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Cap 22

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Universidad de San Carlos de Guatemala

Centro Universitario Metropolitano -CUM-


Escuela de Ciencias Psicológicas
Psicopatología infantil y adolescente
Séptimo Semestre
Doc. Mario Colli

Capítulo 22
“Manual de Psicología del niño”

Vivian Ruby Loarca Valenzuela


Carné: 201805250
El niño en la familia

La familia es de gran importancia para el desarrollo psicológico del niño, ya que,


en las primeras etapas de la vida de una persona, se establece una relación
dependiente del niño con el cuidado brindado por los padres. Este cuidado debe
adaptarse a las necesidades del niño en el para proporcionar un entorno
suficientemente bueno para el sano desarrollo de sus esferas, sociales,
psicológicas y físicas. Los tipos de familias pueden ser nucleares, extensas,
monoparentales, etc., pero usualmente en la cultura guatemalteca, son nucleares.
Pero ¿Qué tanto llega a influir la crianza de los padres en la salud mental de sus
hijos?

Este proceso de crianza comienza desde que los padres tienen el deseo
consciente de procrear, ya que se idealiza al infante; este deseo de formar una
familia puede llevar motivaciones intrínsecas o extrínsecas, tales como reafirmar la
fertilizad, cumplir las expectativas de los familiares o la sociedad, curar una
depresión, llenar un vacío emocional, solucionar problemas del matrimonio, entre
otras. El niño al nacer, tiene la responsabilidad de llenar alguna de estas
expectativas, y en base a esta idealización, se ejercerá un esquema de paternidad
o estilos de crianza que serán descritos a continuación.

En primer lugar, la carencia afectiva. Es un estilo de crianza en el cual la familia no


proporciona estimulaciones psico afectivas necesarias para un desarrollo de
apego adecuado; estos pueden ser debido a la insuficiencia maternal, por
privación o ausencia de la madre y sustituirla, por discontinuidad ocasionada por
una separación o por distorsión. Las consecuencias de estos estilos de crianza
dependerán de la edad, duración y tipo de carencia. Sin embargo, cabe
mencionar los efectos más comunes en estos estilos. Para empezar, el de
carencia, puede ocasionar trastornos no solo en la maduración sino también
síntomas clínicos que luego, serán transformados en trastornos somáticos,
afectivos y conductuales, como personalidad insegura, falta de identidad,
incapacidad para mantener relaciones estables, la dificultad para elegir pareja,
problemas de conducta entre otros. Luego, la carencia por discontinuidad o por
separación, evolución depende de la edad en el momento de la separación y de la
duración de ésta, ya que si se da en los primeros años de vida, el niño no será
capaz de establecer un apego adecuado, el desarrollo del apego se da a través de
la capacidad cognitiva que el niño tiene y conserva en su mente cuando sus
padres no están presente y le permite mantener una relación afectiva sin que ella
se encuentre cerca; pero cuando se ausenta por un largo período, el niño deja de
establecer un lazo afectivo con ellos, asimismo los niños presentan perturbaciones
somáticas, depresión y dificultades de adaptación a la escuela. Finalmente, la
carencia por distorsión; esta no es provocada necesariamente por la ausencia o
separación de los padres, sino por condiciones socioeconómicas difíciles,
alternancia de dependencia extrema y hostilidad abierta e intensa. Usualmente los
padres tienen un matrimonio inestable, uno o ambos padecen de alcoholismo y
existe violencia familiar dentro del hogar, tienen varios hijos en períodos cortos y
muchas veces hay incidentes obstétricos en el parto, provocando altas tasas de
mortalidad. Los niños que crecen en este entorno, suelen padecer de problemas
de lenguaje, ya que el desarrollo cognitivo es afectado. Los trastornos de conducta
se presentan con frecuencia, con rasgos de inhibición o retraimiento, actitudes
arrogantes o conductas antisociales que, si continúan, pueden desencadenar
dificultades de adaptación, desvalorización de sí mismo o conductas delictivas en
la adolescencia.

En segundo lugar, cabe mencionar la importancia de la relación que se tiene entre


padres e hijos dentro del hogar. Ya que existen relaciones disfuncionales en
donde se ejerce la violencia física o psicológica contra el niño. Puede definirse el
maltrato infantil como cualquier daño físico o psicológico que es infringido de
forma voluntaria a un niño y que ocurre como resultado de acciones físicas,
sexuales o emocionales, bien como emisión u omisión de conductas que
perjudiquen el desarrollo físico y emocional satisfactorio del menor [ CITATION
JCa02 \l 4106 ]. Las lesiones físicas pueden clasificarse en dermatológicas, fracturas,
hematomas, subdurales provocando secuelas de traumatismos craneales. Este
maltrato puede conllevar también a trastornos del comportamiento como temor en
exceso, alterar de forma permanente la personalidad del niño, baja autoestima,
tendencia a infravalorarse o a ser masoquistas. Con respecto a la intervención
psicoterapéutica de estos niños, pueden ser evaluados por medio de tests
proyectivos, se observan habitualmente dificultades para integrar imágenes
paternas y maternas, asociadas a una marcada ansiedad, a partir de la que se
originan incertidumbres en la propia imagen corporal y en la identidad sexual del
niño. En algunas ocasiones para el tratamiento tanto físico como psicológico, es
necesaria una separación prolongada manteniendo al niño en acogida familiar
terapéutica. Por otro lado, procederemos a mencionar la relación entre niños y
padres que padecen de una enfermedad mental. Los padres psicóticos tienden a
no reconocer las necesidades del lactante, los cuidados diarios son irregulares,
desorganizados, incoherentes e inadecuados, respondiendo más a los impulsos
de los padres que del niño y pueden llegar a imitar o englobarse en la psicosis
paterna. Otro punto son las consecuencias en la salud mental de niños de la
depresión parental; en esta se deben tomar en cuenta factores como la duración,
edad del niño, gravedad de la depresión y presencia de los sustitutos de los
padres. Pero las dificultades más comunes presentadas por los lactantes son
alteraciones psicosomáticas: trastornos del sueño y trastornos alimentarios.

En tercer lugar, analizaremos las consecuencias de las familias incompletas. La


estabilidad afectiva y emocional que requiere el desarrollo infantil puede verse
afectada por la separación de los padres, sin embargo, los factores que afectan al
ajuste del niño después del divorcio o separación según Buchanan pueden ser, la
pérdida de uno de los padres, los enfrentamientos constantes entre los
progenitores y la disminución de sus funciones de paternidad. Entre los síntomas
que se presentan debido a esta separación, se puede mencionar angustia,
episodios de anorexia o de insomnio, trastornos del comportamiento, fracaso o
desinterés escolar o estado depresivo. Por otro lado, los hijos que serán criados
en una familia monoparental o solamente por la madre pueden experimentar
diversas problemáticas, claramente dependiendo del estado de la madre. Cuando
la madre ha sido abandonada por el padre, la atención que recibe el niño es
mediocre; no obstante, en casos favorables, en donde el niño es deseado y la
madre decide criarlo por sí sola, los efectos colaterales son bajos o nulos y
pueden desarrollarse de manera normal.

En cuarto lugar, abordaremos la adopción. La institución encargada del niño debe


seleccionar meticulosamente a la pareja adoptante, asegurando que ellos desean
ocuparse de los niños, cubriendo las necesidades básicas y principalmente que
estén dispuestos a brindarles parte de su tiempo necesario para que los niños
puedan confiar y establecer un apego. La psicopatología de estos casos no
presenta rasgos específicos

Y por último, los abusos sexuales en niños, estos se refieren a la explotación


sexual de un niño por un individuo de más edad. Estos abusos pueden incluir
evocación sexual, consumación sexual física, anal o bucal o suponer una
utilización del menor como objeto de estimulación sexual del agresor. Estas
conductas incestuosas suelen realizarse en secreto pero las lesiones físicas de
esta explotación pueden observarse a las 24-48 horas del acto por medio de
rasguños, hemorragias, lesiones genitales graves y transmisión de enfermedades
sexuales, también pueden observarse patrones de comportamiento distintos,
como trastornos alimentarios, trastornos afectivos como miedo a estar solo/a,
rechazo repentino al padre o madre, llantos frecuentes, tendencia al secretismo e
incluso autolesiones o intentos de suicidio y trastornos de adaptación en
problemas escolares. En cuanto a las manifestaciones a largo plazo se puede
mencionar intentos de suicidio, prostitución, tendencias homosexuales en la
adolescencia. Y en la vida adulta puede observarse una disfuncionalidad en la
esfera psicoafectiva, ya que no son capaces de mantener relaciones duraderas o
de confianza y dificultad para asumir la función parental. Cabe destacar que
cuando un niño acude a sesión y comenta sobre un abuso sexual, es esencial
creerle, escucharle y tomarse en serio sus afirmaciones, puesto que, de no
hacerlo, existe el riesgo de que el niño mantenga en secreto el abuso durante
mucho tiempo si el adulto en el que ha confiado, duda de sus afirmaciones.

Para concluir, me gustaría recalcar la importancia de propiciar un entorno


adecuado para el desarrollo psicoafectivo y físico del niño, ya que esta etapa, es
determinante para su futuro. Una niñez sana permitirá que pueda valerse por sí
mismo, establecer vínculos afectivos positivos y duraderos que propicien un futuro
con salud física y mental.

Bibliografía

Ajuriaguerra, J. d. (1971). Manual de psicopatología del niño. MASSON, S.A.


Alcázar, A. I. (2010). Tratamiento psicológico del maltrato físico y la negligencia en
niños y adolescentes: un meta-análisis. Psicothema, 22, 627-633.
Cantón, J. (2002). Malos tratos y abuso sexual infantil. Madrid.
Echeburúa, E. (2006). Secuelas emocionales en víctimas de abuso sexual en la
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Orellana, R. V. (2004). Separación o divorcio: Trastornos psicológicos en los
padres y los hijos. Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría,
2340-2733.
Solis, G. C. (2010). La carencia afectiva intrafamiliar en niños y niñas de cinco a
diez años. Cuenca: Universidad de Cuenca, facultad de psicología.

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