Cómo Disminuir Los Síntomas de La Ansiedad
Cómo Disminuir Los Síntomas de La Ansiedad
Cómo Disminuir Los Síntomas de La Ansiedad
Primero que nada es importante que sepas que efectivamente, las sensaciones
físicas de la ansiedad son muy molestas y desagradables, pero sobre todo,
son alarmantes y extrañas, y a su vez, son reales, no te las estás inventando
ni imaginando.
Con este eBook yo espero que puedas dar el primer paso a comprender qué
está pasando con tu cuerpo y cuál es el camino para regresarlo a su equilibrio.
Por eso, entiendo lo difícil y confusa que es toda esta situación, y al mismo
tiempo, sé cuánto miedo puedes estar sintiendo al encontrarte con todas
las sensaciones físicas que tienes, pero también puedo decirte que puedes
regresar a un punto de bienestar, haciendo las cosas indicadas que te lleven
de regreso ahí.
Las sensaciones de la ansiedad son aquellas que tienen que ver con tu sistema
nervioso, el cual, va a tener una influencia directa en tu sistema muscular,
cardiovascular, respiratorio y digestivo. Y resulta que tu sistema nervioso
se modifica en función de tu cantidad de estrés, ya sea por cuestiones
psicológicas, emocionales, físicas o ambientales.
Tu corazón puede estar bien, y aún así latir rápido y fuerte “de la nada”,
si recibe la señal desde tu cerebro de que estás en peligro, igualmente, puedes
sentir un cambio en tu temperatura sin razón aparente, aunque todo esté bien
con ese sistema. Y lo único que significa todo esto es que tu cuerpo te está
pidiendo atención y ayuda para restaurar su equilibrio.
A veces también pasa que baja una sensación pero aparece una nueva. Más
eso no significa que vayas a tener que experimentar todas las sensaciones de
la ansiedad o que nunca se vayan a ir. Cada quien lo experimenta de diferente
forma, lo importante será lo que hagas para restaurar tu equilibrio.
La explicación resumida de por qué te sientes así, es que por alguna u otra
razón tu sistema nervioso y muscular está por un lado activando de más la
alerta y por el otro lado, buscando liberar la adrenalina y tensión acumulada.
Lo que significa que sí existe una razón por la que sientes todo esto en tu
cuerpo, y no, no siempre tiene que ver con alguna enfermedad grave.
Activación de la alerta
Es así, que al activar la alerta desde el cerebro mandas la señal de que estás
en peligro y activas todos estos mecanismos que con el tiempo pareciera que
se activan solos, o ante detonadores muy pequeños.
Algunos peligros ante los que nos enfrentamos son reales y del momento
presente, pero la mayoría no están sucediendo más que en nuestro cerebro
y en un posible futuro. Por eso, para dejar de activar la alerta será necesario
revisar la parte psicológica detrás.
Las sensaciones de la ansiedad tienen que ver con las sensaciones del estrés
acumulado en tu cuerpo, son sensaciones que se generan por la tensión mus-
cular, la acumulación emocional y el descuido de tus necesidades principales.
Muchas de las sensaciones que tienes se deben a que tu cuerpo está haciendo
lo mejor que sabe hacer para regresar a su equilibrio. Tu sistema nervioso está
liberando la tensión acumulada, y por eso tiemblas, sudas, sientes frío y calor,
hormigueos y todo lo demás. Tu cuerpo se está esforzando por salir del estado
de alerta constante y forzar la liberación de tensión que te permita acceder a
un estado mayor de relajación.
Si hacemos esto de vez en cuando no pasa nada, tu cuerpo está hecho para
sostener ese desgaste y restaurarlo después, pero cuando es constante o de
forma elevada, entonces el nivel de estrés que esto genera es mayor, y es ahí
Y no nada más cubrirlas, sino que la forma en la que las cubras sea realmente
satisfactoria. O sea, no se trata de irte a dormir a las 2 de la mañana y dormir
8 horas, sino irte a dormir cuando ya sientes sueño, alrededor de las 10:00 pm
por ejemplo. Tampoco se trata de comer unas papas fritas para alimentarlo,
sino de darle una buena variedad de alimentos y nutrientes que cubran
tus necesidades.
Antes no tenías estas sensaciones porque tu cuerpo está hecho para aguantar
el desgaste y mantenerte en óptimas condiciones mientras que atiendes
lo que sea que necesitas resolver para sobrevivir. Tu cuerpo dice “no te
preocupes, yo aquí acomodo todo para que puedas seguir funcionando, si
te tienes que desvelar, saltarte comidas, ir a prisa o estar acelerado, no te
preocupes, yo me encargo”.
Y ahora sí, las cosas que antes parecías aguantar, como desvelarte, tomar
alcohol en exceso, el café, hacer corajes o acumular emociones, ya no las
aguantas igual, ya se sienten, ya “pasan la factura” más rápido y frecuente,
porque estás reponiendo tu carga alostática.
Claro que sí, pero hay que reponer los recursos que has utilizado al estar con
tanto estrés y alerta, hay que darle a tu cuerpo lo que necesita, hacerlo tu
prioridad y dejar de acumular la tensión física y emocional.
Sentirte bien no significará “no volver a sentir”, como quizás te pasaba antes.
Sí experimentarás sensaciones, pero no te darán miedo, y no serán en una
intensidad mayor que te impida llevar a cabo tus actividades. Si escuchas
el mensaje que la ansiedad te está dando, aprenderás a llevar una vida más
equilibrada donde tu cuerpo no se vea en la necesidad de restaurar por si
mismo su equilibrio, y si llega el momento en el que sucede y tiene que
hacerlo, le ayudarás y saldrás adelante más pronto.
Eso es lo que la misma ansiedad y alerta mental quieren que hagas, pero
lo que yo te recomiendo es: esperar activamente.
Así podrás comprobar que lo que sientes cambia, mejora, o por lo menos,
disminuye su intensidad. De esta forma irás recuperando la confianza en tu
cuerpo y en tu capacidad para lidiar con estas sensaciones, confirmando
que no estás en peligro, y que sí podrás recuperar tu equilibrio.
Esto es en el momento que te sientes mal, pero a la par hay que llevar a cabo
ciertas acciones que le ayuden a tu cuerpo a restaurar su equilibrio en general,
y es lo que a continuación te compartiré.
Si saltaste a este apartado sin leer lo anterior, te pido que regreses y lo leas,
pues el primer paso para empezar a sentirte mejor es comprender por qué te
sientes así. Al hacerlo, cambiará tu percepción sobre las sensaciones y dejarás
de generar tanta alerta ante ellas, cosa que hará que empiecen a disminuir.
Es lógico que actives estas actitudes ante lo que sientes, pues normalmente
usamos las mismas estrategias para quitar lo que sentimos que usamos para
generarlo. O sea, es muy probable que en general ya venías con estas acti-
tudes ante otras áreas de tu vida o de tu persona.
permitir
sentir
conectar
observar
dejar fluir
dejar moverse
expresar
aceptar
escuchar
conversar con ellas
dejar estar
asumir la responsabilidad
3. Disminuye la hipervigilancia
Hacemos esto porque ante el pensamiento de “lo que siento puede ser
peligroso”, activamos otro como “tengo que estar al pendiente, revisar, y saber
cómo estoy todo el tiempo”,y por eso revisarte refuerza la idea de que hay algo
mal en ti.
dormir
descanso
oxigenación diafragmática
movimiento
nutrición de calidad
hidratación
contacto con la naturaleza
liberar tensión física
Intenta hacer estos cambios sin la obsesión de “tiene que salirme perfecto,
tengo que cambiar la forma en la que como o duermo o me ejercito total-
mente”. No quieras cambios radicales, ni si quiera mejorar toda la situación.
Más bien, empieza por descansar, por estirarte un poquito a media mañana,
hacerte un licuado nutritivo que le ayude a tu cuerpo.
Así es que, ¿qué vas a hacer hoy por tu cuerpo? no le pongas mucha cabeza,
no quieras tener todo el plan, el coach que te guíe o la alimentación perfecta,
enfócate en esas pequeñas acciones que sí están a tu alcance en este mo-
mento, y empieza por ahí.
llorar
hablar
cantar
bailar
escribir lo que sientes
platicar con alguien sobre lo que sientes
moverte libremente
estirarte
permitir que sude o tiemble
Si esto te cuesta trabajo, recuerda que cuentas con nuestro apoyo terapéutico,
sabemos que a veces no es tan sencillo.
Lo que pensamos sobre las sensaciones influye directamente en qué tan mal la
pasamos al tenerlas. O sea, una cosa es la sensación de malestar, y otra es el
malestar que sientes por tenerla. Si piensas que tener sensaciones es sinónimo
de debilidad, enfermedad o que hay algo mal en ti, entonces, al tenerlas,
aumentarás el malestar.
Tanto los miedos, los pensamientos y las sensaciones son estos mensajeros
que nos van guiando, si dejamos de luchar contra ellas y empezamos a
escucharlos, el camino se va aclarando. Así es que la próxima vez que te lleg-
uen las sensaciones trata de verlas como eso, como mensajeras, cierra tus ojos
y haz ese esfuerzo de “escuchar” qué te están tratando de decir.
Algunos de los principales mensajes que las sensaciones nos traen son:
Entre otros…
En conclusión
Estas son las primeras 6 acciones que te recomiendo para que pases a la
acción y notes avances y mejoría. Ten paciencia, tu cuerpo está y estará bien.
Activa la confianza en ti, la auto aceptación, tratar tu cuerpo con amor y
dándole lo que sientes que necesita.