Entrevista Con Kanfer

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Estudios de Psicología

Studies in Psychology

ISSN: 0210-9395 (Print) 1579-3699 (Online) Journal homepage: https://www.tandfonline.com/loi/redp20

Entrevista Con H. F. Kanfer

María Dolores Avia

To cite this article: María Dolores Avia (1981) Entrevista Con H. F. Kanfer, Estudios de
Psicología, 2:8, 3-30, DOI: 10.1080/02109395.1981.10821278

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Published online: 29 Apr 2014.

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Frederick H. Kanfer, Doctor en Psicologia


par la Universidad de Indiana, es actualmente profesor
de Psicologia en la Universidad de Illinois: Sus intereses
fundamentales estriban en desarrollar la conceptualizaci6n
y los mhodos necesarios para ofrecer un marco
conductual amplio en el que puedan inscribirse problemas
personates y sociales. Es coautor de tres libros
de interes clinico: Learning foundations of behavior
therapy, con ]. S. Phil/ips, y Helping people change
y Maximizing treatment gains, en colaboraci6n
con A. P. Goldstein. Ha publicado mas de cien articulos,
y sus trabajos experimentales se centran en las areas
de autorregulaci6n, autocontrol y altruismo.
La presente entrevista, realizada par M.a Dolores Avia,
profesora de Psicologia de la Personalidad y de T ecnicas
de Modificaci6n de Conducta en la Universidad Complutense
de Madrid, se llev6 a cabo en agosto de 1980,
con motivo de la participaci6n del Dr. Kanfer
en el curso sabre T era pia familiar que tuvo Iugar
en la Universidad Internacional Menendez Pelayo
de Santander.

£studios de Psicologla n.• 8 ·1981


Con H. F. Kanfer
Maria Dolores A via
Universidad Complutense de Madrid

M.• D. A.-Dr. Kanfer, su modelo de autorregulacion,


ya bastante conocido en Espana, se desarrollo hace alrededor
de diez aiios. En sus trabajos mas recientes he podido
ver algunas modificaciones en el. iPodria explicar
a los lectores espaiioles cuales son las principales diferencias
entre el modelo original y el revisado, y por que
ha considerado necesario hacer estos cambios?
F. H. K.-El modelo original surgio de la investigacion
en autorrefuerzo y fue basicamente un intento de explorar las
variables moduladoras que necesitaban tenerse en cuenta al
trasladar el modelo de refuerzo operante (externo) a situacio-
nes en que las personas autoadministraban las consecuencias
a su propia conducta. Los datos analiticos y experimentales
sugerian que las personas que modifican su conducta en ausen-
cia de recompensas externas pasan por varias etapas de auto-
rregulacion que pueden separarse en los estadios de auto-ob-
servacion, autoevaluacion y autorrefuerzo. Desde la primera
publicacion del modelo se ha demostrado repetidamente su
valor heuristico. Sin embargo, desde el primer momento he-
mas sido conscientes de que hay muchas otras variables que
necesitan tenerse en cuenta porque modifican los procesos
autorregulatorios. Lo que pasa es que no se puede trabajar
con todo a Ia vez. Los factores que nos parecen mas signifi-
cativos a considerar son los de como se desarrollan los cri-
terios autogenerados, el papel de la activacion emocional y
otros factores biologicos como modificadores de las relacio-
nes entre los diferentes procesos, y el problema de Ia atribu-
cion causal. La revision y extension de nuestro modelo de
autorregulacion ha tratado de incorporar los dos ultimos. B?-
sicamente, consideramos que Ia secuencia completa de con-
ducta se ve afectada por el hecho de que una persona carac-
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Estudios 5
terice una situaci6n como sujeta a control extemo o a control
autogenerado, Ia importancia y relevancia de los criterios
hacia los que los procesos autorregulatorios dirigen Ia con-
ducta, y las consecuencias emocionales del exito y del fracaso
al acercarse a estos criterios. Los aspectos nuevas del modelo
revisado consisten en Ia inclusion de estas variables.
El primer area de aplicaci6n del modelo se ha referido
al desarrollo y mantenimiento de Ia depresi6n. En el modelo
revisado separamos dos aspectos de atribuci6n causal. Suge-
rimos que Ia autorregulaci6n ocurre unicamente cuando un
suceso se categoriza bajo control potencial del individuo, es
decir, cuando una persona considera que una categoria de
sucesos, por ejemplo, obtener una buena nota en un curso, o
conseguir Ia amistad de una persona, se encuentra bajo el
propio control del individuo y depende de sus conductas. Su-
gerimos que el proceso completo de autorregulaci6n no se
inicia cuando una situaci6n se asigna a una categoria de acon-
tecimientos que no pueden ser influidos por las acciones del
individuo (por ejemplo, examenes en un idioma extrafio, o
Ia amistad de alguna persona que por alguna raz6n no se
puede conseguir). El segundo aspecto en el que Ia atribuci6n
interviene en el modelo ocurre mas tarde, cuando una per-
sona observa y evalua una instancia particular de esa cate-
goria de conductas. El asunto es si en esa instancia particular
el individuo es responsable de Ia conducta, o si el resultado
viene determinado por circunstancias externas. Asumimos
que si el individuo percibe que Ia causa fundamental de Ia
conducta son las circunstancias externas, Ia autorregulaci6n
se detiene.
La importancia de asignar a uno mismo o a los demas las
causas de Ia propia conducta ha sido reconocida repetida-
mente por los psic6logos sociales, y se ha relacionado con los
intentos de autorregulaci6n. El aspecto fundamental de estas
variables no es tanto su inserci6n conceptual en un esquema
complejo de personalidad, sino sencillamente el resultado,
repetidamente obtenido, de que las personas van a actuar de
manera diferente en condiciones de atribuciones externas que
en condiciones de atribuci6n personales. Si estas atribuciones
son resultado del aprendizaje social o representan procesos
personales mas basicos, es irrelevante para Ia teoria- Lo que
importa es el hecho de que hacer juicios falsos sobre Ia asig-
naci6n de un acontecimiento a una categoria de situaciones
manipulables puede llevar a una persona a realizar esfuerzos
inutiles y frustrantes por influir en esos sucesos. Ademas, Ia
percepci6n falsa del propio papel en un suceso controlado por
el media puede llevar a que una persona asuma responsabi-
lidades que se vera luego incapaz de cumplir. Por consiguien-
te, Ia congruencia de las atribuciones causales, tanto de cate-
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6 Estudios
gorias de sucesos como de sucesos especificos, con el estado
real de Ia situacion son determinantes importantes en la efec-
tividad de la propia conducta. Especialmente en la depresion,
las consecuencias emocionales que siguen a las experiencias
de exito o fracaso estim influidas en gran medida por la atri-
buci6n causal.
La variable de atribucion interactua, ademas, con factores
motivacionales. Adoptando una version muy pragmatica de
la teoria de Klinger sabre el «interes momentaneo» (current
concern), distinguimos entre las conductas que se relacionan
con sucesos muy relevantes y de consecuencias criticas en
Ia situacion especifica, y aqueHas que tienen solo consecuen-
cias minimas o transitorias para el individuo. Por ejemplo,
uno puede estar muy motivado para llegar a un restaurante
antes de que cierren para que le den de comer. Sin embargo,
esta conducta esta habitualmente relacionada con una situa-
ci6n. Su relevancia y sus bases motivacionales se disipan en
cuanto se resuelve la situacion. Por el contrario, la conducta
relativa al hecho de causar una buena impresion al jefe, o
de obtener un trabajo puede no solo reflejar la situaci6n
momentanea, sino tambien influir en la percepci6n que una
persona tenga de si misma. Los criterios generales del indi-
viduo en relacion con su adecuacion y eficiencia pueden estar
implicados en el segundo tipo de conducta. La diferencia-
cion es especialmente importante para predecir el grado en
que se reacciona a una experiencia de exito o fracaso. Por
ejemplo, hacer bien una Hamada telef6nica por haber mar-
cado correctamente, o hacerlo mal, tiene una importancia
breve y pasajera; por tanto, no hay que esperar grandes
consecuencias emocionales tras el exito o el fracaso. En algu-
nos casas, sin embargo, incluso casas de poca importancia,
como no acordarse de hacer una Hamada telef6nica, pueden
Hevar a un individuo a autoacusaciones, recriminaciones :v
reproches, relacionados con la creencia de que este fracaso
representa un faHo de gran importancia y refleja una inefica-
cia y falta de valia generalizados. Evidentemente, las conse-
cuencias emocionales y conductuales de tal situacion seran
muchisimo mayores que en el caso anterior.
M.• D. A.-iDiria Ud. entonces que el modelo reciente
pennite hacer predicciones mas precisas sobre ciertas
conductas y establecer las limitaciones de un modelo
de autorregulacion demasiado general y global?
F. H. K.-Creo que ayuda a explicar por que en muchos
casas no ocurren conductas autorregulatorias, cuando los ob-
servadores creen que deberia haberlas. Por ejemplo, en accio-
nes grupales, cuando una persona sigue la meta de un grupo
que a veces puede incluso ser inconsistente con sus criterios
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Estudios 7
y no se autorregula, frecuentemente introducir la atribuci6n
«No puedo hacer nada» o <<No tengo control de esta situa-
ci6n» podria llevar, y de hecho)o hace, a una reacci6n bastante
estereotipada, casi condicionada, sin mucha consideraci6n
con las propias metas y sin ning(tn esfuerzo por conductas
autorregulatorias. El nuevo modelo es responsable tambien
de la direcci6n que toma nuestra investigaci6n. Por ejem-
plo, nos ha llevado a estudiar el papel que tienen las expe-
riencias de exito y fracaso en la modificaci6n de los criterios
autogenerados en personas deprimidas y no deprimidas. Ha
sefialado la necesidad de hacer mas investigaci6n sabre las
condiciones especificas que determinan la interrupci6n de
las cadenas de cambia conductual en la introducci6n de la
au torregulaci6n.
El papel de los factores emocionales representa un area
poco conocida en la depresi6n. Hemos sefialado aquellos casas
en que el individuo reacciona con emociones fuertes a una
situaci6n, mientras que tiene una reacci6n bastante buena
ante acontecimientos muy similares, igualmente severos y
preocupantes desde el punta de vista del observador. Fun-
ciamentalmente, los factores de atribuci6n, los criterios auto-
generados, los procesos evaluativos y la discrepancia que
uno considera que hay con su propia meta juegan un papel
al diferenciar estos dos tipos de reacciones. Las teorias del
desamparo de Seligman y de Ia eficacia personal de Ban-
dura son consistentes con parte de nuestro modelo.
M.• D. A.-Una de las diferencias que he observado
entre el modelo original y el nuevo es Ia influencia,
en el segundo, de Ia teoria motivacional de Klinger,
especialmente Ia nocion de <<interes momentaneo».
La reciente insistencia que hace usted
en los factores motivacionales, asi como en Ia importancia
de Ia capacidad general del individuo
para manejar situaciones puede recordar al lector
algo asi como el famoso y antiguo
«motivo de dominar el medio>>. iNO cree usted
que puede ser peligroso volver a propugnar
una teoria motivacional general, habida cuenta
de los problemas que estas teorias
han encontrado en psicologia?
F. H. K.-Si, proponer una teoria motivacional general
seria realmente prematuro. Sin embargo, es fundamental com-
prender las funciones de la autorregulaci6n. c:Oue motiva a
una persona a empezar el proceso, que lo mantiene, cwiles
son los factores que dirigen la actividad en ciertas secuen-
cias mas que en otras? Estas preguntas requieren el supuesto
de que existen ciertas ganancias, ciertos reforzadores, ciertos
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8 Estudios
incentivos que organizan y mantienen las secuencias de con-
ducta. El modelo de autorregulaci6n lleva implicito un con-
cepto motivacional general: asumimos que una vez que una
persona establece una met~ o criteria y compara su conducta
con ese criteria, esta motivada para comportarse de manera
que se acerque o alcance ese criteria autogenerado. De hecho,
las observaciones de la conducta infantil que han hecho los
te6ricos de Ia motivaci6n, y nuestras propias experiencias
sugieren que Ia mera oportunidad de elegir entre conductas,
establecer las propias metas y asumir responsabilidad par
Ia acci6n pueden servir para motivar una parte de conductas
en muchas situaciones. Par supuesto, esto es demasiado ge-
neral, porque si no delimitamos situaciones, tendr:iamos que
decir que cualquier secuencia organizada de conducta implica
una meta que sugiere la propositividad de una secuencia de
acci6n, independientemente de que sea o no trivial. Par tanto
raramente caeriamos en la trampa de los antiguos te6ricos
de la motivaci6n. De hecho, la explicaci6n de la naturaleza
fundamental del hombre mediante un principia motivacional
unitario simple podr:ia dar cuenta igualmente bien de la ocu-
rrencia de secuencias largas y complejas, a veces de aiios,
y de secuencias momentaneas tales como espantarse una
mosca de la frente. Dudo que alguna vez se encuentre un
principia unitario de ese tipo, ni siquiera un conjunto de
principios. Creo que es necesario hablar de conjuntos par-
ticulares de situaciones elicitadoras aprendidas o innatas, con-
ductas instrumentales e incentivos asociadas entre si con el
fin de describir los rasgos motivacionales de un individuo
concreto en una situaci6n determinada y con un resultado
determinado. Aunque hay que confiar en cierta generalidad,
creo que suponer prematuramente la universalidad de un
principia motivacional puede ser equivoco y molesto para
Ia investigaci6n futura.
El reciente trabajo de Klinger parece presentar un metoda
empiricamente verificable de cuestionamos Ia relevancia de
una experiencia vital determinada en un momenta dado para
Ia motivaci6n actual del individuo. Creo que el enfoque de
Klinger es el mas util para distinguir la fuerza de varios
incentivos como deterrninantes de Ia conducta autorregulada.
En nuestro modelo, presumimos que los sucesos que tienen
una gran relevancia para las reacciones de una persona hacia
si misma elicitaran diferentes criterios autoestablecidos para
Ia conducta que los sucesos que pueden ser tambien importan-
tes pero que pueden ser relevantes para una situaci6n par-
ticular, no para el individuo. Ademas, asumimos que el me-
toda de muestrear pensamientos o intereses en relaci6n con
distintos sucesos permite establecer una jerarquia de intere-
ses que van de alta a baja intensidad en ambas categorias
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Estudios 9
(es decir, relevante para Ia persona y Ia situaci6n). Clara-
mente, Ia ubicaci6n de un inten!s particular en las categorias
de intensidad y relevancia para el individuo o para Ia situa-
cion, nos permite hacer predicciones diferenciales para las
experiencias de exito o fracaso relacionadas con esos sucesos.
M.• D. A.-Su respuesta me ha sugerido otra pregunta
probablemente dificil de responder. iNO cree que,
incluso en ese caso, puede que haya un tipo de personas
que se afectan mas facilmente por cualquier tipo de fracaso?
Quiero decir, aunque Ia palabra sea problematica,
ino cree que puede haber factores de personalidad
que afecten a las relaciones que acaba de mencionar?
F. H- K.-Efectivamente, es una pregunta dificil de res-
ponder. En el modelo original, describimos un conjunto de
factores que llamamos «variables de Ia historia individual>>
como determinantes importantes de los procesos autorregu-
lados. En realidad, lo que estabamos diciendo es que no
sabiamos cual de las distintas diferencias individuales y en
que medida afectaban a Ia conducta. En este aspecto no he
cambiado mucho. Creo que el concepto de personalidad es
dificil de manejar. Tengo poca confianza en que se descubra
un pequefio numero de variables de personalidad que nos
permitan hacer predicciones amplias sabre conductas indivi-
duates. Por supuesto, todos sofiamos con unos sencillos es-
quemas de categorias en los que el conocimiento de que una
persona pertenece al grupo A, B, o C nos permita hacer inme-
diatamente predicciones diferenciales sabre sucesos tan va-
riados como sus reacciones a la frustraci6n, su grado de dis-
torsion perceptiva, Ia susceptibilidad a reforzadores sociales
y muchas otras. Como han indicado recientemente algunos
investigadores con los que estoy muy de acuerdo *, las per-
sonas difieren no solo en su reactividad ante distintos indicios
y situaciones, sino tambien en el grado en que son consis-
tentes en distintas situaciones y en Ia medida en que situa-
ciones similares culturalmente definidas producen de hecho
pautas de conducta similares. Par tanto, creo que es impor-
tante comprender los procesos psicologicos que operan, mas
que definir caracteristicas individuales, y su efecto sabre con-
ductas en innumerables situaciones. Esto significa que tene-
mos que tratar de analizar el modo en que actuan ia expe-
riencia pasada de una persona, su constituci6n biologica y
su percepci6n de Ia situaci6n actual para determinar futuras
conductas. Por supuesto, este enfoque limita en cierta medida
Ia capacidad de predecir conductas individuales y requiere

* Vease el dossier «Personalidad y predicci6m>, en Estudios de Psicologia, 1980, num. 3,


pp. 53-93.
£studios de Psicologia n.• 8- 1981
10 Estudios
que antes de hacer tales predicciones se hagan estudios am-
plios sobre el individuo. Pero prefiero esta alternativa a
continuar buscando unos pocos caracteres humanos univer-
sales, como se ha intentado durante siglos sin mucho exito.
M.• D. A.-Estoy totalmente de acuerdo ...
F. H. K.-Por cierto, que el mismo punto de vista vale
tambien para entender Ia motivaci6n. Durante mucho tiempo,
fil6sofos y psic6logos han buscado un conjunto de «motivos
basicos». Yo creo que es mucho mas realista el enfoque pro-
babilista. El conocimiento de Ia situaci6n momentanea, la his-
toria peculiar del individuo y los resultados posibles de una
situacion, sugieren que tanto para distintas personas como
para Ia misma persona en diferentes ocasiones, un motivo
particular puede ser dominante en un momento pero no
en otro.
M.• D. A.-Si. .. Su respuesta sobre esos efectos temporales
me trae a Ia memoria el articulo de Cronbach de 1975
<<Mas alia de las dos disciplinas de Ia psicologia cientifica»,
a mi parecer critico en muchos sentidos. Mi experiencia
es que este trabajo produce cierta perplejidad
entre los estudiantes e incluso en investigadores sociales,
por afinnar que no solo los efectos principales,
sino tambien las interacciones son dificilmente generalizables.
Es decir, su reconocimiento de los efectos temporales
y contextuales parece que no ofrece muchas soluciones
para quienes quieren encontrar leyes generales
y duraderas sobre Ia conducta humana.
El articulo se escribi6 hace cinco aftos.
;. Considera que es aun una contribucion valiosa
para Ia decada de los 80?
F. H. K.-Si, estoy muy de acuerdo con el articulo de
Cronbach y con su punto de vista. Especialmente en psico-
logia clinica, la sociedad nos ha venido exigiendo -y tam-
bien nosotros hemos estado dispuestos a ofrecer- predic-
ciones especificas para situaciones e individuos sobre los que
ni tenemos suficiente informacion ni siquiera conocimiento
de cuales son las variables relevantes- La predicci6n implica
siempre alguna especulaci6n sobre las variables que pueden
estar actuando en el futuro. Sin embargo, este conocimiento
es necesariamente limitado porque, incluso si las personas
fueran perfectamente consistentes, las situaciones, las deman-
das ambientales y los resultados posibles pueden variar de
modo que no podemos anticipar. En otras palabras, yo creo
que la ciencia psicol6gica esta limitada a comprender procesos
psicol6gicos, modificados por la biologia del individuo. Pero
las predicciones especificas tienen que quedar abiertas hasta
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Estudios 11
que podamos evaluar claramente que relaciones y variables
estan implicadas en la situaci6n a examinar. Por tanto, no
creo que en la conducta humana tengamos muchos factores
invariantes. Frente a la fisica o la quimica, el material que
observamos cambia constantemente en funci6n de nuestra
historia (y con ello no me refiero solo a la historia individual,
sino tambien a Ia historia social), el tiempo, el objetivo que
se propane el observador y el punta de vista te6rico que
determina que se seleccionen aspectos particulares de Ia si-
tuaci6n total a analizar. Cuando hacemos preguntas acerca
de la conducta humana nos estamos interrogando sabre su-
cesos que estan siendo afectados continuamente por el con-
texto humano. Por ej., en psicologia clfnica, las actitudes
al uso sabre Ia enfermedad mental, el conocimiento de las
contribuciones biol6gicas y geneticas a las alteraciones de con-
ducta, y el cambia en los valores de Ia sociedad sabre las
desviaciones de Ia conducta, hacen que sea imposible esta-
blecer una teoria de la patologia que trascienda el espacio y
el tiempo. Un buen ejemplo son los cambios sucesivos en el
sistema de clasificaci6n psiquiatrico en los Estados Unidos.
Se han hecho revisiones en la clasificaci6n de distintas con-
ductas adictivas, de las desviaciones sexuales y reacciones
depresivas, sabre la base de consideraciones sociopoliticas y
de un continuo flujo de incidentes que no tienen nada que
ver con la esencia del fen6meno. Por tanto, creo que es po-
sible formular una ciencia de las funciones psicol6gicas hu-
manas, pero no una ciencia en la que el contenido sea in-
variante.
M." D. A.-Lo que acaba de decir sobre los fen6menos
me sugiere un problema que a mi siempre
me ha parecido importante, y es el hecho
de que en psicologia clinica estamos probablemente
trabajando con fen6menos que no conocemos muy bien.
Por ej., no sabemos muy bien lo que son
las «conductas cognitivas», y sin embargo
estamos haciendo modificaci6n de conducta cognitiva.
;. No cree que es una pena que Ia modificaci6n
de conducta cognitiva este tan apartada de Ia investigaci6n
sobre el funcionamiento cognitivo? ;. o quizas cree us ted
que sabemos bastante de los procesos cognitivos?
;.Sabemos bien lo que nos pasa por dentro de Ia cabeza?
F. H. K.-Realmente estoy de acuerdo con que cada vez
se sabe mas de los procesos cognitivos, pero creo que este
conocimiento no se ha utilizado todavfa eficazmente en situa-
ciones clinicas. Desgraciadamente, la investigaci6n sabre pro-
cesos cognitivos se ha desarrollado generalmente en situa-
ciones de laboratorio muy estructuradas, y hay muy pocos
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12 Estudios
investigadores que muestren algun interes por las aplicaciones
a problemas sociales y clinicos. A la vez, los psicologos cli-
nicos han recogido solamente los resultados mas obvios y
populares de los psicologos cognitivos y basicamente estas
dos areas de investigaci6n y su correspondiente literatura
han pennanecido separadas. El termino «modificacion de con-
ducta cognitiva» se acuiio quiza por interes popular, y quiza
como resultado de una cierta insatisfaccion con el enfoque
de Ia modificacion de conducta, pero la literatura correspon-
diente ha utilizado el termino «Cognicion» como un cons-
tructo demasiado inalcanzable y general. El fundamento de
esta orientacion arranca mas de la psicologia cognitiva de
hace 20-30 aiios que de la de hoy. Por ej., la investigacion
reciente sobre el procesamiento de la informacion, memoria
y resolucion de problemas tiene mucho que ofrecer que seria
relevante para los clinicos que dirigen entrevistas. Especial-
mente al tratar de hacer inferencias en modificacion de con-
ducta sobre conductas encubiertas y como cambiarlas, como
por ej. en las tecnicas de manejo de situaciones, autocontrol
y autoinstruccion, resulta importante comprender como ope-
ran estos procesos y que variables les afectan.
Una cuestion importante es tratar primero de distinguir
entre diferentes tipos de sucesos cognitivos, puesto que po-
demos encontrar que estan implicadas diferentes habilidades,
procesos y variables controladoras, por ej., al hablar a un
entrevistador de una experiencia emocional pasada o al des-
cribir los propios procesos cognitivos de una persona en el
momento presente· En este sentido ha habido algunos inten-
tos, como los trabajos recientes de Simon, Loftus y otros
que tratan de abordar el problema crucial de describir la
manera en que las instrucciones especificas o la estructura
de la entrevista afectan la produccion verbal de un sujeto
o cliente. Otro aspecto importante, que considero muy critico
en el proceso clinico, es la diferenciaci6n entre distintas con-
ductas cognitivas, como verbalizaciones. Algunas pueden lla-
marse «automaticas» porque estan casi totalmente determi-
nadas por algtin indicio y discurren en una secuencia estereo-
tipada, con tiempo de reaccion corto y poca variacion en las
repeticiones. Por otro lado, las «respuestas de control» des-
criben conductas en las que se pide a un sujeto que integre
experiencias pasadas de modo nuevo, con el fin de responder
a una tarea o pregunta. Ciertos pasos de la resolucion de pro-
blemas y algunas tareas en las que se pide a los sujetos que
imaginen situaciones futuras, representan estas conductas.
Ademas, los propios intentos por reconstruir la propia con-
ducta cognitiva en un momento anterior o de observar la
conducta cognitiva presente (los procesos metacognitivos) son
muy distintos de las conductas implicadas en la simple obser-
Estudios de Psicologw n.• 8 -1981
Estudios 13
vacwn de procesos fisicos. Creo que ha llegado el momenta
de dejar de hablar de cogniciones y pasar a examinar muy
estrechamente los tipos de conductas cognitivas que se utili-
zan en modificaci6n de conducta, para volver despwSs a la
investigaci6n de la psicologia cognitiva y ver que informacion
existe que nos permita utilizar mejor tecnicas clinicas y hacer
mejores inferencias sabre lo que puede y lo que no puede
modificarse ...
M.• D. A.-Me gustaria tam bien conocer su opinion
sobre los problemas de generalizacion
de Ia psicologia clinica. Articulos y libros recientes
sefialan Ia necesidad de entrenar a los pacientes
a que mantengan las nuevas conductas que les ensefiamos
durante Ia terapia, y a que las transfieran a otras situaciones.
Teoricamente esto se deberia conseguir mas facilmente
con un modelo de autodirecci6n que con los modelos
conductuales mas tradicionales. Sin embargo,
y al menos basta donde mi informacion llega,
los resultados en este sentido no son muy satisfactorios.
c:Usted cree que ello se debe a un problema metodologico,
0 a un problema mas basico y fundamental?
Por otra parte, c:no cree que quiza no deberiamos
extrafiarnos ni preocuparnos tanto si un paciente
no se encuentra bien para el resto de su vida?
F. H. K-Es una pregunta interesante. De hecho, si lo que
hemos hablado antes se toma en serio, no deberiamos extra-
fiarnos en absoluto si el cliente no mantiene una «salud
mental>> toda su vida despues de la terapia. Lo (mica que
podemos esperar es que el cliente este mejor preparado para
futuros conflictos aun desconocidos. Pero en cualquier mo-
menta Ia fuerza impredictible de distintos factores puede ser
abrumadora y el individuo puede tener problemas de nuevo.
Los primeros modificadores de conducta se centraron en mo-
dificar el sintoma y tuvieron bastante exito, cosa que clinicos
de otras orientaciones habian tratado de hacer sin resultado.
En muchos casas, Ia aplicaci6n directa de los principios del
condicionamiento operante implicaban la manipulaci6n de es-
timulos discriminativos y contingencias de refuerzos. En teo-
ria, Ia reducci6n de estas conductas sintomaticas deberia
seguir mientras se mantengan constantes las diferentes con-
diciones ambientales, tales como indices sociales y fisicos y
reforzadores disponibles. Sin embargo, en Ia pnictica el media
natural no proporciona estos contextos tan beneficiosos. Los
pacientes que abandonan el hospital se enfrentan de nuevo
con refuerzos sociales por conductas desviadas, indicios que
se relacionan con preocupaciones y conflictos emocionales,
frecuentemente aparecen de nuevo los estimulos discrimina-
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14 Estudios
tivos para conductas no deseables, y sabre todo, mientras el
programa conductual mantenga al paciente dependiente del
media para controlar la conducta no deseada, no es de extra-
liar que las conductas problema aparezcan de nuevo. De
hecho, como Baer y otros han indicado repetidamente, la
generalizaci6n no ocurre espontaneamente, sino que hay que
programarla durante la terapia. Cuando cambia una situaci6n,
debemos esperar que el individuo cambie tambien su con-
ducta. Por supuesto, esta flexibilidad no es deseable desde
el punta de vista clinico. Por ejemplo, Ia propia esencia del
disefio ABA, aunque interesante metodol6gicamente, es con-
traria a la intenci6n del clinico. Aunque es interesante de-
mostrar el control de una variable sabre Ia conducta no
deseada, el clinico espera conseguir exactamente el efecto
opuesto, es decir, preparar al paciente para que mantenga
las conductas socialmente adecuadas y beneficiosas desde el
punta de vista personal, incluso aunque el media le tiente
a actuar de otra manera.
Esta dificultad en conseguir la generalizaci6n es una de
las razones principales por las que ya hace tiempo nos vol-
vimos bacia las estrategias terapeuticas que ayudan a las
personas a desarrollar pautas de conducta y metodos de ma-
nejo de situaciones que no son especificos de una situaci6n
(mica. Por ejemplo, las recientes tecnicas cognitivas de manejo
de situaciones, de autoinstrucci6n y resoluci6n de problemas,
comparten el intento de entrenar a los clientes a aprender
pautas de conducta que pueden ser utiles en situaciones
muy diferentes. Los conceptos de autodirecci6n resaltan ade-
mas la importancia de entrenar a los individuos a establecer
sus propias metas y evaluar sus propias conductas, de modo
que puedan juzgar si sus acciones son apropiadas (y merecen
autorrecompensa) o necesitan correcci6n (y merecen auto-
critica).
De hecho, el termino «generalizaci6n» es probablemente
inadecuado para lo que la mayoria de los clinicos quieren
decir cuando hablan de la extension del efecto y Ia durabi-
lidad de los resultados terapeuticos. Muchos clinicos esta-
blecen Ia meta de trabajar para conseguir el cambia en un
nivel de conducta diferente. No es una respuesta especifica
en una situaci6n dada lo que frecuentemente se desea mas
cambiar, sino la aplicaci6n adecuada de una secuencia de
pautas de conducta, estrategias o heuristica, para utilizar
siempre que ocurra una instancia de una categoria dada de
situaciones. Desgraciadamente, aun no he vista datos que
intenten cornparar los efectos del entrenamiento para ob-
tener resultados amplios y generales, frente al entrenamiento
para cambiar respuestas especificas en situaciones concretas.
Necesito cualificar todo esto debido a la amplia variedad de
Estudios de Psicologla n.• 8 - 1981
Estudios 15
metas que los clinicos y clientes pueden compartir en dis-
tintos casos. Por ejemplo, en una paciente anorexica, una se-
cuencia de conductas sencillas tales como correr y vomitar
pueden representar un objetivo central. Una vez alteradas
estas, Ia conducta global de Ia persona y su pauta de vida
pueden cambiar criticamente. Conductas estereotipadas repe-
titivas aisladas, como gestos y respuestas autodestructivas pue-
den afrontarse mejor mediante Ia aplicaci6n de principios de
condicionamiento. Aunque sea deseable Ia generalizaci6n a
una variedad de contextos ambientales, a menudo Ia reducci6n
de Ia conducta problematica ofrece inmediatamente Ia opor-
tunidad a conductas mas efectivas reforzadas socialmente.
Por otra parte, si Ia meta del clinico es equipar al individuo
para que pueda manejar problemas futuros de modo mas
adecuado, es necesario que combine metodos especificos para
extinguir Ia respuesta antigua con metodos para desarrollar
conductas mas efectivas, ademas de ofrecerle un repertorio
para juzgar cuando una conducta particular es apropiada
en contextos naturales. El modelo de autodirecci6n sugiere
que se ayude al cliente a establecer metas y tecnicas de auto-
observaci6n, autoevaluaci6n y autorrefuerzo para conductas
socialmente efectivas y personalmente reforzantes, de modo
que pueda seguir manteniendo los beneficios del tratamiento
una vez que el terapeuta se retira.
M.• D. A.-Voy a hacerle una pregunta relacionada
con algunos de los diseiios actuales en psicologia clinica.
En Ia investigacion reciente son frecuentes los diseiios
en los que se hace una comparacion entre tres o cuatro tipos
de tratamiento, con el fin de determinar emil ofrece
mejores resultados para un problema dado.
Aunque este diseiio sea util, he tenido a veces
Ia impresion de que mas que decidir el tratamiento
en funcion de los resultados generales que ofrece,
el clinico tiene que hacer una decision distinta:
seleccionar el tratamiento que encaje mejor
con un cliente concreto. iTiene sentido que comparemos,
en general, tratamientos, cuando de hecho los clientes
son diferentes y nosotros como clinicos tenemos que decidir
no solo si un tratamiento nos parece bueno o malo
en general, sino tambien si el tratamiento X
le va bien al paciente C?
F. H. K.-Es interesante la pregunta porque afecta a mu-
chas cosas. En primer Iugar, esta Ia filosofia de Ia investi-
gaci6n con grupos. Siempre que comparamos grupos de indi-
viduos, corremos el riesgo de que los resultados que nos
hablan de medias sean inapropiados al aplicarse a algunos
individuos del grupo. Sin embargo, esto no quiere decir que
Estudios de Psicologia n. • 8 • 1981
16 Estudios
tales comparaciones sean inutiles. Creo que esos procedimien-
tos son muy utiles en un estadio de Ia investigaci6n, a saber,
cuando nos preguntamos si una variable determinada tiene
algun efecto sobre alguna conducta. Por ejemplo, Ia musica
lenta o las bebidas sabrosas le gustan a la mayoria de las per-
sonas. Cuando exploramos el rango de variables que pueden
afectar a un fen6meno, es especialmente util eliminar muy
pronto los tratamientos ineficaces. Desde un punto de vista
administrativo y econ6mico, un tratamiento que puede bene-
ficiar solamente a unos pocos individuos y no ofrece ningun
cambio a Ia mayoria de Ia gente, puede no merecer Ia pena
si el esfuerzo, Ia energia y la eficacia en general son nuestros
criterios principales. Por otra parte, si un tratamiento afecta
significativamente al funcionamiento de Ia media, merece Ia
pena como procedimiento basico. A partir de ahi necesitamos
considerar otras variables que pueden incrementar o dismi-
nuir estos efectos. Por ejemplo, los procedimientos de trata-
miento pueden interactuar con ciertos problemas, con varia-
bles de personalidad del cliente y terapeuta, e incluso con el
momento temporal de Ia terapia, por ejemplo, Ia preparaci6n
previa para el tratamiento. Por tanto, creo que las com-
paraciones de grupos representan fases preliminares en Ia
investigaci6n sobre Ia eficacia del tratamiento. Idealmente
seria estupendo ver una matriz de evaluaci6n que permitiera
predecir que metodos de tratamiento son utiles, con que tipos
de terapeutas, en que condiciones, para que problemas y en
que etapa del proceso terapeutico- Me temo que por el mo-
menta esto sea una fantasia. Quiza nunca seamos capaces de
alcanzar esa etapa, dado que los enfoques de tratamiento, los
terapeutas, las demandas sociales y los problemas de los pa-
cientes van cambiando de aiio en aiio. Esto esta muy rela-
cionado con un problema mas general: el conocimiento sus-
tantivo obtenido por Ia investigaci6n con grupos tiene que
ser verificado en cada ocasi6n en que se quiera aplicar a un
nuevo paciente.
M.• D. A.-Pasando ahora a otro orden de cosas,
en su modelo, Ia auto-observacion de una conducta
constituye un primer estadio de autorregulacion.
Conozco otros modelos que tienen hipotesis diferentes
de lo que ocurre una vez que una persona
observa su propia conducta. Por ej., Rachlin en 1975
argumentaba que cuando una persona se auto-observa,
lo que obtiene no es una autoevaluacion
y una autorrecompensa/autocastigo, sino informacion
sobre las consecuencias futuras de su accion.
Aunque las teorias son diferentes, las predicciones
de ambos modelos son bastante similares.
£studios de Psicologla n.• 8 -1981
Estudios 17
l Cmiles son, en su opinion, las ventajas de utilizar
un modelo mas complejo, como el de autorregulacion,
en vez de otro mas sencillo no mediacional,
como el de Rachlin?
F. H. K.-A mi me parece que el modelo de Rachlin se
olvida de algo: tanto la observaci6n como el amilisis sugieren
que las personas no actuan simplemente sobre bases racio-
nales, buscando en sus repertories o en las situaciones exter-
nas indicios sabre resultados futuros. En Iugar de eso, una
secuencia de conducta incluye una serie de pasos que, aun-
que se hayan aprendido previamente en gran medida, no
son manifiestos en el momenta en que ocurre todo el proceso.
Por ejemplo, los datos sugieren claramente que las personas
no aprenden sencillamente a recompensarse a si mismas por
un acto dado, sino que esta conducta de autorrefuerzo esta
determinada tambien por criterios previamente establecidos
para esa ejecuci6n, por la exactitud de la comparaci6n entre
su ejecuci6n y lo que se espera del criteria, por la decision
de si su conducta puede atribuirse a las propias acciones
del individuo, etc- Todas estas fases del proceso total sugieren
un modelo retroactive mas que un modelo lineal de la con-
ducta. Es decir, en cada fase, la conducta del individuo actua
en si misma como un estimulo para la reacci6n del individuo
a su propia conducta. Esto es muy distinto al proceso de enca-
denamiento sugerido por Rachlin.
Un segundo problema en los modelos no mediacionales
es que tienden a considerar un estimulo reforzante fundamen-
talmente por sus funciones motivacionales. Por ejemplo, un
animal en condiciones de gran deprivaci6n responde a Ia co-
mida comiendola y alterando asi el estado fisiol6gico que le
sirvi6 inicialmente como indicio para la acci6n. En algunos
casas, un estimulo reforzante secundario puede no afectar
en si mismo al estado de hambre, sino que por asociaci6n
llega a compartir sus propiedades motivacionales. De hecho,
Ia durabilidad de estos indicios reforzantes secundarios es re-
lativamente limitada. En el nivel humano, creo que la ma-
yoria de las consecuencias son mas informativas que consu-
matorias. Por tanto, Ia noci6n de autorrefuerzo tiene que con-
siderarse mas ampliamente de lo que se consider6 el con-
cepto de refuerzo. No se trata, por ejemplo, de que una onza
de chocolate o una taza de cafe satisfagan por el hambre que
tenga el individuo. Pueden significar la terminaci6n de una
tarea dificil, o haber alcanzado una meta que el individuo
se habia marcado. Puede querer decir tambien que el individuo
ha demorado el consumo de un refuerzo, de modo contin-
gente a la consecuci6n de algun criteria o ejecuci6n. Final-
mente, puede informar simplemente al individuo y resaltar
Estudios de Psicologia n.• 8- 1981
2
18 Estudios
el hecho de que se ha terminado la secuencia de conducta.
En el nivel humano, es muy dificil separar estas funciones
del suceso reforzante. Los estudios en que se define el auto-
rrefuerzo s6lo por la administraci6n de un suceso satisfacto-
rio, representan a menudo situaciones en las que un sujeto
simplemente usa su conducta para indicar la terminaci6n de
una tarea o el juicio de que una ejecuci6n es adecuada o co-
rrecta. Es decir, en las condiciones en que es el experimen-
tador el que proporciona las metas o criterios, y las pnicticas
de auto-observaci6n estan disponibles experimentalmente, una
autorrecompensa tiene funciones distintas que cuando es re-
sultado de conseguir la meta autogenerada del individuo.

M." n. A.-Esta respuesta, ipuede servir tambien


para responder a Ia postura de otros autores muy criticos
con Ia noci6n de autorrefuerzo? Por ejemplo,
lmantendria esta respuesta ante Ia posicion de Catania
en «EI mito del autorrefuerzo», articulo
que fue ya contestado por Bandura?

F. H. K.-Si. Creo que la diferencia estriba en el hecho


de que Catania no se da cuenta de Ia utilidad del concepto.
Cuando una persona sabe los criterios 9 la ejecuci6n por los
que se da un suceso reforzante, actua de modo diferente a
cuando otra persona administra el refuerzo, basandose en al-
glin criterio desconocido para el sujeto. La utilidad del con-
cepto de autorrefuerzo es tanto heuristica como practica. La
cualidad del reforzador, ya sea autoadministrada u ofrecida
externamente, es menos critica que la comprensi6n de todo
el proceso que conduce al acto de administrarse refuerzo a
uno mismo. Por tanto, es muy importante distinguir si Ia per-
sona decide, establece el criterio y administra el refuerzo bajo
su propio control, o lo hace otra persona. El aspecto prac-
tico de ello reside en el hecho de que, como hemos notado
en la discusi6n sobre los datos grupales, el experimentador
o clinico generalmente no es capaz de distinguir que sucesos
u objetos podrian servir como estimulos reforzantes. El
experimentador simplemente carece de informacion sobre el
rango de estimulos reforzantes potenciales para un individuo
dado, y el estado concreto psicol6gico y biol6gico que servi-
ria para incrementar la eficacia de un reforzador particular.
Adicionalmente, la oportunidad de seleccionar sucesos mate-
riales y reforzantes esta relacionada con un amplio campo
de investigaci6n que ha sido llamado «control percibido».
Por ejemplo, la oportunidad de hacer una elecci6n, de selec-
cionar metas y de percibirse a uno mismo en control, puede
ser en si misma altamente motivante.
Estudios de Psicologla n-• 8 -1981
Estudios 19
M.• D. A--Quisiera a:iiadir algo mas sobre esto.
Yo estoy de acuerdo con Vd. en que si una persona,
por ejemplo, un estudiante, ha alcanzado una meta,
como estudiar diez paginas de algo, y decide entonces
ir al cine, se esta recompensando. Pero en el refuerzo,
el tema fundamental es el hecho de que esta accion
debe incrementar Ia probabilidad
de Ia conducta precedente.
F. H. K.-Si.
M.• D. A.-lUsted cree que esta tan claro que Ia persona
que va al cine esta incrementando Ia probabilidad
de su conducta de estudio? Ami no me parece tan obvio ...
F. H. K.-Creo que la precaucion mas importante a tener
es asegurarse de no estar juzgando que la pauta de conducta
esta bajo el control del propio individuo, cuando de hecho
es simplemente un asentimiento ala demanda de un terapeuta
o padre. Russell Jones ha publicado varios articulos sobre
esto. El y otros han indicado la continuidad del refuerzo
externo y el autogenerado. Es extremadamente dificil asegu-
rarse de que los dos esten completamente separados. Pero
es importante preguntarnos si la contingencia es resultado
de Ia decision de un individuo o si este esta U.nicamente lle-
vando a cabo un programa diseiiado para los padres, el maes-
tro o el terapeuta. Por ejemplo, si el individuo ha dejado de
ir a una pelicula interesante y se ha dicho a si mismo «No
debo permitirme ir a no ser que termine mi trabajo porque
quiero aprender matematicas o psicologia, y despues voy a
sentirme orgulloso de lo que he conseguido y me voy a re-
compensar ami mismo yendo al cine», esta pauta de conducta
autogenerada sienta las bases para el autorrefuerzo en ter-
minos de satisfaccion a superar la propia impaciencia o el
sentimiento de logro y de haber cumplido algo. Puede tam-
bien incrementar el disfrute del cine porque no es solamen-
te intrinsecamente divertido, tiene un valor adicional como
representacion de una recompensa bien ganada tras alguna
tarea dificil. Pero cuando deja de ir al cine porque su padre
se lo ha indicado y puede castigarle si va antes de terminar
el trabajo, ninguna de las consecuencias mencionadas ocurre.
De hecho, en nuestro modelo de autorregulacion la fuente in-
herente de motivacion es principalmente el logro del indivi-
duo por haber sido capaz de regular con exito su propia
conducta.
M.• D. A.-Ya. En otras palabras, quiza el hecho
de ir al cine no sea lo mas importante, sino todo
el proceso de establecer una meta,
conseguirla y quedarse satisfecho por ello.
Estudios de Psicologfil n.• 8 - 1981
20 Estudios
F. H. K.-Exacto. Algunas personas han indicado que el
autorrefuerzo requiere la presencia previa de un conflicto
similar al del autocontrol- Es decir, en nuestro ejemplo, cuan-
do la persona decide estudiar mas que ir al cine, se esta en-
frentando a un conflicto. La respuesta mas facil es irse al
cine. Sin embargo, por razones distintas de las del relativo
placer de los dos cursos de acci6n, el individuo quiere seguir
aquel que es menos deseable en el momento presente, pero
que puede tener menos consecuencias aversivas futuras. Puede
entonces utilizar una variedad de respuestas controladoras
para ejercer esta conducta mas facilmente. Una es establecer
una consecuencia positiva poderosa pero demorada, contin-
gente al logro de una meta, como ir al cine. Otras pueden
implicar practicas tales como comprometerse publicamente
con un amigo a que no ira al cine hasta que logre terminar
el trabajo, hacienda intentos de reducir la aversividad de la
conducta de estudio organizandola o repitiendose sus benefi-
cios futuros, y muchas otras tecnicas que se han usado en la
literatura. Lo interesante es que este autocontrol implica en
realidad la invocaci6n de una motivaci6n en la propia activi-
dad; esto es una raz6n fuerte para no hacer lo que es mas
facil. Una vez que una persona puede conseguir esto, por su-
puesto, el mero hecho de conseguirlo debe ser reforzante
para el individuo. Para evaluar la efectividad de la recom-
pensa, no debemos olvidar que no estamos tratando simple-
mente con la cualidad o magnitud del estimulo reforzante,
sino con la serie completa de secuencias relacionadas con la
acci6n autorreforzante que hemos descrito.
M.• D. A.-Mi propia experiencia me ha Ilevado
a observar que a Ia gente le cuesta aceptar que Ia mayoria
de los estudios de autocontrol tienen que Ilevarse a cabo
en situaciones de laboratorio. El problema general
que se plantea ~s que, en realidad, los sujetos que participan
en estos estudios no tienen, hablando en propiedad,
problemas de autocontrol. Me estoy refiriendo, como ve,
a las criticas que reciben los estudios analogicos.
c:En que medida, en su opinion, afectan estas criticas
a Ia utilidad de los modelos de autodirecci6n
y autocontrol?
F. H. K.-En cierto sentido, los estudios anal6gicos son
simplemente guias sobre como podriamos comportarnos en
una situaci6n clinica comparable. De hecho, incluso los estu-
dios clinicos no son mas utiles porque, por ejemplo, un es-
tudio realizado en Utah, Estados Unidos, con un grupo de
varones esquizofrenicos de 40 aiios puede no tener necesaria-
mente aplicaci6n inmediata y directa a un grupo de pacientes
esquizofrenicos espaiioles que pueden ser mujeres, de edades
Estudios de Psicologla n.• 8- 1981
Estudios 21
distintas o seleccionados seglin criterios diagnosticos distin-
tos. Puede que los esquizofn!nicos no sean el mejor ejemplo,
pues los que suponen factores biologicos o gem!ticos en Ia
esquizofrenia, argiiirian Ia generalidad de Ia investigacion den-
tro de limites mas amplios que los que perciben que Ia con-
ducta esquizofrenica es el resultado de los efectos conjuntos
de condiciones sociales, normas de diagnostico clinico, carac-
teristicas culturales de Ia demanda, etc. El gran problema
de los estudios analogicos, como de todos los estudios cli-
nicos de cualquier tipo, es simplemente que no pueden hacer
mas que decir a los cientificos y clinicos que variables pueden
ser importantes, hacia donde dirigirse, que hipotesis compro-
bar, y quiza, en algunos casos, que modelo conceptual de fun-
cionamiento humano es el mas razonable. No veo Ia manera
de evitar esto. Para extrapolar sus implicaciones a situaciones
practicas, los estudios analogicos exigen un salto considerable.
Pero nos ayudan y tenemos que considerarlos seriamente. Cuan-
do se realizan fundamentalmente para sustantivar un modelo
teorico, su eventual aplicacion practica puede ~er muy lejana.
El estudio analogico puede simplemente dar credibilidad a
Ia utilidad del propio modelo y dirigir al investigador y cli-
nico a que continue probando y aplicando el modelo en si-
tuaciones diferentes. Hay que hacer otra distincion impor-
tante entre los estudios analogicos que tratan de fenomenos
psicologicos para los que asumimos que existe universalidad
en los organismos humanos, y otros fenomenos, procesos psi-
cologicos, que estan determinados muy fuertemente por las
condiciones sociales y ambientales. Por ejemplo, cuando me-
dimas el ·ritmo de recuperacion de una respuesta fisiologica
o de un estimulo emocional en una situacion de analogia,
probablemente podemos extrapolar con gran fiabilidad a Ia
pauta fisiologica que se espera como respuesta a situaciones
naturales que activan emocion. Cuando pedimos a estudiantes
de universidad que hagan un juicio sobre como actuarian
en una situacion de estres, Ia extrapolacion a su conducta
real en una situacion natural es mas aleatoria. En el ultimo
caso, Ia situacion de analogia elicita claramente conductas
diferentes a las de las situaciones naturales, en el sentido
de que los juicios estan mas influidos por las caracteristicas
de Ia demanda de Ia situacion, por la utilidad de un modelo
racional de Ia conducta y por Ia generalizacion de personas
diferentes a partir de su experiencia en adivinar como seria
la situacion y como se podrian sentir ellos- Por tanto, es im-
portante considerar si Ia variable dependiente en el estudio
analogico esta sujeta a las diferentes y sutiles variables inde-
pendientes que diferencian las situaciones analogicas y na-
turales, y si el sistema de respuesta implicado es mas o menos
sensible a tales diferencias.
Estudios de Psicologia n.• 8 . 1981
22 Estudios
En psicologia clinica, a menudo nos encontramos con dos
extremos. Cuando pensamos en alteraciones psicol6gicas aso-
ciadas o altamente influidas por variables biol6gicas tales
como daiio cerebral, intoxicaciones agudas y quiza algunas
conductas psicol6gicas como depresi6n y esquizofrenia, los
estudios anal6gicos puede que esten identificando una pauta
de conducta relativamente invariante. Estos estudios tratan
con pautas de respuesta que no se ven facilmente influidas
por factores contextuales. En el otro extremo, cuando trata-
mos con conductas interpersonales complejas, sociales o anti-
sociales, Ia influencia del contexto social se hace mas critica
y el analogo mas debil. Creo, por tanto, que los estudios
anal6gicos son mucho mas utiles en el 1. que en el 2. caso.
0 0

En el caso del autocontrol, los estudios anal6gicos caen a


menudo dentro de la segunda categoria. Por ejemplo, cuando
observamos las variables que alteran Ia tolerancia de los esti-
mulos dolorosos, podemos estar mas cerca de situaciones na-
turales que cuando establecemos una situaci6n de tentaci6n
en el laboratorio, en Ia que una persona tiene que realizar
una tarea mon6tona medianamente aversiva durante la du-
raci6n habitual de un experimento (SO min. o menos), en Iugar
de estar mirando fotografias agradables.
Existe una dificultad adicional, que se refiere a que se
ha tendido a usar el termino «autocontrol» como un rasgo
o una caracteristica personal generalizada, quiza casi como
una caracteristica biol6gica, y por tanto se han esperado en-
contrar fuertes consistencias en algunas variables dependien-
tes, en ciertas situaciones que supuestamente son «situacio-
nes de autocontrol». De hecho, nosotros rechazamos el uso
del termino en este sentido, y hemos definido el autocontrol
en terminos del individuo en situaci6n, y lo hemos anclado
en las probabilidades diferenciales de dos respuestas posibles,
relacionandolo con la presencia de alguna motivaci6n dispo-
nible y de un resultado positivo asociado al hecho de alterar
esta relaci6n. En general, las situaciones naturales en las que
se habla de autocontrol se diferencian de las situaciones ana-
l6gicas en que se extienden por periodos de tiempo largos,
suponen fluctuaciones en la fuerza de las diferentes respuestas
disponibles y de los incentivos, y raramente la estructura de
un experimento estimula el cambio de modo continuo, ni
explicita ni implicitamente. Esto seiiala algunas de las ra-
zones por las que con frecuencia es dificil que las personas
alteren su conducta sin ayuda. Sin embargo, esta ayuda no
siempre tiene que ser profesional. Por ejemplo, es interesante
notar que en las evaluaciones de las «pnkticas comunes de
autocontrol», las personas han dicho haber usado procedi-
mientos y respuestas controladoras que eran basicamente
iguales a las propuestas en la literatura como metodos para
Estudios de Psicologfa n.• 8- 1981
Estudios
, 23
manejar situaciones de autocontrol. Similarmente, en nues-
tros abundantes estudios para entrenar respuestas controla-
doras, tanto en situaciones de tentaci6n, como de tolerancia de
estimulos aversivos, hemos encontrado que los sujetos de
los grupos control a quienes se hacian preguntas postexpe-
rimentales, indicaban que habian usado metodos similares a
los que habiamos utilizado en el entrenamiento de nuestros
grupos experimentales. La diferencia fundamental que favo-
recia a los sujetos entrenados, tanto en contextos naturales
como en experimentales, es quiza Ia mayor efectividad de
las personas que han usado estas tecnicas de manera no alea-
toria y par su propia cuenta, pero sistematica y persistente-
mente. Basicamente debemos evaluar los estudios anal6gicos
de autocontrol, como de otras cosas, preguntandonos espe-
cificamente si es sencillamente Ia designaci6n de la situaci6n,
Ia fuerza de los incentivos que compiten, la dificultad de las
djstintas respuestas o Ia importancia del resultado para los
sujetos (etc.), lo que relaciona el analogo con la situaci6n
real. En otras palabras, para hacer inferencias a partir de
un estudio anal6gico tenemos que considerar cuidadosamente
las dimensiones de similaridad, antes de esperar generalidad
o falta de ella en Ia situaci6n total en Ia que queremos aplicar
los resultados del estudio anal6gico.
M.• D. A.-Me gustaria pasar ahora a otra cosa
muy distinta. En Europa y Estados Unidos,
y estoy pensando especialmente en el caso de Illinois,
hay un importante movimiento de Psicologia Comunitaria.
Como conozco el interes que este movimiento
esta despertando en Espana, me gustaria preguntarle
cuales son sus expectativas sobre las soluciones
que la psicologia comunitaria puede ofrecer a Ia psicologia,
y especialmente a Ia psicologia clinica.
F. H. K.-En primer Iugar, quiero clarificar el concepto
de psicologia comunitaria tal y como yo y otros muchos
colegas lo vemos. La Psicologia Comunitaria se distingue de
Ia psicologia clinica tradicional en que nos ofrece un modelo
del psic6logo como abogado. Con esto no quiero decir sim-
plemente la aplicaci6n de principios psicol6gicos para con-
seguir un cambia contratado. Se trata de activar a las per-
sonas para llevar a cabo un cambia social o un cambia en la
politica de salud mental. Se centra en gran medida en la utili-
zaci6n de tecnicas psicol6gicas para llevar a los miembros
de la comunidad a participar en la alteraci6n de las institu-
ciones y contextos sociales. Para la mayoria de los psic6logos
comunitarios, el objetivo preferido del cambia es alglin as-
pecto de Ia organizaci6n comunitaria, o del entramado social,
mas que la conducta de un individuo. La conducta de los
Estudios de Psicologia n.• 8 · 198/
24 Estudios
miembros individuates de Ia comunidad puede estar sujeta
a cambia solo con el fin de conseguir la meta mas general.
En este sentido, la Psicologia Comunitaria tiene el mismo
objetivo que la sociologia y la politica. Estos elementos estan
tambien presentes, en menor medida, en muchas situaciones
clinicas.
En la Psicologia Comunitaria se insiste en cambiar las con-
diciones en las que viven los individuos. Puesto que el objetivo
esta en cambiar el media o el contexto social, o la organizacion
de una comunidad, me parece que la Psicologia Comunitaria
esta mas proxima a Ia psicologia social que a Ia clinica. Creo
que hay un malentendido, puesto que el tratamiento de los
clientes en contextos comunitarios, es decir, la aplicacion
de procedimientos clinicos o de terapia en contextos infor-
males o no institucionales, se ha confundido a menudo con
el concepto de Psicologia Comunitaria tal y como lo hemos
usado mas arriba. En cierto sentido, la Psicologia Comuni-
taria es accion en Ia comunidad, pero Ia accion no implica
necesariamente el cambia de la conducta individual. Creo que
este problema esta reflejado en los desarrollos recientes en
U.S.A. Quiza no deberiamos tratar de distinguir entre dife-
rentes subramas de Ia psicologia como Ia comunitaria, clinica,
industrial, social, experimental o evolutiva; en vez de ella,
deberiamos distinguir las ramas de Ia psicologia segun su ob-
jetivo o mision, ademas de su contenido. Por ejemplo, Ia in-
formacion de distintos campos, como Ia psicologia social,
psicologia de la personalidad y psicologia de las organizacio-
nes puede aplicarse para ayudar a los politicos a tamar deci-
siones que incorporen nuestro conocimiento de Ia conducta
humana. Es mas, el conocimiento de varias areas puede apli-
carse tambien para analizar el propio proceso de la actividad
publica. La mision tradicional 'tie los psicologos aplicados
ha sido obtener cambios de conducta en el individuo, en el
curriculum educativo, en el disefio de equipamiento fisico
o en sistemas hombre-maquina, como en la industria o en
el ejercito. Pero los distintos fines a los que el conocimiento
psicologico puede aplicarse, se caracterizan por tener obje-
tivos diferentes, asi como diferentes metodos.
Cuando dividimos Ia disciplina por el contenido, las dife-
rentes ramas de Ia psicologia implican diferencias en meto-
dologia. Por ejemplo, en la psicologia fisiologica, los disefios
experimentales y los metodos de laboratorio son caracteristi-
cos de esta area. Los psicologos que trabajan en procesos cog-
nitivos han desarrollado tecnicas y modelos que difieren de
los utilizados por los psicologos que trabajan en conducta
motora o en motivacion. Creo que lo importante es reconocer
que Ia Psicologia Comunitaria es un aspecto legitimo de Ia
psicologia, pero que tanto los contextos en que opera como
Estudios de Psicologla n.0 8- 1981
Estudios 25
sus objetivos hacen que sea dificil meterla en el mismo marco
teorico que Ia psicologia clinica aplicada a problemas indi-
viduales. Los psicologos comunitarios no comparten todos
Ia misma orientacion teorica; algunos, par ejemplo, son de
orientacion analitica, otros conductual, etc.
En cualquier trabajo, el psicologo, ya actue como cienti-
fico o como profesional que aplique el conocimiento cienti-
fico, esta influido par Ia sociedad en que vive. La investi-
gacion reciente y la discusion sabre la psicologia social del
cientifico han dejado cada vez mas clara que ninguno de
nosotros somas objetivos. Estamos constantemente influidos
par nuestros propios motivos. Nuestros puntas de vista nos
llevan a seleccionar diferentes fenomenos a analizar. Este
nuevo enfoque sugiere tambien la relatividad de nuestra den-
cia en relacion con juicios sabre hechos, es decir, el concepto
de «objetividad» en Ia ciencia social es bastante relativo a
nuestros propios sesgos y a Ia atmosfera cultural en que tra-
bajamos. El psicologo clinico y el psicologo que estudia orga-
nizaciones comunitarias se da cada vez mas cuenta de Ia
importancia de considerar Ia situacion, la persona o el grupo
de personas en un contexto mas amplio. Los recientes teo-
ricos del aprendizaje, incluyendome a mi mismo, insisten
en Ia reciprocidad de las interacciones entre individuo y am-
biente. Reconocemos que no solo los ambientes cambian a
las personas, sino que tambien las personas cambian los am-
bientes. El termino «psicologia comunitaria» abarca dos gru-
pos diferentes. El primero, expandiendo simplemente el punta
de vista de Ia psicologia clinica y Ia psicologia de las orga-
nizaciones, examina las pautas de conducta caracteristicas
en la medida en que se ven afectadas par diferentes estruc-
turas grupales y sociales. Este conocimiento puede ser usado
despues par los politicos o administradores para reconocer
los obstaculos a sus objetivos e inician el cambia. El segundo
grupo de psicologos comunitarios va un paso mas lejos. Su
objetivo reconocido es activar a los ciudadanos a Ia accion,
en Ia creencia de que Ia conciencia y Ia participacion ciuda-
dana pueden originar cambia a partir de Ia base, es decir,
al nivel del ciudadano, solicitando de los administradores y
politicos que tienen el control de los asuntos comunitarios
un cambia consistente con el interes de un grupo particular.
Par tanto, le experimentacion y la propia investigacion se con-
vierten en herramientas del cambia social y medias para
modificar el sistema que se estudia. Creo que estos dos movi-
mientos exigen una diferencia clara en terminos de los fines
que cumplen, sus metas y sus metodos.
M.• D. A.-En cualquier caso, me parece
que el movimiento de Psicologia Comunitaria refleja
Estudios de Psicologia n.• 8 · 1981
26 Estudios
claramente que Ia psicologia ha pasado de ser considerada
una ciencia natural a considerarse una ciencia social.
Creo que esto deberian tenerlo en cuenta los psicologos.
l Lo ve us ted asi?
F. H. K.-Si. Pero creo que el segundo tipo de Psicologia
Comunitaria esta incluso mas alia de Ia ciencia social, en el
sentido en que yo lo he descrito. Me parece que se interesa
menos por extender el conocimiento sustantivo, es decir, por
ser una ciencia, que por iniciar acci6n sociopolitica. Por cier-
to, que en fechas recientes ha habido muchas discusiones
sabre el aspecto general del puesto de la ciencia en la so-
ciedad. Actualmente hay un caluroso debate en los Estados
Unidos, tanto entre cientificos como entre los observadores
del panorama social sabre la adecuaci6n de dos modelos di-
ferentes de ciencia. La distinci6n ha sido bien descrita por
Bevan, quien contrapone los puntas de vista cartesiano y
baconiano de la ciencia al discutir Ia naturaleza de esta como
instituci6n social. El punta de vista cartesiano sugiere que Ia
meta de la ciencia es Ia conceptualizaci6n de la naturaleza
a gran escala. Desde esta perspectiva, el cientifico se interesa
fundamentalmente ·par el descubrimiento de las leyes de la
naturaleza, esta comprometido en el descubrimiento de ver-
dades con gran confianza en la inmutabilidad de las leyes na-
turales, y considera que la justificaci6n de la ciencia y el
apoyo publico a ella residen basicamente en el supuesto de
que la investigaci6n para descubrir la verdad es justificable
en si misma y precede a otras consideraciones. Desde este
punta de vista, el papel del publico es apoyar y alentar las
empresas cientificas, pero tienen que clarificar cualquier in-
terferencia con los prop6sitos de Ia ciencia.
El punta de vista baconiano considera Ia ciencia como
«una empresa social, una actividad cooperativa dentro de una
comunidad profesional, marcada por una division nitida del
trabajo y unida por un unico compromiso altruista comun,
la promoci6n del bienestar humano». Desde este punta de
vista, los objetivos del cientifico, Ia justificaci6n del apoyo
publico y econ6mico a las empresas cientificas y la selec-
ci6n de los proyectos cientificos, las teorias y los experimen-
tos, son evaluados no sabre las bases de la curiosidad inte-
lectual sino sabre las bases de su contribuci6n al bienestar
publico. Los psic6logos clinicos estan muy atrapados por las
inconsistencias que se producen por el choque de estos dos
puntos de vista que se han desarrollado en la ultima decada.
Por ej ., en los Estados Unidos las agendas gubernamentales
tienden ahara a insistir en la investigaci6n «orientada a una
misi6n», a seleccionar y alentar el trabajo en los campos que
se consideran (a menudo por personas que no son cienti-
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ficos) del mayor inten!s nacional y que son consistentes con
Ia politica publica. Por tanto, el criterio de utilidad se hace
mas importante que el criterio de aumentar el conocimiento
sobre el hombre y el mundo. Por tanto, no es solamente en
Ia Psicologia Comunitaria, sino tambien en el campo de Ia
psicologia clinica en general donde los cambios en actitudes
publicas han afectado lo que se considera incluso nuestra
misi6n, y que contribuciones son resaltadas y recompensadas
por los politicos y por las instituciones. Creo que Ia psico-
logia americana, basada en el pragmatismo, esta mucho mejor
preparada para manejarse ante este cambio en Ia actitud
publica que las psicologias europeas, que se asientan mas
firmemente en bases filos6ficas.
M." D. A.-Finalmente, quisiera hacerle una pregunta
muy general. En nuestro pais, el campo de acc10n
de Ia psicologia clinica esta en muchos sentidos
aun sin definir claramente. Me gustaria terminar
con una pregunta comprometida. lPodria darme
su opinion personal sobre lo que considera el contenido
y los objetivos de Ia psicologia clinica?
F. H. K.-De todo lo que acabamos de decir debe quedar
claro que el papel y Ia definicion de la psicologia clinica esta
en cambio. En muchos sentidos hay un desarrollo paralelo en
las actitudes publicas americanas hacia la medicina. Ninguna
profesi6n se considera ya que consiste en personas ingeniosas
cuyo noble espiritu las mueve a hacerse expertas en las !eyes
de Ia naturaleza (recogidas del cuerpo de conocimientos cien-
tificos) y aplicarlos directamente a los individuos enfermos,
con el fin de promover la salud. Psic6logos y fisicos estuvie-
ron considerados hasta hace una decada como curanderos,
cuya tarea era ayudar a los individuos a reducir sus aberra-
ciones psicol6gicas o biol6gicas al extraviarse de los caminos
ideales que la naturaleza habia prescrito para el individuo
sano. Hoy, la psicologia clinica esta menos interesada en en-
contrar las causas reales de Ia enfermedad mental, descu-
brir tratamientos terapeuticos universales o diagnosticar per-
sonas asignandolas a grupos diagn6sticos con caracteristicas
especiales. En Iugar de eso, los psic6logos clinicos tienen acti-
vidades que van desde ayudar a individuos, grupos de indi-
viduos o instituciones a resolver problemas de la vida diaria.
Por ejemplo, entre los psic6logos clinicos estan incluidas per-
sonas que aplican tecnicas psicol6gicas al alivio de estres pro-
ducido por operaciones, el ajuste o cambios rapidos, como di-
vorcio, cambios geognificos, perdida de trabajo y otros. Creo
que los psic6logos clinicos utilizan todo lo que hay disponible
en psicologia general, ya sea social, experimental, fisiol6gica
o cualquier otra, a un problema particular. En general, estos
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problemas estan aun asociadas fundamentalmente a altera-
ciones emocionales o dificultades que los individuos encuen-
tran porque Ia sociedad no acepta su conducta, o porque
alguna circunstancia les ha producido malestar personal y
ha generado una pauta vital que interfiere con lo que el in-
dividuo espera o esperan otras personas. En otras palabras,
nuestras habilidades se han ampliado a casi todas las situa-
ciones humanas en las que una desviacion de Ia norma auto-
generada del individuo conduce a conflicto o malestar. La psi-
cologia clinica ya no es psicologia individual. En cierto modo
es engafioso mantener el termino «clinico>> por sus raices
griegas que indican postracion e implican ayuda a una per-
sona enferma.
Otra parte de Ia psicologia clinica se refiere a las extra-
polaciones, implementaciones e innovaciones ingeniosas que
necesitan hacerse a medida que uno traslada un principia
psicologico, por muy bien sustantivado que este en el labo-
ratorio, a una situacion real. No solo sc aplican principios
psicologicos, sino que el clinico utiliza su conocimiento del
sistema social, expectativas y posibilidades culturales, expe-
riencias personales pasadas o experiencias de colegas en si-
tuaciones similares, e innumerables otras fuentes de conoci-
miento, en una mezcla de la que se desarrolla una formulacion
y un plan de tratamiento para un cliente. Esto supone que los
psic6logos clinicos utilizan mucho no solo la ciencia de la
psicologia sino tambien otras ciencias y experiencias perso-
nales. Implica, en muchos casos, el reconocimiento de que los
metodos de tratamiento pueden no ser suficientes. Si existen
disfunciones biologicas, pueden ser mas efectivas combina-
ciones de medios psiquiatricos medicos y psicologicos; en otros
casos, pueden ser mejores las combinaciones de asistencias
educativas, vocacionales, economicas o religiosas. Los textos
antiguos de psicologfa clinica conductual dejaron claro que
el clinico unicamente selecciona un principia de aprendizaje
apropiado o una relacion conocida entre algunas variables,
y despues las aplica directamente al cliente. Esta imagen es
equivoca. Realmente, la psicologia clinica puede ser cien-
tifica en sus metodos, como intentamos describir hace ya
tiempo (Kanfer y Phillips, 1970), en el sentido de que el escep-
ticismo, la formacion y verificacion de hipotesis, Ia verifica-
cion de las suposiciones y el reconocimiento de los sesgos pro-
pios y ajenos son inherentes a este enfoque. Sin embargo, la
psicologia clinica no es cientifica en el sentido de que todas
las operaciones esten basadas en alguna evidencia empirica
bien demostrada o en una teoria unificada bien sustentada.
Un psicologo clinico tiene que darse cuenta de que no es
competente en todas las areas, incluso si el cliente le atri-
buye de coraz6n esta omnisciencia. Los expertos en medicina,
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Estudios 29
administradores, tecnicos en el mercado de trabajo y muchos
otros pueden ser utiles en terapia.
En general, Ia psicologia clinica implica tambien una es-
pecialidad de personas que estan dispuestas a ayudar a otras
a evaluar y resolver problemas vitales. Por tanto, Ia psico-
logia clinica significa competencia y disposici6n de poner
las propias habilidades y conocimientos para fines practicos.
Tradicionalmente, ha significado tambien que el objetivo de
esta aplicaci6n sea promover la salud del individuo o grupo
para el que trabaja el clinico. Puesto que estas actividades
a menudo ocurren en contextos del mundo }aboral (en con-
traste con el contexto academico o institucional en el que
operan Ia mayoria de los cientificos y clinicos), no es de
extrafiar que los psic6logos clinicos hayan mostrado una ma-
yor preocupaci6n por los aspectos profesionales que sus co-
legas- De hecho, creo que Ia preocupaci6n por temas que son
esenciales para sus actividades (por ej., buena imagen pu-
blica, seguros de competencia razonables, normas eticas de
Ia practica profesional) quiza estan entre los intereses que
mas visiblemente comparten todos los psic6logos clinicos.
Puesto que Ia materia con Ia que el clinico trabaja son los
problemas de los ciudadanos en su vida diaria, los clinicos
estan tambien mas interesados por decisiones de legislaci6n
publica y por las influencias sociales que afectan a sus
clientes, dado que a su vez afectan a su trabajo. Por ej., el
desarrollo reciente del movimiento feminista ha producido
una reevaluaci6n amplia de las practicas clinicas y una serie
de investigaciones sobre los problemas relacionados con el
estatus de las mujeres. Otras subdivisiones de Ia psicologia,
por ej., las teorias motivacionales, Ia psicologia del apren-
dizaje, o la psicologia fisiol6gica, han estado mucho menos
afectadas por este movimiento social. Incluso para el clinico
que se dedica a la investigaci6n, es mucho mas probable que
los fen6menos y problemas a comprender e investigar se ori-
ginen a partir de los cambios en la vida diaria que para el
psic6logo experimental o academico, para los cuales a me-
nudo los problemas surgen de Ia investigaci6n y teorizaci6n
anterior.

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