Inteligencia Emocional
Inteligencia Emocional
Inteligencia Emocional
INTELIGENCIA EMOCIONAL
La sabiduría del corazón en la salud
y en la acción social
Autor:
José Carlos Bermejo
A Teófila,
mi madre,
cuyos primeros abrazos y besos
tanto habrán influido
en mi corazón.
INTELIGENCIA EMOCIONAL.
La sabiduría del corazón en la salud y en la acción social.
José Carlos Bermejo
Índice
Introducción
Capítulo 2. Autoconocimiento
1. Conocerse para ayudar mejor.
2. Un instrumento: la ventana de Johari.
- Hoja de trabajo: mi propia ventana.
- Tipos de ventana.
3. Explorándose a sí mismo.
- Hoja de trabajo: Guía para la reflexión sobre sí, el conocimiento recíproco y el crecimiento en
grupo.
- Hoja de trabajo: El momento presente.
- Hoja de trabajo: Recorriendo la propia historia.
- Hoja de trabajo: Palabras para la madurez.
4. Autoimagen y autoconcepto.
- Hoja de trabajo: La propia “estatua”
Capítulo 4. Motivación
1. Motivación e inteligencia emocional.
– Hoja de trabajo: trabajando la motivación.
– Cuento: Paganini y su violín.
2. Purificar y reforzar las motivaciones.
- Hoja de trabajo: las motivaciones de la voluntaria.
- Entrevista: “Pedro y las pruebas necesarias”.
Capítulo 5. Empatía.
1. Qué es la empatía.
- Hoja de trabajo: ejercicios sobre la empatía.
- Entrevista: “Una conversación de la doctora con José”.
- Entrevista: “Una conversación con Angel”.
2. Dimensión conductual de la empatía.
- Hoja de trabajo: ejercicios sobre la comunicación de la empatía.
- Entrevista: “¿Me afectará a la cabeza?”
- Entrevista: “Hablando con Laura por teléfono”
3. El desgaste en los ayudantes y el coste emocional.
- Ejercicio: Ejercicio sobre mi implicación personal.
4. Estrés y burn-out.
- Hoja de trabajo: Ejercicio sobre mi implicación personal.
- Hoja de trabajo: lectura de “La casa de Dios”.
A modo de conclusión
Fue Platón el que escribió que “una buena formación es un negocio para toda la vida”,
y ya ha pasado tiempo desde entonces.
Una buena formación, sí. Pero ¿qué formación? El desarrollo tecnológico está
llevando a la humanidad (en la parte donde el desarrollo lo es realmente) a hacer que muchas
personas adquieran muchos conocimientos y habilidades en el ámbito tecnológico.
Sin embargo, es experiencia universal el hecho de que una persona que no tenga
habilidades de relación y que no cultive una sana imagen de sí mismo, muy fácilmente
fracasará en todas o casi todas las esferas de su vida. Así de importante es el mundo de las
relaciones con los demás y consigo mismo.
Que en estos últimos años especialmente, estemos prestando una particular atención a
la inteligencia emocional, a cuanto tiene que ver con el autoconocimiento, el autocontrol
emocional, la capacidad de motivarse, la capacidad de comprender y relacionarse
saludablemente con los demás, constituye un elemento humanizador.
Del mismo modo, cuando se desencadena la solidaridad ante la exclusión social y uno
sale al paso de otro para ayudarle, no sólo necesita fuerzas físicas o recursos materiales para
sujetarle o ayudarle a ponerse en pié (resucitar, en el fondo), sino que necesita también
recursos relacionales, actitudinales, habilidades de comunicación y apoyo interpersonal.
En efecto, en hebreo, el corazón es concebido mucho más que como la sede de los
afectos. Contiene también los recuerdos y los pensamientos, los proyectos y las decisiones.
Se puede tener anchura de corazón (visión amplia, inteligente) o también corazón
endurecido y poco atento a las necesidades de los demás. En el corazón, la persona dialoga
consigo misma y asume sus responsabilidades. El corazón es, en el fondo, la fuente de la
personalidad consciente, inteligente y libre, la sede de sus elecciones decisivas, de la ley no
escrita; con él se comprende, se proyecta.
El corazón, para los semitas y los egipcios, es, sobre todo, la sede del pensamiento,
de la vida intelectual, de modo que hombre de corazón significa sabio, prudente, mientras
que carecer de corazón es lo mismo que estar privado de inteligencia, es decir, ser tonto.
Así, también hoy caemos en la cuenta de que hay otro modo de ser inteligente distinto
al de la inteligencia intelectiva, más relacionado con el saber tecnológico, con el saber más
“macho”, doctrinal, capaz de aspirar al conocimiento de la verdad y de verdades, pero torpe e
incluso necio en los entresijos del corazón.
Este saber emocional es imprescindible para ayudar a los demás tanto en el mundo de
la salud como en el mundo de la intervención social. Difícilmente encontraremos un buen
ayudante si no está familiarizado con la blandura del corazón humano, si no es experto en sí
mismo, si no maneja la relación con flexibilidad y sabiduría.
Podemos preguntarnos si estamos ante una moda. Y de alguna manera hay que
responder que sí, al menos por ser un uso que está en boga durante un tiempo (no sabemos
cuánto). Pero salvadas las connotaciones negativas que le solemos dar al término “moda”,
estamos ante la toma en consideración de un tema serio e importante. Y su importancia no es
del momento presente, sino que lo ha sido siempre, en toda la historia de la humanidad: el
mundo de los sentimientos y las relaciones humanas.
1
GOLEMAN D., “Inteligencia emocional”, Barcelona, Kairós , 199710 p. 400.
Competencia personal:
2
Ibidem., p. 68.
3
GOLEMAN D., “La práctica de la inteligencia emocional”, Barcelona, Kairós, 1999, pp. 50-51.
Competencia social
- Empatía
Conciencia de los sentimientos, necesidades y preocupaciones ajenas
- Comprensión de los demás: Tener la capacidad de captar los sentimientos y los puntos de
vista de otras personas e interesarnos activamente por las cosas que les preocupan
- Orientación hacia el servicio: Anticiparse, reconocer y satisfacer las necesidades de los
clientes
- Aprovechamiento de la diversidad: Aprovechar las oportunidades que nos brindan
diferentes tipos de personas
- Conciencia política: Capacidad de darse cuenta de las corrientes emocionales y de las
relaciones de poder subyacentes en un grupo
- Habilidades sociales
Capacidad para introducir respuestas deseables en los demás.
- Influencia: Utilizar tácticas de persuasión eficaces
- Comunicación: Emitir mensajes claros y convincentes
- Liderazgo: Inspirar y dirigir a grupos y personas
- Catalización del cambio: Iniciar o dirigir los cambios
- Resolución de conflictos: Capacidad de negociar y resolver conflictos
- Colaboración y cooperación: Ser capaces de trabajar con los demás en la consecución de
una meta común
- Habilidad de equipo: Ser capaces de crear la sinergia grupal en la consecución de metas
colectivas.
4
Cfr. GILBERT D.G., CONNOLLY J.J., "Personalidad, habilidades sociales y psicopatología. Un enfoque diferencial",
Barcelona, Omega, 1995, p. 93.
La competencia emocional no nos llevará, entonces, a "no sentir", sino a ser dueños del
mundo emotivo para no caer en la tentación de querer conducir irracionalmente al paciente,
familiar, o usuario de servicios sociales, a un deseado estado de "neutralidad emotiva" (deseado
por nosotros) para que la relación nos resulte más fácil,6 porque “la madurez de una persona no
depende de la acumulación de energía positiva (por ejemplo, alegría, excitación) ni de la
eliminación de la que se considera negativa (por ejemplo, la frustración, la ansiedad, la
tristeza…), sino de una sana integración de ambas”.7
Seguro que tiene razón Pangrazzi cuando afirma que “en el fondo, la verdad de una
persona tiene más que ver con los sentimientos que experimenta o con las emociones que
siente que con las ideas que tiene o los valores que profesa”,8 porque profesar ciertos valores
podría reducirse a una superficial proclamación de ideales. “Las personas que tienen las
mayores seguridades sobre sus emociones son las que mejor saben dirigir su vida”,9 las que
mejor pueden integrar emotividad y racionalidad en la búsqueda del bien.
Está claro que no son más felices las personas más inteligentes (a nivel intelectivo).
Esta es una de las tesis de partida de Goleman. Ni tampoco son las que más éxito tienen, las
que mejor “funcionan” en el trabajo, en el liderazgo, en las relaciones interpersonales.
Se podría decir que se puede ser muy inteligente a nivel de inteligencia intelectiva y
un analfabeto a nivel de inteligencia emocional. Por eso, tanto para la felicidad personal
como para el éxito profesional y el trabajo en equipo, un buen grado de inteligencia
emocional es necesario. Tanto más cuanto más difíciles sean las situaciones en las que una
persona se encuentra, por ejemplo el liderazgo, o el acompañamiento en el sufrimiento.
Caso 1.
María, coja de nacimiento, con las piernas deformadas, con experiencia de 14 años en
silla de ruedas y otras tantas operaciones, en su patente clarividencia y madurez, escribe:
"He descubierto que quiero realmente curarme; he descubierto que curarme significa
aceptar la cojera y hacer la paz con mis limitaciones.
Durante la tarde de hoy he deseado mucho curarme. He llorado, he llorado mucho.
Quería pedir a Dios que me curara, pero mi petición era imposible desde el corazón, porque
curarme sería aceptar mi cojera.
Cuando voy por la calle andando, procuro ir arrimada a la pared porque creo que así
menos gente se puede dar cuenta de que soy coja. No me gusta mirar las tiendas porque los
escaparates, las lunas, hacen de espejo y la imagen que veo no la quiero. Cuando tengo que
entablar nuevas relaciones procuro que el primer contacto me pille sentada, porque así no puede
haber rechazo. Me doy cuenta de que mi no aceptación me condiciona terriblemente en mi vida
diaria.
No puedo evitar gritar desde lo más profundo de mi ser: ¿Por qué me ha tocado todo esto?
¿Por qué a mí? Sí, ya lo sé: todo tiene su lado positivo, y yo he conseguido muchas cosas buenas,
pero hoy siento que la factura que tengo que pagar por tener esa positividad es demasiado cara.
Y aunque soy consciente de que me agrada poder decir lo bueno que llevo dentro, a veces
preferiría no tenerlo y ser normal, sin cojera..."
Sentimientos o hechos:
10
Cfr. BERMEJO J.C., “Qué es humanizar la salud”, Madrid, San Pablo, 2003, pp. 91-131.
11
No lea esta nota antes de hacer el ejercicio. La solución correcta es la siguiente: los números seguidos de guión son los
correctos (se refieren a sentimientos) y los seguidos de punto se refieren a hechos (incorrectos).
Caso 2.
Sentimientos o hechos
1- Daniel no confía en su relación con los médicos porque se siente como un conejillo de indias.
2. Daniel está tumbado en la cama, sin hacer nada.
3. La enfermedad sigue su curso, empeorando.
4. El visitante entra en la habitación y siente la relación con el enfermo.
5- Daniel está cansado de no hacer nada.
6- El visitante se siente incómodo al reconocer que la enfermedad avanza deprisa.
7- El visitante desearía que Daniel viera a sus hijos pero no confía en que así sea.
8. La evolución de la enfermedad está siendo rápida según Daniel.
9- La mujer de Daniel quiere proteger a sus hijos por miedo al recuerdo que puedan guardar.
10- Daniel dice que están experimentando y que no sirve para nada porque cada día está más
débil.
Caso 3.
Diego Gracia afirma la importancia de la culpa (por ejemplo) para entender el obrar
humano ante su semejantes, cuando habla de la ética de la fragilidad.12
Así también, a la hora de hacernos juicios éticos sobre los conflictos, el mundo de los
sentimientos interfiere, o puede interferir, en gran manera. Pensemos en los sentimientos
experimentados en el discernimiento ético sobre el aborto, la eutanasia la clonación, cualquier
tema, en el fondo.
12
Cfr. GRACIA D., “Bioética clínica”, Bogotá, Búho, 1998, p. 35.
13
Cfr. BERMEJO J.C., “Qué es humanizar la salud”, o.c. 91-131.
David Hume (1711-1778) afirmó que los juicios morales no pueden ser juicios de
razón, pues ésta sola nunca nos impulsa a actuar. La moralidad pertenece más bien a la esfera
del sentimiento que a la del juicio, y los sentimientos son de aprobación/desaprobación
(Tratado sobre la naturaleza humana).
Pues bien, en estos últimos años y a raíz del best-seller “Inteligencia emocional” de
Daniel Goleman, se está hablando abundantemente sobre inteligencia emocional, siendo
objeto de atención desde diferentes puntos de vista: a nivel individual, a nivel de
organizaciones y empresas, en relación con la salud, con la educación, etc.
Si de una moda se trata, tendrá todos los límites de las modas. Si miramos este
fenómeno como una oportunidad, se convierte en un momento propicio para tener en cuenta
algo que en realidad es de sumo interés: el influjo de los sentimientos en la vida personal,
profesional, relacional, en la vida moral en general, en la salud y en las relaciones
profesionales en los ámbitos de salud y de intervención social.
14
SCHELER M., “Ordo amoris”, Madrid, Caparrós, 1996, pp.55-56.
15
Cfr. GLÁZQUEZ CARMONA F., DEVESA DEL PRADO A., CANO GALINDO M., “Diccionario de términos éticos”,
Estella, Verbo Divino, 1999, pp.499-501. Dicen también estos autores en el diccionario: “No es el momento de analizar las
emociones básicas del ser humano, que, según Oatley y Johnson, son cinco (alegría, tristeza, miedo, furia, asco); para
Ekmann, son seis (alegría, tristeza, miedo, furia, asco, sorpresa), para Dahl, ocho (contento, alegría, depresión, ansiedad,
amor, sorpresa, ira, miedo) y, según W. James, son infinitas. (…) Pero es Anthony Asheley Cooper, conde de Shaftesbury
(1671-1713), quien ha pasado por ser el más destacado defensor de la llamada moral del sentimiento. Tenemos –excribió en
Inquiry Concerning Virtue (1711)- una facultad moral, innata, que nos permite juzgar nuestras propias acciones y sus
motivos. Sus ideas fueron sistematizadas por Francis Hutcheson (1664-1746), para quien el sentimiento moral está en la
misma constitución natural del hombre.
Por otra parte, los profesionales de la salud y de la intervención social están bien
acostumbrados a encontrarse con emociones intensas en el ejercicio de su profesión. No
siempre –lo reconocen ellos mismos- las manejan con competencia, porque tampoco fueron
preparados en inteligencia emocional.
No soporta que le toquen el muñón, le duele muchísimo. Cada vez que la enfermera
entra a hacerle la cura, es un martirio. Lleva unos días sin comer. Unicamente ingiere
líquidos, pero sólo cuando tiene sed. Manuela está casada, su marido viene a verla cuando
puede (vive en una residencia y es muy mayor) pero todos los días llama para preguntar por
ella. Sus hijos la visitan a menudo.
16
Ibidem., p. 257.
17
GOLEMAN D., “La práctica de la inteligencia emocional”, o.c., p.408.
Seguro que nadie pone en duda la relación entre salud y sentimientos. Poco a poco
empezamos a conocer las bases biológicas de las emociones y su relación con la razón y con
la conducta humana. De este modo, a la vez que a la medicina se le abren nuevas
posibilidades de intervención, se le puede exigir que preste la debida atención a todas las
dimensiones de la persona, incluida la emocional. Es obvio que nuestro organismo –nuestro
sistema inmunitario, por ejemplo- responde a los sentimientos; como es obvio también que
las enfermedades del cuerpo producen emociones que tenemos que manejar.
Ahora bien, para que la atención sanitaria y la intervención social lleguen realmente a
ampliar su visión, a superar la lógica científico-técnica y asistencialista, y a reconocer el
verdadero impacto de las emociones en la salud-enfermedad y en la integración-exclusión, es
necesario realizar un proceso de humanización de estos ámbitos.
Los datos científicos demuestran que el vínculo entre las emociones y la salud es
especialmente fuerte en el caso de los sentimientos negativos, como la ira, la ansiedad y la
depresión, por ejemplo. Estos estados, si son intensos y prolongados, pueden aumentar la
vulnerabilidad a la enfermedad, empeorar los síntomas o dificultar la recuperación. Por otra
parte, estados más positivos, como la ecuanimidad y el optimismo, parecen tener efectos
saludables sobre la salud, a pesar del dato de que el impacto de las emociones positivas no es
tan fuerte como el de las negativas.20 Además, las emociones influyen en la salud también a
través de sus propiedades motivacionales, por su capacidad para modificar las conductas
saludables o no saludables (ejercicio, dieta, descanso, dependencias, etc.).21
Texto:
“Si las emociones son importantes en la práctica sanitaria y social, lo son no sólo por
el impacto que éstas puedan tener sobre la evolución del paciente y de la persona
marginada, sino también por lo que concierne a la propia práctica clínica o a la
intervención social. La satisfacción de los profesionales, la prevención del síndrome
del burn-out, la toma de decisiones en medio de los conflictos éticos, etc., quedan
claramente marcadas por el modo como manejamos nuestros sentimientos”22.
Texto:
“Aun en el caso de que el terapeuta se halle completamente desidentificado de los
contenidos emocionales de su paciente, las emociones de éste terminan afectándole. Y
18
GOLEMAN D., “Inteligencia emocional”, o.c., p. 291-292.
19
GOLEMAN D., “La salud emocional”, Barcelona, Kairós, 1997, p. 62. Antes de la psiconeuroinmunología contamos con
la psicobiología y la psicosomática. Cfr.BAKAL D.A., "Psicología y salud", Bilbao, Desclée De Brouwer, 1996, p. 21.
20
GOLEMAN D., “La salud emocional”, o.c., p. 42.
21
Cfr. CANO-VINDEL A., SIRGO A., DIAZ-OVEJERO M.B., “Control, defensa y expresión de emociones: relaciones
con la salud y la enfermedad”, en FERNANDEZ-ABASCAL E.G., PALMERO F. (Ed.), “Emociones y salud”, Barcelona,
Ariel, 1999, p. 69.
22
Cfr. BERMEJO J.C., “Qué es humanizar la salud”, o.c., p. 130.
Texto:
“No es infrecuente el endurecimiento (la deshumanización) de los profesionales de la
salud y de la intervención social para poder hacer frente al sufrimiento producido por
el encuentro con el sufrimiento ajeno. La alternativa –como también afirma Goleman-
consiste en permanecer abiertos a los sentimientos al tiempo que nos adiestramos en
el arte del autocontrol emocional, para no terminar abrumados por el dolor de las
personas con las que cotidianamente nos relacionamos.”24
En el fondo, la persona integrada, la persona madura –ya no sólo la que tiene éxito, es
aquella en la que se desarrollan las potencialidades físicas, cognitivas, afectivas, relacionales,
espirituales… en función de las propias posibilidades y de la estructura de la personalidad.
Una figura nos puede servir de ayuda para pensar en el deseado equilibrio en una
persona, especialmente pensando en los profesionales de la ayuda o en quienes ayudan
mediante la relación en el ejercicio de su profesión.
23
GOLEMAN D., “La práctica de la inteligencia emocional”, o.c., p. 229.
24
Ibidem., p. 203. Sobre el modo cómo los médicos manejan esta dificultad es interesante la novela: SHEM S., “La Casa de
Dios”, Barcelona, Anagrama, 1998.
En efecto, no son las personas que más saben las que mejor ayudan, sino aquellas en
las que hay equilibrio. De hecho, podemos conocer personas (o sentirnos en parte
identificados, que saben mucho y manejan habilidades, pero flojean en sus “motores”, en sus
motivaciones, en sus disposiciones interiores. Podrían quedar reflejadas en esta figura:
Aún podemos utilizar la figura para pensar en aquellas personas que poseen
conocimientos y están bien motivadas y habitadas por sanas disposiciones interiores, pero
que, en el despliegue práctico se perciben “mancas”, sin habilidades, sin herramientas
concretas que faciliten las relaciones interpersonales y de ayuda. Podrían quedar reflejadas
por esta otra figura:
Pero aún diríamos más. Ayudar a los demás pasa por un buen manejo de la propia
vulnerabilidad, de tal manera que ésta se convierte en recurso. Conocer la propia
vulnerabilidad y los límites se convierte en una oportunidad para aumentar la capacidad de
comprender la condición humana. De hecho, sabemos que muchas de nuestras conductas,
reacciones y estilos relacionales pueden estar muy influidos por el modo como integramos
nuestros propios límites, nuestra “sombra” en términos de C. Jung. De alguna manera
podríamos simbolizar lo que aquí estamos diciendo con la siguiente figura:
AUTOCONOCIMIENTO
25
POWEL J., “¿Por qué temo decirte quién soy?, Santander, Sal Terrae, 1998 8, p. 71.
26
Cfr. BERMEJO J.C., “Humanizar el encuentro con el sufrimiento”, Bilbao, Desclée de Brouwer, 1999, p. 25.
27
MONBOURQUETTE J., “Reconciliarse con la propia sombra”, Santander, Sal Terrae, 1999, p. 12.
28
Cfr. BRUSCO A., “Humanización de la asistencia al enfermo”, Santander, Sal Terrae, 1999, p. 46.
Y, por su parte, para Rocamora, algunos presupuestos para la relación de ayuda son:
"A. Nadie conoce y comprende a los demás si antes no se conoce a sí mismo.
B. La valoración positiva de los otros pasa necesariamente por la autoestima.
C. Nadie puede aceptar a los demás si no se acepta a sí mismo.
D. El amor a los demás empieza por el amor a sí mismo.
E. La madurez psíquica es punto de partida del orientador y punto de llegada del
cliente."30
Carl Rogers dice que "si puedo crear una relación de ayuda conmigo mismo -es decir, si
puedo percibir mis propios sentimientos y aceptarlos-, probablemente lograré establecer una
relación de ayuda con otra persona. Ahora bien, aceptarme y mostrarme a la otra persona tal
como soy es una de las tareas más arduas, que casi nunca puede lograrse por completo. Pero ha
sido muy gratificante advertir que ésta es mi tarea, puesto que me ha permitido descubrir los
defectos existentes en las relaciones que se vuelven difíciles y reencaminarlas por una senda
constructiva. Ello significa que si debo facilitar el desarrollo personal de los que se relacionan
conmigo, yo también debo desarrollarme, y si bien esto es a menudo doloroso, también es
enriquecedor".31
Los expertos en counselling que tienen que relacionarse cada día con personas que
sufren, deben hacer un esfuerzo especial por conocerse a sí mismos de modo que en la relación
con los ayudados eviten todo tipo de posible proyección de las propias necesidades o problemas,
lo cual aumentaría el malestar del ayudado y no le sería ciertamente de ayuda.
Utilizando la imagen del capítulo anterior, la siguiente figura nos podría servir para
ilustrar cuanto venimos diciendo.
29
COLOMBERO G., "Dalle parole al dialogo. Aspetti psicologici della comunicazione interpersonale", Milano, Paoline, 1987,
p. 11.
30
ROCAMORA A., "El orientador del teléfono de la esperanza: perfil psicosociológico el voluntario", en: AAVV, "Hombre en
crisis y relación de ayuda", Madrid, ASETES, 1986, p. 146-147.
31
ROGERS C.R. "El proceso de convertirse en persona", Barcelona, Herder, p. 56. Buber dice: "Empezar por sí mismos: eso es
lo único que cuenta. (...) El punto de Arquímedes a partir del cual puedo mover el mundo es la transformación de mí mismo. En
cambio, si pongo dos puntos de apoyo, uno aquí en mi espíritu y otro allí, en el de mi semejante en conflicto conmigo, el único
punto donde se me había abierto una perspectiva, se me escapa inmediatamente. Así enseñaba Rabbi Bunam: "Nuestros sabios
dicen: "Busca la paz en tu lugar". No se puede buscar la paz en otro sitio más que en sí mismos, hasta que se encuentre". Cfr.
BUBER M., "Il cammino dell'uomo", Magnano, Qiqajon, 1990, p. 45.
VENTANA DE JOHARI
Conocido por
ABIERTA CIEGA
los demás
1 2
ABIERTO CIEGO
Desconocido
por los demás
OCULTA
OCULTO DESCONOCIDA
DESCONOCIDO
3 4
J. C. BERMEJO
- Area abierta o plena luz: se trata de aquella parte de mí mismo que conozco yo y es
conocida por los demás. Es una zona caracterizada por el libre intercambio de informa-
32
Cfr. FRITZEN S.J., "La ventana de Johari", Sal Terrae, Santander, 1988.
- Zona ciega: está formada por aquello que yo ignoro de mí mismo y que, sin embargo,
es conocido por los demás. Pueden ser costumbres, modos de reaccionar, de los que no
somos conscientes. Es aquello que los que nos conocen saben de nosotros más de lo que
nos dicen. Por ejemplo: nuestra manera de actuar, nuestro modo de hablar, nuestro estilo
de relacionarnos, etc.
- Zona o área oculta: Contiene informaciones que yo no quiero que los demás conozcan
("secretos"), quizá por miedo a revelar los propios sentimientos u opiniones, con el
riesgo de que esto pueda provocar reacciones en los otros. Normalmente se trata de
defenderse para no ser valorado negativamente. John Powel dice:
"Tengo miedo de decirte quién soy, porque si te lo digo, puede que no te guste cómo
soy y resulta que... esto es todo lo que tengo. Tengo miedo de ser el que soy contigo...
Tengo miedo de ser juzgado por ti. Tengo miedo de que me rechaces. Tengo miedo de
que me hagas daño. Tengo miedo de que, si realmente soy yo mismo, no me vas a querer;
y necesito tu amor tan ansiosamente que jugaré los roles que tú esperas y seré la persona
que te agrade... aunque me pierda a mí mismo en el proceso".33
"Muchas veces, una de las posibles razones por las que mantenemos el secreto es porque
no encontramos elementos de apoyo en el grupo. Suponemos que, si reveláramos
nuestros sentimientos, pensamientos y reacciones, los integrantes del grupo podrían
juzgarnos de manera negativa. Sin embargo, a menos que revelemos algo sobre nosotros
y verifiquemos si es cierta nuestra suposición, no tendremos posibilidad de saber cómo
van a reaccionar realmente los integrantes del grupo. Es decir, que si no asumimos
ciertos riesgos, jamás sabremos nada acerca de la realidad o la irrealidad de nuestras
suposiciones. Por otra parte, también tratamos de mantener el secreto cuando nos motiva
el deseo de controlar o manipular a los demás."34
Es de notable utilidad para ayudar a los demás ser conscientes de esta realidad, así como
tender a aumentar la zona "plena luz" mediante la apertura de sí mismos y mediante la
integración de los "feed-back" que nos vienen de los demás o que podemos pedir a los demás.
En la medida en que uno es transparente, auténtico, sincero, en esa medida podrá ser más libre
en la relación con el otro, y de modo muy especial, en la relación con el que sufre, porque con
frecuencia éste nos transmite informaciones o sentimientos que despiertan dentro de nosotros
emociones, recuerdos, paralelismos... que pueden bloquear nuestra acción positiva ante él.
33
Cfr. POWELL J., "¿Por qué temo decirte quién soy? Sobre autoconocimiento, maduración personal y comunicación
interpersonal", Santander, Sal Terrae, 1989.
34
FRITZEN S.J., o.c., pp. 10-11
Trazar una línea vertical y otra horizontal siguiendo las indicaciones del recuadro,
para construir tu propia ventana35
SOLICITA FEEDBACK
NUNCA DA
FEEDBACK
1 2 3 4 5 6 7 8 9
(el grupo no sabe
cómo está él ni lo
2
que
O DA FEEDBACK
IGUAL DE
ABIERTO QUE
5
DE CERRADO
MÁS ABIERTO
QUE CERRADO
7
SIEMPRE DA
FEEDBACK 8
(permite que el
grupo sepa
cómo está y lo 9
que piensa del
grupo)
Tipos de ventana
- Un área libre amplia es lo ideal. Indica que una gran parte del comportamiento de una
persona está liberada y abierta a los demás. Ahora bien, no es preciso mostrar un
“área libre” amplia para con todo el mundo. Las personas con las que entramos en
contacto casualmente pueden interpretar este tipo de apertura como algo amenazador
e impropio de las relaciones que mantenemos con ellas.
- La amplitud del “área oculta” es propia de una persona cuyo estilo característico de
participación y de relación consiste en preguntar mucho a los demás, pero sin darles
35
Cfr. Fritzen S.J., “La ventana de Johari”, Sal terrae, Santander, 1988, p. 38.
- Un “área desconocida” amplia representa a la persona que no sabe gran cosa acerca de
sí misma y a la que, además, los otros conocen muy poco. Si se le pregunta por su
falta de participación, podrá responder con un “yo aprendo más escuchando”. Las
personas que se implican muy poco en las relaciones reciben muy pocos feed-back
porque no suministran a los otros los necesarios datos para que reaccionen. A estas
personas se les puede comparar con las tortugas en cuanto que el caparazón impide
que las personas entren en él y que él pueda salir de sí o exponerse. Estas personas
tienen una responsabilidad rígida, fría y distante y no son comunicativas.
3. Explorándose a sí mismo
La ventana de Johari es una herramienta útil para verse a sí mismo en las relaciones
con los demás. Ofrecemos a continuación otras herramientas que pueden permitir a quien las
utilice profundizar en diferentes áreas de su vida.
Responder a las siguientes cuestiones con sinceridad y con la profundidad que cada
uno desee, y si es el caso, compartirlo con alguna persona o en el grupo.36
1.1.
1.2.
1.3.
2. La vida y yo...
3. Yo, en grupo...
3.1. En el trabajo en …:
3.1.1. Mi gran esperanza es:
3.1.2. Mi mayor frustración es:
3.1.3. Mi proyecto de acción se fundamenta en:
3.1.4. Mi principal dificultad para llevarlo a cabo es:
36
Algunas de las ideas de este ejercicio están basadas en Antony de Mello, contado por BONET J.V., “Antony de
Mello: Vivir en plenitud. Lo que aprendí y viví con Tony de Mello. 8 rasgos de su pedagogía”, Manantial, Málaga,
1999, pp. 25-27.
4.1. Amo…
4.2. Espero…
4.3. Creo…
4.4. Quiero, decido, opto por...
4.5. Me alegro, gozo...
4.6. Lloro, sufro...
4.7. Me enfado…
4.8. Me late muy fuerte el corazón...
4.9. Celebro de corazón…
4.10. Vivo la soledad...
4.11. Me gustaría conjugar más el verbo...
5.2. Si me miro en positivo, descubro que las cualidades que me parece que es bueno
nombrar son:
Uno de los requisitos para que una experiencia sea verdaderamente provechosa y
humanizadora es encarnarla realmente en el momento presente. Se es más “humano” cuanto
más conciencia se tiene de sí mismo y mejor se manejan los propios recursos y se integran los
propios límites. Reflexionar sobre el momento presente puede ayudar a humanizarse y a
interiorizar más la experiencia, tomando mayor conciencia de sí mismo, aumentando la
inteligencia emocional. El siguiente ejercicio, como el anterior, puede contribuir a conocerse
mejor y puede ser útil compartirlo con alguna persona (todo o en parte) en clave de
comprensión y de confrontación recíproca.
5. Escribe una frase que refleje tu estado de ánimo en este periodo de tu vida.
1. Autobiografía:
2. Crecimiento humano:
Reflexionar sobre las etapas del crecimiento personal a nivel humano, figuras clave que
han influido en la propia maduración.
Describir las principales convicciones personales (los principales valores) sobre la vida,
las relaciones humanas, la vida espiritual...
Reflexionar sobre una situación concreta, más o menos importante, en la que has tenido
que prestar ayuda a una persona (enfermo, familiar, destinatario de tu profesión, etc.). Narrar por
escrito el desarrollo de la situación, cómo has intentado ayudar, cuáles han sido tus dificultades
personales y cuáles los puntos fuertes (cualidades, valores) que has puesto en práctica. Describir
el modo como has vivido la relación y dar nombre a los sentimientos experimentados en esta
situación.
Construir frases con estas palabras en primera persona o reflexionar sobre ellas en mi
vida.
- Adiós
- Hola
- No
- Sí
- Yo
- Nosotros
- Poder
- Perdón
- Gracias
- Amor
- Trabajo
- Autocomprensión
- Sufrimiento
- Gozo
En realidad, muchos de los ejercicios que hemos propuesto nos ayudan a tomar
conciencia de la imagen que tenemos de nosotros mismos y de la que creemos que tienen los
demás.
De él mismo dice “soy manso y humilde de corazón (Mt 11, 29), pregunta
expresamente sobre lo que la gente dice de él (Mt 16,13; Mc 8,27; Lc 9,18-20) y a sus
discípulos les pide también su opinión: “y vosotros, ¿quién decís que soy yo?” (Mt 16,15). El
mismo se autodefine como “Hijo de Dios” (Mt 27, 43) y responde afirmativamente a la
pregunta “¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito?” (Mc 14,61-62).
Sin entrar en la riqueza de todas estas autorevelaciones de Jesús, que podrían darnos
mucha riqueza para el tema que nos ocupa, podemos dejarnos interpelar también nosotros por
cómo nos concebimos y qué creemos que los demás dicen de nosotros. También podríamos
preguntarlo directamente a algunas personas.
Imaginar que visitamos un museo de escultura. Mientras vamos pasando por las salas
vamos viendo diferentes estatuas de personas conocidas y desconocidas. De pronto, en una
sala cualquiera, encontramos “mi estatua”, la estatua que me representa, la de mi persona.
Intentar imaginar y responder a las siguientes preguntas:
AUTOCONTROL EMOCIONAL
“Que Dios me conceda serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar,
valentía para cambiar las que sí puedo, y sabiduría para ver la diferencia”. Hermoso lema
para quien quiera hacer un camino de autocontrol emocional.
Los sentimientos son, pues, los modos más íntimos de experimentarse reaccionando
ante los estímulos externos e internos. Tienen connotaciones placenteras o de displacer y la
capacidad de nombrarlos es específicamente humana. La incapacidad de nombrar lo que se
siente constituye una patología, llamada alexitimia.
Por ejemplo, si una persona que ha perdido a un ser querido, responde a la pregunta
¿cómo te sientes? diciendo que tiene un nudo en el estómago y no es capaz de nombrar de
37
Cfr. MARINA J.A., LÓPEZ M., “Diccionario de los sentimientos”, Barcelona, Anagrama, 1999, p. 45.
Los sentimientos son, pues, instrumentos de que dispone el sujeto para la relación,
tanto con personas, animales y cosas, cuanto consigo mismo, es decir, con sus pensamientos,
fantasías, deseos, impulsos, que podemos denominar genéricamente “objetos”, ya sean
internos o externos.
Además de instrumentos del sujeto para la relación con los objetos del entorno y
consigo mismo, los sentimientos son estados del sujeto, porque lo cualifican y lo modifican
en cierto sentido. Son estados del “yo”.
Sentir es un proceso que, de alguna manera, tiene dos partes: la experiencia cognitivo-
emocional que el objeto provoca y los efectos que dicha experiencia desencadena en el
organismo (internamente y conductualmente).
En efecto, la falta de conciencia de un sentimiento hace que éste actúe en una persona
de manera incontrolable, manifestándose de manera salvaje, ciega, es decir, sin la
participación o con una mínima participación de la inteligencia y de la voluntad.39
38
Cfr. CASTILLA DEL PINO C., “Teoría de los sentimientos”, Barcelona, Tusquets editores, 2000, pp. 19-34.
39
BRUSCO A., “Madurez humana y espieirutal”, Madrid, San Pablo,, 2002, pp. 63-90.
Tomar conciencia, ser capaces de dar nombre a las emociones, aceptarlas liberándolas
de la connotación moral de la que suelen in cargadas, integrarlas y aprovechar su energía en
la dimensión conductual constituye el proceso apropiado de integración de los propios
sentimientos en sintonía con los valores.
40
ARIETA L., “Los rostros de la tristeza. Terapias de superación”, en “Sal Terrae”, 2000(1031), p. 102-103.
41
BORRELL i CARRIO, F., “Manual de Entrevista Clínica”, Madrid, Harcourt Brace, 1998 4, p. 57-59. “La esencia de la
regulación emocional es la capacidad para demorar el impulso en beneficio del objetivo”. Cfr. MARTINEAUD S.,
ENGELHART D., “El test de inteligencia emocional”, Barcelona, Martínez Roca, 1997, p. 13.
Vuestro grupo se encuentra en una barca en medio del mar. El ambiente es de alegría cuando,
de repente, os dais cuenta de que la situación se ha convertido en dramática.
La hipótesis de salvar la propia vida contando con los propios recursos (nadando, por
ejemplo) no es factible porque el agua está helada y sólo se puede sobrevivir durante algún
minuto.
Antes de que la barca se hunda, lo único que se puede hacer es decidir quiénes serán
los dos que se salvarán y los mensajes que darles a ellos.
Para un observador:
Tu tarea es la de ser el observador silencioso del proceso de grupo tomando nota de
cuanto sucede:
42
Cfr. VALLES A., “Curso de inteligencia emocional. (Habilidades emocionales)”, Valencia, Promolibro, 2003, pp. 11-21,
El autor, a su vez, se inspira en José Antonio Marina.
43
Solución: 1. Desconfianza, 2. Confianza, 3. Desconcierto, 4. Recelo, 5. Sorpresa, 6. Extrañeza, 7. Asombro, 8. Espanto, 9.
Pasmo, 10. Estupefacción, 11. Estupor, 12. Sobresalto, 13. Susto, 14. Admiración, 15. Fascinación, 16. Embeleso, 17.
Respeto, 18. Veneración, 19. Adoración, 20. Comicidad, 21. Ridículo, 22. Humor (buen), 23. Gracia.
El encuentro tiene lugar en una unidad de Cuidados Paliativos y dura unos minutos.
Es por la mañana. Pablo tiene 30 años. Tiene mejor aspecto que los días anteriores, en que
presentaba (también ahora en buena medida) aspecto descuidado –además de su delgadez-:
le han afeitado la barba y cortado el pelo. Anteriormente no había mantenido ninguna
conversación con él porque me había encargado de otros pacientes de la Unidad.
No es posible captar la realidad sin tener en cuenta los sentimientos. Las abstracciones
de la inteligencia intelectiva y del razonamiento tienen importancia, pero cuando ellas
pierden contacto con los sentimientos, abren el camino para los actos inhumanos y
destructivos. Cuando perdemos contacto con nuestros sentimientos, perdemos a la vez el
contacto con nuestras cualidades más humanas, más personales, más íntimas. Parafraseando a
Descartes podríamos decir: "Siento, luego existo".
Hay quien afirma que somos más lo que sentimos que lo que pensamos y que las
decisiones más importantes de nuestra vida las solemos tomar muy marcados por los
sentimientos, no siempre por un discernimiento racional. Por eso es necesario conocer y ser
dueños de los mismos.
Tristeza
Sentirnos tristes puede señalar lo que es importante para nosotros mucho más que
ningún otro sentimiento. Esto es verdad sobre todo en las personas vulnerables y en las que
cuentan con menos defensas contra el daño. No es posible aprender ni crecer a partir de una
experiencia que negamos, incluida la de sentirnos tristes y heridos por las pérdidas.
44
Nos inspiramos en parte en: VISCOTT D., "El lenguaje de los sentimientos", Buenos Aires, Emecé, 199313.
Si perder algo importante hiere, hiere más aún fingir que no es así. La tristeza es el
apagamiento de la energía vital que, bien utilizada, nos puede hacer más reflexivos, capaces
de interiorizar y tomar conciencia de nuestra realidad.
La tristeza nos hace sentirnos infelices, melancólicos, como "en un pozo". De alguna
forma sobreviene, como la culpa, cuando la rabia queda prisionera en nuestro interior. En este
caso se puede transformar en odio y comenzar a despojar a la vida de todo significado
(depresión).
La tristeza es un sentimiento de vacío que sigue a una herida o una pérdida. Cuando
nos sentimos tristes y nos preguntamos "¿qué he perdido?", "¿qué me ha herido?", por lo
general tenemos una respuesta que tiene sentido. Podemos expresar rabia por nuestra herida y
dolor por nuestra pérdida. Nuestra rabia no ha sido enterrada y si lo resolvemos, podemos
conseguir que la tristeza desaparezca.
A veces la tristeza está relacionada con la culpa, que nos hace vernos como
inmerecedores, malvados, crueles y llenos de remordimiento, de reproches y de odio contra
nosotros mismos por alguna conducta en relación a otras personas.
A veces nos sentimos tristes porque empezamos a sospechar que nosotros somos
malos y tememos que los demás hayan visto nuestra maldad potencial en nosotros.
Comenzamos a sentirnos tal mal frente a nosotros mismos, que pensar en la herida de origen,
en lo que ha causado el sentimiento de tristeza o de rabia contra nosotros mismos (culpa),
puede hacernos sentir mejor.
Un día, al entrar en una habitación, con el fin de ayudar a los pacientes, me encontré
con una señora de cara muy dulce, de unos 70 años, que sonreía y que contestó amablemente
a mi saludo. Hablamos de cosas triviales y de cómo había llegado hasta allí, a consecuencia
de una caída en la que se había fracturado la cadera. Era viuda, padecía diabetes y había
perdido la vista. Noté que no recibía visitas y que, a su pesar, dejaba asomar en su cara una
nube de tristeza.
Ansiedad
La ansiedad tiene que ver con la amenaza de pérdida o daño inminentes, con su
correspondiente beneficio para el que lo experimenta (posibilidad de defenderse de la pérdida
El miedo (a no ser que se convierta en pánico) agudiza los sentidos, puede hacer más
preciso el pensamiento, y lo concentra exclusivamente en el peligro inmediato, favoreciendo
de tal forma respuestas eficaces para afrontar el peligro. Al mismo tiempo, cambios
fisiológicos autónomos activados por el sistema nervioso simpático preparan a la persona a la
lucha o a la fuga... Si la lucha tiene éxito, el peligro es eliminado; si se elige la fuga, el
peligro queda a una distancia de seguridad. Las dos respuestas tienen el efecto de atenuar la
amenaza y reducir el miedo. En el caso de la ansiedad, en cambio, es imposible tanto la
lucha como la fuga, en cuanto que el peligro no es objetivo y externo.
Entre una cierta inquietud y un ataque de pánico, pueden existir muchos grados y
peculiariedades de ansiedad. La ansiedad, finalmente, puede transformarse también en una
verdadera enfermedad: se trata entonces de la ansiedad crónica o neurosis de ansiedad (que
no afrontamos aquí).
Completar las siguientes frases. Puede ser oportuno distinguir entre cuando el
sentimiento es producido en la relación con una persona próxima, cuando se relaciona con
una persona del mundo laboral y cuando se relaciona con personas más distantes
afectivamente.
José Luis tiene 29 años. Vive la fase avanzada del Sida. Lleva once meses sin ninguna
defensa, en el último año ha sufrido múltiples ingresos en el hospital. De talante luchador,
últimamente se muestra cansado física y anímicamente. Es soltero, ha mantenido una
relación de pareja hasta hace muy poco tiempo porque él decidió dejarlo a fin de no hacer
A.1. ¡Hola José Luis!, ¿Cómo estás? (Le digo mientras me acerco a su cama) Qué raro que
no hayas salido a dar un paseo por la terraza con el día tan bueno que hace... (José
Luis no me contesta, ni siquiera hace el más mínimo movimiento). Venga, he visto
que ya hay algunos compañeros que están sentados tranquilamente al sol, ¿por qué no
vas con ellos?
B.1. ¿Me afectará a la cabeza? (Me pregunta mientras levanta su mirada hacia mí)
A.2. ¡Qué dices! Hoy estás pesimista, ¿eh?
B.2. ¿Me afectará a la cabeza? (Vuelve a repetir la misma pregunta esta vez casi sin
movimiento alguno).
A.3. No sé por qué piensas en eso ahora. Lo que necesitas es airearte y tomar un poco el
sol.
B.3. ¿Sabes? Tengo mucho miedo...
A.4. No tienes que tener miedo. A ti, tu enfermedad, te ha afectado al páncreas y nada más.
B.4. Sí, pero si yo perdiera la cabeza...
A.5. No entiendo por qué me preguntas eso: tú razonas bien, te gusta leer, andas bien de
memoria...
B.5. Carlos también estaba bien y... No sé por qué tiene que pasarnos esto.
A.6. ¿Por qué no te comparas con Juan que está de maravilla, en lugar de con Carlos?
B.6. Es que Carlos y yo somos muy buenos amigos y cuando le veo así... No quisiera
terminar como él.
A.7. José Luis, olvídate de Carlos y vámonos a la terraza (Le cojo del brazo y salimos de la
habitación. Soy consciente de que no deseo continuar esta conversación).
Rabia
Hay personas que se resisten a enfadarse porque sus fantasías son tan violentas que les
provocan susto y confusión. Se preocupan por el temor de salirse realmente de las casillas si
se expresan y con ello prueban al mundo que ellos son los monstruos, no los demás. No
advierten, en este caso, que las fantasías son resultado del mecanismo de represión en sí. En
A veces junto a la rabia se mueve la culpa, que nos lleva a tener una visión negativa
de nosotros mismos. La memoria selecciona los recuerdos negativos, convencidos de nuestra
maldad. Los logros y cuanto apoye una imagen positiva de uno mismo son más difíciles de
hallar. La resolución de la culpa insana no es fácil. Debemos buscar las razones que nos
impidieron expresar nuestra rabia al principio. ¿De qué teníamos miedo? ¿No advertimos que
nos herían? ¿Temíamos el rechazo de la persona que nos hería? Necesitamos tener cierta
comprensión del origen de nuestra dificultad antes de poder volver a ella e intentar resolverla.
Raquel es una mujer de unos 60 años, que tiene esclerosis múltiple. No tiene familia
cercana. Ya no puede mover las piernas y se pasa el día mirando a través de la ventana del
Centro donde la cuidamos. Al ir a ayudarla a la habitación, la conversación tiene lugar
como sigue.
Encauzar los sentimientos supone sentir todas nuestras heridas y pérdidas y seguir
marchando hacia el próximo momento de la vida con una carga del pasado que no nos impida
vivir el presente siendo dueño de él. Saldadas nuestras deudas emocionales -integrados los
El camino de integración pasa en primer lugar por permitirnos sentir lo que sea que
sentimos, sin formular juicios de valor. A veces tratamos de no sentir, mientras que sería más
adecuado comprobar que sentimos, simplemente, sin temer sentir por creer que una
determinada emoción nos hará aparecer bajo una luz desfavorable.
Por otra parte, hemos de asumir una cierta responsabilidad ante nuestros propios
sentimientos, especialmente sobre el modo como los manejamos y aprender a amarnos lo
suficiente por encima de lo que sintamos. No se puede crecer si no admitimos nuestros
sentimientos. No es posible aceptar sentimientos cuya existencia no reconocemos. Dejarlos
salir -comunicarlos- puede ser alarmante, pero ni nosotros ni el mundo se desmoronarán
porque expresemos nuestros sentimientos. La expresión apropiada de los mismos rara vez
lleva a la pérdida del propio control. Enfadarse y llorar, por ejemplo, no es perder el control,
sino simplemente expresar sentimientos intensos. La feliz consecuencia de liberarnos de
emociones que imponen una carga es volvernos abiertos.
Para ser abiertos, en este sentido, es necesario comprender lo que sentimos, saber de
dónde provienen dichos sentimientos, y ser capaces de expresarlos frente a quien sea
apropiado hacerlo. Cuando somos abiertos, las necesidades siguen existiendo, pero las
percibimos con claridad porque estamos abiertos a los sentimientos que las definen y las
interpretan. A medida que nos volvemos abiertos, dependemos menos de lo que dicen los
demás y más de nuestra propia visión del mundo, de lo que nos dicen nuestros sentimientos.
Los sentimientos nos definen la realidad en forma más directa y más completa que
nada. Nos definen además nuestro tiempo. La pérdida en el futuro es percibida como temor,
la pérdida en el presente es sentida como dolor. La pérdida en el pasado es experimentada
como rabia. Los sentimientos hablan de nuestro mundo y de alguna manera lo hacen
accesible.
Encauzar los sentimientos supone comprometerse por vivir la vida dando un realce al
presente, ya que es sólo en el presente donde podemos ejercer algún control sobre ella. No
podemos cambiar nuestro pasado, y el futuro se forma constantemente del presente.
Ahora bien, como dice Carlos Castilla Del Pino, “si el pensamiento se dice, el
sentimiento se expresa. En la vida de relación no damos el mismo valor de veracidad al decir
que al expresar un sentimiento, y juzgamos correctamente al considerar que hablar de lo que
se siente es en verdad hablar de lo que se piensa cuando se siente. No se debe confundir la
descripción con la demostración de un sentimiento. Pueden describirse sentimientos que no
se tienen, pero es difícil mostrar un sentimiento inexistente”.45
45
CASTILLA DEL PINO C., “Teoría de los sentimientos”, o.c., 2001 5, p. 65.
46
Tabla traducida y modificada de CARKHUFF R., "L'arte di aiutare. 2 Quaderno di lavoro", Trento, Erickson, 1989, p. 64.
47
Adaptado de CARLSON D.E., “Counseling and Self-Esteem”, Dallas, Word Publishing, 1988, p. 172.
Puños
RABIA cerrados,
tensión en los
Airado, violento, músculos,
furioso, irritado, dolor en el
rabioso, abdomen,
disgustado, cuello tenso,
frustrado, brazos listos
resentido, para golpear.
enérgico, inquieto.
Nudo en la
garganta,
opresión detrás
TRISTEZA de los ojos y
en la parte baja
Triste, del pecho.
melancólico,
afligido,
deprimido,
abatido,
desanimado,
dolorido.
ALEGRIA
Feliz, realizado,
optimista,
satisfecho, Músculos
contento, relajados
relajado,
agradable,
apacible, amable
gentil, simpático,
sensible,
bondadoso..
8. Esta es la forma clásica de llegar al control emocional del que tanto se habla...
Ignorar los sentimientos, reprimirlos, no es el camino para "controlarse", sino
más bien para ser controlado por todo lo que se quiere "controlar"...
9. En el ejemplo propuesto (7), los sentimientos hacia mi jefe que yo quería ignorar,
seguirán influyendo en mi conducta, aunque yo no me dé cuenta...
48
Cfr. BERMEJO J.C., CARABIAS R., “Relación de ayuda y enfermería. Material de trabajo”, Santander, Sal
Terrae, 1998, pp. 107-110.
11. Los sentimientos son una fuente de información sobre nuestra relación con el
mundo que nos rodea. Sin esta fuente de información se intentaría resolver el
problema de nuestras relaciones con el mundo externo sin considerar la
globalidad, es decir, sin tener en cuenta el mundo emotivo, tan importante para
la persona...
13. Pero más generalmente los sentimientos buscan una vía indirecta para
expresarse, ordinariamente mediante un juicio de valor o moral. Se cambia el
objeto de la atención de los propios sentimientos por la persona del otro... En
lugar de decir, por ejemplo "siento difícil la relación contigo", digo "eres un
estúpido"... En lugar de decir "estoy enfadado porque ya es la tercera vez que
vienes a la mesa sin lavarte las manos", digo "eres el muchacho más sucio del
barrio".
14. Desde el punto de vista psicológico, el ideal sería la expresión directa de los
sentimientos. Así se manifestarían dos cosas:
1. Que soy yo el que está en juego...
2. Que el sentimiento está en mí... Por ejemplo: "estoy enfadado". Soy yo el que
tengo rabia... No digo nada de ti...
16. Esta dificultad crece cuando los sentimientos producen sentimientos... Puede
haber una verdadera cadena de sentimientos... Por ejemplo:
- "Me siento inferior porque he hecho mal un trabajo"
- "Me siento enfadado conmigo mismo porque me siento inferior".
- "Me siento aturdido porque me siento enfadado".
- "Me siento deprimido por todo esto".
18. Puede ser que haya a la vez sentimientos contradictorios. Una persona me gusta
y a la vez me duele lo que me ha hecho. ¿Me gusta? ¿Pero si me parece que
estoy enfadado con ella? ¿Estoy enfadado? Pero si me gusta... No sé ni lo que
decir... No digo nada directamente. Intento inconscientemente hacerle
comprender, con mi actitud, que estoy enfadado, lo cual normalmente es
desconcertante para el otro.
21. Moralmente los sentimientos no son ni buenos ni malos. Esto es muy importante
subrayarlo.
23. Los sentimientos positivos hacia una persona son signos de seguridad ante ella,
de confianza en ella, de sentido de libertad en relación a ella... Ante ella se puede
cambiar de pensamiento, pero no hay que defenderse, esconderse detrás de una
máscara, vivir cerrado en el propio castillo...
24. Los sentimientos negativos hacia una persona son signo de que algo no va bien
en mis relaciones con ella... Hay algo que es necesario aclarar... Son un signo de
inseguridad ante ella, de no ser libre en relación a la misma, de necesidad de
defenderse, de cerrarse en el propio castillo, de enmascararse... De lo contrario,
se temen desagradables consecuencias.
25. En las relaciones interpersonales hay que prestar atención a los sentimientos de
los otros, sobre todo cuando estos se expresan indirectamente.
3. El ayudante asertivo
En efecto, para que la relación de ayuda tenga éxito, el ayudante debe llegar a
ser afirmativo en el grado más alto posible. La afirmación o asertividad, como resultará
claro al final de estas líneas, es una actitud que puede manifestar su eficacia y validez
también en todas las situaciones relacionales en general.
La persona agresiva, en cambio, tiene un tono de voz decidido, tal vez frío y alto;
su discurso es fluido y sin pausas; su rostro expresa determinación y hostilidad; quiere
intimidar (dedo apuntando, cabeza levantada).
MOTIVACION
49
MILLER W.R., ROLLNICK S., “La entrevista motivacional”, Barcelona, Paidós, 1999, p.37.
50
Cfr. PANGRAZZI A., “Girasoles junto a sauces. En diálogo con los enfermos”, Santander, Sal Terrae, 2000, p.
151.
51
SANDRIN L., “Comprender y ayudar al enfermo”, Madrid, San Pablo, 1992 2, p. 15.
52
MASLOW A.H., “Motivación y personalidad”, Barcelona, Sagitario, 1975. La escala comprende las necesidades
básicas o fisiológicas, las de seguridad, la de amor y pertenencia, la necesidad de estima y reconocimiento, y las de
autorrealización.
53
Cfr. MUCCHIELLI R., “Apprendere il counseling. Manuale di autoformazione al colloquio d’aiuto”, Trento,
Erickson, 1987, pp. 96-97.
54
BRUSCO A., “Humanización de la asistencia al enfermo”, Santander Sal Terrae, 1999, p. 51.
55
GUTTMANN D., “Logoterapia para profesionales. Trabajo social significativo”, Bilbao, Desclée De Brouwer,
1998, p.43.
56
Cfr. AAVV., "Por un hospital más humano", Madrid, Paulinas, 1986, p. 111.
57
Cfr. LAIN ENTRALGO P.,"La espera y la esperanza", Madrid, Alianza, 1984., p. 238.
58
ALFARO J., "Speranza cristiana e liberazione dell'uomo", Brescia, Queriniana, 1973, p. 38.
Las motivaciones intrínsecas son alimentadas, en parte, por lo que algunos llaman
“el contrato psicológico”, es decir, por las expectativas no escritas que operan en todo
momento en cada miembro de una organización y que se relacionan con cuestiones más
personales que profesionales, de reconocimiento, apoyo, respeto, confianza, refuerzo, etc.
Algunos hablan también de “salario emocional”.
- Motivación y necesidades:
¿En qué medida me motiva la satisfacción de mis necesidades…
- físicas (alimentación, vivienda…):
- de seguridad
- de amor y pertenencia
59
Cfr. VILLAR E., ”Humanizar en condiciones adversas”, en: BERMEJO J.C. (Ed.), “Salir de la noche. Por una
enfermería humanizada”, Santander, Sal Terrae, 1999, p. 61.
60
Cfr. HERBERG F., “Una vez más: cómo motivar a los trabajadores”, Biblioteca Harvard de Deusto “Motivación”,
Vol. 2031, Bilbao, 1980, pág. 7-18.
- Motivación y valores:
¿En qué medida, más allá de mis necesidades, me siento motivado por los
valores en los que creo y por los que apuesto?
- Motivación y esperanza:
¿Me sostienen la motivación estas características de la esperanza?:
- El coraje
- La paciencia
- La entereza
- La constancia
Algunos decían que era muy raro. Otros, que era sobrenatural. Las notas
mágicas que salían de su violín tenían un sonido diferente. Por eso nadie quería perder
la oportunidad de ver su espectáculo.
El director paró. La orquesta paró. El público paró. Pero Paganini no. Mirando
su partitura, él continuó extrayendo sonidos deliciosos de un violín con problemas. El
director y la orquesta, admirados, volvieron a tocar. El público se calmó.
Pero el público no podía imaginar lo que iba a ocurrir a continuación. Todas las
personas, asombradas, gritaron un Ohhh! que retumbó por toda la sala: una tercera
cuerda del violín de Paganini se rompió.
Preguntarse por las motivaciones personales de nuestro hacer y del modo como
nos comportamos puede comportar un camino de autoconocimiento y sinceridad con
uno mismo y con los demás, a la vez que de crecimiento y maduración personal.
Ciertamente poseer con absoluta clarividencia los motores que nos mueven en la
vida podría ser destructivo, puesto entre el altruismo y la búsqueda de uno mismo
siempre hay ciertas mezclas. No se trata tanto de no tener ningún elemento “impuro” en
nuestras motivaciones, cuanto de ser dueño de cuantos nos empuja en el obrar para tener
la posibilidad de reconducirlo o someterlo a análisis y purificación.
En el fondo, como ya hemos apuntado, purificar las motivaciones pasa por clarificar
los valores que conducen nuestra conducta. Cuando una persona pone la causa de su
motivación exclusivamente fuera de sí, aún puede preguntarse qué puede y quiere hacer
en el ámbito que depende de él mismo en medio de esa situación desmotivadora.
61
Cfr. PANGRAZZI A., “Girasoles junto a sauces. En diálogo con los enfermos”, Santander, Sal Terrae, 2000, pp.
154-155.
62
Cfr. GOLEMAN D., “Práctica de la inteligencia emocional”, Barcelona, Kairós, 1999, pp. 155ss.
En efecto, movidos por un sentimiento positivo, como por ejemplo la ternura, somos
capaces de hacer lo mejor (cuidar a una persona con delicadeza) y lo peor (matarla para
que no sufra). Así también movidos por un sentimiento negativo, como por ejemplo la
rabia, podemos hacer lo mejor (trabajar por erradicar la injusticia que nos la produce) o
lo peor (atacar violentamente a quien nos desencadena tal sentimiento). He ahí la
importancia de purificar los sentimientos y ser dueños de su energía poniéndola al
servicio de los valores genuinamente humanos y realmente interiorizados.
Para Goleman, las personas que él llama “trabajadores estrella” porque son capaces
de automotivarse fácilmente, se caracterizan por tres competencias motivacionales
fundamentales:63
El primer elemento, pues, -el logro- constituye el impulso director para mejorar o
satisfacer un modelo de excelencia. Las personas dotadas de esta competencia, se
caracterizan por:
- Estar orientadas hacia los resultados y poseer una motivación muy fuerte para
cumplir sus objetivos y sus exigencias.
- No vacilar en afrontar objetivos desafiantes y en asumir riesgos calculados.
- Recabar la información necesaria para reducir la incertidumbre y descubrir formas
más adecuadas de llevar a cabo las tareas en las que se hallan implicados.
- Aprender a mejorar el desarrollo de sus tareas.
63
Ibidem, pp. 164-177.
64
Cfr. BAUTISTA M., “Cuentos para elaborar el duelo”, Cochabamba (Bolivia), Verbo Divino, 2004, pp. 41-43.
El equipo médico del hospital confirmó por TAC (que traía el propio enfermo ya
hecho) que, en efecto, se trataba de un hepatoma que invadía prácticamente todo el
hígado, con afectación portal; sin posibilidad de cirugía, y de muy mal pronóstico.
Se informó a su mujer y a sus padres del proceso que sufría Pedro. Ahora se
planteaba la dificultad de cómo informar y de qué a Pedro.
P.1 Todo empezó con un dolor de espalda que cada vez era más intenso. El médico de
empresa me hizo algunas pruebas y cuando me citó, sin más, me dijo que el dolor
era debido a un cáncer de hígado. Me comentó que esto se podía operar y aunque
era una cosa seria y peligrosa por lo complicado del caso, tenía posibilidades. Me
dijo que ingresara urgentemente y por eso estoy aquí.
D.1 Bueno, bueno... Antes de nada tenemos que hacer pruebas para ver qué pasa. No
hay nada seguro. Ante todo, usted tranquilo.
P.2 Mire, yo estoy muy preocupado. Mi mujer y mi familia no saben nada de esto.
Ellos creen que es todo por la hepatitis. Si realmente tengo un tumor, ¿me lo dirá,
verdad? A mí el primero.
D.2 Como ya le he dicho antes: mucha tranquilidad. Vamos a estudiarle más a fondo y
entonces hablaremos. Hemos pautado calmantes para el dolor y comenzaremos
mañana mismo con las pruebas. ¡Venga, tranquilo! Hasta luego!
D.4 ¡Vaya numerito! Su mujer se desmaya, los padres llorando... ¡qué trago!
E.11 Pues él insiste en saber lo que tiene. ¿Has hablado de este tema con ellos?
D.5 No quieren que se entere de nada.
E.12 ¿Y tú qué opinas?
D.6 Pues que no puedes llegar y decirle a una persona que tiene un cáncer, que se va a
morir en tres meses y que sintiéndolo mucho no se puede hacer nada más. Y es que
no se puede hacer nada más. (Mostrando el TAC que trajo Pedro al ingreso) Mira,
todo el hígado es un tumor. Tiene tal afectación que no hay ninguna posibilidad
quirúrgica. Lo único que hay que hacer es ponerle una pauta de analgesia y
mandarlo a casa para que aproveche el tiempo que le queda.
E.13 Sí, pero el problema es que no va a tener posibilidad de aprovechar al máximo,
porque no sabe que le queda poco. El cáncer es suyo y si él ha expresado
claramente que lo quiere saber...
D.7 Yo tampoco tengo tan claro que lo quiera saber, sea lo que sea.
E.14 Pues es posible que el médico de empresa ya se adelantó quizás demasiado; no lo
sé. El ya está sobre aviso. Engañarle no va a ser nada fácil y por otro lado no
decírselo por tener la duda de que igual lo que quiere es no saberlo, pues
sinceramente, no lo tengo claro.
D.8 Lo de este chico es una pena. Cuando son gente anciana, crónicos, incluso
alcohólicos o drogadictos que reinciden a pesar de saber que se juegan la vida, pues
Quien lo presenció relata que el médico que le dio el alta, al cual la doctora le
dejó una nota sobre el caso, reunió a Pedro junto a su mujer y a sus padres y les explicó
que todo era una complicación de su hepatitis poco corriente. El mismo médico lo
describió como un discurso de esos en los que se dicen un conjunto de palabras técnicas
preparadas con antelación, donde parece que se dice algo, pero que nadie entiende nada.
A Pedro se le derivó a consulta ambulatoria para seguimiento de pauta analgésica.
La impresión que sacó el médico es que Pedro se fue tranquilo por no tenerse que
operar, y por no estar claro que aquello de tumor tuviera algo que ver con su hígado.
Había que esperar para ver su evolución.
- Reflexionar sobre las motivaciones que pudieron llevar a los diferentes actores
a realizar lo que hicieron y en el modo como lo hicieron:
o El médico de empresa.
o Pedro.
o El joven médico.
o La enfermera.
o El médico que le dio el alta.
- Identificar alguna situación en la que el propio hacer es movido por
motivaciones semejantes, necesitadas de ser purificadas.
- Qué se puede aprender de la lectura de estos fragmentos de entrevista para la
propia vida y para el propio rol profesional.
EMPATIA
Mahatma Gandhi sostenía alguna vez que “las tres cuartas partes de las miserias
y malos entendidos en el mundo terminarían si las personas se pusieran en los zapatos
de sus adversarios y entendieran su punto de vista”. En coherencia con ello, él decidió
no proceder con violencia en su propósito por lograr la independencia de su país, y
contra todo pronóstico la "resistencia pacífica" que propulsó fue el arma decisiva en la
consecución de la ansiada liberación de su patria, la India. Nada más y nada menos que
la clave de la empatía.
En efecto, una de las actitudes sobre las que más se insiste hoy en las
profesiones de ayuda es la empatía. Y, como hemos visto, es uno de los elementos
propios de la inteligencia emocional. De ella se habla con frecuencia, se la sitúa en
todos los contextos en que se pretende fomentar una buena comunicación y un sano
cuidado a las personas necesitadas. Pero a la hora de aquilatar su significado, con
frecuencia se produce inflación en el concepto y se utiliza la palabra para referir
cualquier estado emocional positivo o cualquier elemento que favorece la buena
comunicación, y no es así. Por eso conviene precisar el significado de esta actitud.
1. Qué es la empatía
Hasta el primer decenio del siglo XX, la empatía era un concepto de interés
unido a la filosofía estética y con Tichener, Scheler y Stein se convierte en objeto de la
reflexión filosófica y psicológica. Anteriormente se refería también a los objetos
inanimados, como una obra de arte.
Como actitud (más que como mera técnica), la empatía lleva a una persona a
intentar comprender el mundo interior de otra, de sus emociones y de los significados
que las experiencias adquieren para él. Los mensajes percibidos encuentran en su
interior un eco o referente que facilita la comprensión, manteniendo la atención centrada
en la persona del otro.66
65
Cfr. FORTUNA F., TIBERIO A., “Il mondo dell’empatia”, Milano, Franco Angeli, 1999, p. 15.
66
Cfr. BRAZIER D., “Más allá de Carl Rogers”, Bilbao, Desclée de Brouwer, 1997, p. 48.
Comprender los puntos de vista de los demás nos permite el acceso a lo que
puedan estar pensando, a cómo consideran y definen una situación, al significado que le
dan, a lo que planean hacer al respecto. Esta clase de comprensión necesita tiempo para
desarrollarse progresivamente y depende del propio nivel de crecimiento cognitivo y de
maduración afectiva, así como también ayuda a lograrla el tener una amplia variedad de
experiencias vitales.69
67
BORRELL i CARRIO, F., “Manual de Entrevista Clínica”, Madrid, Harcourt Brace, 1998 4, p. 12.
68
Cfr. EGAN G., “El orientador experto: un modelo para la ayuda sistemática y la relación interpersonal”, México,
Universidad Iberoamericana, 1975, p. 128.
69
ELIAS M.J., TOBIAS S.E. FRIEDLANDER B.S., “Educar con inteligencia emocional”, Barcelona, Plaza &
Janés, 1999, p. 32. Algunos autores consideran que la empatía sea innata, pero otros insisten en que se puede
desarrollar, entre los cuales Carkhuff. Cfr. FORTUNA F., TIBERIO A., “Il mondo dell’empatia”, o.c., p. 26 El
concepto de Truax de “agudeza empática” permite responder a la cuestión distinguiendo, como presento en otro
lugar, entre aptitud, actitud, dimensión conductual y flash empático. Cfr. BERMEJO J.C., CARABIAS R., “Relación
de ayuda y enfermería”, Santander, Sal Térrea, 2001 2., p. 48-50.
70
Cfr. FORTUNA F., TIBERIO A., “Il mondo dell’empatia”, o.c., p. 35.
Es sin duda una actitud que traducida en habilidades y empleada con acierto,
facilita el desenvolvimiento y progreso de todo tipo de relación entre dos o más
personas. Así como la autoconciencia emocional es un elemento importantísimo en la
potenciación de las habilidades intrapersonales de la inteligencia emocional, la empatía
viene a ser algo así como nuestra conciencia social, pues a través de ella se pueden
apreciar los sentimientos y necesidades de los demás, dando pie a la calidez emocional,
el compromiso, el afecto y la sensibilidad.
Por eso la empatía es algo así como nuestro radar emocional que nos permite
navegar con acierto en el propio mar de nuestras relaciones. Si no le prestamos atención,
con seguridad equivocaremos el rumbo en la comunicación y difícilmente llegaremos a
buen puerto.
Una persona empática puede ser descrita como una persona habilidosa en leer
las situaciones mientras tienen lugar o mientras están siendo narradas, ajustándose a las
mismas conforme éstas lo requieran. Dado que las situaciones y la narración de las
experiencias no es algo estático, la persona empática saca provecho de la
retroalimentación, sabedor de que ignorar las distintas señales que recibe puede ser
perjudicial en su relación.
Una persona empática es también alguien que cuenta con una buena capacidad
de escucha, diestra en leer pistas no verbales, artista en la combinación del arte de saber
hablar y saber callar, todo lo cual le facilita el camino para influenciar y regular de
manera constructiva las emociones de los demás, beneficiando así sus relaciones
interpersonales.
Por otro lado, las personas que se disponen poco en la actitud empática tienen
dificultades para leer e interpretar correctamente las emociones de los demás, no saben
escuchar, y muchas veces son ineficientes leyendo las señales no verbales, razón por la
cual pueden evidenciar una torpeza social, al aparecer como sujetos fríos e insensibles.
Los individuos que manifiestan incapacidad empática no saben leer su radar social, por
lo que –algunas veces sin proponérselo– dañan la intimidad emocional de quienes tratan,
pues al no validar los sentimientos y emociones del otro, éste se siente molesto, herido o
ignorado.
En el grado extremo de la carencia de esta actitud están, por una parte, los
alexitímicos (personas incapaces de expresar los propios sentimientos y de percibir
adecuadamente los de terceros) y, por la otra, los elementos antisociales o los psicópatas,
quienes guardan poca o ninguna consideración por los sentimientos ajenos y pueden
más bien, en muchos casos, manipularlas en propio beneficio.
Pero digamos sin dudar que proceder con empatía no significa estar de acuerdo
con el otro. No implica dejar de lado las propias convicciones y asumir como propias la
del otro. Es más, se puede estar en completo desacuerdo con alguien, sin por ello dejar
de ser empáticos y respetar su posición, aceptando como legítimas sus propias
motivaciones. En realidad, la legítima presentación del desacuerdo con otra persona
debería tener su base en la actitud empática. Dicho de otro modo: puedo contradecirte
sólo cuando te he comprendido; puedo decirte que pienso de otra manera cuando he
captado bien cómo piensas tú.
Para explicar desde el punto de vista psicológico, pero también filosófico cómo
tiene lugar la empatía, Edith Stein ahonda en diferentes teorías, complementarias todas
ellas, sobre esta actitud; entre ellas: la teoría de la imitación, la teoría de la asociación,
la teoría de la inferencia por analogía, la teoría de la aprehensión de la conciencia ajena
y la teoría sobre la experiencia de la conciencia ajena. No entraremos en este campo por
la complejidad y necesaria extensión para su tratamiento.74
71
Cfr. http://www.benessere.com/psicologia/alessitimia.htm
72
Cfr. STEIN E.,”L’empatia”, Milano, Franco Angeli, 1999 4, p. 68.
73
BERGER D.M., “L’empatia clinica”, Roma, Astrolabio, 1989, p. 13.
74
Cfr. STEIN E., “Sobre el problema de la empatía”, Madrid, Trotta, 2004, pp. 39-53.
75
GOLEMAN D., “La práctica de la inteligencia emocional”, Barcelona, Kairós, 1999, p. 196.
Digamos además que la empatía juega un papel importante, como sugirió David
Hume en los juicios morales. “Quiere decirse que el juicio moral se basa en
sentimientos de satisfacción, dolor, dificultad o disgusto que resultan de la empatía del
observador con los sentimientos de la persona cuya acción está siendo valorada y con
los sentimientos de aquellos que se ven afectados por esta acción”.76 La empatía influye,
por tanto, en los juicios morales y en la toma de decisiones. De este modo, se constituye
en un ingrediente exigible del perfil del profesional de la salud y, por lo mismo, propio
de una ética de mínimos.
- Ejercicio: Intente reflexionar y compartir en grupo (si es posible) los conceptos que
usted poseía sobre la empatía y la idea que se ha hecho después de leer las páginas
anteriores. ¿Puede indicar las diferencias? ¿Tiene conciencia del concepto de empatía
con precisión? ¿En qué términos explicaría su significado sin caer en los tópicos de
siempre?
- Ejercicio: Evocar mentalmente una situación en la que una persona nos ha contado un
problema. Describirla en cinco líneas. Describir luego, como en el ejercicio anterior, los
datos, significados, sentimientos y recursos que creemos haber comprendido que
habitan a tal persona. Reflexionar hasta qué punto han sido comunicados a la misma y
cómo podría desarrollarse una mayor empatía en un posible encuentro siguiente con ella.
76
EISENBERG N., STRAYER J., “La empatía y su desarrollo”, Bilbao, Desclée de Brouwer, 1992, p. 78.
A.1 ¡Hola! Buenos días, José, ¿cómo estás? (con tono alegre)
B.1 ¡Buenos días! (Con voz muy triste y casi sin girar la cabeza para mirarme).
A.2 ¡Uy, uy, uy! ¡Te veo muy bajo, eh! ¿Qué te pasa?
B.2 ¿Qué crees que me pasa? (Con tono de enfado) Pues que estoy muerto de miedo.
Ayer me dijisteis que lo más posible es que sea un cáncer de páncreas… (A
punto de llorar). ¿Es muy grave?
A.3 Mira, José (me acerco más a la cama), no te voy a engañar. El cáncer de
páncreas es un cáncer con mal pronóstico. Ahora tenemos que ver dónde está
situado y su extensión para considerar la intervención quirúrgica. Por lo que
hemos visto en el TAC, el tumor no es muy grande y está bien limitado. Esto
ayuda mucho para poder quitarlo. Pero todavía no tenemos todo muy claro.
Luego vendrá el cirujano a verte para programar la cirugía para la próxima
semana. (Lo digo con voz calmada, despacio y mirándole con mucho cariño).
B.3 Ya. O sea que tiene muy mala pinta. (Comienza a llorar).
A.4 Es una enfermedad grave, pero todavía no sabemos mucho. Si la cirugía va bien
tenemos muchas posibilidades de éxito, ¡eh! Así es que no te desanimes; todavía
hay que esperar.
(José permanece callado; está en estado de shock, me mira fijamente pero no
dice nada; pasan unos segundos).
¡Animo, José! (Le agarro el brazo). El cirujano pasará luego a verte, ¿vale?
B.4 Gracias, doctora. (Sigue con la mirada perdida. José no contesta mientras mira a
la pared. Me marcho de la habitación).
Reformular consiste en devolver al ayudado, con las palabras del ayudante y con
su lenguaje no verbal, aquello que comprende de su experiencia. Se trata de poner
palabras y gestos para expresar de manera lo más precisa posible, lo que es captado de
la experiencia del otro, sus sentimientos, lo que significa para él lo que narra o expresa,
los recursos que le habitan, las dificultades que experimenta, las contradicciones que
hay dentro de él.
77
Cfr. BERMEJO J.C., “Apuntes de relación de ayuda”, Santander, Sal Terrae, 1998, pp. 49-53. Cfr. También
“WACHTEL P.L., “La comunicación terapéutica. Principios y práctica eficaz”, Bilbao, Desclée de Brouwer, 1996,
pp. 210-213.
Así mismo, poner orden en lo que el otro cuenta, como quien “pone título a
temas” y devolverlo es un modo de resumir y parafrasear y a la vez ayudar al otro a
clarificarse. Si una persona que narra una dificultad experimenta que quien le escucha le
devuelve ordenadamente su experiencia en torno a diferentes focos de interés o personas
o momentos significativos, sentirá que su mundo interior o problemático se le va
aclarando, dilucidando, y, en muchas ocasiones, esto significa un paso muy importante
en el afrontamiento de las dificultades.
78
El ejercicio está inspirado en : EGAN G., “Ejercicios de destrezas de ayuda. Manual de entrenamiento que
acompaña. El orientador experto”, México, Wadsworth Internacional/Iberoamérica, 1981, pp. 44 ss.
Usted sintió…………
2. Hombre de 65 años:
Mi esposa murió el año pasado y mi hijo más joven se fue a estudiar a otra
universidad. Los demás hijos están casados. Y como soy jubilado, me paso el tiempo
deambulando en una casa demasiado grande para mí.
Usted siente…………
Usted siente…………
Usted siente…………
Usted siente…………
6. Hombre de 35 años:
Voy al hospital mañana para hacerme algunos exámenes. El médico sospecha
que hay úlcera. Pero nadie me ha prevenido o informado acerca de las pruebas. Se
supone que debo tomar estos laxantes y no comer nada mañana. He oído algunos
rumores acerca de lo que son estas pruebas, pero realmente no sé qué son.
Usted siente…………
Usted siente…………
José Luis tiene 29 años. Vive la fase terminal debido a una pluripatología. Lleva
once meses sin ninguna defensa; en el último año ha sufrido múltiples ingresos en el
hospital. De talante luchador, últimamente se muestra cansado física y anímicamente.
Está soltero, ha mantenido una relación de pareja hasta hace muy poco tiempo porque él
decidió dejarlo a fin de no hacer sufrir más a su pareja. La siguiente conversación tiene
lugar en el hospital, con motivo de su último ingreso, una mañana soleada de mayo.
Cuando entro en la habitación veo a José Luis tumbado en la cama, sólo, con la cabeza
entre las manos y las sábanas tapándole casi por entero. La conversación tal como tuvo
lugar la presentamos en la columna izquierda. En la derecha indicamos algunas
posibilidades de respuesta empática.
Laura tiene 34 años, tiene dos hijos de 9 y 5 años. Mantengo un seguimiento con
ella, desde hace aproximadamente un año, cuando iniciamos las consultas en Atención
Primaria por problemas de malos tratos de parte de su marido. Suele contactar con el
Centro de Salud aparentemente sin motivos concretos, pero detecto que su estado de
salud está empeorando, por los indicadores que va dando. Suele coincidir con incidentes
en el domicilio. Desde que ingresó la última vez en el hospital por mareos y cefaleas,
los niños viven con la abuela paterna. No se encuentra un diagnóstico concreto para su
sintomatología. Las crisis epilépticas son las secuelas de una fractura de base craneal
producida por una agresión hace 4 años. Laura llama al Centro de Salud en que trabajo
para hablar conmigo.
En los últimos años se está hablando cada vez con más insistencia sobre la
"Humanización de la asistencia y los programas de salud" y uno de los signos de la
conciencia de la necesidad de humanizar es la insistencia en el cuidado del cuidador a
partir de la constatación de que el trabajo sanitario comporta un particular desgaste en los
profesionales.
En efecto, cada vez se habla más del estrés en las profesiones sanitarias. Cada vez
somos más sensibles al coste emocional que este trabajo tiene sobre los profesionales de la
salud. Y un estrés que no siempre es eu-strés, estrés saludable, buena dosis de tensión,
llega un momento en que genera malestar, sufrimiento y desmotivación. De hecho,
especialmente en los últimos treinta años, se habla del síndrome del burn out llegándose a
considerar una de las más importantes enfermedades asociadas a los riesgos laborales de
los trabajadores de la salud, de la intervención social y de la educación.
Querámoslo o no, estar en constante contacto con el mundo del sufrimiento y del
dolor, desencadena reacciones no indiferentes para el profesional, que repercutirán en su
estado de ánimo y en su misma salud en sentido global. El influjo del sufrimiento que se
deriva del ejercicio de la profesión sanitaria, la personalidad del agente de salud o social y
las condiciones en que el trabajo se realiza, son tres elementos que pueden ir desgastando
al profesional de la salud o social hasta el punto de poder llevarle a enfermar de eso que
hoy conocemos con el nombre de burn out y que sería ina situación patológica del natural
desgaste profesional.
"Si ha visto un edificio destruido por el fuego, sabe hasta qué punto puede ser
devastadora una tragedia similar. Lo que antes era una estructura llena de vida,
ahora no es más que una estructura desértica. Allí donde antes había un edificio
bullente de actividad, ahora no quedan más que escombros para recordarnos toda la
Bajo este paraguas conceptual, creo que nadie pondrá en tela de juicio que la
comunicación interpersonal es un medio terapéutico, es decir, un arte puesto al servicio del
enfermo para acompañarle en el proceso de curación o de alivio de la enfermedad.
Diríamos que no sólo consumimos recursos sanitarios técnicos (lo que conocemos
tradicionalmente como tecnología), sino que consumimos también la “tecnología humana
de la comunicación”.81
En realidad, todo tipo de terapia o tratamiento que se realiza con el enfermo, tiene
lugar mediante la comunicación interpersonal. En cierto sentido se podría decir que la
comunicación interpersonal, el encuentro humano, es el medio primero y fundamental para
realizar un diagnóstico y para llevar a cabo cualquier tipo de tratamiento. Unas pruebas
diagnósticas, sean del tipo que sean, son realizadas -por muchos aparatos y medios
técnicos que se utilicen- gracias a la comunicación previa con el paciente y en el mismo
acto de realizarlas se produce comunicación, aún en el caso en que el que lleve a cabo la
prueba mantenga absoluto silencio. La comunicación, pues, es un medio inevitable para el
tratamiento de los enfermos y gastamos y nos gastamos en la comunicación como también
gastamos inyecciones, vendas, aparatos radiológicos, etc.
Por otra parte, cuando hablamos del valor terapéutico de la comunicación humana,
queremos hacernos eco de la importante afirmación del Dr. Ballint, médico conocido por
79
FREUDENBERGER H.J., "L'épuisement professionnel: la brûlure interne", Gaëtan Morin de Québec, 1987, p. 13.
80
Diccionario terminológico de ciencias médicas, Salvat, 1974.
81
Cfr. BARBERO J., “Humanización, ¿tecnología punta?”, en: BERMEJO J.C. (Ed.), “Salir de la noche. Por una
enfermería humanizada, Santander, Sal Terrae, 1999, pp. 44-57.
El hecho de ser la misma persona del ayudante y su interacción terapia, hace pues,
que su aplicación tenga un coste no indiferente para el terapeuta, hace que éste
experimente la tensión propia de quien quiere alcanzar su objetivo -el cuidado y la
curación- y se encuentra con los límites y resistencias de la naturaleza humana y de las
personas enfermas y de quienes las rodean, que, con frecuencia se muestran exigentes
debido a que un ser querido lo pasa mal y reconocen efectivamente el valor terapéutico de
la relación del profesional con ellos.
Entre algunos profesores se dice hoy que la tradicional obra de caridad formulada
con la expresión “enseñar al que no sabe” se ha convertido en una nueva obra de caridad
formulada ahora con la expresión “enseñar al que no quiere aprender”. Con esto se
describe lo arduo que resulta un trabajo siempre difícil, pero que puede terminar
desgastando a quien lo realiza si no se encuentra en la atmósfera necesaria para mantener
un sano equilibrio, especialmente en el mundo de sus motivaciones.
- Concepto de estrés
82
SELYE H., "The stress of life", New York, McGrawhill, Rev. ed., 1976.
83
Cfr. GÜNTER K.M., H., "Stress y conflictos. Métodos de superación, Madrid, Paraninfo, 1986 (2), p. 31-43.
A diferencia del estrés, el término burn out, en cambio, utilizado por primera vez
por Freudenberger en 1974, sin definirlo exactamente, se referire a cansancio, apatía,
agotamiento, estar al límite de las propias energías. El psiquiatra Freudenberger
(psiconoanalista alemán) identificó un grupo de jóvenes que trabajaba en el Departamento
de Atención a Toxicómanos de un hospital neoyorquino desmotivado y con síntomas de
depresión. A partir de ahí se interesó por esta población (profesionales que ofrecen ayuda)
y encontró que eran víctimas de la autoexigencia.
En 1976, la Dra. C. Maslach lo define como pérdida de interés por la gente con la
que se trabaja, y en 1982 amplía esta concepción considerándolo como "síndrome de
agotamiento, de despersonalización (hacia el usuario) de reducida relación personal, que
puede aparecer en personas que trabajan en contacto con la gente".85
Cristina Chernis entiende por burn out "un proceso transaccional, un proceso que
consiste en estrés laboral, agotamiento del trabajador y acomodación psicológica (...). Un
proceso en el que un profesional, anteriormente comprometido, se descompromete del
propio trabajo como respuesta al estrés y a la tensión experimentada en él".86
Danesi y Mariani, en 1987 definen el síndrome del burn out como "un tipo de
defensa patológica frente al estrés y a la frustración"87. Como puede verse, ya no es sólo un
punto de llegada por agotamiento sino que es considerado también como un punto de
partida frente a una amenaza, una defensa ante el riesgo.
Podríamos decir, pues, tras el análisis de las diferentes definiciones, que el burn out
es un tipo de defensa patológica frente al estrés, que se manifiesta fundamentalmente en un
estado de intensa frustración, apatía, agotamiento, despersonalización y reducida
realización personal y en una pérdida de interés por el usuario, pérdida de consideración
respecto a los compañeros y el servicio y distancia emotiva del trabajador.
84
LAZARUS R.S., FOLKMAN S., "Stress y procesos cognitivos", Barcelona, Martínez Roca, 1986.
85
STEFANILE C., "Cristina Malasch: a proposito di burnout-syndrome", en "Bolettino di psicologia applicata", 1988
(187-188), p. 25-28.
86
CHERNISS C., "La sindrome del burnout. Lo stress lavorativo degli operatori socio-sanitari", Torino, Centro
Scientifico Torinese, 1986, p. 8.
87
DANSI M., Mariani F., "La "sindrome del burnout" fra gli operatori dei servizi per le tossicodipendenze", en AAVV.,
"L'operatore cortociuitato. Strumenti per la rivelazione del burnout fra gli operatori sociali italiani", Milano, Clup, 1987,
p. 111-124.
Pensando en las personas en burn out, tendríamos que decir que su motor (piénsese
en las motivaciones) está que hecha humo, mucho humo, por haber sido sometido a una
sobredosis de exigencia o de expectativas del profesional (del motorista para las motos) en
relación a sus siempre limitadas posibilidades.
Como las motos en burn out, por tanto, las personas “quemadas”, tienen con mucha
frecuencia el motor parado (diríamos “corte de encendido”), están oliendo a humo,
rezumando humo, tras un tiempo de desgaste por consumo inadecuado de mucha energía
porque se le ha pedido más de lo que es capaz de dar, porque ha tenido que trabajar o
realizar la combustión, es decir, el desarrollo de su actividad propia, en una situación
inadecuada para el buen funcionamiento y equilibrio personal. La persona, como la moto,
explota y así lo notan a su alrededor.
Hasta tal punto es grave esta situación que existen ya en España algunos fallos
judiciales que han considerado el burn out como enfermedad laboral.88
Como puede verse, el burn out es un problema social y de salud pública importante,
que consiste en un trastorno adaptativo duradero o crónico, que daña la calidad de vida del
profesional y la calidad de su labor asistencial, lo que conlleva también un incremento de
los costes económicos y sociales.89 Hay que reconocer que estamos ante un problema de
salud, ante un problema psicológico, ante un problema ético y ante un problema espiritual
de la relación asistencial.
Podemos describir el proceso para llegar al síndrome del burn out, pasando
normalmente por tres etapas:
88
Varias de ellas han aparecido referidas en “Diario médico”. Cfr. CARRASCO D., “Un fallo dice que el burnout
del médico es accidente laboral”, Diario Médico, 9 de junio de 2003:8; CARRASCO D., “El burnout del médico
puede ser causa de incapacidad absoluta”, Diario Médico, 23 de junio de 2003:8.
89
Cfr. AAVV., “Síndrome de burn out en el médico general”, en “Medicina General”, 2002; 43: pp.278-283.
Con frecuencia la persona afectada por burn out es consciente de lo que le sucede,
pero niega. En otras ocasiones no es consciente y son otras personas próximas las que
identifican su estado en los cambios de conducta.
90
Cfr. http://www.monografias.com/trabajos11/burn/burn.shtml “Burn out síndrome de agotamiento professional. En
esta página se indica que el burn out es conocido también en algunos contextos como “Síndrome de Tomás” y
llevaría este nombre por el personaje de la novela “La insoportable levedad del ser”, del checo Kundera, donde el
protagonista “Tomás” era un individuo que había perdido su autoestima, su actitud evidenciaba desánimo, tedio en la
labor diaria y ausencia de expectativas de mejoría. Cfr. KUNDERA M., “La insoportable levedad del ser”, Barcelona,
Tusquetes, 200013.
91
Cfr. SANDRIN L., “Aiutare senza bruciarsi. Come superare il burnout nelle professioni di aiuto”, Milano, Paoline,
2004, pp. 64-68.
Sin duda, los elementos que influyen en el burn out son complejos. Las causas no
son sólo personales e institucionales, sino un complejo relacional que se da cita en el
ejercicio de la profesión, en su naturaleza y su organización.
Entre las causas, nos encontramos también con el modo de manejar los conflictos,
la capacidad para afrontarlos, negarlos o ignorarlos, que dará como consecuencia la
oportunidad de crecer con ocasión de los mismos o de que éstos sean fuente de desgaste,
desmotivación, apatía, estrés y burn out.
92
Cfr. “Cómo evitar el burn out”, en http://www.cmsociologia.com/notas/burnout/burnout.html.
93
Cfr. Comisión Nacional del Sida, 2001, “Documento técnico de apoyo: Estrés laboral y burn out en los servicios
de salud”, en http://www.conasida.cl/fono/doctechs/docestres/docestres.htm.
En el fondo, el rol que desempeña el agente de salud y social es, en cierta medida,
favorecedor del llamado “efecto esponja”, en virtud del cual el trabajador absorbe y retiene
la ansiedad de los ayudados, sin darle una salida idónea.
94
Cfr. SANDRIN L., “Aiutare senza bruciarsi. Come prevenire il burnout nelle professioni di aiuto”, o.c., p. 59.
95
Ibidem, p. 66.
Cuando se habla de estrés laboral, las miradas acusadoras suelen ir dirigidas al jefe,
pensando que exige demasiado y que no trata bien a sus trabajadores. Sin embargo, cuando
se piensa en el burn out conviene pensar en que el causante de los males es precisamente
quien lo padece, es decir, que es el estrés fruto más de la autoexigencia que de las
condiciones laborales, aunque éstas influyan. En todo caso, la mayoría de autores
confluyen en apoyar la hipótesis causal de la interacción entre los factores personales y del
propio entorno laboral, 97 no siendo todos éstos atribuibles exclusivamente a la
responsabilidad de las instituciones, sino a la misma naturaleza del trabajo.
- el personal,
- la naturaleza del trabajo,
- el institucional o el entorno laboral, donde entra el mundo relacional.
Nos centraremos aquí, por enfoque concreto de este trabajo, en la empatía como
actitud, por considerar que ésta afecta, de alguna manera, a los tres ámbitos citados: al
personal por referir un modo concreto de disponerse en el trabajo y de vivirlo
subjetivamente; a la naturaleza del trabajo por ser ésta una actitud que regula el modo de
situarse ante el mismo; y al relacional por ser la empatía la actitud propia de lo que
llamamos también “inteligencia emocional” que permite cualificar saludablemente las
relaciones con los usuarios y con los compañeros de trabajo.
96
CFA. PEREZ JAUREGUI M.I., “El síndrome del burn out (“quemarse” en el trabajo) en los profesionales de la
salud”, http://www.salvador.edu.ar/ua1-9pub02-5-02.htm. Diferentes estudios muestran que la franja de edad de
mayor vulnerabilidad es la comprendida entre 37-45 años, al menos en los médicos, barajándose la hipótesis
evolutiva de la vivencia de la profesión o la hipótesis generacional. Cfr.MOLINA A., GARCIA M.A., ALONSO M.,
“En relación con el burn out”, en “MEDIFAM”, 2003(13), pp.325-328.
97
Cfr. GARCIA PEREZ M.A., “Burn out: un reto para las instituciones sanitarias”,
http://www.economiadelasalud.com/Ediciones/07/07%20lafirma/07lafirma.htm.
98
Cfr. BERRY C:R:, “Quando aiutare te fa male a me”, Milano, PAN, 1993.
99
Cfr. BONINO S., LO COCO A., TANI F., “Empatia. I processi di condivisione delle emozioni”, Firenze, Giunti,
1998, pp. 7-61.
El siguiente fragmento de la novela “La casa de Dios” (que evoca “el hospital”), y
que recoge un diálogo entre dos médicos, puede prestarse para la reflexión compartida
sobre los sentimientos de impotencia y prepotencia en el mundo de la ayuda a los demás.
“- ¿Sabes cuánta bebida y comida, cuántas cosas caprichosas me trae esa gente
como regalo de Navidad? Y todo porque no hago absolutamente nada por ellos en
el terreno médico.
- ¿Me estás diciendo otra vez que la curación es peor que la enfermedad?
- No. Te estoy diciendo que la curación es la enfermedad. La mayor fuente de
enfermedades en este mundo es la enfermedad del propio médico: su
compulsión por tratar de curar y su equivocada creencia de que puede hacerlo.
No es tan fácil no hacer nada, ahora que la sociedad le dice a todo el mundo
que su cuerpo está lleno de imperfecciones y a punto de autodestruirse. La
gente tiene miedo de hallarse al borde de la muerte todo el tiempo, y piensa
que lo mejor es ir a hacerse inmediatamente su “chequeo médico rutinario”.
¡Chequeo médico! ¿Cuánto has aprendido tú de los chequeos médicos?
- No demasiado –dije, mientras caía en la cuenta de que tenía razón.
- Pues claro que no. La gente quiere tener una salud perfecta. Se trata de un
deseo absolutamente nuevo que procede de los publicitarios de Madison
Avenue. Es tarea nuestra decirle que la salud imperfecta es y siempre ha sido
la salud perfecta, y que la mayoría de las cosas que funcionan mal en su
100
SHEM S., “La casa de Dios”, Barcelona, Anagrama, 1998, p. 236.
HABILIDADES SOCIALES
101
Cfr.NICHOLS M.P., “El arte perdido de escuchar”, Barcelona, Urano, 1998, p. 99.
102
Cfr. BERMEJO J.C., “Humanizar el encuentro con el sufrimiento”, Bilbao, Desclée de Brouwer, 1999, p. 26.
103
Cfr.HIDALGO C.G., ABARCA N., “Comunicación interpersonal. Programa de entrenamiento en habilidades
sociales”, Santiago, Universidad Católica de Chile, 1991, p. 78.
104
Cfr. VAN-DER HOFSTADT ROMAN C.J., “Habilidades de comunicación aplicadas. Guía para la mejora de las
habilidades de comunicación personal”, Valencia, Prolibro, 1999, p.172-173.
105
PEPLAU H. E., “Relaciones interpersonales en enfermería”, Barcelona, Salvat, 1990, p. 9.
106
National Commision for the Protection of Human Subjetcts of Biomedical and Behavioral Research, “Belmont
Informed”, Washington, C.D., U.S. Government Printing Office, 1977, publicado por Ministerio de Sanidad y
Consumo, “Ensayos clínicos en España (1982-1988), anexo 4, Madrid, 1990, p. 7.
107
Cfr. GUTTMANN D., “Logoterapia para profesionales. Trabajo social significativo”, Bilbao, Desclée De
Brouwer, 1998, pp. 81-91.
108
Cfr. GOMEZ SANCHO M., “Cómo dar malas noticias en medicina”, Madrid, Arán, 1998.
109
Cfr. BERMEJO J.C., “Relación de ayuda. En el misterio del dolor”, Madrid, San Pablo, 1996, p. 94.
2. El trabajo en equipo
El trabajo en equipo es un signo de comunidad. Trabajar juntos no es sólo cuestión de
estrategia, sino también de realización personal de los agentes y de testimonio de
búsqueda de bien para uno mismo y para los compañeros, no sólo para los destinatarios de
la ayuda. Sólo formando parte de un grupo se es capaz de ayudar en la construcción de
grupos, experimentando las dificultades en la creación de “comunidad”.
110
De la Filosofía de Proyecto Hombre.
A.1 Bueno, en este local tardan mucho en darnos de comer, pero no es cuestión de
que prolonguemos aquí la reunión. Por cierto, María, has estado más callada de
costumbre, ¿no?
B.1 Ya, ya lo sé. Será que no estoy muy a tono... (María calla y baja la mirada; el
resto de comensales comienza a hablar de otras cosas y ella me mira).
A.2 Pues sí. La verdad es que no se te ve con mucha alegría en el cuerpo.
B.2 Mira, Juan, es que estoy mal, muy mal.
A.3 Ya, estás pasando un mal momento.
B.3 Lo estoy pasando fatal. Se trata de mi trabajo aquí. Ya sabes que me cambiaron
de tareas. Ahora estoy en otro servicio. Pero no sé muy bien ni qué pinto ahí, ni
por qué estoy ahí...
A.4 Mujer, pero ya te dijeron que esto sería por un tiempo; que luego volverías a lo
que siempre has trabajado, ¿no?
B.4 Sí, pero tú sabes que un tiempo en esta santa casa puede ser una eternidad. Pero
lo peor no es eso. Yo acepto que me cambien de lugar, que me den otras
Los proyectos que cada grupo realice han de ser realistas, realizables en el campo
concreto para el que se piensan. Las fases de la metodología de la programación en el
trabajo en grupo han de ser:
El líder de un grupo, para trabajar de modo eficaz, debe poseer buenas cualidades
personales, interpersonales y organizativas. Un buen conocimiento de sí, de los propios
límites y capacidades, de los propios sentimientos y valores, el coraje y la humildad de
admitir los propios errores y aceptar la crítica, la conciencia de la propia vulnerabilidad, la
apertura y la capacidad de arriesgar, el respeto de la diversidad, la imaginación y
creatividad, la capacidad de desdramatizar, son características propias del líder eficaz.
Podríamos decir que hay dos modelos o estilos de ejercer el liderazgo, con
características opuestas:
111
El ejercicio se encuentra en: PANGRAZZI A., “El grupo, lugar de crecimiento”, Madrid, San Pablo, 2001, p. 22.
112
Ver ALAIZ A., "El animador de grupo", Madrid, Paulinas, 1984, p. 41.
113
Ibidem., p. 43.
114
Cfr. DEL POZO P., “Formación de formadores”, Madrid, Pirámide, 1997, pp. 100-101.
El trabajo en grupo hace que los miembros que lo componen, además de asumir
los roles que les corresponda si se distribuyen responsabilidades, asuman otros en relación
a su personalidad y a su modo de participar en el mismo. De todos es conocido cómo
surge el charlatán, el sabelotodo, el despistado, el tímido, el preguntón... El líder puede
evitar que estos roles se "petrifiquen" y que el grupo no crezca porque estos roles impidan
una sana comunicación y participación de sus miembros.
Estas actitudes impiden vivir la autoridad como un recurso válido que hay que
reconocer. El diálogo abierto sería la actitud ideal, que refuerza la comunicación y la
misma autoridad en beneficio del grupo. La autoridad no sólo se le concede o se detenta,
sino que también se trabaja y se gana personalmente.
Ante un conflicto, normalmente las dos claves son: alcanzar el objetivo deseado o
propuesto y mantener la relación. Se trata, frecuentemente, de optar entre distintos valores.
La presencia de un conflicto no es negativa en sí misma, puesto que es un signo de
dinamismo.
- huir de ellos, lo cual es lo más eficaz a corto plazo porque evita la confrontación;
- disminuir su importancia, hacer ver que no tienen la relevancia que poseen;
- afrontarlos:
9. Lo mejor es entenderse 9
115
El ejercicio se encuentra también en: PANGRAZZI A., “El grupo, lugar de crecimiento”, Madrid, San Pablo,
2001, pp. 103-104.
33. La simpatía puede evitar una discusión y así se ahorra un mal rato 33
1 2 3 4 5
6 7 8 9 10
11 12 13 14 15
16 17 18 19 20
21 22 23 24 25
26 27 28 29 30
31 32 33 34 35
TOTAL TOTAL TOTAL TOTAL TOTAL
Parece como si esta experiencia fuera una verdadera amenaza que pudiera destruir
la propia persona y la actitud más frecuente es la de replegarse sobre sí mismo, intentar
pasar desapercibido, reprimir las propias opiniones o bien no utilizar los propios recursos
para ofrecer a los demás la riqueza interior, hecha de conocimientos, opiniones,
habilidades de enseñanza, etc.
Si bien es cierto que en algunos casos, para afrontar esta dificultad se requiere un
apoyo profesional porque se está ante una verdadera patología (agorafobia), en otros
muchos casos (quizás la mayoría), el problema está relacionado con la autoestima y con la
ansiedad.
En efecto, una persona que confía en sí misma, que tiene un buen grado de
autoestima, tiene menos miedo a hacer el ridículo, aprecia más sus propias opiniones, no
tiene la expectativa irracional de que querer satisfacer a todos y gustar a todos y está
dispuesta a arriesgar su propia imagen para autoafirmarse comunicando una opinión o
haciendo una pregunta.
Por otro lado, está el problema del control de la ansiedad. Hablar en público
comporta una buena dosis de ansiedad que tiene sus manifestaciones físicas o somáticas y
que pretenden ser una defensa ante la amenaza de la destrucción de la propia imagen.
En los casos de patología, es necesario que sea controlada por un experto y puede
que algunos fármacos sean de ayuda, siempre que estén vigilados por el médico. En la
mayoría de los casos, se trata de aprender a manejar la dosis de ansiedad normal que se
experimenta ante una amenaza. El peligro para la propia persona es vivido más
intensamente cuando la valoración de los propios recursos para afrontar la amenaza es
escasa (baja autoestima).
Algunas estrategias pueden ser útiles para manejar la ansiedad y que ésta no
bloquee:
. trabajar por aumentar la autoestima,
. reconocer la ansiedad y no intentar negarla,
. manifestar abiertamente que se experimenta ansiedad,
. valorar racionalmente la intensidad del peligro experimentado y desenmascarar
fantasmas,
Tercera fase: Examinar y discutir todas las posibles soluciones, anotando las ventajas e
inconvenientes de cada una de ellas:
1____________________________________________________________
2____________________________________________________________
3____________________________________________________________
4_____________________________________________________________
5_____________________________________________________________
El pobre hombre trataba de sacar una melodía, pero era del todo imposible
identificarla debido a lo desafinado del instrumento, y a la forma displicente y aburrida
con que tocaba ese violín.
Un famoso concertista, que junto con su esposa y unos amigos salía de un teatro
cercano, pasó frente al mendigo musical. Todos arrugaron la cara al oír aquellos sonidos
tan discordantes. Y no pudieron menos que reír de buena gana. La esposa le pidió, al
concertista, que tocara algo. El hombre echó una mirada a las pocas monedas en el
interior de la boina del mendigo, y decidió hacer algo. Le solicitó el violín, y el mendigo
musical se lo prestó con cierto resquemor.
- Entrevista 1: En el albergue
Todos los transeúntes que quieran dormir en el albergue tienen que pasar
primero a hablar conmigo, como trabajadora social. El objetivo es tomar los datos y
ofrecer ayuda, valorando el caso. Manuel se conoce la dinámica de los albergues. Cree
que se le hacen demasiadas preguntas y presenta su único deseo de comer y dormir. Le
atiendo en el despacho.
A.1 ¡Hola, buenos días, Manuel! (Tras recoger su carnet de identidad y mirar su
nombre).
B.1 ¡Hola!
A.2 Es la primera vez que viene por aquí, ¿verdad?
B.2 Sí.
A.3 ¿Le importa que apunte sus datos?
B.3 No.
A.4 ¿Tiene familia?
B.4 Sí.
A.5 ¿Está casado?
B.5 Sí, separado. Tengo dos hijos.
A.6 ¿Cuánto tiempo lleva en la calle, Manuel?
B.6 Ya va a hacer un año y medio.
A.7 Y, ¿cómo lo lleva?
B.7 Pues ¡cómo quieres que lo lleve...! (Hace un silencio como si pensara en decir lo
que piensa o callar). Eres demasiado joven para entender. A ti seguro que
siempre te han dado todo hecho. (Yo, con toda mi buena intención y de repente
me suelta esto. Me deja clavada. Hago como si no lo oyera).
A.8 Vienes de recoger la uva (Es la época y casi todos vienen de allí).
B.8 Mira mis manos. (Tiene una vendada y la otra con heridas). Todo por unos
céntimos. No puedes ir a bien con la gente. Se aprovechan de ti. Este es un
mundo de perros.
A.9 ¿Por qué dices eso? (Se hace un silencio como si se pensase si responder o no).
Me siento agobiada al ver que muchos encuentros los llevo a cabo así. Quizás no
termino de encontrarme con las personas y les trato a todos como uno más de tantos que
pasan.
Recibimos una llamada del Hospital Psiquiátrico de una ciudad próxima. Era la
trabajadora social. Nos planteaba la posibilidad de acoger en nuestro Centro Social a
un interno que había hecho una cura de desintoxicación de alcohol de 13 días. Estaba
enfermo del hígado y no tenía a nadie alrededor. Había vivido solo durante año y
medio en un zulo de dos metros cuadrados con la compañía de un perro junto a la
estación del tren. Quedamos en acercarnos al Hospital y tener nuestro primer
encuentro.
Así fue. Un encuentro a tres bandas: Alfredo (el posible acogido), el educador
del Centro y los representantes del Hospital. Alfredo se encontraba tranquilo, tenía
ganas de salir de allí y tenía sobre todo un afán grande de superación. Sí, quería
comenzar de cero, dejar el alcohol y comenzar una nueva vida. Los representantes del
hospital confirmaban la buena intención de Alfredo. Le habían visto motivado, animado
y dispuesto a comenzar una nueva vida.
- Tras la lectura del diálogo, constatar cómo las habilidades sociales del
entrevistador se reducen a las preguntas y a la información. ¿Qué otras
habilidades podrían estar presentes para humanizar el encuentro?
- No encontramos en este diálogo respuestas empáticas. Sustituir las que
intervenciones del ayudante que se puedan por respuestas reformulación,
recogiendo sentimientos y significados de cuanto el ayudado comunica.
B.1 ¡Hola Marta!, vengo a ver si me podéis ayudar otra vez con lo mismo.
A.1 (Me siento desconcertada pues no sé qué llegó a ocurrir en la anterior etapa).
¿Puedes recordarme un poco?
- Reflexionar y compartir sobre el estilo relacional del agente social. ¿Recoge los
sentimientos? ¿Responde empáticamente? ¿Confronta?
- Es fácil caer en un estilo moralizante y que generalice cuando encontramos
conductas que suelen ser habituales en colectivos como éste. ¿Qué habilidades se
requieren especialmente para ayudar eficazmente?
- ¿Qué me sugiere la entrevista en relación a la inteligencia emocional y sus
elementos: autoconocimiento, autocontrol emocional, motivación, empatía y
habilidades sociales?
María es una mujer de cuarenta y ocho años, separada, con tres hijos de edades
comprendidas entre los catorce y los diecinueve años. Su aspecto es un tanto descuidado.
Llega a nosotros muy sumisa y viene de otra institución, pero al cambiar de domicilio le
dijeron que ahora pertenecía a nuestra zona.
A.1 ¿Qué tal va, Antonio? (Ya lo había visto antes en la casa “okupa” y me había
dicho que quería hablar conmigo. Me dice que qué quiero tomar y pedimos un
café y un mosto).
B.1 Estoy aburrido. Mi mujer me pone la cabeza como un bombo y no me escucha ni
me hace caso.
A.2 Dices que no te escucha...
B.2 No. Hoy vinieron los del ayuntamiento y no les quería abrir un “Okupa” y ella
ha reñido con él y me come a mí el “coco”.
A.3 ¿Por qué dices que te come el coco? (Se lleva la mano al bolsillo y saca el
paquete di cigarros y me ofrece uno).
B.3 Ella ha reñido con Carlos y quiere que yo me meta por medio y como no nos
dejan llave de la casa, no podemos salir y entrar cuando queremos.
A.4 Dices que no tenéis llave y eso os impide entrar y salir y siempre tenéis que
quedar con alguien para que os abran la puerta.
B.4 Sí, cuando hubo problemas con unos “moros” nos quitaron la llave, porque a mí
se me olvidó una vez cerrar la puerta y la dejé abierta.
A.5 ¿Has hablado con Jaime de este tema?
B.5 No. Si es con él con el único que yo hablo y contigo. Yo con el resto solamente
los saludo.
A.6 Antonio, pero se van arreglando las cosas. El IMI lo vais a cobrar este mes o el
que viene. Todos los papeles de la vivienda ya están.
B.6 Sí, pero yo estoy derrumbado. Con el dinero que he tenido cuando yo estaba en
Barcelona y luego aquí... Ya ves... He vendido hachís, he trabajado con los
albañiles, me he corrido muchas juergas y la bebida nos ha llevado a estar aquí,
en la calle. (Se pasa la mano por la cabeza). Yo he tenido novias con dinero y de
buena familia, pero en Zaragoza me enamoré de Loli.
A.7 Sí, te entiendo. Pero son etapas que se pasan en la vida y deben servir para
aprender.
B.7 Si mi mujer es muy buena, pero cuando se pone nerviosa no escucha. Luego se
le pasa. Claro, a los hombres nos cuesta más expresar lo que sentimos.
B.1 ¡Buenos días! (Dice Paco nada más entrar por la puerta)
A.1 ¡Buenos días!
B.2 No voy a hablar hasta que no venga mi mujer.
A.2 De acuerdo, pero pasa y siéntate.
Paco había estado aquí (acogida) hacía unas semanas, pero no llegamos a
mantener una conversación, simplemente un saludo, porque tenía prisa y no podía
esperar su turno.
B.3 ¡Oye! ¿Te acuerdas de mí? Estuve aquí hace dos semanas.
B.3 Me acuerdo perfectamente, pero no quisiste esperar.
Se queda callado y me mira. Aparece María abanicándose por el calor que ya esta
mañana de verano va haciendo mella.
C.4 Pero Paco, ¿por qué me has dejado ahí en la plaza “tirada”? Este hombre me va a
volver loca.
A.4 Imagino que usted será su mujer ¿no?
C.5 Sí, si esa es la mejor palabra que se puede expresar.
A.5 Ustedes dirán.
Toma la palabra María, Paco permanece callado (parece una mujer con mucho
carácter).
C.10 Si es que esto es “un calzonazos”. Su madre murió hace poco. Él vivía con su
madre, pero ahora los hermanos han cambiado la cerradura y no puede entrar.
A.10 A ver, que yo me entere. Él vivía con su madre pero ¿no es usted su mujer?
C.11 Yo no soy su mujer, hace un tiempo estuvimos viviendo juntos, pero después él
se fue con su madre. Si es que este hombre no da más que problemas.
Mira, para que te enteres, yo vivo con mis hijos y él vivía conmigo y con ellos.
Pero... (mira a Paco fijamente), como tonta no me enteraba de lo que estaba
pasando. Me decía que el dinero de la paga se lo daba a su madre, pero un día mi
hijo Juan lo vio por el parque comprando droga.
A.11 Y ahí se armó la de “Dios es Cristo” ¿no?
C.12 Eso ya no lo soporto, tuve problemas cuando se vino a mi casa, pero que me
engañe, eso es otra historia.
A.12 Bueno, vamos a ver qué nos dice Paco, porque imagino que él también querrá
hablar.
C.13 Paco no tiene que decir nada. Bueno, ¿lo vas a meter en la casa, o, no?
A.13 Esta casa no es un hotel. La historia creo que no está en las dos semanas de
comida y cama, pero... (María me interrumpe).
C.14 Entonces, ¿para qué narices está Cáritas? Ahora voy y se lo digo a la policía.
B.1 No había una fiesta en la que no estuviese yo, preparábamos con la gente de la peña
una caseta y servía copas toda la noche, eso lo hacía gratis porque todo el dinero
que sacábamos era para la peña y para preparar más fiestas, éramos un grupo de
amigos estupendos, salíamos a todas partes juntos...
Que hable tanto de sus fiestas, de sus amigos me indigna un poco, me dan ganas
de decirle: ¿y tus amigos de juerga dónde están ahora cuando los necesitas?,
tanta fiesta y tanto derroche ¿para qué te han servido?, pero sigo callado, noto
que se me refleja en la cara mi desagrado, aunque él parece no notarlo y sigue
contándome sus andanzas.
B.2 Mi mujer era una mujer excelente, una buena mujer, me aguantó hasta que no
pudo más. Un día llegué de una juerga de madrugada, se sentó frente a mí, y me
estuvo recordando todo lo que había sufrido desde que nos casamos, todo, se
acordaba de todo. Así que yo le dije que llevaba toda la razón y que al día
siguiente me iría de casa, y así lo hice, sin gritos, me llevé mis cosas y me fui, y
no volví más. Ella me quería y es una señora.
A.2 ¿Tienes hijos?
B.3 Legítimos, tres. No legítimos... No sé. (Sonríe).
Pienso que no tenía que haber preguntado, su sonrisa cínica me ataca los
nervios, pero continúo en silencio.
B.1 ¡Oye! Que vengo a que me des una chaqueta. (Alzo la mirada y me encuentro
con un hombre de unos 40 años)
A.1 ¿Una chaqueta sin más?
B.2 Si tía ¿es que no te enteras?, como tú estas aquí “calentita”.
A.1 Sí me entero, pero siéntate hombre, por lo menos dime cómo te llamas.
B.3 ¿Te he preguntado a ti el nombre? (Le digo “no” con un movimiento de cabeza).
Pues entonces, a ti qué te importa.
A.3 Imagino que estás en la calle.
B.4 Estoy donde me da la gana. Bueno ¿me das la chaqueta?
A.4 Y si no te la doy, ¿qué pasa?
B.5 Pues dame un billete y me voy a Murcia.
A.5 Ahora quieres un billete para irte a Murcia, ¿es que tienes allí a tu familia?
B.6 Yo paso de familia, los “viejos” están con mi hermano, y yo allí no puedo vivir.
A.6 Algún motivo habrá, ¿no crees? (Me mira enfadado)
B.7 Y si hay, a ti ¿qué te importa?
A.7 Realmente nada, pero... (Me quedo callada).
B.8 Bueno tía, pero ¿me vas a dar algo o no? Venga, enróllate.
A.8 Me enrollo y te doy una chaqueta y asunto concluido ¿estás contento?
B.9 Venga dame ese papel, que tengo prisa. (Le doy el papel y se va en busca de la
chaqueta)
A.9 ¡Adiós! Por lo menos. (Me mira, se despide con la mano y se va)
El servicio donde trabajo ofrece ducha y ropa limpia para los transeúntes. Un día
cualquiera, mientras ordeno papeles en la mesa y preparo informes, llama Miguel Angel,
una persona de unos 45 años, sucia, sin afeitar y con el pelo desarreglado.
Una de las dificultades que encuentro con Jaime es que me ponen nerviosa sus
piropos. Tiendo a aplazar los temas que no me interesan. Me da mucha pena ver que se
siente tan solo y perdido. No sé dónde está el límite de la implicación y cómo hacerlo
bien. En este periodo ha pasado a venir todos los días al despacho; algunos días dos
veces.
A.1 Buenas, ¿quería hablar con la trabajadora social? (Estoy en la puerta de la sala
de espera y me dirijo a él).
B.1 Sí, sí. (Le señalo con el brazo el camino del despacho, entramos y nos sentamos).
A.2 Siéntese. Yo soy Inma, usted me dirá.
B.2 Pues vengo a que me dé para dormir en el albergue y para que me haga para
unas gafas, que se me han perdido. (Le miro fijamente esperando que me diga
Humanizar no quiere ser otra cosa que promover relaciones de las que se pueda
decir que están realmente centradas en la persona, respetándola de manera sagrada y
considerándola de forma integral.
¿Qué decir de personas o grupos donde los horarios esclavizan, generan culpa;
donde las normas no favorecen el crecimiento de los individuos, donde no se respeta la
autonomía ni se entablan relaciones respetuosas y simétricas? ¿Qué decir cuando sucede
esto en el mundo de la salud y de la intervención social donde uno o más miembros del
grupo que interacciona están necesitados de ayuda y se presentan vulnerables?
Poner más corazón en las manos, como quería San Camilo significa, en el fondo,
que allí donde haya una persona que sufre, haya otra que se preocupe de él con todo el
corazón, con toda la mente y con todo su ser. El deseo de Camilo expresado tantas veces
por los que intentamos seguir su ejemplo, de poner “más corazón en las manos” podría
ser lema para la humanidad, podría ser un buen resumen de lo que significa la
inteligencia emocional.