La Naturaleza de La Felicidad - Desmond MORRIS
La Naturaleza de La Felicidad - Desmond MORRIS
La Naturaleza de La Felicidad - Desmond MORRIS
Morris, quien para nada utiliza las teorías sobre la felicidad de los moralistas y la
Filosofía clásica o moderna, se sitúa en un espacio subjetivo. Frente a la filosofía
clásica, para la que la felicidad reside en la posesión o disfrute de un objeto o
estado tales que necesariamente habrían de hacer feliz a quien consiga alcanzarlos
-de ahí la pretensión de validez universal que subyace en las éticas de la felicidad-
1
.- Un pueblo de Wiltshire, en la campiña inglesa.
para Morris, como decimos, la felicidad es una cuestión subjetiva, ya que se trata de
un problema de adecuación a nuestro temperamento.
2
.- Aunque en este punto discrepamos, tanto de Tresguerres como de Morris, pues creemos que la idea de
felicidad es sumamente importante en filosofía (y no reducible al mero ámbito subjetivo-psicológico) , así
y todo, en nuestra opinión, resulta más interesante el artículo del primero, que el ensayo del segundo, ya
que contiene un amplio recorrido de las distintas posiciones sobre la felicidad, Vease: FERNÁNDEZ
TRESGUERRES, A.: “De la felicidad”, El Catoblepas 14 (abril 2003). Para negar la importancia
filosófica de la idea de felicidad Tesguerres se apoya en el docto Kant, al que seguidamente transcribimos
por su interés, como el comentario de Alfonso Fernández Tresguerres: “«Ser feliz –escribirá Kant– es
necesariamente la exigencia de todo ente racional, aunque finito, y, en consecuencia, inevitable
motivo determinante de su facultad apetitiva (..) o sea, algo que se refiere a un sentimiento de
placer o dolor que subjetivamente sirve de fundamento, y mediante él se determina lo necesario
para estar contento de su estado. Pero precisamente porque este motivo determinante material sólo
empíricamente puede ser conocido por el sujeto, es imposible considerar este problema como una
ley, porque ésta, como objetiva, debe contener en todos los casos y para todos los seres racionales
exactamente el mismo motivo determinante de la voluntad, pues aunque el concepto de felicidad
sirva siempre de fundamento a la relación práctica de los objetos con la facultad apetitiva, no es
más que el título general de los motivos determinantes subjetivos y no determina nada específico
(...) En efecto, dónde haya de poner cada cual su felicidad, depende en cada uno de su particular
sentimiento de placer y dolor, y aun en un mismo sujeto, de las necesidades provenientes de las
modificaciones de este sentimiento». La felicidad es, pues, relativa –señala Tresguerres- por partida
doble: lo es cuando se considera sujetos distintos, que podrían colocar su felicidad en cosas
diferentes (y aun opuestas); pero lo es también referida al mismo sujeto, porque nadie puede estar
enteramente seguro de que aquello en lo que hoy cifra su felicidad continuará haciéndole
igualmente feliz en el futuro, para ello sería preciso, como observa Kant, ser omnisciente. Algo
que, además de ser cierto, recuerda aquel viejo proverbio oriental: piensa muy bien lo que deseas,
no vaya a ser que te sea concedido."
Más curioso nos parece el análisis que hace de la felicidad masoquista que,
sin decirlo explícitamente, considera una desviación evolutiva, en la que incluye
también al fanatismo puritano (p.73 y ss.).