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Hora Santa 24 Diciembre 2019

Este documento describe una Hora Santa celebrada el 24 de diciembre de 2019 en honor a María, Madre de Dios. Incluye oraciones, lecturas bíblicas, cánticos y una reflexión sobre la relación entre María y la Eucaristía. Se enfatiza que María es modelo e imitación para la Iglesia en su fe y amor hacia la Eucaristía, y que al recibir a Jesús en su seno anticipó la fe eucarística de la Iglesia. La reflexión concluye orando e intercediendo por el mundo a trav

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Hora Santa 24 Diciembre 2019

Este documento describe una Hora Santa celebrada el 24 de diciembre de 2019 en honor a María, Madre de Dios. Incluye oraciones, lecturas bíblicas, cánticos y una reflexión sobre la relación entre María y la Eucaristía. Se enfatiza que María es modelo e imitación para la Iglesia en su fe y amor hacia la Eucaristía, y que al recibir a Jesús en su seno anticipó la fe eucarística de la Iglesia. La reflexión concluye orando e intercediendo por el mundo a trav

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HORA SANTA 24 DE DICIEMBRE DE 2019

María, “Madre del Verdadero Dios por quien se vive”

1. Canto: ALABADO SEA EL SANTISIMO 315

2. Madre del Redentor, que es la luz del Padre, luz sobre toda
luz, que ilumina a todos los hombres.
Padrenuestro, Avemaría, gloria

3. Salve, Virgen Santa, imagen luminosa de la Iglesia, Madre


y Hermana nuestra en el camino de la fe.
Padrenuestro, Avemaría, gloria

4. Eres radiante Estrella que ilumina el sendero hacia el


Salvador.
Padrenuestro, Avemaría, gloria

Canto: SANTA MARÍA DEL AMEN 467

5. Oremos:

Ante ti, Jesús Sacramentado; hoy vengo, no con los brazos


cruzados; te ofrezco mi deseo de ser transformado para que
pueda ser luz, sal y fermento.
Señor que en este encuentro contigo no me vaya como he venido
y pueda tener este encuentro afectante para poder dar testimonio.
Que al estar a tu lado me descubra que estoy endeudado pues
desde siempre me has llamado y has dado tu vida para salvarnos.
Aquí estamos Seño invocando el auxilio de María nuestra Madre.
Te pedimos derrames tu gracia y amor, para que te podamos
responder. Llena , Señor, nuestra vida de fe. Amén.

6. Tema de reflexión en silencio.

Señor mío Jesucristo, que por amor a los hombres estás noche y
día en este sacramento, lleno de piedad y de amor, esperando,
llamando y recibiendo a cuantos vienen a visitarte: creo que estás
1
presente en el sacramento del altar. Te adoro desde el abismo de
mi nada y te doy gracias por todas las mercedes que me has
hecho, y especialmente por haberte dado tu mismo en este
sacramento, por haberme concedido por mi abogada a tu
amantísima Madre y haberme llamado a visitarte en esta iglesia.
Adoro ahora a tu Santísimo corazón y deseo adorarlo por tres
fines: el primero, en acción de gracias por este insigne beneficio;
en segundo lugar, para resarcirte de todas las injurias que recibes
de tus enemigos en este sacramento; y finalmente, deseando
adorarte con esta visita en todos los lugares de la tierra donde
estás sacramentado con menos culto y abandono.

Canto: EUCARISTÍA MILAGRO DE DIOS 232

7. Lectura de la Palabra de Dios


Perseveraban unánimes en la oración, junto con María, la madre
de Jesús
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 1, 12-14.

Después de la ascensión de Jesús a los cielos, los apóstoles


regresaron a Jerusalén desde el Monte de los Olivos, que dista de
la ciudad lo que se permite caminar en sábado. Cuando llegaron a
la ciudad, subieron al piso alto de la casa donde se alojaban.
Pedro y Juan, Santiago y Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé y
Mateo, Santiago (el hijo de Alfeo), Simón el Cananeo y Judas, el
hijo de Santiago. Todos ellos perseveraban unánimes en la
oraci’on, junto con María, la madre de Jesús, con los parientes de
Jesús y algunas mujeres. Palabra de Dios.

CÁNTICO EVANGÉLICO (Magnificat)

Cántico de la Santísima Virgen María       Lucas 1, 46-55


Alegría del Alma en el Señor

Ant. Proclama mi alma la grandeza del Señor

Proclama mi alma la grandeza del Señor,


    se alegra mi espíritu en Dios mi salvador;
    porque ha mirado la humillación de su esclava. Ant.

2
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
    porque el Poderoso ha hechos obras grandes por mí:
    su nombre es santo y su misericordia llega a sus fieles
    de generación en generación. Ant.

Él hace proezas con su brazo:


    dispersa a los soberbios de corazón,
    derriba del trono a los poderosos
    y enaltece a los humildes,
    a los hambrientos los colma de bienes
    y a los ricos los despide vacíos. Ant.

Auxilia a Israel, su siervo,


    acordándose de su misericordia
    - como lo había prometido a nuestros padres -
    en favor de Abraham y su descendencia por siempre. Ant.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.


    Como era en el principio, ahora y siempre,
    por los siglos de los siglos. Ant.

MOMENTO DE MEDITACION EN SILENCIO

Evangelio según San Lucas. Lc. 1, 39-56


La Visitación de María Santísima a su prima Santa Isabel

En aquellos días, María partió y fue sin demora a un pueblo de la


montaña de Judá.
Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel.
Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su
seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: "¡Tú eres bendita
entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre!
¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme?

Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno.


Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue
anunciado de parte del Señor".
María dijo entonces: "Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi
espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador, porque él
miró con bondad la pequeñez de su servidora.
3
En adelante todas las generaciones me llamarán feliz, porque el
Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas: ¡su Nombre es
santo! Su misericordia se extiende de generación en generación
sobre aquellos que lo temen.
Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios de
corazón.
Derribó a los poderosos de su trono y elevó a los humildes.
Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las
manos vacías. Socorrió a Israel, su servidor, acordándose de su
misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, en favor
de Abraham y de su descendencia para siempre".
María permaneció con Isabel unos tres meses y luego regresó a
su casa. Palabra de Dios.

8. Homilía o reflexión

Canto: ESPIRITU SANTO LLENANOS 427

9. Puntos de reflexión personal


La relación entre María y la Eucaristía se articula en la
consideración de María como Madre y modelo de la Iglesia: "Si
queremos descubrir en toda su riqueza la relación íntima que une
Iglesia y Eucaristía, no podemos olvidar a María, Madre y modelo
de la Iglesia"
         María es Madre de la Iglesia por ser Madre de Cristo, por
haberle dado la carne y la sangre; esa carne y esa sangre que en
la Cruz se ofrecieron en sacrificio y se hacen presentes en la
Eucaristía. La relación de María con la Eucaristía en cuanto la
Madre del Señor es modelo: "La Iglesia, tomando a María como
modelo, ha de imitarla también en su relación con este altísimo
misterio". Imitar, ante todo, su fe y su amor, en la anunciación y en
la visitación a Isabel, donde María es realmente tabernáculo vivo
de Cristo; en el Calvario y, más allá, cuando recibió la Comunión
eucarística de manos de los Apóstoles. Una fe y un amor que —
como en el Magníficat— se desbordan en alabanza y en acción
de gracias. Es grande la riqueza de matices de esta llamada a la
imitación de María "mujer eucarística", que la teología ha
contemplado sobre todo en el contexto de la vida espiritual.
Cuando María era ya tabernáculo vivo del Hijo de Dios encarnado,
escuchó aquella alabanza: beata, quae credidit (Lc 1, 45). "Feliz la
4
que ha creído”. María ha anticipado también en el misterio de la
Encarnación la fe eucarística de la Iglesia. Cuando en la Visitación
lleva en su seno el Verbo hecho carne, se convierte de algún
modo en "tabernáculo" —el primer "tabernáculo" de la historia—
donde el Hijo de Dios, todavía invisible a los ojos de los hombres,
se ofrece a la adoración de Isabel, como "irradiando" su luz a
través de los ojos y la voz de María".
         La fe de María hacía su inteligencia tan "connatural" al
misterio sobrenatural, que debemos considerar en Ella una
"plenitud de fe" correspondiente a la plenitud de gracia con la que
Dios la elevó desde su inmaculada concepción. Ciertamente,
Santa María tuvo unos motivos de credibilidad excepcionales
(sobre todo: el anuncio de San Gabriel; el experimentar que
efectivamente tenía en sus entrañas, sin obra de varón, el Hijo
anunciado; que también Santa Isabel y luego San José habían
recibido de lo Alto el anuncio de su maternidad divina). Sin
embargo, también en Ella, la fe fue siempre "de lo que no se ve"
(cfr. Hb 11, 1). "Si Dios ha querido ensalzar a su Madre, es
igualmente cierto que durante su vida terrena no fueron ahorrados
a María ni la experiencia del dolor, ni el cansancio del trabajo, ni el
claroscuro de la fe".
En el memorial del Calvario está presente todo lo que Cristo ha
llevado a cabo en su pasión y muerte. Por tanto, no falta lo que
Cristo ha realizado también con su Madre para beneficio nuestro.
Le confía al discípulo predilecto y, en él, le entrega a cada uno de
nosotros: "¡He aquí a tu hijo!". Igualmente dice también a
nosotros: ¡He aquí a tu madre!". Vivir en la Eucaristía el memorial
de la muerte de Cristo implica también recibir continuamente este
don. Significa tomar con nosotros —a ejemplo de Juan— a quien
una vez nos fue entregada como Madre" (Ecclesia de Eucharistia
n. 53-57).

Canto: SANTA MARÍA DEL CAMINO 457

10. Preces comunitarias.


(Dos lectores, irán alternando con la respuesta de la
comunidad).
R. Por intercesión de María escúchanos señor

5
1. Te alabamos, Padre porque el drama de la humanidad, ante las
angustias de los pequeños y de los débiles, ante el aparente
fracaso de los pacificadores, tenemos por madre a María, Reina
de la Paz. R.

2. Te alabamos, Padre porque ante un mundo que cierra sus


entrañas a la vida, ante una cultura del egoísmo que prescinde de
los niños inocentes, encontramos en María, Madre de Dios, un
mensaje esperanzador de una maternidad pura y generosa. R.

1. Te alabamos, Padre porque ante un mundo que rechaza a los


ancianos y a los enfermos por inútiles y molestos, nos ofreces el
mensaje evangélico de la misericordia que María ejercitó junto a
su parienta Isabel y al pie de la Cruz de su Hijo

2. Te alabamos, Padre porque ante un mundo que enaltece a los


ricos y poderosos, que premia a los soberbios, Tú pones en boca
de María la oración y el ejemplo de los pobres y los humildes. R.

1. Te alabamos, Padre, porque, aunque la sociedad nos empuja


casi únicamente al bienestar del cuerpo y los sentidos, María
Virgen, Esposa de tu Espíritu, nos estimula a fomentar los valores
del Evangelio. R.
2. Te alabamos, Padre porque ante un mundo manipulador y
egoísta, propones en María un testimonio de respeto a la misión
de tu Hijo y de colaboración con su misión redentora. R.

1. Te alabamos, Padre, porque ante una cultura de lo fugaz y lo


llamativo, nos recuerdas constantemente el ejemplo de María, que
respondió con un ‘sí’ para siempre a la vocación que Tú le
ofrecías. R.

2. Te alabamos, Padre en todas las formas, sobre todo porque


nos has dado la vida, porque nos has dado como hermanos a
todos los hombres; porque quieres que todos seamos uno y para
ello nos alimentas con un mismo Pan bajado del Cielo. R.

Todos. Te alabamos, Padre, Porque en el ‘sí’ de María,


podemos alimentarnos con el cuerpo Eucarístico de tu Hijo.

6
Sac. Confiando en el Señor, que hizo obras grandes en María,
pidamos al Padre que colme de bienes al mundo hambriento:
«Padre nuestro...»

11. Oración de Adoración Eucarística de Juan Pablo II

Todos: Señor Jesús: Nos presentamos ante ti sabiendo que nos


llamas y que nos amas tal como somos.
"Tú tienes palabras de vida eterna y nosotros hemos creído y
conocido que tú eres el Hijo de Dios" (Jn. 6,69).
Tu presencia en la Eucaristía ha comenzado con el sacrificio de la
última cena y continúa como comunión y donación de todo lo que
eres.
Aumenta nuestra fe. Por medio de ti y en el Espíritu Santo que
nos comunicas, queremos llegar al Padre para decirle nuestro SÍ
unido al tuyo. Contigo ya podemos decir: Padre nuestro.
Siguiéndote a ti, "camino, verdad y vida", queremos penetrar en el
aparente "silencio" y "ausencia" de Dios, rasgando la nube del
Tabor para escuchar la voz del Padre que nos dice: "Este es mi
Hijo amado, en quien tengo mi complacencia: Escuchadlo" (Mt.
17,5).
Con esta FE, hecha de escucha contemplativa, sabremos iluminar
nuestras situaciones personales, así como los diversos sectores
de la vida familiar y social.
Tú eres nuestra ESPERANZA, nuestra paz, nuestro mediador,
hermano y amigo.
Nuestro corazón se llena de gozo y de esperanza al saber que
vives "siempre intercediendo por nosotros" (Heb. 7,25).
Nuestra esperanza se traduce en confianza, gozo de Pascua y
camino apresurado contigo hacia el Padre.
Queremos sentir como tú y valorar las cosas como las valoras tú.
Porque tú eres el centro, el principio y el fin de todo.
Apoyados en esta ESPERANZA, queremos infundir en el mundo
esta escala de valores evangélicos por la que Dios y sus dones
salvíficos ocupan el primer lugar en el corazón y en las actitudes
de la vida concreta.
Queremos AMAR COMO TÚ, que das la vida y te comunicas con
todo lo que eres.
Quisiéramos decir como San Pablo: "Mi vida es Cristo" (Flp. 1,21).
Nuestra vida no tiene sentido sin ti.
7
Queremos aprender a "estar con quien sabemos nos ama",
porque "con tan buen amigo presente todo se puede sufrir". En ti
aprenderemos a unirnos a la voluntad del Padre, porque en la
oración "el amor es el que habla" (Sta. Teresa).
Entrando en tu intimidad, queremos adoptar determinaciones y
actitudes básicas, decisiones duraderas, opciones fundamentales
según nuestra propia vocación cristiana.
CREYENDO, ESPERANDO Y AMANDO, TE ADORAMOS con
una actitud sencilla de presencia, silencio y espera, que quiere ser
también reparación, como respuesta a tus palabras: "Quedaos
aquí y velad conmigo" (Mt. 26,38).
Tú superas la pobreza de nuestros pensamientos, sentimientos y
palabras; por eso queremos aprender a adorar admirando el
misterio, amándolo tal como es, y callando con un silencio de
amigo y con una presencia de donación.
El Espíritu Santo que has infundido en nuestros corazones nos
ayuda a decir esos "gemidos inenarrables" (Rom. 8,26) que se
traducen en actitud agradecida y sencilla, y en el gesto filial de
quien ya se contenta con sola tu presencia, tu amor y tu palabra.
En nuestras noches físicas y morales, si tú estás presente, y nos
amas, y nos hablas, ya nos basta, aunque muchas veces no
sentiremos la consolación.
Aprendiendo este más allá de la ADORACIÓN, estaremos en tu
intimidad o "misterio".
Entonces nuestra oración se convertirá en respeto hacia el
"misterio" de cada hermano y de cada acontecimiento para
insertarnos en nuestro ambiente familiar y social y construir la
historia con este silencio activo y fecundo que nace de la
contemplación.
Gracias a ti, nuestra capacidad de silencio y de adoración se
convertirá en capacidad de AMAR y de SERVIR.
Nos has dado a tu Madre como nuestra para que nos enseñe a
meditar y adorar en el corazón. Ella, recibiendo la Palabra y
poniéndola en práctica, se hizo la más perfecta Madre.
Ayúdanos a ser tu Iglesia misionera, que sabe meditar adorando y
amando tu Palabra, para transformarla en vida y comunicarla a
todos los hermanos. Amén. Juan Pablo II

8
12. Reserva del Santísimo Sacramento.

Canto: DIOS ESTA AQUÍ 425

Oremos: Concédenos, Señor y Dios nuestro, a quienes


creemos y proclamamos que Jesucristo nació por nosotros de la
Virgen María, murió por nosotros en la cruz y está presente en
este Sacramento, beber en esta divina fuente el don de la
salvación eterna. Por Jesucristo nuestro Señor. Amen

Alabanzas:

Bendito sea Dios.


Bendito sea su santo nombre
Bendito sea Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre.
Bendito sea el nombre de Jesús
Bendito sea su sacratísimo Corazón
Bendita sea su preciosísima Sangre
Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar.
Bendito sea el Espíritu Santo Paráclito
Bendita sea la gran Madre de Dios María Santísima
Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción
Bendita sea su gloriosa Asunción
Bendito sea el nombre de María Virgen y Madre
Bendito sea San José, su castísimo esposo
Bendito sea Dios en sus ángeles y en sus santos.

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