COMUNICACION
COMUNICACION
COMUNICACION
LA COmuniCACión
1. La comunicación.
2. El signo. Definición y clasificación.
3. Las funciones del lenguaje.
En la actualidad la semiótica incluye, entre las ciencias comunes a todos los seres humanos. Reconocen con ello
de la comunicación, una llamada kinésica o cinésica, que los gestos añaden algo a la comunicación, enrique-
que estudia la comunicación no-verbal [...]. Los cen el discurso de alguna manera, en la medida en que
estudiosos modernos han llevado a cabo investigaciones comportan un mensaje, sea voluntario o involuntario.
sistemáti- cas que les han permitido detectar Esto convierte el estudio de los gestos en algo indispen-
comportamientos cla- sificables desde un punto de vista sable para la mejor comprensión de cualquier texto lite-
sintáctico y semántico y, lo que para nosotros es mucho rario narrativo, especialmente los medievales, pero es
más importante, desde un punto de vista social y un aspecto que, en cualquier época, connota
antropológico, es decir, que la comunicación gestual sentimientos, usos y costumbres cuyo conocimiento
responde, igual que la lingüística, a unas características parece necesario para la mejor comprensión de lo que se
determinadas en una cultura de- terminada para narra.
responder a necesidades, en definitiva,
Violeta DÍAZ-CORRalejo: Los gestos en la literatura medieval.
8 1 LA COMUNICACIÓN
1. La comunicación
Una de las más importantes funciones sociales del ser humano se desarrolla a
travéspor
se comuni- can. Elabora una lista de sig- nos empleados deestos
la comunicación,
y su significadoque permite un intercambio de información entre las
correspondiente.
personas y ofrece a estas la posibilidad de compartir con sus semejantes todo tipo
de inquietudes, deseos, frustraciones y vivencias.
Sin embargo, no podemos afirmar que la comunicación sea una actividad
exclusivamen te humana, ya que los procesos que la sustentan se dan también
entre los animales; los maullidos de un gato ante la presencia de la comida que se
le va a administrar son una expresión manifiesta de que el animal tiene hambre,
del mismo modo que la risa en el rostro de una persona significa que esta está
alegre.
Podríamos incluso hablar de procesos de comunicación producidos por objetos o
má quinas; algunos provocados directa o indirectamente por la acción humana
(como el timbre que indica el final de la clase) y otros producidos por la
«inteligencia» de la máquina, como pueden ser los mensajes que aparecen en
la pantalla de nuestro ordenador advirtiéndonos, por ejemplo, del peligro de un
virus informático que nos acecha.
La comunicación es el proceso por el cual se produce un intercambio de información entre un emisor y un receptor que utilizan
Actividades
1> En el siguiente texto de Ortega y Gasset se no expresa nada, sino que tiene significación.
plan tea la diferencia entre el grito y la Parale- lamente acaece que el aullido y el grito
palabra, a par tir de su comparación con el son involun- tarios, y cuando no, es que son
aullido y el ladrido de los perros. Analiza las
fingidos, imitados. No se puede querer dar un
diferencias entre estos cuatro conceptos. ¿Crees
auténtico «grito de espanto»; lo único que se
que la voluntad de decir (o de ladrar) es
puede querer es reprimirlo. La pala- bra, en
fundamental para la comunicación? ¿Cómo crees
cambio, no es emitida sino voluntariamente. Por
que funciona el lenguaje de los perros? Razona
eso aullar y gritar no son «decir». Pues bien; el
tus respuestas.
ladrar es ya un elemental decir. Cuando el extraño
Ejemplo egregio de ello es el ladrido. Casi todos los pasa a la vera de la alquería, el perro ladra, no
cazadores ignoran que el ladrido no es natural al porque le duela nada, sino porque «quiere decir» a
perro. Ni el perro salvaje ni las especies de que pro- su amo que un desconocido anda cerca. Y el amo,
cede —lobo, chacal— ladran, sino que, si conoce el
simplemente, aúllan. Para acabar de confirmar el «diccionario» de su can, puede saber más detalles: qué
hecho poseemos inclusive la situación de tránsito: el temple lleva el transeúnte; si pasa cerca o lejos; si es
perro doméstico más antiguo, ciertas razas uno solo o un grupo, y lo que encuentro pavoroso, si
americanas y australianas, es mudo. Recuérdese la el viandante es pobre o rico. En la domesticación,
sorpresa con que en la rela- ción de su primer viaje por tanto, ha adquirido el perro con el ladrido un
anota Colón que los perros antillanos no ladraban. casi- lenguaje. Y esto implica que ha comenzado en
Han dejado de aullar y aún no han aprendido a él a germinar una casi-razón. Véase hasta qué punto
ladrar. Entre el ladrido y el aullido la diferencia es es certero y admirable el modismo castizo con que
radical. El aullido es como el grito de dolor en el nues- tros monteros populares denominan el ladrido
hombre, un «gesto» expresivo. En él, como en los de la jauría: le dicen «la dicha». El cazador veterano
demás gestos espontáneos, se manifiesta un estado llega a aprender perfectamente el rico «vocabulario»
emocional del sujeto. La palabra, por el contrario, en y la sutil «gramática» de este casi-lenguaje canino.
lo que tiene estrictamente de palabra, José ORTEGA Y GASSET: La caza como ejercicio y como ética.
1.1 Los elementos que intervienen
en la comunicación humana
Para que sea posible el acto comunicativo es necesaria la presencia de una serie
de ele mentos que constituyen un esquema cerrado en el que todos ellos son
imprescindibles:
mientos que queremos comunicar, por medio de un código (por ejemplo, la lengua españo- la). Descodificar es descifrar el mensaje que ha elabora- do el rec
• Emisor: es la persona que crea y emite el mensaje, mediante el proceso de
codi ficación.
• Receptor: es quien recibe la información enviada por el emisor y la descodifica
para comprenderla.
• Mensaje: es la información concreta que el emisor comunica al receptor.
• Código: el sistema de signos que emplean el emisor y el receptor para
intercambiar la información. Debe ser conocido por ambos para facilitar los
procesos de codificación
y descodificación. Los códigos pueden ser muy variados: por ejemplo, las
señales de tráfico constituyen un código; los idiomas, otro.
• Canal: es el medio por el que se envía el mensaje: el teléfono, un folio, el
aire, etc. El canal puede condicionar la forma del mensaje, ya que no será
igual si este se co
munica por teléfono que si se hace por correo electrónico o estando frente a
frente el emisor y el receptor.
• Contexto o situación comunicativa: se trata de la situación externa que rodea al
acto comunicativo y que puede ayudar a la comprensión del mensaje o,
incluso, mo
dificar el significado de este dependiendo de cuál sea esa situación
comunicativa. Así, el mensaje un café no requiere más elementos lingüísticos si
se emite ante un camarero en una cafetería, pero sería incomprensible en una
carnicería; mientras el mensaje te espero en el banco puede cambiar de significado
según estemos en un par que o en la zona financiera de la ciudad o el mensaje
el timbre varía según lo digamos en el aula, en nuestra casa o ante una
llamada telefónica, por ejemplo.
Es importante distinguir entre el contexto externo o situación comunicativa, que
aca bamos de explicar, y el contexto interno o lingüístico. Este último serían las
palabras que acompañan al mensaje que queremos comunicar. Si retomamos uno de
los ejemplos anteriores, con la palabra banco, veremos que el contexto lingüístico
es esencial para diferenciar los significados en los dos mensajes siguientes: Te
esperaré en un banco del paseo y Pasaré por el banco para sacar dinero. Como se
ve, el resto de palabras que acompañan a banco contribuyen a la correcta
comprensión del mensaje.
Canal
Mensaje
El signo es un elemento que se puede percibir por los sentidos y que, solo o en compañía de otros signos, nos permite elaborar mensajes para
Actividades
11> Lee el siguiente texto, extraído de la novela En Y de pronto el recuerdo surge. Ese sabor es el que
busca del tiempo perdido, de Marcel Proust tenía el pedazo de magdalena que mi tía Leoncia me
(18711922), y analiza de qué forma afecta al ofrecía, después de mojado en su infusión de té o de
narrador la presencia de los signos gustativos. tila, los domingos por la mañana en Combray (por-
¿Crees que lo que se cuenta es habitual? Intenta que los domingos yo no salía hasta la hora de misa),
recordar si te ha ocurrido algo parecido con cuando iba a darle los buenos días a su cuarto. [...]
algunos signos gustativos u olfativos:
En cuanto reconocí el sabor del pedazo de magdalena
Mandó mi madre por uno de esos bollos, cortos y mojado en tila que mi tía me daba (aunque todavía no
abultados, que llaman magdalenas, que parece que había descubierto y tardaría mucho en averiguar por
tienen por molde una valva de concha de qué ese recuerdo me daba tanta dicha), la vieja casa
peregrino. Y muy pronto, abrumado por el triste gris con fachada a la calle, donde estaba su cuarto,
día que ha- bía pasado y por la perspectiva de otro vino como una decoración de teatro a ajustase al pa-
tan melan- cólico por venir, me llevé a los labios belloncito del jardín que detrás de la fábrica principal
una cucharada de té en el que había echado un se había construido para mis padres, y en donde
trozo de magdalena. Pero en el mismo instante en estaba ese truncado lienzo de casa que yo únicamente
que aquel trago, con las migas del bollo, tocó mi recor- daba hasta entonces; y con la casa vino el
paladar, me estremecí, fija mi atención en algo pueblo, desde la hora matinal hasta la vespertina en
extraordinario que ocurría en mi interior. Un todo tiempo, la plaza, adonde me mandaban antes de
placer delicioso me invadió, me aisló, sin noción almorzar, y las calles por donde iba a hacer recados, y
de lo que lo causaba [...] los caminos que seguíamos cuando hacía buen tiempo.
¿De dónde podría venirme aquella alegría tan MARCEL PROUSt: En busca del tiempo perdido.
fuerte? Me daba cuenta de que iba unida al sabor 1. Por el camino de Swann.
del té y del bollo, pero le excedía en mucho, y no
debía de ser de la misma naturaleza [...]
• Indicios: son un tipo de signos en los que se produce una relación física entre
el significante y el significado, a través de la causa y el efecto, la cercanía y
otros tipos
de relación. El olor a perfume en una habitación indica la anterior presencia de
una persona, las nubes negras presagian la tormenta, el rubor de las mejillas
expresa la vergüenza o la timidez de una persona, etc.
canía de un colegio, indica peligro con su forma triangular —símbolo—, pero representa icónicamente la silueta de dos niños, causa de la advertencia de la señal).
psíquica de dos caras, la imagen acústica o gráfica (significante) y el concepto (significado), que se hallan estrechamente unidos y se necesitan mutu
al concepto, respectivamente.
El signo lingüístico tiene una serie de características que lo diferencian, en
conjunto, del resto de los signos. Son las siguientes:
• Arbitrariedad: en el signo lingüístico la relación entre el significante y el
signifi cado es inmotivada; el significante no tiene nada en común con el
significado. La
demostración de la arbitrariedad del signo lingüístico se observa en las formas
dife rentes con que cada idioma se refiere a una determinada realidad. Por
ejemplo, para expresar el significado correspondiente al referente de la palabra
española carpintero, otros idiomas emplean significantes distintos. Así, en
francés se llama charpentier, en italiano falegname, en catalán fuster o en
inglés carpenter: formas distintas que se parecen a veces por la procedencia
etimológica de la palabra. Quedan fuera de la arbitrariedad las onomatopeyas,
a pesar de que en muchos casos no se expresan exactamente igual en las
diferentes lenguas. Así, el quiquiriquí español se transforma en coquerico en
francés o en cock-a-doodle-doo en inglés.
• Linealidad: el signo lingüístico se desarrolla en el espacio y en el tiempo, de
manera que representa una extensión que solo puede medirse en una
dimensión, que sería
la línea. Los significantes se presentan uno tras otro, tanto en el tiempo
(cuando los percibimos por el oído) como en el espacio (cuando los
representamos por medio de la escritura): nunca ofrecen elementos
superpuestos o simultáneos, como puede ocurrir con otros tipos de signos
como las notas musicales.
• Inmutabilidad y mutabilidad: aunque parezca contradictorio, el signo lingüístico
es a la vez inmutable y mutable. La inmutabilidad se manifiesta porque el
signo es
heredado por el hablante en un estado determinado y este no puede
cambiarlo; debe utilizarlo tal y como ha llegado a él. Sin embargo, el uso
termina desgastando y transformando el signo lingüístico, tanto en su
significado como en su significante e incluso en la relación entre ambos. El
castellano medieval fijo ha dado el actual hijo; la palabra pluma ha desplazado
su significado para referirse a un instrumento para escribir, dejando de ser
exclusivamente un componente del cuerpo de las aves. En resumen, podríamos
decir que la lengua se transforma sin que los hablantes pue dan transformarla,
aunque, paradójicamente, las transformaciones que sufre con el tiempo se deben
al uso que de ella hacen los hablantes.
• La doble articulación: Actividad
el lenguaje cero
humano tiene la capacidad de segmentarse
en unidades mínimas que, combinadas entre sí, forman un número muy elevado
de sig
¿Por qué se
nificantes. La primera articulación decimos quecuando
produce el len- guaje animal no es
segmentamos lasarticu- lado? Explica la diferencia entre un maullido y una ora
palabras
en monemas (lexemas y morfemas) o unidades mínimas con significado, ya
sea este léxico o gramatical. En la oración Esos niños ganaron muchos trofeos se
puede estable cer la siguiente división en monemas: es-o-s niñ-o-s gan-a-ro-n
much-o-s trofeo-s. La segunda articulación se da cuando hacemos una segmentación
en fonemas (unidades sin significado pero con valor distintivo): e-s-o-s n-i-ñ-o-s g-
a-n-a-r-o-n m-u-ch-o-s t-r- o-f-e-o-s. Esta doble articulación diferencia el
lenguaje humano del lenguaje animal.
3. Las funciones del lenguaje
Sabemos que el lenguaje humano tiene como finalidad la comunicación entre los
ha blantes,
el contrario, consiste en dar informacio- nes personales, que etc.,
opiniones, pueden expresardecon
sin necesidad quesu usosean
estas ideas Es de muy
y sentimientos
demostrables: nochedistintos:
(mensaje objetivo); La n
estados de ánimo, órdenes, deseos, informaciones, etc. La clasificación de todas
estas posibilida des comunicativas se desarrolla a través de diversas funciones:
• Función referencial o representativa: tiene como finalidad informar de manera
objetiva, sin la intervención de opiniones o sentimientos por parte del emisor.
Se
centra en la situación comunicativa, a la que remite. Predomina el uso de
oraciones enunciativas y es propia del lenguaje científico: Ha amanecido
nublado, Los niños están merendando, Velocidad es igual a espacio partido por
tiempo, etc.
• Función expresiva o emotiva: se asocia al emisor, quien comunica por medio de
ella sus sentimientos, deseos, pensamientos, opiniones, etc. Predomina por
ello la
subjetividad. Se emplea sobre todo en oraciones exclamativas y desiderativas,
y es propio de ella el uso de interjecciones, diminutivos, aumentativos,
despectivos, etc.: Lo mejor de Amelia es su sinceridad, Me encantan los caramelos
de fresa, Estoy cansa- do de caminar, ¡Qué dolor!, Mira qué animalucho, etc.
• Función apelativa o conativa: consiste en llamar la atención del receptor o
en intentar modificar el comportamiento de este por medio de ruegos,
mandatos, etc. Se centra, por lo tanto, en el receptor, y predomina en ella
el uso de oracio
nes imperativas y vocativos: Tráeme un vaso de agua, por favor, ¡Luis!,
Deberías hacer más ejercicio físico, etc. A veces, la función apelativa se
vale del uso de diminutivos (Un momentito, por favor) o de interrogativas
(¿Te quieres estar quieto?).
• Función fática o de contacto: sirve para demostrar que la comunicación no
se ha interrumpido y, por lo tanto, el contacto entre el emisor y el receptor no
se ha roto. También se emplea para iniciar y cerrar la comunicación. Se centra
en el canal, ya
que pretende comprobar su correcto funcionamiento. En una conversación
telefónica, el emisor puede preguntar al receptor: ¿Me oyes?, mientras que el
interlocutor, para demostrar que sigue el discurso de quien le habla, dirá de
vez en cuando: Sí... sí... ya... ya... de acuerdo. Como se puede ver, esta
función es, en cierto modo, una
variante de la apelativa.
• Función metalingüística: consiste en usar el lenguaje para hablar del
lenguaje y, por ello, se centra en el código. Es la función propia de los libros
de lingüística,
es o colectivos, que una palabra o expresión sugiere alos
un diccionarios o las
hablante o a una clases de verano,
colectividad: lengua. Este libro
además de que leesestación
ser una emplea delbásicamente
año (denotación), puede sig
la función metalingüística. Hasta cierto punto es una variante de la función
referencial, centrada, en este caso, solo en el código como referente.
Ejemplos: Las palabras agudas acabadas en vocal, n o s deben llevar tilde, El
pronombre personal le hace la función de complemento indirecto, En francés el
complemento directo no puede llevar preposición, etc.
• Función poética o estética: tiene la finalidad de llamar la atención sobre la
forma del mensaje por medio de recursos retóricos y expresivos, juegos de
palabras, rima,
ritmo, connotaciones, etc. Su uso produce un extrañamiento a causa del desvío
del uso coloquial o estándar: frente a Llueve, El cielo se deshace en lágrimas.
La función poética es propia de la literatura, aunque no exclusiva de ella, ya
que es muy usada también en el lenguaje publicitario, en los refranes o, a
veces, en la lengua común: Lotería de Navidad: es lo que toca (se juega con el
significado doble del verbo tocar, aquí en el sentido de ganar y de tener que
hacer algo: Me ha tocado la lotería, He ganado; Me toca trabajar, Tengo que
trabajar); En abril, aguas mil (se emplea la rima para llamar la atención);
Armando es un lince (la metáfora identifica al sujeto con un animal cuyas
cualidades se le asocian).
En un mismo mensaje pueden aparecer conjuntamente varias de las funciones del
len guaje. Si decimos: La conjunción y funciona como nexo de las oraciones
copulativas, además de la función metalingüística, que parece dominante,
también se emplea la función referencial; en el verso ¡Oh dulces prendas por mi mal
halladas!, de Garcilaso de la Vega, a la función poética se le une la expresiva.
Actividades
16> Señala qué funciones del lenguaje predominan en Es tierno y mimoso igual que un niño, que una
los siguientes enunciados:
niña...; pero fuerte y seco como de piedra. Cuando
a) Tengo que aguantarme y ceder ante tus paso sobre él, los domingos, por las últimas callejas
capri chos. del pueblo, los hombres del campo, vestidos de
b) Las abejas viven en colmenas. limpio y despa- ciosos, se quedan mirándolo:
Palabras y expresiones Los toros, pueden gustar o no gustar, claro, cada uno es cada uno. Pero sería estimu-
lante que los aficionados a esa expresión cultural hicieran una crítica del gusto. En
1
palmaria. muy evidente, indis- otros ámbitos admitimos sin problemas que disfrutamos con pasatiempos detestables
cutible. y nos aburrimos con distracciones admirables. ¿Qué hay de malo en aceptar los aspec-
2 tos oscuros o mal considerados de nuestras inclinaciones? El maltrato a los animales
vilipendio. desprecio, burla.
está mal visto (ya era hora), incluso hay leyes que lo persiguen, aunque estableciendo
salvedades. Nada que objetar a las salvedades, la vida es así, no lo he inventado yo,
etcétera. También la tortura está prohibida, a menos que la ejerzas en Guantánamo,
con gente cuya piel es más oscura que la tuya. Y el terrorismo se persigue de manera
implacable, excepto cuando se trata de bombardear Irak. Anomalías culturales, qué le
vamos a hacer, lo que no quita para darse cuenta de que el terrorismo es terrorismo
incluso si lo practico yo.
Parece evidente que al toro de lidia se le maltrata. ¿Que a usted le gusta? Nos parece
muy bien, no lo vamos a censurar. Pero hombre, hombre, reconozca que las banderillas,
las puyas, el estoque y demás instrumentos quirúrgicos hacen daño (además de humi-
llar). En el acto de arrojar una cabra viva desde un campanario hay belleza, no vamos a
negarlo. A mí al menos me sobrecoge esa lucha titánica entre el cuerpo del animal y la
fuerza de la gravedad (de la que siempre sale vencedora, por cierto, la última), por no
mencionar la precisión matemática del movimiento uniformemente acelerado, que se
cumple con todas y cada una de las cabras, no importa su condición. Todo eso está muy
bien y si a uno le gusta le gusta. Pero hay tortura, hay maltrato, hay vilipendio2. ¿Por
qué a los taurinos, muchos de ellos intelectuales de pro, les cuesta tanto admitir esta
verdad palmaria?
Juan José MILLÁS: El País, 29 de enero de 2010.
A. Localización
Se trata de un artículo de opinión publicado en un diario de información general.
Es un texto expositivoargumentativo, cuya finalidad es llamar la atención del
receptor sobre el tema tratado, intentando modificar su forma de pensar al
respecto. De ahí que pre domine la función expresiva (opinión) y, a veces, se
emplee la función conativa («Pero hombre, hombre, reconozca que las
banderillas...»), además de la poética.
Su autor es el novelista Juan José Millás (Valencia, 1946), asiduo colaborador de
este diario, entre cuyas novelas cabe destacar El desorden de tu nombre (1986), Dos
mujeres en Praga (2002), El mundo (2007) o Lo que sé de los hombrecillos
(2010).
B. Comprensión
Tema: el autor se plantea que el hecho de que los toros les gusten a muchas
personas no es obstáculo para que estas reconozcan que en las corridas se tortura
a los animales.
Ideas secundarias: también se tratan algunos aspectos morales, como la
legitimidad o ilegitimidad de las guerras y las torturas, y se hace una
comparación entre estas y determinados festejos que se celebran en España, en
los que se maltrata a los animales.
C. Estructura
El texto se puede dividir en dos partes. La primera abarcaría el primer párrafo, y
en ella el autor reflexiona sobre algunas acciones humanas que, estando bien vistas
por una parte de la sociedad, tienen un claro componente de tortura y maltrato.
En el segundo párrafo, que sería la segunda parte, se plantea, con una fuerte carga
irónica, el porqué de que los aficionados a los toros no reconozcan que en la
fiesta se maltrata a los animales.
D. Estilo
Es fácil pensar que, entre los lectores, haya defensores y detractores de los toros,
por lo que la polémica y la discusión que pretende suscitar se hace más
contundente. Millás se dirige a los aficionados a los toros e incluye en su texto
comparaciones y advertencias con las que pretende instarles a reconocer el maltrato
que hay en la fiesta, pero también molestarlos, poner sobre la plaza pública que
sus gustos son sangrientos y brutales, con lo que esa polémica que citábamos, y
que es inherente a una columna de opinión, parece inevitable.
La clave principal de este texto es la ironía, con la que el autor se permite el
doble juego de mostrarse transigente con los gustos de los demás, en lo tocante a
los toros y otros festejos con animales, al tiempo que los ataca abiertamente. Así
ocurre, por ejem plo, con la expresión «anomalías culturales», aplicada a las
torturas y a los bombardeos, o cuando dice: «En el acto de arrojar una cabra viva
desde un campanario hay belleza, no vamos a negarlo». Con estos enunciados
irónicos está llamando la atención sobre la doble moral que a menudo se da en
nuestro tiempo.
El autor utiliza varios recursos léxicos y retóricos que merecen ser destacados. La
repe- tición está presente en varios momentos del texto, como en «estableciendo
salvedades. Nada que objetar a las salvedades...», donde hace hincapié en esta palabra
que le interesa por su significado de excepción, aplicado aquí a comportamientos
censurables: las leyes prohíben el maltrato a los animales, pero exceptúan las
corridas de toros y las otras fies tas similares. Otras veces, la repetición tiene el
valor de un subrayado, como en «pero hombre, hombre...», o se torna juego de
palabras, como en «si a uno le gusta le gusta». La metáfora la emplea como
vehículo de la ironía, cuando llama «instrumentos quirúr gicos» a las banderillas y
las puyas que se usan en las corridas de toros o al referirse a estas como «esa
expresión cultural». También se recrea Millás en el empleo de sinónimos que le
sirven para hacer más contundentes sus afirmaciones, como en la conclusión final
del texto, cuando recalca que en los toros «hay tortura, hay maltrato, hay
vilipendio», añadiendo al dolor físico la humillación del animal. Otro recurso que
está presente en el texto es la interrogación retórica, que busca afirmar algo de
forma atenuada. Hay dos casos: «¿Qué hay de malo en aceptar los aspectos oscuros o
mal considerados de nuestras inclinaciones?» y «¿Por qué a los taurinos, muchos de
ellos intelectuales de pro, les cuesta tanto admitir esta verdad palmaria?» El
carácter redundante de las dos preguntas insiste en la necesidad de que los
aficionados reconozcan que hay maltrato en los toros, indepen dientemente de que
a ellos les guste. La alusión a la intelectualidad de muchos de estos le sirve a Millás
para corroborar su extrañeza, ya que se entiende que un intelectual debe tener la
capacidad suficiente para analizar y reconocer una verdad tan evidente.
Por último, un cierto tono distendido y, a veces, casi coloquial, contribuye a hacer
más cercano el texto al receptor, convirtiéndolo en una especie de charla
desenfadada, que se percibe, sobre todo, al comienzo del segundo párrafo. Aunque
no podemos contestar a sus preguntas ni rebatir sus opiniones, tenemos la
impresión de que sería posible, gracias a ese tono tan familiar que emplea.
E. Comentario crítico
El autor, por medio de la ironía y de un marcado tono crítico, censura las corridas
de toros de manera sutil, sin decir en ningún momento que haya que
prohibirlas, pero dejando muy claro que le resulta indignante que se permitan,
habida cuenta de que, en todo el texto, insiste en la idea del maltrato, cuya
práctica no le parece aceptable, a juz gar por ese humor negro que emplea. Sin
embargo, se conforma con que los aficionados reconozcan los malos tratos que en
las corridas de toros se les dan a los animales. La comparación de estos con la
guerra y las torturas pretende despertar de forma hiriente la culpabilidad de
quienes gustan de los festejos con animales, tan comunes en España.
22
1 LA COMUNICACIÓN
Análisis ligüístico
T
e
x
t
o
1
Palabras y expresiones Cualesquiera que sean los tabús que puedan ocultarse en los usos relacionados con el
duelo, el valor cultural vivo en estos consiste en que prestan al dolor una forma, haciendo
1
coturnos: calzado de suela de él algo bello y elevado. Dan al dolor ritmo, elevan la vida real a la esfera del drama y le
de corcho muy elevada que calzan coturnos1. En una cultura primitiva —pienso, por ejemplo, en la irlandesa— forman
usaban los actores en las todavía un todo los usos relacionados con el duelo y las lamentaciones poéticas ante el
representacio- nes de las cadáver. Pues bien, tampoco es posible comprender el duelo de la corte en la época
tragedias en Grecia y Roma. borgoñona2 si no se le considera como emparentado con la elegía. La pompa fúnebre
Calzar coturnos, por lo tanto, muestra en forma bella cómo el afectado permanece impotente ante el dolor. Cuanto más
es acercarse al drama, a lo elevado sea el rango, tanto más heroicos deben ser los testimonios de dolor. La reina de
trágico. Francia debe permanecer un año entero en la habitación en que se le ha comunicado la
2
borgoñona: de Borgoña, región muerte de su esposo. Para las princesas bastan seis semanas. Cuando se comunicó la
francesa situada al este del muerte de su padre a madame de Charolais, Isabel de Borbón, esta asiste primero a los
país, que fue durante la Edad funerales en el castillo de Couwenberg y permanece después seis semanas en su cuarto,
Media uno de los ducados más
echada en la cama, apoyada en almohadones, pero con barbette3, gorro y capa. El cuarto
importan- tes de Europa.
3
está todo revestido de negro; en el suelo se extiende, en lugar de una blanda alfombra, un
barbette: perro de aguas, un gran paño negro; y una gran antecámara está tapizada igualmente de negro. Las damas de
tipo de perro de pelo largo y
ri- zado.
la nobleza solo permanecen en la cama seis semanas por su marido y nueve días por su
padre o su madre; en este caso, el resto, hasta las seis semanas, permanecen sentadas junto
al lecho y sobre el gran paño negro. Por el hermano mayor se guardan seis sema- nas de
cuarto, pero no se permanece en el lecho.
Johan HUIZINGa: El otoño de la Edad Media.
Cuestiones
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LA COMUNICACIÓN
1 23
Texto 2
Consideremos por ello como ejemplo una manufactura de pequeña entidad, una en
la que la división del trabajo ha sido muy a menudo reconocida: la fabricación de
alfileres. Un trabajador no preparado para esta actividad (que la división del trabajo
ha convertido en un quehacer específico), no familiarizado con el uso de la
maquina- ria empleada en ella (cuya invención probablemente derive de la misma
división del trabajo), podrá quizás, con su máximo esfuerzo, hacer un alfiler en un
día, aunque ciertamente no podrá hacer veinte. Pero en la forma en que esta
actividad es lleva- da a cabo actualmente no es solo un oficio particular sino que
ha sido dividido en un número de ramas, cada una de las cuales es por sí misma
un oficio particular. Un hombre estira el alambre, otro lo endereza, un tercero lo
corta, un cuarto lo afila, un quinto lo lima en un extremo para colocar la cabeza; el
hacer la cabeza requiere dos o tres operaciones distintas; el colocarla es una tarea
especial y otra el esmaltar los alfileres; hasta el empaquetarlos es por sí mismo un
oficio; y así la producción de un alfiler se divide en hasta dieciocho operaciones
diferentes, que en algunas fábricas llegan a ser ejecutadas por manos distintas,
aunque en otras una misma persona pueda ejecutar dos o tres de ellas. He visto una
pequeña fábrica de este tipo en la que solo había diez hombres trabajando, y en la
que consiguientemente algunos de ellos tenían a su cargo dos o tres operaciones. Y
aunque eran muy po- bres y carecían por tanto de la maquinaria adecuada, si se
esforzaban podían llegar a fabricar entre todos unas doce libras de alfileres por día.
En una libra hay más de cuatro mil alfileres de tamaño medio. Esas diez personas,
entonces, podían fabricar conjuntamente más de cuarenta y ocho mil alfileres en
un solo día, con lo que puede decirse que cada persona, como responsable de la
décima parte de los cuarenta y ocho mil alfileres, fabricaba cuatro mil ochocientos
alfileres diarios. Ahora bien, si todos hubieran trabajado independientemente y por Fig. 1.9. Adam Smith, economista y filósofo
separado, y si ninguno estuvie- se entrenado para este trabajo concreto, es escocés 1723-1790.
imposible que cada uno fuese capaz de fabricar veinte alfileres por día, y quizás no
hubiesen podido fabricar ni uno; es decir, ni la doscientas cuarentava parte de lo
que son capaces de hacer como consecuencia de una adecuada división y
organización de sus diferentes operaciones.
Adam SMITH: La riqueza de las naciones.
Cues tione s
1>En el te xto se emple a la expresi ón «o ficio parti cular» . 6> Ex plica c on tu s pala br as lasiguie nte or ación: «c ad a
¿Q ué se entiende co motal según la s explicaciones d el pe rsona, co mo re spons able d e l a décima pa rte de lo s
au tor ? cua re ntay o cho mil a lfileres, fabrica bacuatro mil ocho
2> ¿Crees que el autor del texto propone la cie nt os alfiler es diarios». ¿ Con q ué fi nalidad hac e
especializa ción de los trabajadores? Razona tu Sm ith es ta afirmació n?
respuesta. 7> ¿Q ué recursos empleael au tor para convence r a los lec
3>¿Q uésignifi ca la palabr a manufactura ? tor es de que su propues ta esimpor tan te y necesaria?
4>Según el au to r, ¿qu é import an ciatien e la div isi ón y 8> ¿A qué tipo de receptor se dirige Adam Smith en
organiza ci ón deltrabaj o de cara a un a ma yor yme jor este texto?
pr oducti vidad?
9> Haz una lista con los oficios que, según el autor, son
5 ¿Qué función del e predomina en eltexto? Ra necesarios para la fabricación de los leres yex pli
> lenguaj zona tu alfi ca en qué consiste cada uno de
respuesta. ellos.
24 1 LA COMUNICACIÓN