Análisis Del Testimonio
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Análisis Del Testimonio
Detección de la mentira
La detección de la mentira, ha sido una aspiración humana desde su propia configuración en sociedad. En la
antigüedad, muchos procedimientos tenían una base común: el miedo. Más modernamente, los procesos
dirigidos a la detección de la mentira se pueden clasificar en tres grupos:
Estudio de los cambios fisiológicos coexistentes con la mentira El instrumento más conocido y representativo
es el denominado polígrafo (“detector de mentiras”). Se justifica su utilización por (Davis, citado por Alonso;
1997)
• La psicología forense experimental Retomando nuevamente a Mira y Diges, los principales errores
respecto a la credibilidad son: Existen claves directamente observables (conducta, actitud no verbal), o
indirectas (fisiológicas) que coexisten con la mentira. • En la vida diaria existe la oportunidad de
aprender cuáles son estas claves gracias a su coexistencia con la mentira. • Es posible desarrollar una
capacidad de detección del engaño que haga posible que el error sea mínimo.
• Sobral, en una aproximación en relación con el Jurado, considera los siguientes factores como
elevadores de la credibilidad: a) Sesgos de respuesta del testigo: • Aparente seguridad del testigo
(importante en los careos). • Prestigio: social o económico. • Vestimenta: posible reflejo de lo anterior;
hoy, en duda. • Atractivo físico. • Extroversión: sujetos habladores, gesticulantes, amistosos. • Actitud
de relajación: la ansiedad se equipara a menor credibilidad. • Contacto ocular con quien interroga.
Estos factores no son sino los mismos que participan de la vida cotidiana de las personas, fuera de las
salas de justicia. Estos factores son producto de la “intuición popular” y no conducen al error ni a una
mejor evaluación: su gran riesgo es que pueden ser deliberadamente manipulados.
b) La técnica de interrogatorio: los resultados son significativamente mejores cuando se utiliza el recuerdo libre,
frente a la entrevista estructurada; es decir, cuando se deja al niño que cuente libremente lo que observó, en
lugar de hacerle preguntas específicas. La sugestionabilidad también aparece ligada a la edad, de manera que
los niños de tres años lo son significativamente más que los mayores o que los adultos. Algunas hipótesis
señalan que la sugestionabilidad aparece frente al adulto, pero desaparece cuando quien plantea las preguntas
sesgadas es un niño. Se ha denominado “factor de prestigio”. “Como afirmación general –señalan Diges y
Alonso-Quecuty– podemos decir que la resistencia a la sugestión es mayor cuanto más recuerda el niño,
cuando más generales y menos sugerentes sean las preguntas y cuanto más interesantes le resulten las
acciones y los objetos por los que se le pregunta”. En este punto, adquiere especial importancia –como es fácil
deducir– la capacitación del profesional que interviene. Parece que el umbral o punto crítico, tanto para la
capacidad memorística como para la sugestionabilidad se sitúa en los seis años (Martín, 1994).
El análisis de la realidad de las declaraciones
Esta técnica permite al psicólogo forense experimental conocer si la narración que hace el niño de los hechos
corresponde o no con una experiencia vivida realmente por el menor o si, por el contrario, es fruto de su
imaginación o de la manipulación de un adulto”. Pongámoslo, de momento, en duda. El elemento de partida,
conceptual, de esta técnica es que las declaraciones basadas en hechos reales son cualitativamente diferentes
de las declaraciones que no se basan en la realidad y son mero producto de la fantasía. (La primera cuestión
que se plantearía es si fantasía puede equipararse a mentira consciente o sugestión/manipulación). Esta
técnica se basa en: • Estudio por el psicólogo de todas las actuaciones del sumario, a través de la entrevista
con el niño.