La Unción Del Espíritu Santo
La Unción Del Espíritu Santo
La Unción Del Espíritu Santo
Introducción:
El aceite para el motor de cualquier vehículo es fundamental, pues éste cuando
envejece pierde su viscosidad, y puede dañar, disminuir el rendimiento o
destruir el motor. Por eso debe ser renovado periódicamente.
Cuando hablamos del aceite (o poder) del Espíritu Santo, debemos también
reconocer la importancia de la renovación y saber más acerca de este
importante tema. Estudiemos ahora acerca del poder o unción del Espíritu
Santo
Nota: En el contexto se está hablando del Hijo, Jesucristo el Señor (v.8), Dios
Padre lo ungió derramando el Espíritu Santo sobre él en el bautismo en el río
Jordán, y aquí en Heb.1 relaciona la unción con la alegría en el hijo de Dios.
b) La unción del Espíritu Santo es la habilidad, capacidad o poder dado por
Dios al creyente para la obra del ministerio.
Nota: Es Dios quien nos da la unción o poder para que sirvamos de manera
efectiva, pues nuestro Dios es sobrenatural y nuestro servicio también debe
serlo.
“cómo Dios ungió a Jesús de Nazaret con el Espíritu Santo y con poder; el cual
anduvo haciendo el bien, y sanando a todos los oprimidos del diablo; porque
Dios estaba con Él”
1) Dios Padre lo ungió,
2) Fue ungido con el Espíritu Santo y con poder,
3) “Jesús de Nazaret” destaca su humanidad,
4) Nos enseña un resultado sobrenatural.
La unción nos equipa para el ministerio o servicio a Dios, ella nos hace mucho
más efectivos en el cumplimiento del plan de Dios para nuestras vidas.
Nota: Recordemos que el Espíritu Santo trabaja en tres ámbitos del creyente:
con, en, sobre (con: junto al creyente; en: dentro del creyente; y sobre: poder
para hacer).
En éste pasaje observamos algunos objetivos de la unción:
1) “sobre” indica el hacer para Dios,
2) Para la predicación (“para dar buenas nuevas”),
3) Para sanar,
4) Para liberar.
Veamos ahora Isaías 10:27, Israel tenía angustia y miedo de los asirios (“la
carga será quitada de tu hombro” y “el yugo se pudrirá”), pero Dios dice aquí
que quitará la opresión de asiria, y el miedo huirá… la unción trae libertad de
vicios, drogas, miedos, adicciones, maldiciones, etc.
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fruto y enseñanza. Sumérgete en el conocimiento del Espíritu de Dios. Un total
de veintisiete capítulos en los que a través de la Biblia conocemos mucho más
la obra, naturaleza, y poder del Espíritu Santo. Para ver y adquirir éste libro
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Nota: El Espíritu Santo ya había sido derramado en el capítulo dos, pero ahora
vemos una nueva unción que vino para hablar con mayor poder la Palabra del
Señor.
Ellos anhelaban más de Dios, querían más unción para ser más efectivos en el
avance del Reino de Dios… además se acercaron a Dios con fe, clamaron al
Señor creyendo que él podía darles más y eso recibieron.
La unción del Espíritu Santo es una marca o sello muy importante para ejercer
el ministerio, por eso debe ser cuidada y apreciada, el apóstol Pablo dijo: "Y el
que nos confirma con vosotros en Cristo, y el que nos ungió, es Dios"
2ºCor.1:21.
También debemos tener en cuenta que la unción que el Señor nos da nos
afirma en sus caminos, nos da nuevas fuerzas y nos abre el entendimiento
para conocer y comprender mucho más las cosas del Señor, por eso dice la
Escritura "Pero vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis todas las cosas"
1ºJn. 2:20.
Aquí vemos que la unción que estaba sobre el Maestro no fue reconocida ni
apreciada por lo que se perdieron sus bendiciones. Esto contrasta con el caso
de Eliseo, quien apreciaba la unción, valoraba la unción y anhelaba una doble
porción y le fue concedida.
David fue ungido en tres ocasiones: por Samuel para el llamado, por las
autoridades de Judá para gobernar el sur de Israel, y luego por las autoridades
de las tribus para gobernar toda la nación. La unción debe ser valorada y
cuidada, porque sí la administras bien, el Señor te entregará más.
Camina con Dios y sea sobre ti el aceite del Señor "En todo tiempo sean
blancos tus vestidos, y nunca falte ungüento sobre tu cabeza" Eclesiastés 9:8.
Segunda parte: Conozcamos más al Espíritu Santo y su poder:
El Señor Jesucristo vuelve por su iglesia. Por esto debemos reconocer que
estamos en el ministerio terrenal del Espíritu Santo. Cuando Jesús partió no
abandonó a sus discípulos, él envió al Espíritu de Dios, y ahora mora en cada
cristiano nacido de nuevo. Precisamente por esto es fundamental conocer el
carácter, los dones, la dirección y unción del Espíritu Santo, quien vive en
nosotros y desea hacer maravillas.
Vemos pues que hace referencia a Aquel que anhela guiarnos hacía la
voluntad del Padre celestial. Nos habla de aquella persona que redarguye al
cristiano, procura convencerlo de lo que no está bien, él jamás nos llevará a
desobedecer la palabra de Dios. El Espíritu Santo procura producir en cada
cristiano el carácter santo del Padre celestial, pues precisamente es lo que
Dios quiere: 1 Pedro 1:14-16 nos dice:
Nota 2: Ante estas cosas debemos ver que es un error procurar los dones y la
unción de Dios, sin anhelar de igual forma el carácter santo que genera el
Espíritu de Dios. Es por esta razón que podemos hallar ungidos inmaduros, es
decir instrumentos con unción, pero con poco carácter de Jesús. Por eso
debemos anhelar los dones del Espíritu Santo, pero de igual manera su
naturaleza, carácter y esencia.
Nota 1: El sostén de la unción es el carácter del creyente, por eso dice la Biblia:
“Al que tiene, más se le dará; pero al que no tiene, aun lo que tiene se le
quitará” Mateo 13:12, ya que nadie echaría su precioso aceite en una vasija
rota. Lo primero que haría sería repararla, la restauraría para no perder aquel
aceite, por esto el carácter de Cristo en el cristiano es la fuerza de la vasija que
contiene la unción del Espíritu Santo.
Nota 2: Es muy importante cuidarse de esos agujeros que hacen que se pierda
la unción que el Señor deposita en sus instrumentos, es decir en sus hijos.
Algunos de estos agujeros son: la falta de perdón, la inmoralidad sexual, la
murmuración, la falta de sometimiento, la mentira, el descuido en la comunión
con el Señor, entre otros, cosas ante las cuales debemos pedir perdón y
corregir estas malas conductas que afectan nuestra vida.
La unción de Dios
“Más el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,
mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley”
Nota 1: Veremos casos donde una persona puede fluir en los dones del
Espíritu Santo, sin experimentar el fruto del Espíritu en su vida.
Nota 2: Vemos pues que los hermanos de corinto tenían mucho poder con una
marcada ausencia de amor, honestidad, humildad e integridad, ya que 1
Corintios 1:7 (nos enseña que tenían todos los dones) y 1 Corintios 1:11 (nos
dice que había muchos conflictos, además de otras situaciones muy graves en
la iglesia).
Debemos procurar la obra del Espíritu Santo en nuestro corazón y no sólo los
dones sobrenaturales, pues al usar su poder la falta de amor puede provocar
que las personas en vez de acercarse a Dios se alejen ante la dureza de
corazón de quienes le sirven a él. Rindamos nuestro ser al Señor para que
fluya su carácter en nosotros.
Reflexión final: Debemos desear todo lo que Dios ha diseñado para cada uno
de sus hijos, sin embargo, es vital tener siempre las intenciones correctas, es
decir busquemos que Jesucristo sea glorificado en todo lo que hagamos.
Nuestra principal razón es que él resplandezca, y que su gobierno se
establezca en medio nuestro. Entonces procuremos los dones mejores, pero
ante todo el amor de Dios gobernando nuestra vida.