Ochoa Elena F L - de La Anorexia A La Bulimia
Ochoa Elena F L - de La Anorexia A La Bulimia
Ochoa Elena F L - de La Anorexia A La Bulimia
Elena F. L. Ochoa
AGUILAR
Diseño Gráfico: Martirry Gutiérrez
Ilustraciones: Benoit Jacques
Sumario
Así es nuestra guía
Presentación
Introducción
Anorexia y bulimia: trastornos de fin de siglo.
Trastornos alimenticios en la adolescencia
. El amor y el temor al alimento. Peso, cuerpo e identidad. De niñas a mujeres, de niños
a hombres
Dejar de comer
Breve historia. Sexo: femenino. Causas y clasificación de la anorexia
Cuando comer es una obsesión
De la dieta radical a la bulimia. Diferencias entre anorexia y bulimia. Actitudes propias
de la bulimia. Conocer y evaluar la gravedad de una bulimia nerviosa
Autocontrol y tratamiento
. Aspectos psicológicos. La familia y la anorexia. Información y coparticipación en el
tratamiento
Las predicciones para el futuro no son nada alentadoras. Según los datos que
actualmente se manejan, de los trastornos de la alimentación provenientes de
diversos estudios epidemiológicos llevados a cabo en la población occidental,
las personas que presentan anorexia, sobreingesta compulsiva y bulimia se
han triplicado desde el comienzo de la década de los noventa. El origen de
esta guía no sólo se encuentra en mi interés clínico basado en la urgencia
profesional de encontrar soluciones que alerten a un gran número de mujeres
adolescentes, sino que está sobre todo motivado en mi experiencia clínica
con jóvenes que se han querido "suicidar en vida". Por ellas y para ellas se ha
pensado esta guía. A ellas va dedicada esta pequeña obra. A ellas y también a
los familiares que han confiado y confían en los profesionales de la salud que
intentan en sus consultas y en sus investigaciones, evitar el sufrimiento.
La información sobre los trastornos de la alimentación es uno de los
objetivos de esta guía. El conocimiento de las posibles causas, de los factores
predisponentes, precipitantes y mantenedores de la anorexia, de la bulimia y
de otros trastornos alimentarios, se ha comprobado que es el primer paso para
la prevención y el control de nuestra salud. Es por esta razón por lo que se ha
concebido una estructura que facilite la lectura y el aprendizaje rápido en la
detección de estos trastornos: definiciones operativas y claras que identifican
cada trastorno, enumeración de los síntomas físicos y psicológicos, de las
conductas sociales y afectivas que aparecen en los primeros estadios; así
como también una reflexión sobre el papel que juega la educación, el colegio,
las amistades, los padres, los medios de comunicación y la estimulación
social a la que actualmente está expuesta la población joven con riesgo a
desarrollar cualquier trastorno de la anorexia a la bulimia.
Uno de los capítulos finales se dedica a las estrategias de prevención. Se
explican los pasos que deben seguirse para evitar futuras recaídas de las
personas que ya hayan presentado un trastorno y que en este momento no se
encuentran en tratamiento. Se completa con la sugerencia de centros y
asociaciones a las que pueden acudir familiares y personas con trastornos de
alimentación con el fin de obtener más información o buscar orientación y
ayuda.
Se sabe que el blanco preferido de la anorexia y la bulimia, de estos
trastornos físico-psicológicos y también sociales, son fundamentalmente
mujeres, adolescentes y jóvenes, que habitan en ciudades, que pertenecen a
familias con una educación media y media- alta, con edades comprendidas
entre los 15 y 25 años, y que además son consideradas como unas chicas
inteligentes y responsables. Se considera que para esta población "femenina"
el riesgo de desarrollo de algún tipo de trastorno de alimentación alcanza en
estos años el 17,4%. Sin embargo, esta guía no está dirigida sólo a las
mujeres, sino también a los varones que se dedican a la educación, a la salud,
que son padres o que conviven con adolescentes. Aunque los trastornos
alimentarios son en buena medida "femeninos", no hay que olvidar que
también afectan, aunque en un menor porcentaje, a los varones.
Es de esperar que esta guía sirva de soporte eficaz y útil tanto a los
familiares afectados como a estudiantes y profesionales y, sobre todo, a
aquellas personas que por las circunstancias personales y sociales que se
comentan en este texto, sean más vulnerables a desarrollar trastornos de
alimentación. Como se ha señalado al principio de esta presentación: a ellas,
por ellas y para ellas se ha escrito esta guía.
ELENA F. L. OCHOA
Introducción
Anorexia y bulimia: trastornos de fin de siglo
Para analizar todos los aspectos relacionados con el tema de la anorexia
conviene que primero nos llagamos una serie de preguntas, como las
señaladas a continuación, para proceder a darles respuesta.
¿Constituyen los trastornos de la alimentación la enfermedad más común a
todas las edades y condiciones?
¿Son los trastornos de alimentación las enfermedades más frecuentes en la
última década del siglo XX?, ¿son una enfermedad o son varias y diferentes
entre sí?
¿Por qué razón cada vez hay más personas, sobre todo jóvenes, en las
sociedades industrializadas que son diagnosticadas con la etiqueta de
anorexia nerviosa o de bulimia?
¿Por qué motivo hay muchas más mujeres que varones que sufren
trastornos de alimentación?, ¿son los trastornos de alimentación una
enfermedad femenina?
¿Por qué la anorexia nerviosa es una enfermedad padecida con más
frecuencia por las adolescentes que viven en las ciudades que por las que
viven en los pueblos?
¿Es la pertenencia a una clase social acomodada un factor que precipita un
determinado trastorno de alimentación..., o es la genética la que en verdad
explica estas conductas?
¿Existen tratamientos eficaces para hacer frente a la bulimia?, ¿y a la
anorexia?
¿Puede una persona obesa someterse a tratamiento o es mejor que se
someta a una intervención quirúrgica?
¿Es posible que una persona primero tenga un problema de obesidad, luego
desarrolle una anorexia nerviosa y, al cabo de unos años, se convierta en
bulímica?, ¿hay casos en los que han coincidido varios trastornos de
alimentación a la vez?
¿Es la educación, el tipo de familia o simplemente una adolescente se llega
a convertir en una anoréxica por influencia de la publicidad, de lo que lee en
las revistas, por imitar las películas en las que exclusivamente triunfan las
delgadas?
¿Es la obesidad la puerta de entrada a la anorexia y a la bulimia?, ¿es un
error pensar que detrás de cada anoréxica y de cada bulímico hay una
infancia de gorduras, michelines y complejos...?
¿Qué tienen que hacer unos padres que observan que su hijo o que su hija
pesa más de la cuenta y lo que más le gusta en este mundo es comer dulces y
helados?, ¿hay que ponerlos a dieta, llevarlos al médico, al psicólogo... o
dejarlos tranquilos hasta que crezcan y puedan decidir por sí mismos?
¿Qué hacer si un niño de tres años no quiere comer y lo que se logra que
ingiera lo vomita al cabo de poco tiempo?, ¿y si se niega a comer alimentos
pero se traga las tizas, plástico, papel...?
¿Se pueden tratar con éxito los trastornos de la alimentación?, ¿existen
estrategias de prevención eficaces?
¿Qué puede hacer la persona que presenta un trastorno de alimentación?,
¿qué puede hacer la familia?, ¿qué pueden hacer los profesionales de la
salud? ¿Y la sociedad?, ¿dan resultado las asociaciones y grupos de ayuda?
Por último ¿son la obesidad, la anorexia nerviosa, la sobreingesta excesiva
y la bulimia nerviosa, enfermedades típicas de un siglo... o son las
enfermedades del siglo?
Esta serie de preguntas y más se irán planteando a lo largo de esta guía, al
tiempo que se ofrecerán las respuestas que se consideren más adecuadas. La
mayoría no han sido confirmadas aún por la ciencia, si bien parecen ser las
más convincentes teniendo en cuenta los resultados obtenidos hasta el
momento en la experiencia clínica y en la investigación sobre los trastornos
de alimentación.
Breve historia
Hace diez o quince años era muy extraño que se hablara de anorexia nerviosa
o de bulimia. También era raro que apareciera con frecuencia en la prensa o
en la literatura científica información o investigaciones sobre la obesidad. Ni
la psicología clínica, ni la psiquiatría, ni tampoco la endocrinología (la
ciencia que estudia el funcionamiento de las glándulas y de las hormonas) se
ocupaban de los trastornos de alimentación y, cuando lo hacían, se referían a
ellos en letra pequeña, es decir, como trastornos muy poco frecuentes.
Sin embargo, de un tiempo a esta parte y de manera progresiva, los
trastornos de alimentación, desde la anorexia hasta la bulimia, así como la
obesidad y la sobreingesta compulsiva, se han ido convirtiendo en un
auténtico boom: los medios de comunicación y las revistas científicas de
psicología, psiquiatría y endocrinología dedican monográficos y reportajes
especiales. La televisión realiza documentales sobre los peligros de la
anorexia, y biografías de personas con trastornos de alimentación se
convierten en temas de películas. Las portadas de las revistas femeninas con
mayores índices de venta incorporan semana tras semana, mes tras mes,
temas relacionados con la alimentación y el moldeamiento de la figura ideal,
las dietas más definitivas y la estética del cuerpo modélico, las intervenciones
de psicocirugía, los productos de belleza y los ejercicios físicos más eficaces
para adelgazar...; también los trastornos de alimentación ocupan un apartado
especial en algunas de estas publicaciones. Y esto no está pasando por
casualidad.
Los trastornos de la alimentación, y la anorexia nerviosa están aumentando
en los últimos años de una manera alarmante: de cada 100 mil jóvenes de
sexo femenino, con una edad comprendida entre 15 y 24 años, de 40 a 50
sufren anorexia cada año. Y las perspectivas de futuro son que estas cifras
aumentarán considerablemente y con una enorme rapidez.
En países como Bélgica, Suiza, Holanda, Reino Unido, Alemania, Estados
Unidos y España, se han creado asociaciones organizadas cuyos objetivos se
centran en informar, apoyar y ofrecer alternativas de solución tanto a la
persona que sufre el trastorno como a la familia.
Las diferentes causas que presuntamente podrían explicar este aumento del
problema y sus dramáticas perspectivas de futuro, así como el tipo de
información necesario para hacerle frente, se expondrán a lo largo de esta
guía.
Salud y alimentación
Se ha demostrado una estrecha relación entre los trastornos del
comportamiento alimentario y la presencia de problemas de salud física.
Obesidad
¿Trastorno femenino?
La anorexia y la bulimia son trastornos de la alimentación, fundamentalmente
femeninos. Hay muy pocos casos en varones. Sin embargo, en la infancia se
presentan más trastornos de alimentación en los niños que en las niñas.
No existe ninguna categoría científica aceptada por la comunidad de
expertos en la que se hable de trastornos de alimentación masculinos.
Tampoco existen causas ni explicaciones confirmadas de por qué aparecen
más en los niños que en las niñas.
Tipos de anorexia
Definición y síntomas
Sin embargo, la definición y clasificación más detallada no tiene lugar hasta
el siglo XIX, cuando Lasegue (autor de la monografía De la anorexia
histérica) y Gull describen por primera vez este problema como anorexia
nerviosa, publicando varios casos clínicos en los que destacan los problemas
psicológicos que subyacen y mantienen este trastorno.
Lasegue, por ejemplo, describe casos de la siguiente manera: "las reglas
hasta entonces insuficientes e irregulares, dejan de producirse y aparece la
sed. Se trata de las primeras advertencias sobre las inminentes
complicaciones que van a ocurrir... En algunos casos, el apetito desaparece
sin que la enferma sienta ninguna sensación. Se justifica el proverbio que
dice que el apetito viene cuando uno está comiendo. En otras condiciones, la
enferma experimenta una repulsión más o menos viva hacia ciertos
alimentos; otras veces, cualquier sustancia alimenticia, sea cual fuere, le
produce asco (...). Y la familia no tiene más que dos métodos a su alcance,
los cuales terminan siempre por agotar: rezar o amenazar, y tanto uno como
otro sirven como piedra de toque.
Las exquisiteces en la mesa son multiplicadas con la esperanza de
despertarle el apetito, pero cuanto más aumentan las demandas, más
disminuye el apetito".
El prestigioso neuropsiquiatra francés Charcot expone, a finales del siglo
XIX, su actitud como médico ante el siguiente caso de anorexia nerviosa: "se
trataba de una adolescente de Angulema, de trece o catorce años, que había
crecido considerablemente y que, a partir de ese momento, rechazaba
sistemáticamente cualquier alimento a pesar de no tener ningún trastorno de
la deglución ni ningún desorden gástrico. Era uno de esos casos que limitan
con la histeria, pero que no le pertenecen en exclusividad y que fueron
descritos por Lasegue en Francia y por W. Gull en Gran Bretaña bajo el
nombre de anorexia nerviosa o anorexia histérica (...).
Hablé con los padres y, después de haberme dirigido a ellos con ásperas
reprimendas, les dije que a mi entender no había sino una posibilidad que
conduciría al éxito: debían alejarse lo antes posible de su hija o al menos
fingirlo. Debían decirle a la niña que, por un motivo cualquiera, se veían
obligados a regresar a Angulema; incluso podían acusarme a mí, al médico,
por la partida. Poco me importaba, siempre que esta adolescente estuviera
convencida de que sus padres se habían ido... esto era necesario que ocurriese
inmediatamente.
Lograr el consentimiento de los padres no fue nada fácil a pesar de las
reprimendas. El padre, por ejemplo, no podía comprender cómo un médico
podía exigirle a un padre que se alejara de una hija cuando ésta se encontraba
en momentos de grave peligro. Pero la convicción me animaba y debí de
estar lo bastante elocuente porque la madre accedió. El padre siguió
refunfuñando y, según me pareció, sólo tenía una mínima confianza en que el
tratamiento alcanzase el éxito".
Métodos clínicos
Charcot sigue explicando los métodos clínicos utilizados entonces con la
anorexia nerviosa: "las enfermas son alojadas bajo la dirección de personas
competentes y experimentadas, habitualmente se trata de religiosas que,
debido a una extensa práctica, en general se vuelven muy expertas en el
manejo de esta clase de enfermas. Una mano benévola, pero firme; mucha
calma y paciencia son aquí las condiciones indispensables. Los padres son
sistemáticamente alejados hasta el día en que, después de que se note una
clara mejoría, se permite a los pacientes verlos, siempre como una
recompensa; al principio, a intervalos más bien extensos, luego cada vez más
cercanos, a medida que se acentúa la cura. El tiempo y la hidroterapia, con la
medicación, hacen el resto". La hidroterapia es un tratamiento de las
enfermedades utilizando aguas medicinales.
La descripción de Charcot de este caso de anorexia nerviosa, las actitudes
de él como médico y el procedimiento terapéutico seguido con la enferma y
con los padres, es muy semejante a lo que actualmente se hace, si bien como
se verá más adelante, hoy por hoy se cuenta con instrumentos de evaluación
y con programas terapéuticos más estructurados y que han probado ser
eficaces.
Freud también describió casos de anorexia nerviosa y otros trastornos de
alimentación. En 1895, en el Manuscrito G Freud pone el acento en el
aspecto depresivo de la anorexia: "la neurosis alimenticia llamada anorexia
puede compararse con la melancolía. La anorexia mental de las adolescentes,
trastorno éste muy conocido, aparece después de una profunda observación
como una forma de melancolía en aquellos sujetos cuya sexualidad está aún
inacabada. La enferma, en este caso, afirma no querer comer sólo porque no
tiene hambre. Por lo tanto, hay pérdida de apetito y, en el terreno sexual,
pérdida de la libido".
La asociación depresión-anorexia sigue presente en la discusión de los
teóricos de la anorexia nerviosa.
Investigaciones posteriores
Fue a partir del Simposio de Gottingen en 1965 y posteriormente el Congreso
de Toronto en 1981, cuando el estudio de la anorexia nerviosa toma las
directrices de investigación que se siguen en la actualidad. Aparece la
definición operativa de los criterios de diagnóstico, surgen nuevas
clasificaciones, se lleva a cabo un estudio exhaustivo de los síntomas, se
desarrollan programas de tratamiento y de seguimiento y se crean programas
de prevención de recaídas en los que se insiste en la información sobre el
problema a la población en general.
Sexo: femenino
Todos los estudios coinciden en señalar que un mayor número de mujeres
que de varones manifiesta trastornos de alimentación. Y en concreto, en el
caso de la anorexia la incidencia es muy superior: alrededor de 95 de cada
100 sujetos que padecen anorexia pertenecen al sexo femenino. Pero a pesar
de estos datos no hay ninguna evidencia ni existe prueba alguna de que este
trastorno esté vinculado al sexo biológico.
El escaso número de varones que manifiestan anorexia ha dispuesto a que
se considere la anorexia nerviosa en los hombres y la anorexia nerviosa en las
mujeres como dos enfermedades distintas. Sin embargo, los síntomas y las
características del trastorno son tan similares en ambos casos que todavía se
sostiene la hipótesis de que se trata del mismo problema.
48 El mayor predominio de mujeres anoréxicas que de varones hace pensar
que los aspectos socio-culturales tienen un enorme impacto en la
predisposición, precipitación y mantenimiento de los trastornos de
alimentación. El papel sexual de la mujer en nuestra cultura, la importancia y
refuerzo de su imagen corporal, su estética, son más valorados socialmente
en ella que en los hombres. Esto es debido fundamentalmente al estereotipo
social que existe sobre la figura femenina ideal. La prueba de estas
afirmaciones se puede observar en los modelos estéticos y listas de rasgos a
imitar en las mejores y más reputadas revistas femeninas.
Bulimia-anorexia, anorexia-bulimia:
¿hay diferencias?
Entre el 30 y el 50% de las personas que presentan anorexia nerviosa también
manifiestan ataques de bulimia, sobreingesta, vómitos autoprovocados, un
miedo irracional —como las bulímicas— a aumentar de peso, y es por esto
importante establecer las diferencias entre ambos trastornos, ya que una
confusión en el diagnóstico conduce irremediablemente a una aplicación
inadecuada del tratamiento.
— La bulimia nerviosa la presentan personas que siempre mantienen un peso
dentro de los límites normales, que comen aparentemente cantidades que
no llaman la atención y no manifiestan comportamientos que puedan
resultar chocantes. La anorexia nerviosa se refiere a aquellas personas
cuya apariencia emaciada (flaca y demacrada) llama la atención y sus
hábitos alimenticios son a base de ayunos y dietas muy drásticas.
— Las mujeres con bulimia intentan alcanzar un modelo de mujer idealizada,
de mujer estereotipada y perfecta y de apariencia sexual atractiva.
Manifiestan un comportamiento social siempre en función de complacer y
obtener aprobación por parte de los otros. Sin embargo, las mujeres con
anorexia nerviosa hacen lo posible para que su apariencia sexual no sea en
absoluto atractiva: niegan y rechazan su sexualidad de todas las formas y
maneras.
— Las anoréxicas suelen comenzar el trastorno alimenticio a edad más
temprana.
— Las señales de ayuno, dietas y otros comportamientos alimenticios que
lleva a cabo la anoréxica llaman la atención y son obvios hasta para las
personas que no son profesionales de la salud. La bulimia nerviosa, sin
embargo, es un trastorno que se lleva en secreto, que no sale a la luz nunca
o en muchos años y la persona lo guarda para sí sin presentar ninguna
señal obvia.
— Las bulímicas aceptan con más facilidad que las anoréxicas la gravedad
y seriedad del trastorno. La mayoría tiene conciencia de que algo anormal les
ocurre, pero no quieren acudir ni confiarlo a nadie. Las anoréxicas lo niegan,
no tienen conciencia de enfermedad y en ningún momento aceptan la
presencia de un trastorno.
Breve historia
Hasta los años setenta, la bulimia se consideraba una variedad de la anorexia
nerviosa. De hecho, los criterios para evaluar y diagnosticar un trastorno
bulímico no aparecen hasta la década de los ochenta con el DSM-III (Manual
de Diagnóstico Estadístico de Enfermedades Mentales). Poco tiempo más
tarde, con la aparición del DSM-III-R y DSM-IV, se definió de tal manera
este trastorno que, en la actualidad, tanto los médicos como las personas no
especializadas en psicología y psiquiatría, pueden aprender a detectar este
problema y también prevenirlo.
¿Qué es la obesidad?
La obesidad se caracteriza por una acumulación excesiva de grasa corporal
innecesaria.
Existe el acuerdo en la comunidad científica para considerar como obesa a
aquella persona que se excede en un 20% de su peso ideal, en función de su
talla, complexión, sexo y edad de desarrollo. Y es a partir de este sobrepeso
cuando se recomienda la reducción del mismo siguiendo los consejos de un
especialista. Tal recomendación se hace, fundamentalmente, para prevenir los
problemas de salud que conlleva el exceso de peso. Fiarse de las dietas que
aparecen en revistas de información general, en programas de radio y
televisión, de las indicaciones de amistades o personas no profesionales, ha
generado problemas serios de salud, en ocasiones, irreversibles.
Hay gente obesa que presenta unas enormes dificultades para perder peso.
Siguen dietas rigurosas, hacen ejercicio diario, beben mucha agua, cuidan los
horarios, no beben alcohol y, sin embargo, no adelgazan.
Una teoría que ha contado con bastante apoyo en los últimos años postula
que cada persona tiene un peso ideal biológicamente programado. Esta teoría
defiende que la herencia determina en gran parte el punto fijo de peso,
aunque éste puede ser influido posteriormente por la nutrición, la actividad
física y la tasa metabólica. Es decir, aunque la herencia explica en principio
un peso determinado, éste puede ser modificado.
Esta teoría explica también por qué las personas obesas que han seguido
muchas dietas tienen cada vez más dificultad de adelgazar: el número de
intentos para perder peso mediante dietas es una variable predictora del éxito
o del fracaso de una nueva intervención terapéutica. Cuantas más dietas siga
una persona, más dificultad tendrá para responder adecuadamente a una
nueva intervención. Si una adolescente ha intentado perder peso de diferentes
maneras, en diferentes ocasiones, y utilizando dietas diversas, la mayor parte
de las veces sin éxito, cuando desarrolla una bulimia o una anorexia, tal
comportamiento se puede considerar una variable importante para establecer
el pronóstico y respuesta al tratamiento.
Las técnicas de evaluación que se emplean con más frecuencia en clínica son:
— la entrevista
— los autoinformes
— los autorregistros
Por la necesidad de especialización para el manejo y utilización de tales
técnicas, se remite a la bibliografía recomendada.
RESUMEN
— Los datos referidos a la población obesa en España parecen incrementarse
cada año (entre el 4,8 y el 27,9% de niños entre 6 y 14 años presentan
sobrepeso).
— No es lo mismo obesidad que presentar un estado de sobrepeso.
— La obesidad se explica fundamentalmente debido a factores hereditarios,
si bien los ambientales son importantes y pueden llegar a modificar el
peso.
— Hacer ejercicio diariamente, llevar una dieta sana y mantener unos hábitos
alimentarios saludables, constituye la mejor manera de mantenerse en un
peso ideal. Seguir constantemente dietas especiales puede llegar a ser
perjudicial.
— El estrés, las emociones y los sentimientos pueden afectar al peso: lo
aumentan y lo disminuyen, depende de la constitución física del
individuo, de su herencia y de su metabolismo.
— Una dieta alimentaria con hábitos alimenticios no saludables puede
producir generaciones de obesos.
— La obesidad puede generar problemas de salud graves.
— Estar gordo no significa estar feliz ni ser un bonachón, tampoco lo
contrario.
— Estar delgado no significa estar nervioso constantemente, ni ser activo y
trabajador, tampoco lo contrario.
— Si bien existen en nuestra sociedad baremos para medir pesos ideales,
cada persona debe encontrar el suyo, aquél que le haga sentirse a gusto
consigo misma y con su cuerpo, independientemente de los mensajes
socioculturales que identifican delgadez con belleza y con triunfo.
Imposibilidad de controlar el peso
Algunas explicaciones posibles
Son muchas las causas que pueden explicar por qué una persona de repente
se da cuenta de que no se puede controlar, que decida lo que decida con la
dieta que sigue casi nunca o nunca va a cumplirla. Viene entonces el
abandono a la suerte y la apetencia por comer o lo contrario, el dejar de
comer se apodera completamente de la mente.
"No voy a desayunar más que una tostada con una fina capa de
mantequilla", "sólo voy a comer un pescado a la plancha", "no voy a tomar
postre", "pase lo que pase no me voy a comprar ni un solo pastel esta
mañana", "hoy pasaré el día a lechuga", son algunos de los propósitos
incumplidos que cada día se hacen miles y miles de personas. El porqué de
esta falta de control es algo todavía por descubrir.
La psicología ofrece alrededor de 25 modelos explicativos. Se exponen a
continuación, en líneas generales los que parecen más interesantes y que
pueden ayudar a comprender por qué se come desaforadamente cuando, en
verdad, no se quiere ni se debe comer tantas cantidades de alimentos.
La presión sociocultural
Una de las causas que actualmente se valora como una de las que más afecta
al aumento del número de personas con trastornos alimentarios es la
influencia sociocultural. Hay que tener en cuenta que la publicidad, las
publicaciones dedicadas a dietas y productos para adelgazar, el modelo ideal
de belleza femenino que se expone como único en películas y revistas, los
mensajes que a través de los medios de comunicación y en la misma familia
se trasmiten a las nuevas generaciones, muestran como objetivo principal el
cultivo de la imagen y del cuerpo para lograr el triunfo.
La familia
Como se ha señalado, uno de los errores más comunes es atribuir a la familia
(a la madre, al padre o a los dos) la culpa del trastorno de alimentación,
cualquiera que sea. Sin embargo, la familia desempeña un papel primordial
en la comprensión y explicación de dichos trastornos.
¿Es la clase social la culpable?
La clase social, así como la edad de los padres en el momento del nacimiento
del paciente, el orden que éste ocupa entre los hermanos y la separación de
los padres, parecen ser variables que se asocian con mayor frecuencia a los
trastornos de alimentación.
Los trastornos de alimentación, y en particular la anorexia nerviosa, tienen
una enorme representación en las clases sociales económicamente
favorecidas. La mayor edad de los padres favorece también la aparición del
trastorno. Y en los últimos años se ha observado que existe una mayor
incidencia de personas con trastornos de la alimentación que ocupan los dos
extremos en el número de hermanos, es decir, son los mayores o los menores
de la prole. Asimismo, se ha señalado una mayor incidencia de trastornos del
peso y del comportamiento alimentario, trastornos afectivos, alcoholismo y
tendencia a las drogodependencias entre los familiares con pacientes
anoréxicos.
Numerosos estudios han apuntado la asociación entre graves alteraciones
en las relaciones familiares y entre los padres y la aparición de trastornos de
la alimentación en alguno de los hijos. También parece existir una estrecha
conexión entre los problemas conyugales y familiares y el pronóstico del
paciente con trastornos alimentarios.
RESUMEN
— Todavía no se conocen las causas por las cuales una persona no puede
controlar la cantidad de alimentos que ingiere. Hay explicaciones e
hipótesis, pero ninguna está confirmada.
— Se cree que las mujeres se controlan menos porque son más susceptibles a
los mensajes externos sobre lo que es belleza, cómo deben comportarse
para agradar o cómo deben arreglarse para resultar más atractivas.
— Las dietas no son recomendables en principio. Además de las
características de las mismas, se tienen que tener muy en cuenta las
características psicológicas de la persona que va a seguirlas.
— La presión sociocultural sobre lo que se debe ser afecta más a las mujeres
que a los hombres.
— La familia no es la culpable de los trastornos de alimentación. Más aún,
debe llegar a convertirse en un agente terapéutico. Sin embargo, se
observa con frecuencia que los familiares de las personas que desarrollan
trastornos de alimentación manifiestan ciertos problemas con el peso o
con la alimentación.
— Parece que existe cierta predisposición genética a los trastornos de
alimentación, en concreto en la anorexia nerviosa.
Autocontrol y tratamiento
Aspectos psicológicos
El conocimiento de los límites más allá de los cuales una persona no se puede
controlar, es el primer paso para establecer una adecuada prevención de un
trastorno de alimentación. Todas las personas tenemos limitaciones, algunas
superables y otras no. Todas las personas tenemos defectos psicológicos y
físicos, algunos superables y otros no. Todas las personas dudamos, nos
sentimos a veces inseguras y un poco tristes. A todas las personas nos
preocupa lo que los demás piensen de nosotros, de nuestro cuerpo, de nuestra
apariencia, de nuestra valía personal y de nuestra capacidad intelectual.
También, todas las personas tenemos carencias en nuestras habilidades
sociales, afectivas e intelectuales y no todos y cada uno de los objetivos que
nos proponemos los podemos hacer bien: unas veces nos equivocamos y
otras veces acertamos, tenemos éxitos y fracasos, sorpresas agradables y
decepciones.
Para lograr el autocontrol personal y en concreto el autocontrol en la
ingestión alimentaria, son fundamentales tanto la capacidad adaptativa para
hacer frente a los aspectos percibidos como positivos o negativos, como las
actitudes desarrolladas ante las insatisfacciones personales y la planificación
de posibles soluciones a los problemas. Es necesaria la observación atenta de
nuestras reacciones y actitudes para lograr que nuestros límites (físicos y
psicológicos) no nos limiten totalmente en el deseo de superarnos, no nos
destruyan.
La familia y la anorexia
Hasta 1970 los tratamientos con los que se contaba para hacer frente a los
trastornos de alimentación eran, fundamentalmente, de tipo individual. La
persona que padecía el trastorno del comportamiento alimentario era
separada de la familia y los padres no intervenían en ningún momento en el
tratamiento.
Más aún, algunos expertos mantenían que la familia, sobre todo la madre,
era la culpable del trastorno alimenticio y por lo tanto, era mejor mantenerla
alejada hasta que la persona se encontrase recuperada.
Se pensaba incluso que la intervención e integración de los padres y otros
miembros de la familia en el proceso terapéutico agravaría y haría crónica la
situación: su presunta carencia de habilidades para la educación y una
supuesta implicación emocional patógena hacia el problema manifestado por
su hija o hijo eran las razones que se solían aducir para justificar la
separación.
Fue hacia los años cincuenta cuando algunos terapeutas de orientación
psicoanalítica comenzaron a intentar una progresiva implicación de los
padres en el tratamiento de ciertos problemas psicopatológicos observados en
la infancia, ya que consideraban que si el ambiente familiar continuaba de la
misma manera que hasta entonces, los niños y adolescentes con trastornos de
conducta o emocionales no mejorarían. Fue entonces cuando los
profesionales de la salud comenzaron a integrar paulatinamente a las madres
en el proceso terapéutico de los trastornos del comportamiento alimentario
presentados por niños y adolescentes. Otros profesionales, sin embargo,
aunque valoraron la necesidad de modificar el ambiente familiar en aras de
lograr una remisión más rápida y duradera de los síntomas, prefirieron tratar
por separado y en paralelo a los padres, más que integrarlos directamente en
la terapia.
Información y coparticipación en el
tratamiento
La analítica y la exploración física sirve para enfrentar tanto a la familia
como a la persona que padece el trastorno con la seriedad y gravedad física y
psicológica del mismo. Acto seguido, el profesional deberá ofrecer toda la
información posible sobre los riesgos que entraña el no comer, el vomitar, el
tomar laxantes y otros productos para adelgazar, sobre el riesgo que entraña
para la salud un determinado peso y los atracones desaforados e
incontrolados. Según el tipo de trastorno del comportamiento alimentario, la
información será distinta. Sin' embargo, la estructura de lo que se debe o no
hacer es similar en cada uno de los trastornos.
El apoyo de la familia es un requisito indispensable para la recuperación y
uno de los factores que predicen un buen pronóstico.
Recibida la información pertinente que, muy a menudo, requiere lecturas
complementarias, la familia deberá convencerse de la necesidad de
participación en el tratamiento para que paciente, terapeuta y familia
consigan al unísono una serie de objetivos.
RESUMEN
RESUMEN
— Para aprender a controlarse es importante detectar todos los pensamientos
distorsionados y las creencias irracionales, las expectativas falsas y las
atribuciones erróneas que se tienen hacia la comida, el peso y la figura.
— El que los síntomas de un trastorno alimentario hayan desaparecido no
quiere decir que la persona esté curada.
— Las dietas no controladas por un especialista suelen ser perjudiciales para
la salud física y mental.
— Los métodos y productos para adelgazar que se leen en las revistas, libros
de divulgación y folletos de publicidad, suelen ser perjudiciales para la
salud. Antes de utilizarlos consultar siempre con un especialista de
confianza.
— La delgadez no tiene nada que ver con la inteligencia, el atractivo y la
belleza.
— Para evitar recaídas y prevenir padecimientos de trastornos de alimentación
es necesario seguir unas serie de recomendaciones de eficacia comprobada.
La prevención supone prepararse, aprender técnicas de enfrentamiento a
futuros conflictos antes de que éstos ocurran.
Apéndices
Direcciones útiles
Asociaciones nacionales
— Asociación Contra la Anorexia y la Bulimia, (ACAB) Tuset, 34. ppal.A 08006 Barcelona Tel. (93)
217 61 54 Es una asociación sin ánimo de lucro ni beneficio económico. Tiene carácter privado y su
objetivo social es la lucha contra la anorexia y la bulimia.
Se formó con el propósito de concienciar a la sociedad, a las autoridades sanitarias, a los jóvenes y a
los medios de comunicación social sobre 'los graves daños y peligros que sufre la juventud,
mayoritariamente femenina, como consecuencia de enfermedades del comportamiento alimenticio". La
información, la orientación y la prevención son sus principales áreas de trabajo. Se adjunta en el anexo
el manual de información que ofrece ACAB a las personas que contactan con esta asociación.
— Asociación en Defensa de la Atención a la Anorexia Nerviosa (ADANER)
Apartado de Correos 21080 28080 Madrid Tel. (91) 504 43 47 Esta Asociación, con puntos de
referencia en todo el territorio nacional, persigue, como principal objetivo, proporcionar información,
consejo, asesoramiento y orientación en el manejo y en el tratamiento de los trastornos de alimentación.
Pueden contactar con esta asociación profesionales de la salud, familiares y personas que padezcan
trastornos de alimentación
HIRSCHAMANN, J.R.: La obsesión de comer, Paidos, Barcelona 1988. Este libro, fácil y de asequible
lectura, describe cómo una persona puede llegar a desarrollar un comportamiento descontrolado
alimenticio. Desarrolla un programa sencillo de intervención para el logro de un autocontrol personal
de la conducta de la ingesta. La información que ofrece puede ayudar a la superación de ciertos hábitos
compulsivos hacia la comida.
RAIMBAULT, G. Y ELIACHEFF, C.: Las indomables: figuras de la anorexia, Buena Visión, Buenos Aires,
1991.
Obra de orientación psicoanalítica, es interesante por la aportación de datos históricos y recopilación de
ciertos esbozos de historias clínicas de Charcot, Freud y otros históricos de la psicopatología. Analiza
cómo la anorexia aparece ya en la mitología griega y examina este trastorno de alimentación en la
figura de la Emperatriz Sissi, en Antígona, también en Simone Weil y en Catalina de Siena. La
traducción al castellano es, en ocasiones, incomprensible y hay que hacer un enorme esfuerzo para
seguir con la lectura.
TORO, J.: El cuerpo como delito. Anorexia, bulimia, cultura y sociedad, Ariel Ciencia, 1996. Esta obra,
además de ofrecer una introducción histórica documentada sobre el canon de moda femenino y su
relación con los diversos trastornos de alimentación, fundamentalmente se centra en analizar los errores
y consecuencias nefastas de la cultura de la delgadez. Cómo la cultura, cómo una determinada
sociedad -la nuestra potencia el progresivo incremento de la anorexia y de la bulimia nerviosa en la
mujer.
VANDEREYCKEN, W.; CASTRO, J. Y VANDERLINDEN, J.: Anorexia y bulimia. La familia en su génesis y
tratamiento, Martínez Roca, Barcelona, 1991.
Obra dirigida a profesionales y médicos, a estudiantes de ciencias de la salud, en la que se analizan y se
critican las teorías que culpabilizan a la familia como factor predisponente y precipitante de los
trastornos de la alimentación. Presenta de forma detallada cómo se debe informar y llevar a cabo una
intervención del trastorno contemplando a la familia como agente terapéutico.
Glosario
Adipocitos: Grasas superfluas.
Adiposo: Tejido del cuerpo animal formado por grasa. Obeso, gordo.
Adiposidad: Gordura, grasa superflua.
Ansiedad: Conducta de alerta emocional, cognitiva y/o comportamental necesaria para la
supervivencia. Puede llegar a percibirse de forma desagradable por parte del sujeto. Cuando la ansiedad
es patológica y desagradable suele aparecer como respuesta a conflictos psicológicos internos del
individuo. En contraposición al miedo, en la ansiedad patológica el peligro o la amenaza es irreal.
Asertividad: Capacidad que el individuo desarrolla naturalmente o, en su defecto, puede aprender a
desarrollar y que sirve para mejorar su autoconcepto y sentirse más seguro de lo que hace y dice.
Autoconcepto: Imagen que el individuo tiene de sí mismo. El auto- concepto representa lo que cada
ser humano cree que es, lo que cree que vale como persona. Si es inteligente o no, si es atractivo,
simpático o pesado... El autoconcepto se encuentra definido por los esquemas mental y corporal que la
persona tiene de sí misma y que se va formando a lo largo de la vida.
Autoinducido: Acción, emoción o idea provocada por la misma persona que la presenta,
generalmente utilizando algún procedimiento mental o conductual determinado y previamente
aprendido.
Autoinforme: Descripción personal, generalmente por escrito y siguiendo una estructura previamente
establecida por el evaluador, del estado mental, emocional y de relación con el mundo de un
determinado sujeto.
Autorregistro: En un formato previamente establecido y elaborado por el evaluador o terapeuta, en el
cual la persona apunta en un determinado lugar y tiempo, la aparición o ausencia de un número de
conductas, emociones y pensamientos que, en principio, quiere controlar. Dicho autorregistro varía
según el tipo de conductas y la finalidad del mismo.
Complejos: Conjunto de fantasías y distorsiones de pensamientos y percepciones que generan en una
persona estados de intranquilidad, inseguridad, angustia y tristeza, aislamiento social y sensación de
incomprensión por parte de los demás. Son muy frecuentes en los adolescentes.
Compulsivo: Conducta o pensamiento repetitivo, que se lleva a cabo sin intención y sobre el que el
sujeto no suele tener control, viviéndolo de manera desagradable e insatisfactoria. Dichas conductas y
pensamientos compulsivos relajan en principio, si se llevan a cabo, o generan una gran ansiedad y
angustia si la persona se rebela e intenta detenerlos.
Depresión: Trastorno del estado de ánimo que altera, según el tipo de sintomatología desarrollada y
personalidad premórbida del sujeto, la vida afectiva, laboral y social. Los síntomas fundamentales que
definen cualquier depresión son: tristeza, idea de culpa, de desprecio hacia uno mismo, de ausencia de
placer, de ruina y de muerte.
Electroencefalograma (EEG): Registro de las diferencias de potencial en el cuero cabelludo, que
tienen lugar a consecuencia de "débiles corrientes" del cerebro. Se trata de una prueba habitual de
diagnóstico en neurología, psiquiatría y psicología. También se ha llegado a convertir en una de las
herramientas más empleadas en la investigación cerebral con seres humanos.
Endémico: Se aplica a cualquier mal (enfermedad, malestar, costumbre, hábitos...) social que se ha
hecho habitual y permanente en un sitio. La enfermedad endémica es aquélla que existe habitualmente
o en épocas fijas en un lugar.
Enfermedad médica predisponente:
Afección física que hace a una persona más tendente, más vulnerable o proclive a desencadenar algún
otro tipo de enfermedad física o psicológica. Por ejemplo, algunas diabetes predisponen a la persona a
padecer con más frecuencia trastornos del estado de ánimo.
Episódico: Situación, idea, pensamiento, emoción o conducta que ocurre en un momento
determinado, durante un tiempo determinado, y no suele repetirse.
Estado depresivo: Estado de ánimo de características depresivas que el sujeto presenta de manera
pasajera y que no forma parte de su personalidad, ni de su estilo de vida, ni tampoco le incapacitan para
seguir llevando a cabo su vida laboral, afectiva y social. Casi todos los seres humanos alguna vez, o
varias veces, en la vida han sufrido estados depresivos. Generalmente los estados depresivos remiten
por sí mismos y no necesitan tratamiento farmacológico ni tampoco psicológico. Sin embargo hay
casos en los que pueden evolucionar hacia un trastorno del estado de ánimo, tal como un trastorno
distímico o una depresión mayor.
Estrés: Cualquier estímulo, externo o interno, que altere el equilibrio dinámico de los sistemas del
organismo.
Estrés emocional: Estado de alteración físico y psicológico que generalmente el sujeto vive de
manera insatisfactoria y que suele conducir al padecimiento de trastornos por ansiedad.
Fobia: Miedo irracional a una situación, a un objeto o a una persona, generalmente sin motivo
aparente.
Folículo: Formaciones en los ovarios que producen óvulos (células germinales) y segregan estrógenos.
Genética: Ciencia que estudia los genes, es decir, las características hereditarias de los seres vivos.
Hipotálamo: Pequeña zona cerebral que organiza determinadas acciones completas de la conducta:
organiza el metabolismo corporal, la producción de calor y el control de la temperatura corporal, la
producción y circulación de las hormonas, los stados de vigilia o sueño, de agresión o timidez.
Organiza asimismo la conducta sexual y controla los sistemas nervioso simpático, y parasimpático.
Histeria: Enfermedad que durante siglos se consideró exclusiva de las mujeres. Fue atribuida por
Hipócrates al movimiento del útero (Hystera). Actualmente se considera:
— un desorden de la personalidad (una personalidad histriónica es aquella que siempre trata de llamar
la atención, que es manipuladora y en la que en su vida el fin justifica los medios)
— histeria de conversión cuando presenta trastornos neurológicos, tales como parálisis, convulsiones,
pérdida de la sensación, ceguera, trastornos del habla y de la marcha por causas inexplicables, que
se atribuyen a que el sujeto convierte sus problemas psicológicos en físicos.
— histeria de disociación es aquella en la que la persona manifiesta fugas, estados crepusculares, fallos
en la memoria y personalidad múltiple.
Libido: Energía sexual que permite a la persona hacer frente a sí misma y al mundo. En la mayoría de
los casos el término "sexual" no significa "genitalidad", ni estado alguno relacionado directamente con
el comportamiento sexual, sino que cuando se habla de libido se puede establecer un paralelismo entre
"energía sexual" y "energía vital".
Metabolismo: Conjunto de los cambios o fenómenos fisico-químicos y biológicos que se realizan en
la materia viva y en los organismos. Reacciones químicas vitales que transforman los alimentos en
energía y sustancias de desecho.
Neuropsicología: Área de la neurología de interés común para los neurólogos, psiquiatras, los
psicólogos y los neurofisiológicos. El interés se centra principalmente, aunque no exclusivamente, en el
estudio e investigación de la corteza cerebral en aspectos tales como los trastornos del lenguaje, la
percepción y la acción.
Neuropsiquiatria: Área que se ocupa del estudio del cerebro y de aquellos cuadros psicopatológicos
que pueden resultar consecuencia de síndromes orgánicocerebrales.
Neurosis: Excluido cualquier tipo de enfermedad o trastorno del sistema nervioso, la persona presenta
de manera inexplicable, en principio una ansiedad patológica persistente y no justificada, mediante
fobias, pensamientos obsesivos, compulsiones, pérdida de algunas funciones tales como la parálisis de
alguno de sus miembros o impotencia sexual. También y con frecuencia la persona presenta
alteraciones emocionales y del estado de ánimo.
Obsesivo-compulsivo: Cuadro psico- patológico caracterizado por obsesiones (también llamadas
compulsiones implícitas). Las obsesiones son un conjunto de ideas absurdas que el sujeto no puede
controlar y que se escapan de su voluntad, que se repiten constantemente y que pueden llevar al
individuo a una incapacidad en su vida afectiva, laboral y social. Las compulsiones son conductas que
se repiten constantemente, que escapan de la voluntad del sujeto y, que si éste no las realiza, le generan
una gran ansiedad y un enorme sufrimiento.
Patológico: Enfermizo, trastornado, alterado, desadaptado.
Psicocirugia: Tratamiento de trastornos emocionales o comportamentales mediante procedimientos
quirúrgicos en el cerebro. También se denomina Logotomía y Topectomía.
Psicoevolutivo: Aquel estado o circunstancia relacionados con el desarrollo, evolución y maduración
de las características psicológicas del organismo.
Psicológico: Relacionado con la psicología.
Psicología: Ciencia que estudia la conducta humana bien sea cognitiva, emocional, comportamental o
social.
Psicoterapia: Forma de tratamiento de las enfermedades mentales y de los trastornos conductuales,
mediante el establecimiento de una relación estrecha y de confianza entre un especialista o profesional
de la salud mental y la persona que presenta un problema cualquiera que sea su tipo. Existen diferentes
maneras de establecer dicha relación, y depende, fundamentalmente, de la orientación teórica del
profesional de la salud o psicoterapeuta.
Recurrente: Situación, idea, pensamieno, emoción o conducta que se vuelve a repetir cada
determinado periodo de tiempo.
Psicosomático: Función alterada de órganos del cuerpo, inducida por estrés.
Regurgitar: Vomitar. Volver a echar por la boca los alimentos ya ingeridos, como hacen los niños con
la leche mamada en exceso.
Somáticos: Relacionado con lo físico, con lo biológico, con el organismo.
Técnica de inoculación: Consiste en introducir en un sujeto algunos gérmenes de una enfermedad
infecciosa. Comunicar a alguien cosas tales como "vicios" o ideas nocivas.
Tejido: Colección de células especializadas en una función común, por ejemplo, el tejido nervioso o
muscular.
Tejido adiposo: Tejido formado por células adiposas y que constituye una capa de grasa situada
inmediatamente debajo de la piel, en los mamíferos.
Trastorno psicopatológico: Acto, pensamiento, emoción con características desadaptativas,
"anormales" y/o morbosas que generan daño o sufrimiento en el sujeto o en su entorno.
Tratamiento ambulatorio: Cuando la persona que presenta una enfermedad permánece en su casa y
se le aplica un tratamiento sin hospitalizarla, controlándola periódicamente en una consulta abierta, ya
sea pública o privada.
Tratamiento cognitivo-conductual:
Conjunto de técnicas psicológicas utilizadas para controlar y remitir conductas, emociones y
pensamientos que la persona percibe como desagradables e insatisfactorias. En general, dichas técnicas
intentan instruir al individuo en la modificación de pensamientos irracionales y conductas
desadaptativas, así como enseñarle procedimientos que le permitan enfrentarse con situaciones
problemáticas.
Tratamiento psicodinámico: Conjunto de técnicas psicológicas basadas en los supuestos
establecidos
por la escuela psicoanalltica, por las escuelas de orientación psicodinámica.
Tratamiento sistémico: Conjunto de técnicas psicológicas utilizadas para controlar y remitir
conductas desadaptadas, instruyendo y tratando psicológicamente al grupo familiar. Según la escuela
teórica en la que están basadas estas técnicas, la familia es un "todo", un "sistema" en el cual uno de sus
miembros presenta un problema, pero no podrá remitir ni controlarse en su totalidad, si no es con la
participación de todos sus componentes.
Manual informativo de los trastornos de la
alimentación
E ste manual informativo recoge datos de revistas y libros y está
confeccionado por la Asociación Contra la Anorexia y la Bulimia
(ACAB). Se entrega a las personas que contactan con la asociación.
Anorexia
Se suele empezar con una dieta aparentemente inofensiva. Ha pasado un
hambre espantosa pero por fin ha conseguido perder esos kilos de más. Los
amigos aplauden inocentemente el cambio —"qué guapa estás, ¿cómo lo has
hecho?".
Se siente triunfadora y decide perder un poco más. Primero eliminó el
postre, luego el desayuno, ahora la cena; ¿qué eliminará mañana? La magia
de la delgadez empieza a apoderarse de su mente y a un kilo de menos sigue
otro, y otro...
La familia se preocupa, pero no demasiado. Es buena hija que nunca ha
tenido problemas. Eso pensaba también ella hasta que su cuerpo le traicionó
y las forma incipientes de la adolescencia empezaron a incomodarla. Durante
la comida mira el plato con hastío.
Dice que le duele el estómago mientras alarga el momento de llevarlo a la
boca. En un descuido de la madre, devolverá la mitad a la fuente; es probable
que el resto vaya a parar al bolsillo. "He tomado un bocadillo al salir del
colegio y no tengo apetito", miente por la noche.
Sus padres la creen; ¿por qué no habría de hacerlo? A una mentira sigue otra
y después otra, hasta convertirse en la rutina.
Las comidas se transforman en un verdadero infierno y ella se consume
cada día aunque no parezca darse cuenta porque para colmo hace ejercicio
hasta caer exhausta: domina su cuerpo y todavía se siente fuerte.
Niñas que no quieren crecer
La anorexia nerviosa es una enfermedad característica de países desarrollados
que afecta a uno de cada 700 adolescentes y, en especial, al sexo femenino.
Niñas que se resisten a abandonar para siempre el plácido mundo infantil y
afrontar las dificultades de la vida adulta; una vida en la que la belleza y el
éxito se identifican con la delgadez.
Su cuerpo cambia totalmente, con los pechos y otras redondeces
femeninas; se convierte en el objetivo maternal del que en realidad quiere
desprenderse totalmente.
Cuando una adolescente realiza una dieta severa y sufre una pérdida de
peso considerable, se generan en ella unos cambios mentales que hacen a su
vez que se perpetúe la dieta y la pérdida de peso, entrando un círculo vicioso
del que es muy difícil salir.
Tratamiento de la enfermedad
Una vez diagnosticada, el tratamiento de la enfermedad dura una media de
cuatro años. Seis de cada diez pacientes se hospitalizan y casi un tercio de los
procesos se vuelven crónicos, pero gracias a las mejoras
en el diagnóstico y tratamiento, el índice de mortalidad se ha reducido del 15
al 1%, aunque las consecuencias siguen siendo muy serias:
— detención del crecimiento
— osteoporosis e infertilidad
Las curaciones espontáneas no
son corrientes porque el anoréxico considera un orgullo mantener la huelga
de hambre.
El primer objetivo del tratamiento es conseguir que el enfermo acepte que
lo es. Este primer objetivo está dividido en tres facetas:
— psicoterapia
— nutrición
— apoyo a los padres
Prevenir la anorexia nerviosa desde la infancia
Para prevenir mejor cualquier trastorno alimenticio, el doctor Morandé ofrece
estos sencillos consejos:
— comer en familia
— evitar los alimentos de nevera para que los niños no puedan auto-
alimentarse
— cuando una adolescente plantee el deseo de adelgazar porque se siente
rechazada debido a su peso, hablar con ella e intentar buscar soluciones
— si se empeña en perder peso, llevarla a un médico de confianza. Es muy
probable que esté en fase de crecimiento y no deba realizar un régimen.
Jamás se debe recurrir al uso de medicamentos
Perfil de la anoréxica
— Nueve de cada diez pacientes son chicas entre 14 y 17 años.
— Son bastante responsables estudiosas, pero a la vez muy infantiles.
— Están un poco rellenitas
— Desean ser las primeras en todo y su nivel de autoexigencia es muy alto.
Poseen mucha autodisciplina.
— No aceptan bien los cambios que la adolescencia provoca en sus cuerpos y
achacan casi todos sus problemas a la gordura.
Bulimia
Las anoréxicas y las bulímicas son adictas a la báscula y al espejo... y se ven
gordas aunque estén delgadas. Pero mientras unas se niegan a comer, las
otras lo hacen de forma compulsiva, casi hasta reventar, varias veces al día.
Después, para evitar el lógico aumento de peso, se provocan vómitos y hacen
ejercicio. Aunque la moda de la extrema delgadez desencadenante de la
anorexia no llegó a España hasta los años setenta, ya habían comenzado a
hacer estragos durante la década de los sesenta en los países anglosajones.
Igual ha pasado con los trastornos bulimicos, que no se han conocido y, por
tanto no se les ha dado importancia hasta los ochenta. Aunque se piense lo
contrario los casos de bulimia están aumentando más rápidamente que la
anorexia.
Así lo demuestra un estudio realizado entre chicas estudiantes de Madrid
durante tres años consecutivos, de 1985 a 1987. El resultado fue
sorprendente: la incidencia de la bulimia es cuatro veces superior a la de la
anorexia; y aun hay más, un 7,7% de las encuestadas tenían riesgo de
desencadenarla en cualquier momento, mostraban cuadros incompletos, pero
típicos de este trastorno.
Algunos bulímicos han padecido episodios anoréxicos o los mantienen; es
lo que se llama bulimarexia. "Y es que, a veces, los anoréxicos desembocan
en la bulimia al fracasar en su voluntad férrea de no comer. De la tremenda
represión, en un momento dado, pasan a los ataque incontrolados de comida,
entrando en un nuevo camino para el que no están preparados" explica el
doctor Ginés Salido.
La bulimia es un trastorno mental caracterizado por un impulso irresistible
hacia la comida, con episodios de atracones con preferencia por los alimentos
de alto contenido calórico, en periodos de tiempo que no suelen durar más de
dos horas y que en casos especiales pueden extenderse durante diez o doce.
Después del ataque, el enfermo sufre sentimientos de culpa y una gran
preocupación por el aumento de peso que se avecina; esto le lleva a
provocarse el vómito. Cuando comprende lo que ha hecho siente
remordimiento y entra en una fase de autodestrucción.
Falta de autoestima
Las causas de la anorexia y la bulimia son mucho más complejas que el
simple deseo de perder peso. Fracasos amorosos, peleas entre los padres,
disminución de la aceptación social...
Tanto las anoréxicas como las bulímicas son niñas atormentadas
interiormente por una falta de autoestima y confianza en sí mismas como
personas. Además, entre las segundas existen un alto porcentaje de
agresiones sexuales en la infancia o adolescencia. El mundo de los bulímicos
es un mundo de sufrimiento y martirio que suele conducir a la depresión. Un
mundo caracterizado por el conflicto entre la ingestión y la culpa.
A diferencia de los anoréxicos, los bulímicos piden ayuda por iniciativa
propia. A veces pasan cuatro o cinco años desde que se dan cuenta del
problema.
Fases del tratamiento
Durante años, la persona enferma vive avergonzada por su comportamiento
con la comida, ocultándolo y odiándose a sí misma.
El tratamiento tiene dos facetas: psicológica y farmacológica.
— Psicológica: se basa en técnicas ligadas al autocontrol y es distinta a la
que se utiliza en la anorexia. Es difícil porque cuando el paciente se siente
mal, comienza a faltar al trabajo o a clase y deja de acudir a la consulta.
— Farmacológica: el apoyo de antidepresivos es más alentador porque casi
el 90% de los trastornos bulímicos van asociados a la depresión. También
aquí los fármacos desempeñan un papel muy importante en la
recuperación.
Bulimia
Síntomas físicos
— Lesiones en las manos por vómitos autoprovocados.
— Amenorrea.
— Vómitos y diarreas.
— Subidas y bajadas de peso.
Comportamiento
— Obsesión por la comida.
— Depresiones y amenaza de suicidio.
— Aislamiento social.
— Falta de autoestima.
Anorexia
Síntomas de comportamiento
— Restricción voluntaria de alimentos que tengan un contenido calórico
elevado.
— Preparación de los alimentos mediante cocción o a la plancha.
— Disminución de la ingesta de agua o líquidos.
— Conducta alimentaria extraña: come de pie, corta el alimento en pequeños
trozos, los estruja o lo lava. Al terminar de comer, con
cualquier pretexto, se pone en movimiento.
— Aumento de la actividad y de los ejercicios físicos para que sea mayor el
gasto energético.
— Incremento de las horas de estudio y de las actividades supuestamente
útiles.
— Disminución de las horas de sueño.
— Irritabilidad.
— Pesarse compulsivamente.
— Uso de laxantes y diuréticos.
— Aislamiento social.
Síntomas mentales
— Trastorno severo de la imagen corporal.
— Terror a subir de peso.
— Negación total o parcial a la enfermedad.
— Negación de sensaciones de hambre, sed, fatiga y sueño.
— Dificultades de concentración y aprendizaje.
— Desinterés sexual o por cualquier tipo de actividad lúdica o recreativa.
— Sensación de vacío, inutilidad y alejamiento.
— Dificultad en reconocer sus emociones.
— Temor a perder el autocontrol.
— Sensación definida de lucha interna entre aspectos de su persona.
— Sintomatología depresiva y obsesiva.
Síntomas físicos
— Baja significativa del peso (más del 25%).
— Disminución de las reservas de grasas subcutáneas.
— Disminución de la masa muscular y de la densidad ósea.
— Amenorrea.
— Estreñimiento.
— Vacío gástrico lento.
— Hipotermia (bajada de temperatura) e intolerancia al calor.
— Bradicardia, arritmias, hipotensión.
— Deshidratación, edemas.
— Alteraciones dentales y gingivales.
— Piel seca y descamada.
— Pelo quebradizo. Aparición de vello corporal parecido al lanugo.
— Signo de Russell (lesiones en la mano por vómitos provocados).
Bulimia
— Es una enfermedad que aparece dominantemente en las/os adolescentes de
clase media o alta y lo más habitual es que se inicie tras el intento de
controlar el pese con regímenes dietéticos repetidos.
— Es más frecuente en las mujeres. Ocho de cada diez bulímicos son
mujeres.
— Entre los síntomas más fundamentales está el que el paciente sienta su
vida dominada por una continua preocupación por la comida y el peso.
— Es una enfermedad que tiene una larga recuperación. El tratamiento se
basa en psicoterapia y se trata de que el enfermo consiga desarrollar un
sentido de identidad basado en sus valores y no en estereotipos culturales.
— También son útiles los fármacos antidepresivos subyacentes o
secundarios.
— Pero, lo que es más importante es que se pongan en contacto con un
equipo médico y psicológico.