Economia Social

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1.

La Economía Social
1.1 Síntesis histórica.
La Economía Social no es un concepto novedoso, data del siglo del XIX en
Europa, de los movimientos obreros cristianos, socialistas y anarquistas, ya para
el año 1900 había un salón en la exposición Universal de París que llevó su
nombre. La Economía Social se definió como un concepto polisémico es decir,
designaba diversas aproximaciones teóricas y disciplinarias que buscaban una
interpretación integral del fenómeno más allá del mero hecho económico.

El término se utilizó para designar algunas prácticas económicas en donde


prevalecía la democracia y el empresariado colectivo. Sin embargo, hasta el
presente existe la ambigüedad en cuanto a su verdadera naturaleza, se le ha
vinculado a diversas tendencias en el campo de las ciencias sociales,
específicamente en la economía y la sociología.

Durante el siglo XIX y principios del XX la economía social tuvo entre sus
principales exponentes a Charles Dunoyer, Charles Gide y L. Walras este último
como representante de la escuela Liberal. De estos tres es Charles Gide entrado
el siglo XX quien propone definir a la economía social como aquel conjunto de
empresas y organizaciones cuyas reglas dan cuenta de los valores sociales. En
este conjunto se ubicaron a las cooperativas, las mutuas y las Asociaciones 1[1].

En este sentido, es posible identificar cuatro tendencias de la economía social,


por un lado una escuela social-cristiana que se inspiró fundamentalmente en los
postulados de la doctrina social de la Iglesia Católica, esta tendencia hizo del
consumo y los servicios la puerta de entrada a la economía social. Por otro lado, la
escuela socialista que se extendió dentro de los países germánicos y
escandinavos a través de la democracia industrial y el capitalismo. 2[2] Esta
tendencia privilegió la producción y la reorganización del trabajo. Además de las
dos escuelas señaladas, se evidenció la existencia de una escuela liberal y una
escuela solidarista. La liberal postulaba la existencia de la economía social como
un reforzamiento del rol del mercado en la asignación de los recursos escasos en
la sociedad, en detrimento del Estado. La solidarista postulaba que la economía
social era la expresión de una conducta humana que propendía a la acción
voluntaria, al servicio al prójimo y a la fraternidad.

Con la expansión y consolidación del Estado del Bienestar Europeo y Anglosajón


se produce una disminución de las actividades de la economía social, la presencia
y regulación de la actividad económica por parte del Estado fue evidente en los

2
llamados treinta gloriosos años 1945-1975 3[3], muchas de las organizaciones que
sobrevivieron entre ellas algunas cooperativas de consumo son las que en
algunas ciudades y pueblos de Europa se mantienen vigentes.

Esta etapa histórica de la economía social es definida en la literatura respectiva


como la vieja economía social, siendo las cooperativas, las mutuas francesas y las
asociaciones sus principales actores jurídicos e institucionales.

1.2 La Nueva Economía Social

Con la decadencia y crisis del Estado del Bienestar en la misma década de los
setenta, resurge el movimiento de la economía social con la misma fuerza que en
su génesis, respondiendo a los mismos postulados de la vieja escuela del siglo
XIX, no obstante, en esta oportunidad asume múltiples definiciones en función de
las realidades culturales, políticas, institucionales y jurídicas de los países donde
se pone de manifiesto el resurgir de este movimiento.

En ambos momentos históricos el autor Jacques Defourny establece dos


condiciones para el desarrollo de la economía social. Por un lado, la economía
social es hija de la necesidad, es decir, los miembros de estas organizaciones
poseían un conjunto de necesidades insatisfechas, tanto en el siglo XIX como en
el presente. Por el otro, la existencia de una identidad, reflejada no sólo en la
conciencia de clases que los obreros del siglo XIX poseían, como también el
sentido de pertenecer a un grupo social que compartiese una identidad colectiva
o un destino común (como por ejemplo las cooperativas quebequesas que se
agruparon en defensa de su lengua y su religión) 4[4].

En la actualidad existe una variedad de definiciones de este término el cual se ha


ido moldeando en función de las realidades globales de cada país donde se ha
desarrollado.5[5]

A continuación veamos las diversas definiciones contemporáneas existentes en


torno a la economía social:

“La economía social se define a partir de las organizaciones que la componen: las
cooperativas, las mutuas y las asociaciones. (Henry Desroche, 1.983).

“La economía social reagrupa las actividades ejercidas por algunas sociedades,
principalmente las cooperativas, algunas mutualidades y asociaciones, donde la
ética se caracteriza por la finalidad de servicio a sus miembros o a otros colectivos
más allá del beneficio. La autonomía de gestión, los procesos de decisión

5
democrática y la primacía de las personas y el trabajo sobre el capital son más
importantes que la repartición de los beneficios” (Consejo Wallono de economía
social, Bélgica, 1.991).
“La economía social es definida como la combinación de un reagrupamiento de
personas y de una empresa productora de bienes y servicios” (Claude Vienney,
1.994).

“La economía social vista de la lógica de acción de la Asociación: la asociación


se define como un dispositivo de compromiso destinado a regir las tensiones entre
las mayores formas de coordinación e implicación de las formas mercantiles,
doméstica, solidaria, administrativa y democrática” ( Bernard Enjolras, 1.994)

“La economía social es una economía plural; está constituida por empresas y
organizaciones cuya especificidad está en combinar y agrupar la mayor cantidad
de personas en vez de accionarios, con el fin de satisfacer las necesidades de los
miembros de la Asociación”. (Benoit Levesque y Yves Vaillancourt, 1.996).

“La economía social es un tercer sector a los lados del sector privado lucrativo y
del sector público. En los Estados Unidos se habla de non-profit organizations, en
Inglaterra de volontary sector y dentro de los países latinos de economía social”.
(Jean Delespesse, 1.997).

“La economía social es un sector económico privado con objetivos sociales o


colectivos”. (Isabel Vidal, 1999).

Además de estas definiciones, existe una que reúne unas características que
permiten entender y englobar el resto de los conceptos. Es una diferenciación en
dos aproximaciones que hace Defourny 6[6] a la hora de definir a la economía
social.

El autor establece dos aproximaciones para comprender el concepto, la primera es


la jurídica-institucional: en ella establece que la economía social es el conjunto de
organizaciones que asumen como fórmula jurídica o que al no existir otra buscan
el reconocimiento institucional en las cooperativas, mutuas y asociaciones.

La segunda es una aproximación normativa, en donde se atiende a los principios


rectores que las organizaciones que componen a la E.S tienen en común, estos
son:
a)    Finalidad de servicio a los miembros o al colectivo más allá del beneficio.
b)    Autonomía de gestión.
c)    Procesos de decisión democrática.
d)    Primacía de las personas y del trabajo sobre el capital dentro de la repartición de
los beneficios.

6
Para finalizar esta parte, se citará cuales son las tendencias actuales de la
economía social o tercer sector.

Actualmente se presentan tres vertientes de interpretación de esta realidad


multidisciplinaria. En primer lugar, hay una tendencia anglosajona que define a
este fenómeno como el non-profit sector, el voluntary sector, este se caracteriza
por organizaciones que presenten las siguientes particularidades:

a)    Son organizaciones formales con personalidad jurídica y reconocimiento


institucional.
b)    Son de naturaleza privadas distintas al sector público.
c)     Son independientes, deben tener sus propias reglas e instancias de decisión.
d)    No pueden distribuir beneficios a sus miembros.
e)    Deben comportar un cierto nivel de participación voluntaria o de donantes.

Aquí la distinción fundamental que se establece con la economía social está en el


punto c y d. Entonces, economía social y non profit sector no son lo mismo, pero
se encuentran en el mismo espacio del tercer sector y la sociedad civil.

En segundo lugar existe una interpretación italiana. Los representantes de esta


tendencia afirman que el tercer sector es un universo heterogéneo de
organizaciones que no persiguen el lucro (marco normativo). Sin embargo en sus
actividades de naturaleza económica son lucrativas y reparten parcialmente sus
excedentes. Para los italianos son entidades Not for profit. 7[7]

En esta definición tercer sector y economía social se sitúan en una misma esfera
conceptual. Esta postura italiana es producto de su realidad jurídica y de la historia
del fuerte y arraigado movimiento cooperativo que ellos poseen.

Las diferencias fundamentales que están en la discusión contemporánea de estos


temas son los siguientes:

1.- La economía social da relevancia a la democracia económica y de gestión.


2.- La economía social es tercer sector o está dentro de él. (Principal debate).
3.- El non profit sector sostiene la primacía del voluntariado y de la no-distribución
de beneficios.
4.- El tercer sector no es non profit sector es not for profit sector (la postura
italiana).

En la actualidad este es el debate existente. La tendencia se torna más compleja


con los enfoques y variantes que surgen de la realidad económica y social, sobre
todo en la América Latina, en donde existe además de la idea de economía social
y el non profit sector; la economía solidaria y la economía popular, tema a la cual
nos referiremos en la siguiente parte.

7
2. Economía Popular, Economía Solidaria y Economía Social en América
Latina.

2.1 La Economía Popular.

Con las crisis económicas, políticas y sociales que permanentemente sacuden a la


región latinoamericana se ha observado el desarrollo de un polo económico
alternativo muy distante del sector privado tradicional. Este polo surge
fundamentalmente por la existencia de dos factores: a) la presencia de unos
niveles bajos de ingresos familiar generalizados en la población y 2) la necesidad
de encontrar nuevas actividades y acciones que procuren evitar los signos de
pobreza y exclusión . A este polo de la economía se le ha denominado economía
popular. Esta es definida como el conjunto de expresiones económicas que ejerce
una población en situación de exclusión social que busca satisfacer unas
necesidades mínimas insatisfechas. En este sentido la economía popular se
caracteriza por lo siguiente:

a)     La participación de la mayoría de los miembros de una familia en el proceso de


producción, comercialización o venta de bienes.
b)     La existencia de una frágil base de capital económico.
c)     El ejercicio de las actividades económicas alejados de los marcos formales, tanto
jurídicos como fiscales.
d)     La inexistencia de detallados patrones de gestión empresarial, y
e)     La precariedad de los ingresos que reportan las actividades ejercidas.

En pocas palabras se puede decir que la economía popular es el instrumento que


posee la población excluida socialmente para enfrentar medianamente los efectos
que produce los bajos niveles de ingreso familiar, la ineficaz distribución de los
ingresos nacionales y las desigualdades que genera el orden económico
establecido.

La manifestación más significativa de la economía popular se halla en la actividad


comercial informal, las microempresas personales y en las pequeñas empresas
familiares. Las actividades específicas de comercio y producción son variadas y
abarcan todo tipo de insumos que mayoritariamente son demandados por el resto
de la población.

Existe en la actualidad un debate muy intenso a la hora de insertar al sector


informal urbano dentro del contexto de la economía popular, por un lado están lo
que le dan un tratamiento negativo al término, es decir, lo definen por todo lo que
no es: (..)Lo no estructurado, lo no privado, lo no formal, lo no rentable, lo no
publico, lo no legal, lo no estético, lo no legítimo. (Barrantes: 41,1.997). Bajo este
esquema la economía informal no está dentro de la economía popular, mientras
que otros autores (Nyssens y Larraechea) señalan que el sector informal visto
desde los actores que lo conforman y no desde lo estructural como se ha definido
clásicamente es la expresión más genuina de la economía popular 8[9].

Por otra parte, el diagnostico de este sector, muestra que si bien es cierto la
economía popular ha logrado que los niveles de exclusión social y de desigualdad
no se profundicen en la población, también es cierto, que la orientación que la han
dado los Estados latinoamericanos a esta actividad, no ha sido la más
conveniente.

Siguiendo a Nyssens, Fonteneau y Salam Fall se pueden distinguir cinco tipos de


actividades dentro de la economía popular:

a.    Unas Organizaciones de economía popular (OEP): Ellas se desarrollan


frecuentemente en la comunidad y el barrio, su campo de acción está ligado al
consumo, la producción y la distribución de bienes y servicios. Las OEP nacen de
la iniciativa de un grupo de personas que buscan satisfacer un conjunto de
necesidades propias, sobre la base de la explotación de sus propias fuentes y la
ayuda mutua.

b.    Las micro-empresas: Son unidades de producción y/o de comercialización de


bienes y servicios, de tipo familiar (en donde eventualmente se produce la
contratación de personas externas a la familia).

c.    Las iniciativas individuales: A diferencia de la micro-empresa familiar, estas


nacen de una sola persona, que busca darse su propio puesto de trabajo sin la
implicación directa de terceros.

d.    Las estrategias de Asistencia: personas que tienen como recursos las
instituciones de la caridad, etc.

e.    Las actividades ilegales: personas que se dedican al tráfico de drogas, hechos
delictivos, robos, etc.

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De esta tipología, se puede desprender la siguiente estructura de la economía
popular:

OEP Microempresas Iniciativas Estrategias Actividades


familiares individuales de ilegales
Asistencia
Nivel de Talleres de Talleres productivos Choferes de Organizacion Trafico de
crecimiento autogestión taxi es que drogas
reivindican la
vivienda
Nivel de Grupos de Pequeñas tiendas Pequeñas Beneficiarios Ventas
subsistencia consumo reparaciones de clandestinas
instituciones
de la caridad
Nivel de Comedores Recogida de desechos Mendicidad Pequeños
sobrevivencia populares Robos

Ven
dedores de la
calle

Fuente: Razeto y Calcagni, 1.989


Sector informalurbano
(familiar).
 
Modificado por Nyssens, Fonteneau y
Sector informalurbano
(individual).
 
Salam Fall, 1.999.

Para finalizar el tema de la economía popular, estos autores señalan que


pueden existir entre la economía social y la economía popular prácticas de
economía solidaria, es decir, que la convergencia de estos dos polos de la
economía supondrían para América Latina, el fortalecimiento de un modelo
económico más racional, más productivo y más equitativo que allane el camino
para un desarrollo y crecimiento más equilibrado de la región.

2.2 La Economía Solidaria.

Cuando en algunas comunidades se genera una red de gestión empresarial


preservando el proceso de economía popular se genera entonces la llamada
economía solidaria. En esta la existencia de un compromiso de ayuda y de
reciprocidad en el proceso económico es fundamental para su existencia. No
obstante, se puede decir que en América existen dos tendencias que intentan
definir a la economía solidaria.

Por un lado, la escuela francesa plantea a través de su autor Jean Louis Laville,
que la economía solidaria es la constitución de tres factores.

1.     La construcción conjunta de la oferta y la demanda entre los profesionales y los


usuarios a partir de una relación reciprocitaria.
2.     La realización de una hibridación relativamente ejemplar de la economía mercantil
(el mercado), de la economía no mercantil (El Estado) y la economía no monetaria
(el don, la reciprocidad). Y
3.     La búsqueda de un equilibrio entre las tres formas de economía precedentes 9[10].

En resumen la economía solidaria según Laville plantea que la única forma de


corregir las fallas en el mercado que generan cualquiera de las formas
precedentes de una economía, es a través de la búsqueda de una alianza entre
los actores que intervienen en el proceso económico. En otras palabras que
productores y consumidores construyan conjuntamente la oferta y la demanda de
bienes y servicios.

Las experiencias de esta interpretación de la economía solidaria se hallan en la


gestión de los servicios de proximidad en Francia, Canadá y Bélgica, en donde
mediante una relación de reciprocidad las entidades de la economía social 10[11]
están intentando corregir las fallas que el mercado de los servicios presenta.

Pasando a la otra definición de la economía solidaria, en la América del sur,


específicamente en Bolivia, Colombia, Perú, Ecuador, Chile, Uruguay y Argentina,
la economía solidaria es definida como aquel polo económico nacido de la
economía popular en donde se ubican las microempresas ya sea asumiendo como
formulas jurídicas a las cooperativas, o simples empresas de responsabilidad
limitada, que actúan en redes de producción, comercialización y consumo.

El argumento central de esta tendencia, es la lucha permanente por la disminución


de los costos de los bienes y servicios que se ven aumentados por las cadenas
que se generan en todo el recorrido que realizan los productos hasta llegar al
consumidor final.

El papel que ha jugado el movimiento cooperativo ha sido importante en el


desarrollo de este polo. Las fortalezas por los años de experiencia han permitido
que en muchos países latinoamericanos existan verdaderas redes económicas de
solidaridad, que posibilitan el acceso a mayores bienes y servicios a la población.

10
Las experiencias cooperativas en Colombia, del mercado justo hacia Bolivia,
Ecuador y Perú, el movimiento de las ONG’s para el Desarrollo, son las más
significativas manifestaciones que ha tenido la economía solidaria en la América
Latina.

La situación en Venezuela.

Venezuela ha sido quizá el país junto a México y Brasil que ha tenido el mayor
desarrollo de la economía popular. El cada vez mayor número de personas
insertadas en el mercado informal, el mayoritario desarrollo en las zonas
marginales de empresas familiares es una prueba de la existencia de un gran
sector que está compitiendo con el sector privado tradicional.

Sin embargo, la economía solidaria y social no han corrido la misma suerte. La


economía solidaria ha tenido algunas importantes manifestaciones sobre todo en
el sector agrícola venezolano con la creación de redes de comercialización que
han originado la venta directa del productor al consumidor de este tipo de bienes.
Fue con el gobierno del Presidente Rafael Caldera 11[12] que se introdujo en
Venezuela el concepto de economía solidaria como sustituto en el lenguaje oficial
de la economía popular, en este sentido el Programa de Economía Solidaria tuvo
los siguientes objetivos:

“Generales: 1) Promover un Sistema de autoabastecimiento solidario para


la distribución de los alimentos y medicinas a menores precios mediante la
organización social. 2) Crear y fortalecer empresas solidarias mediante en los
sectores de menores ingresos mediante un sistema de capacitación masiva en
gestión”. (Barrantes: 46,1997).

De esto se puede extraer que en el Estado no se dio un proceso de reflexión


política y económica del significado de la economía popular y el tránsito hacia una
economía solidaria. Desde nuestro entender, la implementación de la economía
solidaria en Venezuela significó una moda del gobierno de turno sin el más mínimo
propósito de redimensionar tanto a la economía popular como a la economía
solidaria mediante la creación de un Tercer Sector de la Economía: la economía
social venezolana. (Michelena, 1.988 en Barrantes: 45, 1.997).

De la economía social, las experiencias que se reportan son muy pocas, es crítica
la situación económica y profesional de las entidades que bien pudieran
transformar su dinámica no gubernamental y no lucrativa en un movimiento
empresarial social que tienda a la creación de un tercer sector en Venezuela
sólido y competitivo frente al Estado y el sector privado tradicional.

La realidad venezolana es que el debate sobre la economía popular y la solidaria


no ha sido lo suficientemente amplio como para poder definir estrategias que
conduzcan a unos lineamientos para la superación de estos polos. Se dice

11
superación porque es obvio que la economía popular y la solidaria tal como están
entendidas y manifestadas en el país deben dar paso a un polo económico plural,
alternativo y coajustado al resto de los actores económicos del país, incluyendo al
promotor principal de la economía: el Estado.

Con respecto a la economía social recién es que en las Universidades y en


algunos sectores elites de la sociedad civil es que el tema se está analizando y
estudiando. La comprensión de esta manifestación económica podría hallar el
camino para la transformación de la economía popular y solidaria venezolana en
una economía plural y social.

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