Práctico Bloque 2 Senso-Motor

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 11

Epistemología Genética. Resumen Práctico Primer parcial.

Bloque 2

El nivel sensorio Motor.

Cada período del desarrollo informa en parte, de los siguientes.


El período anterior al lenguaje puede llamarse “Sensorio-motor” porque, a
falta de función simbólica, el lactante no presenta todavía pensamiento ni
afectividad ligada a representaciones que permitan evocar las personas o los
objetos ausentes.
El niño elabora a ese nivel el conjunto de subestructuras cognositivas que
servirán de punto de partida a sus construcciones perceptivas e intelectuales
ulteriores, así como cierto número de reacciones elementales, que
determinarán de algún modo su afectividad subsiguiente.
Existe entonces, una inteligencia antes que el lenguaje. En esencial práctica,
es decir, tendente a consecuciones y no a enunciar verdades, esa inteligencia
no deja de resolver finalmente un conjunto de problemas de acción,
construyendo un complejo sistema de esquemas de asimilación, ni de
organizar lo real según un conjunto de estructuras espacio-temporales y
causales.
Esas construcciones se efectúan apoyándose exclusivamente en
percepciones y movimientos, esto es, mediante la coordinación senso-
motora de las acciones.
Es difícil precisar cuando aparece esta inteligencia. Lo que se da de hecho es
una sucesión continua de estadios, cada uno de los cuales señala un nuevo
progreso parcial, hasta el momento en que las conductas alcanzadas
presentan caracteres que tal o cual psicólogo reconoce como “inteligencia”.
El problema es alcanzar el mecanismo de esa progresión continua en sí
misma.
Ese mecanismo consiste en la asimilación, es decir, que toda relación nueva
está integrada a un esquematismo o en una estructura anterior. Por ende hay
considerar la actividad organizadora del sujeto tan importante como las
relaciones inherentes a los estímulos exteriores.
E – OG- Respuesta.

Estadío 1

Hay que buscar punto de partida del desarrollo en las actividades


espontáneas y totales del organismo y en los reflejos concebidos a la vez
como una diferenciación de ellas y como capaces, en algunos casos de
presentar una actividad funcional que implica la formación de esquemas de
asimilación.
El organismo nunca es pasivo, siempre está en interacción recíproca con el
objeto.
En lo que concierne a los reflejos del recién nacido, resulta que los que entre
ellos presentan una importancia particular para el porvenir (succión), dan
lugar a lo que uno de nosotros ha llamado “ejercicio reflejo”, es decir, una
consolidación por ejercicio funcional. De ese modo, el recién nacido mama de
manera más segura y encuentra más fácilmente el pezón cuando se le deja,
después de algunos días, que en los primeros ensayos. La asimilación
reproductora o funcional, que asegura ese ejercicio se prolonga, por otra
parte, en una asimilación generalizadora.
La asimilación empleada no deja de tener un papel fundamental, porque esa
actividad que impide considerar el reflejo como puro automático explica,
extensiones ulteriores del esquema reflejo y la formación de los primeros
hábitos.
Adquisición por asimilación senso-motora en juego en el reflejo. (chupar el
pulgar)
Esa adquisición se inscribe en un esquema reflejo ya constiuido y se limita a
extenderlo por integración de elementos senso-motores.
Estadio 2

Según tal modelo se construyen los primero hábitos.


Pero incluso llamando hábitos a las conductas adquiridas tanto en su
formación como en sus resultados automados, el hábito no es aún
inteligencia. Un hábito elemental se basa en un esquema senso-motor de
conjunto, en el seno del cual no existe, desde el punto de vista del sujeto,
diferenciación entre los medios y los fines, ya que el fin en juego sólo se
alcanza por una obligada sucesión de movimientos que a él conducen, sin
que se pueda, al comienzo de la conducta, distinguir un fin perseguido
previamente y, luego, los medios escogidos entre varios esquemas posibles.
En un acto de inteligencia, al contrario, existe la persecución de un fin
planteado desde el comienzo, luego, búsqueda de los medios apropiados;
medios que son suministrados por los esquemas conocidos, pero ya
diferenciados del esquema inicial que señalaba su finalidad a la acción.

Estadio 3

Presenta las transiciones siguientes a partir del momento, hacia los cuatro
meses y medio, en que hay una coordinación entre la visión y la aprehensión.
El sujeto atrapa el cordón que tiene por efecto sacudir los sonajeros
suspendidos en él.
Repite el acto varias veces, lo que constituye una “reacción circular”, es decir,
un hábito en estado naciente, sin finalidad previamente diferenciada de los
medios empleados. Pero, a continuación, basta suspender un nuevo juguete
del techo para que el niño busque el cordón, lo que constituye un principio
de diferenciación entre el fin y el medio.
No hallamos así en el umbral de la inteligencia.
Estadio 4

En un cuarto estadio se observan actos más completos de inteligencia


práctica, se le impone al sujeto una finalidad previa, independientemente de
los medios que vaya a emplear.
Pero durante este cuarto estadio, si la coordinación de los medios y de los
fines es nueva, y se renueva en cada situación imprevista, los medios
empleados sólo se toman de los esquemas de asimilación conocidos.

Estadio 5 (11 a 12 meses)

Se añade a las conductas precedentes una reacción esencial, la búsqueda de


medios nuevos por diferenciación de los esquemas conocidos.
A este respecto, puede citarse lo que llamamos conducta del soporte. Si un
objeto demasiado lejos se halla en una alfombra, el niño, después de haber
intentado en vano alcanzar directamente el objetivo, puede lograr coger una
esquina del tapiz y observando entonces una relación entre movimientos de
la alfombra y los del objeto, llega, poco a poco, a tirar de la alfombra para
conseguirlo.

Estadio 6

Un sexto estadio señala el término del período senso-motor y la transición


con el período siguiente. El niño se hace capaz de encontrar medios nuevos,
no ya sólo por tanteos exteriores o materiales, sino por combinaciones
interiorizadas, que desembocan en una comprensión repentina o insight.
Conducta del bastón.
El criterio del insight es, ciertamente, demasiado estrecho, porque, gracias a
una serie ininterrumpida de diversos niveles, los esquemas senso-motores se
hacen susceptibles de esas nuevas combinaciones y de esas interiorizaciones
que hacen posibles, finalmente, la comprensión inmediata de situaciones.
Este último nivel no puede ser separado de aquellos cuyo acabamiento
simplemente señala.

La construcción de lo Real

El sistema de los esquemas de asimilación senso-motores desemboca en una


especie de lógica de la acción, que implica poner en relaciones y en
correspondencias, ajustes de esquemas, en una palabra. Estructuras de
orden y reuniones que consituyen la subestructura de las futuras operaciones
del pensamiento.
La inteligencia senso-motora, sin embargo organiza lo real. Por su
funcionamiento mismo, las grandes categorías de la acción que son los
esquemas del objeto permanente, del espacio, del tiempo y de la causalidad,
subestructuras de las futuras nociones correspondientes.
En el transcurso de los 18 primeros meses se efectúa, por el contrario, una
especie de revolución copernicana, o mas simplemente dicho, de “des-
centración” general, de modo que el niño acaba por situarse como un objeto
entre otros, en un universo formado por objetos permanentes, estructurado
de manera espacio-temporal y sede de una causalidad a la vez espacializada y
objetivada en las cosas.

El objeto permanente.

Ese universo práctico elaborado en el segundo año está, ante todo, formado
de objetos permanentes. El universo inicial es un mundo sin objetos, que sólo
consiste en “cuadros” móviles e inconsistentes, que aparecer y luego se
reabsorben por completo.
En el estadio cuatro la posición del objeto parece depender de las acciones
anteriormente realizadas y no de sus desplazamientos autónomos e
independientes

En el Estadio V el objeto es buscado, por el contrario, en función sólo de sus


desplazamientos, salvo si estos son muy complejos. En el estadio VI se agrega
el juego de inferencias que logran dominar ciertas combinaciones. (Levantar
cojín y solo encontrar debajo otro obstáculo imprevisto, que es entonces
levantado inmediatamente)
La conservación del objeto, es principalmente, función de su localización.
Este hecho muestra que la construcción del esquema del objeto permanente
es solidaria toda la organización espacio-temporal del universo práctico, así,
naturalmente, como de su estructuración causal.

El espacio y el Tiempo

Al principio no existen ni un espacio único ni un orden temporal que


engloben los objetos y los acontecimientos. Sólo se da un conjunto de
espacios heterogéneos, centrados todos en el cuerpo propio. Espacio bucal,
táctil, auditivo, posicional, y ciertas impresiones temporales, pero sin
coordinaciones objetivas.
Esos espacios se coordinan luego progresivamente pero esas coordinaciones
siguen siendo parciales mucho tiempo, en tanto que la construcción del
esquema del objeto permanente no conduce a la distinción fundamental.

En solidaridad con las conductas de localización y de búsqueda del objeto


permanente, los desplazamientos se organizan finalmente (Estadios V y VI)
en una estructura fundamental, que constituye la armazón del espacio
práctico, en espera de servir de base, una vez interiorizada, a las operaciones
métricas euclidiana.
GPD.

En correlación con esta organización de las posiciones y de los


desplazamientos en el espacio, se constituyen, naturalmente, series
temporales objetivas, ya que en el caso del grupo práctico de los
desplazamientos, éstos se efectúan materialmente de modo progresivo y uno
tras otro, por oposición a las nociones abstractas que construirá más tarde el
pensamiento y que permitirán una representación de conjunto simultánea y
cada vez más extratemporal.

La causalidad.

El sistema de los objetos permanentes y de sus desplazamientos es, por otra


parte, indisociable de una estructuración causal, porque lo propio de un
objeto es ser la fuente, el lugar o el resultado de acciones cuyas relaciones
constituyen la categoría de la causalidad.
Mas, en paralelo completo con el desarrollo de los esquemas precedentes, la
cusalidad sólo se hace objetiva y adecuada al término de una larga evolución.
La causalidad inicial puede denominarse mágico-fenomenista; porque
cualquier cosa puede producir cualquiera otra según las reacciones
anteriores observadas; y mágica porque se centra en la acción del sujeto.
A medida, por el contrario, que el universo es estructurado por la inteligencia
senso-motora según una organización espacio-temporal y por la constitución
de los objetos permanentes, la causalidad se objetiva y se especializa.
Alfombra.
El aspecto cognositivo de las reacciones Sensoro motoras.

Las Formas iniciales están constituidas por estructuras de ritmos, como las
que se observan en los movimientos espontáneos y globales del organismo,
cuyos reflejos no son, sino diferenciaciones progresivas. Dependen a su vez
de la estructura de ritmo.

Vienen en seguida regulaciones diversas que diferencian los ritmos iniciales


siguiendo múltiples esquemas. La forma más corriente de esas regulaciones
es el control por tanteos que intervienen en la formación de hábitos y en los
primeros actos de inteligencia. Alcanzan así una semi reversibilidad
aproximada, por el efecto retroactivo de las correcciones progresivas.

Aparece por fin un comienzo de reversibilidad, fuente de futuras


“operaciones” del pensamiento, pero ya actuando al nivel senso-motor
desde la constitución del grupo práctico de los desplazamientos. El producto
más inmediato de las estructuras reversibles es la constitución de nociones
de conservación o de invariantes de “grupos”. Al nivel senso-motor ya, la
organización reversible de los desplazamientos entraña la elaboración de tal
invariante, bajo la especie de un esquema del objeto permanente.
Pero es obvio que, a ese nivel, ni esa reversibilidad en acción ni esa
conservación son completas, por falta de representación.
Si las estructuras de ritmo no aparecen ya en los niveles representativos
posteriores toda la evolución del pensamiento estará dominada por un paso
general de las regulaciones a la reversibilidad interiorizada u operatoria, es
decir, a la reversibilidad propiamente dicha.
El aspecto Afectivo de las Reacciones Senso-Motoras

El aspecto cognositivo de las conductas consiste en su estructuración y el


aspecto afectivo, en su energética.
Esos dos aspectos son irreductibles y complementarios. Se halla un
paralelismo notable entre sus respectivas evoluciones.

El adualismo inicial

Los afectos propios de los dos primeros Estadios se inscriben con el nombre
de “adualismo”, en el que no existe aún, sin duda, ninguna conciencia del yo,
es decir, ninguna frontera entre el mundo exterior y el interior.
Se trata de un narcisismo sin narciso. Toda la afectividad queda centrada en
el cuerpo y la acción propios, ya que sólo una disociación del yo y de los otros
del no-yo permite la decentration tanto afectiva como cognositiva. Se trata
de una centración inconciente por indeferenciación.

Los afectos observables en ese contexto adualista dependen ante todo de


ritmos generales que corresponden a los de las actividades espontáneas y
globales del organismo: alternancias entre los estados de tensión y de
laxitud, ect. Esos ritmos se diferencian en búsquedas de los estímulos
agradables y en tendencias a evitar los desagradables.
Es preciso ver sólo en la sonrisa un signo de reconocimiento de un complejo
de estímulos en un contexto de satisfacción de las necesidades. No
supondría, pues, que desde el principio, reconcer la persona de otro, sino
que, como la sonrisa del niño es frecuentemente provocada, sostenida y
reforzada, o “gratificada” por la sonrisa del compañero humano, se
convierte, con más o menos rapidez, en un instrumento de intercambio o de
contagio y, en consecuencia, poco a poco, en un medio de diferenciación de
personas y cosas.
Reacciones intermedias

Durante los estadios III y IV, de manera general, se asiste, en función de la


creciente complejidad de las conductas, a una multiplicación de las
satisfacciones psicológicas, que vienen a añadirse a la satisfacciones
orgánicas.
Se observan, nuevos estados de presencia de lo desconocido, cada vez más
diferenciados de lo conocido. Inquietudes en presencia de personas extrañas
al medio ambiente, reacciones ante situaciones insólitas y mayor o menor
tolerancia al stress, la cual aumenta en un contexto de contactos agradables.
El contacto con las personas se hace más importante cada vez, anunciando el
paso del contagio a la comunicación. Antes que se construyan de manera
complementaria el yo y los otros, así como sus interacciones, se asiste a la
elaboración de todo un sistema de intercambios, gracias a la imitación, a la
lectura de los indicios gesticulares y de los mímicos. Lo hacen según los
esquemas que pueden relacionarse con los de la acción propia. Se establece,
incluso, antes o después, una especie de causalidad relativa a las personas.
Es necesario comprender que el conjunto de esos progresos afectivos es
solidario de la estructuración general de las conductas.

Relaciones objetales

Elección de objeto. Narcisista.


Hay una afectividad que es correlativa de la cognoscitiva, no que una domine
a la otra, sino que ambas se producen en función de un mismo proceso de
conjunto.
En la medida en que el niño deja de relacionarlo todo con sus estados y su
propia acción, para sustituir un mundo de cuadros fluctuantes sin
consistencia espacio-temporal ni causalidad exterior o física por un universo
de objetos permanentes, estructurado según sus grupos de desplazamientos
espacio-temporales y según una causalidad objetivada y especializada, es
claro que su afectividad se adherirá igualmente a esos objetos permanentes
localizables y fuentes de causalidad exterior en que se han convertido las
personas. De ahí la constitución de las “relaciones objetales” en estrecha
unión con el esquema de los objetos permanentes.

También podría gustarte