Origenes de La Retha Hila

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Las retahílas tienen su origen remoto en dichos y cantares populares divulgados desde el

siglo de oro. En la literatura popular infantil, el término retahíla se suele usar para
denominar ciertos juegos de palabras, juegos sonoros y rítmicos, juegos, con o sin sentido,
juegos con mensajes especiales, valores, etc.

Se entienden como composiciones cortas en forma de poemas, muchas veces dialogadas, o


casi siempre en series, encadenamientos, entronques, sonsonetes humorísticos… Hay
piezas de valor literario, algunas de autores muy prestantes y reconocidos, pero también las
hay humorísticas, picarescas y hasta absurdas, ilógicas o sin sentido aparente.

Suelen ser poemas que combinan el juego con la magia de las palabras, la rima, el ritmo…
Su composición es bastante libre, pues se permite combinar versos cortos y largos,
construir diferentes tipos de estrofas y dar la rima que se quiera para producir efectos
agradables al oído. Al ser recitadas se enriquecen con gestos, acciones corporales, saltos,
danzas, desplazamientos…

Pertenecen a la literatura infantil, pero los adultos gozan con ellas como expresión que son
de la cultura popular, igual que las rondas, canciones, danzas, etc. Se leen, se recitan, se
cantan, se interpretan en voz alta… La retahíla (palabra/gesto), de escasos o múltiples
elementos a menudo irracionales, de difícil interpretación lógica, se considera como el
decir poético de los niños, en cuanto a la palabra acompaña al juego convirtiéndose ella
misma en juego, y es tratada como un juguete rítmico oral, dando paso a libres
asociaciones fónicas (Ana Pelegrín. La flor de la maravilla).

Su función principal es cultural, estética, educativa, lúdica, literaria… Las retahílas


posibilitan mucho la interacción pedagógica, el desarrollo de la sensibilidad y del goce, la
crítica social, la promoción de valores, la motivación para expresarse. Como ninguna otra
pieza, de las que engruesan la literatura infantil, la retahíla es la que mejor se presta para
despertar la imaginación y la creatividad.

Para los adultos, que nunca dejaremos de gozar con lo gracioso del lenguaje de la lírica
infantil, las retahílas son un medio para la transmisión y disfrute del sentir popular. Son una
forma de reflexión, de aprendizaje, de burla, de crítica a las costumbres y de transmisión de
normas.

Clases de retahílas
No es tarea fácil clasificar las retahílas, como tampoco lo es clasificar cualquier pieza de la
literatura lírica infantil; así lo consideran el maestro López Tamés (985) y Ana Pelegrín
(996), para no citar más.

Sin embargo, aunque la mayor parte de las retahílas, como producción que son de la
literatura lírica popular, son de carácter lúdico o humorístico, hay también muchos poemas
de la literatura universal, que podrían considerarse como una clase de retahílas, por su estilo
y forma, pero su lirismo no es necesariamente lúdico o humorístico. Así muchos poetas han
hecho gozar al lector con retahílas de poesía lírica, como lo atestiguan Nicolás Guillén,
Miguel Hernández, Federico Lorca, Alejandro Casona, María Elena Walsh y otros tantos.

Entonces, bien podríamos pensar en la existencia de retahílas, muy específicas,


representativas de la literatura lírica popular infantil, y retahílas que hacen parte de la
literatura lírica general; de ambos grupos encontrará muestras el lector, de los más
diversos temas, en la recopilación que se ofrece enseguida.

Como parte de la literatura lírica popular infantil, tomamos en cuenta el criterio que asume
Ana Pelegrín (1996) quien clasifica las retahílas en dos: las Retahílas escena y las
Retahílas cuento.

En el grupo de las Retahílas escena se cuentan, entre otras:

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