Nacionalismo - Marxismo

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Tema 3

Antes de abordar los puntos del tema 3, es preciso establecer que Robert Gilpin
utiliza la palabra “ideología” para referirse a:

“los sistemas de pensamientos y creencias por medio de los cuales (grupos e individuos)
explican… cómo funciona su sistema social y a qué principios responde éste”

Las tres ideologías difieren fundamentalmente en su concepción de las relaciones


entre la sociedad, el Estado y el mercado, y no sería exagerado afirmar que todas las
controversias que se registran en el campo de la economía política internacional pueden
reducirse, en último término, a las concepciones diferentes en tales relaciones. Puede
decirse que en la época moderna, tanto el nacionalismo como el marxismo en gran
medida se han desarrollado como reacción contra los principios del liberalismo
económico.

3.5 Análisis y crítica de la Ideología Nacionalista.

De forma muy general puede decirse que el nacionalismo económico (o como se le


llamó originariamente, el mercantilismo), que se desarrolló a partir de la práctica concreta
de los hombres de Estado durante la temprana época moderna, da por sentada y
defiende la primacía de la política sobre la economía. Es esencialmente una doctrina de
construcción del Estado y afirma que el mercado debería estar subordinado a los
intereses del Estado, pues sostiene que los factores políticos determinan, o al menos
deberían determinar, las relaciones económicas.

La idea central del nacionalismo es que las actividades económicas están y deben
estar subordinadas a la construcción del Estado y a los intereses de éste. Todos los
nacionalistas adhieren a la primacía del Estado, de la seguridad nacional y del poder
militar en la organización y el funcionamiento del sistema internacional.

Dentro del nacionalismo, se puede encontrar dos posturas básicas:

1. En su posición básicamente defensiva puede denominarse esta postura cómo


Mercantilismo “benigno”: son los nacionalistas que consideran que la salvaguarda de
los intereses económicos nacionales es la condición esencial mínima para la seguridad
y la supervivencia del Estado.

El nacionalismo económico benigno, a menudo se registra en las economías menos


desarrolladas o en aquellas economías avanzadas que han comenzado a declinar; sus
respectivos gobiernos imponen medidas proteccionistas y similares para proteger sus
industrias nacientes o en decadencia y para salvaguardar los intereses internos.

2. A la modalidad agresiva se le conoce como Mercantilismo “maligno”: aquellos


nacionalistas que ven a la economía internacional como campo propicio para la
expansión imperialista y el engrandecimiento nacional.
En su modalidad maligna, el nacionalismo económico es la implementación de la
guerra económica, el ejemplo clásico es la Alemania Nazi.

Como dice Jacob Viner, los diferentes economistas nacionalistas a lo largo del tiempo
comparten ciertas convicciones respecto de la relación entre la riqueza y el poder:

“creo que prácticamente todos los mercantilistas (nacionalistas actualmente), fuera cual
fuera su época, país o estatus individual, podrían haber suscripto la totalidad de las
proposiciones siguientes:

1. La riqueza es un recurso absolutamente esencial para el poder, sea con fines de


seguridad o de defensa.
2. El poder es esencial o de gran valor como medio para adquirir o retener la
riqueza.
3. La riqueza y el poder son, cada uno por sí mismo, adecuados fines últimos de la
política nacional.
4. A largo plazo, hay armonía entre estos fines, aunque en circunstancias
particulares puede ser necesario hacer sacrificios económicos durante un cierto
tiempo, en favor de la seguridad militar y en consecuencia, también de la
prosperidad a largo plazo.”

Por diversas razones, el objetivo mayor del nacionalismo es la industrialización: En


primer lugar, los nacionalistas creen que la industria tiene efectos de desborde en la
totalidad de la economía y conduce a su desarrollo general. En segundo lugar, asocian
la posesión de la industria con la autosuficiencia, económica y la autonomía política. Por
último, se trata del aspecto más importante, valorizan la industria porque es la base del
poder militar y en el mundo moderno, resulta capital para la seguridad nacional. Casi
todos los gobiernos siguen políticas que favorecen el desarrollo industrial.

El punto más fuerte del nacionalismo es que enfoca al Estado como el agente
predominante en las relaciones internacionales y como instrumento del desarrollo
económico. El segundo punto fuerte es su énfasis en la importancia de los interese
políticos y relativos a la seguridad, en la organización y conducción de las relaciones
económicas internacionales. La seguridad del Estado es una precondición necesaria para
su bienestar político y económico, en un sistema de Estados anárquico y competitivo. Un
Estado que es incapaz de hacerse cargo de su propia seguridad, deja de ser
independiente.

El tercer punto es su énfasis en el marco político de las actividades económicas, su


reconocimiento de que los mercados deben funcionar en un grupo de grupos y Estados
en competencia. Las relaciones políticas entre dichos actores políticos afectan el
funcionamiento de los mercados, de la misma manera que los mercados afectan las
relaciones políticas.

Entre las debilidades del nacionalismo se encuentra, la tendencia a creer que las
relaciones económicas internacionales constituyen siempre y en todos los tiempos un
juego de suma cero, es decir que la ganancia de un Estado necesariamente implica que
otro pierda. Sin embargo, si hay cooperación, los mercados pueden producir ganancias
mutuas (si bien no necesariamente equitativas). La posibilidad de que todos se beneficien
es la base de le economía internacional de mercado.

Otra debilidad obedece al hecho de que la búsqueda del poder y la búsqueda de la


riqueza, por lo general, entran en conflicto, al menos en el corto plazo. De igual manera, la
tendencia actual a identificar la industria con el poder puede debilitar la economía de un
Estado. Desarrollar industrias sin tomar en consideración al mercado o a los costos
comparativos puede debilitar económicamente una sociedad.

A lo anterior se debe sumar que el nacionalismo carece de una teoría satisfactoria


de la sociedad nacional, del Estado y de la política exterior. Tiende a asumir que la
sociedad y Estado forman una entidad unitaria, y que la política exterior está determinada
por un interés nacional objetivo. Sin embargo, como lo aceptan los liberales, la sociedad
es pluralista y está constituida por individuos o grupos que intentan apoderarse del
aparato del Estado y hacer que sirva a sus propios interés políticos y económicos.

Por último, a los nacionalistas se les puede reprochar que no aplican, tanto en el
nivel interno como en la determinación de la política internacional, su presupuesto de que
el marco político tiene influencia en los resultados económicos.

3.6 Análisis y crítica de la Ideología Marxista.

El marxismo que apareció hacia mediados del siglo XIX como reacción contra el
liberalismo y la economía clásica, sostiene que la economía determina a la política. Los
conflictos políticos surgen de la lucha que se da entre las clases por la distribución de la
riqueza. En consecuencia, los conflictos políticos se acabarán cuando se eliminen el
mercado y la sociedad de clases.

A pesar de que Marx el principal representante de esta ideología, entendía al


capitalismo como a una economía global, no desarrolló un conjunto sistemático de ideas
sobre las relaciones internacionales; dicha responsabilidad recayó sobre las sucesivas
generaciones de teóricos marxistas.

Existen dos tipos de corrientes básicas:

1. La primera es el marxismo evolutivo de la socialdemocracia, asociado a los nombres de


Eduard Bernstein y Karl Kautsky; en el mundo moderno ha perdido su definición propia
y es casi imposible distinguirlo de la modalidad igualitaria del liberalismo.
2. En el otro extremo, está el marxismo revolucionario de Lenin y al menos en teoría, de la
Unión soviética. A raíz de su triunfo como ideología dominante en una de las dos
superpotencias mundiales, esta variante es la más importante.

Robert Hellbroner destaca cuatro elementos esenciales de los escritos marxistas:

1. El acercamiento dialectico al conocimiento y a la sociedad, el cual define la naturaleza


de la realidad como dinámica y conflictiva; los desequilibrios sociales y el cambio
correlativo obedecen a la lucha de clases y a la emergencia de las contradicciones
inherentes a los fenómenos políticos y sociales.

2. Acercamiento materialista a la historia, el desarrollo de las fuerzas productivas y de las


actividades económicas es capital para el cambio histórico y opera a través de la lucha de
clases, enfrentadas por la distribución del producto social.

3. Enfoque general del desarrollo capitalista, el modo de producción capitalista y su


destino están gobernados por un conjunto de “leyes económicas de movimiento de la
sociedad moderna”

4. Compromiso normativo con el socialismo, todos los marxistas creen que la sociedad
socialista es el fin necesario y deseable del desarrollo histórico.

El marxismo caracteriza al capitalismo como la propiedad privada de los medios de


producción y la existencia del trabajo asalariado. Cree que el capitalismo está conducido
por capitalistas que se esfuerzan por obtener ganancias y acumular capital en una
económica de mercado competitiva. El trabajo ha sido desvirtuado, convirtiéndose en una
mercancía sujeta al mecanismo de precios.

Según Marx, el origen, la evolución y la eventual desaparición del modo capitalista


de producción están gobernados por tres leyes económicas inevitables:

1. Ley de desproporcionalidad, entraña la negación de la ley de Say, la cual sostiene


que la oferta crea su propia demanda, por lo cual la oferta y la demanda, excepto por
breves periodos, siempre estarán en equilibrio. La ley de Say sostiene que dicho
proceso de equilibrio hace imposible que haya superproducción en una economía
capitalista o de mercado.
2. Ley de concentración (o acumulación) de capital. La fuerza que mueve al
capitalismo es la búsqueda de beneficios y la consecuente necesidad que tiene el
capitalista individual de acumular e invertir.
3. La caída de la tasa de beneficio, a medida que el capital se acumula y se vuelve más
abundante, declina la tasa de rédito por lo cual decrece el incentivo para invertir. Como
la presión de la competencia obliga al capitalista a incrementar la eficiencia y la
productividad, a través de inversiones en nueva tecnología que ahorre trabajo y
aumente el nivel de producción, el nivel de desempleo fatalmente crecería y se
reduciría la tasa de rédito o de valor excedente.

Lenin desarrollo una cuarta ley, debido a su pensamiento que era imposible que los
capitalistas fueran racionales para no pelearse entre ellos mismo por las colonias y más
bien se aliaran para conquistarlas.

4. Ley del desarrollo desigual, dice que a medida que las economías capitalistas
maduran, se acumula el capital y caen las tasas de beneficio, así las economías
capitalistas se ven compelidas a apoderarse de colonias y crear dependencia, a fin de
que sirvan como mercados, canales de inversión y fuentes de alimentos y de materias
primas. Compitiendo entre sí, dividen el mundo colonial de acuerdo con su poderío
relativo.
Esta última ley, con sus fatales consecuencias, resultó válida en su tiempo, porque el
mundo se había vuelto súbitamente finito, el globo se había transformado en un sistema
cerrado. Durante décadas, las potencias capitalistas europeas se habían expandido,
devorando territorios, pero las potencias imperialistas entraron en un contacto cada vez
más estrecho, y en consecuencia en conflictos entre sí, a medida que disminuyeron las
tierras pasibles de ser colonizadas. A su tiempo, los conflictos entre las potencias
imperiales producirían revueltas entre sus propias colonias, y se debilitaría el control del
capitalismo occidental sobre las razas colonizadas del mundo.

En resumen, Lenin sostenía que la contradicción innata del capitalismo es que


desarrolla el mundo y planta las semillas políticas de su propia destrucción en la medida
en que difunde la tecnología, la industria y el poder militar. Crea competidores extranjeros
con sueldos y niveles de vida más bajos, que pueden dejar fuera de competencia a la
economía antes dominante, en el campo de batalla de los mercados mundiales. La
intensificación de la competencia política y económica entre las potencias capitalistas en
ascenso y aquellas en declinación, conduce a conflictos económicos, rivalidades
imperiales y eventualmente a la guerra.

El marxismo ubica al problema económico en el lugar al que pertenece: en o cerca del


centro de la vida política; se centran tanto en los efectos internos como internacionales de
la economía de mercado en la distribución de riquezas. La manera en que los individuos
se ganan la vida y distribuyen la riqueza es un determinante fundamental de la estructura
social y el comportamiento político.

Otra contribución del marxismo es su énfasis sobre la naturaleza y estructura de la


división del trabajo, tanto en el nivel nacional como internacional, ya que toda división del
trabajo entraña dependencia y por ello una relación política. El marxista puede ser
demasiado limitado, porque la interdependencia económica no es el único ni el más
importante conjunto de relaciones que existen entre los Estados. Las relaciones políticas y
estratégicas entre los agentes políticos son de igual o mayor significación, y no pueden
reducirse a meras consideraciones económicas.

La teoría marxista de la economía política internacional resulta valiosa porque se


centra en el cambio político internacional, subraya el papel del desarrollo económico y
tecnológico en la dinámica del sistema internacional. Además que también aciertan al
atribuir a las economías capitalistas, un poderoso impulso a expandirse a través del
comercio y especialmente a través de la exportación del capital, así como también tienen
una tendencia innata a exportar mercadería y generar excedentes del capital.

Por otro lado, una economía comunista no tiene ninguna tendencia económica a
expandirse internacionalmente, la inversión y el consumo están primordialmente
determinados por el plan nacional y más aún, el Estado tiene el monopolio de todo el
intercambio exterior. Por el contrario, el capitalismo necesita una economía mundial
abierta, ya que este desea acceder a las economías extranjeras para exportar bienes y
capital.
La debilidad principal del marxismo como teoría de la economía político
internacional, reside en su incapacidad para apreciar el papel de los factores políticos y
estratégicos en las relaciones internacionales. Aunque la competencia por los mercados y
las fugas de capitales puede, sin duda ser motivo de tensión y uno de los factores que
conducen al imperialismo y a la guerra, no resultan una explicación adecuada para el
comportamiento de la política exterior de los Estados capitalistas.

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