La Metáfora
La Metáfora
La Metáfora
Pensamiento Y Experiencia
Boletin de Linguistica
RESUMEN
En este artículo se debate la relación entre lenguaje y cognición desde la teoría de la metáfora,
en el contexto general de la lingüística cognitiva. Se analizan metáforas de sentimientos en
relatos de acontecimientos importantes narrados por adultos bogotanos de entre 24 y 30
años, en cuyas expresiones metafóricas se manifiesta la relación existente entre lenguaje,
pensamiento y experiencia como modernamente plantean las ciencias cognitivas. En primera
instancia, se analiza la metaforización de los sentimientos desde dominios de experiencias
sensoriales y motoras; posteriormente se discute la conveniencia de clasificar estas
experiencias subjetivas como racionales o irracionales. La argumentación, el análisis de los
datos y la discusión teórica se realizan con base en las pautas ofrecidas, así como en los
modelos conceptuales esbozados, especialmente por Lakoff, Johnson y Turner en las sucesivas
obras publicadas sobre la teoría de la metáfora.
ABSTRACT
In this article the relationship between language and cognition is illustrated within the
framework of metaphor theory in the general context of cognitive linguistics. The metaphors
of emotions are analyzed in narratives of important events produced by Bogota adults
between 24 and 30 years of age. The use of these metaphors shows how language, thought
and experience are interrelated, as recently suggested in cognitive science. In the first place,
the metaphorization of emotions is analyzed in the dominions of sensorial and motor
experiences. Next, I discuss the convenience of classifying these subjective experiences as
rational or irrational. The analysis, discussion and interpretation of the data is based on the
theoretical and methodological framework offered by Lakoff, Johnson and Turner´s work on
metaphor theory. KEY WORDS: metaphors, emotions, rationality
INTRODUCCIÓN
Con el reciente surgimiento de la lingüística cognitiva dentro del panorama general de las
ciencias cognitivas, se ha conformado un triángulo indisoluble para esta disciplina entre el
lenguaje, el pensamiento y la experiencia. No es posible ya, en este enfoque de la lingüística,
estudiar el lenguaje o las lenguas al margen del pensamiento, la ideología o las creencias ni de
las experiencias culturales, sociales, místicas y físicas de quienes, haciendo uso del lenguaje,
hablan una determinada lengua. Dentro de este nuevo enfoque filosófico, mejor conocido
como EXPERIENCIALISMO, se concibe el lenguaje como "un instrumento de conceptualización"
(Cuenca y Hilferty 1999: 18) que, en cooperación con otros mecanismos cognitivos, hace
posible la cognición humana. La relación que se establece entre lenguaje y cognición puede ser
explicada desde diferentes modelos teóricos de la lingüística cognitiva, entre otros: la teoría de
prototipos o de la categorización (cfr. Cuenca y Hilferty 1999: 31-64), la semántica cognitiva
(cfr. Cuenca y Hilferty 1999: 65-95), la teoría de la relevancia (cfr. Escandell Vidal 1996: 109-
133), la teoría de la gramaticalización (cfr. Cuenca y Hilferty 1999: 151-178) y la teoría de la
metáfora (cfr. Lakoff y Johnson 1980, Lakoff y Turner 1989, Cuenca y Hilferty 1999: 97-124). La
teoría de la metáfora, en particular, permite dilucidar claramente esta dialéctica de lenguaje y
cognición por cuanto la metáfora es una realidad cotidiana y se relaciona de manera especial
con la experiencia corpórea.
Este artículo se propone ilustrar de manera sencilla, desde la teoría de la metáfora, la relación
existente entre lenguaje y cognición, específicamente mediante las metáforas de los
sentimientos. Como resultado fundamental se encontrará que, si bien los sentimientos son de
gran abstracción, se fundamentan en la experiencia corpórea y se metaforizan, por lo tanto,
con dominios experienciales de nuestra interacción perceptual con el mundo. Al final se
presenta una discusión sobre la racionalidad/irracionalidad de los sentimientos, asunto que ha
sido foco de controversia filosófica durante mucho tiempo. Con estos propósitos se analizan
expresiones metafóricas de sentimientos en un corpus de 20 historias de vida, recopilado
durante el primer semestre del año 2004 por los estudiantes de la Maestría en Lingüística de la
Universidad Nacional de Colombia. El corpus contiene relatos de cinco minutos en los que
hombres y mujeres de entre 24 y 30 años de edad, nacidos y residentes en Bogotá en estrato
tres o cuatro y con un nivel de educación media o superior, narraron el acontecimiento más
importante de su vida. De acuerdo con las recomendaciones de Soler (2004: 162) y
acogiéndonos a la convención establecida, las expresiones metafóricas, correspondientes a lo
que realmente dicen los hablantes, las transcribiremos entrecomilladas, si no son ejemplos
numerados, y las metáforas las escribiremos en mayúscula sostenida para denotar así el
proceso reconstructivo de la metáfora mediante el análisis del investigador, diferenciándolo
además de lo que en realidad expresaron las personas. En últimas, la metáfora pocas veces se
expresa explícitamente y, por ello, validamos que su inferencia sea el producto de la
reconstrucción analítica del investigador, pues, según Lakoff y Johnson (1980: 42), "la metáfora
no está meramente en las palabras que usamos", sino en el concepto mismo que subyace a las
expresiones específicas y a nuestra actividad cotidiana.
1. LA TEORÍA DE LA METÁFORA
Según George Lakoff y Mark Johnson (1999: 12, 16-20, 36-37), los conceptos, las categorías del
lenguaje y la experiencia están estrechamente unidos y son inseparables. Somos seres
corpóreos que nos movemos en el espacio, lo percibimos e interactuamos con él a través de
nuestro cuerpo, de tal modo que el cuerpo es el fundamento experiencial del pensamiento. No
se pueden concebir los conceptos fuera del contexto de nuestras facultades perceptivas:
escuchar, ver, etc., y de nuestra interacción física con el mundo. La experiencia corporal es,
pues, la que fundamentalmente nos permite construir nuestros conceptos. Mark Turner (1991:
68-98) en el capítulo sobre "el cuerpo de nuestro pensamiento (y el pensamiento de nuestro
cuerpo)" de The Study of English in the Age of Cognitive Science hace una profunda reflexión
sobre cómo nuestra disposición en el espacio y las leyes a las que nuestro cuerpo está
sometido determinan la manera en que incorporamos los conceptos y nos formamos el
pensamiento: somos organismos dispuestos en posición vertical, sometidos a las leyes del
espacio, del tiempo, de la gravedad y eso determina la forma en que percibimos el mundo, a
diferencia de la manera en que lo puede percibir un animal que esté en una disposición
distinta: un ave, por ejemplo. El experiencialismo, dicen Cuenca y Hilferty (1999: 15-18),
considera que "el lenguaje [
] está basado en la experiencia del mundo". No existe
independientemente de la experiencia ni del pensamiento; se fundamenta en la experiencia y
permite representar el pensamiento, de tal suerte que influye y se ve influenciado por estos
otros dos extremos del triángulo cognitivo al que hicimos alusión. Estos autores (Cuenca y
Hilferty 1999: 26-29) exponen el caso de la lengua dyirbal1 en la que, por ejemplo, los
instrumentos de la pesca se clasifican en la misma categoría lingüística de los peces por la
experiencia de que pertenecen al mismo dominio experiencial, o el agua se clasifica en la
misma categoría que el fuego por la experiencia de que sirve para apagar el fuego.
La teoría de la metáfora, desarrollada por estos tres célebres autores e ilustrada en varias
obras (Lakoff y Johnson 1980, 1999; Lakoff y Turner 1989; Turner 1991), permite entender
cómo, en los procesos cognitivos, la experiencia corporal se pone en relación con el
pensamiento para ser integrada al sistema conceptual, relación que el lenguaje pone a su vez
de manifiesto, entre otros recursos cognitivos, a través de la metáfora. Según Lakoff y Johnson
(1980: 39), la metáfora constituye uno de los mecanismos conceptuales fundamentales por
medio de los cuales representamos el mundo y lo expresamos en relativa concordancia con la
manera en que lo experimentamos. Tradicionalmente se afirmaba que la metáfora era
simplemente una figura retórica en la que se sustituía, en virtud de una analogía semántica, el
nombre (u otra unidad lingüística) de una cosa por otra, logrando así una transferencia de
sentido. Sólo Lakoff y Johnson (1980: 39) acertaron en declarar que "la metáfora [
] impregna
la vida cotidiana, no solamente el lenguaje, sino también en el pensamiento y la acción" y que
"la esencia de la metáfora es entender y experimentar una cosa en términos de otra" (Lakoff y
Johnson 1980: 41). Así, una expresión metafórica no es más que la evidencia lingüística de un
fenómeno, acción u objeto que ha sido comprendido, conceptuado o experimentado en
términos de otro.
Para Soler (2004: 161) "la metáfora es un apareamiento entre dos dominios conceptuales en el
sistema conceptual". Entender y experimentar una cosa en términos de otra, no es entenderla
y experimentarla en todos y en los mismos términos de otra, de lo contrario serían una misma
cosa: un mismo objeto, una misma acción, etc. En la metáfora se aparean de manera
preferencial los dominios conceptuales que se corresponden en una y otra cosa, en una u otra
experiencia, como explica Soler (2004), y quedan ocultos los que no se corresponden, aunque
puedan aparearse con otros dominios en otra metáfora,según explican Lakoff y Johnson (1980:
46-49).
Escandell (1996: 189) dice que la explicación de la metáfora se ha hecho corrientemente desde
esta teoría de la interacción de rasgos porque "las metáforas se producen –y por ello se
reconocen– cuando se combinan
] rasgos [semánticamente] incompatibles", y cita para ello
el ejemplo de tragarse un discurso que pone en relación los rasgos incompatibles [-concreto]
de "discurso" y [+concreto] del complemento exigido por el verbo tragar.
El fundamento experiencial de la metáfora tiene que ver con que ella: aunque sea un
fenómeno conceptual expresado lingüísticamente, pone en relación con una experiencia
concreta –o un dominio experiencial– los objetos, acciones, personas o conceptos
metaforizados. Una metáfora como BUENO ES ARRIBA tiene fundamento, por ejemplo, en una
experiencia tan primaria como que el campo visual del hombre se ubique en una posición
superior.2 Pero las metáforas no tienen solamente fundamento experiencial, se sustentan
también en características biológicas del hombre, como expone Turner (1991: 74-80). Somos
seres, dice el autor, bilaterales y simétricos; nuestro cerebro está dividido simétricamente en
hemisferio derecho y hemisferio izquierdo, distinguimos en nuestro cuerpo parte frontal y
posterior, extremidades inferiores y superiores, tenemos dos brazos (uno a cada lado), dos
piernas, dos ojos, dos orejas, y a través de estos órganos interactuamos con el mundo.
Comprender esta estructura es fundamental para entender la manera en que nos desplazamos
en el mundo y para explicar la existencia de METÁFORAS ORIENTACIONALES como FUTURO ES
ADELANTE, PASADO ES ATRÁS, BUENO ES ARRIBA, MALO ES ABAJO.
Por otra parte, el fenómeno cognitivo de la metáfora no es más que una extensión de la
categorización conceptual humana, explicada por la teoría de la categorización o la teoría de
los prototipos. Según esta teoría, afirman Cuenca y Hilferty (1999: 39), "las categorías se
forman por la intersección de una o varias propiedades típicas que tienden a coincidir, aunque
dicha coincidencia no sea estrictamente necesaria". De modo que las metáforas –y también las
metonimias– son el resultado de las múltiples posibilidades asociativas de las categorías
conceptuales. Esta concepción de la metáfora como un hecho cognitivo que de manera natural
corresponde con las capacidades humanas ejercidas a diario facilita entenderla como un
fenómeno de la vida cotidiana, no como un asunto célebre concerniente exclusivamente al
ámbito de la escritura literaria.
En el análisis del corpus de este trabajo me empeño en demostrar que los sentimientos,
aunque sean realidades de notable abstracción, se conceptúan y se metaforizan desde
dominios concretos de experiencias corporales, particularmente desde experiencias
sensoriales (ver, oír, sentir) y experiencias relacionadas con el espacio. En una segunda parte,
me interesa validar, desde la teoría, el papel del sistema sensoriomotor en la construcción de
conceptos, en este caso relativos a la vida sensitiva. Finalmente, quiero discutir sobre la
conveniencia de clasificar o no los sentimientos –o, por extensión, cualquier otra realidad
cognitiva– como racionales/irracionales o instintivos/ no instintivos.
En varios apartes, Lakoff y Johnson (1999: 45-48, 57-58) insisten en que la metáfora es un
mapa conceptual de dominios cruzados. En el ámbito de las experiencias subjetivas se
establecen unas relaciones de entrecruzamiento entre los dominios de la experiencia sensitiva,
que son el dominio destino de las metáforas de sentimientos, y dominios de experiencias
corporales, que son el dominio de origen. Cuenca y Hilferty (1999: 98-105, 121) nos muestran
que éste es el resultado común del procedimiento cognitivo de la metáfora, en el cual
utilizamos los dominios más concretos y accesibles a nuestra experiencia cotidiana para
comprender dominios de experiencia más abstractos, menos accesibles a nuestra cognición,
que se perciben como más inasibles e intangibles. En los siguientes ejemplos se muestra cómo
nuestros informantes expresan los dominios de las experiencias sentimentales en términos de
dominios de experiencias físicas o corporales:
(3). Bueno, la experiencia más importante de mi vida está ligada a un momento muy especial
a algo que es... muy bonito. Que fue un paseo que yo tuve a Boyacá [
] fue una experiencia
muy muy muy rica, más que todo por el clima y por la belleza de paisaje que estaba.
(4). mis hijos son preciosos, tuve también la oportunidad (de) de tenerlos joven y de
disfrutarlos, tuve la oportunidad de disfrutarles su niñez, de compartir mucho tiempo con ellos
en la casa y tener la experiencia de llevarlos a su colegio, de enseñarles las primeras palabras,
de enseñarles a coger un lápiz
en ha sido algo (o) pues rico.
Deslindar las entidades (experiencias, objetos, etc.) que producen una sensación o un
sentimiento, del sentimiento mismo o reacción que generan no parece tener más sentido que
para mostrar la insoslayable relación entre los sentimientos y las experiencias corporales o
perceptivas de cualquier naturaleza. En los siguientes ejemplos se observa que los
sentimientos mismos se perciben y, por ende, se metaforizan como entidades concretas:
(7). A ver, uno de los momentos más especiales de mi vida fue cuando conocí a mi novia, a
Melisa [
] la que me ha mostrado sus sentimientos a
cuerpo completo.
(8). el rector me pidió el favor de que si quería comenzara a organizar una pequeña
selección de fútbol [
] Este colegio nunca había tenido un equipo de fútbol, por lo tanto los
muchachos se entusiasmaron mucho [
] de verdad que fue algo que nos llenó de mucha
alegría.
(9). nosotros simplemente íbamos con las fuerzas, las ganas y la voluntad de querer dar lo
mejor de nosotros.
(10). Tengo muchos nervios, tengo mucha ansiedad, porque la carrera se acabó, Español ya
no existe.
En el ejemplo 8, la alegría se percibe como un objeto que se puede almacenar en las personas,
por lo cual LAS PERSONAS SON RECIPIENTES de sentimientos. En los ejemplos 6 y 10, LOS
SENTIMIENTOS SON OBJETOS QUE SE POSEEN; en el ejemplo 9, LOS SENTIMIENTOS SON
OBJETOS QUE SE CARGAN y que se pueden entregar; y en el ejemplo 7, que se relaciona con la
metáfora de personas recipientes de sentimientos, LOS SENTIMIENTOS SON OBJETOS
VISUALES que se pueden sacar y mostrar, dejar ver. Todas estas expresiones metafóricas se
sintetizan, entonces, en la metáfora ontológica LOS SENTIMIENTOS SON OBJETOS.
(11). otra de mis experiencias que me han llenado mucho es el hecho de haber podido
terminar mi carrera.
(13). A ver uno de los momentos más especiales de mi vida fue cuando conocí a mi novia, a
Melisa [
] le entraron como las ansias de hablar y de vernos.
(14). entramos pocos equipos, nos vimos la cara con los equipos más duros, con los equipos
más difíciles; yo me llenaba de alegría, me llenaba de entusiasmo.
(15). Cuando llegamos a los cuartos de final, nos llenamos de una gran emoción.
(16). nos tocó enfrentar a uno de los equipos más fuertes de Manizales: el ColCristo, para
ello nos preparamos bastante, nos llenamos de mucho valor y sobre todo de una actitud
positiva.
(17). nos tocaba la final con el equipo Universitario, nosotros estábamos llenos de emoción.
(20). a mí me llena eso, ver que listo, ella ya siente que eso es lo de ella.
En el ejemplo 12, el cariño se percibe como una sustancia que se puede implantar y hacer
crecer en el cuerpo, igualmente en el decimotercer ejemplo, las ansias se perciben como una
sustancia que se deposita en el cuerpo. En los ejemplos 18 y 19, los sentimientos son
sustancias que, depositadas en el cuerpo, fluyen dentro de él y pueden subir y bajar. En todos
estos ejemplos, pero especialmente en los numerales 11, 14, 15, 16, 17 y 20, los sentimientos
se perciben como sustancias que se propagan en el cuerpo libremente hasta llenar el
recipiente que los contiene: la persona. Por eso los informantes hacen referencia a los
sentimientos como realidades que los ocupan, los habitan, los llenan, se almacenan
totalmente dentro de ellos. En todas estas expresiones metafóricas subyace, en consecuencia,
la metáfora ontológica LOS SENTIMIENTOS SON SUSTANCIAS.
(21). el hecho de haber tenido a mis hijos ha sido una experiencia grande porque (ee) pues
esa dicha no la tenemos todas las mujeres.
(22). Entonces mi susto fue inmenso porque pues yo era la niña consentida.
(23). en el momento pasaron muchas cosas: no tenerlo, tenerlo, darlo en adopción, ehhh,
irme para donde mi tía y tenerlo por allá donde nadie se diera cuenta y que mi tía me guardara
el secreto y regalárselo a ella, o sea tanto pasó por allá pero no, el sentimiento de mamá es
muy grande, y no, decidimos que íbamos a tenerlo.
(24). era la maravilla más grande tener mi bebé entre mis brazos.
(25). nos declararon a nosotros campeones este año, fue una gran felicidad.
(28). estaba un poquito nerviosa, sin embargo, pues... estaba muy feliz porque sabía que
todo iba a salir bien.
(29). la parte sensible, la parte sentimental de cada persona, eso tiene que que también
estar equi... equilibrado.
(31). quiero estar en el momento indicado para la persona indicada en otro lugar, en otro
momento, y tal vez eso lo engrandece a uno como persona, como ser humano.
(33). fue algo que nos llenó de mucha alegría, ver cómo el proceso iba evolucionando,
íbamos creciendo día a día.
En estos y otros ejemplos hemos insistido en las experiencias sensorialesn y epistémicas con
las que se relacionan repetidamente los sentimientos. Con frecuencia aparecen en los
enunciados de los informantes predicados cognitivos cuando aluden a los hechos que
provocan o que provocaron en ellos emociones. En las muestras de habla recogidas, se
observan estos predicados en un uso aliterado de verbos de percepción y de conocimiento.
Cuenca y Hilferty (1999: 168-169) se refieren también, entre otros autores, a procesos de
metaforización con verbos de percepción, aunque entendemos la dificultad que representa la
inferencia de metáforas a partir de dichos predicados, que bien podrán ser las mismas
metáforas que ya se analizaron. Obsérvense los ejemplos:
(36). ya cuando desperté fue algo muy bonito, fue algo realmente maravilloso, porque
cuando abrí los ojos veía como si tuviera los lentes de contacto, o como si tuviera gafas.
(37). mi mamita pues estaba conmigo pero igual como que no me quería ni ver.
(38). Lo más importante fue cuando ya a punto del bajarnos del bus vimos un... puente y
empezamos a ver cantidad de agua la represa del Chivor Entonces al bajarnos del bus... el
segundo impacto fue el clima porque no es ni frío ni caliente sino es una temperatura que tu
cuerpo se siente.. muy muy muy a gusto. Es en bajada la carretera de entrada a la finca. Y uno
mira hacia el frente y ve dos montañas. Entonces uno ve como hacia el centro de las montañas
donde está la laguna, la represa. Entonces es como de película.
(39). fue algo que nos llenó de mucha alegría, ver cómo el proceso iba evolucionando.
(40). Cuando llegamos a los cuartos de final, nos llenamos de una gran emoción de sentir
que habíamos empezado de abajo y que ya íbamos a llegar a la cumbre.
(41). el hecho de verla crecer, de verla junto a mí, cuando se duerme, cuando se levanta, o
sea son tantas cosas, tantos detalles que lo enamoran a uno todos los días, todos los días uno
aprende de ella.
(42). eso también fue un susto fue impresionante: ver ese bebé muerto y saber que se
estaba moviendo.
(43). observar ese entorno, todo eso, todo lo que él hacía, las negociaciones, desde la
compra de materiales eh... fabricarlo, venderlo, todo eso me parecía como mágico.
(44). me di cuenta que así hubiera sufrido y así mi mami no lo quisiera ni nada, era la
maravilla más grande tener mi bebé entre mis brazos.
(46). lástima que no haya conocido pues ese espacio antes de que
pues por lo menos en
tercer semestre.
(47). Con el paso del tiempo, pues fuimos haciendo una relación muy chévere con el niño y
conocí a la mamá, entonces, pues la mamá me, me impactó desde el primer instante en, en el
que la conocí. Eee, empezamos a salir, empezamos, pues primero fue a conocernos, a hablar;
ella inicialmente era muy, muy tímida y muy seria [
] Eee, y entonces me empecé como a
enamorar, digo yo, de, de aquella mujer que conocí.
(48). recuerdo esos momentos, que nunca se me va a olvidar, el dolor, la cara de dolor que
tenía mi mujer pidiendo anestesia mientras rezaba la novena.
(49). es chévere saber que uno hace un buen trabajo, es gratificante ver que la gente
necesitó de uno y uno le pudo brindar lo que ellos necesitaban.
(50). A ver uno de los momentos más especiales de mi vida fue cuando conocí a mi novia, a
Melisa [
] le entraron como las ansias de hablar y de vernos.
(51). el hecho de haber tenido a mi hija significa para mí mucho, puesto que ehh bueno, de
una u otra forma cambió mi vida, cambió muchas cosas en mí.
(52). ya todo el proceso de la luna de miel y empiezas a vivir otro mundo completamente
diferente, compartiendo con tu pareja.
(53). al otro día ya estaba caminando, no me dolía nada, dormí súper bien esa noche y no
tuve ningún inconveniente.
(54). tal vez eso marcó mi vida en muchas circunstancias, tal vez eso es lo que a uno le
transforma, le hace trascender.
(55). Fue el momento más importante de mi vida porque ese momento cambió mi vida, la
partió en dos, es decir cambió por completo mi, mi vida, mi forma de sentir, mi forma de, de
ver el mundo, de sentir las cosas.
Hasta aquí la argumentación sobre la estructuración del lenguaje y del pensamiento por
nuestro sistema sensoriomotor ha estado centrada en lo sensorial. Si bien lo motor y lo
sensorial están estrechamente unidos, en lo motor se distinguen claramente relaciones
espaciales conceptuales: posiciones, ubicaciones, movimientos, desplazamientos. Para abordar
la temática, en este artículo nos concentraremos solamente en las posiciones relativas de un
objeto con respecto a otro en términos de contacto y de cercanía/distancia en los
desplazamientos. En las siguientes expresiones metafóricas se ejemplifica la alusión de los
informantes a sus experiencias emotivas en términos de contacto/ no contacto y
cercano/distante.
(56). La, la responsabilidad que yo asumí de un, yo era un soltero pues que trabajaba para
comprarme mis cosas y para salir con mis amigos los viernes, a trabajar para tener que pensar
en que tengo que colaborar con el arriendo, con el mercado, efectivamente trascendió y, y
tocó a, lo más profundo de mis, de mis fibras.
(57). Finalmente empecé a tener un gran amor hacia los deportes, especialmente el fútbol y
solía dormir con mi pelota de fútbol y vestir casi diariamente el uniforme del equipo de
Millonarios.
(59). A ver uno de los momentos más especiales de mi vida fue cuando conocí a mi novia, a
Melisa [
] nos hemos congeniado muchísimo [
] nos comp... nos hemos compenetrado
mucho.
(60). el momento más importante fue... mm... eh... mi viaje a Inglaterra [
] de alguna
manera yo me sentí que estaba vinculado al mundo.
(61). Eee, con el paso del tiempo la, pues la relación se fue, se me fue volviendo como más
cercana, a tal punto que yo los visitaba en la casa, iba a dialogar con ella y con el niño.
(62). Con el paso del tiempo, las, las cosas pues fueron volviéndose cada vez más cercanas,
más cercanas, hasta que un día ella me invitó a tomarme un vino en la casa.
(63). eso marcó mi vida en muchas circunstancias y porque eso me hizo que yo me acercara
a la iglesia, que empezara a vincularme con un grupo de música, yo hice un ministerio de
música y estoy estudiando Ciencias Bíblicas y eso hace que uno, que uno se enriquezca
espiritualmente.
(65). El niño sí se relacionaba con él, pero también era una relación muy lejana.
En el ejemplo 56, el hablante metaforiza su sentimiento para indicar que se trata de un objeto
íntimo, que está dentro de él y que está en contacto con su ser. Haciendo referencia a su
relación sensitiva, el informante del ejemplo 59 alude a una especie de contacto químico en
que se concibe a los enamorados como sustancias que se mezclan. En los ejemplos 57, 58 y 60,
se expresa más un contacto físico, perceptivo: táctil en el 57, visual en el 58 y totalmente
tangible en el 60. En estos casos las expresiones no dejan de ser metafóricas: los novios no
quieren simplemente verse (verse en este contexto implica hablar, sentirse, etc.), un
aficionado, por más aficionado que sea, no se va con uniforme deportivo tan frecuentemente a
todas partes, una persona realmente no está conectada como aparato eléctrico al mundo. Los
ejemplos 61 a 65 denotan que los sentimientos generan sensaciones de proximidad o de
distancia: los sentimientos agradables –ejemplos 61 a 63– crean una relación de proximidad
entre los objetos del sentimiento y el generador del mismo; los desagradables –ejemplos 64 y
65– implican un distanciamiento o una distancia existente entre dichos entes. Del conjunto de
estas expresiones metafóricas se infiere la metáfora conceptual LOS SENTIMIENTOS SON
MAGNÉTICOS. Cuando la polaridad es negativa, es decir cuando el sentimiento es
desagradable, se repelen las entidades que experimentan dicho sentimiento; cuando es
positiva, es decir cuando son placenteros los sentimientos, dichas entidades se atraen,
generando acercamientos de distinto nivel, el contacto mismo o la compenetración.
Con fundamento en esta misma metáfora y en relación con la metáfora conceptual LAVIDAES
UN VIAJE5 y con la metáfora LOS ACONTECIMIENTOS SON OBJETOS QUE SE MUEVEN, descrito
en otro trabajo (Ramírez Cruz 2006: 17-18), el magnetismo de los sentimientos permite no
solamente que las entidades en ellos involucradas entren en contacto, sino también que quien
experimenta el sentimiento siga al objeto de su amor, que se conduzcan juntos por un camino
y se dirijan a un mismo destino. En los ejemplos 66 y 68, se muestra que por efecto del amor
los esposos caminan juntos, en contacto, hacia el destino de su viaje. En el ejemplo 67 se
sugiere que una experiencia concreta, que se relaciona por lo tanto con profundos
sentimientos, puede cambiar el rumbo del viaje. En el ejemplo 69 el informante alude a una
invitación a sus alumnos a seguir, por amor, a Dios, mientras en el ejemplo 70 hay un
movimiento de aproximación entre los seres que se aman:
(66). Pude ver que, que tengo muchísimas fortalezas al estar con una persona muy brillante
al lado y que yo también me considero con, con bastante estrella para que los dos salgamos
adelante poco a poco, soñando y y... disfrutando cada uno los momentos que estamos juntos
y... metiéndole muchísimo empuje a las situaciones, para que podamos más adelante tener
nuestros hijos.
(67). habrá muchas personas a las que sí les habrá marcado alguna experiencia que han
hecho que cambie de rumbo su vida, que escojan...eh... por otra senda.
(68). tener la oportunidad de conocer a mi actual esposo, es una persona íntegra y excelente
con la que he crecido como persona y que juntos hemos alcanzado algunas metas, otras que
no nos habíamos propuesto y otras futuras por las que estamos trabajando [
] tener una
pareja así estable y saber que es buena, es un apoyo es muy importante para uno cumplir
todas sus metas, entonces por eso me considero muy afortunada.
(70). Fue un momento muy bonito porque yo venía... digamos... yo, yo entraba por esa
puerta, estaba muy contento de entrar. Él venía hacia mí.
Comúnmente se dice de los sentimientos que son instintivos, que obedecen a intuiciones y que
son una realidad altamente incompatible con el pensamiento; como evidencia de esta
oposición algunos plantean una enemistad entre razón y corazón. Sin embargo, tanto el
conocimiento científico como el conocimiento emotivo ingresan a la razón por las mismas vías.
En español, sentimiento y sentidos son palabras derivadas del verbo sentir; tanto el
conocimiento científico como el conocimiento emotivo –así se mostró en el desarrollo de este
artículo– ingresan a la mente por la vía perceptual de los sentidos. Un astrónomo
inevitablemente tiene que observar (ver) los astros para construir sus hipótesis o para conocer
la realidad que le interesa, un biólogo tiene que hacer observaciones recurrentes de los seres
vivos y no solamente mirarlos, sino incluso intervenirlos, entrar en contacto con ellos
mediante el tacto, al igual que el médico con sus pacientes, y todos los demás científicos
tienen que hacer algún tipo de observación o, por lo menos, leer –esto es ver–. En síntesis,
tanto las experiencias afectivas –que no dejan de ser intelectivas–, como las experiencias
relacionadas con el conocimiento científico –que no dejan de ser afectivas–, tienen
fundamento en las experiencias sensoriomotoras y son en gran medida estructuradas por el
sistema sensoriomotor. Lo que varía es el grado de formalización de cada tipo de experiencia;
ambas son estructuradas en nuestros sistemas conceptuales.
3. CONCLUSIÓN
La razón no es una realidad abstracta, aislada en incógnitos rincones, desconectada en
absoluto de nuestras experiencias emotivas, sensoriales y motoras de la cotidianidad; no es
una realidad difusa separada de nuestro cuerpo, de nuestras emociones, de nuestros sentidos
y de nuestras experiencias con el mundo. La razón, como se concluye de la citada obra de
Lakoff y Johnson (1999: 4) y como he querido evidenciar en el artículo, es una realidad que
surge de la naturaleza de nuestros cuerpos, de nuestro cerebro y de la experiencia corporal
que tenemos con el mundo. La razón no es una realidad circunscrita al ámbito intangible de
nuestro cerebro. Está extendida, además, a todo nuestro cuerpo7 y, a través de los sentidos, al
mundo mismo. No es una entidad independiente que pueda actuar al margen del cuerpo,
necesita del cuerpo para ser, para razonar, para pensar, para percibir, para conceptualizar y
para expresar. La razón no es solamente formal y literal –aunque también–; es altamente
emotiva, metafórica e imaginativa. Más aún, los contenidos de la mente no son enteramente
conscientes y accesibles; Lakoff y Johnson (1999: 13) hacen referencia al sistema conceptual
inconsciente cuyas funciones son, en esencia, dar forma, como una mano oculta, a todos los
aspectos de nuestra experiencia. No existe, pues, ninguna experiencia que se escape a la
razón: sus contenidos son conscientes o inconscientes. Ordinariamente tenemos menor grado
de conciencia de las experiencias subjetivas –reflexionamos menos sobre ellas– y por eso,
entre otras razones, los sentimientos se han calificado de irracionales e instintivos.
De manera magistral, los autores (Lakoff y Johnson 1999: 22-36) ilustran cómo nuestro cerebro
y la estructura biológica de nuestros cuerpos intervienen en la incorporación de conceptos
como, por ejemplo, los colores y las relaciones espaciales. Los colores no son una realidad
externa como tal, son absorbidos por los conos pigmentados y bastones de los ojos y llevados
al cerebro, que los interpreta en complejas redes neuronales. Los colores, dicen los autores,
tampoco son realidades internas construidas arbitrariamente por el cerebro; las variaciones en
la cantidad y tipo de ondas luminosas hacen variar la interpretación de los colores –piénsese,
por ejemplo en las luces fluorescentes –, al mismo tiempo que órganos perceptuales distintos
traducen representaciones sensoriales diferentes: piénsese en los ojos de un gato, por
ejemplo. De igual modo, los sentimientos no son realidades psíquicas per se, se construyen a
partir de las experiencias con el mundo externo interpretadas especialmente por los órganos
de los sentidos y a veces se formulan como contenidos epistémicos: "saber que estás bien me
da tranquilidad".
En conclusión, los sentimientos no son más que una de nuestras múltiples realidades
cognitivas, con características específicas pero atravesadas, al igual que todas las demás, por la
razón. Los sentimientos, de manera ejemplar, nos permiten ilustrar la trilogía entre lenguaje,
pensamiento y experiencia porque se fundamentan evidentemente en la experiencia
sensoriomotora, son conceptos de gran abstracción y se expresan y representan
esencialmente a través de la metáfora.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
3. Lakoff, George y Mark Johnson. 1980. Metáforas de la vida cotidiana. Madrid: Cátedra.
[ Links ]
4. Lakoff, George y Mark Johnson. 1999. Philosophy in the flesh. New York: Basic Books.
[ Links ]
5. Lakoff, George y Mark Turner. 1989. More than cool reason. Chicago: The University of
Chicago Press. [ Links ]
6. Ramírez Cruz, Héctor. 2006. ¿Sedentarismo o nomadismo? Forma y Función 19. [ Links ]
7. Real Academia Española. 2003. [En línea]. Diccionario de la Lengua Española. Disponible en
http://www.es.encarta.msn.com [ Links ]
8. Soler, Sandra. 2004. Género y metáfora. Discurso y género en historias de vida. Bogotá:
Instituto Caro y Cuervo. [ Links ]
9. Turner, Mark. 1991. The study of English in the age of Cognitive Science. New Jersey:
Princeton University Press. [ Links ]
Notas:
4. El Diccionario de la Real Academia Española define este término como la acción y efecto de
disminuir el volumen de un cuerpo por medio de la presión.
5. Lakoff y Turner (1989) describen con amplitud ésta y otras metáforas ancladas en la
ideología de la cultura occidental. Igualmente Soler (2004) analiza esta metáfora en hablantes
de Bogotá. También aparece recurrentemente en el corpus de este artículo, según se
argumentó en Ramírez Cruz (2006).
7. Entiéndase la motivación del célebre título de la obra de Lakoff y Johnson (1999) Philosophy
in the flesh.
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