Armadura de Dios
Armadura de Dios
Armadura de Dios
Tenemos que cubrir toda la armadura de Dios, como un soldado romano, de la �poca de
Pablo, ten�a que armarse para la batalla: �ninguna parte, o miembro del cuerpo,
podr�a ser descubierto! Esta armadura era un conjunto de armas met�licas que
proteg�a el cuerpo de los guerreros:
EL CINTUR�N DE LA VERDAD
Salmos 15: 1-2; Salmos 91:4; Proverbios 12:17; Isa�as 45:19; Juan 8:32; Romanos 2:
2; Efesios 4:15; 1 Juan 2:4.
LA CORAZA DE LA JUSTICIA
�Calcen zapatos que puedan hacerlos andar r�pidamente para predicar las buenas
nuevas de la paz con Dios� (BV).
Los pies son la base del cuerpo; dan sustento y llevan el cuerpo a su destino. �Los
pies representan nuestro andar! Calzar los pies con la preparaci�n del evangelio de
la paz representa el �id� de Jes�s. Pero no s�lo eso; significa que deber�amos ir
preparados, entrenados en el Evangelio del Reino sin pervertir el evangelio de
Cristo, caminando en �l, en santidad de vida (Mateo 28:18-20; G�latas 1:6-7, 11).
EL ESCUDO DE LA FE
EL YELMO DE LA SALVACI�N
El yelmo protege la cabeza. En la cabeza est� el cerebro, otra parte vital del
cuerpo. En el cerebro est� lo que llamamos la mente, o los pensamientos. El yelmo
de la salvaci�n protege nuestra mente de las mentiras del diablo y las influencias
del mundo (Romanos 12:2; Isa�as 60:18). Debemos revestirnos de la salvaci�n (2
Cr�nicas 06:4 ; Salmos 132: 16).
En Hechos 19:13-16, vemos que la autoridad delegada por Jes�s (Lucas 10:19) es
estricta a sus disc�pulos, aquellos que viven bajo su se�or�o, los que caminan con
�l y, por �l son enviados (Marcos 3, 13-14). No hay ning�n poder m�gico de las
palabras: �en el nombre de Jes�s�, �hay poder en la sangre de Jes�s�. �Hay poder,
s�, en el nombre de Jes�s, pero principalmente, en su persona. Si estamos en �l, �l
actuando a trav�s de nosotros, y nosotros bajo su autoridad; �ah�, s�, los enemigos
se someten! �Que quede bien claro: la armadura de Dios es para soldados y
disc�pulos, no para simpatizantes del evangelio!
�Para estar libres de las trampas del enemigo! Cilada es una trampa; es astucia y
enga�o. Enga�ar es llevar al error a trav�s de la ilusi�n, el disfraz, etc.
�Satan�s no tiene poder sobre nosotros, los hijos de Dios! Por eso, intentar�
inducir al error, pues s�lo tendr� autoridad sobre nosotros si nos sujetamos a �l.
�La elecci�n ser� siempre nuestra! Nuestro enemigo puede venir disfrazado como un
�coraz�n lleno de buenas intenciones� (Jerem�as 17: 9); como un hermano �teniendo
en cuenta los asuntos de los hombres y no de Dios� (Mateo 16: 22-23); puede venir a
la palabra de Dios, pero por la mitad o alterada (1 Timoteo 4: 1-2 ; 1 Timoteo 6:
3-5; 2 Pe 2: 1-2, 17; Hechos 17:11); o incluso como un ��ngel de luz� (2 Corintios
11:14). De ah� la necesidad de habitar (estar siempre juntos, viviendo�) al abrigo
del alt�simo (Salmos 91:1) y revestidos de toda la armadura de Dios.
�Para resistir en el d�a malo! Una excelente palabra de Jes�s sobre este tema se
registra en Mateo 7:24-27 todos podemos ser visitados por fuertes lluvias,
inundaciones, tormentas, vendavales, etc. Pero, nuestra salvaci�n estar� en ser
practicantes de las verdades pronunciadas por Jes�s, �y as� estar afirmados sobre
la roca que sostendr� nuestra casa en pie!
�Para permanecer firmes despu�s de la victoria! Una guerra est� hecha de muchas
batallas y luchas. Vestidos de toda la armadura de Dios, cada vez que ganemos una
batalla, vamos a estar firmes y abundantes en la obra del Se�or, sabiendo que en
�l, nuestro trabajo no es en vano (1 Corintios 15:57-58), y la victoria,
garantizada: �Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la
victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. �Qui�n es el que vence al mundo, sino
el que cree que Jes�s es el Hijo de Dios?� (1 Juan 5: 4-5). Hasta que venga la
pr�xima batalla �
Pero no orar de cualquier manera: una oraci�n nacida y guiada por el Esp�ritu Santo
que nos ayuda en nuestra debilidad y conoce la mente del Padre, y as� puede
interceder adecuadamente por los hombres *(Romanos 8:26-27)*;
Con s�plicas. Orar con s�plica es orar con humildad, reconociendo nuestra situaci�n
de necesitados, de pecadores; es orar y permanecer orando; es no desistir antes de
venir la respuesta, es ser insistente. Es orar seg�n la necesidad (Daniel 10: 2,3;
Ne 1: 4);
Velar con toda perseverancia. �Significa que no podemos darnos el lujo de quedarnos
�relajados� en oraci�n, despu�s de todo estamos en guerra! Es m�s o menos �orar con
uno de los ojos abierto�. Y hay m�s, vemos la exhortaci�n a no desisitir, a orar
hasta el fin (Hechos 1:14);
Por todos los santos. Nuestra oraci�n y s�plica no puede ser ego�sta, dedicada s�lo
a nuestros problemas personales, ya que a medida que buscamos el �Reino de Dios y
su justicia�, nuestras necesidades ser�n r�pidamente suplidas por el Se�or (Mateo
6:33).
La mayor parte de nuestro tiempo de oraci�n debe ser destinada a la intercesi�n por
los otros (2 Timoteo 2:1) como el ejemplo de Pablo, que hac�a eso por sus amados
hermanos (Filipenses 1:3-4; Colosenses 1:9-12; 1 Tesalonicenses 1:2-4), ciertamente
siempre llevado en sus oraciones por el Esp�ritu Santo de Dios.