Libros para Comprar en Lima
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Todos necesitamos un opositor al cual enfrentar, los países también. Para los peruanos es Chile. Es cierto, nos
hemos quedado con la espina clavada de la guerra que perdimos, quedamos derrotados. El Huáscar es el
símbolo perfecto de nuestra derrota y de su victoria. Visité el Huáscar, convertido en museo flotante en el
puerto de Talcahuano, hablé con mucha gente. Tengo una posición definida: que el Huáscar se hunda en una
ceremonia conjunta y se acabe tanto conflicto.
Nezareth Casti Rey tuvo 15 minutos de fama en YouTube. Era un niño trujillano que predicaba la fe y llenaba
estadios en Ecuador, en Puerto Rico… Los cristianos iban a ver un espectáculo freak, un niño predicador,
enviado de Dios. Pero lo encontré convertido en un adolescente solitario, que ya no llenaba ni una iglesia en
Paiján. Estaba ahora solo contra el mundo, en una pelea contra sí mismo. Su ruina fue crecer.
Quería entender la leyenda de este poeta chiflado, alcoholizado, homosexual, que decidió vivir en un
manicomio. ¿Quién era Martín Adán? Tuvo su gran hit literario, La casa de cartón, a los 16 años. No lo pudo
soportar. Busqué a Rafael de la Fuente Benavides, la persona detrás del personaje Martín Adán, su seudónimo.
Alguien que huía a buscar a su familia en Pacasmayo, donde podía ser un tipo normal que cargaba a sus
sobrinos.
Tocto es un lugar inaccesible, un paisaje lunar, a más de 5 mil metros de altura en el Cusco. Allá pasa algo que
desde Lima no podemos comprender: pueblos vecinos se enfrentan a ondazos en batallas programadas, puede
haber muertos a pedradas. Se supone que es un ritual, que la sangre riega la tierra… Eso me suena a mala
excusa. Simplemente se matan. Allá soy un extraterrestre que no entiende qué pasa
Dios es peruano, Daniel Titinger
De las seis crónicas, el primer bloque es el mejor. No solo porque están bien
escritas, sino también por la hipótesis controversial que presentan:
cuestionan la peruanidad en torno al ceviche y al pisco y logra convencernos,
su autor, de que es un mito eso de creer que estos productos son de origen
peruano.
El último bloque ya se centra en personajes peculiares o extravagantes del país y resaltan las crónicas de Maju
Mantilla y Sixto Paz. Sin embargo, la última crónica, acerca de aquel hombre que sueña con la construcción de
una escalera eléctrica a la Luna, es la más floja de todas y no llega a ser un buen final para el libro.
En cuanto a la prosa, aquí se ve el esfuerzo de Titinger por hacer literatura, acompañado de un fuerte trabajo
de investigación (desplazándose a diferentes ciudades y países con el fin de recabar información sobre sus
temas o personajes). Mas hay que decir, que no se ve una prosa tan trabajada como en su segundo libro
Cholos contra el mundo. Eso no quita, sin embargo, que uno no aprecie el trabajo con el lenguaje, que sí lo
hay, por supuesto, pero digamos que está en menor medida.
En suma, hay que leer este libro de crónicas que resulta muy interesante, entretenido e incluso controversial
Once crónicas reunidas: la crónica de una bebida (peruana), la historia de una Miss
Mundo (peruana), la historia de un niño predicador (peruano), la historia de un
escritor maldito (peruano), la historia de un hombre (peruano) que asegura haber
viajado a Ganímedes. Los temas que recorren este libro: la comida y la bebida (de
Perú), los disparates y las iniquidades (cometidos por peruanos), el enfrentamiento
(entre Chile y Perú), la religión, las creencias y las costumbres (de los peruanos). En
apariencia, el común denominador de No quiero salir de casa (Crónicas de viaje. Y
otros viajes) es Perú: un intento por entender su idiosincrasia, su singularidad, su
ADN. Pero Daniel Titinger escribe sobre su país como quien ya lo ha entendido y
prefiere olvidar que lo entendió. Como un apátrida. Como un hombre que está sin
estar.
ESE GOL EXISTE , ALDO PANFICHI
Mientras las familias burguesas latinoamericanas, de Lima, Caracas, Guayaquil o Ciudad de México, veían
disminuir poco a poco su importancia social y sus ingresos y se quejaban de la «desaparición de la clase
acomodada», en los alrededores de sus ciudades surgía una sociedad distinta, que crecía y se desarrollaba sin
pausa. Los habitantes de esos nuevos barrios, contrariamente a sus vecinos del centro, durante los últimos
cuarenta años vieron crecimiento y progreso en sus familias y sus vidas. El abuelo, campesino rechazado por el
campo, conquistó un pedazo de cerro o arenal y comenzó con una casita de pajas y cartones. El padre creció en
el primer piso de una casa de ladrillos y fue chofer de taxi. Finalmente, el nieto vio ya la casa con tres pisos y
estudia para ser especialista en computación.
Dicen que en todos los fenómenos naturales los extremos tienden a juntarse. En este caso, parece que esa
conjunción ocurre en el encuentro entre los burgueses en su bajada al llano y los migrantes en su subida
económica y social. Este libro es la constatación de ese encuentro, en la ciudad de Lima, Perú.
De dónde venimos los cholos es un libro sobre los inmigrantes escrito en una época en que muchos políticos encuentran
los argumentos para expulsar de sus países a los extranjeros, a los latinos, a los diferentes. ¿Ser blanco vuelve a ser una
bandera de supuesto prestigio? En el Perú, las ciudades han librado por siglos una batalla territorial e ideológica contra
los cholos, esa masa que desciende de las montañas huyendo de la pobreza y que amenaza la pureza de la cultura
oficial. Marco Avilés es un escritor cholo e inmigrante que decide emprender el
camino de retorno a ese sector proscrito de su país de donde vienen los cholos.
Unas veces llegará a pueblos y aldeas con coordenadas fijas. Otras veces se perderá
en su propia biografía