Exp N ° 06008 2013-Pa/Tc Lima Ricardo Jesús Beraún Rodríguez
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RODRÍGUEZ
El artículo 154 de la Constitución peruana incluye, entre las funciones del Consejo
Nacional de la Magistratura (CNM) “Aplicar la sanción de destitución a los Vocales de la
Corte Suprema y Fiscales Supremos y, a solicitud de la Corte Suprema o de la Junta de
Fiscales Supremos, respectivamente, a los jueces y fiscales de todas las instancias. La
resolución final, motivada y con previa audiencia del interesado, es inimpugnable”
En lo que se refiere a los procesos disciplinarios, algunos aspectos del marco normativo
exhiben deficiencias. Acaso el más importante de esos aspectos sea la tipificación
insuficiente de las faltas disciplinarias. En el caso de la Ley orgánica del CNM se sanciona
con la destitución: “La comisión de un hecho grave que, sin ser delito o infracción
constitucional, compromete la dignidad del cargo y la desmerezca en el concepto público”
(artículo 31, inciso 2). De manera equivalente, la Ley de carrera judicial consigna como
deber del juez “guardar en todo momento conducta intachable” (artículo 34, numeral 17).
Ambos preceptos adolecen de indeterminación. El problema plantado por la imprecisión y
ambigüedad de su formulación –que faculta a adoptar interpretaciones diversas y sujetas a
criterios variables– se agrava cuando se constata la frecuencia del uso de estas causales en
la destitución de magistrados
¿Las Resoluciones del extinto CNM estaban fuera del alcance del control
constitucional?
Análisis:
Esto tiene una particular relevancia, toda vez que, de una lectura literal del artículo
142 de la Constitución, pareciera desprenderse una prohibición para que las
resoluciones del CNM sean sometidas a un examen de constitucionalidad.
Sus resoluciones tienen validez constitucional en tanto las mismas no contravengan
el conjunto de valores, principios y derechos fundamentales de la persona
contenidos en la Constitución, lo que supone, a contrario sensu, que si ellas son
ejercidas de una forma tal que desvirtúan el cuadro de principios y valores
materiales o los derechos fundamentales que aquella reconoce, no existe ni puede
existir ninguna razón que invalide o deslegitime el control constitucional señalado a
favor de este Tribunal en los artículos 201 y 202 de nuestro texto fundamental (Cfr.
STC N.° 2409-2002-AA, F.J. lb)