Archivo 2011
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Esa carpa que es la verdad de la Masonería, esa secta sobre la que el Papa SAN PÍO X
(1834-1914) afirmó:
*También yo, durante algún tiempo, creía que era exagerado lo que se decía de la
Masonería. Pero posteriormente, gracias a la experiencia de mi ministerio, tuve ocasión
de tocar directamente las llagas que ha abierto. Desde entonces, estoy convencido de que
todo lo que se publicado acerca de esa sociedad infernal no ha revelado aún toda la
verdad”. (PÍO X, Bula ACRE NEFARIUMQUE BELLUM del 14 de mayo de 1905
contra la Masonería.*
“Aquella enorme boca, que la Escritura llama el pozo del abismo…que tiene por rey
el ángel del abismo, cuyo nombre es el Exterminador, según Apoc. IX; el mismo de
quien habla Jesucristo, al echarles en cara a los rebeldes judíos: Vosotros sois del
diablo vuestro padre…que era homicida desde el principio (Joan. VIII, 44). Misterio
de iniquidad, cuyo último fruto y agente soberano debe ser el hombre de pecado, hijo
de perdición, el Anticristo… que ha reinar por cuenta del Infierno. La masonería hace
todos los preparativos para la venida y triunfo del Anticristo, conciliándole los ánimos
y ganándole las simpatías de los hombres, creándole recursos y formándole en todos
los países un organismo político apropiado, popularizando sus principios y
formulando su credo, propagando su moral y fundando su enseñanza con privilegio de
monopolio, reclutándole ejército, dotándole de arreo científico, literario y artístico,
construyéndole teatros, levantándole tribunas, preludiando su legislación y poniendo
la prensa a su servicio: con todo lo cual va labrando el trono, que bien sabe ella se
habrá de convertir mañana en altar, y por esto afanosamente trabaja en modelas a su
imagen a ese pueblo ciego, degradado y servil, cual le importa ser aclamado, llevando
en palmas y obedecido”.
¡Magnífica pintura de los fines y obras masónicas! ¡Espléndido testimonio del
satanismo sectario! Oigamos la voz de ALEJANDRO de SAINT-ALBIN, escritor
concienzudo, cuya autoridad es tanto más respetable, cuanto su obra (Les franc-
masons et les sociétés secrétes, París, 1867) compuesta con materiales de cantera
exclusivamente masónica, le valió el honor el honor de concitar contra sí las iras de la
prensa sectaria de Francia y Bélgica y la gloria de no ver contestado ninguno de sus
terribles cargos y afirmaciones. El cual en el epílogo de su riguroso, pero justo se
expresa así: “Cuando en la primera página de los Santos Libros leemos que Satanás
prometió al hombre la Ciencia del Bien y del Mal, nos detenemos poco en desentrañar
el sentido de esta frase…Véase en todo su horror cuál es esa Ciencia del Mal opuesta
por Satanás a la Ciencia de Dios. La francmasonería dice por cuenta propia y por
cuenta de sus sociedades filiales: “Yo lo domino todo desde las elevadas esferas en que
me cierno” (Monde maconnique, feb. 1867, p. 631); yo soy la Ciencia de las Ciencias
(H. Ragçon, Orthodoxie maconnique, p. 34 y 10), yo soy el Verbo de la Razón (Rituel
du Nouveau grade de Rose-Croix, p. 84). Sería la Ciencia del Bien y del Mal, si de las
promesas de Satanás no se hubiese de restar la parte de mentira; pues él es la
Mentira, así como Dios es la Verdad. La francmasonería, que también dice a sus
seducidos: Todos los hh. Son dioses; la francmasonería de los grados superiores,
cualquiera que sea su nombre y disfraz con que se encubra, se da a conocer como hija
de Satanás por esta divisa que en todas partes La Ciencia del Mal”.
Posterior a de SAINT-ALBIN, el R. P. JAVIER GAUTRELET, cuyas virtudes y
sabiduría fueron universalmente reverenciadas, demuestra con rigor científico que la
masonería es la verdadera sinagoga de Satanás, en su carta 47ª (La Franc-
maconnierie et la Révolution, Lyon, 1872): Ahora, dice el docto jesuita, ya podemos
formarnos una idea cabal de la masonería y dar su definición exacta, que cifro yo en
esta palabra, la Sinagoga de Satanás.
“En efecto, Jesucristo, antes de subir a los cielos, instituyó su Iglesia, encargándola de
continuar su obra reparadora hasta el fin de los siglos. Cabeza de ella invisible, bien
que real, la dotó de gobierno regular y le dio por jefe, en calidad de vicario suyo, a uno
de sus apósteles, invistiéndole de plena potestad; le confió su Evangelio y sus
Sacramentos, el tesoro de sus méritos y satisfacciones, la distribuciones de sus gracias
y la dispensación de la vida sobrenatural. Por esta Iglesia, como madre de todos los
fieles, somos hechos hijos de Dios…Pues bien, en frente de esta y con un fin
diametralmente contrario, el enemigo de Dios y de los hombres, Satanás fundó la
masonería, que no es sino la odisea caricatura de la Iglesia. ¿Queréis convenceros de
ello? Vedlo. Los caracteres esenciales de la Iglesia son la catolicidad, la unidad, la
apostolicidad y la santidad. Estos caracteres se arroga también la masonería a su
modo. Es universal. Lo dice y lo prueba de mil maneras. Es una. Por unidad de
incredulidad, por su principio fundamental de libertad de pensamiento es la negación
equivalente de toda verdad. Una en su odio a Jesucristo y a la Iglesia; una en su objeto
final, la destrucción; una en sus secretos e iniciaciones y una en sus juramentos. Si no
procede de los Apóstoles, viene de más atrás, porque desciende derechamente del
primero que alzó la bandera de la libertad al grito de Non serviam. Si la Iglesia tiene
su jerarquía, no le falta la suya a la masonería…levitas, sacerdotes, pontífices, etc. Si
la Iglesia tiende a restablecer el orden en la sociedad, en la familia y en el individuo, y
pone toda su solicitud en santificar al hombre, en traer el reinado de la paz y la
felicidad sobre la tierra, en consagrar el principio de autoridad, etc., la masonería se
reserva el funesto encargo de introducir la perturbación y la división de la familia, de
encender la revolución en los pueblos y destruir en los corazones las bases mismas de
la moral y de cualquier idea de virtud. Y sí, la Iglesia brinda campo abierto a las más
nobles aspiraciones, a las virtudes más heroicas, a los sacrificios más sublimes, para
gloria de Dios y salud de la humanidad; la masonería por la escala ascendente de
iniciados y grados conduce al más subido punto y colmo de impiedad; díganlo si no los
grados de los Rosa-Cruz, KADOSCH, y otros”. Luego la masonería es la SINAGOGA
DE SATANÁS.
Más que el Rmo. DESCHAMPS y más que todos juntos, parece haber ahondado en
las interioridades de la masonería el P. BRESCIANI de la Compañía de Jesús. Allí,
pues, el sapientísimo historiador novelista asigna por carácter y resultado último de la
secta la DEMONOLATRÍA, como él la llama, discurriendo a este tenor: “OS
PREGUNTÁBAMOS, dice uno de los interlocutores, si creíais posible que en las
sociedades secretas se rindiese por algunos jefes adoración al demonio…- Ya
respondí, alegando aquel claro y terminante: ADORARON AL DRAGÓN QUE DIO
PODER A LA BESTIA. Este DRAGÓN es aquella serpiente antigua, que se llama
DIABLO y SATANÁS, que engaña a todo el mundo (Apoc. XVII). Como la BESTIA
tiene todos los caracteres de las sociedades secretas del ILUMINISMO, que hoy ha
invadido el mundo, se deduce perspicuamente, que cuantos tienen el CARÁCTER DE
LA BESTIA adoran el demonio. Mas sobre si se hacen diabólicos o se trasmutan en
Satanás, yo creo que sea este el verdadero y último misterio de esta congregación de
pecado: Y EN SU FRENTE HAY ESCRITO UN NOMBRE: MISTERIO…(Apoc.
XVII)…Nada quita que la DEMONOLATRÍA SEA EL ÚLTIMO RESULTADO A
QUE CONDUZCAN POR SU NATURALEZA LAS SOCIEDADES DE LOS
MASONES, DE LOS CARBONARIOS y DE TODAS LOS DEMÁS VÁSTAGOS DE
WEISSHUPT (República Romana, c. IX, párrafo XIII).
2. El que con más desenfado sienta la tesis del origen judaico y con mayor brevedad y
gallardía expone sus fundamentos generales, es VICENTE de la FUENTE; y como el
hermoso cuadro que traza no es largo, y extractado perdería mucho de su gracia, lo
vamos a dar íntegro a pesar de las sombras que lo obscurecen:
“Desde el siglo I de la Iglesia, dice, existe una sociedad maldita con la execración de
Dios, semejante a Satanás en su caída, en la privación de sus preeminencias, en el
destierro perpetuo de su patria, en el deseo de venganza, en el odio encubierto a todo
principio de autoridad legítima, en aborrecer a todos y ser de todos aborrecida. Esa
sociedad proscrita en todas partes, y que en todas partes se halla sin patria; que varias
veces ha querido constituir nacionalidad y nunca lo ha logrado; que en tal concepto
desprecia las ideas de nacionalidad y de patria, sustituyéndolas con un frío y escéptico
cosmopolitismo, esa tiene la clave de la francmasonería. El calendario, los ritos, los
mitos, las denominaciones de varios objetos suyos, todos son tomados precisamente de
esa sociedad proscrita: EL JUDAISMO. Pero ¿cómo han de confesar los
francmasones que su origen es judaico, y que por espacio de mucho tiempo han sido
unos dóciles instrumentos de los judíos, a quienes parecían avasallar? Esto los
rebajaría en el concepto público…Este principio de odio, de venganza, subversión de
todo principio de autoridad legítima, misterio impenetrable, sensualidad encubierta,
superstición, hipocresía, encono rabioso contra el cristianismo, ritos sanguinarios,
apego a vanas fórmulas y ridículas exterioridades, el francmasón necesita inventarlos
y remedarlos; pero el judío los tiene como ingénitos, los siente desde que nace y no
puede menos de tenerlo en situación abyecto, despreciada y de proscripción. A la luz
de estas verdades innegables se aclara todo lo obscuro y desaparecen los origines
misteriosos. LA FRANCMASONERÍA en su principio es una institución peculiar de
los judíos, hija del estado en que vivían, creada por ellos para reconocerse, apoyarse y
entenderse sin ser sorprendidos en sus secretos, buscarse auxiliares poderosos en
todos los países, atraer a sí a todos los descontentos políticos, proteger a todos los
enemigos del cristianismo, incorporarse a todos sus renegados, halagar las pasiones de
los poderosos para sojuzgarlos por medio de sus mismos vicios, cobijándose luego bajo
el manto de esos ilustres afiliados para eludir para eludir la ley y la justicia,
proporcionándoles para sus vicios dineros que no podían devolverlos, y que los
aprisionaban a ellos con aquellas cadenas hijas de sus propios extravíos, y hablando
de libertad, instrucción, beneficencia, para encubrir sus verdaderos fines. De todos
modos, para agregarlos a la cuenta general que hemos de llevar a los semitas deicidas,
es preciso marcar sumariamente sus proezas conmemoradas por LA FUENTE. En el
siglo II el Concilio de Ilíberis prohibe las supersticiones fomentadas por los judíos
entre los cristianos. Se organizaron después en sociedad secreta, hasta que SISEBUTO
los obligó a rebautizarse o expatriarse, y no mejorando con el tiempo, CHINTILLA se
vio precisado a volverlos a expulsar. Sublevados los narbonenses contra WAMBA,
encuéntrase al punto a los israelitas al lado de los rebeldes. Procura EGICA honrarlos
y favorecerlos, y en agradecimiento al año siguiente faltan desleales a todos sus
juramentos, burlándose de la credulidad de sus favorecedores, y conspiran para
alzarse con el país y la corona. Hecho que no se explica, nota muy bien LA FUENTE,
sin una organización secreta, misteriosa y pujante. WITIZA por contrariar el
sentimiento católico, llegó a colocarlos en dignidades y cargos de jurisdicción. No
hicieron esperar en el reinado de D. RODRIGO la conspiración tramada en tiempo de
EGICA, y aún aun quizá abortada en tiempo de CHINTILA. Unidos los judíos de
España con los judíos de África, vendieron a los musulmanes la independencia de
ESPAÑA patria, combatiendo bajo las banderas enemigas, entregando a los invasores
las ciudades más importantes, sin exceptuar la de TOLEDO, capital de la monarquía,
poblando al par de los árabes en varios lugares y aun pretendiendo formar una
monarquía independiente en la parte del Pirineo. Su comportamiento entre los
musulmanes, según las crónicas árabes, que llegaron a ser más aborrecidos de ellos
que de los cristianos mismos. Aquí el historiador da un grande salto hasta el siglo XV,
sin habernos dicho una palabra de las relaciones que probablemente los judíos de
ESPAÑA mantuvieron con los nuevos maniqueos en los siglos XI y XII, a imitación de
los de FRANCIA en el mediodía de este país. Eso sí, no cuenta lindezas de nuestra
gente en aquel siglo, y lo mejor de todo, de sus relatos preceden de buenas fuentes,
verídicos por lo tanto. Nos pinta a los judíos en sociedad tenebrosa, con los tres
caracteres principales de secreto jurado hasta la muerte, hipocresía la más maliciosa,
y rencor inextinguible contra los cristianos con sed insaciable de su sangre y espíritu
de venganza: ítem más, fanáticos, incrédulos, hechiceros, asesinos salvajes y en
correspondencia continua con sus correligionarios de toda Europa y de Levante. Eran
abogados, jueces, oidores de las chanchillerías (cancillerías), doctores de
universidades, consejeros de la Corona, sus banqueros, recaudadores de tributos;
véselos en fin, dice LA FUENTE, “apoderados de los tribunales y cargos públicos en
Aragón y Castilla, dueños por tanto, de la administración de justicia y de la
administración económica, encubriendo los crímenes de sus correligionarios y
aumentando sus fortunas a expensas del pueblo y del tesoro. Entre sus innumerables
crímenes de este período, además de horribles profanaciones bien comprobadas a
satisfacción muy sonados, y más que todos, indubitables e invenciblemente
confirmados contra el escepticismo y la impiedad más tramposo e impudente, el
MARTIRIO DE S. PEDRO DE ARBUÉS, acaecido en 1485, y el del SANTO NIÑO
DE LA GUARDERÍA, en 1492. LOS REYES CATÓLICOS, de memoria
imperecedera, escuchando la voz de la razón, de la justicia y del bien procomunal, y
cediendo a las reiteradas instancias de todas las clases y al general clamor de sus
pueblos, expulsaron por fin de sus reinos a aquellos grandes malhechores de la
cristiandad y traidores jurados de la patria, imitando en esto los ejemplos antiguos de
los soberanos de INGLATERRA, FRANCIA y de otras Naciones.
PARTIDAS DE CARGO A LA CUENTA DE LOS JUDÍOS rápidamente apuntadas
por LA FUENTE: CARÁCTER GENERAL: Sociedad secreta y cosmopolita
organizada. CARÁCTER RELIGIOSO: Incredulidad. Fanatismo antirreligioso. Odio
a Cristo (crucifixión de cristianos, etc.). Espíritu de venganza contra los cristianos.
Alianza con infieles. Superstición. FINES: Destrucción del nombre cristiano-
dominación universal. MEDIOS y procedimientos: Hipocresía. Simulación. Perjurio.
Todos los medios lícitos. Auxilio mutuo y exclusivo. Favor de los poderosos. Sistema
de corrupción. Acción política. Traición a la patria. Conspiración permanente. ESTO
ES SECTA, ESTO ES MASONERÍA. De secta lo tiene todo: corporación numerosa y
organizada con fines y medios determinados; su molde, su ley y código religioso,
moral, código y social es el TALMUD. Una especie de tantas como la suelta LA
FUENTE, sin volver a acordarse de ellas después: “LOS JUDÍOS FUERON
EXPULSADOS DE FRANCIA POCOS AÑOS DESPUÉS DE LA EXTINCIÓN DE
LOS TEMPLARIOS, DE QUIENES ALGUNOS LO SUPONEN CÓMPLICES”.
Preparemos esta discusión formal con multitud de antecedentes de MR. DRUMONT
en su FRANCE JUIVE, del P. DESCHAMPS y de MR. CLAUDIO JANET. El judío
por necesidad es cosmopolita. Claro está: la primera condición para adoptar otra
patria es renunciar a la propia. Pero el judío no renuncia jamás a la suya, que es
JERUSALÉN, la santa y misteriosa ciudad. JERUSALÉN, triunfante o perseguida,
triste o gozosa, sirve de lazo de unión entre todos sus hijos, quienes todos los años en
su gran fiesta de ROSCH HASCHANA, se animan recíprocamente con esta palabra:
“EL AÑO ENTRANTE A JERUSALÉN”. Para ellos ningún país es su patria. Otro
rasgo muy peculiar del judío es la profunda creencia de su superioridad sobre todos
los pueblos y todas las razas de la tierra, sea la ARROGANTIA JUDEORUM (MR.
DRUMONT). Paralelo al anterior y fiel herencia de sus padres, el judío presenta el
otro rasgo de ODIO INFERNAL a Jesucristo y al nombre cristiano. DE INFIEL
TRATA AL CRISTIANO, y con el TALMUD todos los días repite: “HAY
PRECEPTO DE MATAR INFIEL QUE MÁS VALGA”. “CADA DÍA EMPEÑADO
A UN INFIEL NO OBLIGA”. “Cada día en sus plegarias los judíos deben por tres
veces echar maldiciones contra los ministros de la Iglesia, contra los reyes y contra
todos los enemigos de ISRAEL”.
Un judío envenena a CARLOS el CALVO, de Francia; un judío envenena a
ENRIQUE III, de Castilla; un judío propone en 1477 al Consejo de los Diez de
Venecia el envenenamiento de MAHOMETO II; el judío GOLSMITH sirve de espía a
TELLEYRAND en Inglaterra durante el primer impero francés; el judío MICHEL es
guillotinado por haber entregado a RUSIA documentos militares; otro GOLDSMITH
escamotea hace poco, los planos del Estado Mayor prusiano, etc.; los judíos de la Edad
Media están en continua inteligencia con los sarracenos y les entregan las ciudades de
Bezieres, Narbona y Tolosa. Los reyes de Francia se ven repetidas veces obligados a
expulsarlos. Los TEMPLARIOS en tiempo de las CRUZADAS eran los banqueros de
los reyes y señores, pero hacían el juego a los judíos, que se servían de ellos como
testaferros, dice DRUMONT en FRANCE JUIVE. La rapidez del golpe, afirma el
mismo autor, con que FELIPE EL HERMOSO arrestó en un mismo día a todos los
templarios, salvó a la cristiandad del SEMITISMO, al modo igual que seis siglos antes
CARLOS MARTEL (MARTILLO) la había salvado en POITIERS del mismo azote.
Conocida es la influencia maléfica de las escuelas judías en las creencias, costumbres y
revoluciones de la Edad Media. Dice DRUMONT transcribe de JULES MICHELET:
“El elemento semítico, judío y árabe, dice MICHELET, estaba pujante en el
Langüedoc: NARBONA había sido por mucho tiempo la capital de los sarracenos
(moros o árabes) en Francia. Innumerables eran los judíos: maltratados, pero
tolerados, florecían en Carcasona, Montpellier y Nimes, y sus rabinos tenían escuelas
públicas, poniendo en relación a cristianos con musulmanes, a Francia con España.
Las ciencias aplicables a las necesidades materiales, la medicina y las matemáticas
eran cursadas a la vez por individuos de las tres religiones. Más relacionada estaba
Montpellier con SALERNO (Italia) y Córdoba, que con ROMA. Después de las
Cruzadas, el alto Langüedoc sobre todo parecía haberse inclinado al Mediterráneo y
vuelto la cara hacia el ORIENTE”. Aquel terrible levantamiento de los albigenses.
Acaecido en el mediodía de Francia y que puso en grave conflicto a la cristiandad,
DRUMONT lo imputa, si no en un todo, en grandísima parte a los judíos, y apoya su
sentir en palabras de MICHELET, el cual lo expresa así: “Los judíos, imagen viva del
Oriente en el centro del cristianismo, parece que solo estaban allí para fomentar el
odio a la religión. En los días de azotes de la naturaleza o de catástrofes políticas, ellos
se ponían, según se decía, en correspondencia con los infieles, y los llamaban”. “La
nobleza del mediodía, prosigue, que se distinguía poco de la clase media, se componía
por entero de hijos de judíos y de sarracenos, gente culta y muy distinta de los
ignorantes y piadosos caballeros del norte, y contaba por suyos y mostraba afecto a los
montañeses. Todo hasta aquí espigado de DRUMONT. No hicimos mal acopio.
Tal es y tal ha sido el judío.