en nuestro compromiso de hacer la voluntad del Padre, a una completa
renuncia a nuestros pensamientos, ambiciones, deseos, anhelos en la vida, sea en las
cosas naturales o en las espirituales? ESTE DEBE CONVERTIRSE EN EL PRIMER
PASO EN NUESTRO DESEO DE HACER LA VOLUNTAD DE DIOS—RENUNCIAR A
NUESTROS PROPIOS PENSAMIENTOS SOBRE EL TEMA, CANCELAR TODOS
NUESTROS PLANES, Y POR SU GRACIA, LLEGAR A UN LUGAR DONDE
SABEMOS QUE NO PODEMOS HACER NADA, Y ENTONCES, PODEMOS
ESPERAR APRENDER DE QUÉ VA REALMENTE LA VOLUNTAD DE DIOS.
Es importante que entendamos esto. Como pueblo de Dios, nuestras vidas pueden
llenarse con proyecto tan dignos, todos ellos en nombre de hacer la voluntad del
Padre. Y creo que llegamos a este tipo de conclusiones principalmente porque
fallamos en reconocer que HACER LA VOLUNTAD DE DIOS EN LUGAR DE HACER
MUCHAS BUENAS OBRAS, ES EL ÚNICO DEBER DEL HOMBRE. Dios tiene planes
muy maravillosos y propósitos que aún han de cumplirse—lo sabemos. Tiene muchos
y muy maravillosos proyectos en mente—cosas grandes que Él quiere conseguir en
Su pueblo, y en la tierra.
Ahora bien, Dios nos da de vez en cuando una visión momentánea de Su plan, y una
pequeña comprensión de Su objetivo. PERO ÉL HACE ESTO PARA PROBARNOS,
PARA SOMETERNOS A TEST, PARA CONSEGUIR QUE LE BUSQUEMOS, Y NO
PARA QUE NOS INVOLUCREMOS CON PLANES Y ESTRATEGIAS (Lee Juan 6:6).
Dios mostrará a Sus siervos lo que Él quiere, para conseguir que Le busquemos para
encontrar Su camino, Su unción, Sus métodos. Pero qué veloces somos para ignorar
Sus caminos, y para movernos con el brazo de carne, en un intento desesperado por
hacer LO QUE SOLO DIOS PUEDE HACER POR EL PODER DE SU UNCIÓN Y SU
PRESENCIA.
Ahora bien, Satanás también conoce un poco del plan de Dios, y como le gustaría
involucrarnos EN CUALQUIER CAMINO QUE NO SEA EL DE DIOS, Y
OFRECERNOS LOS RECURSOS QUE PENSAMOS QUE NECESITAMOS PARA
CONSEGUIR LOS PROPÓSITOS DE DIOS EN LA TIERRA.
Por tanto, Jesús fue sujeto a una tentación triple al mismo comienzo de su ministerio
terrenal, porque en la voluntad de Dios, Él tiene que vencer a Satanás aquí mismo en
el territorio de Satanás, antes de que el Padre le permita marchar en poder y autoridad
para establecer el Reino de los Cielos en los corazones de los hombres. Hemos
mencionado esta tentación varias veces antes; pero brevemente tenemos que volver a
mencionarla. En efecto, Satanás estaba diciendo:
La iglesia de esta hora ha sucumbido a esta tentación por triplicado en todos los
puntos, y no es sorpresa que la Ley del Pecado y de la Muerte continúe en su desmán
en el Reino de Dios. Mientras Satanás siga engañando al pueblo de Dios con
pensamientos de que el éxito, los logros, y la acumulación de los recursos del hombre,
en busca de conseguir el poder político y económico, son cosas que Dios necesita
para la extensión de Su Reino, la ley del Pecado y de la Muerte seguirá reinando en
medio del pueblo de Dios.
¿Puede ser realmente cierto, que Jesús venciera al Diablo a través de mucha prueba y
conflicto, para que tú y yo podamos tener la clave a una vida fácil, encontrar
popularidad y aclamación, y tomar los recursos y reinos de la tierra para el beneficio
del evangelio? ¿Que Jesús resistiera esta tentación para que la Iglesia hoy pueda
entregarse a ella? ¿Qué Él sufriera en la Cruz rehusando aceptar el desafío de
Satanás, para que ahora nosotros podamos escapar de la Cruz entregándonos a ese
desafío? ¿Qué Él venciera al Diablo para que ahora nosotros no tengamos que
vencerle?
No estamos hablando de una teoría que podría funcionar o no. Estamos hablando del
camino de Dios. EL ÚNICO CAMINO DE DIOS PARA ALCANZAR LOS CORAZONES
DE LOS HOMBRES—PARA ALCANZAR A LAS NACIONES CON LA VERDAD DEL
EVANGELIO. Él lo ha hecho antes en gran medida y lo hará otra vez, esta vez en toda
su medida.
Primero fue dado como una promesa a Abraham:” Y en tu semilla serán benditas
todas las naciones de la tierra...” (Gén.22:18). El hecho revelado al apóstol Pablo, de
que la “Semilla” era Cristo, (Gál.3:16) estaba inherente en la promesa; y que de esa
Semilla habría una cosecha que llenaría la tierra con la Semilla del Cristo viviente.
No menosprecies la ley de la semilla y el potencial de la semilla. Produce una
poderosa reacción en cadena de vida, puesto que cada semilla reproduce cientos de
ellas, y su vez, cada de una éstas, produce cientos de más, cada una en su momento.
Y es porque la vida inherente en la semilla se reproduce al someterse al proceso de
morir en la voluntad de Dios.
Cuando la Vida visitó este planeta, hubo una fusión de Dios con el hombre. Esta
“fusión” divina liberó energía divina, y esta liberación de energía continúa generando
más y más, y más energía en una poderosa reacción en cadena de vida que llenaría la
tierra rápidamente con la gloria de Dios y su presencia, si no fuera por la
desobediencia del pueblo de Dios.
Pero decimos esto en el contexto de los propósitos de Dios. Sabemos que Dios
siempre permite que esta poderosa operación de poder se extinga, hasta el momento
de la madurez para que la medida completa de la ley del Espíritu de Vida sea revelada
en la cosecha final de los tiempos. El padre de familia ha seguido esperando ese día.
Puesto que ha estado esperando pacientemente ese día, Él habla a Sus siervos,
cuyos corazones han sido moldeados conforme a Su corazón—“Mirad como el
labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardando con paciencia...Tened
vosotros también paciencia, y afirmad vuestros corazones porque la venida del Señor
se acerca.” (Santiago 5:7-8).
Sucedió con Abraham... Sucedió con José... Sucedió con Moisés... Sucedió con
Josué... Sucedió con Caleb... Sucedió con Samgar... Sucedió con Débora y Barak...
Sucedió con Gedeón... Sucedió con David. Sucedió con los profetas…con Isaías... con
Jeremías... con Ezequiel... con Amós... y con todo el resto que conoció los caminos de
Dios. Sucedió con Zacarías en el templo, en el curso ordinario de sus deberes,
haciendo la voluntad de Dios. Sucedió con Juan el Bautista, que permaneció en el
desierto haciendo la voluntad de Dios donde Dios le había puesto. No estaba
estudiando bajo los escribas capacitados y los fariseos del templo, para hacerse más
competente para la obra que había ante él. Sólo esperaba....esperaba... esperaba en
Dios,... esperaba la interacción de los cielos con la tierra, y no fue decepcionado. La
Palabra de Dios vino a él mismo, donde estaba, en el desierto, haciendo la voluntad de
Dios, y esperando en Él.
Así, la reacción en cadena de la Ley de Vida se aceleró cada vez más y más, hasta
que en un período de tiempo muy corto, toda la tierra fuera saturada con el evangelio
del Reino de Dios.
En medio de las peores cosas que el hombre o Satanás puedan hacer, nuestro Dios
puede producir en Su pueblo una aceleración tan enorme de la ley del Espíritu de Vida
en Cristo Jesús, de forma que los logros de los hombres sean llevados como el polvo
de la era por el viento, y la cosecha por la que el labrador ha estado esperando, venga
a la medida completa de la estatura de Cristo. ¿O vamos a confesar que la Ley del
Espíritu de Vida es MÁS DÉBIL que la Ley del Pecado y de la Muerte?
¿Qué Dios ha permitido que Satanás madure todos sus ardides malignos, y lleve a la
perfección el misterio de la iniquidad... Y SIN EMBARGO, DIOS NO PUEDA TRAER A
SU MÁXIMA EXPRESIÓN LA LEY DEL ESPÍRITU DE VIDA EN CRISTO JESÚS?
“Porque la ley del Espíritu de Vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y
de la muerte” (Romanos 8:2).
Pero Dios nos dice que cuando Él envía Su Palabra a la tierra, no la tomará hasta que
haya cumplido el deseo y la intención de Su corazón (Is. 55:10-11). Si la mayor parte
de ella no parece funcionar, necesitamos conocer la paciencia de Dios. Necesitamos
comprender la ley de la semilla. Puede permanecer dormida durante muchos años,
PERO EN EL MOMENTO CORRECTO, CUANDO SEA PLANTADA EN LA TIERRA,
GERMINARÁ Y CRECERÁ Y PRODUCIRÁ EL FRUTO QUE DIOS PRETENDIÓ.
“Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado,
más el espíritu esta vivo a causa de la justicia” (Rom. 8:10). Ahora bien, ¿está
realmente el apóstol diciendo especialmente en este contexto maravilloso de la vida
del Espíritu, que el “pecado está operando en vuestros cuerpos, pero no importa.... el
Espíritu de Dios es vuestra justicia y Él mora ahí también? ¿Está diciendo realmente
que debemos continuar caminando en pecado, aunque nuestro espíritu participe de Su
justicia?
Así, por causa de la invasión del pecado en la familia humana en sus comienzos,
todos MURIERON en la familia de Adán; y nuestros cuerpos permanecen “muertos por
causa del pecado”—muertos por el pecado que heredamos de Adán. Tenemos un
pequeño problema, hablando emocionalmente, cuando vemos a ese pequeño bebé
inocente arrebatado a la muerte. No hizo nada malo. ¡Era tan precioso e inocente!
¿Por qué sucedió? Este pequeñito nació con la Ley del Pecado y de la Muerte que
heredó de Adán y no murió porque él mismo estuviera viviendo en pecado. Murió por
causa del “fuego” del pecado de Adán. Así, nuestros cuerpos físicos, seamos o no
cristianos, están en un estado de mortalidad por causa del “fuego” devastador de la
trasgresión de Adán. Para los que están en Cristo Jesús, todo ha terminado ya. El
pecado ha sido tratado completamente y el fuego ha sido extinguido por los fuegos de
la Cruz de nuestro Señor Jesús. Pero nuestros cuerpos permanecen en un estado de
mortalidad y muerte por causa del pecado que heredamos de la Caída.
La redención que tenemos en Cristo Jesús es plena y completa. Y hay una nueva Ley
de Vida que comienza a funcionar en nosotros, cuando el Espíritu Santo recibe el
señorío en nuestras vidas, para que incluso ahora no solo haya una renovación de
nuestros espíritus, sino un despertar de estos nuestros cuerpos mortales.
“El que levantó de los muertos a Cristo Jesús, vivificará también vuestros cuerpos
mortales por su Espíritu que mora en vosotros.” (Rom. 8:11).
Pablo hace una distinción entre el cuerpo mortal y el cuerpo incorruptible. No está
hablando de la resurrección de nuestros cuerpos que han comenzado a
descomponerse. El cuerpo mortal es un cuerpo viviente, sufriendo un proceso de
muerte. Pero el cuerpo corruptible es un cuerpo muerto, que ha sufrido el proceso de
la descomposición. Por tanto, nuestro Señor no vio “corrupción”, porque Su cuerpo
estuvo en la tumba poco menos que tres días, y la corrupción comienza el cuarto.
Recordarás el comentario de Marta a Jesús respecto de su hermano Lázaro, que su
cuerpo ya estaba corrompiéndose, “porque llevaba cuatro días muerto”. (Juan 11:39).
Incluso ahora, el deseo de Dios es que Su pueblo comience a participar de esta nueva
vida que no sólo traerá sanidad, sino fortaleza y vida a estos cuerpos mortales. El
“aguijón de la muerte es el pecado”, y el aguijón ha sido quitado, pero la restauración y
la renovación de estos “edificios” devastados es un proceso constante. Dios tiene un
cierto orden que está siguiendo en Su sabiduría: primero avivar nuestros espíritus,
después nuestras almas, y finalmente nuestros cuerpos (lee 1ª Tes. 5:23). Este es el
orden de Dios, y nos deja en un estado de mortalidad a propósito, para que podamos
tener la capacidad de experimentar en nuestro cuerpo mortal, “la muerte del Señor
Jesús”, y Su vida de resurrección.
“Porque los que vivimos, estamos siempre entregados a la muerte por causa de Jesús,
para que la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal.” (2ª Cor. 4:11).
¿Dónde quiere Dios manifestar la vida de Jesús? “En nuestra carne mortal”. Y el
propósito de Dios es éste, que por la muerte obrando en nosotros, Él pueda producir
vida en otros (2ª Cor. 4:12).
Pero, ¿Cómo podemos pretender decir que morir de tumores, cánceres, o problemas
de corazón, y podríamos seguir nombrando una interminable lista de otras
enfermedades de la familia de Adán—como podemos decir que al sucumbir a estas
cosas estamos experimentando “la muerte del Señor Jesús?” Es la ley de la muerte
que hemos heredado de Adán, la que ejerce su poder y su autoridad en nuestros
cuerpos que todavía no han sido cambiados y hechos inmortales. Somos plenamente
conscientes que nos hallamos en el proceso de la muerte, de la misma forma que
vivimos. Pero no creo que Dios quiera que Su iglesia sea escogida como víctima por
“las enfermedades de Egipto”. Estamos participando de estas enfermedades en la
Iglesia de la misma manera que en el mundo. Incluso bajo el Antiguo Pacto, Dios hizo
una promesa muy clara a Su pueblo obediente: “No pondré ningunas de estas
enfermedades sobre ti, las que traje a los egipcios, porque Yo soy Jehová tu sanador.”
(Éxodo 15:26).
¿Qué es esto? Sabemos que Él murió por nosotros como nuestro sustituto, y en ese
sentido, no podemos morir por los demás. Sin embargo, el MISMO AMOR QUE
LLEVÓ A JESÚS A LA CRUZ, EL SEÑOR PRETENDE PONERLO EN NUESTROS
CORAZONES, PARA QUE COMO ÉL PUSO SU VIDA POR NOSOTROS, ASÍ
“NOSOTROS PONGAMOS NUESTRAS VIDAS POR LOS HERMANOS.” (Lee 1ª Juan
3:16).
Si vamos a poner nuestras vidas por los demás, primero de todo tenemos que ser
participantes de la Ley del Espíritu de Vida en Cristo Jesús. EL GRANO DE TRIGO
QUE CAE EN LA TIERRA Y MUERE TIENE QUE ESTAR VIVO ANTES DE PODER
MORIR Y PRODUCIR FRUTO. Puede permanecer latente durante muchos años,
incapaz de reproducirse a sí mismo. Pero si está vivo y plantado en la tierra, a su
tiempo se manifestará en vida nueva. Solo podemos producir vida en los demás, si
nosotros mismos estamos andando en esta nueva ley del Espíritu. Entonces somos
VENCEDORES, incluso en la muerte. Nuestra búsqueda tendría que ser una
búsqueda muy egoísta si solo quisiéramos disfrutar de esta vida abundante de Jesús,
a la par que siguiéramos viviendo en nuestra carne inmortal, mientras que muchos
hombres y mujeres en la Iglesia y en el mundo, siguieran estando cautivos a la Ley del
Pecado y de la Muerte. Si el verdadero Espíritu de Jesús llenara nuestros corazones,
consideraríamos “el morir del Señor Jesús” como nuestro supremo llamamiento.
“Siempre llevando en el cuerpo la muerte del Señor Jesús...” (2ª Cor. 4:10).
La muerte de Pablo fue una muerte sacrificial porque la Ley de Vida le guió a una
muerte muy fructífera para el Cuerpo de Cristo.
“Porque yo esto para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano” (2ª Tim.
4:6). La palabra griega para “sacrificado” es “spendo”, que significa “dedicar la vida de
uno como una ofrenda sacrificial”. Pablo usó la misma palabra en Filipenses 2:17 “Y
aunque sea derramado en libación sobre el sacrificio y servicio de vuestra fe, me gozo
y regocijo con todos vosotros”. ¡Se gozaba de poder derramar su vida hasta la
muerte, como una libación para Dios—derramado sobre la ofrenda sacrificial de la fe
que era rendida a Dios por los santos de Filipo! Se gozaba si su sacrificio de muerte se
mezclaba con el mismo espíritu de sacrificio que era manifiesto por los Filipenses en
su fe y servicio a Dios. Algunos de los valientes de David arriesgaron sus vidas por
amor a David, al irrumpir en el campamento filisteo para coger un vaso de agua pura y
refrescante del pozo de Belén. Tomaron esta agua para David con el riesgo de perder
sus propias vidas. Derramaron sus vidas por David a quien amaban. Fue un gran
sacrificio para Dios, y David sintió que debía convertir el sacrificio de ellos en algo
todavía más significativo, derramando el agua que le habían traído, como una libación
para Dios. ¿Cómo podría David beber esta agua fresca para saciar su propia sed, a la
vista de un sacrificio tan enorme? ¿Y como podemos nosotros esperar y orar por
buena salud y larga vida meramente para disfrutarla para nosotros mismos, cuando
consideramos que otros en la Iglesia han dado su vida en martirio, para que nosotros
podamos disfrutar la vida de Cristo fluyendo en medio de nosotros como un río de
agua viva?
“Os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio
vivo, santo y agradable a Dios, que es vuestro culto racional.”(Rom. 12:1). Pablo llama
a esto un “sacrifico vivo”. Yo creo que Dios quiere darnos salud y vida—tanto física
como espiritual. Es nuestra herencia en Cristo Jesús. La única vez que los hijos de
Israel sufrieron enfermedad y afecciones durante el peregrinaje de 40 años en el
desierto, fue cuando anduvieron en rebelión Dios era su fortaleza y su vida. Él era el
“SEÑOR tu sanador”, quien los mantuvo sanos. El testimonio de Moisés es que “no les
faltó de nada.” (Deut. 2:7). ¿No hemos nosotros de esperar cosas grandes bajo la
Gracia, más que bajo la Ley?
Pero por causa de la abundante gracia de Dios y por causa de Sus misericordias, Él
nos anima a que presentemos nuestros cuerpos a ÉL como un “sacrificio vivo”—estos
cuerpos mortales—pero cuerpos que son avivados con la vida de Cristo.
Dios nos ayude a comprender que sólo estamos siguiendo “el poder de Su
resurrección” si al mismo tiempo estamos persiguiendo “la participación de sus
padecimientos, siendo hechos semejantes a Él en Su muerte.” (Fil. 3:10). Una vez que
comprendemos el camino de Dios, podemos dejar a un lado cualquier deseo egoísta
de nuestro propio bienestar físico o espiritual, y solamente buscar el bienestar de los
demás. El grano de trigo solo puede hallar verdadera satisfacción cuando se somete al
proceso de “morir”. Y así, la vida física y espiritual que Dios quiere impartir a Su pueblo
no es para su propio disfrute, sino una vida que ha de ser ofrecida en amor sacrificial
por los demás.
Cuando Dios comience a tratar con un pueblo colectivo, como está haciendo hoy día,
ya no seguiremos siendo una isla para nosotros mismos por más tiempo. Cuando un
hombre pecaba en Israel, LOS EJÉRCITOS DE ISRAEL SE FORMABAN PARA LA
BATLLA. (Lee Josué 7:5-12). No debía ser extraño que muchos del pueblo de Dios
estén siendo probados y tratados más allá de cualquier medida en este asunto de la
enfermedad, de los males físicos y de toda clase de devastación. Le damos gracias
por Su misericordia y por lo que Él está haciendo en las vidas de muchos, pero no
vamos a ver una medida real de salud física y espiritual en el Cuerpo de Cristo hasta
que Dios trata con el pecado y la tontería de Su pueblo al abandonarle a Él, Fuente de
Aguas Vivas. Así, no deberíamos juzgar a ningún individuo por fracasar en apropiarse
la bendición de la redención completa en cuanto a la sanidad física y espiritual.
Tenemos que venir a la Fuente. Tenemos que hacer que sea el Señor EN NUESTROS
CORAZONES Y EN NUESTRAS ASAMBLEAS, antes de que la Fuente de Vida pueda
fluir libremente de un miembro a otro en el Cuerpo de Cristo
Una trasgresión fue la primera causa, y esto trajo la muerte a toda la raza de Adán...
Pero la gracia de Dios fue la segunda causa, y esto trajo el don de la vida a todos los
que estaban en la nueva raza del Último Adán.
El efecto de una trasgresión fue condenación a toda la familia del primer Adán... Pero
el don gratuito sigue a los talones de la condenación, con el don gratuito de la
justificación a todos los que nacen de nuevo en la familia del Último Adán.
La ofensa del primer hombre dio a luz a un reino en el que la muerte se convirtió en el
señor supremo sobre todos los que estaban en el reino de Adán... Pero la gracia y la
justicia han conquistado al viejo reino, y han dado a luz a un reino de vida, así que
ahora la vida se convierte en Señor y Monarca en los nuevos reinos del Último Adán.
Solo costó un acto de un único hombre el traer una sentencia de condenación y culpa
sobre toda la familia del hombre... Igualmente solo costó un acto de justicia efectuado
por un único hombre, que por su sacrificio en la Cruz trajo un decreto de justificación a
toda la familia del Nuevo Hombre.
Dos Caminos (v. 19)
Este acto ofensivo surgió de la desobediencia, una elección deliberada por el primer
Adán... y esto hizo pecadores a toda la raza completa... Así, un solo acto de justicia
que surgió de la obediencia a la voluntad del Padre, una elección deliberada por el
Hijo, y esto produjo justicia a todos en la nueva raza del Último Adán.
MUCHO MÁS....
MUCHO MÁS...
MUCHO MÁS...
MUCHO MÁS...
MUCHO MÁS...
Así es en Adán-- hay una reacción en cadena de dimensiones devastadores
asombrosas—Entonces, si esto es así, HEMOS DE TENER MUCHA MÁS
EXPECTACIÓN—CREER Y ANTICIPAR QUE HABRÁ UNA REACCIÓN EN CADENA
DE VIDA, QUE TENDRÁ DIMENSIONES MUCHÍSIMO MAYORES DE LAS QUE
HEMOS VISTO EN LA LEY DEL PECADO Y DE LA MUERTE.
Porque no sólo tenía la vieja ley un gran poder... ¡TENIA DOMINIO! ¡GOBERNABA Y
REINABA! Pero ahora hemos sido liberados de ese viejo monarca y hemos sido
hechos sujetos de un nuevo Reino, gobernado por un nuevo Monarca, y sujetos a una
nueva Ley—una Ley que funciona por medio de la gracia y la verdad. Dios nos dice
que Su gracia no sólo ha de ser revelada— ¡ES PARA REINAR EN JUSTICIA PARA
VIDA! ¡LA GRACIA HA DE ESTAR AL MANDO Y EN CONTROL! DONDE UNA VEZ
LA MUERTE TUVO EL DOMINIO-LA VIDA TIENE AHORA EL DOMINIO.
Ahora bien, es por esta misma razón que Dios envió a Su Espíritu Santo a morar en
Su pueblo en la tierra, para que el ESPÍRITU SANTO PUDIERA TOMAR DE CRISTO
Y DARLO A SU PUEBLO EN LA TIERRA, TODAS LAS RIQUEZAS Y TESOROS QUE
ESTAN ESCONDIDOS EN CRISTO JESÚS, QUE COMO MIEMBROS DE SU
CUERPO, PODAMOS TENER ESA CAPACIDAD DIVINA PARA MINISTRARNOS
VIDA UNOS A OTROS, CONFORME A LA OPERACIÓN EFECTIVA DE LA LEY DEL
ESPIRITU DE VIDA QUE FUNCIONA EN CADA MIEMBRO.
Dios condenó al “pecado en la carne” cuando Jesús murió en la Cruz. Pero nuestra
lucha siempre ha sido descubrir como poner fin al pecado en nuestra carne, aquí,
donde estamos ahora, a 2000 años de distancia de la Cruz en la que Jesús murió. La
respuesta es clara. Es por el funcionamiento de la ley del Espíritu. Podemos estar
seguros de que HASTA QUE NO DEMOS EL SEÑORIO DE NUESTRAS VIDAS Y EN
NUESTRAS REUNIONES EN SU NOMBRE, AL ESPÍRITU SANTO, NO
EXPERIMENTAREMOS ESTA PODEROSA OPERACIÓN EN MEDIO DE
NOSOTROS.
Ahora bien, la ley del Espíritu nos llevará por EL MISMO CAMINO DE OBEDIENCIA
POR EL QUE ANDUVO JESÚS, Y ESTO HARÁ EFECTIVA SU VICTORIA SOBRE LA
LEY DEL PECADO Y DE LA MUERTE EN NUESTRAS VIDAS. La victoria está en Su
Cruz, pero es el Espíritu quién la hace efectiva en nuestras vidas. Nuestra bautismo en
agua tiene ese propósito—“Por tanto, somos enterrados con Él en el bautismo para
muerte, para que como Cristo fue levantado de los muertos por la gloria del Padre, así
nosotros andemos en novedad de vida”. (Rom. 6:4) ¿Escuchamos lo que está
diciendo? “COMO CRISTO, ASÍ SOMOS NOSOTROS...”
Pero, ¿Cómo podemos esperar descubrir este testigo vital del Espíritu en el agua del
bautismo, si en nuestro bautismo no estamos experimentado la vida del Espíritu? ¿Si
en nuestro bautismo no estamos experimentando “el lavamiento del agua por la
Palabra”? ¿Si en nuestro bautismo no estamos diciendo”Desde este momento en
adelante, Soy Tuyo, Señor. Por tanto, muero a mis propios pensamientos, a mi propia
voluntad, a mis propios deseos, a mi propia forma de vida. Señor, esto es lo que la
Cruz significó para Ti, y esto es lo que debe significar para mí desde este día en
adelante”?
“Este es el que vino por AGUA Y SANGRE, Jesucristo, no solo por agua, sino por
agua y sangre. Y este es el ESPÍRITU que da testimonio, porque el Espíritu es
verdad”. (1ª Juan 5:6). ¡Oh, si pudiéramos ser atrapados en el FLUIR DEL ESPÍRITU,
EN EL FLUIR DE SU RÍO DE LIMPIEZA!
Conocemos lo que Jesús obtuvo en la Cruz porque creemos Su Palabra, PERO SÓLO
SU ESPÍRITU PUEDE HACERLO VITAL Y REAL EN NUESTRAS VIDAS. Porque así
como un ave era sacrificada para la limpieza del leproso, y su sangre mezclada con
una corriente de agua fresca dentro de un vaso terrenal (y esto se convertiría en una
corriente de purificación para el leproso en Israel)—así mismo cuando la sangre del
Señor Jesús fue derramada, de Su sacrificio brotó una corriente de SANGRE Y AGUA:
“Pero uno de los soldados le atravesó el costado con una lanza, y salió SANGRE Y
AGUA. Y él que lo vio da testimonio y su testimonio es verdadero....” (Juan 19:34-35).
¡SANGRE Y AGUA! ¡SANGRE Y AGUA! Este es el fluir que limpia –no el agua estéril
de la pila bautismal. SOLO LA PRESENCIA DEL ESPÍRITU DE DIOS PUEDE HACER
QUE NUESTRO BAUTISMO EN AGUA SEA EFECTIVO Y LLENO DE SIGNIFICADO.
Al decir esto, no estoy minimizando la importancia del bautismo en agua, sino que
pretendo levantarlo. UN MERO RITUAL NO LOGRA NADA. Sea lo que sea que
hagamos en obediencia al Señor debe ser acompañado de Su Presencia y de Su
Espíritu, si es que ha de ser efectivo. El agua que los hijos de Israel bebieron en el
desierto era “espiritual” porque estaba impregnada con la Vida de Cristo (1ª Cor. 10:4).
El pan que comieron en el desierto era “espiritual” porque estaba preparado en el Cielo
y dotado con la Vida de Cristo. (1ª Cor.10:3). El Agua de la Palabra es “espiritual”
cuando es dotada, impregnada y ungida con el Espíritu Santo. Si es una mera posición
doctrinal, es en vano. Debe haber una corriente que fluye. El agua de la purificación
que Dios ordenó para la limpieza del leproso, tenía que ser agua “corriente”, o agua
“viva”. Era efectiva porque el ave viva era mojada con el agua y en la sangre, y
liberada para volar en los cielos, por encima de los campos (Lee Lev. 14-4-7).
Ahora bien, nuestro bautismo en agua es un testimonio a todos los que son lavados en
la sangre, y se comprometen a caminar en el camino de la Cruz. El Espíritu Santo es
el testigo fiel, mientras planea en los cielos...con Agua y Sangre goteando desde Sus
alas. Escúchale, al planear con Él en los lugares celestiales. “¡Hay limpieza, limpieza
perfecta de todo pecado y corrupción! ¡Su sangre nos ha limpiado! ¡El agua de la
verdad aplica la sangre a nuestros corazones!” Y el Espíritu da testimonio de la
verdad, porque Él estaba allí cuando Jesús moría, y da testimonio de que “la sangre
de Jesucristo Su Hijo nos limpia de todo pecado.” Él sabe que no hay nada más puro
en el cielo o en la tierra, que el pecador que ha sido lavado en el agua y en la sangre
del Señor Jesús.
Ahora estoy confiado de que Dios quiere que Su Espíritu Santo dé testimonio de la
limpieza de la sangre en nuestras mentes y en nuestros corazones, TAN CIERTO Y
TAN EFECTIVO COMO QUE CRISTO DA TESTIMONIO ANTE EL TRONO DE DIOS,
DE QUE NUESTRA REDENCIÓN ES COMPLETA. ¿PERO COMO VAMOS A
ESCUCHAR ESE TESTIMONIO CLARO QUE PERMANECE ANTE EL PADRE SI EL
ESPÍRITU DE DIOS NO HA RECIBIDO EL SEÑORÍO Y LA AUTORIDAD EN MEDIO
DE NOSOTROS, PARA HABLAR A NUESTRO CORAZONES ESA MISMA PALABRA
VIVA QUE CRISTO NUESTRO MEDIADOR HABLA ANTE EL TRONO?
Confío en que hay una gran cantidad de creyentes que tiene el testimonio de la
Palabra de que son “aceptos en el Amado”, pero que carecen del claro testimonio de
Espíritu de que están enterrados con Cristo, limpiados por la Sangre, y levantados
con Él para caminar en novedad de vida. Someternos a otro bautismo no va a
conseguir nada de esto. Saber más doctrinas de la Palabra no lo va a conseguir.
Comprender más de los misterios del Nuevo Pacto no va a lograrlo. ¡Tenemos que
volver al Señorío de Cristo! Su espíritu debe convertirse en el Señor en medio de
nosotros.
Cuando el pueblo de Dios, o aunque solo sea un núcleo de ellos, llegue a esta clase
de compromiso: “Señor, haré lo que Tú digas—Iré por tu Camino—conforme me des la
gracia y el poder para hacerlo”, veremos entonces una reacción espiritual “nuclear”
que pondrá a funcionar LA LEY DEL ESPÍRITU DE VIDA en el Cuerpo de Cristo, y la
veremos en manifestaciones que superarán nuestras más gratas expectativas. Pero,
¿Dónde está ese anhelo y ese deseo apasionados por la vuelta de Su Señorío en
medio de nosotros? Siempre y cuando nos contentemos con conocer ese bendito
estado de justificación por Su sangre---sin un deseo apasionado de que Cristo sea el
Señor de Su iglesia, sin conocer esa entrega seria para caminar en Su camino e
identificarse con Su Cruz—no experimentaremos esa presencia poderosa del Espíritu
en medio de nosotros, que traerá limpieza, liberación y santidad al pueblo de Dios.
Confío que el Señor está levantando a Su Iglesia en esta hora con sus ardientes “ojos
de fuego”, para quitar toda la escoria de Su pueblo, para llevarnos de vuelta a la Cruz
de la que nos hemos apartado; y que va a poner en marcha las fuerzas de vida de
resurrección en el Cuerpo de Cristo para que podamos conocer y experimentar en
nuestras vidas diarias la sangre de Su Cruz, y el poder de Su resurrección. Pero, ¿En
serio deseamos que esto suceda? ¿En serio deseamos descubrir nuestra cruz?
“NADA PUEDO HACER MISMO, COMO OIGO, ASÍ JUZGO, Y MI JUICIO ES JUSTO
PORQUE NO BUSCO MI PROPIA VOLUNTAD SINO LA VOLUNTAD DEL QUE ME
ENVIÓ, DEL PADRE.” (Juan 5:30).
Estoy seguro de que el corazón de Dios está cargado y entristecido al escuchar los
llantos de una Iglesia de Laodicea miserable y desgraciada, pero celosa de más
predicadores, más edificios de iglesia y templos, más seminarios, más televisión y
radio, más música y más dinero, dinero, dinero...”para dejar hecho el trabajo”. Si
tuviéramos oídos para oír lo que Él está diciendo, sentiríamos el dolor de Su corazón,
y Su anhelo de tener un pueblo que entre en la quietud, y que escuche lo que el
Espíritu está diciendo a las iglesias...
“Pueblo Mío, ¿No te harás pan roto en Mis manos para que pueda hacer como Yo
quiera?”
Jesús parecía un poco evasivo cuando Pilatos le preguntó si Él era un rey. No porque
no estuviera dispuesto a decir la verdad, sino porque Su Reino era muy diferente de lo
que Pilatos entendía sobre reinos Pero cuando Pilatos insistió, “¿Eres Tú el Rey de los
Judíos?”, Jesús dio una respuesta muy directa: “Mi Reino no es de este mundo: Si mi
Reino fuera de esta Mundo, entonces mis siervos lucharían... Tú dices que soy Rey.
Para esto nací Yo, y por esta causa vine al mundo, para dar testimonio de la verdad...”
(Juan 18:36-37).
Una vez más, como en los días de Jesús, hay mucha expectativa en referencia al
Reino de Dios, y todavía está tan distorsionada y tan malinterpretada por el pueblo de
Dios, como lo estaba entonces. Jesús dejo claro que Su Reino no hacia referencia a la
comida y a la bebida, a la economía, a los movimientos políticos, o a intentos de
involucrarse externamente con los reinos de este mundo. En una ocasión, incluso le
intentaron forzar para convertirlo en su rey. PERO CUANDO COMPRENDIERON
TOTALMENTE QUE ÉL VENÍA PARA CAMBIAR SUS CORAZONES Y NO SU
GOBIERNO, SE APRESURARON A CRUCIFICARLE. El sanedrín judío comprendió
la naturaleza de Su misión mucho más que la mayoría de los líderes cristianos de hoy.
“Si le dejamos, todos los hombres creerán en Él; y los Romanos vendrán y tomarán
nuestro lugar y nuestra nación.” (Juan 11:48).
Y entonces hubo una notable profecía por medio del Sumo Sacerdote en la que no
sólo profetizaba de la muerte de Jesús, sino que seguía diciendo cosas que ni él
mismo comprendía: que Este no sólo reuniría al pueblo de Dios en su propia nación,
sino que alcanzaría al pueblo de Dios dondequiera que estuviera disperso por todas
las naciones, y lo reuniría.
¿Cuál fue la sentencia y cual la acusación contra el Señor Jesús? LO QUE JESÚS
AFIRMABA SER, LO QUE ÉL ERA DE HECHO—ESTO SE CONVIRTIÓ EN LA
ACUSACIÓN EN CONTRA DE ÉL. Pilatos lo escribió en letras grandes para que todos
los hombres y todas las naciones lo leyeran, porque escrito está, “en Hebreo, en
Griego y en Latín” (Juan 19:20). Creo que el Señor lo quería escrito en la lengua de
todos los hombres, porque Su Cruz había de tener grandes implicaciones para todo el
mundo. Pilatos no cambiaría su lectura, aunque los judíos le presionaron para que la
revisara, y que dijera: “Este es Jesús, el que afirmaba ser el Rey de los Judíos”.
He aquí, Alguien crucificado por un pueblo apóstata pero muy religioso—los Hebreos.
He aquí, Alguien crucificado por los intelectuales y los sabios—Los Griegos—y que por
medio de Su Cruz, anularía toda su sabiduría.
He aquí, alguien crucificado por los fuertes y por los poderosos—los Romanos—pero
quien por medio de Su Cruz, anularía todo su poder.
Los Griegos eran conocidos por su búsqueda de la sabiduría y del conocimiento, y sin
embargo, nunca encontraron a Dios en toda su búsqueda.
Hago un gran énfasis en estas cosas porque una vez más hay una gran expectativa
del Reino de Dios, y con razón. La verdad de Dios está comenzando a brillar de nuevo
en los corazones de los hombres. Pero una vez más, está brillando en las tinieblas.
Dios sabe como solucionarlo. Él aún sabe como separar la luz de las tinieblas, como lo
hizo en un principio. Parece como si fuera una mezcla corrupta, y eso es lo que es. Sin
embargo, Dios está preparando un pueblo para Su Gloria. ÉL está preparando---
Una Iglesia Gloriosa
Una Esposa Santa Y Limpia
Un remanente Piadoso
Un pueblo de Primeros Frutos
Hijos de Dios
Reyes Y Sacerdotes
Vencedores
Quizás deberíamos mencionar uno más, aunque nadie lo reclama. Pero el gran
apóstol Pablo lo usó mucho--¡Esclavos! Jesús mismo tomó ese modelo, aunque Él
mismo fue el Primogénito, y exaltado en lo alto por encima de toda la creación. No que
nosotros, como pueblo de Dios, hayamos sido llamados a ser “esclavos”. Hemos sido
llamados a ser hijos, y a la libertad—decretados previamente para ser hechos
conforme a la imagen del Primogénito.
Pero lo que somos por llamamiento—Y como alcanzamos este alto llamamiento—
ambos representan dos cosas distintas.
Por otro lado, puede que escogas caminar en alguna clase de “ministerio espiritual” y
si tienes ciertas cualidades ministeriales, es posible que tengas mucho éxito en ello.
PERO SI NO ES POR EL NOMBRAMIENTO DE DIOS, NO LLEGARÁS A CONOCER
Y A EXPERIMENTAR EL SUPREMO LLAMAMIENTO DE DIOS EN CRISTO JESÚS.
PORQUE ESTE “SUPREMO LLAMAMIENTO” ESTA RESERVADO PARA EL QUE
ESTA DISPUESTO A PONER SU VIDA PARA PODER HALLAR LA VIDA DE
CRISTO, QUE PROCEDE DE UNA ANDADURA DE TOTAL OBEDIENCIA A SU
VOLUNTAD.
Ahora bien, ¿Quién eres tú? ¿Quién soy yo? ¿Somos parte de una Iglesia triunfante?
¿Miembros de la Santa Esposa de Cristo? ¿Vencedores? ¿Hijos de Dios siendo
preparados y arreglados para su manifestación? ¿Reyes y Sacerdotes para Dios?
Confio que lo somos...
Porque los hombres de la verdad, que no sólo conocen la verdad sino que andan en
ella, siempre están clavados a la misma cruz que están forzados a declarar. Pablo
llevó su cruz con él por dondequiera que fuera—NO PORQUE MINISTRARA
MUERTE, SINO PORQUE MINISTRABA VIDA. No llevaba una cruz de oro en una
cadena alrededor del cuello; pero estaba clavada a una dondequiera que fuera. Tenía
que ser de esta manera porque él hablaba la verdad y andaba en ella. No trataba de
hacer una cruz para poder jactarse de ser como Jesús. El mundo la había hecho para
él, y el mundo le clavó a ella porque anduvo como Jesús anduvo.
“Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son Hijos de Dios.”
(Rom. 8:14).
Pero hay crecimiento en este reino, y hay mucha necesidad de disciplina del Señor,
que nos aleje del viejo hombre que somos en Adán, y nos haga andar en la nueva vida
que encontramos en Cristo. Así, el apóstol Juan habla de una expresión por triplicado
de los que nacen en el Reino de Dios—Hijitos, Padres y Jóvenes; y Él escribió
palabras amorosas a todos ellos (lee 1ª Juan 2:12-14).
“Jóvenes”. Son los hijos de Dios. Son “fuertes” porque como el Hijo de Dios, su
Hermano mayor, no pueden hacer NADA POR SI MISMOS. Dependen totalmente del
Padre para la dirección, la guía y la fortaleza que necesitan en todo lo que hacen. No
andan en este camino por falta de sabiduría, sino por causa de ella. La sabiduría de
Dios les enseña que si quieren hallarse a si mismo fluyendo con los propósitos eternos
de Dios, deben dejar a un lado todos sus propios deseos, sus pensamientos, sus
búsquedas y sus ambiciones en la vida. Saben que deben andar con Dios si han de
descubrir lo que es la mente del Espíritu. Saben que Dios prepara todas las cosas
conforme a Su propio plan y propósito, y que si van a convertirse en parte integral de
ese plan, entonces deben ser movidos a fluir en ellos por Su Espíritu. La Palabra de
Dios mora en ellos, nutriéndoles con la verdad y el entendimiento. Y porque entienden
un poco de los caminos de Dios, saben que todos los hombres de fe a lo largo de la
historia, fueron hombres que esperaron en Dios y fueron rápidos en responder a Su
voz cuando Él se dio a conocer. La Palabra de Dios siempre fue su estrella polar. Sin
embargo, cada uno de ellos en su generación, reconoció la necesidad de navegar por
sus mares embravecidos conforme a los tratos específicos de Dios con cada uno de
ellos en concreto. Al ser guiados por el Espíritu, se hallan a sí mismos atrapado en el
camino de Dios, y haciéndose parte de Su propósito eterno.
Es tan importante que comprendamos eso, si vamos andar en un camino que coincide
con los propósitos eternos de Dios. Los planes y los propósitos de Dios son grandes,
complicados e incomprensibles—y nunca debemos intentar mezclarnos en eso. Nos
gozamos en lo que Él nos muestra. Nos da visión y esperanza—y esta esperanza nos
limpia y nos purifica. Pero no podemos decir, “Sé que este es el plan de Dios, así que
voy a esforzarme por cumplirlo”. Es suficiente que aprendamos simplemente a hacer
Su voluntad, y a hallar gracia para andar en Su camino. Sólo entonces comenzaremos
a relacionarnos y a coincidir con el propósito eterno de Dios en lo que concierne a
nosotros—y en lo que concierne a otros que igualmente están siendo guiados por Su
Espíritu. Cuando estamos consagrados a hacer la voluntad de Dios, Dios será fiel en
mostrarnos cual es Su voluntad. Pero si comenzamos a trabajar en el objetivo de Dios,
en lugar de buscar descubrir Su voluntad explícita para nuestras vidas, estaremos
pretendiendo hacer la obra de Dios, y terminaremos en angustia, perplejidad,
frustración y fracaso total. ¿Por qué decimos esto?
Dios está produciendo una obra maestra de Su sabiduría en los hijos redimidos de los
hombres, y sólo Él sabe como entrelazar las cuerdas de Sus propósitos en las vidas
de Sus escogidos. Nosotros, como Hijos de Dios, sabemos muy poco de todo esto. A
veces, el poco entendimiento que nos da es asombroso y nos preguntamos como
podríamos llegar a comprender más. Sin embargo, nuestra búsqueda no es adquirir
más y más de esta clase de conocimiento, SINO CONOCER SU VOLUNTAD Y
ANDAR CON DIOS EN LOS CAMINOS DE VERDAD. PORQUE SOLO ENTONCES
SUS PROPÓSITOS PUEDEN CUMPLIRSE EN NUESTRAS VIDAS, Y EN LAS VIDAS
DE SU PUEBLO.
“Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; sobre ti fijaré Mis
ojos. No seáis como el caballo o como el mulo, sin entendimiento. Que han de ser
sujetados con cabestro y freno.” (Salmos 32:8-9)
Damos gracias al Señor por la sujeción del “cabestro y del “freno” cuando los
necesitamos. Pero el hijo de Dios que ha sido disciplinado no los necesita, porque las
riendas de Dios están en su corazón y su deleite es hacer la voluntad del Padre.
¿Qué está diciendo? Que la Palabra de Dios esté cerca de tu corazón, y no sólo una
doctrina que deleita al intelecto. “Enlázalos alrededor de tu cuello”, para impedir que te
enorgullezcas o caigas en rebeldía, o para hacerte cambiar en una u otra dirección,
según soplen los vientos de doctrina. Entonces la verdad se produce en lo íntimo, y tus
deseos son motivados hacia Dios. No caerás en engaño, porque Él te guardará en tus
tiempos de “sueño”, cuando no eres consciente de los peligros que el Enemigo está a
punto de descargar en tu camino. Despertarás de repente, y te darás cuenta de lo que
ha estado pasando, y la Verdad hablará contigo y te revelará más y más de los tesoros
escondidos de Su gracia, sabiduría y conocimiento.
Esto es completamente distinto del “cabestro y del freno” que Dios diseñó para el
caballo y el mulo. Dios nos libera del cabestro, pero no para que podamos ir por
nuestro propio camino y ser indulgentes en nuestras propias búsquedas egoístas. Él
nos libera de nosotros mismos y de los caminos de los hombres, para poder
sujetarnos a Su yugo—el yugo de aprender los caminos de Dios: “Tomad mi yugo y
aprended de Mí”. En nosotros mismos podemos muy fácilmente contaminarnos con
deseos carnales y ambición. Por eso tenemos que conocer una disciplina tal de Su
Espíritu, y estar tan consagrados a Su voluntad, que conoceremos como sobrevivir “el
tirón”. Porque de nuestros propios corazones o de otros, saldrá esa clase de presión
que intentará movernos en una dirección que apuntará hacia un crecimiento y una
satisfacción mayores. Dios trata las riendas de nuestros corazones para ver si vamos
en busca del éxito y del logro personal, o si vamos simplemente en busca de Él—y de
un estilo de vida que sea un deleite a Su propio corazón. El Espíritu del Señor es un
Espíritu libertador; al andar en el Espíritu, descubriremos enseguida que el camino
hacia la verdadera libertad es un camino que nos libera de nosotros mismos, y nos
constriñe a andar en los caminos de Dios.
Dirigidos por el Espíritu de Dios---hacia reinos en los lugares Celestiales
“Dios es amor, y el que permanece en amor, permanece en Dios y Dios en él. En esto
se ha PERFECCIONADO el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el
día del juicio, pues como Él es, así somos nosotros en este mundo. En el amor no hay
temor, sino que el PERFECTO AMOR echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí
castigo. De donde el que teme no ha sido PERFECCIONADO EN EL AMOR.” (1ª Juan
4:16-18).
Este es el “fin” del viaje para los que son guiados por el Espíritu—un “fin”, por
supuesto, que es absorbido en la eternidad. Él nos lleva al corazón de Dios, y ya no
luchamos más con la maleza enredada del camino del desierto. La Ley del Espíritu de
Vida obrando en Su pueblo, nos ha llevado al deseo pleno del corazón de Dios.
Hallamos nuestro hogar en Dios. Y Dios encuentra Su hogar en nuestros corazones.
Antes de entrar en detalle en cuanto a la Ley de Vida tal y como Dios querría que
funcionara en el Cuerpo de Cristo, queremos considerar la operación de esta Ley en la
vida de nuestro Señor.
“En Él estaba la VIDA; y la vida era la luz de los hombres.” (Juan 1:4).
La plenitud de la VIDA estaba en nuestro Señor Jesús—no sólo vida, sino una Ley de
Vida. La Vida reinaba. La Vida estaba en control. Él vivía en una unión tan íntima con
el Padre que había una proyección de Su vida a los demás. Había una divina
interacción de Su vida con las vidas de los demás porque la vida que estaba en Él se
convirtió en una REGLA, una LEY, que operaba desde el interior y brillaba hacia los
hombres y mujeres cuyas vidas Él tocó.
Hemos observado cómo y por qué esta vida fue manifiesta en nuestro Señor Jesús.
Fue porque aprendió la obediencia por medio de los sufrimientos que padeció. Fue al
llegar a ese punto en el que buscaba únicamente el deseo del Padre Celestial—
preparado para desechar todas las tentaciones de perseguir pensamientos,
ambiciones, deseos, programas y búsquedas de los hombres. La presión siempre
estaba ahí, en el mundo religioso que le rodeaba e incluso en sus propios discípulos:
“Si vas a tener éxito, si vas ser productivo, si vas a hacer algo de valor para la gente,
tienes que ser activo, energético, ambicioso; tendrás que involucrarte.” Este es el
pensamiento del hombre natural.
Pero la presión siempre está ahí para hacerlo de esta forma, porque es la única cosa
lógica de hacer; ir en esta dirección, si esperas el éxito y el crecimiento.
Tenemos la vida de Dios en nosotros ahora por el nuevo nacimiento, por la renovación
de nuestros espíritus. Y porque tenemos esta vida, somos exhortados constantemente
en cuanto a como podemos liberar esa vida para la bendición de la la iglesia, o del
mundo que nos rodea. Pero normalmente, EL CAMINO DE DIOS ES
COMPLETAMENTE RECHAZADO, o presentado de una forma teórica. EL GRANO
DE TRIGO DEBE MORIR EN EL SUELO SI HA DE LLEVAR FRUTO. HAY VIDA EN
LA SEMILLA – PERO LA VIDA SÓLO PUEDE CRECER Y GERMINAR Y PRODUCIR
FRUTO SI ESTA DISPUESTA A SOMETERSE AL PROCESO DE
DESINTEGRACIÓN Y MUERTE. EL QUE INTENTA PRESERVAR SU VIDA, LA
PERDERÁ, PERO EL QUE ESTÉ DISPUESTO A QUE SE DESINTEGRE EN LA
VOLUNTAD DE DIOS, HALLARÁ ABUNDANCIA DE FRUTO.
Es una lección difícil de aprender—es tan irracional. Preferiríamos adscribirnos a
seminarios de “discipulado” diseñados para mostrarnos como llegar a ser los
discípulos de Jesús de la forma más fácil, de la forma más lógica. Pero si descubrimos
un camino fácil hacia el discipulado, podemos estar seguros de que lo hemos fallado
completamente. Cuando todo está dicho y hecho, somos traídos de vuelta al camino
que Jesús estableció tan claramente para Sus discípulos de antaño: “Si alguno quiere
ir en pos de Mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz, y sígame.” (Mat. 16:24). Este es el
camino al discipulado: DEJAR A UN LADO TODOS ESTOS ESQUEMAS LÓGICOS Y
SIMPLEMENTE HACER SÓLO LO QUE EL PADRE DICE. Y si perseguimos la
voluntad de Dios con intensidad de entrega y devoción, TODO ELLO CULMINARÁ EN
LA DESINTEGRACIÓN TOTAL DE TODOS NUESTROS PLANES Y ESQUEMAS
SOBRE EL ÉXITO Y SOBRE LOS LOGROS.
Este fue el camino del Hijo de Dios, y porque anduvo en este camino, la tierra
armonizó con el Cielo dondequiera que fuera, y respondió perfectamente a todos los
deseos de Su Padre, a cada una de las búsquedas en particular de Su Padre, a cada
una de Sus Palabras. Esto fue lo que produjo una reacción en cadena de vida en los
corazones de hombres y mujeres cuyas vidas Él tocó. Consideremos ciertas facetas
de la Ley de Vida como la manifestó nuestro Señor.
Jesús tuvo que regañar con ternura a Su madre cuando tuvo lugar el primer milagro
que Él obró en su ministerio terrenal. La exhortación simplemente expresada, decía
esto: “Madre, no intentes presionarme. Debo moverme conforme al tiempo y a la
dirección de Dios” (lee Juan 2:4). Entonces ella dijo algo maravilloso y muy correcto:
“Haced todo lo que os dijere” (v.5). La iglesia de Jesucristo no tendría
ABSOLUTAMENTE NINGÚN PROBLEMA SATISFACIENDO LAS NECESIDADES DE
LA HUMANIDAD SI PUDIÉRAMOS LLEGAR A ESTE MISMO COMPROMISO
SIMPLE—SÓLO HACED LO QUE ÉL OS DIGA. Pero esto requiere esperar en Dios, y
esto es una lección que nos cuesta mucho aprender. Ciertamente, esperaremos,
siempre y cuando no nos lleve mucho tiempo. ¿De todos modos, cuanto tiempo
espera Dios que esperemos? ESPERA...ESPERA...ESPERA HASTA QUE ÉL
CONTESTE...
Aquí tenemos la Ley del Espíritu de declarada abiertamente por nuestro Señor. ES
COMO EL VIENTO. “El viento sopla de donde quiere y oyes su sonido, mas ni sabes
de donde viene ni a dónde va. ASÍ ES TODO AQUEL QUE ES NACIDO DEL
ESPÍRITU (Juan 3:8). No puedes entenderlo. No puede predeterminar ni sus orígenes
ni sus destinos. No puedes controlarlo. Y ME TEMO QUE POR ESO SOMOS MUY
RÁPIDOS EN RECHAZARLO. PORQUE ESTA MÁS ALLÁ DE NUESTRA
CAPACIDAD DE MANIPULARLO. Nacimos de nuevo por esta clase de Ley. PERO
DIOS QUEIRE QUE VIVAMOS Y NOS MOVAMOS POR EL MISMO ESPÍRITU Y POR
LA MISMA LEY POR LA QUE NACIMOS AL REINO.
4. En el estanque de Betesda
“No puedo Yo hacer por Mí mismo, según oigo, así juzgo. Y Mi juicio es justo porque
no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió, la del Padre.” (Juan 5:30).
Este era su secreto. Estaba moviéndose en armonía con el Cielo; y el Cielo siempre
respondía—NO PORQUE FUERA EL GRAN MESÍAS Y EL GRAN OBRADOR DE
MILAGROS, SINO PORQUE ANDABA EN LA VOLUNTAD DE DIOS, Y DIOS ERA
TOTALMENTE GLORIFICADO EN TODO LO QUE HIZO.
Algunos dicen, “Si yo tuviera el don de milagros, yo iría a los hospitales y sanaría a
todo el mundo.” Bueno, puedes intentar hacer eso. Pero Jesús no lo hizo porque
NUESTRO SEÑOR JESÚS NO ERA ACTIVADO POR LO QUE TENÍA, SINO POR SU
CONSAGRACIÓN A ANDAR CON EL PADRE CELESTIAL.
Era la Pascua y Jesús estaba a punto de obrar un gran milagro al alimentar a las
multitudes con “cinco panes de cebada y dos peces” (Juan 6:9).
Jesús no hacía cosas como ésta todos los días ni tampoco lo intentaba. No intentaba
hacer nada PORQUE EN SU ENTREGA AL PADRE NO HABÍA NADA QUE EL
PUDIERA HACER. La iglesia sigue clamando: “¡Haz lo que puedas... Haz lo que
puedas...!” Pero Dios continúa trabajando en los corazones de hijos disciplinados
hasta que puedan responder: “NADA PUEDO HACER POR MI MISMO”. Las
necesidades de la humanidad se aceleran mucho más rápido que nuestra capacidad
de producir un impacto visible en satisfacer esas necesidades. Y Dios quiere que
sepamos que Él está mucho más preocupado de lo que lo estamos nosotros, y que ÉL
TIENE UN PLAN DE ALCANZAR A TODAS LAS NACIONES CON EL PAN DE VIDA
SI TAN SOLO ESTAMOS DISPUESTOS A ESCUCHAR LO QUE ÉL TIENE QUE
DECIR:
“Y tomó Jesús aquellos panes, y habiendo dado gracias, los repartió entre los
discípulos, y los discípulos entre los que estaban recostados.” (Juan 6:11).
¿Qué había sucedido? Una reacción en cadena de vida había impregnado cada trozo
de pan que Jesús rompió y dio a Sus discípulos.
¿Oímos lo que Dios está diciendo? Que el pan de la Pascua es SUFICIENTE PARA
CADA CORAZÓN HAMBRIENTO, Y QUE AL HACERNOS UNO CON ÉL, Y AL SER
LLEVADOS A SUS MANOS, PARA SER ROTOS Y BENDECIDOS,¡PODEMOS
SATISFACER CADA NECESIDAD DE ESTE MUNDO FAMÉLICO POR CAUSA DE
LA OPERACIÓN DE LA LEY DEL ESPIRITU DE VIDA EN CRISTO JESÚS!
Cierto, nuestro Señor Jesús es ese pan, pero Dios quiere que nosotros nos hagamos
uno con Él, para que la reacción en cadena de Su vida redentora pueda fluir a través
de nosotros, haciéndonos ser UN PAN Y UN CUERPO para la vida de la humanidad.
Gastaremos nuestras energías en maratones o paseos, tratando de hacer lo imposible
por levantar millones, o miles de millones para satisfacer las necesidades de los
hombres---y por favor, entended lo que estoy diciendo—unas pocas migajas de
nuestras mesas, están satisfaciendo las necesidades de algunos de forma poco
significativa. PERO, ¿ESTAREMOS DISPUESTOS A CONVERTIRNOS EN PAN
ROTO EN LAS MANOS DEL MAESTRO PARA SATISFACER TODA NECESIDAD DE
LA RAZA HUMANA? ¡Este es el camino de Dios! ¡El único método de Dios para
alcanzar a las masas!
6. El levantamiento de Lázaro
Consistente con los caminos del Señor Jesús, Él esperó a qué el Padre hablara antes
de actuar. Y consistente con los caminos del Padre, pareció haber esperado
demasiado y finalmente ser demasiado tarde. No fue que Jesús hubiera prolongado
su estancia por demasiado tiempo y que repentinamente decidiera darse prisa para
solucionar esta situación desesperada. En su lugar, ESPERÓ DELIBERADAMENTE
QUE LÁZARO MURIERA. El propósito es brevemente declarado: “PARA QUE EL
HIJO DE DIOS SEA GLORIFICADO POR ELLA”. (Lee Juan 11:4-6).
Sabemos, y ciertamente Dios lo sabe también, que las necesidades de la humanidad
están mucho allá de la posibilidad de que nuestros recursos humanos puedan
satisfacerlas ni siquiera vagamente. AHORA BIEN, ES BUENO SI PODEMOS
RECONOCER LA NECESIDAD, PERO ES FATAL PARA LAS MULTITUDES QUE
MUEREN, SI NO CONOCEMOS EL CAMINO DE DIOS PARA SATISFACER ESAS
NECESIDADES.
Parece terriblemente cruel, lo sé, que el Señor prolongara su estancia “dos días en el
mismo lugar”, cuando la necesidad era tan grande. Pero escuchemos estas palabras
de seguridad: ES PARA QUE EL HIJO DE DIOS PUEDA SER GLORIFICADO. La
tardanza de Dios en responder a las necesidades de Su pueblo ha sido a lo largo de
todos los tiempos una de las cosas mas dolorosas al corazón de Sus siervos. Fue el
clamor de los hijos de Israel en su esclavitud. Fue el clamor de Moisés. Fue el clamor
de David. Fue el clamor de los profetas: “Oh, Dios, ¿Por qué no intervienes en este
asunto?” Amados, podéis estar seguros de que Dios sí ve, y si entiende, y se
preocupa, PERO SU PROBLEMA HA SIDO ENCONTRAR A LOS VASOS
OBEDIENTES, DÓCILES, QUE ESPERARÁN EN DIOS HASTA TENER SU
RESPUESTA. Se cree que la palabra “Lázaro” procede del Hebreo ”Eliezer”, que
significa, “Dios es nuestra ayuda”. Y cuando Dios haga algo muy especial, Él
ESPERARÁ hasta que la situación se vuelva completamente desesperada, PARA
QUE SÓLO ÉL PUEDA SER GLORIFICADO. Cuando el Señor finalmente viene a
Betania, la única cosa que sus afligidas hermanas podían hacer, era lamentar Su
tardanza:”Señor, Si hubieses estado aquí, mi hermano no habría muerto.” (v.21).
No estoy diciendo que el Señor no haya estado haciendo cosas muy maravillosas en
la tierra desde el principio, o que Él no esté haciendo cosas grandes hoy, PERO A
PESAR DE TODO ELLO, LAS NECESIDADES SON MAYORES HOY, Y LA
ESCLAVITUD ES MÁS SEVERA QUE EN CUALQUIER OTRO MOMENTO DE LA
HISTORIA DE LA HUMANIDAD. PORQUE DIOS HA DETERMINADO QUE EN ESTA
HORA DE EXTREMA DESESPERACIÓN Y FALTA DE EXPECTATIVA, ÉL SE
REVELE A SÍ MISMO EN ESTE ÚLTIMO TIEMPO, COMO LA RESURRECCIÓN Y LA
VIDA, A UN MUNDO EN UN CAOS EXTREMO.
“¿No podía éste, que abrió los ojos al ciego, haber hecho también que Lázaro no
muriera?” (v.37).¡Por supuesto que sí! PERO ÉL HA ESPERADO QUE SUS SIERVOS
VENGAN A ÉL EN DESESPERACIÓN PARA PODER RADIR SU GLORIA EN UNA
DEMOSTRACIÓN TAL DE LA VIDA DE RESURRECCIÓN DE JESÚS, QUE ESTE
MUNDO JAMÁS HA CONOCIDO.
“Y cuando hubo hablado, gritó a gran voz, “¡Lázaro, ven fuera!”. Y el que estaba
muerto salió, atados los pies y las manos, y su rostro estaba envuelto en un sudario.
Jesús les dijo, “Desatadle y dejadle ir”. (v. 43-44).
Fíjate en esto. Suena extraño que los hombres amen la muerte más que la vida, y las
tinieblas más que a la luz. Pero es así como es—porque uno es el enemigo y la
antítesis del otro.
¿De verdad crees que cuando los siervos de Dios comiencen a obrar milagros de vida
de resurrección, el mundo se va a echar a correr detrás de ellos?
Habrían recibido a Jesús con alegría como su Rey. Si tan sólo se hubiera ADSCRITO
AL SISTEMA DE ELLOS. De hecho, intentaron forzarle en ese modelo.
La bendición carismática y el poder para darnos un acceso gratuito a los panes y los
peces, no plantea ningún problema a la mayor parte apóstata de nuestros sistemas
religiosos. Pero cuando Dios comienza la reacción en cadena de la Ley del Espíritu de
Vida en Cristo Jesús, SU PROPÓSITO FINAL ES APARTAR LOS CAMINOS DEL
HOMBRE Y SUS REINOS, TANTO EN EL MUNDO COMO EN LA IGLESIA. EL
ENEMIGO SABE ESTO Y PODEMOS ESPERAR Y ANTICIPAR UNA ENORME
MEDIDA DE SUFRIMIENTO PARA EL CUERPO DE CRISTO CUANDO ESTO
COMIENCE A SUCEDER.
Ahora bien, podemos evitar la Cruz si escogemos cooperar con los sistemas
mundanos de los hombres, y buscar involucrarnos con los reinos del mundo.
W C = L²
“QUE COMO EL PECADO REINÓ PARA MUERTE, ASI LA GRACIA REINE POR LA
JUSTICIA PARA LA VIDA ETERNA POR MEDIANTE JESUCRISTO.” (Rom. 5:21).
Amados, tened por cierto que cuando la Ley del Espíritu de Vida en Cristo Jesús
comience a funcionar bajo el liderazgo y el dominio de Cristo, el pueblo de Dios va a
ser empujado a su cruz, tan ciertamente como el Señor Jesús lo fue a la suya.
Hemos visto de qué forma tan preciosa funcionaba la Ley de Vida en el Señor Jesús
cuando Él estaba aquí. Pero hemos olvidado que Él ha hecho provisión para que la
misma ley que había en Él, fuera transmitida a Su pueblo; para que la vida de
Resurrección que Él es, pudiera convertirse en el principio y en la ley que potenciaría a
todos los que se unieran a Él. Es por esta razón que se marchó. Vino a crucificar la
Ley del Pecado y de la Muerte, pero habiendo hecho esto, ya no había más necesidad
de permanecer por más tiempo en la tierra.
Él se marcharía, pero regresaría con una nueva energía, una nueva fuerza, un nuevo
principio, una nueva Ley de Vida en Su pueblo. Y esta nueva ley sería tan efectiva en
el pueblo que dejaba atrás, como lo había sido en Él mientras estuvo aquí. Esta es la
clara enseñanza del Señor, y esta era la carga de Su corazón cuando dijo a Sus
discípulos que tenía que marcharse. PERO VOLVERÍA DE NUEVO DE UNA FORMA
NUEVA, EN EL ESPÍRITU DE LA VERDAD, PARA MORAR CON ELLOS Y
GOBERNAR Y REINAR EN SUS VIDAS EN UN NUEVO PRINCIPIO Y EN UNA
NUEVA LEY DE VIDA. Una nueva energía sería liberada desde el trono, una nueva
dimensión de gloria que sería tan efectiva en ellos como lo había sido en Él, mientras
caminaba en la tierra. Esta fue Su oración:
“Yo en ellos, y Tú en Mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo
conozca que Tú me enviaste, y que los has amado a ellos, como también a Mí me has
amado.” (Juan 17:23).
Jesús no estaba hablando de que nosotros fuéramos hechos UNO de forma distinta o
ajena a ser hechos UNO CON ÉL, ASI COMO ÉL ERA UNO CON EL PADRE. No
tiene nada que ver con ecumenismo, con reunir a las iglesias en una gran
organización. Satanás está incluso promoviendo eso, tan ciertamente como promovió
la construcción de la Ciudad y la Torre de Babel. Porque esta unión o “fusión” unos
con otros es solo posible cuando somos FUSIONADOS UNOS CON OTROS por la
gracia renovadora, y cuando entramos en unión y armonía con el Señor Jesús. El
camino del hombre (ladrillo en lugar de piedra y asfalto en lugar de mezcla—Gén.
11:3), solo terminará en confusión. Ir por el camino del hombre solo fortalecerá la Ley
del Pecado y de la Muerte, y le dará una mayor aceleración en las vidas de los no
regenerados. Jesús se marchó a Su trono exaltado en los Cielos para poder perpetuar
en la tierra esa misma vida, la misma gloria, el mismo Espíritu de Verdad, que Él era
cuando estuvo aquí. Su pueblo haría las mismas obras que Él hizo, e incluso mayores,
por causa de Su entronización en los Cielos como el Sumo Sacerdote de un
“ministerio más excelente”.
Lo triste de esto es que todos nosotros estamos preparados para mirar a nuestros
gloriosos comienzos, o a algunas de Sus gloriosas visitaciones en generaciones
anteriores, pero fallamos en creer que el deseo de Dios para Su Iglesia sigue siendo el
de moverse en este ámbito, en esta clase de gloria. Ahora, en estos momentos de
gran caos en la Iglesia, así como en el mundo, parece como si nos contentáramos de
hacer lo mejor que podamos con lo poco que tengamos, en lugar de reconocer que
este no es el Camino de Dios.
La iglesia ha sido inundada con pecado e iniquidad en nuestra generación, mucho más
allá de cualquier cosa que el pueblo de Dios pudiera haber imaginado incluso hace
unas pocas décadas. El mismo espíritu rebelde e inicuo que llena la tierra ha tragado a
la Iglesia y los verdaderos siervos de Dios están abrumados por su incapacidad de
tratar con esto.
Pero el fuego de Dios también encendió un fuego en los corazones de sus enemigos.
Tened por cierto que una cosa produce la otra. No puedes escapar de ello si estás
realmente andando en los caminos de Dios y si estás lleno de Su presencia. El mundo
no puede odiarnos siempre que seamos muy parecidos a él. Pero a Jesús odiaron, y a
Pablo odiaron, porque liberaron una luz y una gloria que penetró en los reinos de la
oscuridad, con la única intención de consumir los caminos rebeldes de los hombres.
Los espíritus malignos ya no claman en nuestra presencia, “Dejadnos solos”, porque
no hacemos mucho para molestarles. Pero cuando un pueblo comienza a andar en la
luz y la gloria de Su presencia, la oscuridad no puede aguantarlo, y los espíritus de
oscuridad clamarán en temor.
Después Dios dispersó a la Iglesia en Jerusalén por otra clase de fuego—el fuego de
la persecución. PERO LA DISPERSIÓN DEL PUEBLO DE DIOS NO ERA OTRA
COSA QUE LA DISPERSIÓN DE LA SEMILLA PRECIOSA. Por dondequiera que
fueran, el evangelio del Reino era proclamado en poder y autoridad. Que Dios nos
conceda participar de una medida abundante del fuego de Dios antes de que los
fuegos de la persecución caigan sobre nosotros. Entonces podremos manejarlos.
Entonces producirán una obra hermosa de limpieza en medio de Su pueblo.
Necesitamos el fuego de Dios para prepararnos para ese día, pero podemos estar
seguros de que si nos movemos en el fuego de la unción de Dios, se producirá la
persecución. Esteban ardía con tal llama de la unción que a sus enemigos les
rechinaron los dientes. Pero el fuego de Dios estaba ardiendo, y ningún hombre podía
apagarlo.
Felipe bajó a Samaria y predicó a Cristo y todo el país fue despertado cuando el
Espíritu Santo se movió poderosamente en los corazones del pueblo. Pero Felipe
sabía que era el Espíritu Santo quien gobernaba, y cuando Dios le envía al desierto
por razones únicamente conocidas por Dios, no dudó en dejar este poderoso
avivamiento en Samaria temiendo que en su ausencia, las cosas se salieran de su
control. EL Señor estaba en control, no Felipe. Dios sabía lo que estaba haciendo y los
siervos de Dios estaban contentos de dejar que Él tuviera el control. Allí, en el
desierto, Felipe esperó el siguiente paso.
Felipe simplemente espera que Dios complete el cuadro; porque lo que Dios está
haciendo en Sus siervos que se mueven en el Espíritu, es una hermosa obra maestra
de Su propia sabiduría y genio.
El Espíritu Santo quiere ser el Señor en medio de nosotros, como el Señor Jesús es el
Señor en el trono. Es Él quien inicia los planes y los propósitos de Dios en la tierra, y
ordena el caminar de Sus siervos que están comprometidos en hacer Su voluntad. Así,
aquí en Damasco, hay un siervo de confianza, y el Señor le dice que vaya a la Calle
recta, e imponga sus manos sobre un nombre llamado Saulo, para que fuera sanado.
Él le recuerda al Señor que este hombre tenía una pésima reputación entre los
cristianos, pero el Señor le confirma que sabe lo que está haciendo. Ananías
encuentra a Saulo, le impone las manos y le restaura la vista. Y entonces da a su vaso
escogido una pequeña indicación del propósito de Dios en todo lo que Él ha hecho.
Pablo había de conocer la VOLUNTAD DE DIOS Y VERLE, Y OIRLE HABLAR. (Lee
Hechos 22:14). Eso abarca mucho territorio, pero inmediatamente Pablo sabe que
está bajo órdenes militares. ÉL HA DE RESTRINGIRSE COMPLETAMENTE A LA
VOLUNTAD DE DIOS. Y al caminar este gran apóstol en la voluntad de Dios, de qué
forma tan maravillosa puede verse la liberación del Espíritu de Vida a través de Su
ministerio, provocando una ardiente reacción en cadena de vida espiritual dondequiera
que fuera—encendiendo un fuego aquí, y otro allí, y después avanzando en su camino
mientras el fuego continuaba ardiendo.
Podríamos seguir y seguir todo el camino a lo largo del libro de los Hechos y observar
las poderosas obras que fueron cumplidas, pero queremos hacer el énfasis correcto.
No estamos simplemente hablando de grandes y maravillosos milagros. Queremos
enfatizar el Señorío de Cristo en todo ello, y como el Espíritu Santo estaba en control-
RECLUTANDO VASIJAS ESCOGIDAS, DIRIGIENDO, MOTIVANDO, POTENCIANDO
AL PUEBLO DE DIOS PARA HACER LA OBRA QUE EL SEÑOR RESUCITADO
TENÍA EN MENTE COMO EL SEÑOR DE LA IGLESIA.
Como nos emocionamos ante estos poderosos movimientos del Espíritu de Dios, al
andar Él en un pueblo santo y limpio en los primeros días de los comienzos de la
Iglesia. ¡PERO QUÉ TRISTE ES, CUANDO EL PUEBLO NO RECONOCE QUE DIOS
QUIERE A SU IGLESIA DE LOS ÚLTIMOS DÍAS CAMINANDO EN LA MISMA VIDA Y
EN LA MISMA UNCIÓN!
“Me dejaron a Mí, fuente de agua viva... y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas
que no... retienen agua.” (Jer. 2:13).
Me pregunto cual de los dos es el peor mal: abandonar el camino de Dios es bastante
malo de por sí; pero en lugar de regresar a Dios, sustituyeron el río abundante por
cisternas rotas, lo cual parece mucho peor aún.
La provisión de Dios para Su pueblo en esta era maravillosa del Espíritu Santo es
abiertamente declarada por el Señor:
Dios quiere inundar Su Iglesia una vez más con ríos de agua viva. Es nuestra herencia
en Cristo: “Porque JEHOVÁ tú Dios te introduce en la buena tierra, tierra de arroyos,
de aguas, de fuentes y de manantiales, que brotan de valles y de colinas.” (Deut. 8:7).
¿Crees que eres de los que habitan en lugares bajos? Da gracias a Dios por ello. Es
ahí donde las aguas vivas desean fluir. Un viejo himno de la Iglesia dice algo parecido:
Los arroyos de Dios siempre buscan los lugares bajos, al fluir del corazón de Dios.
Tenemos que humillarnos a nosotros mismos para que el agua de la vida pueda fluir
una vez más. Abandonar estos arroyos vivos es un gran mal; pero el segundo mal
muestra una completo desprecio hacia el Dios que profesamos servir. El camino del
hombre no puede retener los arroyos refrescantes de agua de vida. Las cisternas de
los hombres no pueden retener el agua. Necesitamos arrepentirnos de ambos males, y
especialmente del segundo, para que los arroyos de vida que una vez fluyeron de Su
iglesia puedan de nuevo ser liberados desde el trono. Que la escoria y los escombros
de los filisteos puedan de nuevo ser quitados de los pozos que abrió Abraham, y
comiencen a fluir de nuevo en medio de Su pueblo como una fuente de vida. Hemos
construido muchas presas denominacionales y cisternas, o algunas independientes,
con la esperanza de mantener una provisión de agua pura y refrescantes, pero pronto
las aguas se estancan. Todo el mundo sabe que su estanque de agua no fluye, se
estanca. Dios pide a Su pueblo que abandonen la construcción de cisternas y que
regresen a la Fuente. Los esfuerzos del hombre de hacer que las cosas “se muevan”
en la Iglesia, son incansables, y lo que estamos sacando de todo ello, no es otra cosa
que “cisternas rotas que no retienen agua”.
Pero Dios está de nuevo en la escena para hacer algo al respecto. Es para Su gloria
que Él se va a levantar en la tierra en poder y en autoridad. Él es sumamente celoso
por causa de Su propio nombre, Su glorioso Nombre que ha sido corrompido entre las
naciones.
“Y haré notorio mi santo nombre en medio de mi pueblo Israel, y nunca más dejaré
profanar mi santo nombre; y sabrán las naciones que yo soy Jehová, el Santo en
Israel.” (Ezequiel 39:7)
Dios ha prometido que “la gloria postrera de esta casa será mayor que la primera”
(Hageo 2:9). Dios dice que está “esperando el precioso fruto de la tierra”, por lo que
podemos estar seguros de que el fruto que Él está esperando va a ser de la mayor
calidad, y sumamente precioso a Su vista. (Santiago 5:7).
Jesús no prometió que las puertas del Hades no “prevalecerían” contra Su Iglesia—por
lo que estoy seguro de que la batalla final de la era de la Iglesia va a ser una batalla
gloriosa y triunfante. (Mat. 16:18).
Está haciendo todo lo que Él necesita hacer para traer a su plenitud el mismo deseo
de Su corazón. Lo hará a pesar de las multitudes incrédulas en la Iglesia. Pero
enseñamos estas cosas y escribimos estas cosas para que los que crean, puedan
tener una confianza y una seguridad renovadas para levantarse en la fortaleza del
Señor y seguir al Cordero dondequiera que Él pueda llevarnos.
Porque todos los loables esfuerzos del hombre por establecer el Reino de los Cielos,
van a resquebrajarse cuando los simples, los débiles, los bajos, y los despreciados de
los hombres, aquellos a quienes el apóstol Pablo llama los “nada”, se levanten en el
poder de Su Señor u sean vestidos con la armadura del Dios y con los pies
hermosamente preparados con las sandalias del apresto del evangelio de la paz. (lee
1ª Cor. 1:28).
“De quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas
que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su
crecimiento para ir edificándose en amor.” (Efe. 4:16).
El Cuerpo está “bien concertado”. No se trata de hacer que los miembros se hagan
compatibles unos con otros, tratando de hacerlos “aptos” donde es obvio que no
“encajan”. Sólo Dios puede quitar esos bordes ásperos, esas áreas de voluntad
egoísta y de autocompasión, así como toda la rebelión hacia los caminos de Dios,
para poder hacernos “bien concertados”. Pero cuando el ministerio del Espíritu de
Verdad ministra gracia a los corazones de los oyentes, y el pueblo de Dios desea
caminar en obediencia a la voluntad de Dios y en la voluntad de Dios, entonces de qué
forma tan hermosa Él colocará a cada miembro con cada miembro en un total
colectivo. No estoy diciendo que no pueda haber un compañerismo significativo unos
con otros hasta que todo esto suceda; pero el Cuerpo de Cristo no será efectivo ni
tendrá poder en Dios hasta que sea “bien concertado” por Su Espíritu.
“Y compactados”. En otro lugar estas palabras se traducen como “tejidos juntos” (Col.
2:2,19). Es Dios quien hace el trabajo de tejernos juntos, porque es Su prenda, la que
Él esta tejiendo para Su propia gloria. Sólo Él sabe como entrelazar los hilos de Sus
propósitos en las vidas de su Pueblo y como unir una vida a otra—y a otra—por causa
de su trato espiritual en sus corazones y vidas, y por causa de Sus propios propósitos.
Todos somos “uno” en Cristo. Pero hay uniones especiales entre ciertos miembros
conforme al plan de Dios. Tú no escoges a ese miembro en particular que sientes que
te gustaría unirte a él en el espíritu. Esta es la prerrogativa de Dio, porque Dios está
tejiendo un patrón de Su propia sabiduría y propósito. Él no une especialmente a un
tobillo con un hueso en el brazo, aunque son “uno en Cristo”. Los dedos se unen cada
uno a su miembro compañero, y así, por todo el cuerpo. Nuestro Dios es el Alfarero. Él
es el Tejedor. Él es el Constructor y el Arquitecto. ÉL es el Labrador. Él tan sólo nos
pide que cedamos en Sus manos, que seamos fieles en obedecerle y en hacer Su
voluntad; porque Él escoge nuestro lugar y llamamiento marcados en el Cuerpo de
Cristo. Él sabe lo que está haciendo y seguirá moldeándonos y formándonos conforme
a Su voluntad. Él seguirá cincelando y quitando lo áspero, lo labrado toscamente,
hasta que estemos compactados y unidos unos con otros por Su sabiduría, gracia y
poder. Él continuará tejiendo el patrón de Su hermosura y sabiduría en las vidas de Su
pueblo, al tejerlos juntos por Su Espíritu.
“Por todas las coyunturas que ayudan mutuamente.”. La coyuntura es ese lugar de
unión. Quizás podríamos asemejarlo al ligamento, puesto que esta es la cosa que une
a un miembro con otro. Cada hueso debe tener su “ligamento” espiritual unido a su
miembro compañero en el cuerpo. Cada tabla del Tabernáculo que Moisés construyó,
tenía una argolla de oro para recibir a cada una de las planchas que se conectaban
entre sí, y para conectar cada argolla con su compañera, de forma que la estructura
fuera estable y firme.
Es en vano tratar de crear esta clase de relación espiritual que sabemos que Dios
anhela. Debemos contentarnos simplemente con hacer sólo la voluntad de Dios, en lo
que concierne a nosotros personalmente, y dejar a Dios que Él determine cómo, de
qué manera, y a quién en particular, Él va a unirnos en Su Cuerpo glorioso. Si
estamos haciendo la voluntad de Dios fielmente en nuestro puesto, en algún lugar en
el camino de Dios descubriremos esa coincidencia divina, esa convergencia con otros,
esa confluencia con espíritus emparentados, en el hermoso marco de lo que Dios está
haciendo. No es nada que tenga que ver conmigo, por medio de la planificación,
promoción o manipulación.
Pero tenemos que estar preparados, hermanos en el ministerio, cuando esta reacción
en cadena de vida comience a impregnar al Cuerpo de Cristo—tenemos que estar
preparados para ver la DISMINUCIÓN de los ministerios mayores, a cambio del
CRECIMIENTO de todo el cuerpo.
Y Dios quiere que cada miembro sea “especial”—que cada uno sea un “miembro en
particular”—para que en la manifestación completa y en la expresión del Cuerpo de
Cristo, todos los hombres puedan ver sólo a Jesús.
En este momento no estamos viendo nada remotamente semejante a esto, PERO
ESTO HA DE VENIR—Y ESTO SERÁ PRECISAMENTE LO QUE ELMINE LAS
DESAVENENCIAS EN EL CUERPO DE CRISTO.
“Él ordenó el Cuerpo, dando más abundante honor al que le faltaba, PARA QUE NO
HAYA DESAVENENCIA EN EL CUERPO; SINO QUE LOS MIEMBROS TODOS SE
PREOCUPEN LOS UNOS POR LOS OTROS.” (1ª Cor. 12:24-25).
El secreto de todo ello sigue siendo una fórmula secreta en cuanto a lo que se refiere
a nuestra capacidad para hacer que suceda; pero “el secreto del Señor es para los
que le temen” y el Camino de Dios es recto, y funcionará. Ya ha funcionado en gran
medida en el tiempo de la siembra de la buena semilla en la tierra, en los tiempos de
los comienzos de la Iglesia primitiva; y ha funcionado en pequeña medida muchas
veces a lo largo de la historia de la misma. PERO EL CLIMAX AÚN HA DE LLEGAR.
LA COSECHA COMPLETA AÚN HA DE LLEGAR. EL LABRADOR SIGUE
ESPERANDO LA PLENITUD DE TODO ELLO—EL PRECIOSO FRUTO DE LA
TIERRA. ÉL ESTÁ ESPERÁNDOLO PORQUE SABE QUE LO VA A TENER. NO VA
A SER DECEPCIONADO; HA PUESTO EN MARCHA UNA REACCIÓN EN CADENA
DE UNCIÓN QUE RÁPIDAMENTE CONSUMARÁ SUS PROPÓSITOS.
Nuestro amor por Cristo nunca debe ser sustituido con un amor por el cuerpo, o un
amor por el ministerio, o un amor por la “cobertura” bajo la cual algunos puedan
pretender someternos. Nuestro estandarte encima de nosotros sigue siendo el AMOR
DE CRISTO. Nuestra cobertura es nada menos que Sus alas de gloria protectoras.
Quiero exhortar a aquellos miembros del Cuerpo de Cristo que están cansados de las
invitaciones que surgen de ministros prominentes, diciendo “Venid, Uníos a nosotros...
venid, uniros al verdadero Cuerpo de Cristo”, y que han sido movidos de un lado para
otro en sus esfuerzos por hallar esta comunión significativa que tú sabes que Dios
quiere producir. La prerrogativa de Dios es unirte de forma significativa a miembros-
compañeros en el Cuerpo de Cristo. Tu responsabilidad y la mía simplemente es
buscar Su rostro y caminar en obediencia a Él. Dejar de ir de un lado para otro—
deambulando en busca de reposo. Párate, y reconoce que Él es Dios. De alguna
forma, en tu gran deseo de hacer la voluntad de Dios, surgirá una comunión
significativa con otros, conforme Dios lo haga. Y cuando esto tome lugar, habrá un
incremento en tu vida y en la de los demás, por causa de esta coincidencia divina. No
tienes que asistir a todas las conferencias de unidad, leer todos los libros o escuchar a
todos los cassettes de enseñanza, para descubrir de alguna manera en qué consiste
realmente el Cuerpo de Cristo. Simplemente haz la voluntad de Dios ahí donde
estés... en tu trabajo... en tu negocio... y busca a Dios para que te una efectivamente
al Cuerpo que Él está formando por Su Espíritu. Él sabe exactamente dónde estás. No
temas poder perderte en las corrientes de las responsabilidades diarias, al tratar de
vivir honestamente y cuidar de tu familia. Pero al mismo tiempo guárdate de no ser
llevado por la carga creciente de posesiones terrenales; porque como Jesús dijo: “la
vida del hombre no consiste en los bienes que posee” (Lucas 12:15). Dios sabe
dónde estás. Y Él está buscándote especialmente, si tu corazón es recto hacia Él:
“Porque los ojos del SEÑOR recorren toda la tierra para fortalecer a aquellos cuyo
corazón es completamente suyo....”
(2ª Crónicas 16:9)
Pero sus ojos siguen buscando en los corazones de los hombres, no buscando
voluntarios, sino preparado para reclutar a los desvalidos, los débiles, los que son
“nada”, cuyos corazones son perfectos hacia Él.
Creo que aquí hay un cuadro precioso de la forma soberana en que el Señor une al
glorioso Cuerpo de Cristo.
“La mano del SEÑOR vino sobre mí, y me sacó en el Espíritu del SEÑOR, y me puso
en medio del valle que estaba lleno de huesos. Y El me hizo pasar en derredor de
ellos, y he aquí, eran muchísimos sobre la superficie del valle; y he aquí, estaban muy
secos.Y El me dijo: Hijo de hombre, ¿vivirán estos huesos? Y yo respondí: Señor
DIOS, tú lo sabes. Entonces me dijo: Profetiza sobre estos huesos, y diles: "Huesos
secos, oíd la palabra del SEÑOR. Así dice el Señor DIOS a estos huesos: 'He aquí,
haré entrar en vosotros espíritu, y viviréis. Y pondré tendones sobre vosotros, haré
crecer carne sobre vosotros, os cubriré de piel y pondré espíritu en vosotros, y viviréis;
y sabréis que yo soy el SEÑOR. Profeticé, pues, como me fue mandado; y mientras yo
profetizaba hubo un ruido, y luego un estremecimiento, y los huesos se juntaron cada
hueso con su hueso.Y miré, y he aquí, había tendones sobre ellos, creció la carne y la
piel los cubrió, pero no había espíritu en ellos.” (Ezequiel 37:1-8)
Hemos oído mucho RUIDO, y hemos visto muchas SACUDIDAS, al salir la voz
profética por toda la tierra. Porque cuando Dios habla desde el cielo, siempre hay una
sacudida, al despojar el Señor al hombre de todas sus ideas y exponer su locura
cuando pretende unir al pueblo de Dios bajo el estandarte de la UNIDAD.
PERO EL SONIDO DEL ESPÍRITU DEL CIELO UNIRÁ MIEMBRO CON MIEMBRO
CONFORME AL PLAN Y AL PROPÓSITO DE DIOS, MEDIANTE UNA PODEROSA
REACCIÓN EN CADENA DE ENERGÍA LIBERADA DESDE SUS SIERVOS, QUE
ESTÁN SIENDO FUSIONADOS POR LA SABIDURÍA DE LA CRUZ, Y POR LA VIDA
DE CRISTO.
La voz profética ungida ha sido muy evidente en esta presente generación. Sé que ha
habido mucho elemento humano en muchos casos, y mucha falsa unción. Pero a
través de todo ello, el pueblo de Dios que genuinamente camina con Él, ha escuchado
la voz del Espíritu, al sintonizar sus corazones hacia Dios, habiéndose apartado del sol
blanquecino del valle abierto, para unirse a otros miembros compañeros en el Cuerpo
de Cristo. Esto no tiene nada que ver con la localización geográfica, y de hecho yo
siempre desanimo a la gente a ir en busca del descubrimiento de relaciones
significativas con otros en el Cuerpo de Cristo. Con frecuencia, nuestra localización
geográfica parece ser un impedimento, y sentimos que somos incapaces de encontrar
esa clase de compañerismo espiritual que hemos de tener. Puede que haya un
descubrimiento progresivo de desesperanza, de futilidad, de esterilidad, de falta de
fruto, y de MUERTE. Ezequiel también los descubrió: “NO HABÍA ALIENTO EN
ELLOS”.
¿A qué esperan? ¿Por qué viven ahí en su inquietud—haciendo nada, diciendo nada--
mientras otros, aparentemente muy prósperos y exitosos, hacen grandes cosas para
Dios? Simplemente porque NO HAY ALIENTO EN ELLOS, ¡Y saben que no pueden
hacer nada sin el ALIENTO DE DIOS! Oh sí, podrían hacer muchas cosas quizás en
su fuerza natural, pero Dios lo llama “obras muertas”, porque son obras producidas sin
el aliento de Dios. Ojalá pudiéramos creer lo que dijo Jesús, que aparte de una unión
vital con Él, en la que SU vida y SU fortaleza fluyen a través de nosotros, NADA
PODEMOS HACER.
Creo que la voz del Espíritu está a punto de surgir de una nueva manera, en una
nueva dimensión de vida y de energía, en una poderosa reacción en cadena en el
Cuerpo de Cristo, al comenzar un miembro a edificar al otro, y que las poderosas
operaciones de Dios se multipliquen y se incrementen en Su pueblo. Pero el hombre
no recibirá gloria de esto. Dios ya ha tratado esto con Sus escogidos, que son
sumamente conscientes de su futilidad, su desvalidez, su esterilidad y su muerte. Han
aprendido lo que muchos todavía tienen que aprender, que CUALQUIER OBRA
POTENCIADA POR MAQUINARIA E INGENIERÍA HUMANAS, ES ESTÉRIL Y FUTIL
A LA VISTA DE DIOS. Así, ellos siguen esperando en Dios. Deben ORAR, ORAR,
ORAR... ¡SI! ¡PERO TAMBIÉN DEBEN ESCUCHAR, ESCUCHAR, ESCUCHAR!
Porque ciertamente Dios está a punto de hablar de nuevo.
Pero no es suficiente que la tierra escuche el sonido de Su Voz. SI EL CIELO NO
ESCUCHA EL SONIDO DE LA VOZ DE ELLOS, NO PUEDE HABER RESPUESTA
DEL CIELO AL CLAMOR DE SUS SIERVOS EN LA TIERRA. Si el cielo no es alertado
de lo que estamos diciendo, no podremos producir la vida y la energía necesarias para
los miembros sin aliento del Cuerpo de Cristo. Y así, Dios ordenó al profeta, “Profetiza
al espíritu, profetiza, hijo de hombre, y di al espíritu: "Así dice el Señor DIOS: 'Ven de
los cuatro vientos, oh espíritu, y sopla sobre estos muertos, y vivirán.”
¡Si el pueblo de Dios pudiera entrar en quietud para poder escuchar Su voz para poder
llegar a conocer Su camino! Entonces sabríamos y entenderíamos que SÓLO AL
ESTAR EN SILENCIO DELANTE DE ÉL, TOTALMENTE DESVALIDOS EN
NOSOTROS MISMOS PARA HACER O DECIR NADA, PODEMOS ESPERAR LA
RESPUESTA DE LOS CIELOS, DE SOPLAR ALIENTO DE VIDA EN NUESTROS
CORAZONES DE PIEDRA. Y SÓLO AL MINISTRAR BAJO SU UNCIÓN, VAMOS A
ALERTAR A LOS CIELOS DE LOS CLAMORES DE LA TIERRA Y HAREMOS QUE
LOS CIELOS RESPONDAN A LAS NECESIDADES DE LOS HOMBRES.
Por esta razón Él nos pide que esperemos en Él. Dios sabe que no podemos hacer
nada a menos que sea Él quien lo haga. Pero nos lleva tiempo aprender eso. Dios
sabe que a menos que Él traiga el reino espiritual aquí a la tierra, no va a suceder
nada. Así, Dios trabaja—trabaja en las vidas y en los corazones de los Ezequieles, los
Isaías, los Nehemías, los Davides, los Gedeones, que ven y saben y entienden que a
menos que Dios intervenga y revele Su Camino, y reclute a un pueblo a quién Él ha
preparado a través de mucha prueba y examen, LA OBRA NO SERÁ HECHA—porque
no habrá interacción entre el Cielo y la Tierra. No habrá una reacción en cadena de
vida de unos a otros. Y así, Él nos mantiene esperando, mientras Él trabaja, obrando
todas las cosas para bien para aquellos que Le aman...
Porque es sólo entonces que Sus escogidos están preparados para relacionarse con
las vidas del pueblo de Dios, que ha sido rebajado en el horno de aflicción, y que
clama a Él en busca de ayuda y liberación.
Y cuando los siervos de Dios han llegado al fin de su fortaleza y de sus recursos,
entonces sí empiezan a descubrir los recursos y las riquezas del Cielo. Entonces están
ellos preparados para moverse en coordinación con los movimientos del reino
celestial. Y sólo entonces hay algún logro con significado eterno para Dios.
Tenemos que seguir enfatizando esto porque somos lentos para escuchar. Si
sabemos que Dios quiere alimentar a las masas, nos pondremos a levantar fondos
para hacerlo. Si sabemos que Dios quiere enviar un ejército a las naciones, saldremos
para movilizar dicho ejército. Si sabemos que Él puede librar a una nación de la
esclavitud, empezaremos a recortar al enemigo y a contentarnos con el pensamiento
de que “Bueno, al menos lo estoy intentando”. Y al hacer todas estas cosas y otras
más, ESTAREMOS PERDIENDO COMPLETAMENTE LO QUE DIOS TENÍA EN
MENTE.
“Venga Tu Reino
Sea hecha Tu voluntad
Así en la tierra como en el Cielo”
Una y otra vez, esta oración ha sido contestada en las vidas de hombres y mujeres
que buscaron a Dios en serio en medio gran necesidad. Pero todavía no ha sido
contestada en su plenitud.
Porque Dios nos dio a Su Espíritu—no solo para bendecirnos y consolarnos; no para
que pudiéramos tener a Alguien poderoso que pudiéramos usar en el Ministerio. LA
INTENCIÓN DE DIOS ERA QUE EL ESPÍRITU DE DIOS NOS IMPARTIERA EN
NUESTRO INTERIOR UNA NUEVA LEY, UNA NUEVA ENERGÍA, UN NUEVO
PRINCIPIO DE VIDA POR EL QUE HEMOS DE VIVIR. (Lee Juan 17:21-22).
Mientras esperamos que Dios intervenga y haga lo que sólo Él puede hacer, seamos
simplemente fieles en HACER LO QUE ÉL DICE. Si es que nos quedemos en nuestro
trabajo, en nuestras tareas insignificantes de la rutina diaria, hagamos lo que Él nos
dice. Si pretendo salir ahí fuera para hacer algo “espiritual”, cuando lo que Dios quiere
es que yo aprenda la fidelidad en mi trabajo, entonces he fallado en el Camino de
Dios. Y si Dios quiere que mi hermano deje su trabajo y salga en Su dirección, y él
escoge quedarse con la seguridad de un hogar cómodo y un negocio, entonces él
habrá fallado al camino de Dios.
“Te desposaré conmigo para siempre; sí, te desposaré conmigo en justicia y en juicio,
en misericordia y en compasión; te desposaré conmigo en fidelidad,
y tú conocerás al SEÑORE; Y sucederá que en aquel día,
Yo responderé--declara el SEÑOR--,
Responderé a los cielos, y ellos responderán a la tierra
Y la tierra responderá al trigo, al mosto y al aceite,
Y ellos responderán a Jezreel
Fíjate en la provisión de Dios en la tierra, donde traerá verdadero FRUTO. Durante los
tiempos de cosecha, buscamos fruto—no cualquier clase de fruto, sino el de la mejor
calidad. Dios es el labrador y está buscando CALIDAD SUPERIOR. Lo llama el
“precioso fruto de la tierra”, eso es lo que Él espera. Ha esperado durante muchos
siglos. Podríamos pensar que fue hace ya mucho tiempo cuando Él recogió la
cosecha, cuando los fuegos del avivamiento estaban soplando sobre muchos lugares
de la tierra. PERO DIOS HA SEGUIDO ESPERANDO, POR LO QUE ESTOY
SEGURO QUE LA COSECHA QUE ÉL ESPERA VA A SER CALIDAD SUPERIOR—
¡LO MEJOR QUE ÉL, EL GRAN LABRADOR, PUEDE PRODUCIR!
Todo esto comienza con el “desposorio” de la novia con el novio. Esto es lo que pone
en marcha esta tremenda reacción en cadena, esta intrincada serie de movimientos en
la que el Cielo y la Tierra se contestan mutuamente, y reaccionan y se relacionan uno
con el otro... y con el otro... y con aún otro---siendo la intención de Dios que se
produzca una gran cosecha preciosa, para el deleite y el placer del padre de familia.
Tenemos que leer este pasaje cuidadosamente.
Esto produce “fidelidad” por parte de la Novia. Dios siempre es fiel, pero va a costar
una impartición de justicia y juicio para hacer que esta novia sea fiel.
Y entonces viene para CONOCER AL SEÑOR. Oh, si, antes de todo esto, ella conoce
al Señor—COMO una cosa u otra. COMO Salvador, COMO Sanador, COMO
Benefactor, COMO Dador, COMO... Pero todo esto no llega al deseo de Dios.
¿Quieres conocer al Señor por lo que Él hace por ti, O POR CAUSA DE QUIÉN ES
ÉL, EL SOBERANO GRANDE Y OMNIPOTENTE SEÑOR DEL UNIVERSO Y DE TU
CORAZÓN?
Todo esto comienza en los cielos, y ellos responderán a la tierra. El cielo quiere
derramar sus bendiciones sobre un mundo necesitado, y parece ser su clamor: “Dame
agua para la tierra, Oh Señor—la tierra está famélica—dame lluvia para la tierra.”
“Y ellos responderán a la tierra.” Porque la tierra finalmente ha reconocido su
situación. Dios dijo que iba a enviar un hambre a la tierra, no de pan o de agua, sino
de escuchar las palabras del Señor. El hambre se acerca a gran velocidad. Pienso que
está aquí, pero el pueblo de Dios todavía no es muy consciente de eso. Pero hay
algunos, y habrá más, que clamarán: “¡Dios, estamos en un estado de hambruna!
¡Venid, Oh Cielos, y derramad vuestra justicia sobre vuestro pueblo! ¡Nos morimos por
falta de pan viviente!
Y los Cielos oyen, y responden a los clamores de la tierra. El apóstol nos dice que toda
la creación está gimiendo y dolida con dolores de parto---quizás con mucha ignorancia
de lo que son los gemidos—pero ella gime por liberación. Y los cielos son alertados
por los gritos de dolor de la tierra, y Dios prepara hijos, en la misma escuela de
obediencia en la que Él preparó a Su unigénito Hijo, para revelarlos en el día que Él ha
escogido para la liberación de la tierra. (lee Rom. 8:19-22).
Así, hay una reacción en cadena de vida. Hay nuevo crecimiento en la tierra estéril y
desolada. Hay maíz del pan vivo. Hay “vino” que alegra el corazón del hombre”. Hay
aceite de Su unción, que hace que el rostro del hombre brille con Su gloria. Y la
radiación de la unción desde el rostro de Su pueblo, producirá poderosas obras de
Dios en la tierra.
Y cuando Dios oye los gritos de su amada Novia, y la siembra AHÍ MISMO, ENLA
TIERRA, PARA QUE PUEDA REPRODUCIRSE CONFORMORME A SU
NATURALEZA EN LA TIERRA.
Jezreel es la promesa de Dios a la tierra, que Él tendrá una Novia fiel, y que cuando la
halle, LA SEMBRARÁ EN LA TIERRA.
¿Por cuánto tiempo dejará Dios a esta Novia santa y a esta Semilla santa en la tierra?
No lo sabemos. ¡PERO SI DIOS ESTÁ PLANTANDO ESTA NOVIA SANTA COMO
BUENA SEMILLA EN LA TIERRA, SABEMOS QUE LA DEJARÁ AHÍ TODO EL
TIEMPO NECESARIO PARA QUE SE REPRODUZCA EN LA TIERRA, PARA LA
GLORIA Y HONRA DE SU GRAN NOMBRE!
No está egoístamente buscando una salida de este viejo mundo de pecado. Anhela
ser sembrada en la tierra para producir fruto en las vidas de otros.
”Señor Jehová ¿Qué me darás, siendo que ando sin hijo?... Mira, que a no me has
dado prole...” (Gén. 15:2-3).
Muchos nos hemos quejado con el profeta Isaías... y muchos más deberían estar
quejándose:
“Los arcos de los fuertes fueron quebrados, y los débiles se ciñeron de poder. Los
saciados se alquilaron por pan, y los hambrientos dejaron de tener hambre, Hasta la
estéril ha dado a luz siete, y la que tenía muchos hijos languidece. Jehová mata y Él
da vida; Él hace descender al Seol y hace subir. Jehová empobrece y Él enriquece;
abate y enaltece.” (1ª Sam. 2:4-7)
Así, los sonidos del Cielo---y no olvidemos esto, estos sonidos comienzan en el
Cielo—resuenan una y otra vez, y una y otra vez, y otra vez, en la tierra, cuando el
Cielo habla y la tierra responde. La Novia habla como Rebeca habló al siervo de
Abraham, “Iré con este Hombre”. Responde a la justicia, a la fidelidad y a la verdad.
Toca una nota en su corazón. No suena como una doctrina lejana, de la que ha de ser
consciente, en su gran deseo de “dejar terminado el trabajo”. Ella está dispuesta a
abandonarlo todo PARA CONVERTIRSE EN LA ESPOSA DEL CORDERO.
Yo creo que los Cielos se ponen en movimiento con gran emoción cuando miran hacia
abajo e intentan comprender lo que Dios está haciendo en la tierra; porque no saben
mucho de lo que Dios ha conseguido y lo que conseguirá a través de su gran obra de
redención. Pedro nos dice que “anhelan mirar a estas cosas”. (lee 1ª Ped. 1:12).
Y entonces los ángeles responden para ministrar a los siervos de Dios en la tierra, los
que buscan conocer la voluntad de Dios y caminar por Su camino.
El querubín de gloria responde al pueblo que está ante el Señor en su ministerio
sacerdotal; porque los querubines también, están ahí, junto al propiciatorio (como
descubrirás en el Tabernáculo de Moisés y en el Templo de Salomón). Están dónde
está el pueblo de Dios, declarando la justicia de Dios y escuchando las palabras de Su
boca. Ellos también son sumamente celosos de la gloria de Dios y de la Iglesia que es
Su cuerpo; y son parte del ejército de “espíritus ministradores” enviados del Cielo a
ministrar a favor de los elegidos de Dios.
“Las ruedas del Querubín”, igualmente responden al Querubín, porque son uno con el
Querubín, y tienen igualmente celo por la gloria de Dios. Cuando los querubines son
levantados de la tierra, así también son levantadas las ruedas; porque el “espíritu de
las criaturas vivientes estaba en las ruedas” (Ezequiel 1:20). Creo que deben
representar al ministerio del Cuerpo de Cristo en la tierra, que en los propósitos de
Dios, se moverán en hermosa coordinación y armonía con las huestes celestiales. Por
eso es TAN IMPORTANTE QUE ENCONTREMOS NUESTRO LUGAR EN LA
VOLUNTAD EXPLÍCITA DE DIOS, PORQUE LAS HUESTES CELESTIALES
FUNCIONAN EN ESTE REINO, Y ES SÓLO EN ESTE REINO QUE VAMOS A
DESCUBRIR QUE LOS RECURSOS DEL CIELO SE ENVÍAN PARA MINISTRAR A
NUESTRO FAVOR.
Así, los siervos de Dios deben estar muy atentos y responder al Espíritu, y esto no ha
de ser difícil, al hacerse cada vez más atentos a la voluntad de Dios. Estos
movimientos poderosos de Dios no se limitan a los días de los profetas del Antiguo
Testamento. Esta dispensación es mucho mayor, y ciertamente Dios se moverá tan
poderosamente en los días de la apostasía de la Iglesia, como lo hizo en los días de la
apostasía de Israel. Los siervos de Dios hoy serán atrapados en el Espíritu, como lo
fue Ezequiel, para ver y conocer todas las cosas abominables que pasan en la Casa
de Dios. Los siervos confiados de Dios no hacen nada por ni de ellos mismos. Sienten
el impulso del corazón de Dios y se mueven solo en respuesta a Sus movimientos.
Hablan conforme Dios les empuja a hablar. Permanecen mudos, como Ezequiel,
cuando son empujados por Dios a quedarse mudos. Saben que son libres para
profetizar solo por ser profetas. Ezequiel tuvo que aprender esta clase de disciplina
antes de que Dios le enviara a profetizar a las naciones. Dios le ató literalmente
durante 390 días en un lado, y después 40 días en el otro. No podía moverse a
excepción de cuando Dios le libraba para cumplir los deberes necesarios de cada día
y para preparar su porción diaria de pan. Su carga y celo no eran de origen humano.
Vinieron sobre él—esta clara y poderosa Palabra—después de comer un “rollo del
libro”. Juan el amado también tuvo que “comer el librito”. Es por esto que pueden
profetizar a las naciones, a lenguas y a pueblos, de forma que producen reacciones en
cadena, poderosas y llenas de autoridad. Las naciones deben responder a esta clase
de Palabra no porque estos siervos de Dios sean famosos en la lista de los grandes de
la tierra, (porque los profetas de Dios nunca son famosos hasta que mueren), sino los
que escuchan esta clase de Palabra, deben reaccionar en una reacción en cadena
para el bien o para el mal, porque saben que los hombres corrientes no pueden hablar
de esta forma. Esta es la voz de Dios, y ellos la recibirán o la odiarán, dependiendo
todo ello de la respuesta de sus propios corazones.
Entonces habla con una poderosa voz creativa a “huesos secos” en el valle abierto. Y
se unen en una poderosa reacción en cadena de energía que produce un ruido y una
vibración. Surge carne sobre ellos y son cubiertos con tendones, y dotados de órganos
que están preparados para la vida de Dios. Hasta entonces, “NO HAY ALIENTO EN
ELLOS”.
Y de esta forma tiene que hablar de nuevo, esta vez a los vientos del Cielo. No es
suficiente que la tierra escuche tus enseñanzas, tus profecías, tus exposiciones de la
escritura. Muchos hombres y mujeres podrán emocionarse de las palabras que
escuchan de poderosos sermones y profecías, pero si los Cielos no han sido movidos
a la acción, NO SE PRODUCE UNA REACCIÓN EN CADENA EN LA TIERRA.
De esta forma, vuelve a hablar, bajo la misma unción profética, PERO ESTA VEZ, SU
PROFECÍA ES UNA FUERTE ORACIÓN INTERCESORA DESDE LAS
PROFUNDIDADES SU ESPÍRITU Y DE LAS PROFUNDIDADES DEL ESPÍRITU DE
DIOS.
Porque los hombres no pueden olvidar como Ezequiel habló con las palabras de Dios,
y cómo un líder de Israel caía muerto. Recuerdan como un humilde y quebrantado
Pedro, moviéndose en armonía con el cielo, habló por el Espíritu y dos miembros de la
Iglesia cayeron muertos.
Y sin embargo no se gloriaban en esto, sino en las vidas de hombres y mujeres que
habían sido traídos al arrepentimiento. Caían sobre sus rostros, como Ezequiel, y
clamaban a Dios por misericordia sobre los de voluntad egoísta y sobre los rebeldes.
No se gloriaban en el Dios de la ira, sino en el Dios que se deleita en la bondad, en la
misericordia y en la justicia. Pero han de hablar con las palabras de Dios, porque se
mueven en las “ruedas” del Cielo, y saben que el propósito de Dios al derramar Sus
juicios sobre la tierra es que los “habitantes de la tierra puedan aprender la justicia”. Se
deleitan en la misericordia. Claman para que Dios se acuerde de su misericordia,
cuando Él revela su ira. (lee (Hab. 3:2).
“Cuya voz sacudió entonces la tierra, pero ahora ha prometido diciendo, AÚN UNA
VEZ MÁS, y sacudiré no solo la tierra, SINO TAMBIÉN EL CIELO.” (Heb. 12:26).
¿Y qué significa esto, “AÚN UNA VEZ MÁS”? Pablo nos dice claramente lo que
significa: SIGNIFICA EL BARRIDO COMPLETO DE TODOS LOS REINOS DE LOS
HOMBRES, PARA QUE SOLO LAS COSAS INCONMOVIBLES DEL REINO DE DIOS
PUEDAN PERMANECER.
La Ley de la Semilla
Siempre hay un gozo cuando uno se encuentra a sí mismo ministrando bajo la unción
de Su Espíritu. Porque la palabra que sale no sólo refresca a los oidores, sino que
fortalece y refresca al que habla.
Pero Dios tiene una forma de mantener a Sus siervos bajo un estado de total debilidad
y dependencia de Él. PORQUE SI SOMOS LLAMADOS A SER SEMBRADORES DE
LA SEMILLA, ENTONCES DEBEMOS ESTAR PREPARADOS PARA IR AL SUELO Y
MORIR SI LA PALABRA QUE VAMOS A SEMBRAR VA A SER EFECTIVA EN LAS
VIDAS DE LOS DEMÁS. Esto es lo que Pablo afirmo en su carta a los Corintios. “Así
que en nosotros obra la muerte, PERO EN VOSOTROS LA VIDA.” (2ª Cor. 4:12).
Se gozó de que pudiera identificarse tanto con la verdad, que podía llevar en su
cuerpo la “muerte del Señor Jesús”. Comprendió la Ley de la Semilla. Otros en su día
tenían libertad para ir predicando el Evangelio, algunos de los cuales incluso
contendían tanto que esperaban añadir a la aflicción de Pablo. (lee Fil. 1:15-16).
Quizás se jactaban un poco de que Pablo “había fallado”. Pero, ¿Quiénes eran estos
hombres? ¿Qué sabemos de su obra y de sus logros? No sabemos nada sobre ellos
ahora, pero el apóstol Pablo, fiel en sembrar unas pocas semillas de Vida aquí y allí,
terminando en una prisión, y finalmente convirtiéndose en un mártir, HA PRODUCIDO
UNA COSECHA EN LAS VIDAS DE MUCHOS MILLONES, QUIZÁS CIENTOS DE
MILLONES, PUESTO QUE ÉL HA MINISTRADO A CADA GENERACIÓN DESDE
SUS DÍAS HASTA HOY, CON LA PALBRA QUE DIOS LE DIO PARA TODA LA ERA
DE LA IGLESIA. COMO UN SIERVO FIEL, NO SÓLO PLANTÓ LA BUENA
SEMILLA—SE CONVIRTIÓ EN LA BUENA SEMILLA; SE IDENTIFICÓ
COMPLETAMENTE CON LA MISMA PALABRA QUE ÉL PREDICÓ, Y DIO SU VIDA
COMO UN VERDADERO DISCÍPULO.
Quiero darte una ilustración de la Ley de la Semilla. He escogido la semilla del maíz
común. En momentos de productividad normal, puede haber dos o tres granos en un
tallo, a partir de una semilla. Algunas variedades pueden producir incluso 1000 granos
en una espiga, pero sólo vamos a hablar en términos de 100 granos de buena semilla
de maíz reproducidos a partir de UNA semilla. Y después estos son sembrados en
cada estación sucesiva en la tierra. Así, en la primera estación tenemos 100 granos
reservados para la siembra de la segunda estación, en la segunda estación tendremos
100 x 100, o 10.000 granos. (No estamos hablando del total de la cosecha, sólo del
incremento a ciento por uno desde la buena semilla de maíz que se plantó). La
siguiente estación producirá de nuevo 100 veces más, y así, sucesivamente.
AHORA BIEN, EN TAN SOLO CINCO ESTACIONES, TENDREMOS 100 X 100 X 100
X 100 X 100, es decir, 10.000.000.000 (DIEZ MIL MILLONES) DE GRANOS DE MAÍZ,
¡QUÉ ES MÁS O MENOS EL DOBLE DE LA POBLACIÓN ACTUAL DE LA TIERRA!
Sé que nuestra visión ha de ser muy alta. Pero nunca hemos de suponer que nuestra
visión es alta por perseguir ideas de grandeza, de éxito o de crecimiento, conforme al
mundo. O que nuestra visión es alta por pretender congregar a las multitudes más
grandes en los auditorios más grandes, o por enviar nuestros libros desde los centros
de distribución más grandes, o llevar a cabo los más grandes seminarios.... o las
campañas evangelísticas más espectaculares.
Lo que el Señor nos lleve a hacer... eso es lo que debemos hacer. PERO NUNCA
DEBEMOS DEJAR QUE ESTO SE CONVIERTA EN NUESTRA VISIÓN. SÓLO
ENTONCES ESTAMOS DISPUESTOS A DARLO TODO, SI ESA ES LA VOLUNTAD
DE DIOS, sin gritar nuestras protestas ante el Dios de los Cielos: “¡Señor, esta es Tu
obra! Señor, ¡Tú comenzaste esta obra! Señor, ¡Ayúdanos, tenemos problemas!”
Podemos ahorrarnos mucha frustración y ansiedad si nuestra visión es sólo y
simplemente LLEGAR A CONOCERLE Y CAMINAR A SU LADO. Entonces, cuando
los cuervos dejen de traer su provisión diaria, y el arroyo se seque, simplemente
podemos esperar nuevas instrucciones. Que Dios enviara a los cuervos no es razón
para que nosotros nos animemos cuando dejen su servicio de recogida de la mesa de
los ricos a nuestra propia mesa. Deja de gritar a Dios para que active a los cuervos, y
mira a Él para encontrar EL PASO SIGUIENTE. Dios tiene cosas mucho más gloriosas
en mente de lo que tú y yo podemos soñar, si estamos orando bien—y escuchando.
Debemos orar, orar, orar... Lo sé. PERO NO VAMOS A ORAR BIEN SI NO ESTAMOS
ESCUCHANDO LO QUE DIOS TIENE QUE DECIR. Tenemos que dejar de dar
órdenes a Dios. ÉL sabe lo que está haciendo. (Como puede que sepas, no hay
“signos de interrogación” en la Escrituras originales, y si lees Isaías 45:11 en el
contexto de los versículos 9 y 10, sabrás que el profeta sigue preguntando la misma
clase de preguntas que hacía en los versículos anteriores: “Así dice el Señor, el Santo
de Israel y Su Hacedor, ¿Estás mandándome respecto de Mis Hijos? ¿Vas a darme
órdenes acerca de la Obra de Mis manos?”)
Estoy seguro de que hay una cosa que Dios va a anular completamente, y es la idea
de que tu dinero sea “dinero-semilla”, y que cuanto más des a la Iglesia, más vas a
prosperar. Dios ama y recompensa al dador alegre, y aumenta sus recursos para que
puedan dar aún más abundantemente. (2ª Cor. 9:8-11). Pero deja muy claro en Su
Palabra QUE SU PUEBLO HA DE SER LA SEMILLA QUE TIENE QUE PLANTARSE
SI VAMOS A LLEVAR FRUTO EN LA TIERRA. Los verdaderos discípulos son los que
ABANDONAN TODO por amor al Maestro al que sirven. (Lucas 14:26-27). LA
ENSEÑANZA QUE DICE QUE PUEDES PROSPERAR Y ENRIQUECERTE AL DAR
MAS A LA IGLESIA, ES UNA PERVERSIÓN DE LA VERDAD. Tú no puedes ser Su
discípulo a menos que todo lo que tengas, todo lo que seas, todo lo que esperas llegar
a ser, sea puesto delante de Él para que Él pueda hacer contigo y a través de ti, como
Él quiera.
La Iglesia del Dios viviente seguirá moviéndose muy lentamente, O QUIZÁS DEBA
DECIR, VAYA MARCHA ATRÁS, hasta que reconozca estos principios muy claros de
la Escritura respecto del discipulado. La doctrina de “da y hazte rico” puede haber
llenado los cofres de la Iglesia, PERO HA DEJADO AL MINISTERIO Y AL PUEBLO
ESTÉRIL. NO HA PODIDO ACELERAR LOS MOVIMIENTOS DEL ESPÍRITU DE
DIOS NI EN LA IGLESIA NI EN EL MUNDO. Y nuestro Dios continúa buscando a los
que estén dispuestos a abandonar todos sus planes por el conocimiento de Él, y para
la gloria de Su Reino. Él quiere que sepamos que separados de Él estamos separados
de la Viña. ¡Y NO PODEMOS HACER NADA! No apuntes a lo que puedas ver para
tratar de refutar esto. Dios lo ve mucho más claramente de lo que tú y yo podamos
verlo. Y MIRA SOBRE TODO ESTO Y DICE: ¡NO ES NADA! Porque solo lo que haya
nacido y crecido “por la Ley del Espíritu de Vida en Cristo Jesús” soportará la prueba
de Sus ojos de llama de fuego, que todo lo ven.
Estoy convencido que en este cuerpo que Dios está levantando en la tierra se va a
liberar todo el poder y la energía que se necesita para satisfacer toda necesidad de la
humanidad, y que Él podrá enviar ESTE EVANGELIO DEL REINO a todas las
naciones en cuestión de unos pocos días, o unas pocas semanas, o unas pocas
semanas, EN TANTAS ESTACIONES COMO DIOS MISMO HAYA PREPARADO.
¿Cómo pueden nuestros predicadores deleitarse tanto en hacer sermones sobre estas
cosas, y el pueblo de Dios emocionarse oyéndolas, Y AÚN ASÍ, IGNORAR
COMPLETAMENTE LO QUE DIOS ESTÁ TRATANDO DE DECIRNOS?
DICE EL SEÑOR!
“He aquí, vienen días, dice Jehová, en que el que ara alcanzará al segador, y el
pisador de las uvas al que lleve la simiente; y los montes destilarán mosto, y todos los
collados se derretirán.” Amós 9:13
Dios ha prometido hacer una “obra rápida en la tierra”, ¡Vienen días en que el tiempo
de la cosecha será también un tiempo de siembra! Un tiempo de siembra incluso a la
par que se cosecha. ¡Y Dios llevará a la madurez a un pueblo nacido de nuevo en el
Reino de Dios en esta última hora!
Gran parte del pueblo de Dios aborrece el pensamiento de que el Señor Jesús pueda
tener en la tierra un pueblo semejante a Él mismo. Afirman que estamos intentando
robar a Jesucristo de Su Gloria. En lugar de eso, lo que sucede es todo lo contrario.
Cuando el pueblo de Dios rehúsa andar en la completa orden de la Gloria de Dios,
entonces es cuando Dios es robado. La gloria que Dios da siempre es para Su
beneficio. “La mujer es la gloria del hombre”, y la mujer virtuosa, por causa de su virtud
hace que su marido “esté confiado en ella.... que ella le dará el bien...” (Prov. 31:11-
12) Dios quiere una Esposa santa y virtuosa en la tierra, que refleje y muestre la Gloria
de Cristo; porque ella ha de ser LA GLORIA DEL HOMBRE. Ha de ser Su semejante,
Su plenitud, Su gloria en la tierra. Al hablar de la gloria de los cielos, el salmista dice:
“En ellos puso tabernáculo para el sol, y éste como esposo que sale de su tálamo...”
(Salmos 19:4-5).
Con todo lo extraño que pueda parecer, va a ser vestida con vestiduras de batalla, y
someterá al Enemigo a un fuerte conflicto espiritual. Pero sus vestiduras de batalla no
cambian; son las mismas, “ vestida de lino blanco, limpio y blanco”, porque tiene que
“vencer al mal con el bien”. (lee Apocalipsis 19:7, Rom. 12:21).
Ahora bien, Isaías vio esta luna gloriosa brillando con el mismo brillo que el sol:
“Además, la luz de la luna será como la luz del sol..” (Isaías 30.26).
¿No dijo Jesús, “Y la gloria que Me diste, Yo les he dado?” (Juan 17:22). ¿Roba esto a
Jesús de Su gloria? LEJOS DE ELLO—¡SIMPLEMENTE MULTIPLICA LA GLORIA,
PARA HACERLE AÚN MÁS GLORIOSO! Porque la gloria de Dios no es solo lo que es
inherente a Su propio Ser—Es lo que Él llega a ser en creciente esplendor y brillo a los
ojos de toda la creación. Los ángeles le dan Gloria. Las huestes celestiales dan Gloria
a Su Nombre. Los habitantes de la tierra, cuando cumplan su destino en Dios y
vuelvan a Él— ¡Le dan Gloria! Porque la expresión de Su gloria es diseñada por Dios
para producir una radiación y un brillo en Sus criaturas, que Le hace aún más, el Todo-
Glorioso, y todavía más y más glorioso, al reflejar ellos la sabiduría, el conocimiento, el
amor y la hermosura de Aquel que les creó. Sólo cuando fallamos en devolverle a Él
toda la Gloria y la honra que Él ha puesto en nosotros, como Lucifer, frustramos y
derrotamos completamente los propósitos de Dios, terminando en tinieblas. Siempre
que permanezcamos en Su voluntad, y así, cumplamos el propósito por el cual Él nos
creó, estaremos dando gloria a Su Nombre:
“Tributad a Jehová, Oh hijos de los poderosos, Dad a Jehová la gloria y el poder. Dad
a Jehová la gloria debida a Su Nombre. “ (Salmos 29:1-2).
Así, Dios dice a los suyos: “Levántate y Resplandece, porque ha venido tu luz, y la
gloria de Jehová ha nacido sobre ti” (Isaías 60:1).
“Y la luz de la luna será como la luz del sol, Y LA LUZ DEL SOL SIETE VECES
MAYOR, COMO LA LUZ DE SIETE DÍAS....” Isaías 30:26
¡NO! ¡Es cierto que nunca vamos a llegar a igualdad con Jesús! Cuánto más Le
amemos y Le sirvamos y Le glorifiquemos, más participaremos de Su gloria—¡Y ÉL
SERÁ MUCHO MÁS GLORIFICADO!
Los “siete días” de la historia de la Iglesia han sido grandiosos y gloriosos, pero a
veces, vergonzosos y desgraciados. Muchos han sido sus días de oscuridad y muchas
sus derrotas. Pero en cada momento de tinieblas y de calamidad, Dios ha sido fiel en
levantarse a favor de Su Iglesia, y manifestar una Gloria aún mayor. Si tenemos ojos
para ver, no podemos imaginar una hora de mayor oscuridad que la que impregna a la
tierra, y que ha inundado a la Iglesia en esta hora. Pero Dios está clamando CON SU
VOZ CREATIVA: “Levántate, y resplandece, porque ha venido ya tu LUZ.” Y cuando
Su pueblo participe de la gloria del Sol de justicia, ¡EL CRISTO VIVIENTE
RESPLANDECERÁ Y BRILLARÁ TANTO “EN SU MANIFESTACIÓN”, QUE SU
GLORIA SERÁ COMO LA LUZ DE SIETE DÍAS! Creo que la gloria que ha de
revelarse IGUALARÁ A TODA LA EXPRESIÓN DE LA GLORIA DE CRISTO A LO
LARGO DE LOS SIETE DÍAS DE TODA SU HISTORIA.
Porque ahora hemos llegado al séptimo día—EL SABBATH de la gran obra de Dios en
medio de Su pueblo. El libro de Apocalipsis precisamente trata de todo esto y creo que
Dios va a dar una revelación creciente respecto de este libro maravilloso, al
desdoblarlo delante de nuestros ojos. Estoy convencido de que se aplica a toda la
Iglesia de Jesucristo desde sus comienzos hasta ahora; de otro modo el Señor no
habría pronunciado una “bendición” sobre los que lo leerían a lo largo de todos los
siglos. Pero ahora hemos llegado al “séptimo día” y el “séptimo día” debe brillar no
sólo a la luz de ESTE DÍA en el que vivimos, SINO CON TODA LA LUZ DE TODOS
LOS DÍAS ANTERIORES DE LA IGLESIA, PARA QUE LA GLORIA DE LOS SIETE
DÍAS SE CENTRE EN ESTA HORA FINAL DE LA REVELACIÓN DE JESUCRISTO.
Porque tenemos que recordar que este libro no el libro de las Revelaciones; no es
simplemente un libro de cosas, de eventos, etc. Estos eventos tendrán lugar, cierto.
Pero es el LIBRO DE LA REVELACIÓN DE JESUCRISTO, en los siete días de Su
gloria; ¡Y EL SÉPTIMO DÍA HA DE BRILLAR CON TODA LA GLORIA DE LOS SIETE
DÍAS!
Por esto el libro de Apocalipsis está repleto con el número “SIETE”. Está por todo el
libro. Está por todas partes. Y lo central del libro entero NO ES EL ANTI-CRISTO, NI
LOS TEMPLOS Y SACERDOTES JUDÍOS, NI LAS GUERRAS NI LOS CONFLICTOS
NI LAS HAMBRES Y PESTILENCIAS. Grandes son los juicios de Dios y grande el
conflicto que surge contra el Enemigo. PERO LO CENTRAL EN EL TODO EL LIBRO
ES LA GLORIA DE CRISTO QUE SE LEVANTA COMOE L CORDERO EN MEDIO
DEL TRONO EN EL CIELO... Y QUE SE LEVANTA EN MEDIO DE SU IGLESIA EN
LA TIERRA, CON EL ESPLEDOR DEL SOL DE MEDIODÍA MULTIPLICADO POR
SIETE.
Y finalmente en la consumación de todo ello, hay una Esposa Santa, que camina en
unión con Él, Y QUE CLAMA A GRAN VOZ EN LA TIERRA, “¡VEN!, ¡VEN!, ¡VEN!, ¡EL
ESPÍRITU Y LA ESPOSA DICEN VEN!”
¿En qué día el profeta Isaías ve este brillante Sol de Justicia levantándose en la gloria
de los siete días?” “EN EL DÍA QUE VENDARE JEHOVÁ LA HERIDA DE SU
PUEBLO, Y CURARE LA LLAGA QUE ÉL CAUSÓ” (Isaías 30:26).
“Su aliento, cual torrente que inunda; llegará hasta el cuello, para zarandear a las
naciones con criba de destrucción; y el freno estará en las quijadas de los pueblos,
haciéndoles errar.” (Isaías 30:28).
Dios dice que Él va a enviar su aliento como un arroyo rebosante, para barrer la
vanidad de las naciones.
¿Está el pueblo de Dios acurrucado en un rincón, como ovejas hostigadas por los
lobos? ¡No! ¡Se están gozando de lo que Dios está haciendo!
Dios quiere que Su pueblo tenga la misma seguridad, la misma confianza, la misma fe
que tuvo el buen rey Josafat cuando el pueblo de Dios era hostigado por enemigos
mucho más numerosos y poderosos que ellos. Escucha su oración: “¡Oh Dios
nuestro!, ¿No los juzgarás Tú? Porque en nosotros no hay fuerza contra tan grande
multitud que viene contra nosotros; no sabemos qué hacer Y A TI VOLVEMOS
NUESTROS OJOS”. (2ª Cron. 20:12). Dios les mostró claramente qué hacer. ¡La
batalla era del SEÑOR! ¡Lo único que tenían que hacer era bajar y observar la batalla!
¡No tenían que luchar! ¡Sólo cantar cánticos de triunfo y de confianza en su Dios, al
expulsar Él a sus enemigos!
No tengamos temor de buscar la misma gloria que Jesús tuvo cuando estaba aquí. ¡Se
marchó para que pudiéramos participar de ella! PERO TEMAMOS, MÁS BIEN, QUE
DESPRECIEMOS ESTA GLORIA Y ESTA CONFIANZA EN LA QUE DIOS QUIERE
INTRODUCIRNOS, PARA SEGUIR POR NUESTROS CAMINOS REBELDES,
BUSCANDO EMANAR NUESTRA PROPIA GLORIA. PORQUE ESTO HAREMOS
INEVITABLEMENTE SI NO ESTAMOS RECIBIENDO LAS RIQUEZAS DEL CIELO Y
SI NO LAS IMPARTIMOS A SU PUEBLO. Jesús dijo, “ÉL (el Espíritu Santo) ME
GLORIFICARÁ”. ¿Cómo? “TOMARÁ DE LO MÍO Y OS LO HARÁ SABER.” (Juan
16:14-15).
Este era el clamor del corazón del profeta Isaías en un momento de gran angustia en
Israel; y es el clamor del corazón del pueblo de Dios hoy, del pueblo sensible al
corazón de Dios. Encuentro de mucho ánimo saber que los profetas de Dios se están
moviendo en los vientos de Su Espíritu—no solo cuando pronuncian profecías grandes
y gloriosas, sino cuando lloran y lamentan con gran angustia en el corazón. En
cualquier caso, era el corazón de Dios lo que estaba siendo movido y roto por causa
de la necesidad de su pueblo, y los profetas simplemente expresaban la carga del
corazón de Dios.
¡Las necesidades son tan grandes, Señor! ¡Los problemas son tan severos! ¡Tu pueblo
se halla en gran angustia! ¡Tu Santo y glorioso Nombre es blasfemado entre las
Naciones! Antes descendiste ante los ojos de los hombres e hiciste cosas grandes y
maravillosas— ¡incluso cuando no las esperábamos! ¡Pero Señor, las necesidades
son mayores ahora de lo que jamás han sido antes! ¡Tus ciudades santas están
desiertas! ¡Nuestra casa preciosa en la que adoraron nuestros Padres está quemada a
fuego! ¡Todas las cosas agradables son ahora un montón de escombros! ¡Sión es un
desierto asolado! ¿Cómo puedes estar en silencio, Oh Señor, cuando Tú sabes que
Tu pueblo se halla en gran angustia y aflicción?
La respuesta de Dios es la misma hoy que lo fue a Isaías. Dios dice: “Todavía tengo
cosas invisibles y preciosas que voy a revelar y dar a conocer. Todavía no he agotado
toda Mi sabiduría y Mis riquezas. Tengo pensamientos en Mi corazón que ningún
hombre ha imaginado jamás. Y TENGO GRANDES COSAS PREPARADAS PARA
LOS QUE ESPERAN EN MÍ.”
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