Matemáticas para Atarse Los Zapatos
Matemáticas para Atarse Los Zapatos
Matemáticas para Atarse Los Zapatos
p
Tit Mat Ual
Divulgación Matemática Volumen VI. Número 1 11 / 21
PASATIEMPOS Y CURIOSIDADES
quierdo del zapato. Se fija solamente en los tramos rectos horizontales por d. Ahora bien, para calcular la longitud
(ignorando la parte extra del nudo) e idealiza los cordones del último, tenemos d como base del triángulo
p y (n − 1)h
y los ojales como líneas matemáticas (sin grosor) y puntos como altura. Con lo cual, este medirá (n − 1)2 h2 + d2
que se sitúan en un plano. y su suma total será:
Vamos a asignarle variables a cada una de las partes p q
L2 = (n − 1)d + (n − 1) h2 + d2 + (n − 1)2 h2 + d2 .
del sistema. Llamemos n al número de pares de ojales en
situación horizontal (por tanto 2n al número total de oja- En la 3, siguiendo el mismo razonamiento que en los casos
les), sea d su distancia horizontal e identifiquemos por h anteriores, se obtiene:
a su distancia vertical. q p
Aquí se muestran una serie de combinaciones para L3 = (n − 1)d + 2 (h2 + d2 + (n − 2) 4h2 + d2 .
n = 8: Mediante sencillos cálculos algebraicos, elevando al
d
cuadrado de forma conveniente y reagrupando, se demues-
h tra que si n es mayor o igual que cuatro (para cualquier
valor de d y h), entonces:
L1 < L3 < L2 .
Si n = 3, entonces L1 < L3 = L2 .
Y si n = 2, L1 = L3 = L2 .
Sin embargo, con este otro método de representación
(véase la Imagen 1), Halton llega de forma más ingeniosa
a la misma conclusión. Se trata de representar las filas y
las columnas de ojales en un plano. Posteriormente, se van
trazando los segmentos.
Halton prueba, con pericia geométrica, que la Figura
1 es la más corta bajo las condiciones que hemos impues-
Figura 1 Figura 2 Figura 3
to. Para ello, primero se eliminan los segmentos comunes
Empleando el teorema de Pitágoras y sumando seg- y después, si es necesario, se reflejan las trayectorias de
mento a segmento vamos a obtener la fórmula general de forma conveniente.
PARADOJAS MATEMÁTICAS
La paradoja de Bertrand
José Ramón Sánchez García conjetura de Goldbach, el teorema de los cuatro colores
IES Los Ángeles (Almería) o el problema de Monty Hall (que ya apareció en este Bo-
letín, en el número de octubre de 2011), que son fáciles de
Hay ocasiones en las que tenemos conocimiento de pro-
entender para cualquier alumno del primer ciclo de ESO,
blemas de matemáticas llamados clásicos que, bien porque
se explican rápidamente en una o dos líneas y, a partir
no nos llamen excesivamente la atención, bien porque tie-
de ahí, adelante, a juguetear y a intentar encontrar —en
nen un enunciado realmente abstruso, no les dedicamos de-
su caso— esa piedra filosofal que los resuelva y que hasta
masiado tiempo y terminan almacenados en nuestro par-
ahora se les ha escapado a los matemáticos más ilustres.
ticular rincón del olvido. En cambio luego hay otros que,
El problema del que nos vamos a ocupar en estas pá-
precisamente por la sencillez de su planteamiento, nos in-
ginas es fácil de entender, pero no goza de la popularidad
vitan a indagar un poco en ellos, seducidos sin duda por
de los anteriores porque para su comprensión se necesita
su atractiva simplicidad.
—quizá— un escalón más de conocimientos matemáticos.
Ejemplos de los primeros serían la hipótesis de Rie- El enunciado es el siguiente:
mann o la conjetura de Poincaré (ya demostrada, por ¿Cuál es la probabilidad de que, al trazar
cierto), que encierran conceptos sólo accesibles a los muy una cuerda aleatoria en un círculo, su lon-
avezados en matemáticas superiores. Y entre lo segundos gitud sea mayor que la del lado del triángulo
podemos citar resultados como el teorema de Fermat, la equilátero inscrito en él?