Adan Et Al 2016
Adan Et Al 2016
españoles y portugueses
en la América central
y meridional
Siglos XVI y XVII
Consejo Asesor de la Colección Ciencia y Tecnología
Erica Hynes / Ayelén García Gastaldo / Gustavo Ribero /
José Luis Volpogni / Gustavo Menéndez / Luis Quevedo
ISBN 978-987-749-043-5
© Leonor Adán A., David Aguilera, Nidia R. Areces, Eugenia Maria Azevedo Salomao, Agustín Azkarate, Verónica
Benedet, Marília Maria Brasileiro Teixeira Vale, Paula Busso, Luis María Calvo, Juan Castañeda Murga, Horacio Daniel
Chiavazza, Gabriel Cocco, Silvia Cornero, Nélida De Grandis, Mariana E. De Nigris, Pascualina Di Biasio, Luisa Durán
Rocca, Jorge Pável Elías Lequernaqué, Sergio Escribano–Ruiz, Guillermo Frittegotto, William R. Fowler, Rosa García,
Aldo Giaccardi, Fabián Letieri, Rodrigo Mera M., Doina Munita P., Cristina Pasquali, Ana Paula Porterie, Ruth A. Pouja-
de, Cristina Prieto Olavarría, Lorena Puebla, Romina C. Rigone, María Victoria Roca, Ana María Rocchietti, Guillermo
Sagripanti, Lorena Salvatelli, Iban Sanchez–Pinto, María Ximena Senatore, Lucia Tello Peón, Alfredo Tomasini, Simón
Urbina A., Fernando Vela Cossío, Diego Villalba, Eugenia Zavaleta Lemus, Valeria Zorrilla; 2016.
©
Secretaría de Extensión,
Universidad Nacional del Litoral,
Santa Fe, Argentina, 2016.
Introducción
En este trabajo presentamos los avances en los estudios de materiales cerámicos
de tradición hispana e indígena, de sitios arqueológicos ubicados en la ciudad
de Valdivia y su jurisdicción. Hemos decidido abordar ambos grupos con el ob-
jeto de contar con antecedentes para conigurar una imagen integrada del con-
junto artefactual colonial, con la perspectiva de poder aportar a la discusión de
las denominadas relaciones fronterizas o interétnicas (Villalobos, 1998; Foerster
y Vergara, 1997) establecidas entre españoles y la población mapuche–huilliche.
1
Resultado Proyecto FONDECYT 1130730: Arqueología histórica de la ciudad de Valdivia y
su jurisdicción en el período colonial.
251
Los estudios arqueológicos en Valdivia referidos al período colonial (insta-
lación de la ciudad española en el siglo xvi (ca. 1552) y su desenvolvimiento
en los siglos siguientes) son muy escasos, lo cual contrasta con la relevancia
de la misma dentro del Reino de Chile, tanto en el control del Pacíico sur y
protección del virreinato del Perú, como en la defensa de la frontera interna
o «frontera de arriba» (Urbina, 2009). En este contexto un primer objetivo
de este trabajo es situar la ciudad de Valdivia dentro del conjunto de instala-
ciones hispanas, fundadas y sostenidas con bastante precariedad en el reino o
Capitanía General de Chile, contribuyendo de esta manera a las investigacio-
nes sobre ciudades hispanas coloniales del Cono Sur americano.
Entre los objetivos especíicos que nos hemos propuesto para este traba-
jo, se cuenta el de aportar una primera descripción de los tipos cerámicos de
tradición hispana presentes en sitios arqueológicos de Valdivia y su jurisdic-
ción acorde a tipologías existentes, como también la de ciertos tipos indígenas
diagnósticos de raigambre prehispánica. En segundo lugar nos proponemos
discutir la ocurrencia de estos tipos en relación con criterios cronológicos y su
signiicado, como los referidos a la naturaleza y tipo de asentamientos, comple-
mentando o contrastando la información aportada por el registro arqueológico
y antecedentes históricos conocidos. Metodológicamente nos interesa validar
el potencial informativo del fragmentario registro cerámico, proveniente de
contextos urbanos con escasa integridad estratigráica. En razón a este último
punto, el rango cronológico de los sitios que analizamos ocurre entre los siglos
xvi y xviii por cuanto la precisión contextual no es posible en muchos casos.
Por último nos interesa discutir cómo interpretar este menaje mixto, de
tradición hispana e indígena, en el contexto de la historia conocida para la
ciudad de Valdivia, cuya historiografía ha minimizado el papel de la interac-
ción cultural entre las poblaciones locales y la ocupación hispana.
2
Góngora y Marmolejo (1862) que escribe su Historia en el siglo XVI lo describe como el
valle de Guadalauquen con un río manso, hondo y navegable (30). Vivar (1979), en cambio,
señala la provincia de Mallalavquen para referirse a los «yndios de la provincia de la ciudad
252
da por población local a modo de asentamiento permanente. Es el capitán
Mariño de Lobera, en efecto, quien efectúa una descripción exhaustiva del
lugar donde se sitúa la ciudad, sobre una alta loma con «arboleda sembrada
a mano» y razonables casas, en cuyo emplazamiento se encontraba además
el lugar de juntas correspondiente a una cancha para el juego de la chueca o
palihue (Mariño, 1865:138–139), ceremonia festiva y congregacional que per-
mitía aunar a poblaciones de diferentes parcialidades o reguas.
Como se desprende de lo dicho, el sitio hispano se asienta sobre un asenta-
miento de la población local que se encuentra habitado así como sus contornos
(Adán et al., 2007). Así es que desde su fundación se expresan resistencias que
se sucederán durante toda la historia colonial de la ciudad. El emplazamiento
asimismo goza de una condición «nodal», revalorizada por los españoles, pues
es en este sector donde conluyen dos importantes cursos luviales que conectan
hacia el E (Quinchilca), hacia el Noreste (Mariquina), y hacia el poniente en
dirección a la costa. Tal posición era posible mediante la articulación de rutas
luviales, lacustres y pedestres, considerando la importancia de la navegación in-
dígena en esta zona. Esta condición luvial es destacada igualmente en la deno-
minación de la zona como Purento, señalando la profusión de humedales muy
valorados por la población originaria y temidos e indeseables para los españoles.
La obra de Gabriel Guarda (p.e. 1990, 1994, 2001, 2009) referida a la his-
toria de Valdivia hace que sea éste uno de los centros urbanos del Reino de
Chile mejor estudiados y caracterizados en términos históricos y arquitectó-
nicos. En efecto, en el estudio monográico de la ciudad durante el siglo xvi
describe las cualidades urbanas y arquitectónicas del conjunto entre las que
puede destacarse, para 1562, la presencia de 259 vecinos con casa puesta en la
traza (Urbina y Adán, 2013:Tablas 1 a 3). Hardoy y Gutman contabilizan 230
vecinos para 1580 que la harían una de las ciudades importantes del Reino de
Chile (2008:722). De acuerdo con los estudios de Guarda del plano holandés
levantado de la ciudad en 1643 y el diario de dicha expedición, la existencia
de Valdivia» (190). Mariño (1865) usa igualmente la voz Guadalauquen para referirse al
río como «poderosísisimo» y por el cual se bajaba hasta el mar (138 y 139). En Rosales
(1989, TI) se encuentra el uso del término Guadalabquen pare referirse al río Bueno (235),
como también al río formado en el lago Riñihue que una vez que llega a la Mariquina «muda
el nombre, y con otros rios que se le junta, se haçe un mar de modo, que le pusieron por
nombre Guadalaque, que es nombre de mar» (408). El mismo religioso reserva el término
Mallohuelafquén para las tierras del lago Villarrica cuya signiicación sería el mar de la tierra
blanca (234). Lo cierto es que ya a partir del siglo XVII la designación de Guadalafquen
se encuentra en diversas representaciones cartográicas europeas para identiicar el río y
territorio de Valdivia y su jurisdicción, que incluía hasta el lago Ranco y río Bueno. Cisterna
(1999) ha analizado en extenso el uso del término provincia en la documentación hispana
y en especial en la crónica de Vivar como indicación de territorio a conquistar.
253
de al menos 47 manzanas,3 cinco de ellas plazas, destacándose la forma apai-
sada de éstas, infrecuente en la arquitectura americana novohispana. El plano
identiica dos iglesias, la Mayor y la del Convento de San Francisco, aunque
se conoce de la erección del convento de La Merced, el de Santo Domingo
y el de San Agustín. El panorama urbano lo deinían calles y barrios, casas
reales, junto a las casas de los vecinos.
En términos generales se ha propuesto una periodiicación de la historia
de la ciudad. La primera comprendería su fundación y desarrollo durante el
siglo xvi hasta su destrucción en el gran alzamiento indígena inisecular. Le
seguiría un período de abandono y una corta estancia holandesa que pese a su
brevedad habría dejado sus improntas arquitectónicas en la construcción de
su fortiicación. De acuerdo con Guarda «en 1645 se inicia una nueva etapa
que se mantendrá con diversas variaciones hasta 1820» (Guarda, 2001: 176).
Resulta interesante destacar que en 1680 se agrega a Valdivia a la Capitanía
General de Chile en lo militar, reservándose a la Corona la provisión de go-
bernadores y veedores y, en 1740 a solicitud del Presidente Manso de Velasco
se modiica su jurisdicción a la Capitanía. Sobre todo a partir del siglo xviii
se inicia el proceso de expansión territorial por territorio huilliche y cunco4
por medio de tres vías, la misionera, la militar y la formación de propieda-
des que ampliaría la extensión territorial modiicando y generando nuevas
relaciones interétnicas que ampliarían las esferas de contacto e impacto de la
población hispana sobre los territorios indígenas.5
En este marco global es necesario notar algunos otros aspectos de relevan-
cia. En primer lugar es evidente que el período de fundación y vida urbana de
la ciudad en el siglo xvi ocurre en un contexto de signiicativas convulsiones
sociales y catástrofes ambientales, estas últimas mejor referidas (terremoto y
«riñihuazo» o catástrofe aluvional de 1575). Entre las primeras deben mencio-
narse los sucesivos alzamientos indígenas, como por ejemplo el común de los
cordilleranos hacia 1580 (León, 1989), también los conlictos suscitados entre
los vecinos por la modiicación y reasignación de encomiendas, los proble-
mas ocurridos con otras ciudades respecto del envío de socorros. Consecuen-
3
El plano dibuja el sector central y según Guarda (2001:38) «omite el resto de la población»
que corría río arriba hacia el sector de La Carmenca (sector noreste de la planta).
4
Se ha reconocido a la población huilliche como aquella que tradicionalmente ocupa la
zona en torno a Valdivia y los cuncos o juncos, al sur del Río Bueno y en las inmediaciones
de la ciudad de Osorno.
5
Vergara y Mascareño (1996: 20–21), siguiendo a Guarda 1973, establecen que es a par-
tir de la segunda mitad del siglo XVIII cuando se inicia un proceso de expansión territorial
que permitirá la conirmación de la propiedad particular y estatal y consecuentemente el
repliegue indígena.
254
temente, la historia de la ciudad en sus primeros cincuenta años dista mucho
de una imagen pacíica sacudida sólo al inal por el cruento ataque de los «in-
dios rebeldes». El abandono de la ciudad, posterior al alzamiento indígena,
es una etapa que debe ser analizada con mayor detención. Cierto es que los
españoles fueron todos despojados como que probablemente las poblaciones
indígenas siguieron ocupando el sector, recuperando y saqueando bienes.
Generalmente se ha hecho ver que la historia de Valdivia se detendría en ese
paréntesis (1602–1643) pero algunos antecedentes históricos relativizan esa
imagen ya que informan de las paces que irman ciertos caciques de Valdivia
y Osorno con Luis de Valdivia, promotor del proyecto de la Guerra Defensi-
va (Díaz–Blanco, 2009). La integración forzada de los cautivos y cautivas al
mundo indígena también habrían de operar como factores de cambio.
La refundación de Valdivia, ocurrirá en 1647, luego de las paces irmadas por
el Marqués de Baydes, con el formato de una Plaza Real, completada con la
fortiicación del puerto con castillos y baterías para protección de la amenaza de
las fuerzas holandesas e inglesas, y otras plazas interiores, como el Castillo San
Luis de Alba de Cruces, para la defensa del «enemigo interno» (Guarda, 1990).
255
Figura .b. Planta de Valdivia en 1643 levantado
Figura .a. Localización de Valdivia y otras ciu- por la expedición Holandesa. Biblioteca de la
dades con presencia de cerámicas mayólicas. Universidad de Göttingen, Alemania. Gentileza
Ricardo Mendoza Rademacher.
Sitios arqueológicos
256
Figura . Descripción y características de los sitios analizados.
Tipos de cerámicos identiicados*
ID: número de identiicación del sitio en la planimetría. * Tipos cerámicos: Se identiica ausencia y presencia. Ind: indígena; May: mayólicas; Cr: cerámicas rojas con
torno; Cv: cerámicas vidriadas; Loz: loza; Por: porcelana. ** Antecedentes históricos: Se consignan construcciones principales a partir de la reconstrucción hecha
por Guarda 2009, omitiéndose domicilios particulares establecidos con detalle desde ines del XVIII hasta períodos republicanos.
257
republicanos, los primeros se orientaron de diversas formas para analizar este
material casi desconocido para la arqueología nacional. Algunos utilizaron
criterios generales de clasiicación cerámica (Baudet y Urízar, 2001; Botto
1989), mientras que otros aplicaron las tipologías existentes para la cerámica
elaborada desde el siglo xvi en adelante (Prado, 2001; Reyes 2001). En el año
2010 (Prieto et al., 2010), a partir del estudio del conjunto cerámico de la Ca-
tedral Metropolitana, se integraron en un estudio los aspectos metodológicos
que actualmente se desarrollan en nuestro continente y que están orientados
a situar la producción cerámica, su comercio e intercambio, en el contexto
de los procesos sociales y culturales extra regionales (Chiavazza et al., 2003;
Jamieson, 2001; Puebla et al., 2005; Rice, 1997; Rovira, 2001a; Rovira, 2001b;
Rovira et al., 2006; Schávelzon, 2001; herrien et al., 2002 y Catalogo Ti-
pológico Digital del Museo de Historia Natural de La Florida, entre otros).
En el caso del reconocimiento efectuado en la Catedral Metropolitana, se
ha observado la dominancia de los conjuntos monocromos de producción
local y también la de vidriados manufacturados localmente. Entre las mayó-
licas dominan aquellas de producción americana entre las que se han distin-
guido los tipos Panamá Liso, Panamá Azul sobre Blanco, Panamá Policromo
y Más allá Policromo. Entre los tipos cerámicos de origen extraamericano
se registraron Vidriados Verdes y mayólicas europeas representadas en las
variedades Ichtuknee Azul sobre Blanco, Caparra Azul, Talavera Azul sobre
Blanco, Triana Blanco, Triana Ramazón y Bizcocho (Prieto et al., 2010:1030–
1031). Prado ha avanzado además en la deinición del tipo «cerámica de las
monjas», de color predominantemente rojo que relejaría la tradición es-
pañola y portuguesa de beber líquidos en recipientes fragantes o búcaros
(Prado, 2010). Westfall y Barrera por su parte, han publicado recientemente
(2012), los resultados de las excavaciones en Plaza Mekis, poniendo el acento
en las variaciones de frecuencias de los tipos cerámicos en un contexto urba-
no delimitado que en el caso analizado correspondería a uno de alto poder
económico. Como Prieto y colaboradores (2010), las autoras emplean los
conceptos de Tradición Mestiza o Criolla y de Tradición Europea (herrien
et al., 2002) para referirse y distinguir ambos conjuntos.
En la ciudad de Mendoza se reconocen diferentes etapas en el estudio de
cerámicas coloniales. En un primer momento se enfatizó la elaboración de
tipologías de recipientes cerámicos coloniales y se les adscribió funcionali-
dad en el marco del desarrollo de la industria vitivinícola. Rusconi (1961),
clasiicó y deinió una tipología distinguiendo variedades de contenedores
de acuerdo con su capacidad y diferencias funcionales. Ceruti (1983) analizó
contenedores de los contextos coloniales de Santa Fe la Vieja (Cayastá), apor-
tando a la comprensión de la problemática de las producciones regionales y
los circuitos de intercambio. En una segunda etapa persiste la orientación ti-
258
pológica, enfatizando el establecimiento de cronologías absolutas, sin que se
ajusten las tipologías en relación con las deiniciones cronológicas (Bárcena,
1998; Bárcena y Schávelzon, 1991). El estudio de las cerámicas coloniales a
partir de la década de 1990 diversiica los objetivos de los estudios, amplian-
do los intereses tipológicos hacia los usos cotidianos y vida material como a
las estrategias de aprovisionamiento y circulación de dichos bienes (Puebla
y Zorrilla, 1999; Puebla y Zorrilla, 2002; Chiavazza et al., 2003; Puebla et al,
2005; Chiavazza, 2005; Puebla et al., 2008). Ots (2002) y Ots y Gorriz (1999,
2002) avanzaron en estudios tecnotipológicos de los conjuntos alfareros.
A partir del año 2005 los estudios efectuados por el equipo del Centro de
Investigaciones Ruinas de San Francisco adoptó una metodología desarrolla-
da por Prieto (2005) que considera atributos morfofuncionales, tecnotipo-
lógicos y decorativos, la cual ha sido aplicada satisfactoriamente al estudio
de los fragmentos de alfarería histórica local del período colonial (Zorrilla y
Puebla, 2010a; Zorrilla y Puebla, 2010b).
En las ciudades meridionales de Chile las menciones son escuetas. Para la
Isla Santa María, frente a la Bahía de Concepción, se reieren la presencia de
mayólicas (Massone, 2005), mientras que en la zona de Villarica igualmente
se han documentado cerámicas vidriadas, esmaltadas o mayólicas, además de
la presencia de cerámicas con torno al modo de botijas (Saavedra y Sanzana,
1991; Mera et al., 2012). Para Valdivia conocemos el estudio efectuado por
Popovic (2010) para material cerámico del Castillo de Niebla.
Material y método
El conjunto que analizamos proviene de los sitios mencionados cuyas estra-
tegias de recuperación incluyen recolección supericial, rescates y sondeos. Se
incluyen también materiales recuperados por vecinos de la ciudad de Valdi-
via, los cuales han sido entregados al Museo Histórico y Antropológico de
Valdivia Mauricio Van de Maele, Universidad Austral de Chile. Ello coni-
gura evidentemente un conjunto de cuidado al momento de observar los
resultados, establecer deducciones e hipótesis.
La línea de análisis que hemos iniciado se apoya en la metodología desarro-
llada por el Centro de Investigaciones Ruinas de San Francisco en Mendoza,
consultando la experiencia compartida de equipos académicos de diferente
trayectoria en el marco de una estrategia de cooperación binacional, que per-
mite una mirada comparativa de dos ciudades, evidentemente distintas pero
administrativamente sujetas a la Capitanía General de Chile.6
6
Notemos, como lo ha hecho Guarda (2001: 176–177), que la jurisdicción de Valdivia
en 1645 se sustrae a la capitanía general de Chile, adjudicándosela al Virrey. En 1680,
259
La categoría ordenadora aplicada es el tipo cerámico, por ser la más difun-
dida en América Latina. Se trata de la caracterización según criterios de pasta,
vitriicación y decoración que permite separar cualquier registro cerámico
histórico en: Cerámicas sin vidriar o alfarería, Mayólicas, Lozas, Gres, Porce-
lana, Caolines y Cerámicas vidriadas y la posterior identiicación de subtipos.
Otros atributos relevados se relacionan con aspectos técnicos de producción
como tratamiento de supericie, decoración, sellos y marcas, huellas de uso
y defectos de manufactura y su posición en el fragmento. Se determina la
porción de la vasija representada en el tiesto, para adscribirlo a una forma y
uso. Asimismo se consignan alteraciones como resultados de procesos post
depositacionales y las relaciones de ensamblaje.
Se han utilizado como guía los trabajos clásicos de Goggin (1968), Lister
y Lister (1974, 1982) y Deagan (1987). Los generados desde el ámbito lati-
noamericano: Schávelzon para Buenos Aires (Schávelzon 1991,1995, 2001);
para México, Nueva Granada y la dispersión por el Pacíico (Rovira, 2001;
herrien et al., 2002; Fournier, 1990), Jamieson (2001) para Cuenca y tra-
bajos españoles (Pleguezuelo et al., 1991). Lo anterior se ha complementado
con la consulta de catálogos digitales, como la colección de cerámica del
Museo de Historia Natural de La Florida.7 También se han revisado estudios
arqueométricos (p.e. Portela Hernando, 1999; Buxeda i Garrigós e Iñañez,
2010; Fournier y Blackman, 2007) que relativizan algunas de las conclusiones
de los trabajos clásicos.
mediante cédula real, se dispone que la agregación a la capitanía general sea sólo en lo
militar, reservándose el soberano la provisión de gobernadores y veedores. En 1740, ante
la insistencia del presidente de Chile Manso de Velasco, se sitúa la jurisdicción de Valdivia
nuevamente en la capitanía.
7
www.lmn.ul.edu
260
72 %
Indígena
2% 6%
Porcelana Mayólica
1%
13 %
6% Cerámica Vidriada
Loza
Cerámica Roja
Figura .a. Frecuencia de tipos cerámicos en el Indígena Mayólica Vidriada Cerámica roja
conjunto de sitios analizados. Figura .b. Frecuencia de tipos cerámicos por sitio.
261
Independencia con Arauco, situado en pleno centro del área fundacional, al
interior de la Plaza Real de la refundación (ca. 1647 en adelante), donde do-
mina el conjunto europeo y el utillaje indígena disminuye hasta un 12 %. No
obstante, no debe desestimarse que se trate de un conjunto funcional muy
diferente de los anteriores. Vemos también en esta situación a asentamientos
como Anwandter–1 y Mirador Yungay que si bien no presentan la relación
previa acusan contextos con un menor ingreso de cerámica indígena.
Entre las cerámicas de tradición indígena, eminentemente monocromas,
de origen prehispánico y con extensión hacia el período colonial (Figura 5),
destaca la ocurrencia de algunas variedades decoradas entre las que se dis-
tinguen las pintadas «Valdivia»8 en diseños geométricos rojos sobre fondo
blanco y otras con engobes rojos.
También se reconocen variedades que comprometen modiicación plástica
del cuerpo como el «estriamiento anular» en el cuello–cuerpo y los incisos
en el cuerpo manufacturados en la pieza seca anterior al proceso de cocción
(Figura 6). En los sitios de carácter habitacional la frecuencia de estos tipos
decorados indígenas es bastante baja, no así en sitios de cementerio como el de
Las Mulatas (Angachilla), instalado en las afueras de la ciudad, una zona enco-
mendada tempranamente en 1555, 1558 y 1563 (Guarda, 1994; Urbina y Adán,
2013). La presencia de estos tipos se registra tanto en sitios defensivos del
puerto, como en el área fundacional de la ciudad y en su contorno, por lo cual
sabemos que éstos fueron incorporados a la cultura material de los hispanos.
Entre los tipos de «tradición europea» se identiicaron mayólicas de factura
americana entre las que se distinguieron las variedades Panamá Liso, Panamá
Azul sobre Blanco, Panamá Policromo (Figura 7). También se registraron
cerámicas vidriadas verdes y café y cerámicas rojas monocromas con torno de
diferentes espesores que incluyen vasijas pequeñas como también de almace-
naje (botijas y tinajas). Como se puede observar en la Figura 4a el conjunto
de estas cerámicas alcanza un 13 % de la muestra, de las cuales las mayólicas y
las cerámicas rojas presentan frecuencias similares cercanas al 6 %, mientras
que la representación de vidriados es notoriamente menor. Las mayólicas
se encuentran presentes en 6 de los 7 sitios que comparamos (Figura 4b),
estando ausente tan sólo en Paillao en concordancia a lo que hemos descrito
antes. La frecuencia en estos sitios varía entre el 2 y el 18 % y llama la atención
la diferencia observable entre dos asentamientos defensivos, encontrándose
8
La tradición bícroma rojo sobre blanco se distribuye en la región Centro–Sur de Chile desde
el siglo XI DC en adelante. Se han distinguidos los estilos Vergel y Valdivia que comparten
elementos pero forman composiciones distintivas, además de presentar distribuciones
cronológicas y espaciales diferenciadas (Adán et al., 2005).
262
Figura . Fechados por Termoluminiscencia (uctl), para cerámicas de tradición indígena e europea
en la ciudad y jurisdicción de Valdivia.
EDAD
MUESTRA SITIO TIPO OBSERVACIóN (años AP) FECHA FUENTE
UCTL 2097 Castillo de Niebla Indígena sin torno Con incrustación 350 ± 35 1660 DC Hermosilla y Bahamondes 2010
de loza
UCTL 2720 Plaza Colonial Indígena sin torno Engobe pintura roja 250 ±20 1760 DC Román 2013
(Isla Mancera)
UCTL 2100 Castillo de Niebla Indígena sin torno Engobe pintura roja 410± 40 1600 DC Hermosilla y Bahamondes 2010
UCTL 1967 Paillao 3 (Valdivia) Indígena sin torno Estilo Valdivia (r/b) 490 ± 50 1515 DC Urbina y Adán 2013
UCTL 2704 Castillo de Mancera Indígena sin torno Monocroma 330 ± 30 1680 DC Román 2013
UCTL 2705 Castillo de Mancera Indígena sin torno Monocroma 265 ± 25 1745 DC Román 2013
UCTL 2096 Castillo de Niebla Indígena sin torno Monocroma 280 ± 25 1730 DC Hermosilla y Bahamondes 2010
UCTL 2099 Castillo de Niebla Indígena sin torno Monocroma 315 ± 30 1695 DC Hermosilla y Bahamondes 2010
UCTL 1964 Paillao 1 (Valdivia) Indígena sin torno Monocroma 895 ± 95 1100 DC Urbina y Adán 2013
UCTL 1965 Paillao 1 (Valdivia) Indígena sin torno Monocroma 560 ± 55 1445 DC Urbina y Adán 2013
UCTL 1966 Paillao 5 (Valdivia) Indígena sin torno Monocroma 545 ± 55 1460 DC Urbina y Adán 2013
UCTL 1968 Paillao 2 (Valdivia) Indígena sin torno Monocroma 405 ± 45 1600 DC Urbina y Adán 2013
UCTL 1969 Paillao 5-7 Indígena sin torno Monocroma 380 ± 40 1625 DC Urbina y Adán 2013
(Valdivia)
UCTL 2719 Plaza Colonial Mayólica Escapalaque 280 ± 30 1730 DC Román 2013
(Isla Mancera) o Popayán?
UCTL 2715 Castillo de Mancera Mayólica Panamá Azul 440 ± 40 1570 DC Román 2013
sobre Blanco
UCTL 2716 Castillo de Mancera Mayólica Panamá Liso 340 ± 30 1670 DC Román 2013
UCTL 2718 Castillo de Mancera Mayólica Panamá Liso 345 ± 30 1665 DC Román 2013
UCTL 2717 Castillo de Mancera Mayólica Panamá Liso 345 ± 35 1665 DC Román 2013
UCTL 2703 Plaza Colonial Mayólica Panámá Policromo? 350 ± 30 1660 DC Román 2013
(Isla Mancera)
UCTL 2702 Castillo de Mancera Cerámica con torno Tinaja 235 ± 20 1775 DC Román 2013
UCTL 2098 Castillo de Niebla Cerámica con torno Vidriada 205 ± 20 1805 DC Hermosilla y Bahamondes 2010
UCTL 1970 Paillao 3 (Valdivia) Cerámica con torno Vidriada 300 ± 30 1705 DC Urbina y Adán 2013
263
a b c
Figura . a) Jarro Valdivia, sitio Las Mulatas; b) olla con estriamiento anular cuello–
cuerpo, sitio Las Mulatas; c) Copa con decoración Valdivia, sitio Millahuillin interior
de Valdivia; d) conjunto de fragmentos Valdivia distribuidos en los sitios analizados.
264
b
c d
e f
265
ostensiblemente más representada en el Castillo de Mancera. En los sitios del
perímetro urbano la moda tiende a ubicarse entre el 8 y el 9 %.
Las cerámicas rojas presentan una signiicativa variabilidad en su frecuencia,
que asumimos como parte de la variabilidad funcional de los contextos estu-
diados. Un caso interesante es el del sitio Independencia con Arauco en cuyo
rescate del año 2002 pudieron observarse botijas completas. En muchos casos
aparecen ellas con una cubierta interior negra que correspondería al embreado.
En relación con la composición del conjunto de mayólicas presentes, se obser-
va un marcado dominio del tipo Panamá Policromo distribuido tanto en los si-
tios defensivos de la costa y el interior como en el área fundacional de la ciudad.
Destaca la ocurrencia de piezas con un signiicativo grado de completitud en el
Castillo San Luis de Alba de Cruces, cuyo origen contextual lamentablemente
no conocemos pues fueron excavadas décadas atrás sin un adecuado registro
(Figura 7 e y f). Hemos identiicado una subvariedad distinguida por el aspecto
difuso y de un color más amarillo que adquieren los trazos café, la cual inicial-
mente pensamos podría corresponder a la variedad Más Allá Policromo, sin em-
bargo la hemos mantenido en el grupo genérico de las Policromas para contras-
tar luego con estudios arqueométricos. La variedad Panamá Azul sobre Blanco
se registra tanto en sitios defensivos de la costa, el Castillo de Mancera y en el
interior en San Luis de Alba. Igualmente hemos registrado algunos fragmentos
en contextos urbanos como Mirador Yungay y Huerto de Don Juan–Campus
Cultura. La distribución más conspicua la encontramos en la variedad Panamá
Liso que se localiza en sitios de la ciudad y en el Castillo de Niebla. Al respecto,
llama la atención su ocurrencia en el sitio Anwandter–1 emplazado en el área
donde estuvo localizado el convento e iglesia de La Merced (sector llamado La
Carmenca, el que una vez destruida la ciudad a ines del siglo xvi no vuelve a
ser reediicado).9 En la refundación (ca. 1647 en adelante), la ocupación aparece
más acotada a la plaza fuerte y es posible que estas áreas o barrios ocupados por
los españoles en la segunda mitad del xvi no lo sean efectivamente durante el
xvii. El tipo Panamá Liso aparece también en el Castillo de Niebla, construido
en la refundación de 1647. Las dataciones del Panamá Liso en la costa, particu-
larmente en Mancera, lo sitúan en la segunda mitad del siglo xvii (Figura 5),
coincidentemente con la construcción del castillo (ca. 1645). Sin embargo no
desestimamos que algunas de ellas, no datadas aún, provengan de contextos
más tempranos como evidencia de una ocupación hispana previa asociada a las
diversas encomiendas informadas para la zona costera (Urbina y Adán, 2013).
9
Según Guarda en 1652 actúan padres mercedarios en la plaza refundada y en 1717
se intenta refundar el antiguo convento de la orden, aunque el proyecto no se concreta
(Guarda, 2000:61).
266
Una variedad que aún no podemos adscribir es un tipo esmaltado color
amarillo muy fuerte que hemos encontrado registrado en la costa y el interior
en sitios defensivos.10 Mencionemos, por último, el registro de mayólica de
origen europeo tan sólo en el sitio Independencia con Arauco que tal como
hemos señalado se ubica en lo que fue el área de la Plaza Murada del siglo
xvii, distinguible por el color y grano ino de su pasta, la cual en el conjunto
total no alcanzaría el 1 %.
10
Podría corresponder a la variedad Escapalaque amarillo Policromo de Perú (Deagan, 1987)
o bien a a los descritos para Popayán (Martin et al., 2007:36), sin embargo la coloración
roja de su pasta lo ilia más bien al primero y se encuentra más vinculado regionalmente.
267
dantes, registrándose igualmente el tipo Panamá Liso cuya correspondencia
cronológica en el siglo xvi se conirmaría en parte en el registro que hemos
analizado. En efecto se observa su presencia en sitios ubicados en porciones de
la ciudad ocupados en la primera fundación y aparentemente no poblados en la
refundación de mediados del siglo xvii. Se registran asimismo en Mancera, en
la costa, en el castillo fundado como parte de la estrategia de repoblación de la
plaza con dataciones absolutas hacia el 1650 dc (Figura 5). Ello plantea al me-
nos dos períodos de circulación de este tipo hacia ciudades meridionales, uno
en las primeras fundaciones a partir de 1541 (fecha de la fundación de Santiago)
y otro, para el caso de Valdivia y los castillos, en su refundación a partir de 1645.
La existencia de mayólicas europeas es muy escasa y se daría sólo en uno de
los sitios analizados, Independencia con Arauco, en el centro administrativo
y religioso de la ciudad.
Con respecto a las frecuencias registradas el promedio indica una menor
ocurrencia que en otras ciudades chilenas contemporáneas (Westfall y Barre-
ra, 2012). Como han observado estas autoras, es necesario en cualquier caso
analizar dichas cifras en consideración a las variaciones sociales y funcionales
de los contextos urbanos que en muchos casos es poco conocido. De todas
maneras y analizando dichos porcentajes en relación con el contexto del que
provienen, Valdivia y su jurisdicción, tenemos que resulta en un bien poco
abundante, cuya circulación se relaciona con los lujos poblacionales his-
panos ocurridos entre los siglos xvi y xvii, en los cuales es poco previsible
una continuidad del xvi al xvii considerando que la ciudad fue arrasada, su
población migró a otras ciudades o quedó cautiva y la repoblación debió
incluir nuevo contingente, adhesión de algunos de los fundadores, y también
la instalación de nuevos conjuntos materiales domésticos.
Estudios recopilatorios sobre la presencia de mayólicas panameñas en el
mundo colonial americano (Rovira, 2001) o bien de los Andes coloniales
(Jamieson, 2001), mencionaban entre los emplazamientos o ciudades meri-
dionales Santiago de Chile, Santa Fe, Buenos Aires, Neuquén, hoy contamos
con reportes bastante más completos tanto en Santiago de Chile, como en
Mendoza, tal como hemos detallado más arriba (Cfr. Chiavazza et al., 2003;
Prado, 2009; Prieto et al., 2010; Westfall y Barrera, 2012). Esta publicación,
por tanto, documenta su ocurrencia en Valdivia, a 39º Lat S., dando cuenta
de la amplitud de la esfera de circulación de esta producción, que sabemos se
amplía al menos a Concepción y Villarrica11 y seguramente a otras ciudades
de la llamada «frontera de arriba». Con todo, con el avance de los análisis
arqueométricos la tarea de identiicar las tipologías y establecer las iliaciones
11
También hemos registrado en fuertes de la zona del Lago Ranco al oriente de Valdivia.
268
adquiere también mayor complejidad por lo cual se hace necesario avanzar
en estudios comparativos de carácter arqueométrico de los tipos identiicados
bajo una misma categoría (Cfr. Jamieson, 2001: 55).
Los conjuntos domésticos de Valdivia, al modo de lo que observa Jamieson
(2001) en Cuenca, documentan una escasa participación de las cerámicas
esmaltadas españolas. Es probable asimismo que la distinción en la posesión
de dichos bienes en estos contextos sea de mayor contraste y por lo mismo
indique más variabilidad interna en los contextos urbanos como ha sido do-
cumentado para Santiago (Westfall y Barrera, 2012: 513). En la visión inte-
grada que proponemos importa no sólo esa distancia al acceso de productos
importados, sino también la cercanía con los desarrollos tecnológicos locales.
Los procesos y mecanismos en que estas relaciones se establecieron constitu-
yen justamente los aspectos a profundizar en futuras investigaciones.
Agradecimientos
A Claudio Zaror por sus fotografías. A los organizadores del Segundo Semi-
nario Internacional de la Red Iberoamericana de Urbanismo Colonial «Pri-
meros Asentamientos españoles y portugueses en la América Central y Me-
ridional s. xvi y xvii». A los evaluadores del manuscrito cuyas observaciones
permitieron enriquecer el trabajo de manera importante.
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