Resumen Del Enigma de Socrates Mena Melo Yermain

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RESUMEN DEL ENIGMA DE SÓCRATES

APELLIDOS Y NOMBRE: MENA MELO YERMAIN YUNIOR. FECHA:06/05/2021

SEMESTRE: X

La Apología de Sócrates habla sobre cómo el filósofo se debate entre la vida y la muerte en
un Tribunal en Atenas, por el simple hecho de defender sus ideales.
“Yo solo sé que no sé nada”, la icónica frase de Sócrates en donde nos expresa que incluso él
estaba consciente de sus propias limitaciones ante la inmensidad del conocimiento. Y es que
no hay peor ignorante que la persona que cree saberlo todo, pues quien cree que ya tiene el
conocimiento suficiente sobre algo está en un error.

Según Sócrates, siempre hay algo para aprender, solo debemos buscarlo y querer hacerlo; y
no dejarse llevar por aquellas que se creen y sienten que son sabios ya que esto lleva a una
persona a un nuevo nivel de ignorancia. Y que la persona que ha avanzado en su camino
hacia la sabiduría, cree firmemente que todavía le falta mucho por aprender de las demás
personas, del entorno y de cada acontecimiento que suceden en nuestros días

Podemos analizar la frase en varios momentos como:


● Voluntad de aprender

A Sócrates se le acusó de corromper a la juventud con su forma de enseñar y también de


deshonrar a los dioses. Puede que Sócrates tratara de expresar que su sabiduría no se basaba
en hacer conocimiento sobre algo, sino que declaraba su ignorancia sobre diferentes saberes.
Así, Sócrates no se consideraba como portador del saber, sino como alguien con la voluntad
de aprender cada día más.

Ante esto podríamos interpretar que con esta afirmación puede que Sócrates, en realidad, al
sentenciar que “no sabe nada” estuviera afirmando que tampoco tiene nada que enseñar, sino
que aprender.

Atendiendo a esta interpretación podemos concluir algunas ideas que se esconden tras esta
afirmación:

No existe la verdad absoluta; esto propone la idea de que el individuo no tiene la verdad
absoluta, y que es importante que este tenga la disponibilidad y voluntad de aprender, así
como de adquirir nuevos saberes.

Aludiendo al origen de la frase, y teniendo en cuenta lo referido en Apología de Sócrates,


cuando Sócrates intentó averiguar si el Oráculo tenía razón o no con sus palabras, interrogó a
aquellos que “pasaban por ser los más sabios”.
En este “juego” de preguntas y respuestas, denominado como diálogo socrático, pudo
comprobar que aquellos que, socialmente, se denominaban expertos, en realidad, no eran tan
sabios. Pues caían constantemente en contradicción.

En cierto modo, para Sócrates no existe una verdad absoluta. Su filosofía consiste en poner
todo en duda y demuestra que, aunque estos expertos dominan muchos tecnicismos dentro de
su campo del saber, en realidad, desconocían por ejemplo cómo vivir en sociedad.

Entonces, ¿qué quería conseguir Sócrates con ello? Aparte de descubrir la certeza de las
palabras del Oráculo, el filósofo quiso que sus interlocutores dudaran de sus conocimientos y
hasta de ellos mismos, para que llegaran a entender que nadie tiene la verdad absoluta sobre
nada.

● Los límites del conocimiento como base de la sabiduría

Podemos decir que la verdadera sabiduría consiste en reconocer los límites del conocimiento
sobre algún tema determinado, estar dispuesto a aprender constantemente, evitando hablar
como si se conociera todo, cuando realmente se ignora.

Sócrates, en su interpretación del Oráculo, comprobó que, a diferencia de los demás, él


reconoce que no es un experto, admite que hay límites para todo aquello que se puede
realmente saber. Mientras otros creían saber algo, él ni sabía ni creía saber.

Entonces, podemos interpretar que la sabiduría de Sócrates radica en entender que no es un


sabio ni un experto en nada.

● Línea divisoria entre sabiduría e ignorancia

Está claro que, en cierto modo, Sócrates deja en evidencia a aquellos que creían tener la
razón. En este sentido, con esta sentencia, se podría establecer una línea divisoria entre sabios
o ignorantes.

El ignorante cree saberlo todo, cree tener la razón e, incluso, es desconocedor de su propia
ignorancia. El sabio reconoce que aún hay mucho por aprender de los otros y del entorno, si
desea ampliar sus conocimientos y ganar nuevas perspectivas sobre un tema.

El hecho de reconocer que los conocimientos no tienen límites, que no todo está plasmado o
dicho, es lo que separa a los sabios de los verdaderos ignorantes.

Podemos concluir que la búsqueda del conocimiento debe ser con humildad, debido a que no
sabemos si las personas nos odiaran, nos culparan o incluso podrían volverse en contra de
uno que quiere cambiar la forma de pensar
Y que Sócrates, a raíz de esa afirmación del oráculo, fue ganando la conmoción y la
perplejidad del oráculo, y que solo Dios puede serlo y él no puede equivocarse.

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