Pablo Ohde - Panteo

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Pablo Ohde

panteo

Libros
de la talita dorada
Ohde, Pablo
panteo - 1a ed. -
City Bell: de la talita dorada, 2009
56 p.; 20 x 12 cm. (Los detectives salvajes / J.A.)

ISBN 978-987-24647-4-5

1. Poesía. I. Título
CDDA861

Fecha de catalogación: 08/09/2009

Los detectives salvajes / 5


Dirigida por J. A.

Diseño de cubierta e interior: Leopoldo Dameno


Armado digital de imagen de tapa: Andrea Iriart

©2009, Ohde, Pablo


Libros de la talita dorada
Calle 471 esquina 29 Nº 3429
(1896) City Bell, Prov. de Bs. As., Argentina
Tel. (0221) 472-1429
delatalitadorada@yahoo.com.ar
www.coleccionlosdetectivessalvajes.blogspot.com
ISBN: 978-987-24647-4-5

Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723


Impreso en Argentina
y
Ohde - 7 - panteo

PABLO OHDE, BOCETO DE SU VIDA Y OBRA


por Fernando Alfón

Aunque nació en La Plata y su apellido es


alemán, el poeta Pablo Ohde aconteció diez años de su
vida en Barcelona, donde una escuela anarquista modeló
su actual desajuste y su acento, por momentos, catalán.
De oído doblemente nulo para la música (el epíteto es de
él), su ineptitud auditiva no le fue un obstáculo para el
verso. Devino en poeta. De regreso en Argentina, dirigió
la entrañable Hojas selectas —revista de culto que Ohde
rebautizó Hojas erectas—; y luego el grupo Turkestán,
cuya impronta quedó enchastrada en las paredes de la
ciudad. Sus libros, aunque inéditos en su mayoría, llevan
estos nombres: Herejías (1991-1993), Atlante (1992-
1997), La Eva de las tres muertes (1998) y Prévert
(1999-2000). Panteo (2003-2005), que ahora se publica,
ignoro si es el mejor de todos, es el más brutal, el más
desgarrador, el libro-mundo. De él, quizá, perduren estos
suspiros:

de la oscuridad
de su ojo
de su ojo imantado
del oscuro epicentro de las capas malva
del acertado paso de su declive
la Bestia que posee
en su costado
la nervadura final del mundo
la Bestia
milagro permanente de los sismos de sangre
en nosotros
en todas las cosas
—si es que eso es posible—
impregna su simiente
Ohde - 8 - panteo

Este «si es que eso es posible» se ajusta a uno de los


tantos preceptos en los que Pablo confía: «El anteúltimo
verso debe ser coloquial». Sin tono doctoral, ni título
habilitante, a Ohde le agrada enseñar las cosas que los
libros le enseñaron. De modo que si quisiéramos saber
qué piensa del verso «el otro día conocí una mujer
bonita», es probable que sentencie (Ohde desdeña
meramente opinar): «bonita está demás»; y pronuncie
con voz de templo: el otro día conocí una mujer. Esto es
un precepto que aprendió de Vicente Huidobro: «el
adjetivo que no da vida, mata».
Pablo es un lector a contrapelo. Cuando lee, a
veces, busca el accidente o bien el verso que no está. Por
ejemplo, en «voy a escribir acerca de una mujer», Pablo
leerá: «voy a escribir cerca de una mujer». La
explicación es puramente estética; dirá que la a es una
errata, ni siquiera un descuido del poeta. O bien dirá, el
error ortográfico es síntoma de que la palabra que debe ir
está debajo. El error no es un descuido, es una
advertencia.
Pero Ohde ya casi no lee; conserva lo que leyó
en la memoria, que es algo portentosa, algo
intimidatoria. Siente que el secreto de la literatura le fue
revelado y eso le basta. Recita en la mesa, mientras
come, pondera y crea imágenes que vienen a cuento.
Esta es una: son, las casas, más imposibles que los
castillos. Punto. Pablo cree que un poema de mil versos
puede salvarse si dispone de un solo verso bueno; pero
un cuento, si muestra su nota fatal, está muerto. La nota
fatal puede ser una palabra, una cita, un ademán; a veces
puede haber todo un párrafo perfectible, cien palabras
mejorables, pero no debe asomar esa nota aciaga que
echa un cono de sombra, que derrama las espinas. Su
teoría del cuento es relojera, esto es, arquitectónica, una
ventana en falsa escuadra hace vulnerable todo el
edificio. La teoría, estimo, la toma del “Método de
composición” de Edgar Allan Poe; pero el sistema de
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atribuciones no le quita el sueño. Pablo casi no cita, la


cultura entera está a su disposición, y él recoge los frutos
que se desprenden sin reparar a qué árbol pertenecen.
Basta con que la idea le guste para guardarla en su
bitácora, donde todo se fusiona y pierden las propiedades
sus provisorios dueños. Para Pablo todo lo que existe,
existe en su realidad estética, en la cual debe juzgarse la
existencia.
Es una especie de Samuel Tesler, de Neocriollo,
de animal metafísico de la pampa conurbana. Vive en
uno de esos cordones lúgubres y pendencieros; de aquí
que es una especie de roseta en el yuyal. «Dormid con las
mujeres —repite, cuando deviene en Samuel—, pero
soñad con las diosas».
Ohde es de la idea de que las lenguas, en su
caso el español, deben desentumecer su productividad.
De modo que no será extraño oírle decir: infelizmente,
apropiadamente; pero también, antetodamente,
porsupuestamente... Los gramáticos jamás aprobarán su
prosa. Pablo cree que son, por sobretodamente, seres
apenados. Abandonó las carambolas por el calambur —
hubiera dicho de él, Oliverio Girondo, poeta que Pablo
ningunea—; los salones literarios por las salsas picantes;
los suplementos de cultura por los suplementarios; la
conversación razonada por el palabro inflamado; la
poesía perpetua por la perpetuidad a través de la poesía.
A Borges, el siglo XX, le parecía un desatino; a Ohde, en
cambio, el siglo que gestó el verso libre, que es el tipo de
verso que él conoce, ejecuta y siente. ¿Qué hubiera sido
de Quevedo, se pregunta Ohde, en verso libre?; en
cambio fue meramente Quevedo, responde.
El poema que sigue, de Panteo, es el que a él
más le agrada (sé que existe sobre ello un gran
consenso).
Ohde - 10 - panteo

XXXI

sobre cien mil castillos sumergidos


del cristal su luminiscencia
hacia la grandeza imponente que rodea la Bahía
del Toro
isla Victoria
oscura sombra del agua en verano
un espacio con todas las formas
con forma de peñasco
con forma de guardián
de suaves arenales
y agudas gaviotas arañando el cielo
integridad gozosa en escasos peldaños de tierra
una ola inmóvil y un paisaje que es suyo
el sol del mediodía
por sobre el lagarto enorme del lago dormido
entre las montañas incesantes
y nadas
hacia las cumbres eternas
hacia un cielo de inminente claridad
en las heladas aguas de la Bahía
y descubres que la paz
conserva la textura de febrero
y te sumerges en lo que quizá sea
tu último día perfecto
así transcurre el sueño
para la Criatura que se niega a los espejos
por no poder soportar
la vigilia de su mirada

Creo que una mención sobre su


comportamiento dará cabal dimensión de su persona.
Ohde llama por teléfono, por ejemplo, a menudo e
invariablemente, a las dos de la tarde. Su pretensión
jamás es acordar una cita o deshacer una ya concertada;
eso sería de cierta utilidad. El proceder de Ohde es inútil.
No busca ganar tiempo. He aquí un ejemplo: uno de esos
Ohde - 11 - panteo

llamados consistió en la confirmación de un equipo


ganador:
«Al arco: Evita —ataja los penales sentada en
una silla.
En la línea de defensa, como zaguero a José Ingenieros
—un referente en el área—; como stopper a Lucio V.
Mansilla —vasta experiencia en el interior—; como
segundo stopper a Sarmiento —vasta experiencia en el
exterior.
En el medio campo, por derecha, a Jorge Luis
Borges —se proyecta por el lateral, un aleph en mitad de
cancha; por la izquierda, a Raúl González Tuñón —
tranco acompasado; doble cinco, a María Elena Walsh —
lírica, con personalidad; y a Leopoldo Marechal —en
reemplazo de Arlt. De enganche: la promesa: Luca
Prodan —un jugador adelantado a su tiempo.
Delantera: de número nueve a Enrique Molina;
por los costados a Julio Cortázar —gran asistidor.
D. T: el Manco Paz —estratega, indepen-
dentista.
Antes de cortar, Pablo me advierte que este D.
T. infunde una consigna: «La orden es tan fría como el
que la dicta, resistan o no resistan, la orden se cumple
igual». Para un espíritu insustancial, este llamado consta
sólo de pulsos perdidos; para Ohde se trata de avanzar en
la conquista vital del entusiasmo, de asistir al rito
sagrado y cotidiano de la amistad.
Inútil es objetarle la titularidad de alguno de
estos jugadores, el sistema de canonización ohdesiano
prescinde de avales y bibliografía al respecto. Ohde armó
una historia de la literatura a partir de los libros que leyó,
listado que prescinde de jakobsons, y todoroves, y
bartheses. No es, sin embargo, que su crítica no tenga
valor: soslaya certificados. Por esto Ohde no es invitado
a escribir en las revistas, por esto no lo resisten los
cenáculos, por esto los jurados creen que su participación
en los concursos se trata de una broma.
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Ohde, lo diré de un golpe, encarna una especie


de ser irreverente en puro: no produce ganancias, no
pertenece a la opinión pública, no llena planillas, si va a
una asamblea es para expeler ventosidades, no rinde
finales en la facultad, no aspira a hacerse rico, no tiene
compasión, jamás da limosna, sus planes de construir un
aeroplano prescinden del aeroplano. Ya que algo de
bestial, algo de minotauro le surge entre lo humano, sus
modos de proceder pueden arruinar una velada. Es de
esos que le entran al centro de mesa si la comida se
demora y prefiere hablar de excoriaciones, si le piden la
opinión. Su dinero es papel pintado, sus vaqueros no
saben nada del agua tibia y la luz solar, sus pañuelos
están desahuciados, sus camisas huelen a pan con
chicharrón... quiero decir, Pablo Ohde no trabaja, el
mundo estrictamente privado y conjetural en el que vive
le impide menguar en un hombre asalariado.
Le debo a él haber conocido a Saint-John Perse,
autor de algunos versos divinos; el gusto por algunos
cuentos de Salinger; y lo conveniente de aprender
algunos versos de memoria; estos suyos que siguen, por
ejemplo:

Distingo
la heráldica que se cierne en mi espalda
no hay aún
siquiera algo que detenga este trazado
espero
que la muerte sea leve esta vez conmigo
imagen del polvo serán las miradas

En la ciudad de La Plata, aún, casi nadie


advierte la relevancia y singularidad de este hombre.
Esto algún día cesará, y muchos poetas locales, hoy, de
cierto renombre, querrán cambiar sus obras completas
por dos o tres versos de Ohde. Pablo no ignora su valía,
ni la trafica; en el mundo donde vive, los demiurgos y
centauros brindan por él en cada alborada.
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“... Porque lo bello no es nada


más que el comienzo de lo terrible, justo lo que nosotros
todavía podemos soportar, (...)”
Elegías de Duino I
R. M. Rilke
Ohde - 15 - panteo

la Bestia

en su respiración de cíclope se encuentra la profundidad


del miedo
devoradora de todos los costados del deseo
de cualquier criatura en camino de extinción
carroñera de nacimiento
de todos los sueños que anteceden a la muerte
como la maravilla de depredar vientres fecundos
como la palma de la mano que se nos incendia
amiga de escondidos Asuntos Violentos
reticente de las cosas dichas en el hábito del canto
similar a algunos cazadores que nos habitan
se desliza por la superficie con una velocidad
sólo perceptible por el silencio
hiere los milagros que observamos
en el incendio
trepa
asciende
se arrastra
en busca de nuevas presas
atraviesa extensos territorios y valles y nervaduras y
continentes
buscando nueva grey con el fin de aparearse
es angustia
enemiga de las largas horas de espera
es mirada de ojo incendiado
todo es suyo cuando el bosque oscurece
y en el Día
acecha los hábitos más feroces
perseguida
atropellada
embestida por la muerte
en su tórax se presiente un rápido movimiento de vida
los que habitan el continente presienten en la sombra
su permanente acecho
y no hay linfa potable que escape a su mordedura
Ohde - 16 - panteo

muchas veces las cosas permanecen en su centro


excepto la Bestia
que acecha en las periferias del péndulo
cuando amanece
el sol
las nubes
y las bandadas de pájaros
parecen ignorar su amenaza persistente
es la noche avanzada
en que los ríos comienzan a exhalar
esa su vieja conducta de sangre
confundida en la complejidad de la noche
es la espesura del monte
de la oscuridad
de su ojo
de su ojo imantado
del oscuro epicentro de las capas malva
del acertado paso de su declive
la Bestia que posee
en su costado
la nervadura final del mundo
la Bestia
milagro permanente de los sismos de sangre
en nosotros
en todas las cosas
- si es que eso es posible -
impregna su simiente
Ohde - 17 - panteo

el Instinto

sólo visible a través del estallido de los espejos


pasajero del exorcismo
sin otro camino
que el de la cara lavada del perfil del humo
permanece en la duda
en el obstáculo
estos son los Territorios del Instinto
este es su camino hacia el desprecio
hacia las primeras procesiones
alcanzado en forma de espacio es la perplejidad del
mundo
comparece ante los Últimos Jurados
y es arrojado hacia la tierra como animal que repta
se dirige hacia las Acciones del Error con vestidura de
recién nacido
señalado en su forma más precisa
es miedo y captura
habita en toda Horrible Condición
en una niñez preñada
en antiguos castillos
en la agitación de los potros de la muerte
en el asalto de los Heraldos Negros
su alimento está en la provocación
crece
empujando el velamen de los barcos
que ascienden por el río vertical de los muertos
provecho y pertenencia
son todo su vocabulario
no hay animal posible que se aproxime a él
sin embargo habita en nosotros como una inexplicable fe
se precipita hacia lo profundo
como la inexorable insistencia de las lágrimas
se halla solo
increíblemente solo
pero en todo predomina
Ohde - 18 - panteo

se ha dicho que en las Primeras Épocas


las criaturas
y el agua
y el cielo
ignoraban su existencia
sin embargo
transcurridos los Metales
nada escapa a la amenaza de su feudo
acecha en los puertos
atraído por el hechizo de las pestilencias
su materia se encuentra recostada
sobre los lindes del horizonte
aunque también habita en las cosas pequeñas
y su repetición es nuestro infierno
y no hay nada
no hay nada
que no tenga su vestigio de caída
vuela
conquista
asciende cada roca sin esfuerzo
y se adentra en lo perdido de la selva
dejando lo oscuro de su existencia
el bramido de un ciervo se acalla en lo profundo
del bosque
es el Instinto
que todo lo atraviesa
con su rápida respiración de alimaña
y cuando el mundo cae
cuando las hojas giran
cuando por el viento se arrastra
la mirada de la Muerte
entre la ceguera y la clarividencia
el Instinto
impregna su simiente
Ohde - 19 - panteo

encuentro entre la bestia y el instinto

la noche se muere
con destellos de plata líquida
delgados hilos de luz
hieren la profundidad del bosque
las primeras espadas del día parecen
cegar la mirada de la Bestia
un amanecer de flamencos se esparce sobre la tierra
limpia los vestigios de la última presa
y observa hacia todos los costados
los animales creían
que este podía ser
el último día perfecto
en su interior
percibe la presencia de un ser extraño
y acecha
despunta de la montaña
un sol devorador de pájaros
el primer amanecer para la Bestia
el primer amanecer para su Ojo
todo se aquieta y del sendero
una tibia luz
se esparce con un nombre de mil espadas
ahí está la Bestia recostada
sin comprender
o simplemente
desconcertada por la maravilla de la mañana
así es como su cuerpo
comienza a impregnarse de sueño
un velo de sopor ciega sus ojos
vencidos por la manifestación de la belleza
y la Bestia duerme
mientras de todo
se hace silencio
un sueño de otro hemisferio toma de rehén a su presa
y se van sucediendo
Ohde - 20 - panteo

en su mente las imágenes sin tiempo


se observó
volando
sobre las enormes praderas del Continente
amando el aroma de la carne enferma
y los atardeceres sin lluvia
amando la antigüedad de las rocas
y el llorar por sus padres muertos
amando el sonido crispado de las garras
el interminable calor del sol
y el volar sobre la infinita historia del horizonte
soñó con la tierra
que es de noche
y con todas las venturas que la noche encierra
el Instinto que todo aquieta
se ha apoderado de ella
adentrándose por las fauces
que jadean
apoderándose del veneno
se desprende de la rama
y en las entrañas de la Bestia
impregna su simiente
la Bestia sueña
el sueño de un canto de ciénagas
su respiración tiene el color
de las violetas húmedas
el Instinto la abandona
y la Bestia yace en un paisaje de corredores desiertos
tendremos que esperar la llegada de la noche
entonces la Bestia
regresará de su sueño
con una nueva Criatura en su vientre
la Criatura de los jinetes de hierro
cabalgando sobre sus monturas de hierro
la Criatura que nos irá cubriendo
como un gran incesto de sangre
Ohde - 21 - panteo

la Criatura

las aves volaron a sus nidos


como perseguidas por el peligro de la intemperie
los depredadores huyeron
volvieron
se replegaron
ante la inminencia del Miedo
los vastos océanos reclamaron para siempre
su inapelable feudo
los ríos corrigieron su curso ante la proximidad de la
Gran Llegada
el cielo se cubrió de color púrpura
el Instinto
se desplomó
ante la pérdida de su reino
la Heredera llegó al mundo como una gran proeza
que aún no fuera realizada
la Bestia se encuentra sin vida
con el vientre hinchado
por la última peste
a su alrededor no hay huella posible
imposible hallarlas
sin embargo la Nueva Criatura se arrastra
en las cercanías de su madre muerta
pronto
muy pronto
le crecerán garras imponentes
como pezuñas terciarias
Ohde - 22 - panteo

II

hija
de padres muertos
a la espera de la llegada de la noche
a la espera
de su primera presa
olfatea el cuerpo de su madre muerta
y la muerte deja de ocuparla
sus muslos ya están firmes
como los de una hembra poderosa
no habrá condición infame que escape
a la influencia de su noche
en poco tiempo
adquirirá el hábito de las tribus nómades
libre en el mundo
como todo aquello que se desplaza en silencio
los animales temen su proximidad
aún más
que la amenaza de cualquier nacimiento
la naturaleza desconocía hasta ese momento
las Temporadas del Celo
siento
siento que una mordida rápida y poderosa se adueña de mí
Ohde - 23 - panteo

III

las grandes embarcaciones emprenden la travesía


en busca del Criterio
y nada
no hay nada a partir de Ella
que tenga camino de regreso
es el Empeño
es todas las desesperaciones posibles
es el dolor de Olvidar
esas son sus Complacencias
atraviesa el umbral de la materia
y permanece en cada cosa que nos incumbe
multiplicando por millones
los Temas Voraces
es el mundo
en el que todo se halla como diatriba
pasajera de todas las Calamidades posibles
y compañera de ciertas mañanas
incomprensibles de recordar
ignorando los regalos del sueño
atraviesa con ágiles zancadas
los territorios por descubrir
y lacera el pecho de sus víctimas
con violentas mordeduras
es el Remordimiento de todas
de todas las pesadillas Feroces
actúa sin guía
sin cómplices
sin compasión
albergando en nosotros una desolación
tan pavorosa
tan pavorosa
como la muerte del incendio
Ohde - 24 - panteo

IV

aún es joven
y sus pretextos
desconocen la honradez
el Viento Oeste la guía
hacia el límite
de todas las Acciones
hacia los lindes del aire
estar en el Lugar
y ver que ella
indefectiblemente llora
condenándome
hacia la caída de sus lágrimas
ataca con saña
los manteles dispuestos para la cena
y el mundo comprime los pechos en su puño
ella lacera los dolores más profundos
se hace el silencio
y una cortina se abre
para la representación del Asedio
la mañana otra vez las mismas mañanas
y la flor arrasada
bajo su paso firme
de gigante
desde mi camastro veo surgir el Lucero del Alba
y Algo me dice que este día
no terminará hoy
Ohde - 25 - panteo

cuántas batallas perdidas


en el ámbito sereno de la casa
es la Criatura
que todo lo puede
y por nada descansa
es la atadura
que paraliza nuestras alas
porque somos
una raza de ángeles
y la Criatura es un ángel
de mandíbulas poderosas
y con un abrazo tan terrible
tan terrible que al decir la palabra dicha
dan ganas de llorar
Ohde - 26 - panteo

VI

es el atajo
hacia el fondo del abismo
cuando nos atrapa
no importa el Norte
ni la delgada línea del horizonte
percibimos su aliento cuando ella
ya casi ni nos saluda
¿permaneceremos luego
fuera de su centro?
¿o será la voz funesta
que nos dirá al oído

nuestras últimas
palabras?
Ohde - 27 - panteo

VII

la Criatura recorre con odio


el territorio de mi comarca
y la ceremonia de la sangre fresca
indica
el principio de la mañana
nada se nos parece y ése
es el engaño
su precipitación furiosa
el desamparo del camino que nos lleva
hacia la montaña viva del poema
a veces
es confundida con la muerte
por su grave vestidura de almirante
sin embargo habita en el ser
que escapa
respira
se pierde por una calle
embriaga nuestro ánimo
si la tormenta se aproxima
y se la descubre habitualmente
en retratos perdidos
dispone una batalla y al instante
la disuelve
es desconcierto
en las legiones del Imperio
es el lugar que ocupan en la Época
los corazones imantados
Ohde - 28 - panteo

VIII

nunca se le han visto alas


pero su zancada es agitada
ágil
y reptil
engaña nuestros sentidos
con bellas figuras
y deslumbrantes sinfonías
también se nos puede aparecer
como una Luna
que en su vértice superior
señala el brillo
de una única estrella
esa es su mentira
ese nuestro alimento
Ohde - 29 - panteo

IX

por la costumbre de su Maldad


los barcos
permanecen tristemente encallados
hasta que algún paisaje submarino
los recupera
y aunque sus padres son brutales
y de su pecho
brota un resuello de bisonte
utiliza
con el fin de engañarnos
antiguos vestidos palaciegos
no sabe la ingrata la entristecida
que urde con trazo amargo
la trama de su desvarío
su acabado destino de cigarra
su destino de camino hacia los mares Muertos
y la Luna

la Luna círculos de sangre


Ohde - 30 - panteo

pasajera del frío


de pasadizos desiertos
sólo quisimos que nos quisiera
como alguna vez la quisimos a ella
mandíbulas poderosas sobresalen del perfil de su rostro
y fieros colmillos
como fieras perlas afiladas
sólo eso sabemos de su rostro
pero sabemos
que surgen como frutos
los dos peces de su mirada
en la pupila hambrienta puede verse reflejado
un medio sol naranja
de un atardecer en el desierto
en su centro
un rinoceronte jadea cansado
en sus ojos cerrados están todas las preguntas
como una gran conflagración que no puede ser revelada
Ohde - 31 - panteo

XI

llega la noche
exordio de la sangre
sólo brilla sobre el mar
la muda fosforescencia de las noctilucas
los planetas bailan
deslumbrados
por la quietud de su estrella
un hilo de plata se confunde entre el follaje de los
árboles más altos
desde el camino
se puede apreciar un movimiento rápido
en la oscuridad
el desplazamiento de la Fiebre
como una repentina Premonición
es Ella
que abandona a su última presa

recito lentamente mis versos mejores


y ella acaricia su pelo
como extrañando a alguien
Ohde - 32 - panteo

XII

el ojo incendiado
es cubierto por el vapor de su aliento
a la intemperie
siempre a la intemperie
sobre la llanura del pastizal
en los cerros más altos
aúlla comprimiendo los corazones más feroces
es la mesa vacía
el corredor hacia el fondo de la calle
es el llanto de los héroes
a veces
la inmensidad del océano
es un ángel de luz que nos brota del pecho
es un niño solo jugando solo
en algún patio
es la dentellada partida del insomnio
es todos los nacimientos del mundo
la guerra
entre naciones poderosas
y sus capitanes luchando en la Gran Confusión
una mujer hermosa que brilla como un Sol
el estallido de un cráneo partido
y el resplandor
Ohde - 33 - panteo

XIII

y las niñas juegan


a que Ella
deshace el hechizo
entre esquivas princesas
y príncipes encantados
a veces nos cuentan historias de las cuales nuestros
padres
se arrepienten
está en todo
y en cada símbolo se halla
también
corre
salta
galopa en el desierto
en el prado es un manto de flores recién depositado
pero además es presa
de engaño
de vacua lengua
y testimonia infinitos
que palabras resignaron
Ohde - 34 - panteo

XIV

sobre la huidiza estela que dejan


los vientres de madera
es la espuma que brilla más allá de la última ola
con una rápida zancada trepa a la cima
del monte
del árbol
semejante a una mantarraya
que planea por el cielo
pero sus ojos hieren
y sus garras muerden

abandono la hoja en la mesa


una muerte leve
se ha depositado en mi pecho
Ohde - 35 - panteo

XV

por Ella
las peregrinaciones se derrumban
como el Sol
ante sus Ídolos de arcilla
por su influencia
los hombres bailan extenuados alrededor del alambique
el mundo y el tiempo son
para Ella un pedazo de estiércol
mientras su grito se derrama sobre las montañas de
arena
cabalga venciendo los corazones más feroces
y de acero es la garganta que nos relata el recorrido
de nuestras horas peores
cuando nos atrapa
el cuerpo es un lugar en donde uno no quisiera estar
y nos exige una lealtad semejante
al abrazo partido del coral
al detenerse
sólo es perceptible por nuestra respiración profunda
mientras los perros olfatean
entre los desperdicios de la ciudad
convertida en escombros
así transcurren estos
los últimos días
así es El Gesto
que de todo hace silencio
Ohde - 36 - panteo

XVI

se pierde
en el ánimo profundo de la hoguera
se confunde
con el espíritu caudaloso
de la corriente del fuego
es la insistencia de los templos en ruinas
con sus murales desgastados por la animosidad
del tiempo
es el silencio hendido del eco
de las catedrales
está en cada cosa que recordamos
y a duras penas tenemos valor
para nombrarla
Ohde - 37 - panteo

XVII

acaricio su piel blanca


cereza
se despereza
y lentamente
acerca una pierna hacia mí
una pierna se acerca y espera
ella sólo viste piel espumosa
y guardo en mi pecho
su última carta
es la Criatura que nos atrapa nuevamente
en las cercanías del sueño
Ohde - 38 - panteo

XVIII

ciudadana del estertor


sabemos que sólo eso
significa
la apuesta de todos los Recursos
al triunfo de la desesperación
el inexorable transcurso de la Hora
con una canción
atravesada en la garganta
los antiguos habitantes
de largas túnicas
buscaban en los signos
el nombre de su Cifra
en los extensos campos de combate
nos protege de la muerte
como el polen amarillo en las esquinas de una terraza
habita en nosotros
y nos hace
invencibles en el útil manejo de la espada
ansiamos la guerra
y la conquista de la ciudad en donde ella
se halla secuestrada
es la promesa que realizamos
ante los altares de nuestros antepasados muertos
y el deseo profundo de cumplirla
sabiendo que la muerte
nos sorprenderá en el camino
Ohde - 39 - panteo

XIX

tanto se ha hablado
en el mundo
sobre estos temas
la Criatura que embiste
a primera hora de la tarde
dejando tras de sí
sólo el silencio
el eco
detrás de la última pisada
suelen hallarse los caminos
hacia la ciudad
donde las casas se derrumban
después de Su llegada sólo quedan en pie
los hijos abandonados
y la certeza de saber
que un Nombre con mil espadas se esconde
detrás de la figura del ángel
o el cíclope
con lepra en la garganta
su Odio desciende
por el río y baja
de los barcos
en el palo mayor y en lo alto
ondea la bandera de la cruz
es Ella
cerca de todo lo que está cerca
detrás de cada cosa
de cada intención posible
si piensan eso
no los odie nadie
Ohde - 40 - panteo

XX

las Mezquinas Intenciones apresan a la Criatura


desaprobación
tras desaprobación
y un abrazo tan profundo
tan profundo
como el aljibe en el que nos precipitamos
noche tras noche
pesadilla tras pesadilla
la súbita inclemencia de sus ojos
la emplomadura del ojo
y su paso es tan inesperado
como la vieja urgencia de Dios
confirmando la presencia de deidades
que habitaron el mundo
tan importante
como el milagro de las Acciones Cotidianas
la tierra es un pedazo de barro
el tiempo es un pedazo de barro
voy arrastrándome hacia ella
como un lagarto que nunca vio el sol
tras el umbral
tras la siega
oscurece en un océano lejano
a la vista de grandes hombres
que esconden yacimientos de oro en su palabra
sobre el reino despojado de los pájaros
huyendo del estampido apagado
de las armas
como una compleja ecuación
mentira
imposible solucionarla
Ohde - 41 - panteo

XXI

así crece
en la desolación de nuestros otoños
eso es todo
ese es su argumento
la delgada línea que cruzamos
de manera impune
dejándonos un sabor
irrumpido de angustia en la garganta
de esa manera
nos despedimos de la tierra
como un plañido
como una interminable queja
en los andamios del sueño
no quiere el Dios Macho ya
que despertemos
sólo desea
que nos acoracemos en algún lugar del camino
y que nos dejemos morir como una libélula
o como un pequeño insecto
que agoniza en la hoja de té
como si ya
no fuera nada
como si un rayo de sol nos cruzara
pero este no es un canto de ciénagas
ni es un elogio de la muerte
es la determinación impostergable de un aullido
en lo profundo
es una misiva
que camina hacia el desacuerdo
hacia la disolución del sin sentido
en el espacio germinado del tiempo
espaciosas son las palabras
cuando nos habla el desmayado sol del crepúsculo
Ohde - 42 - panteo

XXII

es el perfume
que desprende el vestido de una mujer altiva
y recién casada
es el perfume que despide
la sombra
de los alcanforeros
Ohde - 43 - panteo

XXIII

la virtud del saludo impecable


golpearé la puerta de tu habitación
mascando la predilecta
hoja estimulante
poseedora
de los más grandes tesoros del mundo
de todos los hombres sangrientos
con madrigales en sus guitarras
nunca recuerda
no recuerda nunca
sus asuntos pendientes
tener la certeza
de que la fragilidad
es una metáfora
de los deshechos del tiempo
sin herencia
sin sirenas
pido perdón
por obedecer ciegamente la voluntad de mi mano
porque si hubo un Dios
sabemos que fue traicionado
y que no es otra cosa que el centro del diagrama
de una parábola infame e incomprensible
y Ella es un Dios
que se deposita sobre nuestra piel
como el delgado humo
de un papel de arroz
el tan trillado llorar de las guitarras
eso es lo que me pasa
Ohde - 44 - panteo

XXIV

con Ella
los hombres procuran robarle
su causa al tiempo
evocaré sin fortuna el pasado de mi bandera
esto me lo recuerda
una vieja canción que retengo en el nombre
es como la poesía
que-de-una-lucha-voraz-contra-la-muerte-obtiene-su-
garganta
y duerme el gran mamífero
capturado
por el miedo de su presa
al amparo de la Ajena Precipitación
Ohde - 45 - panteo

XXV

cuando nos lo dijo


el silencio se presentó
como un complejo augurio imposible hallarlo
(a las palabras no hay que comprenderlas
sólo quererlas
como a las ropas que se rasgan)
si hay tiempo
si hay olor a piel en ella
sucede después de un tiempo
una
o dos veces lo dicho
está su mano en el guante
- el peor de los ejemplos -
el encanto en la piedra
- es eso -
un cuerpo desnudo cuando lo dijo
como la mano en la piedra
hay verdad en ella
- un cuchillo corta este manto
que nos cubre
de sangre enferma -
Ohde - 46 - panteo

XXVI

los ojos se nos consumen


como la crepitación del incendio
de allí
todos los objetos del mundo
obtienen su forma
los dioses alados alados
y extendidos
soñando soñando
la entonación del fuego
es así como todo el silencio
se convierte en miedo
Ohde - 47 - panteo

XXVII

el lento transcurso del tiempo


hará
que sucumban las sombras
bajo tierra
Ohde - 48 - panteo

XXVIII

porque
más allá de la tierra
los días vendrán
y nada de lo dicho tendrá regreso
ya que lo dicho llega
como una canción vieja
que a veces nos recuerda al mar
Ohde - 49 - panteo

XXIX

aladas sean las palabras que se deslicen


en el momento debido de la muerte
hablándole
a las pausadas hojas recostadas sobre el gran aullido de
la ciudad
y de ser un ave
o un escorpión
-o una simple gota-
mayor suerte nos
alcanzaría
honor al rey y a sus mentores
que en mejores batallas que ésta
corrompieron su vida
largas lanzas roban harapos al viento
de la colina la sangre
como una brutal avalancha
y sorprendiendo
al acecho
en perfecta captura de la noche
la Magnífica Criatura
que confía sorprendernos en el espaciado tesoro del
sueño
Ohde - 50 - panteo

XXX

digo
de las delgadas alas
-como finos hilos de plata-
que sostienen
de la cintura
al gran mamífero que busca sangre
Ohde - 51 - panteo

XXXI

sobre cien mil castillos sumergidos


del cristal su luminiscencia
hacia la grandeza imponente que rodea la Bahía del
Toro
isla Victoria
oscura sombra del agua en verano
un espacio con todas las formas
con forma de peñasco
con forma de guardián
de suaves arenales
y agudas gaviotas arañando el cielo
integridad gozosa en escasos peldaños de tierra
una ola inmóvil y un paisaje que es suyo
el sol del mediodía
por sobre el lagarto enorme del lago dormido
entre las montañas incesantes
y nadas
hacia las cumbres eternas
hacia un cielo de inminente claridad
en las heladas aguas de la Bahía
y descubres que la paz
conserva la textura de febrero
y te sumerges en lo que quizá sea
tu último día perfecto
así transcurre el sueño
para la Criatura que se niega a los espejos
por no poder soportar
la vigilia de su mirada
Ohde - 52 - panteo

XXXII

hay mariposas
ocultas bajo la frase escondida de la tierra
hay escorpiones
en la faz neutra de la tierra
hay escorpiones
hambrientos
sobre los pies descalzos de la tierra
hay una palabra
que repta sobre el signo devastado de la tierra
su más vergonzosa manifestación
Panteo
Algunos títulos de Libros de la talita dorada

Colección TATUAJE EN EL VIENTO


Naranjos de fascinante música.
Poesía contemporánea de amor en La Plata. 34 autores.
Papeles a consideración. Néstor Mux
Son dos los que danzan. José María Pallaoro
Disculpas del irascible y poemas anteriores. Néstor Mux

Colección LOS DETECTIVES SALVAJES


-Dirigida por J. A.-
Versos aparecidos. Carlos Aiub
desear y tener. Juan M. González Moras
ylumynarya. Julián Axat
En la exacta mitad de tu ombligo. Jorge Money
panteo. Pablo Ohde

Colección Línea Recta ALREDEDORES


La lluvia curó las heridas. Gabriel Sagastume
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el espiniyo - Revista de Poesía
-
LIBROS DE LA TALITA DORADA:
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POESÍA LA PLATA:
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www.coleccionlosdetectivessalvajes.blogspot.com
panteo
de Pablo Ohde
se terminó de imprimir
en los meses de septiembre y octubre
del año dos mil nueve

en Gráfica M.P.S. S.R.L,


Buenos Aires, República Argentina

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