El Subconciente
El Subconciente
El Subconciente
¿Podemos realmente transformar las creencias que nos limitan? Con algunas técnicas actuales es
posible superar los conflictos con el subconsciente para mejorar nuestra vida.
LO QUE DESEAMOS
Creamos la realidad a partir de nuestras creencias, pero a veces esas creencias obstaculizan nuestro
crecimiento personal y nuestros deseos de ambio y mejora.
¿Por qué sabiendo lo que tenemos que hacer nos resulta tan difícil dar el paso?
¿Por qué con la cantidad de información, recursos y métodos para cambiar que tenemos, nos cuesta
tanto hacerlo?
A casi todos nos gustaría modificar algún aspecto de nuestras vidas; desde dejar de fumar u otro
hábito que nos perjudica, hasta adelgazar, tener más paciencia o ser capaces de ahorrar. Es como si
estuviéramos en guerra con nosotros mismos; como si existiera un conflicto entre una parte que nos
dice “sí” y otra más fuerte que nos contesta “no” y nos impide lograr nuestros objetivos.
Según el doctor Bruce Lipton, autor del libro "La biología de la creencia", se trata del conflicto
entre los deseos de la mente consciente y las grabaciones que existen en la mente subconsciente.
La importancia de los descubrimientos del Dr Lipton reside en que cambian por completo el
paradigma de la biología y nos hacen entender mejor la influencia de la mente subconsciente. A
partir de ahí, se han hecho nuevos descubrimientos en esta ciencia y en psicología y se ha decidido
aplicar en ambas los principios de la ciencia cuántica.
SABIDURIA PERSONAL
Todo ello ha precipitado la aparición de nuevos métodos para cambiar la programacion del
subconsciente que se recogen bajo la denominación “psicología energética”, ya que tratan los
pensamientos como señales energéticas que se pueden modificar.
Entre ellos, el Dr. Lipton recomienda el llamado Psych-k®: “Uso esta técnica en mi vida y me ha
ayudado con creencias que me limitaban, incluso la de que no podría terminar mi libro. El hecho
de que lo tengas en la mano es una indicación del poder del Psych-k®.”
Este método sirve para comunicarnos directamente con el subconsciente y transformar las creencias
que nos limitan en creencias que nos apoyan en nuestra vida. Para hacerlo, utilizamos un proceso de
kinesiología que aprovecha que los músculos están siempre en comunicación con el subconsciente,
lo que no ocurre con la mente consciente. A continuación, explicaremos las diferencias entre estas
dos mentes y cómo podemos beneficiarnos de sus recursos.
CADA PERSONA CREA SU REALIDAD
Hasta hace unos años se pensaba que los genes controlaban nuestras vidas, lo que dio lugar a la idea
de que éramos una especie de robots genéticos. Nuestros cuerpos, nuestra salud e, incluso, nuestro
comportamiento se debían al ADN que recibimos de nuestros padres en el momento de la
concepción y se consideraba al núcleo –donde se encuentran la mayoría de los genes– como el
cerebro de la célula. Sin embargo, el Dr. Lipton descubrió que el verdadero cerebro de las funciones
celulares era la membrana. Ésta hace de enlace entre el entorno interior y el exterior y puede
contener hasta 100.000 receptores diferentes en su superficie, cada uno de ellos capaz de recoger
una señal del medio ambiente.
Lo que percibimos a través de nuestros receptores es lo que entendemos como nuestra realidad, es
decir, que nuestra identidad biológica se encuentra, en realidad, en la combinación de esos
receptores, que es diferente para cada persona. Por lo tanto, existen 6.000 millones de formas
distintas de percibir la realidad. O sea, que creamos nuestra realidad a partir de nuestras creencias.
La mente subconsciente empieza a grabar todas las sensaciones e informaciones que percibe
durante el segundo trimestre del embarazo. También se encarga del sistema autónomo del cuerpo,
controla los músculos, la respiración, la digestión... Pero lo más importante es su capacidad de
procesar la información, un millón de veces más que la mente consciente.
La mente subconsciente es un mecanismo rígido de reacción a los estímulos. Cuando percibe una
determinada señal en el ambiente, reacciona de una manera preestablecida. Es literal, entiende a
través de los cinco sentidos y solamente percibe el presente. En cambio, con la mente consciente
usamos nuestra voluntad, analizamos cosas, nos proponemos metas, podemos pensar en conceptos
abstractos como el amor y hacemos comparaciones con el pasado, así como proyecciones en el
futuro.
La mente consciente (autoconsciente) crea el yo con quien nos identificamos y es la sede de la
razón, aunque también sale de ella nuestra creatividad.
• El compañero levanta el brazo del costado y mantiene éste y la barbilla paralelos al suelo. El
cuerpo está relajado y los ojos, abiertos y enfocados hacia abajo.
• El facilitador debe ejercer una presión constante de 3 o 4 segundos. No hace falta usar mucha
fuerza, sólo la suficiente para poder distinguir entre una respuesta fuerte (sí) y una débil (no).
• Para empezar, se hace una declaración que sea verdad, como decir el nombre –de forma
afirmativa, no una pregunta–, y nada más terminar la frase, el facilitador dice: “Haz fuerza” y
presiona hacia abajo. Después, se hace lo mismo con un nombre falso.
• Cuando una persona dice algo que el subconsciente reconoce como verdad, la señal que llega a los
músculos del brazo es lo suficientemente fuerte como para aguantar la fuerza y el brazo no se
mueve. En cambio, si esa persona dice algo falso, ese pensamiento crea un conflicto en el
subconsciente y la señal que llega al brazo es más debil. Usando la misma fuerza que antes, el brazo
baja. Es como si nos estuviéramos sometiendo a un detector de mentiras.
La mente consciente tiene una memoria corta, de unos 20 segundos aproximadamente, puede
prestarle atención hasta a tres cosas a la vez y es capaz de procesar 40 estímulos –información
proveniente de unos 40 nervios– por segundo. El problema hasta ahora era que, a pesar de que
podíamos observar, criticar y reconsiderar el contenido de estas cintas, no podíamos forzar un
cambio en el subconsciente. Estos esfuerzos se encuentran con diferentes grados de resistencia,
dado que las células están obligadas a adherirse al programa del subconsciente.
En general, pensamos que controlamos nuestras vidas, pero los neurocientíficos han descubierto que
"entre el 95 y el 99 por ciento de nuestro comportamiento se encuentra bajo el control de la
mente subconsciente". Si la mente consciente es el piloto y la subconsciente, el piloto automático,
cuyo comportamiento está programado para efectuarse sin control u observación del yo consciente,
entonces sólo entre el 1 y el 5 por ciento de lo que pensamos, hablamos o hacemos lo
controlamos conscientemente, el resto está dirigido por el subconsciente. Eso significa que, en el
caso de que se produzca un conflicto entre ambas mentes, la subconsciente será la ganadora.
UN MÉTODO SENCILLO
El propósito del Psych-k® es devolver las decisiones a la sabiduría de la persona, que, en muchos
casos, no se acuerda de que la tiene. En definitiva, consiste en devolverle al individuo su poder
personal para que busque dentro de sí mismo las respuestas de su vida y tenga la fuerza de voluntad
de seguir su camino. No determina las creencias del individuo, sino que le da las herramientas para
que él mismo las elija.
Una cosa que distingue esta técnica de otras modalidades de cambio es el protocolo de pedir
“permiso y compromiso”. Antes de hacer cualquier cambio, se aclara en la mente superconsciente
si ese cambio va a ser seguro y apropiado. Se trata de tener siempre en cuenta lo que es mejor para
nosotros, lo que, muy a menudo, es la conexión con Dios o con esa parte de nosotros que refleja lo
divino. La segunda parte consiste en ver si la mente subconsciente está preparada y puede efectuar
el cambio debidamente. En lugar de presuponer que el cambio que la persona busca es lo que más le
conviene, se verifica si va a ser beneficioso con la mente superconsciente del que recibe la sesión.
Para averiguar las respuestas, el método usa una técnica de kinesiología, por ese motivo no se puede
enseñar en un libro, sino que es necesario acudir a un taller. El formato básico suele ser de dos días
–generalmente se lleva a cabo en un fin de semana–, en los que los participantes aprenden los pasos
necesarios para poder comunicarse directamente con su subconsciente y superconsciente. Esta
comunicación es la primera fase para cambiar las programaciones que nos limitan. En la segunda se
aplican las técnicas que integran los hemisferios para efectuar los cambios.
Con el Psych-k® es posible cambiar todo tipo de creencias, ya que trata temas tan diferentes como
la salud, el peso, el cuerpo, las relaciones, la disolución de traumas o las cuestiones de autoestima,
prosperidad y dinero.
Pero, además, se puede aprender a tener más paz, tranquilidad o confianza y, en general, a có-mo
mejorar cualquier aspecto de la vida.
Después de acostumbrarnos a métodos muy laboriosos y complejos, el Psych-k® nos puede
parecer, a primera vista, demasiado simple para producir cambios, pero, como comenta la doctora
Alicia Torán, está comprobado que funciona. “Llevo trabajando esta técnica desde hace dos años y
estoy encantada con los resultados. En un principio, lo enfoqué fundamentalmente en el
tratamiento de la infertilidad y te puedo decir que ya hay por ahí un montón de niños hijos del
Psych-k®".
Ha habido miles de personas que han sentido cambios en su bienestar siguiendo los pasos que dicta
este método y eso, para Robert Williams, el psicólogo que compiló y trajo al mundo esta técnica tan
poco común, demuestra que resulta imprescindible para el futuro del planeta: “Haciéndonos
responsables de nuestras mentes y de nuestras vidas, contribuimos a toda la humanidad. Cuando
te cambias a ti mismo, cambias al mundo."