Teoría Psicoanalítica de Carl Jung - TEORÍAS PSICOANALÍTICAS

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TEORÍAS PSICOANALÍTICAS

Su denominación como psicoanalítico se debe por la insistencia de Freud al analizar las


fuerzas y conflictos (psíquicos) internos profundos. Facultad de Ciencias Psicológicas de la
Universidad de Guayaquil Cuarto Semestre N2 *GINGER RONQUILLO Y SAMANTA
GUERRERO*

Teoría Psicoanalítica de Carl Jung

La teoría de Jung tiene como concepto central el individualismo.

La cual, divide a la psique en 3 partes:

1. El YO:ese identifica con la mente consciente.

2. El inconsciente personal:todo aquello que se forma en el pasado


del individuo. Son los recuerdos reprimidos o que debido a su
irrelevancia se elimina; y que, a su vez, este contiene partes de la
personalidad que no logran aflorar del todo en la conciencia.
3. El
inconsciente colectivo:se centra en la atmósfera de lo
desconocido, es decir, en el pasado filogenético de cada individuo.

Jung nos dice que nacemos de una herencia psicológica y biológica y


ambos son determinantes de la conducta y las experiencias.
En este caso, el material no se origina de las experiencias
personales, estos tienen cierta relación con los arquetipos que,
según el autor, son la tendencia o predisposiciones heredadas para
responder al mundo.
Estos, se representan mediante figuras mitológicas, algunas de las
cuales y las más conocidas son:

El niño divino

El doble

El viejo

El sabio

La madre primordial
Cada una de las partes de la estructura de la personalidad son
también un arquetipo, dicha estructura se caracteriza por:

El yo

La persona

La sombra

El ánima

El animus

El self.

Por otro lado, Jung nos habla de 2 actitudes básicas para la


personalidad:
La introversión: las personas son guiadas hacia dentro, se
preocupan más en ver como el mundo les afecta a ellos mismos,
sintiéndose mejor solo con su mundo interior y los sentimientos
propios, pero no con los del resto.

La extraversión:las personas son guiadas hacia lo externo y ven


como ellos logran dar un impacto hacia el mundo, orientándose
hacia las relaciones sociales, el mundo y las cosas. (Teorias de la
Personalidad , 2013)

Arquetipos
Los contenidos del inconsciente colectivo son los
llamados arquetipos. Jung también les llamó dominantes, imagos,
imágenes primordiales o mitológicas y otros nombres, pero el término
arquetipo es el más conocido. Sería una tendencia innata (no
aprendida) a experimentar las cosas de una determinada manera.

El arquetipo carece de forma en sí mismo, pero actúa como un


“principio organizador” sobre las cosas que vemos o hacemos.
Funciona de la misma manera que los instintos en la teoría freudiana.
El arquetipo es como un agujero negro en el espacio. Solo sabemos
que está ahí por cómo atrae materia y luz hacia sí mismo.
El arquetipo materno

Este arquetipo es particularmente útil como ejemplo. Todos nuestros


ancestros tuvieron madres. Hemos evolucionados en un ambiente
que ha incluido una madre o un sustituto de ella. Nunca hubiéramos
sobrevivido sin la conexión con una persona cuidadora en nuestros
tiempos de infantes indefensos. Está claro que somos “construidos”
de forma que refleja nuestro ambiente evolutivo: venimos a este
mundo listo para desear una madre, la buscamos, la reconocemos y
lidiamos con ella.

Así, el arquetipo de madre es una habilidad propia constituida


evolutivamente y dirigida a reconocer una cierta relación, la de la
“maternalidad”. Jung establece esto como algo abstracto, y todos
nosotros proyectamos el arquetipo a la generalidad del mundo y a
personas particulares, usualmente nuestras propias madres. Incluso
cuando un arquetipo no encuentra una persona real disponible,
tendemos a personificarlo; esto es, lo convertimos en un personaje
mitológico “de cuentos de hadas”, por ejemplo. Este personaje
simboliza el arquetipo.

Este arquetipo está simbolizado por la madre primordial o “madre


tierra” de la mitología; por Eva y María en las tradiciones occidentales
y por símbolos menos personalizados como la iglesia, la nación, un
bosque o el océano. De acuerdo con Jung, alguien a quien su madre
no ha satisfecho las demandas del arquetipo, se convertiría
perfectamente en una persona que lo busca a través de la iglesia o
identificándose con la “tierra madre”, o en la meditación sobre la
figura de María o en una vida dedicada a la mar.
Maná

Debemos saber que estos arquetipos no son realmente cosas


biológicas, como los instintos de Freud. Son demandas más
puntuales. Por ejemplo, si uno sueño con cosas alargadas, Freud
sugeriría que éstas representarían el falo y en consecuencia el sexo.
Jung propondría una interpretación muy distinta. Incluso, el soñar con
el pene no necesariamente implica una insatisfacción sexual.

Es llamativo que en sociedades primitivas, los símbolos fálicos


usualmente no se refieran en absoluto al sexo. Usualmente
simbolizan el maná, o poder espiritual. Esto símbolos se exhiben
cuando es necesario implorar a los espíritus para lograr un mejor
cosecha del maíz, o aumentar la pesca o para ayudar a alguien. La
relación entre el pene y la fuerza, entre el sémen y la semilla, entre la
fertilidad y la fertilización son parte de la mayoría de las culturas.

La sombra
Por supuesto que en la teoría junguiana también hay espacio para el
sexo y los instintos. Éstos forman parte de un arquetipo llamado la
sombra. Deriva de un pasado pre-humano y animal, cuando nuestras
preocupaciones se limitaban a sobrevivir y a la reproducción, y
cuando no éramos conscientes de nosotros como sujetos.

Sería el “lado oscuro” del Yo (del sí mismo. N.T.) y nuestra parte


negativa o diabólica también se encuentra en este espacio. Esto
supone que la sombra es amoral; ni buena ni mala, como en los
animales. Un animal es capaz de cuidar calurosamente de su prole,
al tiempo que puede ser un asesino implacable para obtener comida.
Pero él no escoge ninguno de ellos. Simplemente hace lo que hace.
Es “inocente”. Pero desde nuestra perspectiva humana, el mundo
animal nos parece brutal, inhumano; por lo que la sombra se vuelve
algo relacionado con un “basurero” de aquellas partes de nosotros
que no queremos admitir.

Los símbolos de la sombra incluyen la serpiente (como en el Jardín


del Edén), el dragón, los monstruos y demonios. Usualmente guarda
la entrada a una cueva o a una piscina de agua, que representarían
el inconsciente colectivo. La siguiente vez que sueñen que se están
peleando con un luchador fortísimo, puede que simplemente ¡se esté
peleando con usted mismo!
La persona

La persona representa nuestra imagen pública. La palabra,


obviamente, está relacionada con el término persona y personalidad
y proviene del latín que significa máscara. Por tanto, la persona es la
máscara que nos ponemos antes de salir al mundo externo. Aunque
se inicia siendo un arquetipo, con el tiempo vamos asumiéndola,
llegando a ser la parte de nosotros más distantes del inconsciente
colectivo.
En su mejor presentación, constituye la “buena impresión” que todos
queremos brindar al satisfacer los roles que la sociedad nos exige.
Pero, en su peor cara, puede confundirse incluso por nosotros
mismos, de nuestra propia naturaleza. Algunas veces llegamos a
creer que realmente somos lo que pretendemos ser.

Anima y animus

Una parte de la persona es el papel masculino o femenino que


debemos interpretar. Para la mayoría de los teóricos, este papel está
determinado por el género físico. Pero, al igual que Freud, Adler y
otros, Jung pensaba que en realidad todos nosotros somos
bisexuales por naturaleza

El anima es el aspecto femenino presente en el inconsciente


colectivo de los hombres y el animus es el aspecto masculino
presente en el inconsciente colectivo de la mujer. Unidos se les
conoce como syzygy. El anima puede estar representada
(personificada) como una joven chica, muy espontánea e intuitiva, o
como una bruja, o como la madre tierra. Usualmente se asocia con
una emocionalidad profunda y con la fuerza de la vida misma.

El animus puede personificarse como un viejo sabio, un guerrero, o


usualmente como un grupo de hombres, y tiende a ser lógico,
muchas veces racionalista e incluso argumentativo.

El anima y el animus son los arquetipos a través de los cuales nos


comunicamos con el inconsciente colectivo en general y es
importante llegar a contactar con él. Es también el arquetipo
responsable de nuestra vida amorosa: como sugiere un mito griego,
estamos siempre buscando nuestra otra mitad; esa otra mitad que
los Dioses nos quitaron, en los miembros del sexo opuesto. Cuando
nos enamoramos a primera vista, nos hemos topado con algo que ha
llenado nuestro arquetipo anima o animus particularmente bien.
Otros arquetipos

Jung decía que no existía un número fijo de arquetipos que


pudiésemos listar o memorizar. Se superponen y se combinan entre
ellos según la necesidad y su lógica no responde a los estándares
lógicos que entendemos. Jung, sin embargo, definió algunos otros:
padre que con frecuencia está simbolizado por una guía o una figura
de autoridad. Existe también el arquetipo de familia que representa
la idea de la hermandad de sangre, así como unos lazos más
profundos que aquellos basados en razones conscientes.

También tenemos el de niño, representado en la mitología y en el


arte por los niños, en particular los infantes, así como por otras
pequeñas criaturas. El arquetipo niño también con frecuencia se
mezcla con otros, formando el niño-dios o el niño-héroe.

Muchos arquetipos son caracteres de leyendas. El héroe es uno de


los principales. Está representado por la personalidad mana y es el
luchador de los dragones malvados. Básicamente, representa al Yo
(tendemos a identificarnos con los héroes de las historias) y casi
siempre está envuelto en batallas contra la sombra, en forma de
dragones y otros monstruos

Al héroe usualmente se le encarga la tarea de rescatar a la doncella,


la cual representa la pureza, inocencia y en todas por igual, la
candidez.

El héroe es guiado por un viejo hombre sabio, una forma de animus


que le revela al primero la naturaleza del inconsciente colectivo.
Este es también un arquetipo animal y representa las relaciones
humanas con el mundo animal.

El ilusionista, usualmente representado por un payaso o un mago.


El papel de éste es el de hacer las cosas más difíciles al héroe y
crearle problemas

Existen otros arquetipos que son un poco más complicados de


mencionar. Uno es el hombre original, representado en las culturas
occidentales por Adán. Otro es el arquetipo Dios, el cual representa
nuestra necesidad de comprender el Universo; que nos provee de
significado a todo lo que ocurre y que todo tiene un propósito y
dirección.

El hermafrodita, tanto hombre como mujer, es una de las ideas más


importantes de la teoría junguiana y representa la unión de los
opuestos

El arquetipo más importante es el de self (mantendremos aquí el


término “self” que “sí mismo”, por su aceptación literal en psicología
de habla hispana. N.T.). El self es la unidad última de la personalidad
y está simbolizado por el círculo, la cruz y las figuras mandalas que
Jung halló en las pinturas. Un mandala es un dibujo que se usa en
meditación y se utiliza para desplazar el foco de atención hacia el
centro de la imagen. Puede ser un trazo tan simple como una figura
geométrica o tan complicada como un vitral.
Las dinámicas del psiquismo

Jung nos brinda tres principios. El primero de ellos es el principio de


los opuestos. Cada deseo inmediatamente sugiere su opuesto. Por
ejemplo, si tengo un pensamiento positivo, no puedo dejar de tener el
opuesto en algún lugar de mi mente. De hecho, es un concepto
bastante básico: para saber lo que es bueno debo conocer lo malo,
de la misma forma que no podemos saber lo que es negro sin
conocer lo blanco; o lo que es alto sin lo bajo.

De acuerdo con Jung, es la oposición la que crea el poder (o libido)


del psiquismo. Es como los dos polos de una batería, o la escisión de
un átomo. Es el contraste el que aporta la energía, por lo que un
contraste poderoso dará lugar a una energía fuerte y un contraste
débil provocará una energía pobre.

El segundo principio es el principio de equivalencia, donde la


energía resultante de la oposición se distribuye equitativamente en
ambos lados. Así, cuando yo sostenía a aquel pajarito en mi mano,
existía una energía que me impulsaba a ayudarle; así como también
otra de iguales características que me dirigía a aplastarle. Intenté
ayudar al pájaro, por lo que toda esa energía se distribuyó en los
variados comportamientos dirigidos a ese fin
El último principio es el principio de entropía, el cual establece la
tendencia de los opuestos a atraerse entre sí, con el fin de disminuir
la cantidad de energía vital a lo largo de la vida. Jung extrajo la idea
de la física, donde la entropía se refiere a la tendencia de todos los
sistemas físicos de solaparse; esto es, que toda la energía se
distribuya eventualmente. Si, por ejemplo, tenemos un calentador en
la esquina de una habitación, con el tiempo el salón completo se
calentará.

El self

El self es un arquetipo que representa la trascendencia de todos los


opuestos, de manera que cada aspecto de nuestra personalidad se
expresa de forma equitativa. Por tanto, no somos ni masculinos ni
femeninos; somos ambos; lo mismo para el Yo y la sombra, para el
bien y el mal, para lo consciente y lo inconsciente, y también lo
individual y lo colectivo (la creación en su totalidad). Y por supuesto,
si no hay opuestos, no hay energía y dejamos de funcionar.
Evidentemente, ya no necesitaríamos actuar.

Si intentamos alejarnos un poco de las consideraciones místicas,


sería recomendable que nos situáramos en una postura más
centralista y equilibrada de nuestra psique. Cuando somos jóvenes,
nos inclinamos más hacia el Yo, así como en las trivialidades de la
persona. Cuando envejecemos (asumiendo que lo hemos hecho
apropiadamente), nos dirigimos hacia consideraciones más
profundas sobre el self y nos acercamos más a las gentes, hacia la
vida y hacia el mismo universo. La persona que se ha realizado (que
ha desarrollado su sí mismo- su self) es de hecho menos
egocéntrica.

Las funciones

La primera es la de las sensaciones, que como indica la propia


palabra supone la acción de obtener información a través de los
significados de los sentidos. Una persona sensible es aquella que
dirige su atención a observar y escuchar, y por tanto, a conocer el
mundo. Jung consideraba a esta función como una de las
irracionales, o lo que es lo mismo, que comprende más a las
percepciones que al juicio de la información.

La segunda es la del pensamiento. Pensar supone evaluar la


información o las ideas de forma racional y lógica. Jung llamó a esta
función como racional, o la toma de decisiones en base a juicios, en
vez de una simple consideración de la información.

La tercera es la intuición. Este es un modelo de percepción que


funciona fuera de los procesos conscientes típicos. Es irracional o
perceptiva como la sensación, pero surge de una bastante más
compleja integración de grandes cantidades de información, más que
una simple visión o escucha. Jung decía que era como “ver alrededor
de las esquinas”.
La cuarta es el sentimiento. Es el acto de sentir, como el de pensar.
Es una cuestión de evaluación de la información. En este caso está
dirigida a la consideración de la respuesta emocional en general.
Jung le llamó racional; evidentemente no de la manera en que
estamos acostumbrados a usar el término. (Boeree, 1997)

Bibliografía

Boeree, G. (1997). webspace. Obtenido de


http://webspace.ship.edu/cgboer/jungesp.html

Teorias de la Personalidad . (6 de 2013). Obtenido de


http://teoriasdelapersonalidadupn.blogspot.com/2013/06/carl-
jung.html

AGAP (1955), Newsletter, Zürich, agosto, pág. 320.

Jung C.G. Institute of New York (1989) Training.

Jung C.G. Institute of San Francisco (1989) Training.


psicologiadelapersonalidadweb

TEMA: Teorías Psicoanalíticas MATERIA: Psicologia de la Personalidad INTEGRANTES: Samanta


Guerrero. Ginger Ronquillo. UNIVERSIDAD DE GUAYAQUIL FACULTAD DE CIENCIAS
PSICOLÓGICAS CUARTO SEMESTRE N2

20 junio, 2016
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