El Ciego Bartimeo Recibe La Vista

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 10

S.

Marcos 10:46-52
El ciego Bartimeo recibe la vista
Entonces vinieron a Jericó; y al salir de Jericó él y sus discípulos y una gran multitud, Bartimeo el
ciego, hijo de Timeo, estaba sentado junto al camino mendigando. Y oyendo que era Jesús
nazareno, comenzó a dar voces y a decir: ¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí! Y muchos le
reprendían para que callase, pero él clamaba mucho más: ¡Hijo de David, ten misericordia de mí!
Entonces Jesús, deteniéndose, mandó llamarle; y llamaron al ciego, diciéndole: Ten confianza;
levántate, te llama. Él entonces, arrojando su capa, se levantó y vino a Jesús. Respondiendo Jesús,
le dijo: ¿Qué quieres que te haga? Y el ciego le dijo: Maestro, que recobre la vista. Y Jesús le dijo:
Vete, tu fe te ha salvado. Y en seguida recobró la vista, y seguía a Jesús en el camino.

7 cosas que podemos aprender del ciego Bartimeo


Que Era ciego, pero veía claramente.
Sí,..... con los ojos del alma supo ver lo que podía significar el paso de Jesús en su vida, y gracias a
esta claridad suya, reaccionó como.. nos lo cuenta aquí el Evangelio de Marcos,....y Qué paradoja!
¡Mientras Israel era ciego a la presencia del Mesías entre ellos,…….. un judío ciego lograba
percibirlo con toda claridad!
Lo vio de un modo tan certero y oportuno, que bien puede convertirse en ejemplo del cual
imitemos... entonces miremos estas siete actitudes:
 
1. Este ciego, llamado Bartimeo, se hallaba sentado pidiendo limosna cuando pasó por ahí Jesús con
Sus discípulos y mucha gente; entonces “comenzó a gritar: ‘¡Jesús, hijo de David, ten misericordia
de mi"

Notemos que el ciego no sólo "veía" a Jesús como "el hombre de Nazaret", sino que lo reconoció
como el "Hijo de David". Bartimeo entendió que Jesús era el verdadero Hijo de David, el Mesías
anunciado, el Rey tan largamente esperado por Israel, el Salvador del mundo.

Pero no sólo se dirigió a él como el descendiente legítimo del rey David, también reconoció su
deidad. La forma en la que él esperaba que Jesús tuviera misericordia de él era devolviéndole la
vista.
Solicita misericordia a Aquel que es Misericordioso. Sabe que si Jesús pone Su mirada en él, verá su
miseria, su necesidad, y se compadecerá, ………..que no es sentir lástima, sino hacer propios los
sufrimientos ajenos. Tiene toda su fe y su esperanza puesta en Él y no quedará defraudado.
 
2. Y muchos le reprendían para que callase, pero él clamaba mucho más (Mc 10,48).
 
Quizá algunos despreciaban a este hombre (recordemos que se pensaba que la enfermedad era
causada por el pecado, así que quien padecía una discapacidad era tachado de pecador) y no lo
creían digno de dirigirse al Maestro, o quizá les molestaban sus gritos
O llevaban prisa y no querían ser retrasados o algunos incluso les molestaba que el lo llamara hijo
de David.... El caso es que pretenden callarlo pero él no se deja.
 
Hoy en día también hay unos que desprecian y quieren callar al que demuestra públicamente su
fe...gente que los incomoda y molesta lo que enseña la Iglesia y también quieren acallarla.
siempre hay o habra oposición.
A veces será el enemigo quien nos querrá hacer creer que nosotros no somos importantes para
Dios y que no debemos pensar que él nos va a prestar la menor atención, En ocasiones puede
utilizar personas quien nos "bloqueen" el acceso a Cristo; bien puede ser un "amigo" o "amiga", la
familia, la sociedad... Que nos intentarán desanimar diciéndonos que es "muy pronto" o "muy
tarde" para tomar una decisión de seguir a Jesús, o que vamos "muy deprisa" o "muy lejos"...

guárdate tus creencias en privado, si se sabe serás criticado, ridiculizado, te llamarán tonto,
retrógrada en fin.
 
Entonces Hay que aprender del ciego a no dejarse silenciar.
 
3. Entonces Jesús, deteniéndose, mandó llamarle; y llamaron al ciego, diciéndole: Ten confianza;
levántate, te llama (Mc 10,49).
 
Tan animadoras palabras contrastan con los '¡¡ya cállate!!' que le acababan de endilgar. Tal vez las
dijeron otros o los mismos se arrepintieron de haber querido silenciarlo, al ver que el propio Jesús
lo consideraba digno de Su atención.
 
En todo caso le hacen una invitación que sigue vigente para nosotros ….que a veces nos dejamos
caer en el pesimismo, en la desesperanza ante situaciones que nos agobian y parecen imposibles de
resolverse…………¡Ánimo, levántate, Él te llama!, te llama a recuperar la paz, te llama a aprovechar
Su gracia para sobreponerte a tus miserias, ………..hoy Dios te dice ¡ánimo, levántate!
 
4. Él entonces, arrojando su capa, se levantó y vino a Jesús. (Mc 10,50).
Su respuesta no sólo es inmediata sino entusiasta. Se levanta de un brinco, con toda la fuerza que le
da percibir que está a punto de tener el encuentro más significativo de toda su vida. No duda, no
pone pretextos, no se toma su tiempo, no quiere perder ni un minuto.
¡Qué diferente de muchas personas que cuando escuchan el evangelio dicen: "ahora soy muy
joven, cuando esté a punto de morirme ya le entregaré mi vida al Señor"! 

Un detalle muy interesante es que el ciego "arrojó su capa". No debemos olvidar que para un
mendigo como él esto era muy significativo, puesto que sería lo único que tenía. De alguna manera
podríamos decir que para él la capa era tan valiosa como las fincas o las casas que el joven rico
pudiera tener. Pero la diferencia entre ambos fue que Bartimeo no dudó ni por un momento en
deshacerse de ella con tal de poder llegar hasta Jesús.
Nosotros también debemos librarnos de todo aquello que nos pueda suponer un obstáculo para
atender el llamamiento del Señor. En ocasiones esto puede ser un pecado concreto al que no
estamos dispuestos a renunciar completamente, pero en otras, puede ser algo que no sea
necesariamente pecaminoso, pero que nos "pesa" a la hora de seguir con diligencia a Jesús, como
por ejemplo una afición, un trabajo, alguna amistad, las posesiones ...

El camino de fe no lo conoce todo, pero cree que todo es posible, sabe que Dios va a obrar a favor
suyo, que Dios tiene cuidado de nosotros; por lo tanto, se atreve a tomar riesgos.  No se puede
prosperar sin tomar riesgos, y la fe nos permite tomar riesgos.

Una de las demostraciones de tu fe es arriesgarte, creyendo que lo que Dios va a hacer es grande y
permanente.  Tienes que atreverte a tomar riesgos en tu vida, riesgos por fe; creerle a Dios, actuar
y caminar a pesar de la incertidumbre a tu alrededor, porque sabes que Dios te va a prosperar, que
Él te va a bendecir.

 5. Respondiendo Jesús, le dijo: ¿Qué quieres que te haga? (Mc 10,51).
La pregunta puede resultar un poco extraña: "¿Qué quieres que te haga?". Si Jesús tenía poder para
sanarle y aquel hombre lo necesitaba tanto, ¿por qué hacerle esa pregunta?

Pero observemos el pasaje dentro de su contexto. En el relato anterior Jesús preguntó exactamente
lo mismo a Jacobo y Juan: "¿Qué queréis que os haga?" (Mr 10:36). Ellos contestaron mostrando su
ambición en asuntos puramente materiales. Ahora Jesús se encuentra con un hombre ciego que
estaba mendigando, así que lo más probable es que él quisiera algún tipo de ayuda económica.
Pero los intereses de Bartimeo no eran los de los hijos de Zebedeo. El quería recobrar la vista para
estar con Jesús. Esto lo vemos con total claridad cuando más adelante, una vez que fue sanado y el
Señor le dijo que se fuera, él decidió acompañarle en el camino hacia Jerusalén sin separarse de él.

Así que, la pregunta sirvió para poner en evidencia lo que realmente había en su corazón y cuál era
el interés concreto que tenía en Jesús. No debemos olvidar que siempre hay personas que se
acercan a Dios sólo porque están interesadas en solucionar algún problema concreto que les
atormenta en la vida, pero no porque tengan interés en él.
Por otro lado, si Jesús lo hubiera sanado inmediatamente, no habría tenido lugar ni el más mínimo
intercambio de palabras. Pero el Señor quería tener un encuentro con Bartimeo en el que éste
pudiera expresar su necesidad y evidenciara su fe, para de esta manera llegar a establecer una
relación de comunión personal con él.
La pregunta del Señor invita al ciego y a cada uno de nosotros a plantearse: ¿que quiero que haga
por mi?, ¿realmente quiero salir de esta situación?, ¿realmente quiero que me sane ese rencor o
estoy muy a gusto con mi odio, echándole la culpa de mis males a esa persona?, ¿de veras quiero
superar ese defecto, ese hábito, ese pecado o quiero conservarlo porque creo que  me sirve, me
conviene o ya me acostumbré a él? Jesús lo puede todo, pero ¿quiero permitírselo?

 
6. Y el ciego le dijo: Maestro, que recobre la vista.(Mc 10,51).
Y estas palabras, pronunciadas por quien no tenía buena la vista de los ojos pero sí la del alma, nos
animan, a quienes quizá estamos en el caso opuesto, a pedir lo mismo pero en sentido espiritual.
Que pueda ver, Maestro, Tu presencia amorosa en mi vida. Que pueda ver en los demás no a
enemigos sino a hermanos. Que pueda ver, Maestro, por dónde quieres que camine.
El ciego sabía muy bien lo que quería y lo pedía con precisión y constancia. A veces nosotros
oramos de forma tan genérica y apática que nunca llegamos a ver respuestas concretas. Pero
Bartimeo es un buen ejemplo del que "pide con fe, no dudando nada le será dado. (Stg 1:6).
 
7. Vete, tu fe te ha salvado. Y en seguida recobró la vista, y seguía a Jesús en el camino.

Dice San Marcos que Jesús le dijo al ciego: "Vete, tu fe te ha salvado", y el ciego recuperó la vista
pero no se fue, sino se puso a seguir a Jesús por el camino. Es que la claridad que ya tenía en el
corazón se le subió a los ojos, y logró ver lo que intuía y no quedó decepcionado.
 
¿Te imaginas? Después de tanto tiempo a oscuras, lo primero que pudo contemplar fue la luz del
rostro amoroso del Señor, y ya no quiso perderlo de vista nunca más

Bartimeo se sentía profundamente agradecido. No era ese tipo de personas que una vez que
reciben de Dios lo que desean ya no se acuerdan más de él. ¡De ninguna manera iba a dejar a su
bendito benefactor!, así que se unió a él en el camino que le llevaba a Jerusalén.

Bartimeo había recibido la vista, y con ello había ganado su independencia; nunca más tendría que
volver a mendigar. Era libre de su enfermedad, recuperó también su dignidad social, e incluso podía
ir a Jerusalén a participar de la pascua como un judío más. Sin duda, para él esa pascua tuvo que ser
muy especial, porque bien podía decir que había sido librado de la esclavitud en la que se había
encontrado debido a su estado. Todo esto viene a confirmar e ilustrar las palabras que Jesús había
dicho: "El Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate
por muchos" (Mr 10:45).

También podría gustarte