El-Corral-de-La-Infancia - Graciela Montes

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,.I.

I.•• que naci6 paisano, pegado alas cosas. No es tan dWcil abrir ;,Que quiso decir
••
14
qrietas .
~ Algunos maestros 10 saben bien porque a veces -y corrien-
con este cuento*?


4
do por eso riesgos muy concretos- se ani man a regresar del pais
de los arquetipos al pais de las cosas nombradas, convenddos de
que la educaci6n puede ser algo mejor que apretar la masa con-
4 tra el molde. (Sospechan que tal vez palpando despacito la arci-

•-- lIa, recibiendo los mensajes que ella envia, pueda uno modelar en
lugar de moldear, dej2mdose al mismo tiempo modelar por ella.)
Pero los que 10 saben sobre todo son los chicos -esa arci-
•• lla vigorosa y resistente. Todos ellos, los que a veces con una son-

•• risa desafiante hacen brotar la flor de un insulto ritual, de una pa-


labra gorda, en medio de los pupitres; los que navegan en los be-
llos clisparat.es del "dale que" de sus juegos imaginarios, 0 los que,
Y usted Gque quiso dedr con este cuento?
Esta pregunta me fue hecha muchas veces; me la hicieron
muchos adultos, y tam bien algunos chicos. Siempre senti que era

•• Ill/IS mill1Sa, rn{1Smodestamente, se atreven sin sonrojarse a di-


bllj,l[ Ul1t1"obeja" con una b muy pero muy larga pero, eso si, to-
una pregunta central a mi ofieio.
No es, en realidad, una pregunta ingenua: encierra toda una

•• dd' Ill~ll,l de rulos. manera de ver la Iiteratura y sintetiza 10 que yo, en mi propia. y do-
mestica poetica, denomino -y perd6n por recibirlos de entre-
casa- "pisar el palito".

•• GCual es la distancia entre 10 que "quiso decir" el escritor y


10 que dijo? GNos ocupamos de 10 que dijo 0 de 10 que "qui:;o de-
cir"? A fin de cuentas Gde que estamos hablando?
•• Hablamos de las palabras, porque, en el principio, fue el tex-
to. Precisamente de eso se trata. Y, asi como en un plano m;~sge-

•• neral he defendido con ardor el regreso alas palabras silvestres,


allenguaje vivo, por estar tan cargado de "materia", y he cues-
tionado, por sospechoso, por ocultador, por abstracto, el len-
•• guaje arquetipizante y oficial, propongo un vigoroso regreso a ~
materialidad del texto, al discurso, alas palabras, esas palabras y

•• no otras, en ese orden y no en otro orden con esos vinculos y no


con otros, una tras otra, en esa Iinealidad (mica que represe1ta el
texto, en la seguridad de que es ahf, y no en otro lado, donde tie-
•• ne su domicilio la literatura y donde encuentra sentido el oficio de
escritor.

•• . Este capitulo ha sido elaborado a partir de la conferencia pronunciada en las Jcmadas


de Literatura Infantil y Juvenil, organizadas por AU<JA, con auspicio de IIlBYy UNESCO,

••
-en setiembre de 1988.
· Los mas chiquitos 10 saben muy bien cuando protestan Los que escribimos para los chicos estamos rodeados -aco-
porque el adulto que les lee 0 les cuenta por vaya uno a saber que sados, diria- por solicitaciones extraliterarias. Todo el mundo
numero de vez el mismo cuento favorito altera una palabra, una acepta que escribir para los grandes puede ser una afici6n, un ofi-
sola palabra del texto. Ellos defienden vehementemente la mate- cia mas 0 una mania, pero ... escribir para los chicos jque respon-
rialidad. Es mas: esperan los mismos enfasis de voz, las mismas sabilidad! Y, por si no nos sentimos 5uficientemente oprimidos
pausas, el mismo tono: defienden la materialidad de la materia- por esa grave responsabilidad, hay batallones de veedores que
lidad del texto. Saben bien de que se trata. nos acercan criticas 0 sugerencias, desde la psicologia, desde la
Sin embargo, esta verdad tan obvia -Ia Iiteratura esta hecha pedagogia, desde la pediatria, desde la moral y las buenas cos-
de palabras- comienza a opacarse con el tiempo, y esta empresa tumbres ... Todos sienten autentico interes por el nino y se sien-
que propongo -Ia de regresar a la materialidad del texto- em- ten por 10 tanto habilitados para opinar ace rea de como debe ser
pieza a cobrar sentido, frente a la grave tendencia "reduccionis- la literatura que les esta destinada. Tampoco esto tiene nada de
ta", q'Je propone emigrar del texto y buscar una especie de lite- malo en si mismo, si no fuese porque suele implicar un nuevo ale-
ratura extratextual, como si eso fuese posible. Yusted :i,que quiso jamiento del texto, otra vez el reemplazodel texto por los discur-
decir con ese cuento? jAbracadabra! EItexto desaparece, reduci- sos ace rea del texto.
do a un discurso acerca del texto, a un "argumento", a un "tema", Lo cierto es que, con todas las recomendaciones, podriamos
a un "mensaje" 0, en las formas mas burdas, a una "moraleja". hacer una especie de Manual del buen escritor para nifios, que
Bueno, quiero explicar yo, con ese cuento yo quise decir. .. contendria exigencias tales como: que sea ameno pero sencillo,
ese cLiento, asi como es, con todas sus palabras, porque yo, a di- que 5e anime con los grandes problemas, pero, eso si, que deje
ferencia del Principito, no creo que 10 esencial sea invisible a los un mensaje de esperanza, y, sobre todo, que tenga un final feliz.
ojos. i\hi esta el texto, digo, esa es la came a la que hay que hin- Nada de demasiado miedo, ni de demasiada excitaci6n y, sobre
carle el diente. todo, que no vaya a producir angustia; que no haya chicos que
Pero el que pregunta, en general, no se convence. Toda una vuelan, porque puede inducir allector a tirarse por la ventana, y
tradici6n escolar 10 ha ido conduciendo a ese reduccionismo. que no haya venganzas para no estimular los sentimientos crue-
i,Quien no tuvo que pesquisar un "mensaje"? i,O caracterizar un les ... Ah, y, pOI' favor, que no sea demasiado largo. Y si de pa-
personaje? GO resumir un argumento? Actividades todas que no so puede dejar alguna ensenanza, tanto mejor.
estan mal en si mismas, que pueden contribuir en mucho a desa- Y los que escribimos para los chicos, arrinconados por tan-
rrollar el pensamiento critico y que no tendrian nada de objeta- tas y tan bienintencionadas solicitaciones -que la mayor parte de
bles si no fuese porque tienden a ir reemplazando el texto por los las veces no nos vienen desde afucra sino desde adentro, <tesde
discursos acerca del texto --en ultima instancia, otros textos-, el adulto interesado por los ninos que llevamos dentro-, a ve-
a punta tal que, luego de tanto afan reduccionista, el propio tex- ces ... ipisamos el palito! Y de pronto nos encontramos pensan-
to cae en el olvido. do algo as! como "Tengo ganas de tratar el tema de ... " 0 "Voy
Cuando esto sucede, ellector ha pisado el palito ... se ha 01- a escribir un cuento para ... " iY puede ser para tantas cosas! Des-
vidada de que, en el principio, fue el texto. de un cuento para ensenarles a los chicos a lavarse las manos an-
i,En el principio fue el texto? Mentira; no siempre. Porque tes de ir a comer hasta un cuento para fomentar el espiritu de in-
eso de pisar el palito no es privilegio de los lectores. Tambien los dependencia. Lo cierto es que, en cuanto uno piensa ese tipode
escritores podemos pisarlo, y sobre todo los que escribimos pa- cosas, .. iya pis6 el palito!
ra los chieos.
En esos casos, en el principio, no fue el texto.
••
••
c.>. Y ahi comienzan los problemas, porque , cuando en el prin-
cipio no es el texto, cuando el texto aparece luego, cuando nace
despegado de 10que se va a nombrar, puede suceder -much i-
En ese mar en el que nos internamos, con esperanza pero
tambien eon desconsuelo, de a ratos buceando y de a ratas sobre-

•• simas veces sucede- que 10nombrado y el nombre van por ca-


minos divergentes y hasta estan totalmente reflidos.
Pensemos en un cuento que se autopostulase como "pro-
nadando, nada es clasificable: hay palabras como peces, algunas
oscuras, otras luminosas, pero tambien otras que son,a la v~zos-
curas y 1uminosas, y algunas, pesadas, que se vuelven aereas
•• gresista" y que se mostrase afanoso por dar cuenta de la pobreza
en estos terminos: "La languida muchacha de ojos de azabache
cuando otra las toea. Con esos peces se va hacienda e1texta. El
que escribe bucea y atrapa, y vue1vea la superficie, do~de amasa,


'.
y labios de coral se echo hacia atras los lacios cabellos con aire au- ordena, construye, discurre, y luego se vuelve a sumerglr. Y eltex-
sente y tendio su blanca mano frente a los viandantes, que pasa- to se va armando de a poco, con ciertos peces, y no con otros,
ban indiferentes sin reparar en su desoladora miseria." con las palabras en cierto orden y no en otro. Y cada un.ade esas
1 5e trata, por supuesto, de un texto inventado y algo carica- palabras, y de los lazos nuevos que se in~ugura.n~~r la vlrtud fun-
turesco, pero textos como este he visto muchos ... y no pertene- dante de nuestro texto, arrastran muchlslmos slgmfIcados,9L~eno
"4
•• clan al siglo XIX como podrian suponer algunos. AquI el "argu-
mento" (digamos 10que"quiso decir" el autor, su "mensaje" ex-
son ni blancos ni negros sino blancos y negros y d~ mUChl:~lmOs
colores y grisuras. EItexto nace profunda, intensa, trremedlable-

.-
4

4
preso) da cuenta de Jasdiferencias sociales, de una situacion in-
Justa, es decir, cuestiona el establishment, la oficialidad, pero el
/(~xto(10que dice) adopta el modo ideologico contrario, es a la vez
mente polisemico.
Con esas palabras, en ese texto, y no antes que .121,van
emergiendo 105personajes, las acciones y las circu~stanClas,esa

•••• arislocralieo, decadente y triIlado, estabilizadisimo, es decir, re-


fuerza la oficialidad.
Podrja suceder tambien que un texto que pretendiese fo-
trilogia tan famosa en algunas clases de Lengua y Llteratura, que
a veces termina por reemplazar al texto. .
Cuando el texto literario nace asi, plastieo, VIVO,
..
casl ammal,


'"'t
mentar la independencia de criterio estuviese estructurado a la
manera de una moraleja, es decir, como un texto que no tolera
la menor divergencia, imperativo, digamos, un poeo a la mane-
salvaje, Heno de significaciones que se cruzan, .se yuxtaponen y
se funden , podemos estar satisfechos. Indep~~dlentem:nte de 10
que siga, habremos cumplido con nuest:o OflCIO de escntor~s, h~~
~ ra del chiste "j Oeci 'Viva la democracia' 0 te mato!". bremos sido fieles a nuestro compromlso eon la palabra, ,10 pi
tt Por eso, frente a todos los palitos que pisamos espontane- samos el palito. . , .
Vuelvo a decir -para que no se me acuse de IrraClonahdad,
~"
~
amente y a los que nos hacen pisar, yo pido que vayamos con pie
de plomo y... volvamos al texto. Porque, repito, en el principio o al menos para que no se me acuse m~s de 10qu;, merezco-:-=
la razon, la discriminacion, el ordenamlento, l~ cnt:ca, ~o esta~
fue el texto. AI menDs estoy segura de que a veces -Ias mejores
#It veces- en el principio es el texto. fuera del juego, por supuesto. Al momen~o mas pnmano y,~m-
;ft Mas a menos asi, si se me permite un breve relato. mal de buceo en el mar de las palabras, slgue otro, el de la do-
Todo comienza con el desasosiego, cuando uno siente que mesticacion" del texto, que va emergiendo y, al emerger, va cre-
l1 lIego el momento de empezar a chapotear y despues a internarse ando sus propias reglas internas, que tironean con fuerza al es-
I~ medio a ciegas en el oscuro mar de las palabras, en nuestro pro- critor hacia el texto mismo y 10obligan a comprometerse honra-
damente con el"13.
I~ pia y privado mar de las palabras, que se ha ida formando a 10lar-
~ go de 105anos con las frases oldas y dichas, cargadlsimas de ma-
I rt teria vivida, y con 105textos de otros que hemos leido. 13 En realiclad s610 el primer momenta -del de la hoja en blanco- supone una disponibi-

lidacl total, donde todas las palabras, todas las posturas, toclas las histonas son poslbles.
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• ~;ill ('lld)<ilqu, V ('II ('~;Ul,lllllli('III<idic,J 1'/ uliciu d(' ('scrihir,

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58 LldLdde 110 p(~rder del lodo ('.1C()Jt!dclu CUll(~llIlilr, dc volv(!r
a buccar cada Lanlo y, sobre toclo, de no maLar a los pcces que
hemos ido sacando. Porque -y lamento no poder describir sino
con una metafora una certeza que nace de la experiencia-con
palabras vivas y no con palabras muertas se hace un texto. Hay
que amparar afanosamente la vida de los peces.
Elige tu propia aventura
o ;.quien es el responsable?*

De ese modo, cuando llegue el tiempo del lector, yellector


se zambulla a su vez en nuestro texto, y atrape nuestros peces
-nuestros peces vivos y no muertos- y los deje caer en su
propio y privado mar de palabras, sucedera ese fen6meno unico,
irrepetible, asombroso, que es la lectura. Porque -y necesito re-
currir de nuevo a un lenguaje metaf6rico para describir esa expe- Nadie puede dudar de que los libros para chicos con finales
riencia tan inasible- esas palabras- peces, que se mantuvieron vi- multiples -muy especialmente la colecci6n "EIi~e tu prop~a
VCl5 en nuestro lexto, se aparearan con las palabras -peces del lec- aventura"-han sido un gran exito en nuestro medlO. EI pwpo-
Lor, cl1l rar{m en lucha con elias, se fundiran, se deslumbrarEln situ de esla reflexi6n es, precisamente, el de intentar desentraflar
\IIId5 II Ulld5 Ycn~ar{ln un nuevo texto, el texto leido, tan notable el sentido de un habito de consuma que se ha instalado en cier-
(:1 >Ill<)
(,II('xl() cscriLo. Esta y no atra es la significaci6n que Ie otor- tas capas de la poblaci6n sin que medie critica alguna, cor~o es
qC) \/1) <i1.1 ,dinll,H:i(m segun la cualleer no es sino otro modo de comun que suceda con los productos dirigidos al publico imantil.
l"nihil.
Cuando se trata de productos para adultos -una pellcula,
I\I.t fusi(m entre dos mares de palabras -Ia lectura-, que un libro un cuadro, una pieza de musica, un espectaculo-- hay
Il\'( Kh Ice un esLallido de significaciones, explicable con la critica, todo un' campo cultural que se pone en movimiento y actlla co-
por 5upuesto, pero no reductible allenguaje discursivo, sucede mo cedazo, hay criterios de legitimaci6n que aprueban 0 desa-
s{)lo cuando tanto el autor como ellector han sido fieles al texto prueban, que aplauden 0 condenan, hay una c:itica. 5e pued,e.es-
y no han pisado el palito. tar en desacuerdo con la eHciencia 0 la idoneldad de esa cntlca,
Estoy segura de que un dia de estos alguien volvera a hacer- pero 10cierto es que, en una sociedad or.ganizada ~?r la pu?lici-
me la pregunta: y usted Lque quiso decir con este cuento? Y yo dad y orientada por los intereses comerClales, la cntJca ~unclOna
tratare de convencerlo de que dije 10 que dije, de que, con oficio como un dique de contenci6n, como un control necesano de lqs
y (\1~Junospeces vivos -todos los que pude atrapar- puse un tex-
impulsos naturales del mercado. . ,
10, Vde que ahora se trata de que el, ellector, este dispuesto a co- En el caso del material destinado a los chlcos -espectacu-
11I('>,r5elo,a digerirlo, a dejarlo fluir en su propio mar. En ese mar, los, mllsica, literatura, i1ustraci6n-, el campo cultural legitim~-
Illi LexLova a decir otras cosas, las que quise y las que no quise de- dor es marginal, de infima importancia, casi no tiene presenCla
cir, y bs que me van a hacer decir. .. De eso, precisamente, se en los medios de comunicaci6n masiva, de manera que no pue-
IraLd.

l' Este texto fue leido como conferencia en ocasion de las Prirneras Jornadas de Refle-
F'orque, en cuanto se empieza a escribir, el incipiente texto exige. Apenas comenzo el xion sobre Literatura y Teatro para Nil10s en el Centro Cultural Ciudad de Buenos AIres,
juego y ya nacieron las reglas.
diciembre de 1986.

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