2.5 Numeracion Oral y Numeracion Escrita-Ficha de Catedra

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Enseñanza de la Matemática 1-

Ficha de cátedra: Numeración oral y numeración escrita


(Adaptación de un material de trabajo elaborado por C. Parra)

• A los números escritos con cifras les corresponden designaciones orales que tienen sus
propias reglas. Si escribimos 648 no leemos “seis, cuatro, ocho” sino “seiscientos
cuarenta y ocho”.

• Si lo analizamos con cuidado veremos que al leer un número se da más información que
cuando se escribe.

Tomemos el número 648:


- escribimos un 6 y leemos seiscientos (no seis) que indica que el seis ocupa el lugar de
las centenas y por lo tanto si se pretende encontrar el número de unidades, se puede
multiplicar por 100.
- escribimos un 4 y leemos cuarenta (no cuatro) que indica que el 4 está en el lugar de
las decenas y finalmente
- escribimos el 8 del cual se lee su nombre.

• La información adicional que provee el nombre de los números corresponde a las


potencias de 10 que no se encuentran presentes en la escritura con cifras, ya que la
numeración oral no es posicional como la escrita. (se dice seiscientos, que corresponde
a 6 x 102 pero sólo se escribe el 6)

• También podemos observar que en el nombre de los números no se observa


explícitamente el o los ceros que puede incluir un número, por ejemplo: en un número
como “tres mil cincuenta y tres”, no hay presencia del cero intermedio que sí deberá
colocarse al escribirlo: 3053.

• La numeración oral, en algunos casos explicita la descomposición aditiva de un número.


Por ejemplo

Ciento veinte – y - cinco1 100 + 20 + 5


Sesenta y cuatro 60 + 4
Mil seiscientos 1000 + 600

Esto ocurre en general, en los números que empiezan con un uno como “Ciento…”, “Mil…”,
“Un millón…” y en los nombres de las decenas.

Se puede observar que a veces la suma es representada por un “y” en su nombre (como
sesenta y cuatro) y otras veces no (como en mil seiscientos)

• En otros casos la numeración oral, puede explicitar la descomposición multiplicativa


como en el caso de “cuatro mil” que corresponde a 4 x 1000.

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Si bien su nombre correcto es veinticinco, lo escribimos como veinte-y-cinco (que sólo agrega una letra e) para
mostrar su formación.

1
Puede notarse la diferencia entre los nombres de los números que acabamos de citar: 1600 y
4000 y las operaciones aritméticas involucradas. En ambos casos aparece la yuxtaposición de
dos palabras: mil seiscientos y cuatro mil, pero en el primer caso la yuxtaposición
corresponde a una suma (1000 + 600) y en el segundo a una multiplicativa (4 x 1000).

• También sucede en algunos nombres que el cambio de palabras provoca un cambio de la


operación aritmética involucrada, por ejemplo: 800 (ocho-cientos: 8 x 100) y 108 (ciento
ocho: 100 + 8).

• En general, la descomposición a la que alude la numeración oral, es mixta, es decir


multiplicativa y aditiva a la vez.

Por ejemplo “cuatro mil setenta y tres” cuya descomposición en cifras corresponde a 4x1000
+ 70 + 3. O bien “cuatro mil dos cientos2 setenta y tres” cuya descomposición sería:

4x1000 + 2x100 + 70 + 3

• La designación de numerales bidígitos entre nudos se construye siguiendo un patrón


regular en el que se dice el nombre del nudo “y” el de la unidad. Así tenemos que para 58
decimos “cincuenta y ocho” o para 43 decimos “cuarenta y tres”. En estos casos la
primera cifra corresponde a la primera parte del nombre del número y la segunda se
corresponde con el fragmento final.
Sin embargo, para los números que van del “once” al “quince” la relación entre la
designación oral y la representación gráfica sigue otra lógica.
La denominación de estos numerales ofrece pistas falsas, ya que nombran en primer
término a la cifra de las unidades y luego el CE que deriva de decem, que significa diez
en latín. Por ejemplo para el 12: DOCE
Esto permite entender por qué muchos niños y niñas escribir doce o trece, escriben 21 y
31.
• En los números de hasta 4 cifras, a cada una de las potencias de diez le corresponde un
nuevo nombre: 101 (diez), 102 (cien), 103 (mil). Lo mismo ocurre con 106 (millón). Pero
no sucede esto con los nombres que corresponden a: 104 (diez mil), 105 (cien mil), 107
(diez millones), 108 (cien millones), etcétera. Esas potencias no tienen nuevos nombres,
sino una conjunción de dos nombres de potencias menores. Esto provoca que, en algunos
casos, al nombrar un número se mencione una potencia de diez menor antes que otra
mayor: cuatro mil millones.
También puede suceder que se repita el nombre de una potencia de diez en el mismo
número: diez millones cien mil cien. Ninguna de estas dos situaciones se produce con los
números de hasta cuatro cifras, en los que las potencias de diez se nombran siempre de
mayor a menor y se mencionan una sola vez al decir un número: mil cuatrocientos
ochenta.

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Se utiliza en este texto la escritura dos cientos, aunque las reglas indiquen la escritura doscientos, para poner en
evidencia la formación de los nombres de los números.

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