Preocupación Sermón 3
Preocupación Sermón 3
Preocupación Sermón 3
Sermón 3
PREOCUPACIÓN
Buscando un mejor camino hacia la paz
Mateo 6:19-25
En Mateo 6:19-25, vemos la primera razón por la cual la preocupación es pecado: Jesús
nos dice que la preocupación es idolatría: “Ninguno puede servir a dos señores; porque o
aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis
servir a Dios y a las riquezas” (v24)
¿Qué es idolatría?
“Idolatría significa adorar a alguien o algo distinto del único Dios vivo y verdadero”.1
La idolatría, entonces, es una señal de que en cierta forma estás confiando en ti mismo,
de que estás construyendo tu vida en alguna medida sobre cosas o personas distintas de
Jesús, y la preocupación es una expresión de la idolatría remanente en nuestro corazón.
Cuando nos presentamos ansiosos, es un indicador automático de que las lealtades de
nuestro corazón están temporalmente divididas.
El texto Bíblico que hemos escuchado, muestra cómo la idolatría “compite” con Dios de
varias maneras.
1. Posesiones antagonistas:
Jesús nos dice que acumulemos tesoros celestiales e imperecederos -no tesoros
terrenales y perecederos.
2
Clarkson D. La idolatría del alma excluye al hombre del cielo (Portavoz de la gracia n° 17) (Spanish Editión) (p. 8)
3
Jones, Robert D. ¿Por qué te preocupas?: Entendiendo la causa de tu ansiedad (Recursos para cambiar vidas) (Spanish Edition) (p. 12).
Publicaciones Faro de Gracia. Edición de Kindle.
IGLESIA PRESBITERIANA REFORMADA “SINAÍ”
Sermón de día miércoles
“No almacenes tesoros aquí en la tierra, donde las polillas se los comen y el óxido los
destruye, y donde los ladrones entran y roban. Almacena tus tesoros en el cielo, donde
las polillas y el óxido no pueden destruir, y los ladrones no entran a robar. Donde esté
tu tesoro, allí estarán también los deseos de tu corazón”. (Mateo 6:19-21 NTV)
Aquello que valoramos por encima de todo – por lo cual vivimos – gobernará nuestras
vidas. Nuestro tesoro nos controlará. “Donde esté tu tesoro, allí estarán también los
deseos de tu corazón”.
En contraste, los tesoros celestiales son permenentes – asegurados por siempre para
nosotros. Incluyen todo beneficio hallado en Cristo, cada joya de la herencia
abundante que con Su muerte Jesús adquirió para nosotros, su pueblo (Efesios 1:1-14;
1 Pedro 1:1-9)
El hecho de ver a Dios y al Cordero, el hecho de estar con ellos —en esta vida y para
siempre—, sobrepasa y eclipsa completamente las baratijas perecederas que nosotros
atesoramos neciamente.
2. Ojos antagonistas:
La preocupación también revela formas en que miramos la vida con ojos rivales.
Un buen ojo deja que la luz de Dios entre al cuerpo, mientras que un ojo malo resulta en
un cuerpo oscuro.
Cuando no tenemos un buen ojo —que enfoque nuestra mirada en Jesús y Su reino—
estaremos llenos de la oscuridad de la preocupación crónica o invadidos por graves
preocupaciones. Nuestra visión será borrosa, temporal, terrenal y limitada.
No es ninguna sorpresa que la Escritura nos llame a buscar “las cosas de arriba, donde
está Cristo sentado a la diestra de Dios” (Colosenses 3:1) y a poner “los ojos en Jesús, el
autor y consumador de la fe” (Hebreos 12:2).
3. Señores antagonistas:
La preocupación revela formas en que servimos a señores rivales. Jesús termina está
sección con una advertencia clara: “Ninguno puede servir a dos señores; porque o
aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No
podéis servir a Dios y a las riquezas”. (V24)
Jesús declara que no podemos servir a Dios y también a alguien o algo más, ya sea el
dinero (un objeto común de nuestras preocupaciones) o cualquier otro dios. Adorar a Dios
es un deber exclusivo. Cuando dejamos de seguir al Dios verdadero, buscamos vivir para
nosotros mismos al adorar sustitutos. Las cosas por las cuales nos preocupamos revelan
nuestros dioses falsos: complacer a nuestro cónyuge, un legalismo perfeccionista, nuestros
hijos, dinero, venganza, éxito, reputación, conveniencia y cosas por el estilo.
¿Qué es lo que Dios nos llama a hacer en respuesta a la idolatría de nuestra preocupación?
Arrepentirnos. El arrepentimiento implica confesar a Dios las formas específicas en que
estamos confiando en nosotros mismos y adorando a los dioses falsos que hemos puesto en
el trono de nuestro corazón.
Asimismo:
Además:
Experimentamos dolor por las formas en que hemos ignorado a Dios y lo hemos ofendido.
Nos lamentamos por las formas en que nuestra ansiedad ha lastimado a otros.
Por último: