Augusto B Leguia
Augusto B Leguia
Augusto B Leguia
Al que nos referiremos hoy, fue de los que mejor encarnaron tan triste adagio:
Augusto Bernardino Leguía y Salcedo, quien con un récord de 15 años, es el
hombre qué más tiempo ha gobernado este suelo.
A inicios de 1863, agonizaba el general San Román, siendo presidente del Perú.
Al mismo tiempo, en Lambayeque, en una casona de la calle Atahualpa, María del
Carmen Salcedo Taforó paría al que sería considerado el hombre más grande del
siglo por sus beneficiados aduladores. Dieciocho años después Augusto
Bernardino —nombre reducido a simplemente ‘B’ para la posteridad— participaría
en la batalla de Miraflores.
CORRUPTELAS
Luego de la guerra, Leguía hizo fortuna en la caña de azúcar, y trabó excelentes
relaciones con los norteamericanos, pues trabajó para la casa
exportadora/importadora Prevost &Co y para la aseguradora New York Life
Insurance. Sin tener estudios universitarios, pronto Leguía se hizo rico y se fue
ganando fama de excelente administrador. Dominaba con soltura el inglés.
De las corruptelas de Leguía podemos escribir hasta viejos, pero vamos a entrar
en materia y mencionaremos algunos hechos puntuales de su periodo más
corrupto, conocido por los once años que gobernó como “el oncenio”.
Anteriormente había sido presidente de 1908 a 1912, y fue ministro de Hacienda y
premier en los gobiernos de José Pardo y Manuel Candamo, del Partido Civil. Fue
con los civilistas que llegó al poder en 1919.
No obstante, Leguía adquirió cierta alcurnia al casar a sus hijas con herederas de
familias notables, y extendió así su red de contactos. De hecho, la
correspondencia de su primer periodo —que está en el archivo de la Biblioteca
Nacional— da cuenta de varios pedidos que le hacían para cargos públicos,
muchos de ellos concedidos. El propio héroe de la Breña —ese Dios
incuestionable de la familia Humala—, Andrés Avelino Cáceres, sale en las cartas
que le solicitaban algún “favorcito”.
EL ONCENIO DE CORRUPCIÓN
A pesar de haber sido electo en 1919, para asegurar su red de poder, Leguía
asestó un golpe de Estado aduciendo un complot en contra de su asunción al
mando. Mi compañero, el historiador Emilio Candela Jiménez, con quien
compartimos largas horas hablando del Alianza Lima en el patio de Letras de la
PUCP me escribe que “el origen del ‘oncenio’ es un acto de fuerza y ello influirá en
todo su régimen”.
Agrega Candela: “Esto quiere decir que Leguía llega al poder con un discurso
claramente confrontacional, enfrentando al llamado civilismo, y por ello su
gobierno estará teñido de hechos arbitrarios contra ese sector político y otros que
surgirán para criticarlo. Así deben entenderse los exilios de opositores, la violación
de normas jurídicas [se zurraron en el hábeas corpus], la intervención en medios
de comunicación como el diario ‘La Prensa’, etc.”
Asimismo, conscientes los países vecinos de que aún nos afectaba la derrota de
la Guerra del Pacífico, los cinco que nos rodean tuvieron pretensiones territoriales,
por lo que Leguía también impulso una compulsiva carrera armamentista.
EL SUEÑO AMERICANO
En los estertores de la muerte, antes de expirar ensopado en mierda, Patricio
Aragonés, uno de los personajes de mi querido Gabo en la novela ‘El otoño del
patriarca’, le alcanza a cantar sus verdades al centenario dictador. “…usted no es
presidente de nadie ni está en el trono por sus cañones sino que los sentaron los
ingleses y los sostuvieron los gringos con el par de cojones de su acorazado…”, le
dice. El mundo de Leguía no era real maravilloso, ni llovieron florecillas amarillas,
pero sí que fue sostenido por los yanquis.
Casi todas las obras fueron financiadas con préstamos estadounidenses que
Leguía conseguía con sus buenas relaciones con los gringos, merced, por
supuesto, de jugosas comisiones de por medio. Es más, ya antes del “oncenio”, en
la compra de armas, el presidente en su primer gobierno hizo turbios acuerdos con
la Electric Boat Company de Estados Unidos, “un proveedor naval que
acostumbraba pagar ‘comisiones locales’ (un eufemismo para referirse a
sobornos) para asegurar su ventas”.
Posteriormente, en una investigación del Senado de los EE. UU. los banqueros
americanos testificaron que pagaron comisiones hasta por 415 mil dólares al hijo
de Leguía. En realidad, el bribón, que se daba la gran vida gastando hasta 300 mil
dólares anuales en sus viajes a Nueva York, llegó a recibir depósitos hasta por un
millón de dólares. En fin, los cálculos de Quiroz indican que hasta un increíble
72% de gasto gubernamental se fue en corrupción de 1920 a 1929, es decir, un
3,8% del PBI.
Fujimori y Leguía
Por el tono dictatorial de Leguía, el hacer una constitución a su medida (la de
1920), el manejo pagado de la prensa cuando no la clausura, las convenientes
modificaciones a la carta magna para hacerse reelegir, el poco respeto a los
derechos civiles, el uso intensivo del espionaje, el desvío de fondos públicos con
fines reeleccionistas, entre otras “gracias”, encontramos varias similitudes entre “el
oncenio” y el preso expresidente Alberto Fujimori.
No obstante, algunos investigadores hacen salvedades y señalan que fue el
entorno familiar de Leguía y sus amigos los que se enriquecieron más que el
propio presidente. “Pero él salió pobre y había entrado rico, se corrompió su
entorno ante su mirada permisiva. Mientras que Fujimori salió rico y había entrado
clase mediero”, nos explica el reputado profesor Antonio Zapata.
Al que nos referiremos hoy, fue de los que mejor encarnaron tan triste adagio:
Augusto Bernardino Leguía y Salcedo, quien con un récord de 15 años, es el
hombre qué más tiempo ha gobernado este suelo.
A inicios de 1863, agonizaba el general San Román, siendo presidente del Perú.
Al mismo tiempo, en Lambayeque, en una casona de la calle Atahualpa, María del
Carmen Salcedo Taforó paría al que sería considerado el hombre más grande del
siglo por sus beneficiados aduladores. Dieciocho años después Augusto
Bernardino —nombre reducido a simplemente ‘B’ para la posteridad— participaría
en la batalla de Miraflores.
CORRUPTELAS
Luego de la guerra, Leguía hizo fortuna en la caña de azúcar, y trabó excelentes
relaciones con los norteamericanos, pues trabajó para la casa
exportadora/importadora Prevost &Co y para la aseguradora New York Life
Insurance. Sin tener estudios universitarios, pronto Leguía se hizo rico y se fue
ganando fama de excelente administrador. Dominaba con soltura el inglés.
De las corruptelas de Leguía podemos escribir hasta viejos, pero vamos a entrar
en materia y mencionaremos algunos hechos puntuales de su periodo más
corrupto, conocido por los once años que gobernó como “el oncenio”.
Anteriormente había sido presidente de 1908 a 1912, y fue ministro de Hacienda y
premier en los gobiernos de José Pardo y Manuel Candamo, del Partido Civil. Fue
con los civilistas que llegó al poder en 1919.
No obstante, Leguía adquirió cierta alcurnia al casar a sus hijas con herederas de
familias notables, y extendió así su red de contactos. De hecho, la
correspondencia de su primer periodo —que está en el archivo de la Biblioteca
Nacional— da cuenta de varios pedidos que le hacían para cargos públicos,
muchos de ellos concedidos. El propio héroe de la Breña —ese Dios
incuestionable de la familia Humala—, Andrés Avelino Cáceres, sale en las cartas
que le solicitaban algún “favorcito”.
EL ONCENIO DE CORRUPCIÓN
A pesar de haber sido electo en 1919, para asegurar su red de poder, Leguía
asestó un golpe de Estado aduciendo un complot en contra de su asunción al
mando. Mi compañero, el historiador Emilio Candela Jiménez, con quien
compartimos largas horas hablando del Alianza Lima en el patio de Letras de la
PUCP me escribe que “el origen del ‘oncenio’ es un acto de fuerza y ello influirá en
todo su régimen”.
Agrega Candela: “Esto quiere decir que Leguía llega al poder con un discurso
claramente confrontacional, enfrentando al llamado civilismo, y por ello su
gobierno estará teñido de hechos arbitrarios contra ese sector político y otros que
surgirán para criticarlo. Así deben entenderse los exilios de opositores, la violación
de normas jurídicas [se zurraron en el hábeas corpus], la intervención en medios
de comunicación como el diario ‘La Prensa’, etc.”
Asimismo, conscientes los países vecinos de que aún nos afectaba la derrota de
la Guerra del Pacífico, los cinco que nos rodean tuvieron pretensiones territoriales,
por lo que Leguía también impulso una compulsiva carrera armamentista.
EL SUEÑO AMERICANO
En los estertores de la muerte, antes de expirar ensopado en mierda, Patricio
Aragonés, uno de los personajes de mi querido Gabo en la novela ‘El otoño del
patriarca’, le alcanza a cantar sus verdades al centenario dictador. “…usted no es
presidente de nadie ni está en el trono por sus cañones sino que los sentaron los
ingleses y los sostuvieron los gringos con el par de cojones de su acorazado…”, le
dice. El mundo de Leguía no era real maravilloso, ni llovieron florecillas amarillas,
pero sí que fue sostenido por los yanquis.
Casi todas las obras fueron financiadas con préstamos estadounidenses que
Leguía conseguía con sus buenas relaciones con los gringos, merced, por
supuesto, de jugosas comisiones de por medio. Es más, ya antes del “oncenio”, en
la compra de armas, el presidente en su primer gobierno hizo turbios acuerdos con
la Electric Boat Company de Estados Unidos, “un proveedor naval que
acostumbraba pagar ‘comisiones locales’ (un eufemismo para referirse a
sobornos) para asegurar su ventas”.
Posteriormente, en una investigación del Senado de los EE. UU. los banqueros
americanos testificaron que pagaron comisiones hasta por 415 mil dólares al hijo
de Leguía. En realidad, el bribón, que se daba la gran vida gastando hasta 300 mil
dólares anuales en sus viajes a Nueva York, llegó a recibir depósitos hasta por un
millón de dólares. En fin, los cálculos de Quiroz indican que hasta un increíble
72% de gasto gubernamental se fue en corrupción de 1920 a 1929, es decir, un
3,8% del PBI.
Fujimori y Leguía
Por el tono dictatorial de Leguía, el hacer una constitución a su medida (la de
1920), el manejo pagado de la prensa cuando no la clausura, las convenientes
modificaciones a la carta magna para hacerse reelegir, el poco respeto a los
derechos civiles, el uso intensivo del espionaje, el desvío de fondos públicos con
fines reeleccionistas, entre otras “gracias”, encontramos varias similitudes entre “el
oncenio” y el preso expresidente Alberto Fujimori.
No obstante, algunos investigadores hacen salvedades y señalan que fue el
entorno familiar de Leguía y sus amigos los que se enriquecieron más que el
propio presidente. “Pero él salió pobre y había entrado rico, se corrompió su
entorno ante su mirada permisiva. Mientras que Fujimori salió rico y había entrado
clase mediero”, nos explica el reputado profesor Antonio Zapata.
La policía secreta
Como Fujimori y Montesinos, Leguía era un obsesionado de los servicios de
inteligencia y del espionaje (¡Como hubiera gozado con los equipos de chuponeo
de hoy!). La policía secreta de Leguía la dirigía el comisario Enrique Iza, a decir de
Quiroz, “célebre por el uso excesivo de la fuerza”.
Dicho servicio se encargaba de hostigar opositores, encarcelarlos, deportarlos y
“reglarlos”. Incluso el pacífico historiador Jorge Basadre fue apresado. Narra en
sus extensas memorias (“La vida y la historia”) los varios meses que pasó en la
Isla San Lorenzo, sin saber bien de qué se le acusaba.
Además de esas luctuosas prácticas, José B. Ugarte, director del Ministerio del
Gobierno, declaró en una investigación que 105 millones de soles habían sido mal
utilizados en el “oncenio” por la policía secreta. Se les llamaba “gastos
reservados”, que no eran otra que sobornos para políticos y dinero para la
campaña reeleccionista de Leguía. Tal cual los métodos del ‘Doc’ en los años 90.
La historia, sorprendentemente, como si la hubiera escrito Milan Kundera, se hace
—otra vez— circular.
https://www.google.com/search?
q=que+es+itinerancia+de+datos&oq=que+es+itina&aqs=chrome.2.69i57j0l7.9839j1j7&sourceid=c
hrome&ie=UTF-8
https://www.buscabiografias.com/biografia/verDetalle/10573/Eduardo%20Lopez%20de
%20Romana
http://cooperaccion.org.pe/wp-content/uploads/2018/04/00-An%CC%83o-2008-2017-FINAL-
final.pdf
https://daupare.lamula.pe/2019/05/23/pasito-a-paso-la-republica-peruana/daupare/
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file:///C:/Users/Usuario/Downloads/624245569461%252Fvirtualeducation
%252F15%252Fcontenidos
%252F119%252FPPT_Curso_Virtual_El_control_social_en_tus_manos.pdf
file:///C:/Users/Usuario/Downloads/ciclo%203/axilogia%20FMP_A.pdf
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