Día de Muertos en Mi Comunidad

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DÍA DE MUERTOS EN MI COMUNIDAD

Cuando fallece una persona se sigue colocando su comida en un altar dentro de


casa, tres veces al día, hasta el octavo día. A partir de ese momento, poco a poco se le
despide de manera definitiva y el alma (listakni), retorna al cabo de un año y en la
festividad del Día de Muertos (en la foto, mole totonaca).
Ninin, que en su traducción al castellano significa “los muertos”, es la celebración
de una serie de ceremonias y rituales mortuorios que viene de épocas prehispánicas, y
que fueron enriquecidas al realizarse el sincretismo con los elementos de la cultura
española y la fe católica.
El 18 de octubre, en la festividad a San Lucas (que además es el santo que
sustituyó al dios del trueno), las primeras almas que llegan son las de quienes murieron
ahogados. Vienen del norte, trayendo consigo los vientos y los fríos. A partir de esa fecha
se acostumbra prender cohetes o tocar las campanas tres veces al día para guiar a las
almas hacia sus pueblos.
Ese día se da inicio a la compra de materiales para la elaboración de los altares.
Además, se comienzan a hacer reuniones familiares, para que todos, chicos y grandes,
contribuyan con la elaboración de las figuras de chocolate casero y así designar las tareas
para la recolección de flores y elementos que tendrá cada puchaw (altar).
Ya para el 31 de octubre, el altar debe estar armado, vestido y adornado, porque al
mediodía llegan las almas de los niños difuntos y se retiran el primero de noviembre al
mediodía, cuando vienen las almas de los adultos, quienes se retiran al día siguiente,
pero no de manera definitiva.
Los días 8 y 9 de noviembre se celebra el aktumajat u octava, en la que se
despide a las almas de los difuntos acaecidos de manera natural. En el mismo altar se
colocan ofrendas y se les despide con el rezo de un rosario. Hasta el 30 de noviembre se
despide a las almas de los muertos que se fueron de manera violenta.
Una de las diferencias en cuanto a las celebraciones de Día de muertos con
respecto a otras partes del país, es la forma del puchaw o altar de muertos. Este
generalmente va colgado del techo y la tabla es cuadrangular. Es la representación divina
de la tierra y ahí se coloca la ofrenda alimenticia llamada chaw.
Sobre el altar se coloca un arco formado con palmas o con hojas de tepejilote, que
representa la bóveda celeste, el lugar donde residen los dioses. Este se adorna con 13
estrellas de palma de coyol, representando a las 12 madres abuelas y al hombre (13 es el
número masculino y 12 el número femenino; sumados dan 25, que es el número de la
divinidad).
El altar tradicional totonaco, se divide en tres dimensiones espaciales: la parte de
abajo de la mesa representa el inframundo, donde habitan los muertos (k’alinin). La parte
media es el mundo terrenal o t’iyat y, en la parte superior, se encuentra el supramundo,
donde están los dioses (aqapún).

Ricardo González Rivera 5° A


28/11/2020
En el altar se colocan manteles y servilletas bordados y nuevos, así como cinco
veladoras (cuatro en las esquinas y una en el centro), en el piso se prenden 13 velas
amarillas, a un lado se dispone un lavamanos, una toalla, una silla y un petate para el
aseo y descanso del difunto. Incluso se puede poner una muda de ropa.
La ofrenda alimenticia consiste de mole, arroz, tortillas, café, pan, cacao, tamales,
chicharrones, totopos y frutas de la temporada, además de cigarros, aguardiente, dulces o
juguetes, de acuerdo al gusto y la edad del difunto. Es importante destacar que los
alimentos que deben servirse calientes, se cambian tres veces al día, ya que el humo es
el que trae el sabor y aroma con el que se alimentan las almas.
El altar que se pone en cada casa es para los difuntos que son de la familia, es por
ello que, como una cortesía, en la parte exterior de las casas suele ponerse un pequeño
altar para el “ánima sola” o limaxqan lístakni, que son todos aquellos difuntos que no
tienen ya una familia que los recuerde en estas fechas.
Una de las costumbres que está en riesgo de desaparecer son las llamadas
responsas, en la que un grupo de hombres adultos o ancianos, son invitados por las
familias y acuden en grupo a rezar y a cantar en totonaco una serie de oraciones
especiales para estos días en que se espera la llegada de los fieles difuntos.

Ricardo González Rivera 5° A


28/11/2020

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