2 Multiplicacion Patterson
2 Multiplicacion Patterson
2 Multiplicacion Patterson
Jorge Patterson1
Cristo nos ordena en Juan 4:35: “Alzad vuestros ojos y mirad los campos.” Es en verdad
imponente echar un vistazo sobre los “campos” de más de tres mil millones de personas no
alcanzadas. La simple matemática nos lleva a la conclusión de que no es suficiente ir al campo
misionero o enviar a otro. Ni siquiera lo es establecer unas cuantas iglesias en ese campo. La
obediencia a la Gran Comisión significa, ya sea que nosotros enviemos y preparemos, o
vayamos como el tipo de misioneros que pueden iniciar iglesias que crezcan y se reproduzcan
normalmente (como realmente debe ser) y que inicien iglesias “hijas”, “nietas”, “biznietas” y así
sucesivamente, hasta que hayan alcanzado las grandes poblaciones del mundo sin testimonio
de Cristo. No existe otra forma de cumplir en obediencia el mandato de Cristo de evangelizar a
todas las naciones.
Su servidor trabajó en Honduras, dirigiendo un instituto bíblico por extensión, el cual fue
nuestra herramienta para el levantamiento de más de 100 iglesias en el norte del país. El
campo no era altamente receptivo. Los métodos misioneros tradicionales obtenían muy pocos
resultados. La gente era de condición muy pobre, apenas sabían leer y escribir, y trabajaban
como granjeros para subsistir. Aunque la mayoría de las iglesias eran pequeñas, ubicadas en
pueblos pequeños, diseñamos una estrategia que las impulsó a multiplicarse. Levantamos un
promedio de una iglesia cada tres o cuatro meses y así fue por más de diez años.
Nuestro ministerio inicial fue dirigir un instituto bíblico tradicional, muy similar a los seminarios e
institutos que existen en los Estados Unidos. Se trataba de un programa de residencia, donde
los estudiantes podían llegar a vivir y estudiar, pero los resultados que observamos fueron muy
negativos. Aquellos estudiantes que se graduaban simplemente no salían a levantar iglesias y la
mayoría de ellos tampoco podía pastorear una iglesia existente. La misma situación estaba
ocurriendo en el resto de Latinoamérica. Debido a eso, decidimos cambiar a un programa de
Educación Teológica por Extensión (ETE). Llevamos los estudios a gente que vivía en los
pueblos, en las montañas y ciudades. Nos dirigimos principalmente a los miembros mayores de
las familias, en vez de a los jóvenes y señoritas que normalmente eran los que venían a nuestro
instituto bíblico. Enfocamos hacia los hombres que tenían arraigo en sus pueblos, aquellos que
podían empezar a pastorear con el respeto de la gente con más facilidad que los jóvenes.
1
Patterson, Jorge: “La Multiplicación Espontanea de Iglesias” en Mision Mundial: Un análisis del movimiento cristiana mundial, Jonatán P.
Lewis, UNILIT, 1995. Usado con permiso.
discípulos en su zona o en moldear a su iglesia para preparar y enviar misioneros capaces de
levantar iglesias que se multipliquen.
Existen cuatro principios básicos que hay que seguir: mirar los campos, edificar el cuerpo,
enfocar hacia la obediencia y organizarse para la multiplicación espontánea.
1. ¿Por qué no puede detenerse la misión después de establecer una iglesia o aun varias
iglesias?
Cristo nos ordena un escrutinio cuidadoso de los campos (Juan 4:35). Pablo conocía bastante
bien su propia “esfera” de ministerio (2 Corintios 10:12-16). Sabía qué clase de iglesia deseaba
establecer y dónde. Tenía una idea clara de su ministerio. Defina su propia área de
responsabilidad Cada uno de nosotros necesita hacerse la siguiente pregunta: ¿De quiénes soy
responsable? Muchos misioneros nunca aprenden a definir sus responsabilidades.
Los aspectos geográficos y étnicos de su ministerio nunca son claros. Algunos son oportunistas,
como buscadores de oro, yendo de un lado a otro, siempre buscando una veta más rica en la
siguiente montaña. En una ocasión le pregunté a un misionero en Honduras: ¿Cuál es tu zona
de responsabilidad? “Oh”, me contestó, “voy a ganar a Honduras para Cristo”. El anda de un
lado a otro, “ganando a Honduras para Cristo”, pero nunca ha establecido una iglesia y
probablemente nunca lo hará. Primero va a una ciudad, luego a otra. Reparte tratados en
prisiones y campamentos militares, pero nunca ha definido su área específica de
responsabilidad. Debemos aprender a definir nuestra área en términos precisos y concretos. Mi
zona de responsabilidad, por ejemplo, está constituida por los pueblos de habla hispana de las
zonas rurales de la parte central de! norte de Honduras. Esta incluye unos cuatrocientos
poblados y unas cuantas ciudades.
¿Qué clase de iglesias deberá establecer para que se multipliquen espontáneamente a través de
su zona de responsabilidad? Describa la iglesia en términos de lo que ésta pueda hacer y lo que
realmente hace, en vez de describirla en términos de estructura y organización. Haga una
distinción bien definida entre los puntos de predicación y las iglesias genuinas del Nuevo
Testamento.
Es imperativo saber exactamente hacia dónde quiere llegar uno, si desea evitar el andar
tambaleante con la idea de: “Voy a predicar con la esperanza de que alguien asista”. Tenga
cuidado de no iniciar lugares donde la gente asista para escucharle predicar.
En realidad, no necesita su predicación para levanta una iglesia. Existen muchas formas de
anunciar las Buenas Nuevas aparte de la predicación desde un púlpito. Una iglesia es una
congregación de discípulos que obedecen el mandato del Señor Jesucristo. Son creyentes que
se han arrepentido de sus pecados, que se han bautizado, celebran la Cena del Señor, se aman
en el Señor, muestran compasión hacia sus vecinos, oran, ofrendan y evangelizan. En Honduras
definimos simplemente a la iglesia como “un grupo de creyentes comprometidos con el
obedecer a Cristo”. Tal vez decida utilizar su propia definición bíblica, pero asegúrese que ésta
sea precisa y concisa, de tal forma que sepa exactamente hacia dónde la está enfocando en el
campo.
En Honduras se multiplican las iglesias con mayor rapidez siguiendo los pasos siguientes:
1. Testifique primeramente a las cabezas de familia, o sea a los varones. Acompáñelos a ganar
a sus amigos y parientes. No lleve a cabo ningún servicio en público hasta que los hombres
locales estén preparados para conducirlos.
2. Bautice sin demora a todos los creyentes que se han arrepentido.
3. Organice de inmediato un consejo de ancianos provisional (Hechos 14:23). Explíqueles que
ellos deberán ganar a los suyos y aprender a pastorearlos. Autoríceles a celebrar la Cena del
Señor, a conducir el rebaño y a hacer las demás cosas que Cristo mandó. Ellos todavía no
“predican”.
4. Inscriba a los ancianos en las clases de preparación por extensión. Reúnase con ellos cada
dos o tres semanas, o tantas veces como sea posible, hasta que se movilicen.
5. Proporcióneles una lista de las actividades congregacionales ordenadas por Cristo y los
apóstoles para sus iglesias. Utilice dicha lista como una guía para enseñar y movilizar a uno
de los ancianos a fin de que éste enseñe y movilice, a su vez, a los demás.
Defina su ministerio
¿Qué es lo que Ud. está haciendo? Mi propio ministerio es el de “ayudar a que las iglesias
hondureñas preparen a sus propios obreros”. Puedo definirlo en una sola frase. Su ministerio
posiblemente sea algo diferente. Quizás tenga que trabajar un poco antes de descubrir lo que
puede hacer, tal vez dos o tres años, pero siga esforzándose hasta que logre determinarlo. Sea
conciso y breve, si no puede serlo es porque ha tratado de abarcar demasiado. Refine su
trabajo de tal forma que no pueda hacer otra cosa más que una buena labor, luego deje que
Dios abra las puertas hacia campos más amplios.
Claro está, considere los dones que el Espíritu Santo le haya dado, pero recuerde que debemos
buscar los dones, no para llamar la atención, sino para ministrarnos en amor unos a otros, en la
forma más práctica y edificante. Asegúrese de que su ministerio le dé prioridad al mayor de los
mandamientos: el del amor (Juan 17:26).
2. Según Jorge Patterson, ¿qué pasos debe Ud. tomar para definir sus tácticas para establecer
iglesias?
Edifique el cuerpo
El segundo principio es edificar la iglesia como un cuerpo viviente. Pablo nos enseña en Efesios
4:11-12, que todo lo que los pastores, maestros y misioneros hagan, es para preparar a los
miembros de la iglesia para la edificación del cuerpo de Cristo.
¿Cuál será la forma de guiarlos a entrar en esas relaciones llenas de amor, a través de las
cuales puedan servir de manera solícita, enseñar y aconsejarse unos a otros? Pablo dejó a
Timoteo para que trabajara con los ancianos de varias iglesias que habían sido establecidas
recientemente y le encargó: “Lo que has oído de mí… encarga a hombres fieles que sean
idóneos para enseñar también a otros” (2 Timoteo 2:2). Es necesario desarrollar una relación
basada en el amor y la confianza entre el estudiante y el maestro, como la de Pablo y Timoteo.
Dicha relación de enseñanza es aquella entre “el maestro y su aprendiz”. Hay que enseñar a los
obreros dentro de la misma obra.
En Honduras sólo tengo tres estudiantes, a quienes enseño uno por uno. Ellos a su vez,
enseñan las mismas cosas que aprenden en varias iglesias, para que luego los demás las
transmitan a otros. Contamos con más de cien estudiantes-obreros activos. Siempre que
levantamos una iglesia nueva, de inmediato establecemos un consejo provisional de ancianos.
Lo más pronto posible, el obrero de afuera involucra al líder natural (más respetado y querido
por la gente), como su propio estudiante-obrero tipo Timoteo. Dicho estudiante luego enseña al
resto de los ancianos provisionales de la iglesia nueva. No es necesario preocuparse mucho
acerca de la “preparación del liderazgo” como tal. Simplemente organice las relaciones
humanas de tal forma que puedan enseñarse entre sí, y las iglesias “hijas” nacerán. Un
proyecto de tal índole producirá sus líderes en forma casi automática. Sin embargo, si se
invierte el proceso, tratando de producir primero los líderes en espera de que estos realicen
luego algunos proyectos, lo que normalmente resulta es que se hacen las cosas de una manera
tal que produce el gasto de enormes cantidades de dinero. Confíe en que el Espíritu de Dios
levantará y motivará a sus líderes.
El obrero de afuera (ya sea misionero o local), no decide quienes han de ser los líderes; hay
que dejar que la iglesia observe y reconozca a aquellos que se conforman mejor al concepto
bíblico de ancianos (1 Timoteo 3:1-7). Hay que tener cuidado con los objetivos de educación
tradicional casi siempre individualistas. Los objetivos de educación bíblica procuran la dificación
de la iglesia. El maestro tradicional ve únicamente a su estudiante.
Para establecer iglesias hijas, debemos implementar relaciones edificantes en amor, entre la
iglesia madre y las iglesias hijas. Debemos apuntar hacia el crear relaciones mutuas de
edificación dentro del cuerpo de Cristo entre las iglesias.
En la Biblia tenemos varios ejemplos acerca de las buenas relaciones entre iglesias: Hechos
11:19-26; 11:29,30; 14:26,27; 15:1,2 y 28:31. Existen muchas formas de dar y recibir entre las
iglesias. En Honduras lo hacemos de diversas maneras. La más sencilla es aquella en la cual un
obrero de la iglesia madre imparte clases por extensión en la iglesia hija cada dos semanas.
Otra forma, para el caso de que no haya quien pueda viajar libremente, es hacer que el obrero
principal de la iglesia hija asista cada dos semanas, más o menos, a la iglesia madre. Ambas
formas pueden combinarse, especialmente si las iglesias se encuentran demasiado distantes la
una de la otra. (Tenemos casos donde las iglesias se hallan a una distancia de dos días de
camino). Un mes va alguien de la iglesia madre va a la iglesia hija y el mes siguiente se procede
a la inversa.
Los eslabones en esta cadena de iglesias son mantenidos por maestros voluntarios, por
extensión, provenientes de la iglesia madre. Debemos mantener activos esos lazos entre las
iglesias. Hay que fomentar que los miembros se conozcan, se amen y se enseñen unos a otros.
Edifique el cuerpo de Cristo. Permita que los líderes naturales escogidos por la iglesia, preparen
a los ancianos. Permita que las iglesias madres instruyan a las iglesias hijas. Hay que dejar que
se desarrolle un liderazgo vigoroso. No corneta el error misionero más grande, el de controlar
las iglesias locales de un país. Aléjese. Deje que trabajen y crezcan. Entonces es cuando podrá
ver la dinámica “espontánea”. Lo que quiero decir por “espontánea” es que el impulso proviene
del mismo Cuerpo, motivado por el Espíritu Santo. El impulso del movimiento no proviene del
misionero. Se puede compartir la visión y hacer que la bola empiece a rodar, pero una vez que
eso se ha logrado, hay que retirarse y dejar que obre el Espíritu Santo.
Una estrategia correcta produce “generaciones” de iglesias. Una de las cadenas de nuestro
instituto por extensión ha producido más de cinco generaciones y veinte iglesias.
3. ¿Qué clase de relación sugiere el autor para los obreros en entrenamiento y cómo contrasta
esto con el plan de educación tradicional, que se encuentra hasta en las escuelas bíblicas?
4. ¿Por qué es esencial, para sustentar un movimiento progresivo en el establecimiento de
iglesias, el incremento de las relaciones entre las mismas y el continuo desarrollo de nuevos
líderes?
Jesús mandó que los apóstoles hicieran discípulos que obedecieran todas las cosas que El les
había ordenado (Mateo 28:20). Muchos misioneros sólo predican para obtener “decisiones”, en
vez de hacerlo para obtener discípulos obedientes.
Hay que definir el evangelio en términos de obediencia
¿Cuáles son las cosas que Cristo nos dijo específicamente que hiciéramos? En Honduras
pedimos que cada iglesia nueva memorice la lista siguiente de los mandatos principales de
Cristo (ABASODE).
Hay que enseñar a todo nuevo creyente a obedecer estos mandamientos desde un principio. No
hay que esperar más. Las primeras semanas y meses de la vida espiritual son las que hacen
más impacto en la persona; son las que determinan el carácter futuro del cristiano.
¿Cuál es la mejor forma de ayudar a que el estudiante enseñe a su congregación a hacer las
cosas que Cristo ordena que hagan? La Gran Comisión de nuestro Señor, Mateo 28:19,20,
requiere una orientación. La educación y el evangelismo, acoplados entre sí en un ministerio
por extensión, se convierten en una herramienta muy eficaz en el levantamiento de iglesias.
Combinadas, una refuerza a la otra. Para enseñar bíblicamente, nuestro objetivo educacional
principal no deberá ser el de “enseñar” a un estudiante, sino el de edificar la iglesia. Todos los
objetivos educacionales básicos y planes para el campo deberán estar basados en los mandatos
de Jesús. Es necesario saber de memoria los “mandatos” del Señor Jesucristo para su iglesia.
Estos forman el abc del levantamiento de iglesias. Sólo Cristo tiene la autoridad de ordenar lo
que deberán hacer sus iglesias.
Casi todas las divisiones y disputas en las iglesias, se originan cuando alguien trata de imponer
las prácticas apostólicas o costumbres humanas (de segundo o tercer nivel) como si se tratara
de mandamientos divinos (de primer nivel). En Honduras hemos estado utilizando una “Tabla
de progreso congregacional”, la cual enumera las actividades ordenadas por Cristo y los
apóstoles para su iglesia. Bajo cada una de las actividades, se mencionan los estudios sugeridos
sobre la teoría correspondiente, así como las preguntas que confirman el trabajo práctico
necesario. Para el nuevo líder de una iglesia dicho estudio, ordenado de manera funcional y
orientado estrictamente hacia la obediencia a Cristo y sus mandatos, combina ambos
ministerios: el de la edificación de la iglesia y el de la educación teológica, uniéndolos en un
solo programa pastoral.
Cada iglesia deberá enviar uno o dos obreros por extensión, tal como hizo la iglesia de
Antioquía (Hechos 13:1-3), para levantar iglesias hijas. Mientras más pronto mejor. Es más
difícil movilizar a una iglesia antigua para su multiplicación. Una iglesia madre puede levantar
una o más iglesias hijas, las cuales a su vez pueden levantar más iglesias. Este proceso es lo
que llamamos “una cadena por extensión”. Los eslabones no son los individuos, sino las
congregaciones.
Cualquier cadena de reproducción espiritual (en la cual uno alcanza y discípula a otro, quien a
su vez hace lo mismo con un tercero y así sucesivamente) tarde o temprano fracasa, a menos
que sea revitalizada continuamente por un cuerpo de creyentes llenos del Espíritu Santo. La
unidad reproductora de la cadena no es el testimonio del individuo, sino el de su iglesia. Es
necesario planear las cadenas por extensión, teniendo eso en mente. Cada iglesia deberá ser un
eslabón de la cadena; cada una testifica de Cristo y es un brazo de su iglesia.
Es necesario desarrollar un plan para enseñar a los nuevos convertidos cómo testificar a sus
familiares y amigos. El Espíritu Santo se comunica con más presteza a través de los lazos ya
existentes entre las personas; si los mismos no se utilizan como puentes para el evangelio, muy
pronto se podrán convertir en barreras. En Honduras, a cada nuevo creyente se le proporcionan
estudios bastante sencillos para que enseñe a sus familiares y amigos íntimos. Generalmente lo
acompaña algún cristiano maduro durante las primeras visitas con el fin de instruirlo sobre la
manera de hacerlo. Preparemos material, tanto para la gente que sabe leer y escribir como
para aquella que no lo sabe; en este último caso bastará con ilustraciones. Dichos estudios les
enseñarán acerca de Cristo y sobre el arrepentimiento, la fe y el perdón que llevan al bautismo.
Use un mapa de su zona de responsabilidad y en la cual sus colegas locales van a trabajar, para
planear los objetivos de evangelismo (levantamiento de iglesias) y educación (preparación
pastoral) conjuntamente. Deje que los dirigentes locales tomen la iniciativa en esto, sólo
ayúdeles a reconocer la clase de objetivos que se deben alcanzar para hacer el trabajo que
Cristo ordenó. Si se deja a los líderes locales fuera de los planes de campo, estos cooperarán
únicamente eri forma pasiva más tarde.
Es necesario hacer que cada uno firme el mapa sobre aquellas comunidades por las cuales se
hace responsable en nombre de su iglesia. Para lograr que un grupo esté de acuerdo en cuanto
a planes concretos, hay que proceder dando un paso a la vez, orando por cada una de las
decisiones. Hay que orientarlo continuamente acerca del requerimiento básico de la Gran
Comisión, el cual es discipular, enseñándoles a obedecer sus mandamientos.
Prepare un bosquejo corto sobre los objetivos de campo que hayan sido acordados.
¿Cuáles son las nuevas comunidades que se esperan alcanzar? ¿Dónde se encuentran los
centros estratégicos para la extensión de la obra? ¿Quiénes son las personas que aceptan la
responsabilidad?
En Honduras, nuestro programa por extensión comenzó con una iglesia madre (Olanchito). Nos
reunimos y dividimos nuestra zona de responsabilidad (el valle del Aguán) en nueve zonas
regionales. Nuestro primer objetivo fue el de levantar una iglesia hija en cada una de las nueve
regiones, con vistas a que cada iglesia alcanzara a todos los poblados de su zona a través de
clases por extensión. Cada uno de los obreros colocó su firma en la zona del mapa que le
correspondía. El segundo objetivo fue el de movilizar a cada iglesia hija para que hiciera lo
mismo dentro de su pequeña zona de responsabilidad. Todo esto dio como resultado, en un
término de once años, ochenta congregaciones. Más de la mitad de éstas hoy son
autosostenidas, autogobernadas y autopropagadoras.
Asegúrese de planear con el fin de obtener resultados específicos. ¿Cuántas iglesias hijas
pueden levantarse en el presente año? ¿Cuántos nuevos creyentes y pastores se prepararán?
Los estudiantes del Instituto Bíblico por Extensión en Honduras levantan un promedio de siete
iglesias nuevas cada año, las cuales dan un promedio de quince creyentes adultos bautizados
después de cada período. Cada congregación tiene de uno a tres pastores en preparación.
Consideramos que el avance será constante en el futuro, dentro de cada una de las zonas de
nuestra responsabilidad. Además estamos abriendo zonas nuevas, en donde repetiremos el
mismo procedimiento. Siempre fijamos metas anuales que estén de acuerdo con los
mandamientos evangelísticos de Cristo, con nuestros objetivos de campo y con nuestra fe.
Las parábolas de Cristo sobre el “crecimiento de la iglesia” (Mateo 13; Marcos 4:26-29; Juan
15:1-6), nos muestran que las iglesias que son pastoreadas en obediencia crecerán en forma
normal, como las plantas. Al igual que todo lo creado por Dios, cada una se reproduce dentro
de su misma especie, produce buen fruto, da buena cosecha y crece por sí sola (uno planta,
otro riega, pero Dios es el que da el crecimiento). La naturaleza inherente de la iglesia es
crecer. Si no crece, al igual que el maíz cuando deja de crecer después de haber alcanzado
cierta altura, debemos suponer que algo anda mal. Una iglesia obediente, bajo circunstancias
normales, debe crecer, esto forma parte de su misma naturaleza. Si no lo hace puede ser que
haya sido plantada en mala tierra, o necesite riego, limpieza de malas hierbas, fertilizantes, o
quizás más luz. Cuando una iglesia compuesta de gente receptiva no crece, debemos pensar
que algo debe estar apagando el poder del Espíritu Santo dentro del Cuerpo.
Existen varias trampas que deben evitarse. Veamos algunas de ellas:
1. Evitar los ritos de decisiones. No trate de confirmar la salvación con ritos sobre decisiones
tales como alzar la mano, firmar tarjetas, pasar al frente, etc. Ninguna de estas cosas pone
suficiente énfasis en la necesidad del arrepentimiento. Dichos ritos de decisiones son una
novedad en la historia de la iglesia. Estos reemplazan al bautismo en cuanto a la forma y el
propósito para los cuales Dios lo ordenó: para confirmación del arrepentimiento y la fe del
nuevo convertido. El bautismo ha pasado a ser una ceremonia de graduación después de un
curso de discipulado y un tiempo de prueba. Por otra parte, no espere que los integrantes
de una sociedad no democrática se decidan por Cristo en forma individual. Generalmente,
una decisión personal sincera requiere mucha discusión (a veces hasta argumentaciones)
con los amigos íntimos y parientes, por parte de! convertido. La Biblia no habla de
decisiones por Cristo ni de aceptarle a El, sino que requiere de una fe que transforma la
vida, y del arrepentimiento de los pecados.
2. Evitar retrasar el bautismo. No nos atrevamos de ninguna manera a desobedecer el
mandamiento de Cristo, rehusando el bautismo a un pecador sinceramente arrepentido
(Hechos 10:47,48). Permitámosle participar de la Cena del Señor tan luego se bautice.
Instruyámosle para que haga todo lo ordenado por Cristo, especialmente amar a sus
semejantes, tal como lo enseñaron nuestro Señor y los apóstoles: como lo más importante
(Hechos 2:41,42; Juan 13:34,35). Las primeras semanas de vida como creyente, son muy
importantes para moldear el futuro carácter del cristiano. Un creyente más viejo difícilmente
podrá ser movido a servir al Señor, luego de haber pasado su adolescencia espiritual
escuchando sermones pasivamente. Algunas iglesias evangélicas requieren que el nuevo
creyente se santifique fuera de la iglesia, antes de ser bautizado y recibido como miembro.
Los apóstoles bautizaban a los nuevos creyentes arrepentidos de inmediato y sin
excepciones. Su adoctrinamiento y perfección continuaba dentro de la iglesia bajo el
cuidado pastoral. No retrase la obediencia a los mandatos de Cristo una vez que las
personas confiesen su arrepentimiento y fe.
3. Evitar los subsidios misioneros. Muchos misioneros titubean en enseñar acerca de la
mayordomía. Corrompen a sus iglesias dándoles “dinero fácil”, desalentando a que ofrenden
los creyentes. El sostener la obra de Dios es un privilegio. Un creyente que ha sido
enseñado correctamente, se goza en dar para la obra. No quite la bendición a los creyentes
pobres. Dios multiplica lo poco mediante su matemática celestial y la iglesia crece
espiritualmente (Lucas 21:1-4). Muy pocas misiones pagan a los pastores locales porque
esto tiende a corromper tanto al pastor como a la iglesia, especialmente en las comunidades
pobres. Si una congregación es demasiado pobre para sostener a sus ministros, deje que
aquellos sirvan voluntariamente. Prepare a varios hombres para que sirvan en conjunto.
Nunca levante una iglesia que dependa de la ayuda del extranjero. Eso creará
resentimiento, iglesias débiles y el control misionero.
4. Evitar cualquier retraso. Nunca acepte el argumento de “todavía no podemos levantar una
iglesia hija; nuestra iglesia es demasiado débil; debemos esperar a tener primero una iglesia
madre fuerte”. Ninguna iglesia es demasiado nuevapara obedecer a Cristo. Tan pronto
como haya un obrero disponible, es necesario enviarlo a trabajar. Las iglesias nuevas
levantan iglesias hijas con mayor prontitud que las iglesias viejas. Si espera que su iglesia
se haga fuerte, también se va a hacer dura. Con mucha frecuencia es imposible movilizar a
una iglesia vieja a que levante iglesias hijas.
5. Evitar el rompimiento de la comunicación. Con frecuencia una iglesia levanta a otra y luego
ésta levanta a otra y así sucesivamente por varias generaciones. La corriente de los estudios
por extensión puede seguir la misma cadena. Una iglesia prepara a otra, ésta a una tercera
y así sucesivamente. El mejor crecimiento de las iglesias parece ocurrir cuando uno o dos
eslabones más adelante, se ha retirado el misionero extranjero; existe menos dependencia
de él y más dependencia del Espíritu Santo. Así también tres o cuatro eslabones más allá,
en la relación entre estudiante y maestro, la comunicación puede romperse haciendo
necesaria la reorganización de la cadena. El maestro debe recibir reportes precisos y
continuos de parte de cada iglesia integrante de la cadena. En caso contrario, no podrá
enseñar bien y la cadena se romperá. A la vez, deberá descubrir y fortalecer los eslabones
débiles.
6. Evitarla presión por crecer. Nosotros no podemos hacer que la iglesia crezca, simplemente
la dejamos crecer. No obligue a sus estudiantes a convertir a las personas mediante
artificios humanos. Deje que su iglesia crezca de manera espontánea. Una iglesia obediente
normal, crece sencillamente en la medida en que obedece al Señor. Las parábolas de Jesús
sobre el crecimiento de la iglesia muestran que el crecimiento de ésta es similar al de las
plantas y de los animales. Todos los seres vivos creados (incluyendo a la iglesia) crecen y se
reproducen. La iglesia es una cosa viva; es el cuerpo de Cristo. Debemos esperar que
crezca. Si tratamos de controlar su crecimiento, la mataremos. Es espiritual. Todo lo que
hacemos nosotros es obedecer los mandatos de Dios. Nosotros plantamos, regamos,
limpiamos, espantamos las aves y Dios es el que proporciona la cosecha.
Planear una estrategia que guíe a la multiplicación espontánea de iglesias, requiere mucho más
que simplemente esperar que el Espíritu Santo haga su obra. Nuestros planes deben contar con
Su trabajo y permitirle que suceda. Obedeciendo a los mandamientos de Cristo y sus apóstoles,
el evangelismo y el entrenamiento están combinados para iniciar y mantener el ímpetu en el
establecimiento de iglesias. Primero se moviliza el nuevo liderazgo. Las relaciones Pablo-
Timoteo son creadas entre individuos, como también las relaciones entre iglesias
madre/hija/nieta. Reconociendo los principios del crecimiento espontáneo, el misionero sabio
armoniza los esfuerzos por medio del estímulo y el planeamiento, permitiendo que el Espíritu
Santo se mueva, guíe y controle la obra.
Así se lograrán movimientos de crecimiento espontaneo de la iglesia para llegar hasta los
últimos pueblos y rincones de la tierra.