El Alma
El Alma
El Alma
CUANDO oye las palabras alma y espíritu, ¿qué le viene a la mente? Muchas personas
creen que estos términos definen algo que los seres humanos llevamos dentro, algo que
no muere ni puede verse. Opinan que, cuando fallecemos, esa parte invisible de nosotros se
separa del cuerpo y sigue viviendo en algún lugar. Como es una idea muy común, la gente
suele sorprenderse al aprender que eso no es lo que la Biblia enseña, ni mucho menos.
Entonces, ¿qué son el alma y el espíritu según la Palabra de Dios?
Personas. “En los días de Noé, [...] unas pocas personas, es decir, ocho almas, fueron
llevadas a salvo a través del agua.” (1 Pedro 3:20.) Aquí está claro que “almas” quiere decir
seres humanos: Noé, su esposa, sus tres hijos y sus nueras. Además, en Éxodo 16:16 se dio
este mandato a los israelitas: “Recojan [el maná] [...] según el número de almas que tenga
cada uno de ustedes en su tienda”. En otras palabras, la cantidad de maná dependería del
tamaño de la familia. Las palabras “alma” o “almas” también se refieren a personas en
pasajes tales como Génesis 46:18, Josué 11:11, Hechos 27:37 y Romanos 13:1.
Animales. En el relato bíblico de la creación leemos: “Dios pasó a decir: ‘Enjambren las
aguas un enjambre de almas vivientes, y vuelen criaturas voladoras por encima de la tierra
sobre la faz de la expansión de los cielos’. Y Dios pasó a decir: ‘Produzca la tierra almas
vivientes según sus géneros, animal doméstico y animal moviente y bestia salvaje de la
tierra según su género’. Y llegó a ser así” (Génesis 1:20, 24). A los peces, animales
domésticos y animales salvajes se los llama en este pasaje con la misma palabra: “almas”.
A las aves y otros animales también se les aplica este término en Génesis 9:10, Levítico
11:46 y Números 31:28.
Si continúa estudiando la Palabra de Dios, verá que no hay en ella ni un solo versículo que
combine la palabra “alma” con otras como “inmortal” o “eterna”. Por el contrario, las
Escrituras muestran que el alma es mortal, que ciertamente muere (Ezequiel 18:4, 20). Eso
explica que la Biblia se refiera a un cadáver con la expresión “alma muerta” (Levítico
21:11).
El alma humana puede ser fuerte o débil (2 Pedro 2:14), salvada o perdida
(Santiago 1:21; Ezequiel 18: 4). Fue creada por Dios (Jeremías 38:16). El alma
humana necesita la protección, purificación y expiación de Dios (Levítico
17:11; 1 Pedro 1:22). El alma humana es eterna e imperecedera, y cada alma
humana estará en algún lugar por la eternidad. Esto nos debe llevar a
reflexionar en lo siguiente: cada persona que has conocido es un alma, vive en
un cuerpo, y esa alma durará para siempre. Algunos rechazarán el amor de Dios
y como resultado tendrán que pagar sus propios pecados con la muerte
(Romanos 6:23), y dado que el alma es eterna, será una muerte eterna. Aquellos
que aceptan el regalo gratuito del perdón y el sacrificio expiatorio de Cristo
experimentarán lo contrario: vida eterna y paz, en el cielo (Salmo 23: 2).
¿Qué es el alma?
No. El alma ciertamente puede morir. Decenas de pasajes bíblicos así lo demuestran.
He aquí algunos ejemplos.
La Biblia dice: “El alma que peque, ésa morirá” (Ezequiel 18:4, 20, La Biblia de
las Américas).
Refiriéndose al castigo que le esperaba al israelita que cometiera alguna de las
ofensas más graves, la Ley decía: “Aquella alma será cortada”, o “tajada” (Éxodo
12:15, 19; 31:14, Reina-Valera, 1909; Levítico 7:20, 21, 27, Biblia de Ferrara).
En Levítico 19:8, La Biblia de las familias católicas describe el mismo castigo con estas
palabras: “Aquella alma perecerá”.
Algunos versículos bíblicos utilizan la expresión literal “alma muerta” al hablar del
cadáver de una persona (Levítico 21:11; Números 6:6). Aunque en muchas traducciones de
la Biblia se vierte esa expresión como “cuerpo muerto” o “persona muerta”, el texto
original en hebreo contiene la palabra néfesch, es decir, “alma”.
Alma y vida
Esta creencia —común hoy a muchas religiones cristianas— no se basa en la Biblia; más
bien, proviene de los antiguos griegos. De hecho, el Diccionario enciclopédico del
Cristianismo explica: “Esta concepción de alma deriva de la antigua filosofía griega, según
la cual, en el hombre, el cuerpo (sōma) está separado del alma (psychḗ), de la que es
instrumento. La Biblia, en cambio, expresa una concepción no dualista que ve al hombre
como una realidad unitaria”.
Dios está en contra de que las ideas humanas, como la creencia de que el alma es inmortal,
se mezclen con lo que él enseña. “Cuidado —advierte la Biblia—: quizás haya alguien que
se los lleve como presa suya mediante la filosofía y el vano engaño según la tradición de
los hombres.” (Colosenses 2:8.)