Carlota Perez 2 - Paradigmas Tecnoeconomicos
Carlota Perez 2 - Paradigmas Tecnoeconomicos
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Historia
Carlota Pérez
Revoluciones tecnológicas y paradigmas tecnoeconómicos
Se trata de la óptima práctica económica porque cada transformación tecnológica trae consigo un
importante cambio en la estructura de precios relativos, guiando a los agentes económicos hacia el
uso intensivo de los nuevos insumos asociados a tecnologías más poderosas.
Es un paradigma porque define el modelo y el terreno de las prácticas innovadoras “normales”,
prometiendo el éxito de quienes sigan los principios encarnados en la revolución.
Cada revolución tecnológica es una explosión de nuevos productos, industrias e infraestructuras la cual
conduce al surgimiento de un nuevo paradigma tecnoeconómico capaz de guiar a los agentes
económicos, tanto en sus decisiones individuales como en su interacción, durante todo el periodo de
propagación de ese conjunto de tecnologías.
“…el curso cambiante de la historia económica quizá pueda subdividirse en épocas económicas, cada una
de las cuales se identificaría por una innovación trascendental que tuviera las características de
crecimiento que generó…”
El crecimiento económico desde finales del siglo XVIII ha atravesado por cinco etapas distintas, asociadas
con cinco revoluciones tecnológicas sucesivas. Cada una de ellas se desarrolla originalmente en un país-
núcleo, el cual actúa como líder económico mundial durante esa etapa. Aunque las oleadas de desarrollo
que impulsan las revoluciones tecnológicas en el largo plazo son fenómenos mundiales, la propagación del
cambio ocurre en forma gradual y se dirige desde el núcleo hacia la periferia. Por lo que la datación del
despliegue de la revolución no es la misma para todos los países.
Para que una sociedad se enrumbe decididamente en la dirección de un nuevo conjunto de tecnologías,
debe aparecer un “atractor” que deje en claro que los negocios basados en las innovaciones asociadas
con él tendrán un costo competitivo. Esto es lo que se define como el big-bang de la revolución.
El determinar una fecha precisa para el big-bang de cada revolución es útil simplemente para facilitar la
comprensión de la cadena. En cambio, el intento de indicar una fecha de finalización para cada revolución
resulta irrelevante, dado que cada conjunto de tecnologías pasa por un difícil y prolongado periodo durante
el cual se hace cada vez más visible el agotamiento de su potencial.
Así, cada revolución combina productos e industrias verdaderamente nuevos con otros preexistentes,
redefinidos.
Las redes de infraestructura existentes pueden extender su alcance y con ello marcar diferencias
cualitativas importantes:
Segunda revolución: los ferrocarriles de hierro llevaron hacia redes naciones de transporte y
telégrafo.
Tercera revolución: los ferrocarriles de acero, junto con los vapores y el telégrafo mundial, crearon
redes transcontinentales y facilitaron el funcionamiento de mercados internacionales. En cuanto a la
electricidad, el montaje de redes eléctricas básicas convirtió a la industria de equipamiento eléctrico
en uno de los principales motores del crecimiento de esta revolución.
Cuarta revolución: su condición de servicio público universal, la convirtió en una infraestructura crítica
para la difusión de la revolución de la producción en masa.
Cada constelación, contiene muchos sistemas tecnológicos, desarrollados a diversos ritmos y en una
secuencia a menudo dependiente de los lazos de retroalimentación entre ellos. Cada uno se fue
beneficiando de los avances técnicos y de mercado logrados por los otros, a la vez que favorecía el mayor
desarrollo de aquellos.
Las transformaciones inducidas por las revoluciones tecnológicas van mucho más allá de la económica;
penetran la esfera de lo político e incluso las ideologías. El marco socioinstitucional tiene que cambiar para
adaptarse a las transformaciones que ocurren en la esfera tecnoeconómica cada vez que una revolución
tecnológica irrumpe la escena.
El desarrollo es un proceso escalonado con enormes oleadas cada cinco o seis décadas, cada una de las
cuales conlleva profundos cambios estructurales dentro de la economía y en casi toda la sociedad.
Una oleada de desarrollo se define como el proceso mediante el cual una revolución tecnológica y su
paradigma se propagan por toda la economía, trayendo consigo cambios estructurales en la producción,
distribución, comunicación y consumo, así como cambios cualitativos profundos en la sociedad.
Cada revolución incorpora nuevos aspectos de la vida y de las actividades productivas a los mecanismos
del mercado; cada oleada amplia el grupo de países que conforma el centro avanzado del sistema y cada
una extiende la penetración del capitalismo a otros rincones, dentro de cada país y de un país a otro.
Una revolución tecnológica establece un nivel nuevo y superior de productividad y de calidad promedio,
alcanzable en todo el ámbito del aparato productivo. La oleada de desarrollo termina por empujar a las
economías de todos los países centrales hacia ese nivel más alto de productividad.
Para que las fuerzas generadoras de riqueza de cada nuevo paradigma alcancen su máximo esplendor se
requieren cambios inmensos y en correspondencia en los patrones de inversión, en los modelos de
organización de máxima eficiencia, en los mapas mentales de todos los actores sociales y en las
instituciones que regulan y habilitan los procesos sociales y económicos. El progreso puede requerir
cambios de rumbo significativos: aprender lo nuevo puede requerir desaprender mucho de lo viejo.
El papel del capital financiero es determinante para habilitar los inmensos cambios del rumbo en las
inversiones requeridas en cada revolución.