La Construccion Del Imaginario Sexual
La Construccion Del Imaginario Sexual
La Construccion Del Imaginario Sexual
IMAGINARIO SEXUAL EN
LAS PERSONAS JÓVENES
LA PORNOGRAFÍA
COMO ESCUELA
CONSTRUCCIÓN DEL
IMAGINARIOSEXUAL EN
LAS PERSONAS JÓVENES
LA PORNOGRAFÍA
COMO ESCUELA
MARÍA RODRÍGUEZ SUÁREZ
PRÓLOGO:
Benito Aláez Corral
Catedrático de Derecho Constitucional
de la Universidad de Oviedo
ILUSTRACIONES:
María Rodríguez Suárez
@rizomasexología
DISEÑO Y MAQUETACIÓN:
Studio Llunik
@Studio.Llunik
CORRECCIONES:
Alejando Álvarez Ordóñez
Iván Gómez Beltrán
DEPOSITO LEGAL:
AS 02215 - 2020
10 x 6 cm
Quienes conocemos a María Rodríguez Suárez difícilmente podríamos afirmar qué fue primero, si su interés
por el estudio de la pornografía, los años como mediadora y educadora sexual con personas jóvenes en
centros educativos o su militancia feminista. El resultado de esa interacción y otras confluencias de esta
sexóloga y doctora en género y diversidad la convertían, sin duda, en una voz autorizada y la persona idónea
para desarrollar un proyecto de estas características.
10 x 6 son los centímetros de cada una de las pequeñas cartulinas en las que miles de jóvenes –en los mo-
mentos de privacidad que permite el trabajo en las aulas de Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO) en las
que se desarrolla el programa “Ni ogros ni princesas”–, escriben de forma anónima las dudas o preguntas
que no se atrevieron o no quisieron realizar de viva voz ante la presión de la mirada colectiva. El análisis
durante años de su contenido, además de la experiencia en las aulas, nos sirvió para cerciorarnos de la
omnipresencia de la pornografía en la construcción del imaginario sexual de las personas jóvenes y de la
necesidad de construir un discurso alternativo que contrarreste la visión distorsionada de la sexualidad que
nos ofrece.
La autora comienza mostrándonos la contundencia de las cifras del tráfico de pornografía en Internet y la fa-
cilidad de acceso a la misma con independencia de la edad, datos que nos sitúan desde un primer momento
en la comprensión del por qué el porno es uno de los principales educadores sexuales de la juventud. Cómo
jerarquiza y normaliza las prácticas y las relaciones entre los cuerpos, qué visión ofrece de la sexualidad,
cómo influye en la normalización de prácticas de riesgo, de qué manera escenifica la violencia sexual a
través de los roles sexuales en función del género o cómo privilegia el deseo masculino heterosexual frente
a la diversidad sexual. Resulta nuclear también, para quien trabaje con adolescentes en la prevención de
agresiones sexuales, el apartado dedicado al consentimiento en la pornografía, donde se nos explican los
riesgos de naturalizar la insistencia como método para que uno “no” acabe siendo un “sí”. Finalmente, in-
cluye un interesante anexo donde se aclaran algunas de las categorías pornográficas más populares.
Este material ha sido concebido para que personal docente, sanitario, familias y administraciones reflexio-
nen sobre la necesidad de que la educación sexual sea la alternativa sí o sí a los mensajes que presenta
la pornografía; por ello, se incluye una unidad didáctica con propuestas y herramientas que nos permitan
repensarla críticamente en el aula, en casa, en espacios de educación no formal…
A modo de agradecimiento, quisiéramos destacar el papel que han jugado las mediadoras y los mediadores
juveniles, comprometidos con el Conseyu de la Mocedá del Principáu d´Asturies y con los consejos locales
de juventud para intentar acercar la educación sexual a las aulas. Suyo es el mérito por las horas dedicadas,
los kilómetros recorridos y la ilusión puesta en la tarea.
Anexo 3. Biblografía........................................ 73
Prólogo
Cuando desde el Consejo de la Juventud del Principado de Asturias me pidieron que prologara esta guía,
me pareció una magnífica oportunidad para contribuir, aunque sea muy modestamente, a la tarea de la
educación cívica a la que ya de por sí contribuye esta guía.
En efecto, la sociedad en general, y los sujetos que participan en el proceso educativo en particular, deben
ser conscientes de que la educación sexual es una parte importante de la educación que como ciudadanos
presentes y futuros deben recibir nuestros niños y niñas. No solo porque la sexualidad es un elemento de
nuestra personalidad a cuyo libre desarrollo debe contribuir la educación, sino también porque, como pone
de relieve esta guía, la pornografía actúa como una “mala” escuela de sexualidad y civismo entre nuestros
adolescentes que, al consumirla, perpetúan y amplifican estereotipos sociales de dominación y desigualdad
en las antípodas de una educación en los valores democráticos de convivencia y en el respeto a los derechos
y libertades individuales como prescribe el artículo 27.2 de nuestra Constitución.
En contra de lo que muchos piensan y pretenden imponer con absurdas y peligrosas imágenes icónicas
como la del “pin” parental, la educación sexual es una responsabilidad compartida de las familias y la so-
ciedad, y no es solo una cuestión privada intra-familiar. Lo privado, en este caso, se convierte en algo de
trascendencia pública en la medida en que es necesaria para la educación de nuestros niños y niñas en
los valores cívico-constitucionales antes mencionados. Así lo ha establecido nuestra legislación educativa
desde hace ya más de una década al introducir en el currículo de las enseñanzas obligatorias, a la par que
se legislaba sobre igualdad de género, la educación afectivo-sexual. Y ello, tal y como razonó ya en 1976 el 09
Tribunal Europeo de Derechos Humanos en su Sentencia Kjeldsen y otros contra Dinamarca, no vulnera el
derecho de los padres a elegir la formación moral para sus hijos que esté de acuerdo con sus convicciones,
siempre que, como es el caso de esta guía, dicha educación se dirija a proporcionarles una información
científica, objetiva, y por tanto mejor y más correcta que la que adquieren informalmente sobre la sexua-
lidad, en este caso a través de la pornografía que consumen cada vez a edades más tempranas a través de
los dispositivos de comunicación móviles.
No hay razón, pues, para que no se cumpla lo que está previsto en la ley y para que los docentes contribu-
yan con los contenidos de la educación afectivo-sexual al libre desarrollo personal de sus educandos, así
como al aprendizaje de la convivencia democrática y respetando la igualdad y demás derechos individuales
también en esta faceta de su personalidad. Ni lo sensible de la materia, ni la falta de tiempo durante el curso
escolar o de preparación específica para su impartición por los docentes son argumentos válidos para dejar
de enseñar lo que por mandato de la ley democrática debe ser enseñado.
Esta guía viene, precisamente, a ayudar en esa tarea de formación específica, para que quienes tienen la
responsabilidad directa o delegada de impartir esas enseñanzas sobre sexualidad lo hagan como se debe:
con objetividad, con rigor científico y con racionalidad. Ojalá haya más iniciativas como ésta y la guía tenga
el uso y difusión que por su valor esencial e instrumental se merece.
La pornografía
como escuela
_
La llegada de Internet a los hogares ha supuesto te hacerse una idea de las dimensiones de este
un gran impulso para la visibilidad e influencia so- negocio. En 2019 recibió 42 billones de visitas,
cial de la pornografía, cambiando por completo la 115 millones de visitas al día. Cada minuto recibe
naturaleza del fenómeno (Barba y Montes, 2007). 80.032 visitas, 77.861 búsquedas y 219.985 vistas
Hoy en día, la industria pornográfica es una de las de video, y se cargaba un promedio de 2,8 horas 13
más rentables a nivel mundial. Con producción y de contenido. Concretamente, nuestro país ocupa
distribución constante en prácticamente todo el el puesto número 12 en el ranking de consumo
mundo, ofrece multitud de contenidos a los que global de pornografía en la red. Si prestamos aten-
acceden, a cada segundo, millones de personas ción a cómo se accede a esta pornografía, las esta-
a través de la red. Las dimensiones de la oferta dísticas dicen que principalmente se hace a través
son ilimitadas porque los videos no se sustituyen, del móvil: el 76,6 % se hace desde smartphones,
sino que se acumulan cada vez más. Además, no frente al 16,3 % desde ordenadores y el 7,1 % des-
encontramos pornografía única y exclusivamente de tablets (Pornhubinsights, 2019). Teniendo en
cuando queremos acceder a ella, ya que cualquier cuenta estos datos, y que son las personas ado-
sitio web puede contenerla en forma de banners, lescentes y jóvenes las principales usuarias de los
publicidad o enlaces engañosos. Internet posi- servicios que ofrece Internet, podemos intuir que
bilita así un acceso universal e inmediato a una también son ellas las que más porno consumen:
pornografía variada y disponible veinticuatro el 61 % del consumo es de personas entre 18 y
horas al día con tan solo hacer un clic. En muchas 34 años (Pornhubinsights, 2019). Además, debe-
ocasiones, esta pornografía es gratuita, gracias a mos ser conscientes de que para ingresar en las
la publicidad que contienen la mayoría de webs páginas pornográficas solo hace falta confirmar
porno. que somos mayores de dieciocho años y que el
consumo comienza mucho antes.
PornHub, el único portal de distribución mun-
dial gratuita de videos pornográficos que realiza Hoy en día, sabemos que las edades de inicio de
informes públicos de su actividad anual, permi- consumo de pornografía son muy reducidas. El
último estudio, publicado por la ONG en favor de rio tener en cuenta que también se ha converti-
la infancia Save the Children, señala que el 53,8 do en uno de los principales lugares en los que
% de las personas encuestadas ha accedido por las personas más jóvenes, desde la intimidad e
primera vez a la pornografía antes de los 13 años, inmediatez que proporciona la red, buscan infor-
y un 8,7 % antes de los 10 años. Sitúa, así, la edad mación relacionada con la sexualidad, dados los
media en torno a los 12 años, antes de los 12 años escasos recursos educativos que normalmente
para los chicos y los 12 años y medio para las chi- tienen a su disposición, tanto en el plano escolar
cas (Sanjuán, 2020). La familiaridad con el uso de como familiar. En el estudio “Nueva pornografía y
Internet ha facilitado esta situación. Por esa razón, cambios en las relaciones interpersonales”, en el
al igual que hablamos de “nativos digitales” para que se analizan las dimensiones y características
referirnos a las personas que han nacido y crecido del impacto de la pornografía en Internet sobre
con acceso a Internet, algunos estudios comien- adolescentes y jóvenes en el Estado español, un
zan a denominar a esta generación también como 15,5 % de las personas encuestadas reconocen no
“porno-nativa”: jóvenes que han crecido con ac- haber recibido nunca educación afectivo-sexual y
ceso instantáneo a grandes portales de porno un 14,6 % no contesta a esta cuestión, lo que pue-
en Internet y que acceden antes a la pornografía de incrementar este porcentaje. Además, solo un
audiovisual que a su propia sexualidad (Iglesias y 21,9 % manifiesta haber recibido esta formación
Zein, 2018). Una generación cuyas prácticas, gus- y reconoce que fue satisfactoria para contestar a
tos y preferencias sexuales tienen que ver más sus preguntas, curiosidades e intereses. Cuando
con las experiencias observadas en el porno que se les pregunta sobre las alternativas para resol-
con las experiencias vividas. ver estas dudas, las respuestas son las amistades
14 (72,8 %) e Internet (69,1 %), que aparece como
El visionado de porno por parte de las personas un agente con una importancia indiscutible (Ba-
jóvenes es, además, frecuente: el 68,2 % de ado- llester y Orte 2019: 26-28). En este sentido, algu-
lescentes ha visto pornografía en los últimos 30 nos estudios afirman que Internet ha modificado
días, llegando a consumir los chicos el doble que la influencia que siempre ha tenido el grupo de
las chicas (81,6 % y 40,4 % respectivamente). Ellos iguales en la obtención de información respecto
confirman buscar porno casi a diario, mientras a la sexualidad, porque ahora son las amistades
que ellas expresan variaciones entre el consumo las que funcionan como el agente que recomien-
semanal o mensual (Sanjuán, 2020: 27). Lo que da los vídeos o páginas pornográficas adecuadas
está claro es que conviven con la pornografía co- (Ballester, Orte y Pozo, 2014; Ballester y Orte
tidianamente, accediendo a ella a través de web 2019). Así, se accede a la pornografía a partir de
gratuitas con sus teléfonos móviles y en la intimi- búsquedas sencillas y recomendaciones directas
dad. del grupo de iguales, siendo esta “la principal vía
por la que se tiene contacto con la pornografía”
Cabría preguntarse entonces ¿cómo influye la (Sanjúan 2020: 23).
pornografía en la construcción y el desarrollo de
las sexualidades de estas personas jóvenes?, ¿qué Los motivos que se destacan como relevantes para
expectativas, deseos y subjetividades produce?, consumir pornografía entre las personas jóvenes
¿qué impacto está teniendo en sus relaciones encuestadas son: en primer lugar, para mastur-
interpersonales? barse (43,9 %) y, en segundo lugar, por curiosidad
(40,4 %), siendo el tercer motivo aprender sobre
A pesar del carácter masturbatorio con el que sexo (25,4 %) (Ballester y Orte 2019: 33). Al pre-
se produce la pornografía comercial, es necesa- guntar específicamente por la pornografía como
fuente de aprendizaje, el 40 % la reconoce como tal (Sanjúan 2020:
61). Gracias al contacto con el alumnado de secundaria a través
del programa de educación afectivo-sexual “Ni ogros ni princesas”,
promovido por las Consejerías de Salud y de Educación del Princi-
pado de Asturias y la Dirección General Igualdad, hemos podido
obtener algunos datos sobre por qué consumen pornografía los
y las jóvenes de entre 15 y 16 años, siendo las respuestas más
frecuentes similares a las que presenta este estudio. En primer lu-
gar, explican que ven porno para excitarse y masturbarse. En se-
gundo lugar, por curiosidad, frente al tabú que sigue suponiendo
el sexo en sus entornos cotidianos, y, en tercer lugar, para apren-
der, tanto de prácticas sexuales como de anatomía, muchas veces,
con el objetivo de poder satisfacer mejor a sus parejas. En este
sentido, podemos observar que el porno está funcionando como
uno de los principales educadores sexuales de la juventud, quien
cree encontrar en las producciones pornográficas soluciones a las
numerosas dudas que les asaltan y que nadie resuelve.
La pornografía
ofrece una El problema es que hemos convertido al porno en una escuela
que actúa de forma pedagógica enseñándonos cómo tener sexo,
visión con quién, en qué situaciones, en qué lugares, con qué partes del
completamente cuerpo o para qué. El porno naturaliza y normaliza unos tipos de
15
distorsionada prácticas, de cuerpos, de relaciones e imaginarios simbólicos car-
de la gados de estereotipos, lo que acaba generando una visión com-
pletamente distorsionada de la sexualidad humana. Sin embar-
sexualidad go, casi la mitad de adolescentes (48 %) lo validan como fuente
humana de aprendizaje sobre sexualidad (los chicos un 12 % más que las
chicas) y para el 30 % es la única fuente de información (Sanjúan
2020: 65). Nuestra labor será, por tanto, la de enseñar y facilitar el
camino para desaprender lo aprendido, desmitificar la información
que ofrecen las narraciones pornográficas y ayudar a filtrarla críti-
camente a través de una educación sexual de calidad.
Hoy en día, la pornografía se ha convertido en la les? ¿Qué se puede hacer? ¿Qué partes
principal herramienta de producción de imagi- del cuerpo se deben estimular y cómo
narios sexuales colectivos y, por lo tanto, funcio- se hace? ¿Qué accesorios puedo o debo
na como una ficción naturalizada que cataloga, utilizar (ropa, lubricantes, juegos, etc.)?
define y regula los cuerpos, las identidades y las ¿Cómo es la respuesta que se espera de un 17
eróticas contemporáneas. Sus discursos influyen hombre o de una mujer (sonidos, frases,
en la forma en la que se entienden las prácticas caricias, rudeza vs. suavidad, intensidad
eróticas, la corporalidad, las relaciones, los afec- aceptable, etc.)? ¿Cuánto dura una rela-
tos, las posiciones diferenciadas de los géneros, ción aceptable?” (2014: 172).
los deseos y los placeres. El porno establece qué
Partiendo de estas preguntas, podemos observar
es lo “normal”, lo deseable y lo que se espera de
que las dudas que se pretenden resolver tienen
las personas como sujetos sexuales.
que ver tanto con conocimientos corporales y
En el artículo “Estudio de la nueva pornografía técnicas sexuales, como con pautas de compor-
y relación sexual en jóvenes” (Ballester, Orte y tamiento erótico y expectativas acordes con el
Pozo, 2014) se detallan algunas de las cuestiones género. Por esta razón, vamos a analizar qué res-
que más inquietan a las personas jóvenes en el puestas está ofreciendo el porno como sistema de
proceso de descubrimiento y formación de su se- representación sobre estas cuestiones.
xualidad y cuyas respuestas pretenden buscar en
la pornografía: 1.1 EL GUIÓN
PORNOGRÁFICO
“¿Cómo se inicia una relación sexual?
¿Cuáles son los preliminares aceptables y Una de las principales características de la porno-
efectivos? ¿Cómo se puede crear un am- grafía contemporánea es que ofrece una amplia
biente adecuado? ¿Cómo son los cuerpos, oferta de prácticas eróticas, así como mayores
en detalle? ¿Qué prácticas son habitua- detalles asociados a la conducta sexual, al tiem-
po que produce una reducción de las relaciones petitivo de cómo deben relacionarse los cuerpos
interpersonales, la corporalidad o el placer (Ba- que reproduce el porno hegemónico se centra en
llester y Orte 2019: 63). En primer lugar, se ca- mostrar sistemáticamente a hombres penetrado-
racteriza por el esquematismo psicológico de los res y mujeres penetradas a través de diferentes
personajes, quienes se convierten en puras abs- posturas, muchas veces acrobáticas, que depen-
tracciones sin personalidad, y por la pobre cali- den más de las necesidades de hacer visible esta
dad formal de sus guiones y argumentos (Acosta acción frente a la cámara que del propio placer
de Arriba, 2011: 29). El porno simplifica los pro- o necesidades sexuales de las actrices y actores
cesos de seducción, los diálogos y las demandas participantes (Gubern, 2005) 1 .
expresadas durante cualquier encuentro erótico,
ciñendo las relaciones de los personajes a las dife- Este guion pornográfico, que centra y reduce los
rentes prácticas que realizan y omitiendo toda la encuentros eróticos a lo genital y, sobre todo a la
parte comunicativa, afectiva y emocional. penetración, y cuyo desenlace es el orgasmo, está
profundamente arraigado en el imaginario de
En segundo lugar, a través del encuadre de cá- las personas jóvenes y es entendido como la for-
mara, la pornografía produce una fragmentación ma correcta de llevar a cabo una relación sexual.
absoluta del cuerpo, simplificando y reduciendo Cuando preguntamos al alumnado qué entienden
la sexualidad a la genitalidad. Los cuerpos, la to- por “sexo”, la respuesta más frecuente suele ser
talidad de la piel como órgano de placer, quedan “follar” y cuando profundizamos sobre qué es “fo-
reducidos así a penes, vaginas, anos y bocas que llar” el esquema que reproducen se parece bas-
interactúan entre sí de diferentes formas, en un tante al que representa la pornografía. En primer
primerísimo plano. Es curioso que esta forma de lugar, señalan que existen una serie de “prelimi-
18 representar la sexualidad recibe en el argot por- nares” o “entremeses” (tocamientos, masturba-
nográfico el nombre de “medical shot” (plano mé- ciones, sexo oral) que anteceden a lo que de ver-
dico, en inglés), que indica el gusto por este tipo dad es follar: la penetración (“el plato principal”).
de mirada genital y clínica del sexo, similar a la Además, se entiende que el fin último es llegar al
que tendría un o una profesional de la ginecolo- orgasmo (“el postre”). Se tiene así una visión miti-
gía o la urología (Giménez, 2007: 145). También ficada de la sexualidad donde lo importante es lo
es necesario tener en cuenta que, a pesar de genital, sus tamaños y funcionalidades.
mostrar prácticas muy variadas, las historias sue-
len reproducir un modelo sexual coitocéntrico y También es necesario tener en cuenta que, a pe-
finalista, centrado en el orgasmo. La mayoría de sar de representar este tipo de sexualidad basada
las representaciones pornográficas reproducen
un esquema narrativo concreto. El inicio sue-
le consistir en la presentación superficial de los 1
Un dato curioso sobre la influencia que
personajes, quienes rápidamente inician los mal tiene esta forma de representación porno-
llamados “preliminares” (incluyen tocamientos, gráfica en el imaginario colectivo es que la
sexo oral, masturbaciones, juegos de poder, etc.). depilación genital femenina se popularizó
El nudo suele ser la penetración (pene-vagina/ con el porno de los años noventa con la
pene-ano), la cual se convierte en la parte con intención de conseguir una visión más
más peso de la narración. Por ultimo, el desen- epidérmica de la penetración, al haber
lace suele corresponderse con la eyaculación ausencia de vello. Hoy en día, esta práctica
masculina, normalmente fuera del cuerpo, en está completamente normalizada, incluso
pechos, cara o boca. Este esquema cerrado y re- hasta convertirse en una exigencia social.
en el contacto pene-vagina-ano-boca, no es nada la funcionalidad de su pene: la duración de la
frecuente que los actores y actrices usen protec- erección y el control eyaculatorio. Es curioso, por
ción. Esto influye en la normalización de prácti- ejemplo, que los rostros de los actores no apare-
cas de riesgo, es decir, aquellas que pueden tener cen siempre frente a la cámara, lo que nos revela
un impacto negativo sobre la salud (Ballester, Orte que lo único verdaderamente importante son sus
y Pozo, 2014; Ballester y Orte, 2019). En la ma- penes 2 . En consecuencia, la única categoría por-
yoría de las narraciones pornográficas los actores nográfica que hace referencia a los cuerpos de los
no usan preservativo, lo que señala que su uso hombres en el porno hegemónico es la de “pe-
es innecesario, superfluo o poco importante para nes grandes”, siendo uno de los grandes tabúes,
evitar embarazos e infecciones de transmisión se- precisamente, los penes pequeños o flácidos. Los
xual (ITS). En ocasiones, incluso, prácticas como penes pornográficos siempre se muestran en
el sexo anal son presentadas como alternativas al posición erecta, ya que las elipsis narrativas y los
condón, lo que solo evitaría el embarazo, pero no distintos cortes temporales a través de la edición
el contagio de infecciones. Este imaginario afecta eliminan el estado natural de los mismos, gene-
a la visión que tienen las personas jóvenes sobre rando unas expectativas muy difíciles de cumplir
el preservativo: si bien tienen claro que es im- respecto a la duración de las erecciones.
portante para disfrutar de encuentros seguros,
lo siguen percibiendo como algo que resta placer
o algo incómodo, que “corta el rollo” durante el
encuentro erótico. Así, sabemos que “el 46,1 %
de adolescentes no utiliza siempre métodos de
protección, y el 13,7 % no lo hace nunca o casi
nunca” (Sanjuán 2020: 46). En este sentido, será
19
necesario hacer una pedagogía en la que el placer
no aparezca solo asociado a cuestiones fisiológi- 2
El hecho de no mostrar los rostros de los
cas, sino a la salud, la tranquilidad y el bienestar. actores también funciona como estrategia
para que los usuarios de las escenas puedan
1.2 PORNOGRAFÍA Y imaginar esos penes como suyos y así impli-
ROLES DE GÉNERO carse más en la ficción. Este tipo de filmación
se denomina POV, siglas de Point of View
Si analizamos los roles que se llevan a cabo en fun- (punto de vista, en inglés). Lo que muestra
ción del género y los imaginarios simbólicos que la cámara se confunde con la mirada del
produce la pornografía hegemónica, vemos que protagonista de la escena, con la intención de
se escenifican comportamientos siempre media- meter al espectador en su piel.
dos por significaciones de género estereotipadas
y relaciones de poder patriarcales.
Los hombres que vemos en el porno encarnan una masculinidad hegemónica (Connell,
2007; Connell y Messerschimdt, 2005), la cual conlleva una posición dominante de los
hombres y una subordinación de las mujeres y otros sujetos feminizados, generando si-
tuaciones de desigualdad. Esta masculinidad hegemónica se caracteriza, precisamente,
por rechazar todo aquello relacionado con lo “femenino” y por promover valores o com-
portamientos asociados a la masculinidad, como la fuerza, la valentía, el vigor, el rechazo
de lo emocional o la agresividad.
Las mujeres están ahí para complacer y satisfacer, listas para ser penetradas, con una
disponibilidad sexual permanente. Sus cuerpos aparecen como fetiches al servicio de
la mirada masculina y existen numerosas categorías en las que son ofrecidos a modo de
catálogo. Además, en muchas ocasiones y cada vez más, se ejerce sobre ellas diferentes
formas de dominación simbólica y de violencia física. Es muy significativo, por ejemplo,
el lenguaje extremadamente machista que usan los portales de porno para referirse a las mujeres que
aparecen en sus grabaciones presentándolas como “putas”, “guarras” o “zorras”. También que se sigan
invisibilizando completamente cuestiones como la menstruación, un tabú social considerado todavía como
algo impuro, contaminante y vergonzante. Asimismo, algunas producciones porno están destinadas direc-
tamente a mostrar la humillación de las mujeres como espectáculo (maltrato físico, asfixia, dolor), convir-
tiendo la violencia misógina en el principal hilo conductor de las narraciones.
De acuerdo con lo anterior, la pornografía hegemónica está enfocada hacia un consumo masculino y hete-
rocentrado. Ofrece constantemente representaciones estereotipadas que, a base de repetirse, legitiman
y normalizan un imaginario donde la sexualidad masculina es la protagonista y la femenina aparece al
servicio de esta, reforzando así las jerarquías de género que invaden la esfera social. Además, hay una idea
no explícita de que son ellos los que deben guiar y enseñar a las mujeres cómo llevar a cabo la práctica se-
xual, aceptando ellas cualquier demanda. El sexo se muestra, por tanto, como lo que los hombres les hacen
a las mujeres o lo que las mujeres hacen por y para los hombres, lo que es bastante preocupante si tenemos
en cuenta que las expectativas acordes al género operan de manera decisiva en la iniciación sexual. Las res-
puestas sexuales y comportamientos de los hombres y mujeres que aparecen en la pornografía hegemónica
reproducen mitos muy arraigados socialmente como, por ejemplo, que ellos siempre tienen más deseo
sexual y deben llevar la iniciativa o que ellas tienen que permanecer pasivas, pero siempre dispuestas y
disponibles para complacerlos.
El consumo de pornografía también está diferenciado en términos de género. Según la última encuesta de
PornHub, concretamente en España, se conecta a esta plataforma un 68 % de hombres frente a un 32 % de
22 mujeres (Pornhubinsights, 2019). Respecto a las personas jóvenes, un 86,9 % de los chicos y un 54,8 % de las
chicas han mirado pornografía a lo largo de los últimos años. Además, ellos empiezan a mirar pornografía a
edades inferiores (Ballester y Orte, 2019: 30-31). También el patrón de búsqueda activa es más frecuente
en chicos: el 33,1 % busca pornografía directamente y el 62,4 % se deja ayudar por los amigos (Ballester y
Orte, 2019: 34). En este sentido, es importante tener en cuenta que el acceso a la pornografía se presenta
en los chicos como “una especie de rito de iniciación a la madurez, al deseo sexual y a la socialización
masculina” (Sanjuán 2020, 25). Si las generaciones anteriores intercambiaban revistas o películas pornográ-
ficas, ahora se comparten memes, gifs, fotos o vídeos, en ocasiones, con el único objetivo de entretener o
hacer reír (Sanjuán 2020, 23). Por el contrario, si atendemos al visionado por parte de las chicas, el 34,7 %
dice encontrarla sin buscarla y solo el 17,4 % afirma buscarla activamente 3 . El porcentaje de mujeres que
se autoexcluyen del consumo de pornografía es alto, del 28,0 % (Ballester y Orte, 2019: 34-35). También el
3
Según este estudio, en esta declaración también “puede haber un sesgo de deseabilidad social; es decir,
es posible que una parte de los chicos y las chicas encuestadas se hayan dejado influir por lo que consi-
deran socialmente mejor aceptado” (Ballester y Orte, 2019: 35). Esto sucede también en el aula. Cuando
alguna persona, normalmente un chico, saca el tema de la pornografía, ellos confiesan abiertamente
que la consumen, mientras que ellas dicen saber de que va, pero expresan que se la han encontrado de
manera fortuita. Aquí está presente esa deseabilidad social y la doble moral que sigue existiendo respecto
a la sexualidad femenina, ya que si confiesan que ven porno abiertamente pueden ser tildadas de “putas”
o “guarras”, mientras que si afirman no haberla visto nunca puede serlo de “mojigatas” o “estrechas”.
grado de satisfacción tras ver porno es distinto:
mientras que ellos quedan satisfechos a menudo
(50,3%) y alguna vez (41,5 %), ellas solo lo hacen
el 20,5 % y el 42,5 %, respectivamente (Sanjuán
2020: 38).
1.3 PORNOGRAFÍA Y
DIVERSIDAD 5
El Anexo I contiene un
glosario donde se explican
A pesar de lo que se suele creer, la pornografía hege-
diferentes prácticas
mónica contemporánea no muestra solo hombres mus-
eróticas características
culosos y mujeres atractivas con pechos grandes. Este
de la pornografía
imaginario se reproducía compulsivamente en los años
contemporánea.
noventa, pero, actualmente, convive con representacio-
nes donde se muestran mujeres y hombres con corpo- 6
Este término hace
ralidades mucho más variadas. La pornografía es una referencia sólo al pelo
de las industrias más rentables del sistema capitalista y del pubis, ya que es
lo que pretende es ampliar constantemente sus nichos prácticamente inexistente
24 de mercado. Dicen que en la variedad está el gusto. En el porno en que aparezcan
este caso, está el dinero. Las categorías de los conteni- mujeres con pelo en las
dos pornográficos que podemos encontrar en cualquier piernas, en las axilas o el
página gratuita son de dos tipos. Unas hacen referencia pecho.
a las prácticas eróticas que se ponen en escena 5 y otras 7
a los cuerpos, las identidades o las orientaciones de Siglas de la expresión
inglesa “Madres a las que
las actrices. En estas últimas, encontramos categorías
me gustaría Follarme”,
como culonas, peludas 6 , tetas pequeñas, tetonas, ru-
literalmente, “madres a las
bias, morenas o pelirrojas, gordas, delgadas, altas, ba-
que me gustaría follarme”,
jas, tatuadas o embarazadas. También hay etiquetas que
que hace referencia a
referencian la edad, como las de colegialas, jovencitas,
mujeres maduras atractivas.
maduras o MILF 7 . El porno ofrece así un amplio catá-
logo de cuerpos femeninos que son ofrecidos como un 8
En la pornografía
“surtido de objetos de deseo” (Gallardo y Serrano, 2010: hegemónica heterosexual,
195). Por el contrario, y como se ha comentado ante- la mayoritaria. En el porno
riormente, solo existe una categoría que hace referencia gay hegemónico sí existe
a los cuerpos de los hombres: la de “pollas grandes” 8 . una mayor objetualización
Esto también facilita la diversidad corporal masculina, del cuerpo de los hombres
ya que el criterio de selección de los actores depende y encontramos categorías
exclusivamente del tamaño y funcionalidad de su pene, tales como jovencitos,
por lo que pueden ser más musculosos o delgados, más musculosos, maduros, osos,
altos o bajos, más viejos o jóvenes. latinos, negros o asiáticos.
Otras de las clasificaciones que podemos encon- Respecto a la diversidad sexual, en el porno he-
trar en la pornografía hegemónica están relacio- gemónico podemos encontrar categorías que ha-
nadas con la raza o la procedencia de las actrices, cen referencia a la orientación (“lesbianas”) y la
en categorías como “árabes”, “asiáticas”, “latinas” identidad de género (“mujeres trans”). Ambas
o “negras”. De ellas, se desprende un fuerte etno- representan a los sujetos a los que hacen refe-
centrismo, ya que, aunque no se explicita, el ima- rencia de forma estereotipada.
ginario pornográfico asume los rasgos fenotípicos
Por un lado, las mujeres lesbianas aparecen
calificados como “blancos” como los no marca-
como meros objetos de la mirada masculina. Las
dos o neutros (Gallardo y Serrano, 2010:193).
prácticas sexuales entre mujeres son frecuentes,
Lo blanco es lo predeterminado y la diferencia
sin embargo, el sexo que suelen practicar fun-
se señala siempre de forma estereotipada. Las
ciona normalmente como preludio “al sexo ver-
mujeres asiáticas, por ejemplo, suelen ser repre-
dadero” que, en un determinado momento de
sentadas como seres infantiles, sumisos y servi-
la secuencia, viene a solucionar un hombre me-
ciales, reproduciendo sistemáticamente este rol,
diante la penetración. En los casos en los que la
en muchas escenas, con hombres blancos. Por el
inclusión del actor en la escena no se produce de
contrario, es prácticamente imposible encontrar
manera literal, se presupone que se encuentra al
emparejados a hombres asiáticos con mujeres
otro lado de la pantalla, ya que las actrices suelen
blancas, ya que estos son considerados poco vi-
estar más preocupadas de mirar directamente a
riles desde la mirada occidental. Los mismos cli- la cámara, para interpelar a ese receptor (hom-
chés encontramos en la categoría de “árabes” en bre-heterosexual), que de proporcionarse placer
la que se muestran normalmente a mujeres con entre ellas. Además, el sexo oral se practica con la
hiyab, velo que usan las mujeres musulmanas y “lengua completamente sacada, lo que prioriza la
25
que cubre su cabeza y pecho, por lo que vemos visión de la cámara sobre el placer de la actividad;
como el porno confunde etnia con religión. las largas uñas falsas impiden una masturbación
Las mujeres negras también disponen de una ca- mutua efectiva; la ropa, el maquillaje y el peina-
do utilizados están diseñados de forma especifica
tegoría propia: “ebony” (ébano). En ella, son re-
para que sean atractivos para los hombres hete-
presentadas como seres hipersexuales, exóticos
ro” (Hill-Meyer, 2016: 241). Se distorsiona así la
y “más salvajes”, algo similar a lo que sucede con
imagen de las mujeres lesbianas y del lesbianis-
la categoría “latinas”. Por otro lado, si accedemos
mo, que aparece representado como un simple
a la categoría “interracial” vemos que suele conte-
“apetito transitorio”, una “consecuencia del vicio,
ner casi siempre prácticas entre mujeres blancas
de la falta de un hombre-pene, de un impulso mo-
y hombres negros, que también son presentados
mentáneo o del aburrimiento sin más” (Ruiz Ro-
a través de estereotipos raciales que perpetúan
mán, 2008: 223-224).
mitos como los penes gigantescos o la hipermas-
culinización asociada con la violencia y la agresi- También es necesario apuntar que las mujeres
vidad, remitiendo, de nuevo, a esta idea de sal- son representadas en el imaginario pornográ-
vajismo y animalidad. De esta forma, la industria fico como inherentemente bisexuales, así que
pornográfica sostiene un sistema de colonialidad, tanto el lesbianismo como la bisexualidad son
una opresión simbólica a través de un imaginario interpretados como juegos eróticos secundarios,
que perpetúa las jerarquías raciales y étnicas, siempre al servicio del placer del hombre. Por el
proyectando y recreado las fantasías que las per- contario, la homosexualidad y bisexualidad en
sonas blancas tienen sobre las que no lo son. los hombres aparecen como un tabú, ya que las
prácticas sexuales entre ellos no suelen estar pre- por cualquier persona, independientemente de
sentes. Aunque compartan escena con una mujer, su orientación sexual.
no suelen interactuar o mantener contacto físico
entre sí, a menos que compartan una felación o Por otra parte, si prestamos atención a la presen-
una penetración. La virilidad y la masculinidad he- cia de personas trans en el porno hegemónico
gemónica que pretende representar pasan, pre- se limita a categorías como la de “shemale”, una
cisamente, por evitar siempre ese contacto. Por expresión despectiva que se emplea para comer-
ejemplo, es habitual que los actores de pornogra- cializar el porno de mujeres trans en la industria
fía heterosexual no protagonicen ni participen en tradicional (Hill-Meyer, 2016: 237). Las formas de
producciones de porno gay, ya que ambos merca- representación suelen ser, de nuevo, estereotipa-
dos se presentan claramente diferenciados. das. Nos encontramos con mujeres siempre hi-
perfeminizadas a través del maquillaje, los taco-
De esta forma, para encontrar relaciones sexuales nes, la depilación o los pechos grandes. Además,
entre hombres debemos acudir, específicamente, se hace una diferenciación clara entre mujeres
al porno gay que reproduce prácticas, pautas de operadas, aquellas que se han sometido a una
comportamiento y relaciones de poder similares cirugía de reasignación genital, y no operadas,
a las representadas en el porno heterosexual. Se- donde la presencia del pene implica un compor-
guimos encontrando una visión completamente tamiento similar al de los penes del porno hete-
coitocéntrica y falocéntrica de la sexualidad ya rosexual: siempre erectos, con capacidad para
que los cuerpos de los actores y sus interaccio- penetrar y eyacular. Este imaginario es comple-
nes giran en torno a sus penes, sus dimensiones tamente reduccionista respecto a las múltiples
y sus penetraciones. Asimismo, se fomenta una y diversas realidades y vivencias de las personas
26 imagen hipermasculinizada y estereotipada de trans. Al mismo tiempo, mientras las mujeres
los hombres, quienes demuestran su virilidad a trans aparecen simplemente como un cliché o
través de la exhibición de atributos físicos como como fetiche al servicio del deseo masculino he-
la musculatura. La representación de esta mascu- teronormativo, las representaciones de hombres
linidad hiperbólica hace que los actores tiendan trans son inexistentes, así como las de personas
a evitar cualquier tipo de gestualidad ambigua o no binarias. Tampoco aparecen representadas las
“pluma” 9 . La relación homosexual sigue siendo personas con alguna discapacidad y/o diversi-
representada como una dicotomía entre pene- dad funcional, y las pocas veces que lo hacen es al
trar (rol activo) o ser penetrado (rol pasivo) y el servicio de una mirada que las cosifica, objetualiza
cambio de roles durante las escenas no suele ser y retrata como una anormalidad.
muy frecuente, ya que se siguen representando
dinámicas de dominación y sometimiento y su- 9
En las únicas ocasiones en las que esto
misión muy marcadas. En lo único que se puede se permite es cuando aparecen personajes
observar un cambio significativo del porno gay muy jóvenes.
respecto del heterosexual es que hay una mayor
presencia del preservativo en las narraciones, 10
Entre las categorías del porno gay en-
lo que implica una mayor representación de los contramos el término “bareback” (“a pelo”,
riesgos de las ITS 10 . Esto está relacionado con la en inglés) para referirse a las prácticas sin
creencia estereotipada que sigue vinculando la preservativo. Esto no quiere decir que solo
homosexualidad con el VIH/Sida, que llegó a de- encontremos sexo sin protección aquí,
nominarse “la enfermedad gay”, cuando sabemos pero sí da cuenta de una mayor presencia
que, en realidad, este virus puede ser contraído de esta problemática.
Teniendo en cuenta lo anterior, podemos afirmar ciendo una felación. Los personajes son retrata-
que la pornografía hegemónica, además de ma- dos como máquinas sexuales en excitación per-
chista, es profundamente etnocentrista, lesbófo- manente y no suelen mostrar resistencia ante las
ba, homófoba, transfoba y capacitista, como la propuestas sexuales. Dominados por sus impulsos
sociedad que la crea y la consume. La diversidad y deseos, siempre quieren sexo, sea en el lugar
está ahí, pero aparece representada desde una que sea y con quien sea, siempre están prepara-
perspectiva que privilegia el deseo blanco, mas- dos y lubricados. Además, se reducen al mínimo
culino y heterosexual y que fetichiza al resto de las emociones y las relaciones aparecen descon-
sujetos, quienes aparecen como otorgadores in- textualizadas. Vemos a personas que interactúan
agotables de placer, pero sin derecho al mismo. eróticamente, pero no sabemos cómo son, ni qué
Esto podría explicar la percepción de las personas sienten, más allá de querer producir (rápidamen-
jóvenes homosexuales y bisexuales sobre la por- te) y mantener (constantemente), la excitación de
nografía. Según el último estudio presentado por la audiencia. Este modo de representación hace
la ONG Save the Children, la consideran “ajena, que los encuentros eróticos aparezcan asociados
machista y sin referentes con los que identificar- a ideas como la inmediatez, la disponibilidad o el
se” (Sanjuán 2020, 36). fácil acceso y que se invisibilicen los diferentes
pactos y consensos que deben ser gestionados
1.4 LÍMITES DIFUSOS durante los encuentros eróticos.
DEL CONSENTIMIENTO Además, cuando algún personaje muestra alguna
Y SIMPLIFICACIÓN negativa ante la práctica sexual, acaba siendo ex-
DE LAS RELACIONES citado y gozando de la actividad. De esta forma,
27
INTERPERSONALES se naturaliza la insistencia como método para
conseguir que un “no” se acabe convirtiendo en
El consentimiento es el acuerdo para participar un “sí”. Esta dinámica aparece mucho más con
en un acto sexual: es una manera de establecer hombres que convencen a mujeres, aunque, en
que las partes involucradas en la relación sexual lo ocasiones, también son ellas las que fuerzan si-
hacen de forma deseada y consciente y, para ello, tuaciones para mantener relaciones sexuales con
siempre es necesario establecer ciertas normas, padres, hermanos, cuñados o vecinos.
saber comunicar cómo queremos relacionarnos y
respetar los límites de las demás personas. Cual- El porno también erotiza escenas donde hay un
quier relación no consentida es violencia sexual y claro abuso de poder: profesores, padres, jefes
está condenada como un delito. En la pornografía que quieren sexo con sus alumnas, hijas o em-
la idea de consentimiento es problemática, por- pleadas y que lo acaban consiguiendo por la fuer-
que si algo caracteriza a los cuerpos pornográficos za, bajo coacción o chantaje emocional, hasta que
es que normalmente presentan una disponibili- al final las víctimas acceden y, además, acaban
dad absoluta. Como se ha comentado anterior- disfrutando de la relación. En ocasiones, tam-
mente, los personajes, los guiones y los argu- bién aparecen mujeres maduras que convencen
mentos no están muy elaborados y se simplifican a hombres jóvenes. Asimismo, presenta como
los procesos de seducción y comunicativos que deseables prácticas sexuales en las que es impo-
requiere todo encuentro erótico. En el porno las sible el consentimiento previo: sexo con mujeres
cosas pasan así: una mujer está en su casa, suena muy borrachas y drogadas, dormidas o incons-
el timbre, abre la puerta y aparece un repartidor cientes, quienes por no estar en un estado lúcido
de pizzas. En la siguiente escena ella le está ha- son incapaces de expresar un consentimiento ex-
plicito, activo y voluntario durante la escena. De igual
forma, podemos consumir escenas de gran violencia
donde lo que se pone en escena es la humillación
como espectáculo. Nos encontramos con mujeres
castigadas, amarradas, que gritan o lloran, cuyos ros-
tros expresan dolor y que son sometidas y penetradas
violentamente por hombres que parecen sentir una
indiferencia absoluta por el sufrimiento ajeno. Es pro-
blemático que solo este tipo de escenificaciones sean
incluidas dentro de la categoría de “violaciones”,
quedando fuera el resto de situaciones de coacción,
chantaje o imposibilidad de dar un consentimiento
activo. De esta forma, la pornografía contribuye a
reproducir el guion social sobre la violación, como
una situación donde hay violencia física, con perso-
nas desconocidas y en lugares oscuros o apartados,
cuando sabemos que la mayor parte de las agresio-
nes sexuales son cometidas por parte de personas Hacer pedagogía
conocidas o del entorno cercano de la víctima.
sobre la
La pregunta que debemos hacernos entonces es importancia de
28 cómo son percibidas estas imágenes (donde no hay la comunicación,
comunicación, ni consentimiento o donde el malestar la negociación,
o el dolor no interrumpen la escena), y cómo influyen
en las formas de relacionarse con sus acompañantes
el respeto y
sexuales de las personas jóvenes. Es significativo que la empatía.
cuando se les pregunta por prácticas que han llevado
a cabo imitando la pornografía, los chicos reconocen
haberlo hecho “de mutuo acuerdo con sus parejas
mucho más que ellas, casi un 24 % de diferencia”
(Sanjuán 2020: 53). También es extremadamente
preocupante que no siempre haya consentimiento
previo y explícito de la pareja: el 12,2 % de los chi-
cos ha mantenido relaciones de este tipo, frente al
6,3 % de las chicas (Sanjuán 2020: 54). En este senti-
do, frente a la normalización de la ausencia de con-
sentimiento para llevar a cabo una práctica erótica
compartida es importante hacer pedagogía sobre la
importancia de la comunicación, la negociación, el
respeto y la empatía, para prevenir la violencia se-
xual en las relaciones de parejas jóvenes.
SCENE
6
TAKE
5
ROLL
DATE
2
SOUND
2
CAPÍTULO DOS
El porno como
ficción y la
educación sexual
como alternativa
_
No se puede negar la influencia y el impacto que venes es que la pornografía, como cualquier otra
tienen las imágenes en la construcción de las representación cinematográfica, es una ficción
31
identidades contemporáneas. Nos rodean imá- y, por lo tanto, pone en escena situaciones que
genes que afectan a nuestras conductas y ma- no son reales. Lo que vemos no es lo que suce-
neras de pensar, pero no podemos relacionarlas de en realidad: nos sitúa en el terreno de la ima-
directamente con nuestros comportamientos ginación. Y esa es su principal función, porque
individuales. Pensar que las imágenes modelan el porno no está hecho para educar, sino para
por completo nuestros actos es reduccionista y producir fantasías que generen excitación en
borraría toda libertad individual (Marzano, 2006). las audiencias. Deberemos mostrar que el por-
Las respuestas ante las imágenes siempre son di- no plantea un modelo de sexualidad hiperbó-
versas y no simples mecanismos automáticos que lica, donde los tamaños, los tiempos, las poses,
excluyen toda capacidad crítica. Por esta razón, si las relaciones de poder o las formas de violencia
la pornografía es capaz de normalizar la violen- son exageradas y desproporcionadas. A nadie se
cia entre las personas jóvenes es porque no se
le ocurriría aprender a conducir viendo películas
les ofrecen herramientas para poder interpre-
de acción de carreras de coches, y tampoco deja-
tarla críticamente. También tenemos que tener
ríamos que fueran las encargadas de la educación
en cuenta que este tipo de imaginarios violentos
vial de las personas jóvenes. Visionar pornogra-
(machistas, racistas o diversófobos) no se encuen-
fía puede resultar placentero, pero no podemos
tran solo en la pornografía, sino que convivimos
tomarla como modelo. Sin embargo, el 54,1 %
diariamente con ellos y son difundidos en diversas
manifestaciones culturales que invaden la esfera de adolescentes cree que el porno ofrece ideas
social. para sus propias experiencias sexuales y al 54,9 %
le gustaría poner en práctica lo que han visto. En
Lo que es necesario trasmitir a las personas jó- mayor medida los chicos, quienes ven más por-
nografía y la imitan más (Sanjuán 2020: 44). El 36
% de quienes la consumen con más frecuencia
no distingue entre la ficción de la pornografía y
sus propias experiencias sexuales (Sanjuán 2020:
35-36).
sus hijos e
do Internet como principal canal informativo. Y si
32 a Internet le preguntamos sobre sexualidad, los
hijas no primeros resultados que nos ofrece proceden del
ven porno imaginario pornográfico.
En una campaña publicitaría para advertir sobre los riesgos a los que se ve ex-
puesta la infancia en Internet, elaborada recientemente por el gobierno neoze-
youtu.be/94mINLDSWlk
landés, uno de los videos trata con humor el tema de la pornografía 11 . Un actor
y una actriz porno pican desnudos en la puerta de una casa para decirle a una
madre atónita:
11
cómo funcionan las relaciones en la vida real y nosotros ni siquiera ha-
blamos del consentimiento, vamos directamente al grano. No actuaría-
mos así en la vida real”.
– “Parece que es hora de tener una charla sobre las diferencias que hay
entre lo que ves en Internet y las relaciones en la vida real. ¡Sin juicios!”.
34 Esta guía pretende facilitar esta tarea, ofreciendo una serie de actividades di-
dácticas diseñadas para reflexionar críticamente con personas jóvenes, a par-
tir de 16 años, acerca de los diversos mitos y falsas creencias relacionadas con
la sexualidad que propone la pornografía. Es importante tener en cuenta que
se plantea como un complemento para trabajar específicamente este tema,
pero siempre dentro de un marco más amplio de educación sexual, ya que
usarla como recurso único podría conseguir el efecto contrario al que desea-
mos. Si nuestro acercamiento a la educación sexual se hace solo a través de la
pornografía, aunque sea para revisarla, se podría interpretar que este tipo de
representaciones tienen más importancia de la que tienen en realidad. De esta
forma, proponemos utilizarla cuando intuyamos que existe un consumo porno-
gráfico que pueda estar afectando de forma negativa y distorsionando la idea
de sexualidad que tienen las personas jóvenes. Consideramos que acompañar
en el análisis crítico de cómo la pornografía presenta las eróticas, el género,
el consentimiento, las diferencias raciales, étnicas, sexuales y corporales o las
relaciones interpersonales es mucho más efectivo que desear un mundo sin
ella. Si las personas jóvenes están viendo porno, debemos facilitar una edu-
cación sexual mediática que les ayude a gestionar estos contenidos, porque
“prohibir no les protegerá eternamente. En cambio, una actitud crítica ante la
información que reciben, lo que ven y lo que comparten, es una herramienta
que acompañará toda la vida” (Sanjuán 2020: 52). Es hora de romper el tabú
y potenciar el diálogo.
NO
es
NO
3
CAPÍTULO TRES
Unidad didáctica
para repensar
la pornografía
_
OBJETIVOS
Duración: 30 min
» ¿Cómo son los cuerpos de los hombres y las mujeres que aparecen en la
pornografía?, ¿consideramos que muestran una visión estereotipada?
» ¿Cuáles son las zonas erógenas de esos cuerpos?, ¿podemos señalarlas?, ¿son
los genitales los principales protagonistas?, ¿qué tamaños tienen?, ¿cómo se
comportan?, ¿se parecen los genitales que presenta el porno a los nuestros?
38
» ¿Solo se puede sentir placer a través de la estimulación genital?, ¿qué otras
zonas del cuerpo pueden darnos placer?, ¿existen otras zonas erógenas?
Tras la reflexión de los diferentes grupos (15 min), ponemos las conclusiones en
común (15 min).
» Como contrapartida se debe poner en valor la diversidad corporal y promover patrones corpo-
rales libres de estereotipos, mostrando la variedad existente en términos de tamaño, peso, formas,
color de piel, movilidades o funcionalidades únicamente penes grandes y erectos y vulvas
(cada cuerpo es distinto y todos son válidos). depiladas y con los labios vaginales recogidos
Es necesario ofrecer contextos en los que y simétricos. Todos los genitales son distintos:
aprender a quererse, valorarse y gustarse, in- todos los penes y todas las vulvas tiene sus
dependientemente de los cánones de belleza peculiaridades. Además, existen los genita-
que imponga la sociedad, para que las perso- les intersexuales. Durante el desarrollo de las
nas jóvenes adquieran una imagen más positi- criaturas en el útero, las células a partir de las
va de sí mismas y de las demás. cuales se forman los genitales (penes y vulvas)
son muy parecidas. A medida que el feto crece
» También hay que explicar la diversidad de se diferencian, generando una amplia gama de
formas, tamaños, colores o funcionalidades
genitales diferentes. Hay personas que tienen
que tienen los genitales en particular, para su-
genitales completamente masculinos, otras
perar así los mensajes estereotipados que pre-
tienen genitales completamente femeninos y
senta la pornografía en donde encontramos
luego existen personas que tienen puntos in-
termedios entre ambos polos.
40
Actividad 2. EL SEXO EN EL PORNO vs. EL SEXO REAL
Duración: 30 min.
Materiales: Ordenador, proyector o TV. Video “Porn Sex vs Real Sex: The Differences Ex-
plained With Food”. Puedes encontrarlo aquí:
https://www.youtube.com/watch?v=kd45B4MLHC4
Desarrollo: Esta actividad parte del visionado del video “Porn Sex vs Real Sex: The Diffe-
rences Explained With Food” (Sexo en el porno vs. Sexo real: las diferencias explicadas
con comida), en que aparecen reflejadas diferentes ideas estereotipadas que promueve
la pornografía como producto de ficción, frente a las realidades que reflejan los datos
estadísticos. Algunos de los temas que trata son:
» Las vaginas en el porno son parecidas. Sin embargo, las reales son de formas,
tamaños y colores diversos.
41
» La mayoría de personas necesitan para excitarse entre 10 y 12 minutos, en
el porno es al instante.
» Los actores porno tardan mucho en eyacular, en la vida real el 75% de los
hombres lo hace en 3 min.
» Aunque parezca que las actrices tienen siempre orgasmos al ser penetradas,
al 71% de las mujeres no les pasa.
» Existe una gran diversidad de tamaños, formas y funcionalidades de los genitales. Todos los
penes y todas las vulvas son diferentes y tienen sus particularidades.
» También es importante recordar que el tamaño del pene no influye en el placer sexual
(ni en el propio, ni en el de la persona con la
que mantenemos relaciones). Este mito, deri-
vado del porno, dice que cuanto más grande
es el pene, mejor funciona y mayor es el pla-
cer, lo que es totalmente falso. Si pensamos en
el coito pene-vagina, por ejemplo, el tamaño
tiene poca importancia, porque la vagina es
un órgano flexible que se expande o se con-
trae, adaptándose así al tamaño. Además, el
conducto vaginal solo tiene sensibilidad en el
primer tercio, en el que se produce una esti-
mulación interna del clítoris.
Duración: 50 min.
Diferentes ideas que pueden aparecer o que podemos proponer para completar la in-
formación:
» Los genitales siempre están erectos y lubricados. Nunca vemos que se use
lubricante. Los penes siempre son grandes y nunca aparecen en una posición
que no sea erecta. Las vaginas nunca tienen problemas con la penetración.
» Presenta como algo fácil tener sexo ocasional. Cualquier momento, lugar e
incluso persona parece perfecta para tener un encuentro erótico, cuando
en la realidad no es algo tan sencillo. Sucede lo mismo con el sexo en grupo,
que se presenta como algo excitante y fácil de realizar, cuando en realidad
requiere de muchos cuidados.
» Las actrices y actores nunca tienen imprevistos. Nunca les cuesta desvestirse,
ni pierden el equilibrio, a pesar de las posturas complicadas que llevan a
cabo. Nunca se dan cabezazos, Cuestiones en las que
ni tienen un calambre. Jamás profundizar:
necesitan detener la acción para ir En función de los temas que vayan surgiendo.
al baño o para hidratarse, a pesar También podemos usar el resto de actividades que
de estar realizando una actividad contiene esta guía para abordar en algunos temas
específicos.
física intensa. En el porno no se
descansa. » La erótica se expresa de muchas formas y
» El sexo anal o las dobles cada cual debe ser libre de elegir en cada mo-
mento la que le haga feliz. Las expresiones de
penetraciones son presentadas
la erótica cumplen distintas funciones y todas
como algo que no requiere cierta
son válidas:
preparación.
» Algunas de las prácticas que presenta el porno no pueden realizarse sin una prepara-
ción corporal. El problema es que esta no aparece representada tras el montaje de las es-
cenas. Prácticas como el sexo anal o las dobles penetraciones requieren de estimulación,
dilatación y lubricación previas. El ano no tiene lubricación propia, por lo que es necesario
utilizar algún tipo de lubricante (mejor de base agua) que ayude a prevenir el riesgo de que
se produzca algún desgarro molesto o doloroso.
» La pornografía es una ficción que omite muchas de las partes que implica toda relación
sexual. Hay un fuera de cámara que no vemos representado. Hay que insistir en que se
reproduce un guion que se revisa, estableciendo pactos y consensos previos a las acciones
que se van a filmar, aunque los cortes de cámara nos impidan ver toda esta parte relacio-
nada con la comunicación. Es necesario dejar claro que lo que muestra el porno tiene poco
que ver con lo que sucede en realidad y que tratar de reproducirlo no tiene sentido.
» La invisibilización del vello corporal manda el mensaje de que los cuerpos, sobre todo
los de las mujeres, son problemáticos de la manera que son naturales. Es necesario con-
trarrestar este mandato social que relaciona el vello con la falta de higiene o de atractivo y
que produce sentimientos de inadecuación en muchas chicas con el objetivo de mejorar su
autoconcepto y autoestima. La normalización de la depilación del vello púbico surge con
46 la pornografía. Las actrices comienzan a depilarse, cada vez más, para facilitar el visionado
de la penetración que el pelo impide. De esta forma, no se trata de una cuestión de higie-
ne o salud, sino más bien todo lo contrario. La moda de la depilación integral ha supuesto
un aumento de los condilomas genitales propios del virus del papiloma humano (HPV), así
como de otras infecciones como herpes, hongos o sífilis. De todas formas, el debate social
en torno a la depilación no debería girar en torno a la prohibición o demonización (cada
mujer es libre de hacer lo que quiera), sino en analizar por qué el hecho de romper con
los parámetros estéticos que impone el género coloca a las mujeres en una situación de
vulnerabilidad, represión y violencia.
» El estigma social hacia la menstruación condiciona las vivencias que las mujeres tienen
de este proceso fisiológico natural. La regla sigue siendo un tabú (la sangre no aparece
representada ni siquiera en los anuncios de compresas) y las veces que es representada
aparece como algo sucio. Esto hace que muchas mujeres reaccionen negativamente al
ciclo menstrual: sientan asco, miedo, vergüenza por sangrar y manchar la ropa o rechazo a
los cambios hormonales, emocionales y físicos. De esta forma, es necesario acabar con los
mitos y falsas creencias sobre la menstruación y ofrecer información para que las niñas
conozcan su propio cuerpo y sepan qué es lo que les está ocurriendo antes de que tengan
su primera menarquia.
Finalmente, es fundamental relacionar la sexualidad directamente con la ética del consentimiento, difun-
diendo la idea de que cualquier relación sexual es más sana y satisfactoria si existe un acuerdo explícito y si
está basada en la libertad y el respeto mutuo. Todas las personas tenemos el derecho de mantener las re-
laciones que queramos, con quien queramos y en el momento que queramos, siempre y cuando estas sean
pactadas, compartidas y disfrutadas en igualdad y con seguridad.
Duración: 20 min.
Desarrollo: ¿Qué son las fantasías?, ¿y los deseos?, ¿en que se diferencian?, ¿y en qué
se diferencian, además, de las prácticas que llevamos a cabo? Cuándo vemos porno para
excitarnos o para masturbarnos ¿en cuál de estos tres ámbitos interviene la pornografía?
El objetivo de esta actividad es que el alumnado aprenda a diferenciar las fantasías de los
deseos y de las prácticas. Para ello, podemos dividir la pizarra en tres partes e ir apuntan-
do las ideas que se vayan aportando de cada noción.
Cuestiones en las que
profundizar:
?
CRÍTICA
Como cierre se propone una actividad en la que identificar algunas frases como verda-
deras o como falsas. De esta forma, se hará un repaso por las cuestiones tratadas ante-
riormente con el objetivo de evaluar si hay que profundizar más en alguna y completar
la información.
» El uso del preservativo no ayuda a que los encuentros sean más seguros y
satisfactorios. (FALSO)
» Cada cuerpo es distinto (en términos de tamaño, peso, formas, color de piel,
movilidades o funcionalidades) y todos son válidos. (VERDADERO)
» Los chicos necesitan más sexo que las chicas, por eso consumen más porno.
(FALSO)
?
(FALSO)
» El sexo siempre es mejor cuando lo haces con alguien en quien confías y que
te trata con respeto. (VERDADERO)
https://www.youtube.com/wat-
ch?v=swWW9WduqTw
XXX
O R I A S
C AT E G
a t e u r
- Am
- BDSM
63
k k a k e
- Bu
a m p i e
- Cre
u c k o ld
-C
F a c i a l
-
l c h i n g
- Fe
F i s t i n g
-
n g B a ng
- Ga
ANEXO UNO
Eróticas porno.
Glosario de
categorías
_
12
Se establecen, por ejemplo, palabras
de seguridad, de rápida dicción, sonoras y
significativas para quien las debe recordar, ya
que durante las sesiones pueden generarse
elementos de fantasía y juegos de rol que
simulan la protesta del sumiso/a. Estas
palabras de seguridad funcionan como un
sistema de comunicación que permite dejar
claro el deseo de no continuar.
BUKKAKE: (Del japonés bukkakeru que significa DOBLES PENETRACIONES: práctica erótica que
arrojar agua o salpicar). Es una práctica de sexo consiste en que dos personas penetran simultá-
grupal y un género pornográfico mediante el neamente a una tercera. Puede llevarse a cabo
cual varios hombres eyaculan sobre una perso- con el pene o con juguetes sexuales e incluye tres
na, normalmente una mujer. Su origen se remon- variantes: penetración vaginal doble (se introdu-
ta a la era dinástica japonesa del siglo VII antes cen al mismo tiempo dos penes diferentes dentro
de Cristo y se empleaba como un castigo sexual de la misma vagina) penetración anal doble (lo
hacia las mujeres que habían cometido “delitos mismo, pero en el ano), y doble penetración vagi-
de infidelidad”, por lo que tiene una fuerte con- nal y anal simultáneamente.
notación de humillación. En los años 90, la por-
nografía japonesa recupera esta práctica con la FACIAL: término para referirse a la eyaculación
intención de mostrar escenas impactantes, a la facial. Esta práctica se popularizó con la
vez que transgredía las leyes de censura niponas pornografía de los años 90 hasta convertirse en
una práctica emblemática del porno hegemónico.
que prohibían mostrar imágenes de penetración.
Las eyaculaciones en gran parte de sus narrativas
Finalmente, esta práctica se ha popularizado en la
van a parar a las caras de las actrices.
industria pornográfica a nivel global convirtiéndo-
se en una categoría específica. Suele ser común FELCHING: práctica erótica que consiste en suc-
que el bukkake aparezca también como desenlace cionar con la boca el semen de la vagina o el ano
de prácticas o encuentros sexuales tales como los tras la realización de un creampie (eyaculación
gang bangs o las orgías. interna).
CORRIDAS: videos en los que vemos eyaculacio- FISTING: Práctica sexual consistente en la intro- 67
nes masculinas. En el argot pornográfico este tipo ducción parcial o total de la mano en la vagina
de planos se llaman “money shot” (plano del di- (fisting vaginal) o el ano (fisting anal).
nero, en inglés).
GANG BANG: Es un tipo particular de orgía en la
CREAMPIE: práctica erótica consistente en la eya- que una mujer o un hombre mantiene relaciones
culación en el interior de la vagina o el ano para sexuales con tres o más hombres/mujeres por
luego retirar el pene y observar cómo es expulsa- turnos o al mismo tiempo, llegando a incluir un
do el semen. La eyaculación interna es muy poco número indefinido de participantes. A diferencia
frecuente en la pornografía, ya que el semen sue- de las orgías, una única persona recibe el placer
le salir disparado para confirmar el placer mascu- del resto de los participantes, pero entre ellos no
lino, siendo este plano el principal en las narra- existe intercambio alguno. Esta práctica ha adqui-
ciones porno (money shot). Cuando esto sucede rido una enorme popularidad desde principios del
se recurre al creampie: las vaginas o los anos se siglo XXI y la industria pornográfica ha generado
abren para que desde un primerísimo plano se una competición por lograr el récord de partici-
filme y pueda ser visto el goteo que verifique la pantes en un gang bang.
presencia del semen.
GARGANTAS PROFUNDAS: Acto sexual que con-
CUCKOLD: (del inglés, cornudo). Este término siste en la introducción total del pene en la boca
hace referencia a escenas en las que hombres de la mujer (u hombre, en el caso del porno gay)
observan como su pareja practica sexo con una o que practica la felación hasta llegar a la garganta,
varias personas a la vez y siente excitación y satis- lo que en muchas ocasiones produce un reflejo
facción con ello. de arcada. Aparece como técnica de felación a
partir de la película porno estadounidense, estre- que hacen alusión a la orientación homosexual: el
nada en 1972, Deep Throat (Garganta profunda, Yaoi, donde los protagonistas son hombres que
en inglés), escrita y dirigida por Gerard Damiano. tienen relaciones con otros hombres, y el Yuri,
El film cuenta la historia de Linda, una joven que donde son mujeres que tienen relaciones con
no consigue llegar al orgasmo ni excitarse como le otras mujeres.
gustaría. Por esta razón, acude al Doctor Young,
un sexólogo que, al examinarla, descubre que tie- SQUIRTING: o eyaculación femenina. Es una res-
ne el clítoris en la garganta y que le recomienda puesta fisiológica del cuerpo de las mujeres en
probar “la garganta profunda”, a través de la cual la que se expulsa líquido eyaculatorio, produci-
logra tener los orgasmos que anhelaba. Actual- do por las glándulas de Skene y almacenado en
mente, está técnica de felación es muy frecuente la próstata femenina, durante la estimulación de
en la pornografía, incluso hasta el punto de popu- las mismas. Ha sido invisibilizada a lo largo de la
larizar socialmente expresiones como “sin arcada historia y poco estudiada por la ciencia médica oc-
no hay mamada”. cidental, lo que la convirtió en un tipo de práctica
que generaba miedo, vergüenza, auto-represión o
HENTAI: (del japonés, pervertido o transforma- ridiculización de las mujeres que la experimentan.
ción). Es un subgénero de animación dentro del Recientemente se ha popularizado con su inclu-
anime (manga) que muestra secuencias sexuales sión en la pornografía hegemónica, convirtiéndo-
explícitas. Es muy variado en cuanto a las activida- se en una categoría cada vez más consultada. Esto
des eróticas y los personajes que participan ellas, nos hace pensar que la pornografía también ha
ya que se somete a pocas restricciones al tratar- influido en la aceptación y normalización de cier-
se de dibujos animados. Así, explora más abier- tos tabúes.
68 tamente la ciencia ficción. De nuevo, las leyes de
PISSING: práctica erótica que consiste en ori-
censura en Japón tienen que ver con la aparición
nar sobre otra persona. Comúnmente se conoce
de este género pornográfico ya que la prohibición
como lluvia dorada.
de mostrar los genitales hace que se busquen
otras formas de generar contenidos pornográficos PORNO-VENGANZA: este término hace referen-
sin incurrir en un delito. Por ejemplo, esta prohi- cia a la divulgación de material audiovisual y grá-
bición incluía solamente los genitales adultos, con fico explícitamente sexual en plataformas online
lo que los infantiles sí podían representarse. Ade- sin el consentimiento de alguna de las personas
más, incluía la prohibición en humanos, pero no que aparecen y cuyo principal propósito suele ser
en otro tipo de criaturas fantásticas y personajes humillar o intimidar a las mujeres que aparecen
ficticios. Así, la propia censura ha dado lugar a una en ellos. La divulgación no autorizada de conte-
serie representaciones que actualmente se en- nido sexual en Internet para el entretenimiento
cuentran entre los clichés más distintivos de este público es un delito. Sin embargo, a través del tér-
subgénero pornográfico. Por un lado, la presencia mino porno-venganza aparece una categoría más
de personajes muy jóvenes o de aspecto infantil y, dentro de lo que podemos consumir en las webs
por otro, la representación de un bestiario hiper- pornográficas y se utiliza para recrear la idea de
sexualizado (personajes fantásticos con órganos que la persona que sale en el contenido no sabe
sexuales descontextualizados y de tamaños impo- que la cámara la está grabando o que la filmación
sibles y capacidades inhumanas). Este subgénero no ha sido consensuada, aunque el sexo sí lo sea.
produce también una gran cantidad de materia-
les que contienen violencia extrema. Además, del PÚBLICO: prácticas eróticas en espacios públicos
Hentai heterosexual, existen otras dos categorías (parques, playas, calles, etc).
SNOWBALLING: práctica en la que se pasa de
boca a boca el semen a la pareja o a una tercera
persona, tras realizan una felación con final eyacu-
latorio o un felching.
69
ANEXO DOS
Recursos de
asesoramiento y
educación sexual
en Asturias
_
GRUPO DE SALUD DEL CMPA (Conseyu de Mocedá del Principáu d’Asturies) - Información y contacto
Correo: salud@cmpa.es // Teléfono: 985250065
C/Fuertes Acevedo, 10. Oviedo.
72
ANEXO TRES
Biblografía
_
» Barba, Andrés y Javier Montes. 2007. La ce- » Giménez, Fabián. 2007. ¿Qué hacer después
remonia del porno. Barcelona: Anagrama. de la orgía? El destino de la imagen en la cultu-
ra contemporánea. México: CNIDIAP.
» Brewer, Gayle y Colin Hendrie. 2011. “Evi-
dence to Suggest that Copulatory Vocalizations » Gubern, Román. 2005. La imagen porno-
in Women Are Not a Reflexive Consequence of gráfica y otras perversiones ópticas. Barcelo-
Orgasm”. Archives of Sexual Behavior 40: 559- na: Anagrama.
564.
» Hill-Meyer, Tobi. 2016. “Donde las mujeres
» Connell, R. W. 2007. “La organización social trans no están: la lenta inclusión de las muje-
de la masculinidad”. Masculinidad/es. Poder y res trans en el porno feminista y queer”. Por-
crisis. Ed. Teresa Valdés y José Olavarría. Santia- no feminista. Las políticas de producir placer.
go de Chile: Ediciones de las mujeres. 31- 48. Ed. Tristan Taormino, Celine Parreñas Shimizu,
Constance Penley y Mireille Miller-Young. Bar-
celona: Melusina. 234-248.
https://www.pornhub.com/insi-
ghts/2019-year-in-review
75
76
77
_
CONSTRUCCIÓN DEL
IMAGINARIOSEXUAL EN
LAS PERSONAS JÓVENES
LA PORNOGRAFÍA
COMO ESCUELA