Matemáticas para Atarse Los Zapatos

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Tit Mat Ual
Divulgación Matemática Volumen VI. Número 1 11 / 21

matemáticas: la racionalidad, la capacidad de control el valor de la transparencia, de la claridad que emerge


y la de maravillar, reconocidas por toda la sociedad. del tratamiento racional de los problemas, también de
Otros valores de las matemáticas son menos reconoci- los problemas sociales».
dos por la sociedad pero las mujeres matemáticas los Hay muchas personas interesadas por la Ciencia, sus
transmiten con naturalidad: ir resolviendo asuntos con avances y las explicaciones científicas de los hechos más
creatividad, imaginación e intuición, para tirar hacia cotidianos. Por ello, la sociedad necesita divulgadoras del
delante, es un modo de funcionar pertinente con el va- saber y del conocimiento. Xaro Nomdedeu es una de ellas
lor de progreso que existe en las matemáticas así como (sin lugar a dudas)...

PASATIEMPOS Y CURIOSIDADES

Matemáticas para atarse los zapatos


Jaime Villegas Rodríguez la medida de los cordones en las figuras 1, 2 y 3.
Alumno del Grado en Matemáticas Si nos fijamos en la Figura 1, vemos que todos los seg-
Universidad de Almería
mentos están en zigzag excepto el último (el que queda
El mero hecho de atarse unos zapatos, como gran parte atado ya lo habíamos omitido al principio). Como esto
de las cosas cotidianas, tiene un trasfondo matemático. De siempre ocurre dado cualquier n, tendremos entonces n−1
hecho, que se lo pregunten a Michal Misiurewicz, Burkard zigzags, y por tanto 2(n − 1) segmentos transversales. Tal
Polster o John Halton; matemáticos que han hecho intere- cantidad la multiplicamos
√ por la longitud de dichos seg-
santes aportaciones en este asunto. En especial, el profesor mentos, esta es h2 + d2 , que sumada a la longitud del
Halton, del departamento de informática de la universidad último en horizontal da como resultado:
de Carolina del Norte, quien publicó en The Mathema- p
L1 = d + 2(n − 1) h2 + d2 .
tical Intelligencer (otoño de 1995) la combinación que
emplea los cordones más cortos. En la Figura 2 se tienen n − 1 segmentos horizontales,
Para realizar estos cálculos no considera la deformación n − 1 segmentos diagonales paralelos y otro segmento dia-
entre los ojales al apretar con más fuerza y supone que los gonal que cruza a los anteriores. Los diagonales
√ paralelos
cordones pasan alternativamente del lado derecho al iz- quedarán multiplicados por su longitud h + d2 y los
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quierdo del zapato. Se fija solamente en los tramos rectos horizontales por d. Ahora bien, para calcular la longitud
(ignorando la parte extra del nudo) e idealiza los cordones del último, tenemos d como base del triángulo
p y (n − 1)h
y los ojales como líneas matemáticas (sin grosor) y puntos como altura. Con lo cual, este medirá (n − 1)2 h2 + d2
que se sitúan en un plano. y su suma total será:
Vamos a asignarle variables a cada una de las partes p q
L2 = (n − 1)d + (n − 1) h2 + d2 + (n − 1)2 h2 + d2 .
del sistema. Llamemos n al número de pares de ojales en
situación horizontal (por tanto 2n al número total de oja- En la 3, siguiendo el mismo razonamiento que en los casos
les), sea d su distancia horizontal e identifiquemos por h anteriores, se obtiene:
a su distancia vertical. q p
Aquí se muestran una serie de combinaciones para L3 = (n − 1)d + 2 (h2 + d2 + (n − 2) 4h2 + d2 .
n = 8: Mediante sencillos cálculos algebraicos, elevando al
d
cuadrado de forma conveniente y reagrupando, se demues-
h tra que si n es mayor o igual que cuatro (para cualquier
valor de d y h), entonces:
L1 < L3 < L2 .
Si n = 3, entonces L1 < L3 = L2 .
Y si n = 2, L1 = L3 = L2 .
Sin embargo, con este otro método de representación
(véase la Imagen 1), Halton llega de forma más ingeniosa
a la misma conclusión. Se trata de representar las filas y
las columnas de ojales en un plano. Posteriormente, se van
trazando los segmentos.
Halton prueba, con pericia geométrica, que la Figura
1 es la más corta bajo las condiciones que hemos impues-
Figura 1 Figura 2 Figura 3
to. Para ello, primero se eliminan los segmentos comunes
Empleando el teorema de Pitágoras y sumando seg- y después, si es necesario, se reflejan las trayectorias de
mento a segmento vamos a obtener la fórmula general de forma conveniente.

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Las líneas discontinuas muestran la reflexión que se ha


empleado. Como vemos, el caso se vuelve a reducir al de
los anteriores (Imagen 4), por lo que la Figura 3 es más
corta que la 2.

Veamos las comparaciones en estos tres casos:


• Figuras 1 y 3.
Eliminando los tres segmentos comunes vemos que se
obtienen una serie de triángulos. Como la longitud de dos
lados de un triángulo es mayor que la del restante se tiene
entonces que la Figura 1 es más corta que la 3. De este modo se concluye que la Figura 1 es la que emplea
• Figuras 1 y 2. un cordón de menor longitud.
Tras la eliminación de segmentos y Halton probó de forma más general que dicha figura es
reordenación de los restantes se tiene la más corta bajo las condiciones expuestas. Su idea, la de
la Imagen 2, esto es, un caso como el emplear la reflexión con objeto de rectificar el entrelazado,
anterior. Luego la figura 1 sigue siendo forma parte de la teoría matemática de las geodésicas.
la más corta.
Los elementos horizontales de la
Referencias
Figura 2 forman la base azul de este
triángulo, ya que los diagonales para- [1] Halton, J. H. The shoelace problem. The Matematical
lelos se han eliminado con los semejantes a éstos en la Intelligencer 17 (1995), 37-41.
Figura 1. Las líneas roja y azul que quedan se mantienen
exactamente en la misma posición que en la Imagen 1. [2] Gale, D. y Misiurewicz, M. Mathematical Entertain-
• Figuras 2 y 3. ments. The Matematical Intelligencer 18 (1996), 32-
Procediendo como en los casos anteriores se obtienen 34.
los segmentos continuos de la Imagen 3. En la construc- [3] Polster, B. The shoelace book. American Mathemati-
ción de las imágenes, se han desplazado las trayectorias cal Society. Providence, Rhode Island, 2006.
para que compartan el ojal final.

PARADOJAS MATEMÁTICAS

La paradoja de Bertrand
José Ramón Sánchez García conjetura de Goldbach, el teorema de los cuatro colores
IES Los Ángeles (Almería) o el problema de Monty Hall (que ya apareció en este Bo-
letín, en el número de octubre de 2011), que son fáciles de
Hay ocasiones en las que tenemos conocimiento de pro-
entender para cualquier alumno del primer ciclo de ESO,
blemas de matemáticas llamados clásicos que, bien porque
se explican rápidamente en una o dos líneas y, a partir
no nos llamen excesivamente la atención, bien porque tie-
de ahí, adelante, a juguetear y a intentar encontrar —en
nen un enunciado realmente abstruso, no les dedicamos de-
su caso— esa piedra filosofal que los resuelva y que hasta
masiado tiempo y terminan almacenados en nuestro par-
ahora se les ha escapado a los matemáticos más ilustres.
ticular rincón del olvido. En cambio luego hay otros que,
El problema del que nos vamos a ocupar en estas pá-
precisamente por la sencillez de su planteamiento, nos in-
ginas es fácil de entender, pero no goza de la popularidad
vitan a indagar un poco en ellos, seducidos sin duda por
de los anteriores porque para su comprensión se necesita
su atractiva simplicidad.
—quizá— un escalón más de conocimientos matemáticos.
Ejemplos de los primeros serían la hipótesis de Rie- El enunciado es el siguiente:
mann o la conjetura de Poincaré (ya demostrada, por ¿Cuál es la probabilidad de que, al trazar
cierto), que encierran conceptos sólo accesibles a los muy una cuerda aleatoria en un círculo, su lon-
avezados en matemáticas superiores. Y entre lo segundos gitud sea mayor que la del lado del triángulo
podemos citar resultados como el teorema de Fermat, la equilátero inscrito en él?

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