48 Lapruebajudicial
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1.- INTRODUCCIÓN
La prueba constituye una fase esencial del proceso en la que el órgano jurisdiccional
debe formar su convicción sobre la veracidad de las alegaciones vertidas por las partes en
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Ciñéndonos al ámbito del proceso civil, como consecuencia del principio dispositivo y
de aportación de parte, son los litigantes quienes deben introducir los hechos y la prueba
sobre esos hechos necesitados de prueba, teniendo tal carácter aquellos hechos controver-
tidos en los que exista discusión entre las partes. La carga de la prueba recae principalmente
sobre las partes, valiéndose de los medios de prueba previstos legalmente, si bien, excep-
cionalmente, el juez puede acordar de oficio alguno de estos medios de prueba a través de
las denominadas, hasta ahora, diligencias para mejor proveer, llamadas en la nueva ley dili-
gencias finales, siempre y cuando concurran los presupuestos establecidos legalmente (vid.
arts. 340 LEC de 1881 y 435 LEC).
1 CORTÉS DOMÍNGUEZ, V., Derecho Procesal Civil, (con GIMENO SENDRA y MORENO CATENA),
Madrid, 1996, págs. 199 y ss.; GÓMEZ COLOMER, J.L., , El nuevo proceso civil (Ley 1/2000), (con MONTE-
RO AROCA, MONTÓN REDONDO y BARONA VILAR), Valencia, 2000, págs. 253-254.
Sin embargo, como pone de manifiesto RAMOS MÉNDEZ (Derecho Procesal Civil, Barcelona, 1990, págs.
485-488) no existe unanimidad en la doctrina procesalista en torno a los elementos integrantes del concepto de
prueba o su finalidad de manera que, si bien es cierto que la prueba tiende a la consecución del convencimiento
psicológico del juez sobre la veracidad de las alegaciones vertidas por las partes en el proceso, hay otros elemen-
tos que deben tenerse en consideración, y así, por ejemplo, el dato humano, la personalidad del juez, primando la
convicción judicial sobre la verdad de las afirmaciones. Además, como apunta este autor, el concepto de prueba
trasciende al proceso debiendo considerarse que si la prueba es una actividad de comprobación o de verificación,
lógicamente se debe haber seguido un camino para llegar a alcanzar el conocimiento de lo que luego se afirma
como cierto. Este camino se denomina heurística y se define como la disciplina o método tendente a la averigua-
ción preprocesal de los hechos en vista a su ulterior afirmación en los autos y consiguiente fijación a través de la
prueba, actividades de investigación que aunque excluidas del concepto de prueba procesal, no cabe duda que
resultan de atención preferente para la eficacia práctica de la prueba y su éxito en el proceso. Se ha intentado tam-
bién una construcción doctrinal que aglutine todos estos elementos, definiéndose de esta manera la prueba como
la actividad de comparación entre una afirmación sobre unos hechos y la realidad de los mismos encaminada a
formar la convicción del juez. Finalmente, GUASP (Estudios jurídicos, Madrid, 1996, págs. 393-394) distingue
entre la prueba procesal y la prueba civil o prueba material que, a diferencia de la primera, a la que le confiere la
finalidad de conseguir la convicción psicológica del juzgador sobre los hechos aportados al proceso, es la que tien-
de a producir en el desarrollo normal de las relaciones jurídicas convicciones o creencias de tipo objetivo aptas
para la satisfacción de las exigencias del tráfico jurídico, extrayendo a continuación importantes consecuencias de
esta distinción en orden al régimen de las mismas por la lex fori o la lex causae.
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2.1.- Concepto
La prueba pericial o dictamen de peritos es un medio de prueba en virtud del cual una per-
sona con conocimientos especializados o técnicos que el órgano jurisdiccional no tiene, pero
ajena al proceso, los aporta al mismo para que el juez pueda valorar mejor la naturaleza de
los elementos o hechos de prueba, sin olvidar que esa prueba debe referirse precisamente a
conceptos, juicios y máximas de experiencia propias de un saber especializado3. Por tanto, la
2 Vid. para un mayor conocimiento del tema, FONT SERRA, E., La prueba en el Anteproyecto de Ley de
Enjuiciamiento Civil, “La Ley, t. III, 1998, págs. 1805 y ss.; GÓMEZ DE LIAÑO. F., La nueva Ley de
Enjuiciamiento Civil (Noticia sumaria de un nuevo orden procesal), Oviedo, 1999; MORENO CATENA, V.,
Algunos problemas de la prueba en el Anteproyecto de Ley de Enjuiciamiento Civil, en “El proceso civil y su
reforma”, Madrid, 1998, págs. 297 y ss.; PICÓ I JUNOY, J., La prueba en el proyecto de Ley de Enjuiciamiento
Civil, “La Ley”, t. III, 1999, págs. 1827 y ss.
3 Las máximas de experiencia son, siguiendo a STEIN (El conocimiento privado del juez, (Traducción de
De la Oliva Santos), Madrid, 1990, pág. 22), “definiciones o juicios hipotéticos de contenido general, desligados
de los hechos concretos que se juzgan en el proceso, procedentes de la experiencia, pero independientes de los
casos particulares de cuya observación se han inducido y que, por encima de esos casos, pretenden tener validez
para otros nuevos”.
A su vez SERRA DOMINGUEZ (El recurso de casación, en “La reforma de los procesos civiles (Comentario
a la Ley 10/1992, de Medidas Urgentes de Reforma Procesal”, Madrid, 1993, págs. 259 a 264) diferencia distin-
tas clases o categorías de máximas de experiencia: 1) Las máximas de experiencia probatorias, bien incidiendo en
la carga probatoria, bien en la valoración de los medios de prueba, bien en la formación de la presunción; 2) las
que permiten la valoración jurídica de determinados hechos, tales como los determinantes de la existencia de culpa
o causa lícita o ilícita en los contratos; 3) las que contienen standards jurídicos, completando las normas jurídicas
que se remiten a las reglas de la vida a través de juicios de valor del órgano jurisdiccional, tales como la diligen-
cia de un buen padre de familia o la moral y el orden público; 4) y, por último, las máximas de experiencia que se
utilizan en la interpretación de los negocios jurídicos.
Finalmente, coincidimos con GARCIANDÍA GONZÁLEZ, P. M., La peritación como medio de prueba en el
proceso civil español, Pamplona, 1999, pág. 186) en que cuando “una persona media normal –entendida en unas
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función del perito es precisamente esa, la de aportar dichos conocimientos en razón funda-
mental a la circunstancia de que por su profesión, por su pericia o por su experiencia, esté en
posesión de tales elementos de conocimiento que precise el órgano jurisdiccional para poder
resolver o apreciar los hechos o algún hecho de influencia en el pleito4.
En este sentido, la prueba de peritos se menciona entre los diferentes medios de prueba
tanto en la Ley de Enjuiciamiento Civil de 1881 como en la nueva ley procesal civil (arts.
578.5 y 610 a 632 y 299.4 y 335 a 352, respectivamente), y hasta ahora en los arts. 1242 y
1243 Cc., si bien estos últimos han sido derogados por la disposición derogatoria segunda
de la nueva Ley de Enjuiciamiento Civil.
Debemos considerar no obstante que estamos ante un particular medio de prueba pues-
to que, como dice GARCIANDÍA GONZÁLEZ además de la función probatoria que el
perito debe desempeñar en el proceso cuando actúa sobre los hechos, subsumiéndolos en
las máximas de experiencia que él incorpora, en otras ocasiones el perito proporciona sim-
plemente estas máximas de experiencia, supliendo la falta de conocimientos especializados
del juzgador, supuesto en el cual actúa como un mero auxiliar del órgano jurisdiccional sin
cumplir estrictamente la finalidad probatoria6.
concretas coordenadas temporales y espaciales- no puede derivar la máxima de experiencia que se precisa en un
supuesto determinado, por quedar su inducción limitada a una pocas personas capaz de llevarla a cabo, o no está
facultada para aplicar una máxima de experiencia con la pericia y precisión que esta labor requiere, podremos
decir que, aunque solamente sea por extensión, nos hallamos aquí ante una máxima de experiencia de carácter
especializado. En conclusión, optamos por hablar de máximas de experiencia científica, técnica, artística o prác-
tica, señalando con estos términos al ámbito limitado en que tuvo lugar la experiencia de la que surgieron, subra-
yando su carácter especializado en relación a su aplicación a los hipotéticos supuestos que puedan surgir, y til-
dando de peritos a las personas que, capaces de su inducción o posterior aprehensión, pueden proporcionar dichas
máximas”.
4 GÓMEZ COLOMER, J.L., El nuevo..., op. cit., pág. 311.
5 GARCIANDÍA GONZÁLEZ, P. M., La peritación..., op. cit. págs. 183 y ss.
6 GARCIANDÍA GONZÁLEZ (La peritación..., op. cit., págs. 225 a 227). En el mismo sentido ya GUASP
(Estudios..., op. cit., pág. 417) advertía del error en que incurrían quienes eran partidarios de conceptuar a la prue-
ba pericial como un medio de auxiliar al juez, considerando tal cometido como algo contrapuesto a la finalidad
propia de los medios de prueba. Para este autor es precisamente la especialidad de este medio de prueba el que
induce a dudar sobre su cualificación como tal, pero que, al fin y al cabo, el perito presta su declaración en el pro-
ceso y es examinado por el juez de manera análoga a la del testigo, de modo que la diferencia en realidad entre
ambos medios probatorios estriba en que los datos sobre los que presta su declaración el testigo no eran procesa-
les en el momento de su observación y los del perito ya tienen esta consideración en el momento en que cumple
con el encargo judicial.
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2.2.- Características
La prueba pericial es un medio de prueba de naturaleza personal, puesto que es una per-
sona, el perito, quien dictamina e informa al juez. Consiguientemente, resulta esencial dis-
cernir entre el perito y sus conocimientos técnicos y especializados, fuente de la prueba, y
el informe o dictamen que prestará en el proceso a través del procedimiento establecido
para ello, medio de prueba10.
Por su parte para FONT SERRA (El dictamen de peritos y el reconocimiento judicial en el proceso civil,
Madrid, 2000, págs. 37 y ss) la prueba mediante dictamen de peritos es un medio de prueba sui generis con pun-
tos de contacto y afinidades con los demás medios de prueba y, a la vez, con peculiaridades que la especifican.
7 Esto es así porque, como veremos, la recusación es posible únicamente para los peritos designados judi-
cialmente, mientras que los presentados por las partes sólo pueden ser objeto de tacha, que será tenida en cuenta,
en su caso, en el momento de la valoración de la prueba.
8 Y ello pese a que la propia Exposición de Motivos de la Ley (apdo XI) se inclina “coherentemente” por
entender que el dictamen de peritos es un medio de prueba.
9 Advierten de este peligro, entre otros, GARCIANDÍA GONZÁLEZ, P. M., La peritación..., op. cit., págs.
361 y ss. y PICÓ I JUNOY, J., La prueba...,op. cit., págs. 1826 y 1833 y ss. Ambos se muestran partidarios de
mejorar la regulación actualmente vigente en vez de optar por el nuevo sistema proyectado legalmente, postulan-
do su supresión.
10 Como afirma GUASP (Estudios..., op. cit., pág. 409) “medio de prueba es todo aquel elemento que sirve
de una manera u otra para convencer al juez de la existencia o inexistencia de un determinado dato procesal. El
medio es, pues, sea cual sea la naturaleza del mismo, un instrumento, algo que se maneja para contribuir a man-
tener la finalidad específica de la prueba procesal”.
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Concretamente, en lo que respecta a las personas que pueden ser peritos, en primer
lugar, debe tenerse en cuenta que la intervención como perito es incompatible con la con-
dición de juez en el mismo proceso y con la posición de parte. Perito es pues un tercero, o
sea, una persona ajena al proceso, que posee unos conocimientos técnicos especializados,
con o sin título profesional, y que los lleva al proceso tras haberlos aplicado a los hechos u
otros elementos objeto de la prueba.
El perito, por tanto, no tiene que haber presenciado los hechos, no es llevado al proce-
so por ello, y en eso se diferencia del testigo, si bien, en la nueva Ley de Enjuiciamiento
Civil nos encontramos con una figura híbrida “el testigo-perito”, quien testificará sobre
hechos pasados en los que haya intervenido o de los que haya tenido conocimiento por refe-
rencia, admitiéndosele en este sentido las manifestaciones que se deriven de los conoci-
mientos científicos, técnicos, artísticos o prácticos que posea sobre la materia, aunque en
relación a tales manifestaciones las partes podrán hacer notar al tribunal la concurrencia de
las circunstancias de tacha peritos, poniendo de este modo sobre aviso al juez o tribunal de
la posible parcialidad de su declaración (art. 370 LEC)11 .
En segundo término, puede ser tanto una persona física como jurídica (art. 340.2 LEC
que se refiere también a “las Academias e Instituciones culturales y científicas que se ocu-
pen del estudio de las materias correspondientes al objeto de la pericia”)13.
11 Con ello se pretende que tengan entrada en el proceso los informes técnicos de los profesionales de que las
partes se hayan valido antes de que se suscitase el conflicto que dio lugar al proceso, incursos en la causa de tacha
de peritos prevista en el número 3 del art. 343 de la nueva LEC, a saber, “estar o haber estado en situación de
dependencia o de comunidad o contraposición de intereses con alguna de las partes o con sus abogados o procu-
radores”.
12 FONT SERRA, E., El dictamen de peritos…, opc. cit., pág. 175.
13 Destaca GARCIANDIA GONZALEZ (La peritación..., op. cit., pág. 360) el acierto del legislador al per-
mitir la realización de la actividad pericial no sólo a organismos oficiales (“Academias, Colegios o
Corporaciones”) sino también a otro tipo de instituciones culturales o científicas (constituidas incluso con carác-
ter privado) que se ocupen del estudio de determinada materia.
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aunque la ley prefiera lógicamente a los titulados (art. 340.1 LEC). En principio, hay tan-
tos peritos como profesiones existen, excluyendo obviamente a las jurídicas. Perito es, en
efecto, la persona que, sin ser parte, emite declaraciones sobre datos que habían adquirido
ya índole procesal en el momento de su observación; estas dos circunstancias son las que
diferencian la prueba pericial de la confesión o interrogatorio de las partes, según la termi-
nología que emplea la nueva ley procesal, y de la prueba testifical14.
Otra característica de la prueba pericial es que para que sea admisible debe ser necesa-
ria para formar la convicción judicial, porque el legislador condiciona su admisibilidad pre-
cisamente a que para apreciar algún hecho de influencia en el pleito sean necesarios o con-
venientes conocimientos científicos, artísticos o prácticos, de manera que si no fuere así el
juez debería decretar la inadmisión del medio de prueba propuesto por las partes (art. 335
de la nueva LEC). Por tanto, si el juez ya posee esos conocimientos técnicos especializados
no es necesaria la prueba pericial y deberá inadmitirla.
En lo que respecta a la posibilidad de que el juez decrete este medio de prueba de ofi-
cio, en el régimen que contempla la LEC 1/2000, de 7 de enero, pocas son a nuestro juicio
las probabilidades de que esto suceda en el caso de que faltándole tales conocimientos las
partes no hayan propuesto este medio de prueba, ya que se supedita a que las pruebas que
se solicitan por las partes no hayan podido proponerse en tiempo y forma por las mismas o
a las que propuestas no pudieron practicarse por causas ajenas a la parte solicitante o, final-
mente, si se refieren a hechos nuevos o de nueva noticia, si bien, excepcionalmente, el tri-
bunal de oficio podrá acordar que se practiquen otros medios de prueba referentes a hechos
relevantes cuando los actos de prueba no hubieran resultado conducentes a causa de cir-
cunstancias ya desaparecidas e independientes de la voluntad y diligencia de las partes,
siempre que existan motivos fundados para creer que las nuevas actuaciones permitirán
adquirir certeza sobre aquellos hechos (art. 435 de la nueva LEC) 15.
3.1.- Derechos
El perito tiene el derecho básico de cobrar honorarios por la elaboración del dictamen,
conforme al arancel correspondiente, en su caso. El tema se resuelve de manera satisfacto-
ria en la nueva regulación del proceso civil ya que, frente a la situación anterior, se prevé,
de un lado, quién deberá abonar los honorarios del perito designado por el juez y, de otro,
la necesidad de que se realice provisión de fondos al perito nombrado. De esta forma se
resuelve el problema práctico de la “adecuada y tempestiva remuneración de los peritos”
(Exposición de Motivos de la Ley de Enjuiciamiento Civil, apdo XI).
De esta forma, el dictamen que emita el perito de designación judicial será a costa de
quien lo haya pedido, sin perjuicio de lo que se pueda acordar posteriormente en materia de
costas (art. 339.2.1º LEC). Cuando ambas partes lo hubieran pedido inicialmente, el juez
podrá designar, si se muestran conformes, un único perito que emita el informe solicitado.
En tal caso, el abono de los honorarios del peritos corresponderá a ambos litigantes por par-
tes iguales, sin perjuicio de lo que pudiera acordarse en materia de costas (art. 339.2.3º
LEC). Por tanto, de acuerdo con el art. 241 LEC, las costas y gastos del proceso se irán
pagando a medida que se vayan produciendo; todo ello sin perjuicio del derecho que le asis-
te de repercutir esos gastos en la parte contraria, una vez firme la resolución judicial que
ponga fin al proceso a través del procedimiento de apremio, previa su tasación16.
concluye este autor, “con exclusividad, sino en acertada coexistencia, combinados en la proporción que exija el
orden jurisdiccional de que se trate y el lugar y el momento histórico en que nos encontremos”. En el mismo sen-
tido se pronuncia PICÓ I JUNOY, (La prueba..., op. cit., pág. 1827) añadiendo como cautelas la imposibilidad de
que el juez pueda utilizar fuentes probatorias distintas a las que consten en los autos y la necesaria intervención
de las partes en la práctica de la prueba practicada a iniciativa del juez.
16 La minuta del perito que se presente para la tasación de costas puede ser impugnada por la parte condena-
da en costas, en ese caso se le dará audiencia al perito por plazo de cinco días y de ratificarse en su petición se
pedirá informe al Colegio respectivo. El Secretario Judicial a la vista de lo actuado mantendrá la tasación realiza-
da o introducirá las modificaciones que deban hacerse, remitiéndolo al órgano jurisdiccional para que resuelva, lo
que proceda, sin ulterior recurso (art. 245.2 LEC).
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En cuanto a los peritos designados por cada una de las partes hay que entender que se
establece una relación privada, de tal forma que serán ellas las que paguen los honorarios
al perito y, en su caso, la correspondiente provisión de fondos
Por último, para los supuestos en que los litigantes gocen del derecho de asistencia jurí-
dica gratuita, según el art. 6.6 de la Ley de Asistencia Jurídica Gratuita, modificado por la
disposición final decimoquinta de la nueva LEC17: “El derecho de asistencia jurídica gra-
tuita comprende las siguientes prestaciones: 6. Asistencia pericial gratuita en el proceso a
cargo del personal técnico adscrito a los órganos jurisdiccionales, o, en su defecto, a cargo
de funcionarios, organismos o servicios técnicos dependientes de las Administraciones
Públicas. Excepcionalmente y cuando por inexistencia de técnicos en la materia de que se
trate, no fuere posible la asistencia pericial de peritos dependientes de los órganos jurisdic-
cionales o de las Administraciones Públicas, ésta se llevará a cabo, si el juez o tribunal lo
estima pertinente, en resolución motivada, a cargo de peritos designados de acuerdo a lo
que se establece en las leyes procesales, entre los técnicos privados que correspondan”.
En efecto, en primer lugar, según el sistema diseñado por la Ley de Asistencia Jurídica
Gratuita si el justiciable es beneficiario de dicho derecho tan sólo se permite la asistencia
pericial gratuita una vez iniciado el proceso y sin que pueda elegir la persona que deba efec-
tuar el dictamen18.
judicial se vea imposibilitado por causas tan simples como la ausencia de medios técnicos
o la carencia de tiempo para llevar a cabo la peritación, lo que sumado a la falta de una san-
ción específica para el caso de incumplimiento y la no previsión de provisión de fondos,
lleva a concluir que no serán pocos los casos en que se rehuse el peritaje19. Además, no
sería extraño que incluso los técnicos privados se negasen a realizar el peritaje, teniendo en
cuenta el sistema previsto para el cobro de honorarios en los arts. 38 y 39 del Reglamento
que desarrolla la Ley de Asistencia Jurídica Gratuita, los cuales exigen con carácter previo
a la realización de la pericia una previsión del coste de esa prueba y su remisión a la corres-
pondiente Gerencia del Ministerio de Justicia para su aprobación. La previsión quedará
aprobada si en el plazo de un mes no se formula reparo por parte de la Gerencia Territorial
correspondiente, lo que genera obviamente inseguridad para el técnico que deberá realizar
la peritación sin saber si los gastos serán asumidos y abonados por la misma20. No obstan-
te, creemos que con la nueva Ley no le será posible al técnico privado renunciar al encar-
go judicial el cual es obligatorio, ya que la inclusión en la lista que el Colegio respectivo
remite a los órganos jurisdiccionales para proceder a la designación judicial de peritos es
potestativa y depende exclusivamente de la voluntad de los colegiados (art. 341.1 LEC).
Con todo, no será extraño que muchos de ellos al solicitar su inclusión en la referida lista,
no sean conscientes de que puedan encontrarse en esta incómoda situación.
3.2.- Deberes.
De esta forma, una vez designado el perito por el juez y hecho el correspondiente lla-
mamiento, tiene obligación de comparecer para aceptar el cargo, salvo que concurra justa
causa que deberá ser alegada en ese momento (art. 342.2 LEC). Solamente cuando el moti-
vo de la causa sea aceptado por el juez, quedará el perito relevado de su obligación de acep-
tar el nombramiento.
Por último, no siempre será necesario proceder a la ratificación posterior del dictamen
pericial presentado puesto que la presencia del perito en el juicio queda al criterio del órga-
no judicial, pudiendo hacer peticiones en ese sentido las partes (arts. 337.2 y 346 LEC), si
bien, el órgano judicial puede acordar en todo caso mediante providencia que considera
necesaria la presencia del perito en el juicio o la vista para comprender y valorar mejor el
dictamen realizado (art. 346 LEC).
En estos casos, cuando se considere necesaria la intervención del perito, éste estará obli-
gado a comparecer en el día señalado para la celebración del acto del juicio en el procedi-
miento ordinario o la vista del juicio verbal22, salvo que le resulte imposible por causa
mayor u otro motivo de análoga entidad, en cuyo caso deberá manifestarlo así al juez (art.
183.1 LEC). Si el juez acepta la excusa, decidirá, previa audiencia de las partes, si deja sin
efecto el señalamiento del juicio o de la vista y efectúa otro nuevo, o si cita al perito para
la práctica de la actividad probatoria fuera del juicio o vista (arts. 183.4 y 430 LEC).
22 A este respecto el art. 292 LEC establece lo siguiente: “Los testigos y los peritos citados tendrán el deber
de comparecer en el juicio o vista que finalmente se hubiese señalado. La infracción de este deber se sancionará,
previa audiencia por cinco días, con multa de treinta mil a cien mil pesetas. Al tiempo de imponer la multa a que
se refiere el apartado anterior, el tribunal requerirá, mediante providencia, al multado para que comparezca cuan-
do se le cite de nuevo, bajo apercibimiento de proceder contra él por desobediencia a la autoridad”.
318 REVISTA XURÍDICA GALEGA
La responsabilidad civil es toda obligación de satisfacer, por quien la deba o por otra
persona, cualquier pérdida o daño que se hubiera causado a un tercero porque así lo exija
la naturaleza de la convención originaria, se halle determinado por ley, previsto en las esti-
pulaciones de un contrato, o se deduzca de los hechos acaecidos, aunque en la realización
de los mismos no hayan intervenido ni culpa ni negligencia del obligado a reparar. La res-
ponsabilidad implica el sometimiento a la reacción jurídica frente al daño. La finalidad de
esa reacción, que equivale a la represión del daño, se logra por el Derecho transfiriendo el
peso del daño a sujeto distinto del perjudicado; este otro sujeto está obligado a soportar la
reacción jurídica, independientemente de su voluntad y la situación en la que se encuentra
representa, precisamente, la responsabilidad23.
En este ámbito el perito será responsable de los daños que, por falta de la diligencia que
le es exigible en la realización de un peritaje, su actuación cause a las partes o a los terce-
ros. Se trata de los supuestos en que los perjuicios sean consecuencia de la culpa, negli-
gencia o ignorancia inexcusable en el reconocimiento o en el acto de emisión del dictamen.
Estamos pensando en la pérdida del objeto confiado para el examen o el deterioro del
mismo, la realización del reconocimiento sin el debido cuidado o la elaboración del dicta-
men incurriendo en error manifiesto o inexcusable.
Para exigirle responsabilidad civil al perito judicial debemos decidir en primer lugar
ante qué tipo de responsabilidad civil nos encontramos: ante la responsabilidad contractual
del art. 1101 Cc., o ante la extracontractual del art. 1902 Cc. Siguiendo a la opinión domi-
nante24, la responsabilidad civil del perito se acomoda más bien al régimen de responsabi-
lidad extracontractual ya que con la aceptación del encargo judicial no se genera ningún
tipo de relación jurídica entre el perito y las partes, no siendo posible que las partes exijan
la reparación del daño causado con base en la celebración de un contrato inexistente25.
Pero la verdadera dificultad radica en la prueba del ilícito cometido y en la causa de ese
ilícito para exigir la correspondiente responsabilidad26. En el caso concreto que estamos
examinando es necesario, además, que ese dictamen emitido por el perito judicial haya sido
asumido por el juez para resolver un punto litigioso, entonces, sólo cuando se pueda demos-
trar que ese ilícito ha influido en la convicción judicial, se puede derivar responsabilidad
para el perito judicial. La parte perjudicada por esa decisión judicial será la efectivamente
dañada por el dictamen pericial y deberá demostrar, primero, la influencia que ha tenido ese
dictamen irregularmente ejecutado en la decisión judicial y, segundo, que de esa convicción
judicial se ha derivado el perjuicio para él, supuesto en el que dispondrá de una acción de
responsabilidad civil o de resarcimiento del daño producido.
La prueba del daño causado al litigante que alegue la responsabilidad del perito exige
demostrar que precisamente por ese dictamen se ha producido el quebranto en los intereses
del litigante vencido, salvo que expresamente se alegue y así se demuestre en un juicio, que
si el dictamen no fuere como fue, la resolución desestimatoria de su pretensión no se hubie-
re dictado. Debe tenerse en cuenta que la valoración libre del juez dificulta aún más la tarea
de demostrar el nexo de causalidad existente entre el daño causado al litigante vencido y la
importancia determinante del dictamen pericial incorrectamente elaborado o emitido en la
decisión judicial causante de ese menoscabo27.
Simplemente apuntalar todo lo dicho con una STS de la Sala Primera de fecha 16-10-
1985 que establece las siguientes conclusiones en la línea que hemos referido anteriormente:
tractual y al mismo tiempo, del deber general de no dañar a otro, hay una yuxtaposición de responsabilidades (con-
tractual y extracontractual) y da lugar a acciones que pueden ejercitarse alternativa y subsidiariamente u optando
por una o por otra, o incluso proporcionando los hechos al juzgador para que éste aplique las normas en concur-
so (de ambas responsabilidades) que más se acomoden a aquéllos, todo ello a favor de la víctima para lograr un
resarcimiento del daño lo más completo posible” (STS de 28 de junio de 1997, RA 5151). Por muy criticable que
sea esta orientación jurisprudencial, como evidencia este autor, lo que pretende el Alto Tribunal es solucionar
situaciones en que la calificación del supuesto concreto como de responsabilidad contractual o extracontractual
resulta dudosa, por lo que en tal sentido debe valorarse positivamente, aunque, lo cierto es que el camino debiera
ser otro. En tal sentido GARNICA MARTÍN se muestra claramente partidario de discernir entre ambos regíme-
nes de responsabilidad, reduciendo al máximo la zona de conflicto o de duda en la calificación, considerando al
propio tiempo que, en tales casos, no se puede hablar de un concurso de acciones sino de un mero concurso de
normas.
26 Como pone de manifiesto GARCIANDÍA GONZÁLEZ (La peritación..., op. cit., pág. 238) la concreción
de la responsabilidad civil extracontractual resulta difícil de exigir porque se trata de supuestos en que el ilícito
consiste precisamente en que no se ha actuado con la debida diligencia profesional.
27 MARTÍNEZ-CALCERRADA, L., La responsabilidad..., op. cit., págs. 235 y ss.
320 REVISTA XURÍDICA GALEGA
2) Que esa conducta puede derivar en responsabilidad civil en el caso de que haya pro-
vocado un error judicial causante del daño cuyo resarcimiento se reclama, sin que el crite-
rio de libre valoración judicial pueda convertirse en un medio eximente de responsabilidad
del perito judicial.
En primer término, es posible apreciar cohecho “en aquellos casos en que una persona,
en provecho propio o de tercero, solicita o recibe, por sí o por persona interpuesta, dádiva
o presente, o acepta ofrecimiento o promesa, por realizar un acto injusto o una acción u
omisión constitutiva de delito, o por abstenerse de realizar un acto que debiera practicar,
todo ello en el ejercicio de su cargo”28. Esta conducta delictiva, prevista en los arts. 419 a
421 CP para autoridades y funcionarios públicos, resulta plenamente aplicable a los peritos
en la medida que ejercen una función pública, tal y como prevé el art. 422 CP29.
Más dudoso parece exigirle responsabilidad penal por infringir los deberes consustan-
ciales a su cargo cuando, sin justa causa, se niega a acudir ante el órgano jurisdiccional o
cuando, posteriormente, se niega a la realización del dictamen. A este respecto,
GARCIANDÍA GONZÁLEZ estima que la única vía real para exigirle responsabilidad
penal por estas conductas resulta de la aplicación del art. 412.1 CP considerando que en
tales casos el perito ha incurrido en el delito de denegación de auxilio por funcionario
público30, si bien, en un primer momento, con el nuevo sistema de designación de peritos
resulta muy difícil mantener su carácter de funcionarios públicos, al margen de los casos
del ejercicio del derecho de asistencia jurídica gratuita en los términos antes referidos, pilar
fundamental para considerar de aplicación este precepto, la redacción del art. 290 de la
nueva LEC le da la razón, al referirse expresamente a que la contravención reiterada del
deber de comparecer ante el órgano jurisdiccional dará lugar a la exigencia de responsabi-
lidad por desobediencia a la autoridad.
28 Definición que propone GARCIANDÍA GONZÁLEZ, P. M., La peritación..., op. cit., pág. 233.
29 Art. 422 CP: “Lo dispuesto en los artículos precedentes será también aplicable a los jurados, árbitros, peri-
tos, o cualesquiera personas que participen en el ejercicio de la función pública”.
30 Vid. GARCIANDÍA GONZÁLEZ, P. M., La peritación...,op. cit., págs. 234 y 235.
ACTUALIDADE XURÍDICA 321
impondrán en su mitad superior a los peritos o intérpretes que faltaren a la verdad malicio-
samente en su dictamen o traducción, los cuales serán, además, castigados con la pena de
inhabilitación especial para profesión u oficio, empleo o cargo público, por tiempo de seis
a doce años”31.
De esta manera el art. 459 CP extiende la intervención penal por falso testimonio a la
prueba pericial. El Código Penal castiga al perito que conscientemente emita dictamen
falso. Por otra parte, la ley no distingue a qué clase de procesos debe extenderse esta res-
ponsabilidad, por lo que el delito se establece para toda clase de causas. El Código Penal
de 1973 se limitaba a declarar tipo cualificado la declaración falsa del perito en juicio pero
el nuevo Código Penal de 1995 incluye el concepto de dictamen que también comprende al
documento técnico que emite un experto en interés del proceso.
El art. 460 CP recoge una segunda conducta delictiva, y castiga al perito que, sin faltar
sustancialmente a la verdad, la altera con reticencias, inexactitudes o silenciando hechos o
datos relevantes que fueran conocidos por él, con una pena de multa de seis a doce meses
y suspensión de empleo o cargo público, profesión u oficio de seis meses a tres años.
También en este supuesto es preciso que el perito actúe maliciosamente.
Para finalizar con las conductas encuadrables dentro de la figura del falso testimonio,
simplemente hacer constar la posibilidad de que la responsabilidad penal se le exija a la
31 A este respecto debe tenerse en cuenta lo dispuesto, por remisión interna, en el art. 458 CP que establece
lo siguiente: “1. El testigo que faltare a la verdad en su testimonio en causa judicial, será castigado con las penas
de prisión de seis meses a dos años y multa de tres a seis meses.
2. Si el falso testimonio se diera en contra del reo en causa criminal por delito, las penas serán de prisión de
uno a tres años y multa de seis a doce meses. Si a consecuencia del testimonio hubiera recaído sentencia conde-
natoria, se impondrán las penas superiores en grado.
3. Las mismas penas se impondrán si el falso testimonio tuviera lugar ante Tribunales Internacionales que, en
virtud de Tratados debidamente ratificados conforme a la Constitución Española, ejerzan competencias derivadas
de ella, o se realizara en España al declarar en virtud de comisión rogatoria remitida por un Tribunal extranjero”.
322 REVISTA XURÍDICA GALEGA
parte que presente a los peritos a sabiendas de que van a prestar un dictamen falso, con-
ducta tipificada penalmente en el art. 461 CP y castigada con las mismas penas que para
ellos, haciendo especial mención en el párrafo tercero del abogado, procurador, graduado
social o representante del Ministerio Fiscal cuando fueren ellos los proponentes de esa
prueba emitida con falso testimonio32.
Por último, los arts. 558 y 633 CP contemplan las conductas que supongan una altera-
ción del orden público, causando perturbaciones graves o leves al orden en la audiencia de
un Tribunal o Juzgado. El perito que lleve a cabo, de palabra o de obra o por escrito, actos
que atenten contra la consideración, respeto u obediencia debidos a los Tribunales de
Justicia, llegando a perturbar el orden público, será detenido y puesto a disposición del juz-
gado que deba conocer de la causa33.
La ley quiere que el perito proceda a elaborar su dictamen de una forma objetiva. Esto
es básico teniendo en cuenta que el perito tiene por misión auxiliar al juez en el desempe-
ño de su función. Para garantizar la imparcialidad de los peritos, la nueva Ley procesal civil
contempla la recusación de los peritos de designación judicial y la tacha de los presentados
por las partes.
32 QUINTERO OLIVARES, G. , Comentarios a la parte especial del Derecho Penal, ( con VV.AA.),
Pamplona, 1996, págs.1325 a 1332.
33 GARCIANDÍA GONZÁLEZ, P. M., La peritación..., op. cit., págs. 236-237.
34 Como pone de relieve CALVO SÁNCHEZ (Análisis y sugerencias sobre la regulación de la abstención
en el borrador de la LEC (abril de 1997) y en el Anteproyecto de LEC (diciembre de 1997). Estudio comparativo
con la Ley Orgánica del Poder Judicial, PJ, núm. 50, 1998, págs. 261 y ss.) una diferencia importante es que en
relación al procedimiento para la abstención de los peritos se permite la modalidad oral, lo que constituye una
novedad respecto al resto de los sujetos que se abstienen y también respecto a la recusación de los peritos.
ACTUALIDADE XURÍDICA 323
cuestión previa audiencia de las partes, sin que contra el auto quepa recurso alguno (art.
105.2 LEC). Finalmente manifestar nuestra adhesión a la opinión sustentada por CALVO
SÁNCHEZ para quien “una abstención eficaz ahorraría el incidente de recusación, por ello
sigue también en esta materia siendo insuficiente el sistema de sanciones para quién debie-
ra haberse abstenido”35.
En la nueva ley procesal civil primero, como acabamos de ver, se establece el deber de
abstención de los peritos que incurran en las causas de recusación y, a continuación, a falta
de tal abstención, se dispone en el art. 124.1 LEC que “sólo los peritos designados por el
tribunal mediante sorteo podrá ser recusados”. Sin embargo, frente a la previsión de este
precepto, el art. 343 LEC, que se ocupa de la tacha de los peritos, no limita la recusación a
los peritos designados por sorteo sino que se refiere a todos los peritos de designación judi-
cial, esto es: por acuerdo de las partes (art. 339.4 LEC), por consentimiento de los litigan-
tes cuando por la singularidad de la materia sólo se disponga del nombre de una persona
entendida (art. 341.2 LEC), por el procedimiento establecido en la Ley de Asistencia
Jurídica Gratuita cuando el litigante carezca de recursos para litigar (art. 339.1 LEC) o por
el juez de oficio en los supuestos establecidos en el art. 339.5 LEC36.
En un principio, podría pensarse que la discordancia entre los dos preceptos debería ser
salvada a favor del art. 124.1 LEC y limitar, por tanto, la recusación a los peritos designa-
dos por sorteo, en cuanto carece de sentido que las mismas partes que han llegado a un
acuerdo o han consentido el nombramiento de una persona concreta lo recusen; sin embar-
go, se comprende todavía menos que se impida la recusación del perito designado con el
procedimiento previsto en la Ley de Asistencia Jurídica Gratuita o el que nombra el juez de
oficio en los supuestos del art. 339.5 LEC. Por tanto, debe concluirse, con FONT SERRA,
que el art. 124.1 LEC debe ser interpretado de conformidad con el art. 343 LEC conside-
rando que todos los peritos designados judicialmente pueden ser recusados37
La recusación se reserva por tanto a los peritos de designación judicial, siempre y cuan-
do concurra alguna causa de recusación de las previstas en la Ley Orgánica del Poder
Judicial (arts. 219 y 220) o alguna de las que la nueva ley procesal civil señala expresa-
mente (art. 124.3). De acuerdo con este precepto son causas específicas de recusación para
los peritos las siguientes:
1) Haber dado anteriormente sobre el mismo asunto dictamen contrario a la parte recu-
sante, ya sea dentro o fuera del proceso.
2) Haber prestado servicios como tal perito al litigante contrario o ser dependiente o
socio del mismo.
3) Tener participación en sociedad, establecimiento o empresa que sea parte del proceso.
1) Ser cónyuge o pariente por consaguinidad o afinidad dentro del cuarto grado civil
de una de las partes, de sus Abogados o Procuradores.
2) Tener interés directo o indirecto en el asunto o en otro semejante
3) Estar o haber estado en situación de dependencia o de comunidad o contraposición
de intereses con alguna de las partes o con sus abogados o procuradores.
4) Amistad íntima o enemistad manifiesta con cualquiera de las partes o sus abogados
o procuradores.
5) Cualquier otra circunstancia, debidamente acreditada, que les haga desmerecer en el
concepto profesional.
Las tachas no podrán formularse después del juicio o vista en los juicios verbales y en
el juicio ordinario deberán presentarse, en relación a los dictámenes periciales presentados
con la demanda y la contestación a la demanda, en la audiencia previa al juicio. Al formu-
lar la tacha se podrá proponer la prueba conducente a justificarla, excepto la testifical.
Cualquier parte interesada podrá dirigirse al tribunal a fin de contradecir o de negar la tacha,
aportando los documentos pertinentes al efecto. Si la tacha menoscabare la consideración
profesional del perito, podrá éste solicitar al tribunal que, al término del proceso, declare
que carece de fundamento. Sin más trámites el tribunal tendrá en cuenta la tacha y su even-
tual negación o contradicción en el momento de valorar la prueba, formulando en su caso,
mediante providencia, declaración de que carece de fundamento. Si apreciare temeridad o
deslealtad profesional en la tacha, a causa de su motivación o del tiempo en que se formu-
lara, podrá imponer a la parte responsable, con previa audiencia, multa de diez mil a cien
mil pesetas.
más las escasas, por no decir prácticamente nulas, posibilidades de que el juez pueda
decretar de oficio una prueba pericial39.
Sin duda, la novedad fundamental que introduce la nueva Ley de Enjuiciamiento Civil
en relación a la prueba pericial es la regulación de un doble sistema para la introducción del
dictamen pericial en el proceso civil (art. 335).
En primer lugar, el legislador permite que sean las partes quienes aporten al principio
del proceso los dictámenes emitidos por los peritos designados por ellas mismas (art. 336).
En segundo lugar, se prevé la posibilidad de que sea el juez el que designe al perito que
se encargará de emitir el correspondiente dictamen (art. 339).
La regulación de la posibilidad de que las partes aporten al proceso los dictámenes peri-
ciales elaborados por peritos designados por ellas mismas generó un interesante debate
durante la tramitación parlamentaria de la ley procesal civil, que llevó a introducir algunas
modificaciones en la redacción de los preceptos reguladores de la prueba pericial conteni-
dos en el proyecto de ley remitido por el Gobierno al Congreso de los Diputados.
Concretamente, los arts. 336 y ss. del Proyecto de LEC establecían que los dictámenes
periciales debían ser aportados por las partes al inicio del proceso y sólo en dos supuestos
excepcionales cabía la designación de perito por el juez: de un lado, cuando el nombra-
miento fuera solicitado como consecuencia de alegaciones o pretensiones complementarias
permitidas en la audiencia previa del juicio ordinario o en el acto de juicio del verbal, siem-
pre que el juez considerase pertinente y útil el dictamen y las partes se mostraran confor-
mes con el objeto de la pericia y en aceptar el dictamen del perito nombrado por el juez (art.
340.1); de otro, cuando, por la concurrencia en alguna de las partes de especiales circuns-
tancias personales, económicas o culturales, fuera de temer que no pudiera encargar por sí
misma el dictamen, siempre que la parte lo solicite, a sabiendas de que el dictamen se lle-
varía a su costa, aunque no se le reconozca el derecho a litigar gratuitamente (art. 340.2).
39 Nos remitimos a lo dicho anteriormente en relación a las diligencias finales contempladas en el art. 435
LEC. La excepción la representan los procesos especiales sobre capacidad, filiación, matrimonio y menores en los
que, en razón del carácter indisponible del objeto del proceso, el tribunal podrá decretar de oficio cuantas pruebas
estime pertinentes, entre las que se encuentra, en un lugar destacado, obviamente, la prueba pericial, como pone
de relieve la previsión normativa del art. 759 LEC, que alude expresamente a que el tribunal, antes de pronun-
ciarse sobre la capacidad de una persona, acordará los dictámenes periciales necesarios, sin que pueda decidir
sobre tal cuestión sin previo dictamen pericial médico acordado por el tribunal.
ACTUALIDADE XURÍDICA 327
La redacción de este precepto dio lugar a la presentación de enmiendas por parte de los
Grupos Socialista y de Izquierda Unida con el objeto de introducir como forma ordinaria
de designación del perito, el nombramiento judicial, previa petición de parte, a través del
correspondiente sorteo entre los nombres de los profesionales contenidos en las listas remi-
tidas al juzgado por los correspondientes Colegios profesionales. Ello con independencia
de que las partes puedan aportar informes técnicos elaborados por peritos designados por
ellas mismas.
Se trata de dos modalidades de prueba pericial compatibles entre sí, en cuanto, de acuer-
do con el art. 335 LEC las partes podrán aportar al proceso el dictamen de perito que posea
los conocimientos especializados necesarios o bien solicitar que se emita dictamen por peri-
to designado por el juez, cuando así lo establezca la ley. Esos casos son precisamente los
previstos en el art. 339 LEC, que permite a las partes solicitar la designación judicial del
perito, entre otros supuestos, cuando consideren conveniente para sus intereses la emisión
del dictamen pericial. En consecuencia podría entenderse que la ley está permitiendo a las
40 En este mismo sentido, MORENO CATENA, V., Algunos problemas de la prueba..., op. cit., pág. 303;
PICO Y JUNOY, J., La prueba..., op. cit., pág. 1833.
41 Vid. enmienda núm. 353, en BOCD de 26 de marzo de 1999.
42 Remitido el Proyecto de LEC al Senado volvieron a presentarse una serie de enmiendas propugnando la
modificación de determinados preceptos reguladores de la prueba pericial con el objeto de darle una mayor impor-
tancia a la pericia realizada por perito de designación judicial frente a los dictámenes elaborados por peritos desig-
nados por las partes. Sin embargo, todas estas enmiendas fueron rechazadas en el Senado. Vid. BOS de 27 de octu-
bre de 1999.
328 REVISTA XURÍDICA GALEGA
partes la solicitud de designación judicial del perito para que emita el correspondiente dic-
tamen, pese a haberse aportado previamente un dictamen sobre la misma cuestión43.
Cuando son las partes las que aportan los dictámenes periciales al inicio del proceso, la
designación del perito es un actividad privada, de carácter extraprocesal y, por tanto, no
interesa al legislador, en cuanto son las partes quienes deben buscar al experto que tenga, a
su entender, los conocimientos adecuados para el esclarecimiento de los hechos. Ni tan
siquiera exige la ley que esos peritos tengan los conocimientos específicos en la materia
sobre la que verse el dictamen, ni títulos profesionales, ya que en el párrafo 1 del art. 335
sólo establece que las partes podrán aportar al proceso el dictamen de los peritos que pose-
an los conocimientos correspondientes.
Por otra parte, aunque la ley sólo se refiera a la posibilidad de solicitar el dictamen a
una Academia, institución cultural o científica o cualquier otra persona jurídica legalmente
habilitada, cuando regula las condiciones de los peritos designados judicialmente (art. 340),
no encontramos ningún inconveniente a la hora de permitir a las partes la aportación de
informes elaborados por estos entes. Ahora bien, requisito imprescindible será que se deter-
mine la persona o personas concretas que se han encargado de forma directa de prepararlo
(art. 340.3 LEC), en cuando será ella quien deba intervenir en el juicio cuando sea necesa-
rio (art. 347 LEC) y además con esta medida se permitirá la tacha por la parte contraria
cuando concurra causa para ello (arts. 343 y 344 LEC).
En primer lugar y como norma general, los dictámenes habrán de ser aportados con la
demanda o la contestación a la demanda45, en el caso del procedimiento ordinario (arts.
265.1.4º y 336.1 LEC), y en el juicio verbal, en la demanda o en acto de la vista (arts. 265.4
y 336.1 LEC). Esto es, el actor deberá aportar los dictámenes que versen sobre hechos ale-
gados en su demanda y el demandado los que versen sobre hechos alegados en la demanda
y en su contestación.
Para todos aquellos supuestos en que las partes no puedan aportar los dictámenes peri-
ciales con la demanda o con la contestación, se exige que los litigantes expresen en esos
escritos los dictámenes de que pretendan valerse en el juicio, obligándose a presentarlos,
para su traslado a la parte contraria, en cuanto dispongan de ellos y, en todo caso, antes de
iniciarse la audiencia previa al juicio del procedimiento ordinario o en el acto de la vista del
juicio verbal, de acuerdo con el art. 337.1 LEC.
45 De acuerdo con el art. 273 LEC, de estos dictámenes deberán presentarse tantas copias como partes inter-
vengan en el proceso, en caso contrario, la omisión se hará saber a la parte con el objeto de que subsane la falta
en un plazo de cinco días. Si no se sana el defecto, se tendrán por no presentados los dictámenes a todos los efec-
tos (art. 275 LEC).
330 REVISTA XURÍDICA GALEGA
A nuestro juicio, esta falta de sintonía entre estos preceptos debe ser salvada en favor
de la previsión general de los arts. 270 y 271 LEC, permitiéndose la aportación de los dic-
támenes periciales hasta el momento del juicio o vista y ello por varias razones: en primer
lugar, por el tenor literal del art. 271 LEC que alude expresamente a dictámenes; en segun-
do lugar, porque así lo exige el derecho de defensa de la parte que se ve imposibilitada de
la aportación de un dictamen pericial que puede ser de relevancia para la defensa de su pre-
tensión; en tercer lugar, porque carece de sentido establecer desigualdades de trato para los
distintos medios de prueba cuando su aportación no ha sido posible en el momento proce-
sal oportuno por causas no imputables a la parte.
Sin embargo, pese al tenor literal del precepto, deberían diferenciarse aquí dos supues-
tos distintos:
46 Se trata de todos aquellos casos en que se realicen alegaciones que no alteren sustancialmente las preten-
siones iniciales o sus fundamentos; o que se aclaren las alegaciones realizadas o se rectifiquen extremos secunda-
rios de las pretensiones; que se añada alguna petición accesoria o complementaria de las formuladas en su momen-
to; o por último, que se introduzca algún hecho relevante acaecido o conocido con posterioridad a la demanda o
a la contestación (apdos. 1,2, 3 y 4 del art. 426 LEC).
ACTUALIDADE XURÍDICA 331
Cuando son las partes quienes aportan el dictamen al proceso, el legislador, como es
lógico, no regula la elaboración del informe, en cuanto se trata de una actividad realizada
antes del proceso y, por tanto, ajena al mismo. En estos casos, los problemas pueden surgir
cuando el perito no tenga acceso al objeto de la pericia, lo que le puede dificultar o inclu-
so impedir hacer las operaciones periciales previas a la emisión del dictamen. Ante esta
situación, que puede producirse por múltiples causas, la opción que le quedará a la parte
interesada en que se practique la pericia será utilizar la otra modalidad de prueba pericial,
es decir, solicitar al juez que se nombre un perito por cualquiera de los procedimientos lega-
les (art. 341 LEC) y de esta forma que sea el propio juez quien posibilite que se ponga a
disposición del perito el objeto de la pericia.
En lo que respecta a la forma del dictamen, el legislador alude solamente a que tendrá
forma escrita, permitiéndose la presentación de todos aquellos documentos, instrumentos o
materiales adecuados para exponer el parecer del perito sobre lo que haya sido objeto de
pericia (art. 336.2 LEC). Es decir, se permite al perito acompañar al dictamen de todos
aquellos instrumentos que puedan permitir al juez una mejor comprensión del contenido
47 No existe discordancia alguna entre los previsto en el art. 270.3 LEC y lo dispuesto en los arts. 338.2 y
427.3 LEC, como parece dar a entender GARCIANDIA GONZALEZ (La peritación..., op. cit., pág. 361), en
cuanto se refieren a cuestiones distintas; de un lado, el art. 270.3 LEC alude a los documentos, medios e instru-
mentos que no han podido ser obtenidos en el momento de la demanda o, en su caso, de la audiencia previa al jui-
cio, por causas no imputables a la parte, permitiéndose su aportación hasta el momento del juicio o vista (siempre
que se haya hecho la mención a que se refiere en art. 265.2 LEC)); mientras que los arts. 338.2 y 427.3 LEC se
refieren a la presentación de informes periciales como consecuencia de alegaciones contenidas en la contestación
a la demanda o en la audiencia previa, estableciéndose como momento preclusivo los cinco días anteriores al jui-
cio o vista.
332 REVISTA XURÍDICA GALEGA
concreto del informe técnico o, en su caso, realizar las indicaciones suficientes cuando no
se estime conveniente la aportación de esos materiales. Incluso, el art. 336.2 LEC expresa-
mente alude a la posibilidad de aportar los documentos o instrumentos que facilicen al juez
la valoración de este medio de prueba. Todo ello en un afán de facilitar la labor judicial.
La emisión de dictamen por perito designado por el juez procede en tres casos concre-
tos de acuerdo con el art. 339 LEC:
En primer lugar, si alguna de las partes es titular del derecho de asistencia jurídica gra-
tuita, no tendrá que aportar con la demanda o contestación el dictamen pericial, sino sim-
plemente anunciarlo, con el objeto de que se proceda a la designación judicial del perito,
conforme a lo que se establece en la Ley de Asistencia Jurídica Gratuita (art. 339.1 LEC).
Sin embargo, no son éstos los únicos requisitos exigidos por el legislador para la desig-
nación judicial del perito, sino que en el supuesto de petición de pericia como consecuen-
cia de las alegaciones realizadas como consecuencia de alegaciones y pretensiones en la
audiencia previa del juicio ordinario, o en la vista del juicio verbal, se exige además que
“ambas partes se muestren conformes con el objeto de la pericia y en aceptar el dictamen
del perito que el tribunal nombre” (art. 339.3.1º y 2º LEC)49.
49 A qué se refiere el legislador cuando alude a que las partes deben de aceptar el dictamen del perito que el
tribunal nombre no resulta fácil, en cuanto no parece posible que la voluntad de la ley sea que ambas partes se
muestren conformes de antemano en aceptar el contenido del dictamen pericial (FONT SERRA, El dictamen de
peritos..., op. cit., pág. 80). Más bien debería entenderse que los litigantes deben mostrar su conformidad en que
el tribunal realice la designación del perito para que emita el informe.
334 REVISTA XURÍDICA GALEGA
acuerdo con los criterios que veremos en el apartado siguiente. Contra este auto cabrá
recurso de reposición y si éste es desestimatorio, podrá formularse protesta a efectos de
hacer valer sus derechos en segunda instancia (art. 285 LEC).
De conformidad con el art. 339.6 LEC, el tribunal designará un único perito para cada
cuestión o conjunto de cuestiones que hayan de ser objeto de pericia, de tal forma que, sólo
cuando la diversidad de la materia requiera el parecer de expertos distintos, podrán ser
nombrados otros peritos, precisamente tantos como saberes sean necesarios.
Frente a la claridad del anterior precepto, el inciso tercero del art. 339.2 LEC parece dar
a entender que cabe la posibilidad de designar varios peritos en cuanto, si los dos litigantes
solicitan en el momento inicial de proceso la prueba pericial, el juez podrá nombrar “si
ambas están conformes, un único perito que emita el informe solicitado”. Sin embargo,
pese a la defectuosa redacción legal debe entenderse que el juez solamente podrán nombrar
un único perito, salvo que las materias sobre las que verse el dictamen sean diversas.
Por otra parte, una vez designado un perito por el juez, a solicitud de una de las partes
o de ambas, si posteriormente se vuelve a solicitar la designación de perito para que dicta-
mine en torno a alegaciones o pretensiones no contenidas en los escritos iniciales, el juez
sólo podrá nombrar a otro experto cuando la materia de la pericia sea diversa, en otro caso,
deberá limitarse a comunicar al perito designado los nuevos extremos sobre los que debe
ampliar su dictamen50.
De acuerdo con el art. 340.1 LEC los peritos de designación judicial deben estar en
posesión del título oficial que corresponda a la materia objeto del dictamen y a la naturale-
za de éste, y sólo en el caso de que la materia de que se trate no esté comprendida en un
título profesional oficial, el perito podrá ser nombrado entre personas entendidas en aque-
llas materias. Por tanto, frente a lo que ocurre con los peritos designados por las partes, a
quienes no se exige ningún tipo de titulación, en el caso de la designación judicial, es nece-
sario que el perito sea titulado, salvo que la materia de que se trate no se comprenda en un
título oficial.
del estudio de las materias correspondientes al objeto de la pericia o las personas jurídicas
legalmente habilitadas para ello. No se exige en este caso, como en la Ley de
Enjuiciamiento Civil de 1881 (art. 631) que la pericia sea tan complicada que requiera ope-
raciones o conocimientos científicos especiales. Esto supone que dependerá de la propia
voluntad de las partes que el informe se solicite a uno de estos entes.
A la hora de designar el perito va a ser determinante cuáles son los conocimientos con-
cretos que se exigen para emitir el dictamen, esto es, qué profesional debe ser nombrado
teniendo en cuenta el objeto y carácter de la pericia. Obviamente, son las partes las que
deben determinar el objeto de la peritación y, en consecuencia, el técnico adecuado para la
elaboración del dictamen, pero en caso de desacuerdo será el juez quien deba decidir sobre
estos extremos.
De acuerdo con los arts. 339 y 340 LEC los sistemas de designación de peritos previs-
tos por el legislador son los siguientes:
En primer lugar, el juez estará vinculado por el acuerdo de las partes sobre la concreta
persona o entidad que ellas consideren adecuada para la elaboración del dictamen (art.
339.4 LEC).
Este supuesto puede plantear el problema de la falta de cualificación suficiente del peri-
to designado por las partes, es decir, que éste no revista los caracteres necesarios para lle-
var a cabo la peritación. En este caso, como acertadamente señala GARCIANDIA GON-
ZALEZ, el juez deberá inadmitir ese medio de prueba por la falta de idoneidad del instru-
mento para entrar en contacto con los datos fácticos de que se trata51.
En segundo lugar, cuando no exista acuerdo de las partes, el perito será designado por
sorteo (art. 339 LEC) que deberá ser realizado de acuerdo con el procedimiento estableci-
do en el art. 341 LEC.
lista de los colegiados o asociados que estén dispuestos a actuar como peritos52. Son des-
tacables aquí dos cuestiones que merecen una crítica positiva: de un lado, el hecho de que
en la lista no se incluyan todos los colegiados o asociados (como imponía el art. 616 LEC
de 1881) sino sólo aquéllos que estén dispuestos a actuar como peritos; de otro, la elimina-
ción del requisito de estar al corriente en el pago de las obligaciones fiscales para poder
actuar como perito.
Una vez enviada la lista al juzgado, la primera designación se hará por sorteo que se rea-
lizará en presencia del Secretario del juzgado y a partir de ahí las restantes designaciones
se harán siguiendo esa lista por orden correlativo (art. 341.1 LEC)53.
La ley se refiere también a aquellos supuestos en que deba designarse perito a una per-
sona que no tenga título oficial; en este caso, el juez requerirá la lista de personas prácticas
o técnicas en la materia de que se trate a sindicatos, asociaciones o entidades apropiadas,
exigiéndose que esté integrada al menos por cinco de esas personas (art. 341.2 LEC). El
procedimiento de designación será idéntico al señalado anteriormente.
52 Todas estas entidades, una vez recibida la correspondiente petición por parte del juzgado correspondiente,
están obligadas a remitir las listas solicitadas, en cumplimiento del mandato de colaboración general a los juzga-
dos y tribunales que contiene el art. 17.1 LOPJ.
53 La redacción de este precepto fue consecuencia de la aprobación de las enmiendas presentadas en el
Congreso de los Diputados por los Grupos Parlamentarios de Coalición Canaria y Popular, en cuanto en el art.
342.1 del Anteproyecto de LEC se establecía que el sorteo para la designación de perito por el juez “se llevará a
cabo, en presencia del Secretario, tomando como base las listas de miembros de los Colegios profesionales o enti-
dades análogas, así como las que, a instancia del tribunal puedan facilitar las Academias o instituciones culturales
o científicas a que se refiere el apartado segundo del artículo anterior”. El sistema de lista corrida se justificó, de
un lado, en la existencia de otras normas (Reglamento del Registro Mercantil y Ley General Tributaria) con un
procedimiento de designación similar; de otro, en evitar la aleatoriedad del sorteo que en listas no muy numero-
sas puede hacer que la designación recaiga siempre en una misma persona o personas. Vid. DSCD de 27 de julio
de 1999 y 23 de septiembre de 1999.
ACTUALIDADE XURÍDICA 337
De acuerdo con el art. 342 LEC, el juez deberá, en el plazo de cinco días desde la desig-
nación del perito por cualquiera de los procedimientos previstos56, comunicarle ésta, requi-
riéndole para que, en el plazo de cinco días, manifieste si acepta o no el cargo57.
En primer lugar, es posible que acepte el cargo. Esta será la actitud normal y habitual
en cuanto este técnico ha solicitado, en su momento, estar incluido en la lista que su
Colegio Profesional, Academia o institución cultural o científica remitió al juzgado (art.
341.1 LEC).
54 Así lo entiende también FONT SERRA, E., El dictamen de peritos..., op. cit., pág. 91.
55 La Ley distingue entre designación y nombramiento, conceptos que se confundían en la Ley de 1881, cuyo
art. 618 establecía que el hecho del nombramiento se le debía hacer saber al perito para que lo aceptara o no.
56 Este precepto se aplica con carácter general a todos los peritos nombrados por el juez con independencia
del sistema de designación, ya sea por común acuerdo de las partes, por sorteo o por consentimiento de los liti-
gantes. Esto frente a lo que ocurría en el Proyecto de Ley, en cuanto el art. 343 limitaba su aplicación exclusiva-
mente a los peritos designados por sorteo.
57 La comunicación al perito se llevará a cabo de acuerdo con lo previsto en los arts. 159 y 160 LEC.
338 REVISTA XURÍDICA GALEGA
En tercer y último lugar, puede ocurrir que el perito designado no acepte el cargo, para
lo cual deberá alegar justa causa que deberá ser considerada suficiente por el juez (art.
342.2 LEC), es decir, no se prevé la no aceptación libre del perito sino que la misma está
condicionada a la alegación de un motivo suficiente a criterio del juez.
Con carácter previo a la emisión del dictamen, el perito designado por el juez deberá,
cuando así sea necesario, realizar las operaciones periciales que la naturaleza y caracterís-
ticas del objeto de la pericia requieran. El legislador, en el art. 345.1 LEC, no limita la
actuación del perito al simple reconocimiento de lugares, objetos o personas, sino que alude
también a “la realización de operaciones análogas”, lo que incluye todo tipo de actuacio-
nes, de difícil catalogación debido a su variedad.
Las operaciones periciales se realizarán, si ello es posible, en la sede del órgano juris-
diccional, en caso contrario, siempre que las circunstancias así lo aconsejen podrán ser rea-
lizadas fuera del local del juzgado.
58 FONT SERRA, E., El dictamen de peritos..., op. cit., pág. 91. Continúa señalando este autor que el juez
también aprovechará este momento para informar al perito sobre los deberes que lleva consigo la aceptación del
cargo y las penas señaladas en los arts. 458 y ss. CP para los que falten maliciosamente a la verdad en su dicta-
men o, sin faltar sustancialmente a la verdad, la alterasen con reticencias, inexactitudes o silenciando hechos o
datos relevantes que les fueran conocidos.
ACTUALIDADE XURÍDICA 339
La realización de las operaciones periciales exige la puesta a disposición del perito del
objeto de la pericia que deba ser examinado. Esto no planteará problemas cuando la propia
parte interesada en que se practique la prueba tenga la posibilidad de proporcionar al peri-
to las cosa u objeto de reconocimiento. Sin embargo, las dificultades pueden surgir cuando
el objeto del examen pericial no está a disposición del interesado sino de la parte contraria
o de un tercero. En estos casos, la nueva ley, al igual que la anterior, guarda silencio al res-
pecto, sin embargo, pueden proponerse algunas soluciones, como pone de manifiesto
FONT SERRA: a) si el objeto del reconocimiento pericial es un bien inmueble o un mue-
ble que no puede ser trasladado a la sede el órgano jurisdiccional, basta con que el perito
obtenga una credencial del juez dirigida a la persona que pueda facilitar el acceso al inmue-
ble o al lugar donde se halle la cosa mueble. Incluso, podrá ordenar el juez la entrada en el
lugar, como en el caso del reconocimiento judicial (art. 354.1º LEC); b) cuando el objeto
del reconocimiento sea una cosa mueble que puede ser trasladada a la sede del órgano juris-
diccional podrá requerirse a la persona que lo tenga en su poder, para que la ponga a su dis-
posición, advirtiéndole que se adoptarán las medidas que sean necesarias para lograr la
efectividad del reconocimiento pericial, incluso la entrada en el lugar donde se encuentre el
objeto de la pericial59.
Por otra parte, en lo que respecta a la presencia de las partes y sus defensores en las ope-
raciones periciales, se condiciona por el legislador a que la misma no “impida o estorbe la
labor del perito y se pueda garantizar el cierto e imparcialidad del dictamen” (art. 345.1
LEC)60. Por tanto, ante la petición de las partes, será el juez quien decida lo que corres-
ponda de acuerdo con el criterio legal61. Si la decisión es afirmativa, será el propio perito
quien dé aviso directamente a las partes62, con una antelación mínima de cuarenta y ocho
horas, del día, hora y lugar en que las operaciones se llevarán a cabo.
Una vez practicadas las operaciones periciales precisas, el perito deberá emitir el corres-
pondiente dictamen que presentará en el juzgado en el plazo que éste haya señalado (art.
346 LEC).
En lo que respecta a la forma del dictamen, el legislador alude solamente a que tendrá
forma escrita (art. 346 LEC) y aunque la posibilidad de presentación de documentos, ins-
trumentos o materiales adecuados para exponer el parecer del perito sobre lo que haya
sido objeto de pericia se prevé solamente para los informes presentados por peritos desig-
nados por las partes (art. 336.2 LEC), no existe ningún inconveniente a que el perito nom-
brado por el juez también pueda acompañar a su dictamen de todos estos materiales de
apoyo. Una interpretación en otro sería contraria al principio de igualdad que debe regir
en el proceso.
Tampoco se alude en la ley al contenido del dictamen, pero en el mismo sentido ya rese-
ñado al analizar el dictamen presentado por perito designado por la parte, éste deberá
incluir, para aclarar las dudas del juez, una descripción del objeto de la pericia, una relación
de todas las operaciones periciales realizadas por el perito con su resultado y, por último,
las conclusiones a que haya llegado el perito de la aplicación de su ciencia.
El legislador regula de forma detallada en el art. 347 la intervención del perito en el acto
de juicio del procedimiento ordinario o vista del juicio verbal; esto contrasta con la Ley de
1881 donde únicamente se alude a que el perito debe intervenir en el juicio para ratificar su
informe y contestar a las preguntas formuladas por las partes tendentes al esclarecimiento
de los hechos (art. 628).
El perito que debe intervenir en el juicio no es solamente el designado por el juez sino
también el perito que elaboró el dictamen aportado por las partes al inicio del proceso (arts.
346 y 337.2, y 338.2 LEC, respectivamente), en ambos casos no sólo las partes pueden soli-
citar la presencia del perito para que proceda a dar las explicaciones y las aclaraciones que
exija el dictamen para su total comprensión por el juez, sino que él mismo, de oficio, podrá
acordar su presencia en el juicio cuando así lo estime oportuno para una mejor valoración
del informe pericial (arts. 338.2 y 346 LEC).
En el primer caso, si las propias partes han aportado el dictamen pericial con los escri-
tos iniciales del proceso, será en ese momento, esto es, al presentar la demanda y contesta-
ción, cuando deberán manifestar si desean que los peritos autores de esos dictámenes com-
parezcan en el juicio, expresando “si deberán exponer y explicar el dictamen o responder a
preguntas, objeciones o propuestas de rectificación o intervenir de cualquier otra forma útil
para entender y valorar el dictamen” (art. 337.2 LEC).
ACTUALIDADE XURÍDICA 341
Esta misma manifestación deberá hacerse cuando actor y demandado, ante la imposibi-
lidad de aportar los dictámenes con la demanda y la contestación, anuncian su aportación
posterior, en cuando éste es, precisamente, el supuesto al que se refiere el legislador en el
art. 337.2 LEC63.
Por otra parte, en todos aquellos supuestos en que los dictámenes periciales se aportan
por las partes en un momento posterior a la demanda y a la contestación, será necesario el
traslado del informe a la parte contraria con al menos cinco días de antelación a la celebra-
ción del juicio del procedimiento ordinario o vista del juicio verbal para con ello permitir
que la parte contraria haga la manifestación a que se refiere el art. 337.2 LEC64.
En el segundo supuesto, si el dictamen es emitido por perito designado por el juez, una
vez presentado el mismo dentro del plazo fijado, se dará traslado a las partes para que, en
su caso, soliciten al juez que ordene la concurrencia del perito en el juicio del procedi-
miento ordinario o vista del juicio verbal a efectos de que aporte las aclaraciones o expli-
caciones que estime oportunas (art. 346 LEC).
En todos los casos, la intervención del perito en el acto oral del juicio viene condicio-
nada a que el juez la considere necesaria para la mejor comprensión y valoración del dic-
tamen presentado y dicte, por tanto, la correspondiente providencia ordenando la presencia
del perito para realizar todas las aclaraciones y rectificaciones oportunas (art. 346 LEC).
Expresamente, el art. 347.1.2º LEC señala que el juez “sólo denegará las solicitudes de
intervención que, por su finalidad y contenido, hayan de estimarse impertinentes e inútiles”.
Sin duda, el juez deberá rechazar todas aquellas solicitudes que tengan una finalidad dila-
toria del procedimiento en curso. En cambio, la intervención de los peritos será especial-
mente importante en aquellos casos en que se hayan aportado al proceso dictámenes con-
tradictorios por cada una de las partes.
También el juez podrá ordenar la intervención de los peritos en el juicio del procedi-
miento ordinario o en la vista del juicio oral, cuando así lo estime conveniente en aras de
una mejor comprensión del informe (arts. 338.2 y 346 LEC), tanto si el perito ha sido desig-
nado por él mismo como si lo ha sido por las partes.
63 Sin embargo, carece de toda lógica reducir la posibilidad concedida a las partes de solicitar la intervención
del perito al caso excepcional regulado en el apdo 1 de este precepto, de ahí que hayamos extentido esta posibili-
dad también al supuesto general de aportación del informe pericial con la demanda y la contestación. Así lo entien-
de también FONT SERRA (El dictamen de peritos..., op. cit., pág. 125).
64 Obviamente, la parte que presenta el informe con posterioridad a los escritos iniciales del procedimiento,
deberá también hacer la correspondiente manifestación relativa a la intervención del perito en el momento de la
aportación del informe pericial.
342 REVISTA XURÍDICA GALEGA
Cuando el juez haya acordado la presencia del perito en el juicio del procedimiento
ordinario o en la vista del juicio verbal, deberá citarlo con antelación suficiente para que
comparezca65.
Ya se apuntó al analizar los deberes de los peritos que éstos tienen obligación de com-
parecen al juicio o vista al que son citados, salvo que se excusen por causa de fuerza mayor
u otro motivo de análoga entidad y la excusa sea considerada suficiente por el juez (arts.
182 y 192 LEC)66. Al margen de estas situaciones, si el perito no comparece, sin mediar
previa excusa, el juez, una vez oídas las partes decidirá si el juicio o vista debe interrum-
pirse, por considerar imprescindible el interrogatorio del perito o si, por el contrario, si debe
continuar (arts. 193 y 292.3 LEC). En el primer caso, la vista deberá reanudarse una vez
desaparecida la causa que motivó la interrupción (art. 193.3 LEC)67.
A la concreta actuación de los peritos en el acto del juicio del procedimiento ordinario
o vista del juicio verbal se refiere el art. 347 LEC que enumera detalladamente esta inter-
vención de forma amplia pero no exhaustiva con el objeto de que cada parte fije de forma
clara su posición sobre los dictámenes aportados al proceso. El legislador pretende con ello
que el resultado de la prueba pericial quede lo más claro y delimitado posible, con plena
contradicción.
1.- una exposición completa del dictamen, cuando esa exposición requiera la realización
de otras operaciones complementarias del escrito aportado mediante el empleo de docu-
mentos, materiales y otros elementos que se hayan aportado anteriormente de conformidad
con el art. 336.2 LEC.
65 Salvo que las propias partes, de acuerdo con al art. 429.5 LEC se hayan comprometido a presentarlos en
el juicio.
66 En caso contrario, si el juez estima que la excusa no es suficiente, se lo notificará así al perito, requirién-
dole para que comparezca, bajo el apercibimiento de proceder contra él por desobediencia a la autoridad judicial
(arts. 183.4 y 292 LEC).
67 La reanudación deberá tener lugar dentro de los veinte días siguientes, en caso contrario, deberá procederse
a la celebración de un nuevo juicio o vista, haciéndose el señalamiento para la fecha más inmediata posible (art.
193.3 LEC).
ACTUALIDADE XURÍDICA 343
2.- una exposición del dictamen o de alguno de sus puntos cuando su significado no se
considerase suficientemente expresivo a los efectos de prueba.
4º.- respuestas a solicitudes de ampliación del dictamen a otros puntos conexos, por si
pudiera llevarse a cabo en el mismo acto y a efectos de conocer la opinión del perito sobre
la posibilidad y utilidad de la ampliación, así como del plazo necesario para llevarla a cabo.
5º.- crítica del dictamen de que se trate por el perito de la parte contraria.
Por otra parte, también el juez podrá formular preguntas a los peritos y requerir de ellos
explicaciones sobre el dictamen aportado, pero no podrá acordar de oficio que se amplíe,
salvo que se trate de informes aportados por peritos designados de oficio en procesos sobre
declaración o impugnación de la filiación, paternidad y maternidad, capacidad de las per-
sonas o procesos matrimoniales (art. 347.2 LEC).
El art. 348 LEC establece que “el tribunal valorará los dictámenes periciales según las
reglas de la sana crítica”, siguiendo de esta forma el mismo criterio que el art. 632 de la
LEC de 1881.
Ahora bien, los problemas pueden surgir con la posible aportación al proceso de dictá-
menes contradictorios, al permitirse a las partes aportar al proceso informes de peritos
designados por ellas mismas, en estos casos, el juez deberá ponderar:
68 Vid. por todos, DE MIGUEL Y ALONSO, C., La cientificidad de la prueba pericial y la libertad de apre-
ciación del juzgador en el proceso civil español, RDP, 1972, págs. 67 y ss.
69 Entre otras, SSTS de 17 de abril de 1978 (RA 1357), 27 de marzo de 1979 (RA 972), 26 de septiembre de
1997 (RA 6863), 28 de enero de 1998 y 24 de febrero de 1999 (RA 1060).
344 REVISTA XURÍDICA GALEGA
70 Este es el momento para tener en cuenta las tachas realizadas por la otra parte, o, como señala FONT
SERRA (El dictamen de peritos..., op. cit., pág. 196), el juez podrá dar más crédito a los dictámenes de peritos
designados por el tribunal que a los aportados por las partes.