09 Tres Pecados
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09 Tres Pecados
Entramos ahora en la primera semana de los Ejercicios, comenzando con el “primer ejercicio de
meditación con las tres potencias” del alma. [46]
Hemos visto cuál es nuestro fin y el de todas las creaturas. Y el plan de Dios en la creación.
Veamos ahora cuál ha sido la respuesta: el pecado. La creación es como un gran órgano, y nosotros
somos los organistas. Y lo que hicimos fue horrenda estridencia del pecado en vez del himno a la
gloria de Dios. El pecado es la negación práctica del principio y fundamento, negación del servicio de
Dios, de su alabanza, abuso irracional de las creaturas. Es el gran obstáculo en el camino. Es, por
esto, el anti-principio fundamento.
Es muy importante en nuestra vida, llegar a tener un verdadero “sentido del pecado”. Juan Pablo
II decía “Restablecer el sentido justo del pecado es la primera manera de afrontar la grave crisis
espiritual que afecta al hombre de nuestro tiempo” (Reconciliatio et poenitentia, 18) Y quizás no
hacía más que repetir con otras palabras aquello que decía Pío XII 50 años antes: “el pecado de éste
siglo es la pérdida del sentido del pecado”. Y cuánto más en nuestra época…
Por tanto, en esta tarea de ordenar nuestra vida según la voluntad de Dios, es necesario el
considerar aquello que más contraría esto, el pecado. Y verlo primero en otros (ángeles, Adán y Eva)
y luego en nosotros mismos, los pecados que hemos cometido.
San Ignacio pretende que nosotros lleguemos a ver el pecado –en lo que podamos- como Dios
mismo lo ve. Siempre en nuestra vida usamos de lo conocido para aproximarnos a lo desconocido. Si
bien la sabiduría divina supera nuestro entendimiento, podemos de todos modos estar seguros –lo
conocido- de que Dios es infinitamente justo, infinitamente misericordioso e infinitamente sabio. Por
tanto, si Él así ve y castiga el pecado –como lo contemplaremos- no hay dudas de que el pecado es
algo gravísimo.
En este caso nos presenta en esta contemplación el pecado en otros… ya que esto a veces ayuda
a contemplarlo en nosotros. Lo mismo hizo Dios con David –por medio de Natán- en el A.T.
2Sam 12 1 Envió Yahveh a Natán donde David, y llegando a él le dijo: « Había dos hombres en
una ciudad, el uno era rico y el otro era pobre. 2 El rico tenía ovejas y bueyes en gran abundancia; 3 el
pobre no tenía más que una corderilla, sólo una, pequeña, que había comprado. El la alimentaba y ella
iba creciendo con él y sus hijos, comiendo su pan, bebiendo en su copa, durmiendo en su seno igual que
una hija. 4 Vino un visitante donde el hombre rico, y dándole pena tomar su ganado lanar y vacuno para
dar de comer a aquel hombre llegado a su casa, tomó la ovejita del pobre, y dio de comer al viajero
llegado a su casa. » 5 David se encendió en gran cólera contra aquel hombre y dijo a Natán: « ¡Vive
Yahveh! que merece la muerte el hombre que tal hizo. 6 Pagará cuatro veces la oveja por haber hecho
semejante cosa y por no haber tenido compasión. » 7 Entonces Natán dijo a David: « Tú eres ese
hombre. Así dice Yahveh Dios de Israel: Yo te he ungido rey de Israel y te he librado de las manos de
Saúl. 8 Te he dado la casa de tu señor y he puesto en tu seno las mujeres de tu señor; te he dado la casa
de Israel y de Judá; y si es poco, te añadiré todavía otras cosas. 9 ¿Por qué has menospreciado a Yahveh
haciendo lo malo a sus ojos, matando a espada a Urías el hitita, tomando a su mujer por mujer tuya y
matándole por la espada de los ammonitas? 10 Pues bien, nunca se apartará la espada de tu casa, ya que
me has despreciado y has tomado la mujer de Urías el hitita para mujer tuya. 13 David dijo a Natán: «
He pecado contra Yahveh. » Respondió Natán a David: « También Yahveh perdona tu pecado; no
morirás. 14 Pero por haber ultrajado a Yahveh con ese hecho, el hijo que te ha nacido morirá sin
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remedio. »
Y el mismo efecto –la conversión- tenemos que buscar nosotros en estas meditaciones. No
meditamos sobre el pecado por gusto –a quién le puede gustar?- sino para arrepentirnos de ellos y no
volver a cometerlos.
PREÁMBULOS
1º Ponerse en la presencia de Dios,
2º. Oración preparatoria: [46]. Pedir gracia a Dios nuestro Señor, para que todas mis
intenciones, acciones y operaciones sean puramente ordenadas en servicio y alabanza de su
divina majestad.
3º. Composición de lugar [47]
[47] 1º preámbulo. El primer preámbulo es composición viendo el lugar. Aquí es de notar,
que en la contemplación o meditación visible, así como contemplar a Christo nuestro Señor, el qual
es visible, la composición será ver con la vista de la imaginación el lugar corpóreo, donde se halla
la cosa que quiero contemplar. Digo el lugar corpóreo, así como un templo o monte, donde se halla
Jesu Christo o nuestra Señora, según lo que quiero contemplar. En la invisible, como es aquí de los
pecados, la composición será ver con la vista imaginativa y considerar mi ánima ser encarcelada en
este cuerpo corruptible y todo el compósito1 en este valle como desterrado; entre brutos animales.
digo todo el compósito de ánima y cuerpo.
Heme aquí en la tierra del destierro, como en una prisión de carne (un cuerpo corruptible
agobia el alma y esta tienda de tierra abruma el espíritu lleno de preocupaciones, Sab 9,15). Más
aún, bien puedo preguntarme si en ciertas horas de mi vida ¿fui un hombre o un animal sin razón?.
“Ver con la vista imaginativa; y considerarme como desterrado entre brutos animales”. Lo que busca
San Ignacio es tratemos de imaginar algo bien desagradable, que nos de una idea, aunque lejana, de lo
que es el pecado. Decía el Santo Cura de Ars: “Si tuviésemos fe y si viésemos un alma en estado de
pecado mortal, no s moriríamos de terror” (Sacerdoti nostri primordia, p. 221). Y que veamos
también que el pecado nos vuelve igual a las bestias. “el linaje humano convertido casi en un rebaño
de fieras salvajes que mutuamente se devoran”. Casanovas, p. 116.
1
Compuesto
2
según subiecta materia: según el tema que se medita o contempla.
2
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Cristo tras haber realizado la pesca milagrosa, exclamó: « Aléjate de mí, Señor, que soy un hombre
pecador» Lc 5,8.
Hay mayor vergüenza, cuanto mayor es la sabiduría de quien nos ve. O cuando se trata de una
persona bien cercana a nosotros y nos conoce bien (por eso a veces nos cuesta confesarnos con algún
sacerdote amigo). También se tiene mayor vergüenza de aquél de quien he recibido grandes
beneficios, ya que lo defraudamos.
Pues bien, Cristo reúne todo esto. Es sapientísimo, se hizo hombre, cercano a nosotros, y es
nuestro gran Bienhechor, muriendo en la cruz por mis pecados (como vamos a ver en el Coloquio).
Lo segundo que debemos pedir es “confusión”. No comprendo, no entiendo lo que sucede...
¿por qué Dios me da tiempo a mí para purgar mis pecados? ¿Por qué me perdona, siendo que otros
fueron mejores que yo, y a mí me da más oportunidades? No sólo eso, sino que yo no hice más que
ofenderle y pecar contra él, y él no hacer más que amarme hasta dar la vida por mí. No comprendo,
tanto amor me sobrepasa. Raya con la locura. Dios está loco de amor por mí. Pidamos con fervor
“vergüenza y confusión de mí mismo”.
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San Ignacio nos pone en consideración de tres pecados para que comparemos con los nuestros y
la misericordia que Dios ha tenido con nosotros al permitirnos arrepentirnos y encaminar nuestra vida
al cielo.
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tercera parte de los ángeles del cielo fueron los que se revelaron.
No sabemos cuál fue su pecado. Según algunos: amor propio desordenado, por el que se
apartaron de Dios para volverse hacia sí; otros, que de envidia del hombre, hecho a imagen y
semejanza de Dios, y que un día había de serle igualado en gloria cuando el Hijo se encarnara. Pero,
como dice S. Agustín, la envidia sigue a la soberbia; luego el primer pecado de los ángeles habría
sido más bien de soberbia. Tal es la sentencia común de los Padres y Doctores: el diablo habría
pecado ambicionando ser como Dios.
S. Tomás enseña:
“El ángel, sin duda, pecó deseando ser como Dios... deseó como fin último de su
bienaventuranza aquello a lo cual podía llegar por la propia fuerza de su naturaleza, desviando su
voluntad de la bienaventuranza sobrenatural, que viene de la gracia de Dios.” (I,63,3).
Jeremías en 2,20: Oh tú, que rompiste desde siempre el yugo y, sacudiendo las coyundas,
decías: «¡No serviré!». “Non serviam”, es el grito que la Iglesia le aplica a Satanás.
El otro grito en relación con el diablo es el nombre del arcángel Mikael 3: que lucha contra el
diablo y sus ángeles:
“Entonces se entabló una batalla en el cielo: Miguel y sus Ángeles combatieron con el
Dragón. También el Dragón y sus Angeles combatieron, pero no prevalecieron y no hubo ya en el
cielo lugar para ellos. Y fue arrojado el gran Dragón, la Serpiente antigua, el llamado Diablo y
Satanás, el seductor del mundo entero; fue arrojado a la tierra y sus Ángeles fueron arrojados con
él. Ap 12,7-9.
Al punto fueron condenados.
Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que, precipitados en el tártaro los entregó a
las prisiones tenebrosas (2Pe 2,4). A los ángeles que no guardaron su dignidad, y abandonaron su
propio domicilio los tiene reservados en perpetua prisión (Jud. 6).
Y Dios no los perdonó no porque no tuviera misericordia para ello, sino que la misma naturaleza
del ángel hace que esto no sea posible. Como carecen de cuerpo como nosotros, el acto de la voluntad
es tan perfecto que con un solo acto se determinan para siempre a aquello que eligen.
Fueron castigados con el infierno y privados del cielo: en lugar de Dios poseído, Dios perdido;
en lugar de la felicidad sin sombra, la desgracia eterna.
Infierno creado para su tormento. Dice S. Ignacio que “fueron convertidos de gracia en malicia,
y lanzados del cielo al infierno”.
Fueron castigados inmediatamente. En el momento mismo que, en sus mentes privilegiadas
lucía el relámpago fatídico de la rebeldía, cayó sobre ellos el rayo de la justicia. Antes del pecado eran
inocencia, belleza, bondad; después del pecado, malicia, fealdad, horror.
3
Mikael significa “quién como Dios”
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[51] 2º puncto. El segundo: hacer otro tanto, es a saber, traer las tres potencias sobre el
pecado de Adán y Eva; trayendo a la memoria cómo por el tal pecado hicieron tanto tiempo
penitencia, y quánta corrupción vino en el género humano, andando tantas gentes para el infierno.
Digo traer a la memoria el 2º pecado, de nuestros padres, cómo después que Adán fue criado en el
campo damaceno4, y puesto en el paraíso terrenal, y Eva ser criada de su costilla, siendo bedados
que no comiesen del árbol de la sciencia, y ellos comiendo, y asimismo pecando, y después
vestidos de túnicas pellíceas, y lanzados del paraíso, vivieron sin la justicia original, que habían
perdido, toda su vida en muchos trabajos y mucha penitencia; y consequenter discurrir con el
entendimiento más particularmente, usando de la voluntad como está dicho.
4
Damaceno: originario de Damasco
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Para la reflexión patrística y premedieval el principio que rige toda la especulación patrística
en torno a Adán es la convicción de que Adán fue creado perfecto. Los motivos que aducían eran
dos: la perfección que corresponde a una naturaleza humana salida de las manos del Creador en
estado perfecto natural, y además por las dotes particulares que debía revestir Adán para cumplir
su misión de padre y educador del género humano. A la perfección natural de Adán los Padres
añaden dones preternaturales en la inteligencia, como la ciencia infusa, proyectada en él por el
Verbo de Dios5; en la voluntad, (San Juan Damasceno lo describe “decorado de todo género de
virtudes”6); y la gracia divina (San Juan Damasceno resume la enseñanza de los Padres anteriores
diciendo: “El soberano artesano que formó al hombre, le infundió su gracia divina, y por ella se
comunicó él mismo a su creatura”7); en cuanto al momento de la elevación al orden sobrenatural
favorecen la opinión de la creación y elevación simultánea en contra de la opinión de la creación
en un estado de rectitud natural y posterior elevación (tras la disposición de Adán para ser
elevado).
En cuanto a la esencia de la justicia original San Agustín la pone en la rectitud original de la
naturaleza, es decir, en la subordinación de lo inferior a lo superior: del cuerpo al alma, de la
concupiscencia a la voluntad, de la voluntad a Dios; sería un estado de ausencia de concupiscencia:
obedecer a Dios y no sentir en sus miembros la ley de la carne rebelándose contra la ley del Espíritu 8.
Dones naturales, preternaturales y sobrenaturales; dominio sobre las pasiones, sin movimiento
desordenados, inmortalidad corporal; reyes de la creación; sus cuerpos hermosísimos así como sus
almas. Todo esto se lo concedió Dios para un solo fin; para que, alabando a Dios, haciéndole
reverencia y sirviéndolo, llegasen a su perfección.
Pero les impone el deber de someterse al Creador. Como señal de esa sumisión les puso el
precepto de no comer del fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal. Adán y Eva
desobedecieron; experimentaron por si mismos el bien y el mal y adquirieron al margen de Dios la
ciencia que había de hacerlos semejantes a Dios. Tentados por el demonio: Seréis como dioses.
Decía San Alberto Hurtado: “Es un pecado de la misma naturaleza que el de los ángeles. No
nos quedemos en el hecho externo que nos dice poco. Ponderemos lo que es alzarse contra Dios
Creador, contra Dios Padre, negarle lo único que quería en todo el mundo que es la santidad,
destruir nuestro ser sobrenatural”9.
Oyeron Adán y Eva a la serpiente y desconfiaron de Dios. Eso los llevó al pecado.
Experimentalmente en mí veo los efectos: la gran dificultad que siento para las cosas del espíritu,
particularmente para la práctica de la virtud… desorden en los sentimientos, los hombres no se
entienden unos con otros, y cada uno tampoco consigo mismo; por todas partes mentira y maldad; no
encuentro un amigo fiel, ni un espíritu noble; en todas parte vicios e ignorancia... Es cierto que Dios
no quiso así el mundo. Lo que pasa ahora es efecto de la culpa del Paraíso”10.
Ej. subiendo a un cerro en Bariloche “qué macana se mandaron Adán y Eva”.
Ej. del Mochila: “maldita virtud”…
Pero lo más grave de todo: la pérdida del estado de gracia y la vida eterna.
[52] 3º puncto. El tercero: asimismo hacer otro tanto sobre el tercero pecado particular de
cada uno que por un pecado mortal es ido al infierno, y otros muchos sin cuento por menos pecados
que yo he hecho. Digo hacer otro tanto sobre el 3 pecado particular, trayendo a la memoria la
gravedad y malicia del pecado contra su Criador y Señor, discurrir con el entendimiento cómo en el
pecar y hacer contra la bondad infinita, justamente a sido condenado para siempre, y acabar con la
voluntad, como está dicho.
“Un hombre llamado Ananías, de acuerdo con su mujer Safira, vendió una propiedad, y
se quedó con una parte del precio, sabiéndolo también su mujer; la otra parte la trajo y la puso
a los pies de los apóstoles.
Pedro le dijo: « Ananías, ¿cómo es que Satanás llenó tu corazón para mentir al Espíritu
Santo, y quedarte con parte del precio del campo? ¿Es que mientras lo tenías no era tuyo, y
una vez vendido no podías disponer del precio? ¿Por qué determinaste en tu corazón hacer
esto? Nos has mentido a los hombres, sino a Dios. »
Al oír Ananías estas palabras, cayó y expiró. Y un gran temor se apoderó de cuantos lo
oyeron. Se levantaron los jóvenes, le amortajaron y le llevaron a enterrar. Unas tres horas más
tarde entró su mujer que ignoraba lo que había pasado.
Pedro le preguntó: « Dime, ¿habéis vendido en tanto el campo? » Ella respondió: « Sí, en
eso. » Y Pedro le replicó: « ¿Cómo os habéis puesto de acuerdo para poner a prueba al Espíritu
del Señor? Mira, aquí a la puerta están los pies de los que han enterrado a tu marido; ellos te
llevarán a ti. »
Al instante ella cayó a sus pies y expiró. Entrando los jóvenes, la hallaron muerta, y la
llevaron a enterrar junto a su marido.
Un gran temor se apoderó de toda la Iglesia y de todos cuantos oyeron esto”.
Pero pongamos un caso que podría ser más cercano a nosotros. Se trata de un hombre bonachón,
amable con todos, caritativo con los pobres, se preocupa por sus hijos, es trabajador, piadoso, va a
misa todos los domingos y hasta reza el rosario todos los días. Un día cedió ante una tentación... no
fue a Misa por un partido de fútbol, o por estar con los amigos; se quedó con una buena suma de
dinero en el trabajo, etc. Al otro día, ya no se levantó. Murió de un paro cardíaco. Un solo pecado
mortal. Un instante. La fe nos dice que si muere sin estar arrepentido, se condena.
Ej. ¿de una parienta del P. Larumbe?: ladrón que entra a robar y encuentra a la dueña de casa
escondida en el armario con esas cremas (máscaras) que usan las mujeres para la cara y con ruleros…
y se muere del susto.
PUNTO 2: Lo trágico
La justicia rigurosa de Dios se ejerce sobre el pecado personal del hombre con un castigo
personal. Después de mi primer pecado grave podría haber sido alcanzado por la muerte, y si hubiera
sido tan repentinamente que no hubiera sido posible arrepentirme, estaría yo en el infierno.
Hipótesis que no tiene nada de extraordinaria, cuando se piensa en las diarias eventualidades de
la presente vida.
Si he sido tantas veces perdonado, ha sido gracias a Cristo crucificado que me amó y se entregó
por mí (Gal 2,20). Su amor fue real, persona. Y está pidiendo mi amor, y en vez de dárselo; he
crucificado de nuevo a Cristo en mi corazón “Porque es imposible que quienes una vez fueron
iluminados, y gustaron también el don celestial, y llegaron a recibir el Espíritu Santo, y saborearon la
palabra divina y la manifestación de la fuerza del mundo venidero, y no obstante cayeron, vuelvan a
la conversión, ya que, para su propio daño, crucifican de nuevo al Hijo de Dios y lo exponen a
pública infamia” (Heb 6,4-6).
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En el punto siguiente, San Ignacio explica qué es un coloquio: [54] El coloquio se hace propiamente hablando,
así como un amigo habla a otro, o un siervo a su Señor; quándo pidiendo alguna gracia, quándo culpándose por
algún mal hecho, quándo comunicando sus cosas, y queriendo consejo en ellas; y decir un Pater noster. En el nº
199 lo explica con más detalle..
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