El Escuadrón Perdido
El Escuadrón Perdido
El Escuadrón Perdido
y desaparecido
¡Vaya tarea la que nos encomendara el amigo José Luis! No es fácil prologar su
enjundioso trabajo sobre El escuadrón perdido.
A nuestro entender, tiene dos partes, las dos importantes. En una de ellas
desmenuza el terrorismo de Estado en sus aspectos de planificación y ejecución,
sustentados en la ideología fascista y asesina, y en la otra aporta una detallada
investigación sobre las ciento veintiocho "deserciones".
Qué tremenda falacia, qué gran mentira decir que fueron "desertores' aquellos que
fueran asesinados o arrojados vivos al mar por quienes juraron defender a la Patria.
Por quienes demostraron ineptitud en Malvinas y llevaron a la muerte a soldados
conscriptos que confiaban en la profesionalidad de sus jefes, y en algunos casos se
rindieron al enemigo sin luchar. Por quienes subvirtieron las leyes y el Derecho al no
iniciar juicio con debida defensa a aquellos que tildaron de "subversivos".
¿Cómo explicar que, en las planillas de haberes del Colegio Militar de la Nación,
Luis Pablo y Luis Daniel aparezcan percibiendo esos "haberes” en los dos meses
posteriores a sus “deserciones"? Esto confirma la falacia a que nos referíamos.
Lo que afirmamos en pocas líneas, no por ello menos terribles, está clara y
detalladamente probado y demostrado por D’Andrea Mohr. Este libro servirá a todos
los que luchamos por la verdad y la justicia y ayudará, seguramente, a lograr el juicio
y castigo de los culpables.
Página 1 de 50
Con nuestro agradecimiento sincero y no recitativo:
A todos aquellos que desde la tarea cotidiana fueron y son solidarios en nuestra
lucha por el "nunca más” y la búsqueda de la verdad.
Y nuestro homenaje y el amor de siempre a nuestros hijos Luis Pablo y Luis Daniel,
soldados conscriptos del Colegio Militar de la Nación, desaparecidos, torturados y
arrojados vivos al mar, y no desertores, que con su martirio apuntalan nuestra lucha
de siempre.
JAIME STEIMBERG
WENCESLAO ALBERTO GARCÍA
Presentación
El espantoso asesinato del soldadito Omar Carrasco tuvo una inmediata cuanto
disparatada respuesta del Poder Ejecutivo: eliminó de un plumazo el Servicio Militar
Obligatorio (SOM). Tan burda maniobra política - a todas luces meramente efectista
cuanto exenta de intención jurídica alguna - pudo tener, para cualquier desprevenido
ciudadano, alguna de estas despistadas interpretaciones:
Que, en realidad, la culpa del vil asesinato la tenía el SMO: si no hubiese existido,
Carrasco habría conservado su vida (lo cual no deja de ser cierto o, por lo menos,
Página 2 de 50
bastante probable, aunque mantiene su condición de falacia).
Que los propios asesinos eran, a su vez, víctimas de ese mismo SMO, que
virtualmente los compelía a delinquir hasta tales extremos (lo cual tampoco deja de
ser parcialmente cierto, de manera indirecta, aunque sigue siendo una falacia).
Que el Servicio Militar Voluntario (SW) elimina ipso facto toda posibilidad de que
ocurran tamañas aberraciones. Es decir, se daría por descontado que en el SMO no
sólo pueden morir soldaditos asesinados sino - esto es lo terrible - que es inevitable
que los homicidas sean sus mismos superiores.
Que los voluntarios, por tal condición, resultan inmunes a esos peligros, toda vez
que su voluntad no llega al extremo de aceptar graciosamente que los torturen hasta
matarlos. Ni más ni menos.
Así, quienes como yo veníamos abogando desde hace mucho tiempo por la
abolición del SMO (y sufrimos, no sin rigor, las consecuencias de haberlo hecho
público más de una vez) nos vimos obligados a disentir con aquella decisión “a
secas". La causa alegada resultaba a todas luces mentirosa, porque se
fundamentaba en el desfachatado argumento según el cual el SMO - es decir, una
figura abstracta- provocaba per se asesinatos de miliquitos, cuando no era lisa y
llanamente su autor. Esa argumentación era expuesta como al pasar, con absoluta
hipocresía.
Lo que sí cabía decir, aunque sin "incrustar" la burda digresión del SMO, era que la
causa de semejantes atrocidades tenía origen en la formación de los cuadros de
oficiales y suboficiales. Una formación que - desde que tengo memoria - conlleva
ínsito el perverso ingrediente de la crueldad, en la cual la tortura física y psíquica ha
sido cotidiana y sin medida y cuyo único extremo conocido es la muerte lisa y llana
del atormentado. Una crueldad, en fin, que reconoce su pico más alto de
degradación en los "años de plomo" del Proceso y que, en no pocos de sus autores,
se conserva con estremecedora soberbia. El caso del "valiente" ex capitán Astiz da
crédito a mis dichos.
También yo, en mis lejanos años de cadete (1947-1950), he sido torturado en mayor
o menor grado, según fuera el índice de ferocidad del oficial torturador. Y mientras
fui instructor de cadetes en el Colegio Militar (1956-1959) pude comprobar que nada
había cambiado. Peor aún: mis propios pares, ya oficiales (antiguos torturados),
asumían minuciosamente - y hasta jubilosamente - el papel de torturadores, en una
suerte de cumplimiento de un pacto tácito entre generaciones. Me precio de no
Página 3 de 50
haber asumido jamás ese papel ni cumplido ese pacto. Mis cadetes de entonces son
testigos.
El generaloide en cuestión era Mario Oscar Davico. Cuando Carlos Menem abolió el
SMO, Davico, a pesar de su furia de entonces, se cuidó muy bien de endilgarle al
Presidente los - para él- agraviantes calificativos de "marxista", "destructor de la
institución" y otras imbecilidades por el estilo. Este auténtico Bayardo argentino se
distingue por su condición de experto en la especialidad, desopilantemente llamada
"inteligencia"; una especialidad en la que descollara como muy comedido adiestrador
de "contras" nicaragüenses. Cuando regenteaba los Estados Unidos el recio Ronald
Reagan, Davico recibía la paga de tan singular conchabo en dólares
estadounidenses salidos del Tesoro del Tío Sam. Hasta donde se sabe, el "agravio"
de nuestro Bayardo no fue suficiente para que dejara de asistir - como medida de
protesta -, mensualmente y con puntualidad, a la Sociedad Militar Seguro de Vida
para percibir sus haberes tan honradamente habidos.
Que a ninguno de los integrantes de esta runfla despreciable, cobarde y asesina que
se cita en este libro se le ocurra alegar que todos y cada uno de los casos que aquí
se presentan ocurrieron porque existía el SMO. Lo que es innegable es que
ocurrieron porque eran ellos quienes existían, con su formación criminal, soberbia y
decididamente vesánica.
Aquí están. Estos son. Tanto hubiera dado que estos muchachitos brutalmente
inmolados hubieran estado cumpliendo con el SMO o no. En este último caso, los
habrían buscado en sus hogares, en la fábrica, en la universidad o dondequiera que
hubiesen podido estar.
Aquí están. Estos son. Los ha marcado a fuego este ímprobo cuanto necesario,
terrible pero esclarecedor trabajo de José Luis D'Andrea Mohr. Y más vale que no le
ha temblado el pulso para realizarlo, como tampoco a mí para ponerlo de relieve, a
pesar de las persecuciones y amenazas que ambos venimos arrastrando desde
hace mucho tiempo. Y a pesar también de que no pocos de los aquí estigmatizados
fueron - alguna vez, al menos- nuestros camaradas de armas. Hace largo tiempo
que dejaron de serlo, y nos congratulamos por eso: no queremos, como postulaba
"don Pepe" San Martín, que se nos pueda confundir "con los malvados y perversos".
Amén.
Al Escuadrón Perdido
Que me duelan
sin alivio
los dolores,
que se agranden
con los años
Página 5 de 50
sus recuerdos.
JLDM
Gracias...
El Contexto
Del casco a la capucha
Página 6 de 50
desde la seguridad de aviones navales, continuó con los fusilamientos de junio de
1956, con la prohibición política del peronismo y con el condicionamiento electoral y
los posteriores derrocamientos de los gobiernos de Arturo Frondizi y Arturo Illia.
"[...] La defensa nacional de los países americanos sólo puede tener validez práctica
Página 7 de 50
coordinándola en la defensa continental.
Sobre este tema, el coronel (R) Horacio Pantaleón Ballester, presidente del CEMIDA
(Centro de Militares para la Democracia Argentina), habló como panelista de una
mesa redonda del cielo de conferencias sobre "Defensa Nacional y Derechos
Humanos" (Centro Cultural General San Martín, 10/4/85). Si bien las circunstancias
actuales han variado mucho, lo descrito por Ballester facilita la comprensión de
episodios ocurridos durante el terrorismo de Estado y antes de él. Y resulta de
especial interés para El escuadrón perdido por cuanto los soldados desaparecidos
que lo integran fueron una consecuencia trágica de la aplicación a rajatabla y hasta
con crueldad exagerada de la "Doctrina de la Seguridad Nacional".
[...] Hacia 1940, comenzaba ya la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos aún no
había entrado en ella, se realiza la ll Reunión de Consulta de Cancilleres en La
Habana, y allí se establece por primera vez el principio de que un ataque contra una
nación americana, por parte de una nación no americana, se consideraba una
agresión contra todas las naciones del continente.
"En 1947 (en Río de Janeiro otra vez), se firma el Tratado Interamericano de
Asistencia Recíproca (TIAR), tratado perfectamente conocido por los argentinos, por
cuanto mostró abiertamente en ocasión de la guerra del Atlántico Sur, que había
Página 8 de 50
sido preparado por los Estados Unidos para servir a sus propios fines. Cuando una
nación como Argentina fue atacada por una nación extranjera, Estados Unidos
apoyó a la nación agresora, y no se sujetó con lo que establecía el TIAR,
cumpliendo las votaciones mayoritarias obligatorias para todos los miembros del
tratado.
"El trabajo de esta organización fue muy eficiente, utilizando las llamadas
“recomendaciones” (que en realidad no eran recomendaciones sino órdenes; allí se
ordenaba qué era lo que había que hacer en el plano militar) y se fue estableciendo
la función de los ejércitos americanos y determinó, incluso, quiénes eran nuestros
enemigos: en la Segunda Guerra Mundial lo fueron Alemania, Japón e Italia (los
países del Eje), cuando terminó la Segunda Guerra Mundial, nuestro enemigo pasó
a ser la URSS. Posteriormente, llegaron a la perfección: al enemigo ideológico; así
se fue llegando a que todo lo que se hiciera en nuestros países que pudiera afectar
los intereses estadounidenses, o aun de las multinacionales de cualquier origen, o
de las oligarquías vernáculas que los sirven, era considerado como un ataque, como
un apoyo al enemigo en el conflicto Este - Oeste.
Página 9 de 50
"En 1951, el Congreso estadounidense dicta la ley Nº 165 de Seguridad Mutua. Esta
ley permite que las Naciones Americanas intercambien entre sí material de guerra.
Por supuesto que nosotros a los Estados Unidos no le vamos a prestar ningún
material de guerra. Quien presta material de guerra es Estados Unidos a las
naciones latinoamericanas. Y el hecho de prestar material de guerra le otorga a
Estados Unidos el derecho de establecer en el país recepcionante una misión militar
con fines de asesoramiento.
“Todo funcionó perfectamente, hubo incluso un acto social que trajo consecuencias
tremendas para nuestros países. Esto ocurrió en 1960, cuando el comandante del
Ejército americano en el Caribe, mayor general T. F. Bogart, cuya zona de acción va
desde el Río Bravo, límite entre México y Estados Unidos, hasta el Cabo de Hornos,
invitó a los comandantes de Ejército americanos a una reunión social en la que
además los iba a poner al tanto de cuáles eran los elementos que Estados Unidos
podía brindar en ese programa de ayuda militar y, además, cómo se debían emplear
Página 10 de 50
esos elementos. Esa reunión les agradó, resolvieron que era conveniente
regularizarla, dictaron sus propios reglamentos, y a partir de ahí comenzaron las
reuniones de los comandantes en jefe de los ejércitos americanos; Marina y Fuerza
Aérea no tardaron en tomar el mismo ejemplo y entonces cada año, o año y medio,
según la fuerza, se realizan esas reuniones de coordinación. Esas reuniones de
Comandantes en Jefe Americanos (CEA) para la Argentina son de muy ingrato
recuerdo. En la reunión de 1965, la V Conferencia en West Point, fue cuando el
general Onganía lanzó la doctrina que permite la intervención militar cuando el
gobierno civil de alguno de nuestros países no cumple con las leyes y/o no den
solución a los problemas nacionales; no determina con qué derechos las Fuerzas
Armadas son los jueces que determinan si llegó el momento de intervenir o no, de
sacar o no a un poder civil.
"En extrema síntesis [...] como conclusión podemos decir que la actual Organización
Militar Interamericana y la famosa Doctrina de la Seguridad Nacional presentan,
entre otros, los siguientes problemas: responden exclusivamente a los intereses de
Página 11 de 50
la potencia hegemónico en América, a los de las clases dominantes de cada país y a
los de las compañías internacionales; comprometen a las naciones latinoamericanas
con los conflictos que a nivel mundial mantiene el poder hegemónico; son
inoperantes para los países en desarrollo cuando no directamente contrarias a ellos,
cuando el poder hegemónico debe privilegiar los objetivos de una nación o
corporación no americana; el poder de decisión con respecto a conflictos
interamericanos y la aceptación o no del derecho de autodeterminación de los
pueblos quedan librados al criterio y al arbitrio estadounidenses."
Un repliegue momentáneo
Los conceptos del marino canciller Guzzetti parecen expresados por el oficial
después de recibir un disparo en la cabeza, cosa que ocurrió y lo dejó semipostrado,
pero el hombre era así nomás.
El 5 de febrero de 1975 fue dictado el decreto N2261 que dispuso: ”Ejecutar las
operaciones militares que sean necesarias a efectos de neutralizar y/o aniquilar el
accionar de los elementos subversivos que actúan en la provincia de Tucumán". Y
ocho meses después el ámbito de la actuación militar fue todo el país, de acuerdo
con el decreto del 6 de octubre de 1975, N9 2.772, que dispuso: "Ejecutar las
operaciones militares y de seguridad que sean necesarias a efectos de aniquilar el
accionar de los elementos subversivos en todo el territorio del país".
- Los decretos no imponían un golpe de Estado para cumplir con lo que ordenaban a
las Fuerzas Armadas.
Los dos decretos de 1975 lograron devolver al centro de la escena a las Fuerzas
Armadas para encargarse de la lucha contra la subversión, pese a que ya en ese
momento el poder militar de la guerrilla había mermado considerablemente. Pero la
magnificación de los acontecimientos tucumanos, elevados a la categoría de guerra
contrainsurgente después, más el desquicio político y la presión sindical, convirtieron
a un momento difícil en un golpe de Estado latente. Quizá pudo haberse evitado con
elecciones anticipadas, pero en realidad el golpe ya estaba en marcha y el motivo
Página 13 de 50
real era imponer un modelo económico como el que se siguió. Guillermo Walter
Klein, mano derecha de Alfredo Martínez de Hoz, diría el 5 de octubre de 1980 a
Clarín: "Ella [la política económica] era incompatible con cualquier sistema
democrático y sólo aplicable si la respaldaba un gobierno de facto".
El terrorismo de Estado
Al día siguiente del ataque frustrado, el general Videla, en la zona del Operativo
Independencia, dio un ultimátum de noventa días al gobierno para "llenar el vacío de
poder y evitar la anarquía y la inmoralidad".
A los exactos noventa días, se dio el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976. La
Página 14 de 50
presentación del terrorismo de Estado que vendría fue el "Estatuto para el Proceso
de Reorganización Nacional", que fue publicado en el Boletín Oficial del 31 de marzo
de 1976. Vale la pena rescatar algunos de sus párrafos.
“Artículo 1º- La Junta Militar, integrada por los comandantes generales del Ejército,
la Armada y la Fuerza Aérea, órgano supremo de la Nación, velará por el normal
funcionamiento de los demás poderes del Estado y por los objetivos básicos a
alcanzar, ejercerá el Comando en Jefe de las Fuerzas Armadas y designará al
ciudadano que, con el título de Presidente de la Nación Argentina, desempeñará el
Poder Ejecutivo de la Nación. [...]
"Art. 2º- La Junta Militar podrá, cuando por razones de Estado lo considere
conveniente, remover al ciudadano que se desempeña como Presidente de la
Nación [...]
"Ejercerá, asimismo, las facultades que los incisos 15, 17, 18 y 19 del artículo 86 de
la Constitución Nacional otorgan al Poder Ejecutivo Nacional, así como también las
que los incisos 21, 22, 23, 24, 25 y 26 del artículo 67 atribuyen al Congreso. [...]
"Art. 5º- Las facultades legislativas que la Constitución Nacional otorga al Congreso,
incluidas las que son privativas de cada una de las Cámaras, serán ejercidas por el
Presidente de la Nación [...]. Una Comisión de Asesoramiento Legislativo intervendrá
en la formación y sanción de leyes [ 1
"Art. 9º- Para cubrir vacantes de jueces de la Corte Suprema de Justicia, procurador
general de la Nación y fiscal general de la Fiscalía Nacional de Investigaciones
Administrativas, el Presidente de la Nación convalidará las designaciones
Página 15 de 50
efectuadas por la Junta Militar.
'Los nombramientos de jueces de los tribunales inferiores de la Nación serán
efectuados por el Presidente de la Nación. [...]
a. Medios de reunión
1) Los Comandos de Cuerpo de Ejército elevarán los días miércoles antes de las
doce horas por mensaje militar conjunto, un parte de Inteligencia Semanal al Cdo.
Gral. Ej. (Jef. II - Icia) a efectos de mantener actualizada la apreciación de
inteligencia correspondiente a este nivel de conducción.
Zona 2: Provincias de Santa Fe, Entre Ríos, Corrientes, Chaco, Formosa y Misiones.
Zona 3: Provincias de Córdoba, San Luis, Mendoza, San Juan, La Rioja, Catamarca,
Santiago del Estero, Tucumán, Salta y Jujuy.
Zona 4: No tuvo subzonas sino áreas. Abarcó los partidos de Escobar, Tigre, San
Isidro, San Martín, San Fernando, Vicente López, General Sarmiento y Tres de
Febrero.
Zona 5: Parte sur de la provincia de Buenos Aires y las provincias de Río Negro,
Neuquén, Chubut, Santa Cruz y Territorio Nacional de Tierra del Fuego.
Para ilustrar sobre este modo utilizado por el terrorismo de Estado para secuestrar
personas, he elegido un acta secreta firmada por los Comandantes de las Zonas 1 y
4, generales Carlos Guillermo Suárez Mason y Santiago Omar Riveros,
respectivamente.
A los diecinueve días del mes de abril del año mil novecientos setenta y siete, entre
el señor Comandante de Zona 1, General de División D. Carlos Guillermo Suárez
Mason y el señor Comandante de Zona 4, General de División D. Santiago Omar
Riveros, se labra la presente acta a fin de dejar establecidas las reglas a que se
ajustarán los requerimientos de autorización para ejecutar operativos encubiertos,
por elementos de una Zona en la jurisdicción de una zona vecina. Tales
disposiciones entrarán en vigencia a partir del 021200 May 77.
Página 18 de 50
I. ASPECTOS GENERALES
- Señal de reconocimiento
Aquella primera directiva 404/75 de Videla fue complementada con la "Orden Parcial
405/76", del 21 de mayo de 1976, firmada por el general Roberto Eduardo Viola, jefe
del Estado Mayor del Ejército. Por esa orden quedaron bajo control operacional de
Página 19 de 50
su arma casi doscientos mil hombres organizados y armados pertenecientes a las
tres Fuerzas Armadas, policías Federal y provinciales, Prefectura, Gendarmería,
servicios penitenciarios y delegaciones de la SIDE. Como hemos visto, el oponente
armado no pasaba, en ese momento, de 600 personas distribuidas en todo el país.
Pero el enemigo era descrito por Videla de esta manera: "El terrorismo no es sólo
considerado tal por matar con un arma o colocar una bomba, sino también por
atacar a través de ideas contrarias a nuestra civilización occidental y cristiana a otras
personas".
Del profuso articulado que llena cientos de páginas se han extraído para El
escuadrón perdido aquellos acápites que por su criminalidad resultan casi increíbles
de ser parte de reglamentos de un ejército actual.
Sin embargo, según la propia Inteligencia militar, en mayo de 1978 el ERP estaba
aniquilado y la situación de las agrupaciones armadas de Montoneros variaba entre
"muy fuerte desgaste y próxima a ser aniquilada" a directamente "aniquilada". Así lo
ilustra (véase página siguiente) el gráfico del Suplemento I (BDSM Montoneros -
Despliegue y desgaste actual) al Apéndice 8 (Actualización de la situación
subversiva) al Anexo 1 (Inteligencia) a la Directiva del CJE. Nº 504/77 (Continuación
de la ofensiva contra la subversión durante el período 1977 / 78).
Página 21 de 50
En 1976 ya no había irregulares armados en cantidad y potencia de fuego
significativas. Sin embargo, fue desde ese año cuando las desapariciones de
personas y asesinatos de indefensos llegaron al extremo, como lo muestran los
siguientes cuadros. El primero ilustra la evolución de los centros clandestinos de
detención. El segundo - donde no figuran las personas fallecidas y que fue
elaborado solamente sobre la base de 7.827 casos de personas desaparecidas de
las cuales se tuvo certeza en cuanto a fecha y lugar de secuestro -, aunque en modo
alguno representa el total de desaparecidos, traza la curva de la barbarie.
Personas Desaparecidas
Zona 1971 1972 1973 1974 1975 1976 1977 1978 1979 1980 1981 1982 1983
1 4 6 7 52 173 1789 1896 620 87 43 10 3 4
2 2 1 8 56 199 161 33 6 8 3 3 2
3 4 3 2 29 233 990 300 181 28 5 4 1 2
4 2 2 1 7 17 436 227 57 13 1 2 1
5 1 7 2 6 111 63 6 3 1 4
Resulta importante a esta altura presentar en números las personas cuya muerte fue
atribuida a la guerrilla por las autoridades del Proceso de Reorganización Nacional:
Página 22 de 50
Civiles Hombres Mujeres Menores
87 23 4 114
Total General 734
La lectura de las cifras que vinculan la capacidad militar de la guerrilla con el número
de desapariciones hasta el año 1978 da testimonio elocuente de que esto no fue una
guerra sino una cacería.
(1). Se atribuyó el secuestro de la señora Elena Holmberg y el del embajador Felipe Hidalgo Solá a la guerrilla.
El Contexto
De la guerra al banquillo
Pasó el Mundial de Fútbol de 1978 y los gritos de triunfo entre papelitos ahogaron
los alaridos de los torturados en la ESMA, allí nomás. Y si la guerra es la
continuación de la estupidez política mediante la brutalidad militar, ésta, puesta a
política, concibe a la guerra como su más lúcida expresión. Así ocurrió a fines de
1978 cuando la gigantesca movilización sobre la frontera oeste estuvo a horas de
convertirse en una invasión a Chile.
Roberto Eduardo Viola relevó a Videla; a los pocos meses lo declararon enfermo y
se hizo cargo de la Presidencia el general Leopoldo Fortunato Galtieri.
"874. Este ha sido el único conflicto bélico de la Nación en lo que va del siglo."
247. La decisión de "Ocupar las Islas Malvinas" fue tomada porque ya existía, desde
diciembre de 1981, la idea de que para llegar a negociaciones exitosas con Gran
Bretaña iba a ser necesario hacer uso del poder militar. La decisión se adoptó con
rapidez puesto que ya estaba planeada la ocupación, lo que permitía cumplir la
etapa inicial. Pero nunca se planificó cómo defender las islas una vez ocupadas.
En definitiva, la decisión, que se mantenía latente, estuvo influida por aspectos
políticos particulares, tal, por ejemplo, la conveniencia de producir una circunstancia
significativa que revitalizara el Proceso de Reorganización Nacional (sin juzgar
éticamente esta consideración), unida también a la poco manifiesta vocación
negociadora de Gran Bretaña. Esta decisión se conformó, casi definitivamente, el
23-MAR, cuando la Junta Militar pudo minimizar el hecho Georgias si hubiera tenido
auténtica intención de hacerlo, e hizo eclosión el 26-MAR, cuando la Comisión de
Uabajo estableció (muy posiblemente presionada por los hechos y por la casi
descartada posibilidad, por parte del COMIL, de una considerable reacción
británica), que la fecha más próxima en que la operación AZUL podía realizarse
quedaba, alternativamente, entre el 01, 02 o 03 de abril.
Ese mismo día, en la reunión del COMIL (Acta N' 4), se impartieron instrucciones al
canciller (Anexo IV/12):
Fallas en la oportunidad
783. En primer lugar, es necesario señalar que el estado general del país, en el
momento de tomarse la decisión de ocupar las Islas Malvinas, no era el más
adecuado para enfrentar un hecho político internacional de tal naturaleza.
a. La crisis socio-económica reinante, con un país postrado por problemas acuciantes de este orden.
b. La situación política interna, que, como consecuencia de lo expresado en el inciso anterior, se hallaba altamente sensibilizada, con movimientos
políticos y sindicales internos que alteraban la paz social y ejercían una considerable oposición al gobierno. Todo ello, a la hora de la victoria, hubiese
sido superable, pero se debió tener en cuenta que, a la hora de la derrota, significarían una grave convulsión de todo orden y el fin del PRN.
Página 25 de 50
785. Si la situación externa hubiera sido favorable para el objetivo nacional de reconquistar los archipiélagos australes, la oportunidad para realizarla
a. Las autoridades nacionales eran duramente atacadas, particularmente por el problema de los derechos humanos, lo cual debilitaba sensiblemente el
frente externo
b. La República Argentina se hallaba sancionada por los EE.UU., con embargos a sus importaciones de armamentos, lo cual limitaba su libertad de
c. Las relaciones con el Tercer Mundo/No Alineados, no pasaba por un buen momento, habida cuenta de ciertos problemas recientes que habían
786. Al adelantarse la fecha prevista para la ejecución de la Operación "Azul", se produjeron los siguientes inconvenientes:
a. El equipamiento de las FF.AA. no se había completado aún. Como ejemplo, merece citarse el material Super Etendard-Exocet que quedó en los
muelles de Marsella, al ser alcanzado por un embargo a las exportaciones de armas por parte de Francia, poco antes de su embarque con destino al
país.
b. No se dio tiempo a las FF.AA. para preparar y adiestrar sus medios en forma adecuada. El Ejército no había concluido la baja de la clase 1962 y
c. Se eligió el peor momento del año en cuanto a sus condiciones climáticas, ya que las tropas propias no estaban debidamente equipadas ni
adiestradas para soportar un asedio prolongado en las islas. Era también la peor estación para permitir operar adecuadamente a la Fuerza Aérea (pocas
787. De haberse esperado más tiempo, la Marina Real Británica habría sufrido la disminución de una parte sustancial de su flota de superficie,
atendiendo a cortes presupuestarios y al nuevo rol estratégico que le asignaba la OTAN en su teatro de operaciones. (De 66 buques en 1981, a 44 en
Conclusión
788. La oportunidad libremente fijada por la Junta Militar para la recuperación de los archipiélagos del Atlántico Sur benefició fundamentalmente al
enemigo.
95. También debe imputársele una errónea evaluación sobre la actitud que asumiría EE.LTU. en caso de conflicto, a la luz de los intereses políticos en
Página 26 de 50
juego.
96. La participación de asesores del Ejército Argentino en Centroamériea y nuestra posible influencia en Bolivia, fueron factores que el gobierno apreció
erróneamente, ya que supuso que tales acciones tendrían tal importancia para los EE.UU., que su gobierno estaría comprometido a mantenerse
equidistante en caso de conflicto con Gran Bretaña. (Declaración del almirante Anaya.)
735. En este subcapítulo trataremos, brevemente, cuál puede considerarse el costo definitivo de la guerra. Con referencia a las bajas de personal, éstas
1)
Oficiales 15
Suboficiales 22
Soldados 121
2)
Oficiales 1
Suboficiales 3
Soldados 23
3)
Oficiales 45
Suboficiales 161
Soldados 840
B. DE LA ARMADA NACIONAL
1)
Oficiales 12
Página 27 de 50
Suboficiales 228
Conscriptos 123
Civiles 18
Oficiales -
Suboficiales 2
Conscriptos 8
Oficiales 7
Suboficiales 38
Conscriptos 64
Civiles 7
Oficiales 5
Suboficiales 7
Soldados 5
Oficiales 31
Suboficiales 7
Oficiales 10
Suboficiales 26
Soldados 10
Los muertos y heridos durante el conflicto en el Atlántico Sur testimonian el desprecio por la vida que tuvieron los terroristas de Estado. El mismo
demostrado para con los torturados y desaparecidos. En el caso Malvinas, sacrificaron a tropas y pares para lograr perpetuarse en un poder que se les
escapaba. Quizás los soldados del escuadrón perdido deberían tener su monumento en la plaza San Martín, al lado de los caídos en las islas.
Página 28 de 50
El Proceso no logró una retirada ordenada como tuvieron otros gobiernos de facto. Malvinas, los crímenes y el descalabro económico habían convertido
en polvo aquellos discursos de reorganización y grandeza de los inicios en 1976. A la soberbia anterior la reemplazó la cobardía de dictar su ley de
"autoamnistía", y el 5 de diciembre de 1983 el teniente general Cristino Nicolaides, comandante en jefe, ordenó la incineración de la documentación
referida a la lucha antisubversiva -parte de esos documentos están en las páginas anteriores- y de documentos contables para justificar el destino dado
Asumidas sus funciones presidenciales, el doctor Raúl Alfonsín firmó el decreto 158/83. Parte de sus considerandos dice:
"[... ] Considerando: Que la Junta Militar que usurpó el gobierno de la Nación el 24 de marzo de 1976, y los mandos orgánicos de las Fuerzas Armadas
que se encontraban en funciones a esa fecha concibieron e instrumentaron un plan de operaciones contra la actividad subversiva y terrorista, basado en
"Que entre los años 1976 y 1979, aproximadamente, miles de personas fueron privadas ilegalmente de su libertad, torturadas y muertas como resultado
de la aplicación de esos procedimientos de lucha, inspirados en la totalitaria “Doctrina de la Seguridad Nacional”. [...]
El decreto 158 dispuso el juicio sumario para las tres primeras Juntas ante el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas. Era el 13 de diciembre de
1983. En setiembre de 1984 el Consejo Supremo no sólo no había juzgado a sus pares sino que hizo pública su resolución: las directivas, decretos y
órdenes habían sido impecables. A partir de ese momento la Cámara Federal de Apelaciones se hizo cargo del "Juicio a las Juntas". Hubo sentencias,
cárcel para los sentenciados y comenzaron a abrirse causas contra centenares de terroristas de Estado. Las leyes de Punto Final y Obediencia Debida
lograron impedir la prosecución de las causas en trámite y las nuevas denuncias, y la Argentina conoció una interesante y curiosa figura penal: el
desprocesamiento.
Tiempo después, en 1990, los argentinos nos enteraríamos de que el Presidente está facultado, aunque la Constitución lo prohiba, a indultar a
procesados. De este modo, a criminales de la peor especie ni siquiera se les aplicó la sanción disciplinaria de destitución.
Con el tiempo hemos visto cómo a Alfredo Astiz se lo destituyó por lo que dijo que hizo pero jamás se lo castigó por lo hecho. Y a Antonio Domingo
Bussi, quien tuvo la suma del poder público en Tucumán y que como comandante de la subzona 52 acumuló 806 desapariciones de personas, lo acaban
de sancionar con una "amonestación por falta grave al honor, con atenuantes" por unos dineros no declarados en su declaración jurada.
Los soldados de nuestro escuadrón perdido tuvieron la desgracia de haber ingresado a cumplir con el servicio militar obligatorio en el tiempo de la
degradación militar. Esos muchachos, nacidos en la década del cincuenta, durante un gobierno derrocado, terminaron sus vidas en manos de los
Muchas personas me han preguntado: ¿En qué andaba aquel soldado para que lo desaparecieran? La pregunta molesta y hasta enfurece, pero es
común. La respuesta ha sido: Eso hay que preguntárselo a los desaparecedores, además de exigirles responder por qué esos muchachos no fueron
¿Habrá sido para infundir terror entre los demás soldados? ¿Comentaron aterrados lo visto en algún centro clandestino de detención?
Página 29 de 50
No conozco la respuesta, que es lo que hay que buscar, pero estoy seguro de lo canallas que debieron ser el teniente, el capitán, el mayor y el coronel
que integraron la cadena de complicidades junto al oficial de Inteligencia que marcó el "blanco". Muchos de esos individuos van a aparecer en las
páginas de El escuadrón perdido. Y muchos otros se leerán en Memoria debida, próximo a aparecer y hecho junto a mi amigo Federico Mittelbach.
Porque la carga del escuadrón perdido hacia la verdad será seguida por cada desaparecido acompañado por los nombres de sus desaparecedores. Y
¡Escuadrón, monten!
¡Desenvainen!
Abril de 1988
Los Casos
Página 30 de 50
Carloni, Oscar Marcos
Castellano, Eduardo
Chab Tarrab, David Eduardo
Colella, Eduardo Alberto
Colombo, Sergio Vicente
Coltzau, Gerardo
Concha López, Hugo M.
Conte Mac Donell, Augusto María
Coronel, Alfredo Antonio
Corrales, Osvaldo Raúl
Della Flora, José María
Eder, Rodolfo Mario
Escobar, Carlos Robustiano
Fanchi, Raúl Edgardo
Fernández, Oscar Alejandro
Finguerut, Pablo Alberto
Fiorito, Miguel Angel
Flores, Mario Ivar
Furth, Federico
García Castelu, Horacio
García, Luis Daniel
García Mantegani, Alejandro
Gauto Duarte, Miguel Angel
Genes, Carlos Rolando
Gimenez D'Imperio, Luis Enrique
Gómez Barrionuevo, Juan Eduardo
Gómez, Ricardo Alberto
González Figoli, Hernán Claudio
González, Argentino Vicente
González Baldovín, Sergio
González, Víctor Hugo
Guerci, Eduardo
Guerrero, Norberto
Gutiérrez, Ramón Carlos
Hartung, Marcelo Reinaldo
Hernández, José
Hoyo, Miguel Angel
Irastorza, Héctor Manuel
Jiménez, Miguel Angel
Juárez, Máximo José
Laffitte, Paulo Alberto
Lasalle, Juan José
Ledo, Alberto
Leguía Benítez, Enrique Guillermo
Lenzi, Augusto María
Lera, Francisco Domingo
Luna, Néstor Horacio
LLanivelli, Ramón Antonio
Página 31 de 50
Maggio, Rubén Raúl
Margeli, Horacio Daniel
Martínez Lagrava, Atilio César
Mazzochi, Pedro Luis
Mellino, Helvio Alcides
Méndez, José Delinio
Miller, Oscar Alfredo
Miño Aguirre, Luis Alberto
Molfino, Mario Vicente
Molina, Luis Alberto
Monges, Norberto Hugo
Morandi, Héctor Victorio
Musmeci, José Luis
Narvajas Jáuregui, Eduardo Enrique
Oliva, Néstor Alberto
Ostroñuk, Fernando
Palermo, Norberto Hugo
Papetti, Jorge Emilio
Parada, Ernesto Mario
Parente, Hugo
Pastori, Juan Carlos
Pironi, Aldo Antonio
Prat, José Carlos
Reale, Eduardo Luis
Reyna, Francisco Ireneo
Rinaldi, Raúl Eduardo
Ríos, Enrique
Ritter Rosenfeld, Guillermo Daniel
Robles, Alberto Horacio
Robles, Julio Secundino
Rodríguez, José Luis
Rodríguez, Raúl Orlando
Rodíguez Rojas, Julián
Romay, Alfredo
Saipe, Miguel Domigo
Salerni, Gino Luis
Saubiette, Leonel Eduardo
Scognamillo, Rubén Oscar
Soldati, Luis Alberto
Steimberg, Luis Pablo
Suárez, Roberto Daniel
Sulkies, Pablo Alberto
Tarnopolsky, Sergio
Tarsitano, Francisco Manuel
Thomas Molina, Alfredo Mario
Tosi, Aníbal Dante
Valle, Juan Carlos
Varela, José Manuel
Página 32 de 50
Varsavsky, David Horacio
Vattino, Daniel Omar
Vicini, José Luis
Vila, Juan de Dios
Vodovossoff, Hugo Diego
Waciarz, José Miguel
Weber, Carlos Alberto
Zatylny Rizzo, Ricardo Héctor
Epílogo: en el nombre de los padres
Conozco su nombre, pero nunca antes pude dirigirme a usted. Ignoro si continúa en
servicio, pero recuerdo que recibí una carta con su firma hace veinte años. En
aquellas líneas leí con esperanza su disposición a comprender que la
responsabilidad militar de su función crecía ante la disminución a dieciocho años de
la edad de incorporación de nuestros soldados. Porque aquellos jóvenes eran
nuestros... ¿o no, capitán? (lo llamo así, porque ignoro su situación actual).
Si usted era inocente debió -lo sabe- agotar sus fuerzas para develar la verdad;
pero, en lugar de eso, avaló la mentira, la infamia y el delito con su firma al pie del
"acta".
No fue usted el único culpable. Hubo responsables bajo su mando y sobre usted,
como el jefe de Regimiento, los comandantes de Zona y Subzona y los tenebrosos
miembros de la Inteligencia militar, responsables todos de los centros clandestinos
de detención.
La complicidad de tantos jueces les dio -a todos ustedes- una transitoria y ruin
tranquilidad, renovada por las leyes y decretos exculpatorios. "Transitoria", capitán,
porque en este libro aparece su nombre entre muchos de los responsables del
escuadrón perdido.
Página 33 de 50
Presentar a los soldados de este modo permite que cada uno de ellos se convierta
en un guerrero en carga hacia la verdad. En cuanto a usted, capitán, también ha
entrado en la historia, sí, pero con el estigma de los cobardes, porque cuando juró la
bandera y aceptó "defenderla hasta perder la vida", se comprometió a morir por los
demás y no a matar indefensos.
Si "el honor es el único regalo que un hombre puede hacerse a sí mismo", capitán,
usted no tendrá jamás ese placer. No obstante, puede corregir en parte su
indignidad: diga qué pasó con mi hijo; por qué, si cometió una falta, no fue juzgado
como correspondía.
De mi parte, continuaré con mi lucha civil y desarmada hasta que usted, en sede
judicial, deba decir lo que sabe.
Mientras tanto, medite. Hágalo mientras mira a sus hijos. Yo no puedo hacerlo con el
mío, aunque lo llevo en la memoria y en el alma. Desde allí tomo fuerzas, capitán,
para recorrer la huella de los verdugos hasta llegar a la verdad.
Como soy un hombre esperanzado, y aun utópico, me ilusiono pensando que algún
día sonará el timbre de mi casa vacía y será usted, capitán, quien acude para
entregarme la verdad.
Un fallo ejemplar
Apéndice
Página 34 de 50
Poder Judicial de la Nación
Buenos Aires, 10 de mayo de 1981
VISTA:
La presente causa N2 341/81, del registro de la Secretaría N2 7 de este Tribunal,
caratulada “[...] s/Recurso de Habeas Corpus":
Y CONSIDERANDO:
I. Que la Sra. [...] interpuso este recurso en beneficio de su hija, arriba nombrada, en
razón de los hechos que expone en su presentación liminar de autos impugnando,
en definitiva, la correspondencia legal y constitucional del arresto que soporta la
beneficiaria, a disposición del Poder Ejecutivo Nacional por así haberlo dispuesto el
Decreto N 2 233/80 -según luego informara el Poder administrador- dictado en virtud
de las atribuciones conferidas al Poder central en virtud de la vigencia del estado de
sitio y con cimiento en la disposición del art. 23 de la Constitución Nacional.
Pedida por el Tribunal la información pertinente al Ministerio del Interior, éste remitió
copia del, Decreto respectivo obrante a fs. 22, en el que se ordenó el arresto de la
Sra. [...] exponiéndose el fundamento, para la tal medida, de que "a criterio del Poder
Ejecutivo Nacional -único facultado para evaluar los antecedentes respectivos- la
actividad de las personas que se incluyen en el presente decreto atentan contra los
valores indicados en el considerando anterior y tiene directa y estrecha relación con
las causas que motivaron el estado de sitio. El párrafo anterior del decreto -el que
indica los valores de mención- reza "que constituye una primordial responsabilidad
del gobierno consolidar la paz interior, asegurar la tranquilidad y el orden público y
preservar los permanentes intereses de la República". El Ministerio requerido
agrega, a seguida foja, alguna explicación sobre la razón del decreto restrictivo de la
libertad, diciendo que “la medida adoptada, se sustenta en la inequívoca vinculación
de la recurrente con una banda de sediciosos extremistas, con los que colaboró en
forma activa en uno de sus frentes de agitación; gravitando asimismo en las tareas
de prensa y propaganda a que se hallaba avocado el referido nucleamiento
subversivo". Agrega a renglón seguido el ministerio informante que "En virtud de
Página 35 de 50
tales circunstancias y en razón de la peligrosidad que trasuntan los antecedentes
expuestos, el mencionado Poder Ejecutivo en uso de las facultades atribuidas por el
art. 23 de la Constitución Nacional y ante la vigencia de las causales que originaran
la implantación del estado de sitio, resolvió restringir la libertad de la beneficiaria del
recurso de marras, en salvaguarda de la paz y seguridad de todos los habitantes de
la República". Eso es todo en cuanto a información proporcionada por el Poder que
dictó la medida restrictiva de la libertad de la beneficiaria de este recurso de Habeas
Corpus.
III. Que la Sra. escuchada en legal audiencia por el suscripto y que se ilustró en el
acta de fs. 25, refirió que fue detenida en Asunción del Paraguay el 5 de octubre de
1980 -hace hoy siete meses y cinco días- siendo trasladada a nuestro país el 3 de
noviembre del mismo año, quedando arrestada como quedó arriba dicho. Agregó
que, junto con su esposo y sus cuatro hijos, se radicó en el Paraguay el 1º de agosto
de 1977 donde su cónyuge se desempeñó luego como técnico en refrigeración al
tiempo que se dedicaba a la explotación de un campo situado en la localidad de Villa
Hayes. Relata que con posterioridad al traslado al Paraguay, su esposo retornó a la
República Argentina "con el objeto de obtener la documentación necesaria para
lograr la radicación definitiva en aquel país, la que obtuvo sin ningún inconveniente;
que la salida del grupo familiar se produjo con la documentación reglamentaria a
tales fines; que el objeto de la radicación en el Paraguay obedecía al interés de la
pareja por solucionar o mejorar su situación económica, exclusivamente, posibilidad
que se presentaba como de pronta realización frente al ofrecimiento que le formulara
un amigo común, paraguayo, llamado José del Rosario Pires, propietario del campo
a que se ha referido precedentemente.
IV. Que las transcripciones que quedan hechas denotan, a la vista del juzgador, una
explicitación clara y no refutada, por parte de la beneficiaria, en cuanto a los motivos
de su estancia en el Paraguay, al tiempo que muestran una demasiado sucinta
explicación del Poder administrador en supuesto sustento de una bastante
prolongada privación de la libertad.
Por lo demás, salta a la vista que si la beneficiaria estuvo vinculada con grupos
subversivos, morosa y extraña fue la reacción del Poder Central, pues aquélla
abandonó nuestro territorio en agosto de 1977 -ello no está contradicho-, y no de
modo clandestino sino documentado y legal -lo que tampoco está refutado-. Desde
otro ángulo ha de advertirse que si la detención operada en la vecina república, lo
fue con motivo del luctuoso y criminoso episodio que costara la vida al Gral. Somoza
-al menos hubo una inmediatez temporal entre delito y detención- no se ha
informado que fuera imputada o procesada en relación a tal hecho criminoso en el
Página 36 de 50
Paraguay. Allí fue simplemente detenida y remitida a su tierra de origen donde la
recibió un Decreto de arresto y cuyo sustento es ciertamente magro habida cuenta
del bien -la libertad, mentada reiteradamente en nuestro glorioso himno, que para
algo cantamos- lesionado. En definitiva, que a los respetuosos e imparciales ojos del
juzgador la beneficiaria de este recurso ha sido arrestada por el Poder Ejecutivo con
el solo sustento de que el art. 23 de la Constitución Nacional lo faculta para así
actuar cuando se halla en vigencia el estado de sitio. Las explicaciones -por así
llamarlas-que lucen en fs. 24, no pueden ser tenidas seriamente en cuenta. En
efecto: si la beneficiaria ostenta una "inequívoca vinculación ... con una banda de
sediciosos extremistas" tal vinculación ha de ser explicitada debidamente pues ese
aserto es cimiento de una privación de libertad. Y tal explicación no ha sido dada;
alude luego el referido informe a que la beneficiaria gravitaba asimismo "en las
tareas de prensa y propaganda a que se hallaba avocado (en realidad debiera
haberse dicho abocado) el referido nucleamiento subversivo". Se omite,
simplemente, la referencia al nucleamiento subversivo específico en el que había
militado, que queda fantasmalmente soslayado; puede ser la ETA vasca, el IRA
irlandés, la Mano Blanca brasilera, la Triple A del ínclito Lopez Rega, o los
Montoneros de Firmenich. No habría sido una desmesura por parte del Poder
Ejecutivo incurrir en un tantillo más de precisión, como para que el Juzgador pudiera
formarse una apreciación. En síntesis y siendo buen lector de lo escrito, la
beneficiaria se encuentra arrestada, con un muy escuálido sustento. Ello desde la
óptica del control de razonabilidad a que se halla facultado el Tribunal.
VII. Que por lo expuesto, siendo endebles e irrazonables los motivos por los que la
beneficiaria se encuentra privada de la libertad, y oídas las partes.
RESUELVO:
Tiénese presente la reserva del caso federal efectuada por el Sr. Procurador Fiscal a
fs. 32.
PEDRO C. NARVAIZ
Juez federal.
"La guerra sucia empezó en 1975, tal es el título de un artículo firmado por Martin
Andersen y Antonio López Crespo publicado en el número 73 de la revista El
Periodista de Buenos Aires. Contiene trascripciones y comentarios de un libro escrito
por el general Adel Vilas y cuya publicación fue prohibida entonces por el Comando
en Jefe del Ejército. El contenido del libro inédito resulta de interés histórico y
jurídico, especialmente para entender el porqué de tantas desapariciones de
personas. A continuación se transcriben fragmentos del libro de Vilas citado en el
artículo de Andersen y López Crespo:
Página 39 de 50
Mi intención fue la de suplantar, aun utilizando medios que me estuvieran vedados,
a la autoridad de la provincia de Tucumán, tratando de superar, aunando los
esfuerzos de civiles y militares, el brote guerrillero marxista que tenía en vilo a los
tucumanos y amenazaba expandirse a otras provincias [...]
Haciendo caso omiso a órdenes conforme a las cuales mi acción debía estar
encaminada a combatir el brote guerrillero en la zona selvática, creí conveniente
darle a la acción militar su importancia y a la política la suya.
Desde que comprobé la realidad de la justicia y la burla que significaba para mis
soldados, decidí cambiar la estrategia. Fue entonces cuando di órdenes expresas de
clasificar a los prisioneros del ERP según su importancia y peligrosidad, de forma tal
que sólo llegaran al juez los inofensivos, vale decir, aquellos que carecían de
entidad dentro de los cuadros del enemigo.
Reconozco, y lo digo con orgullo, que desde antiguo venía prestando atención a los
trabajos sobre el particular editados en Francia -y traducidos en la Argentina y en
España- debidos a oficiales de la OAS y el ejército francés que luchó en Indochina y
en Argelia [...] En base a la experiencia recogida a través de estos clásicos del tema
y el análisis de la situación argentina, comencé a impartir órdenes tratando, siempre,
de preparar a mis subordinados. Porque, claro está, muchas veces las órdenes
recibidas no se correspondían con lo que durante años habíamos aprendido en el
Colegio Militar y la Escuela Superior de Guerra. Demás está decir que no creía en la
posibilidad de "traumas síquicos" o "trastornos emocionales". pero determinadas
misiones -más siendo la primera vez que debían cumplirse- resultaban difíciles de
asumir y llevar a cabo [...]
De ahí en más todo profesor o alumno que demostrase estar enrolado en la causa
marxista fue considerado subversivo, y cual no podía ser de manera distinta, sobre
él cayeron las sanciones militares de rigor.
Si la lucha en la que estábamos empeñados dependía de la inteligencia, el lugar de
Reunión de Detenidos sería clave para el desenvolvimiento del Operativo
Independencia
Señor
Jefe del Estado Mayor General del Ejército
General de Brigada D. HECTOR RIOS EREÑU
S/D
De mi mayor consideración.
Cumplo con un ineludible deber de conciencia al dirigirle esta carta con el objeto de
Página 41 de 50
poner en su conocimiento de un hecho que considero tan inaudito como
avergonzante, cometido por un oficial retirado del Ejército.
Como esta situación la considero poco menos que humillante para el Ejército, es que
solicito de Ud. se adopten las medidas que estime corresponder al efecto.
Reproducción textual del total de las expresiones vertidas por el capitan Federico
Mittelbach en el programa Cable a tierra, transmitido por ATC el 14 de septiembre de
1985 a las 21:00 horas, segun tape N° 60-695 de su archivo. Su intervención se
prolongó durante cuarenta y cinco segundos y en ella hace alusión al autoritarismo.
Página 42 de 50
-O sea que usted está, ¿por qué opción en cuanto al servicio militar obligatorio?
-Yo estoy por la única opción: que la Argentina, por sí, se plantee si existe alguna
hipótesis de conflicto. A partir de esta hipótesis -si es que ésta existe-, diga qué
Fuerzas Armadas se necesitan y, a partir de ese hecho, tener un ejército voluntario
(oficiales y suboficiales son voluntarios). No creo en la necesidad del servicio militar
obligatorio, que sí cumplió una función a principios de siglo, cuando la Ley Ricchieri.
Bueno... pero sería entrar en un tema más extenso...
MEMORANDUM
POR RESOLUCION DEL SEÑOR JEFE DEL ESTADO MAYOR GENERAL DEL
EJERCITO; adjunto elevo al señor Subjefe nota de fecha 14 Set 85, cursada por el
Grl Br (R) D MARIO OSCAR DAVICO, en la que hace referencia al comportamiento
del Cap (R) FEDERICO MITTELBACH en un programa televisivo, donde se debatió
el tema del Servicio Militar Obligatorio, vertiendo conceptos agraviantes hacia la
Fuerza.
Página 43 de 50
Objeto: denunciar la apocrificidad de una "carta" atribuida a un oficial superior.
Las probanzas a que hago alusión, pueden agruparse en los tres aspectos
siguientes, a saber:
1. Formales.
2. De contenido.
3. Eticos.
1. Aspectos formales
Basta observar lo que el propio autor -o autora- define como "carta" (primer párrafo,
segunda línea de la despreciable delación), para advertir que es imposible que
pueda haber sido confeccionada, no ya por un oficial superior, sino por el menos
aventajado aspirante del primer año de la ESCUELA DE SUBOFICIALES
"SARGENTO CABRAL". Y lo afirmo en razón que:
3) El saludo final, no menos galante, expresa: "Sin otro particular, lo saluda muy
atentamente" (eso sí carente de punto final o dos puntos, una cuestión sobre la que
no se terminan de poner de acuerdo las mejores academias especializadas).
4) En el párrafo quinto, ante lo que considera una situación "poco menos que
humillante", el autor -o la autora- de la "carta" solicita, en el mejor estilo burócrata,
que no en el de un hombre de honor, se adopten las medidas que estime
Página 45 de 50
corresponder al efecto. El más moderno de los subtenientes, es decir, el último de
camada de la promoción egresada en 1984, está insoslayablemente obligado a
saber que, dada la gravedad de los hechos denunciados, hubiera redactado su
requerimiento en los términos siguientes: "En cumplimiento de lo determinado en el
Reglamento de los Tribunales de Honor de las Fuerzas Armadas en su número 108,
inciso l), solicito que se considere la designación de la Comisión de Honor del caso".
Y, a renglón seguido: "Asimismo, informo haber dado cumplimiento a lo establecido
en su Nº 107 - Obligación de prevenir al camarada".
Por todo lo expuesto, en cuanto a los aspectos formales -que, por razones de
brevedad, no han sido agotados exhaustivamente-, y descartado de plano que la
"carta" en cuestión sea autoría del señor oficial superior cuyo nombre figura al pie de
la misma, sugiero se investigue entre las alumnas del primer curso de las academias
de enseñanza comercial, como una pista valedera para desentrañar esta burda
tentativa de involucrar en una actitud a todas luces indigna, al Sr Gr1 Br (R) D
MARIO OSCAR DAVICO (Pitman y Speedwriting, son las dos únicas que figuran en
el Tomo Comercial y Turístico de la Guía Telefónica de la Ciudad de Buenos Aires y
Alrededores - Edición 1984 - pág. 60, col l).
2. Aspectos de contenido
Página 46 de 50
a. Dirigirse a ATC - Televisora Color (Av Figueroa Alcorta 2977, de Capital Federal) y
solicitar la cinta de video que se conserva en el archivo.
b. Ver la cinta, cuantas veces fuera necesario, para de allí extraer las expresiones
textuales vertidas por mí.
c. Solicitar a las autoridades del canal o mediante escribano público, la certificación
correspondiente.
3. Aspectos éticos
Un hecho considerado "tan inaudito (sic) como avergonzante", que habría sido
cometido por quien vertió "conceptos agraviantes para la Fuerza" (así, como si el
honor pudiera ser despersonalizado para diluirlo en el ancho campo de "la Fuerza").
Y "expresiones poco menos (¡sic!) que insultantes para el Ejército Argentino", lo (o
la) habría obligado a dar los siguientes pasos:
a. Prevenir al camarada (supuesto que lo hubiera sido), según los términos del N-
107 del Reglamento de Tribunales de Honor que, en lo que a mí respecta, conozco
desde los dieciséis años, siendo cadete del Curso Preparatorio del COLEGIO
MILITAR DE LA NACION.
Página 47 de 50
b. Solicitar el pedido de actuación de un Tribunal de Honor, en los términos
establecidos en el Nº 103, haciendo mención a las transgresiones al honor que el -o
la- denunciante consideraba estar yo incurso (Nº incisos 1 al 16, del citado
reglamento).
FEDERICO E. MITTELBACH
Capitán de Caballería (R)
Los términos contenidos en la "carta" -según su autor califica a esta inusual forma
militar de correspondencia-, que dirigiera a usted el Sr Grl Br (R) D MARIO OSCAR
DAVICO con fecha 14 Sep 85 (de la cual se me ha ratificado su autoría recién el día
de hoy, en el propio EMGE), con motivo de mi participación en una encuesta
televisiva, por considerarlo incurso en el art 103. incisos 3); 4); 5) y 8), del mismo
reglamento.
Página 48 de 50
2. Lesivos para el honor del señor general
El no haber dado cumplimiento a lo establecido en los artículos 103. inc 6); 107. y
108. inc l).
Asimismo, pongo en su conocimiento que, en la fecha, por pieza postal certificada
"con aviso de retorno", he dado cumplimiento a lo establecido en el N" 107, mediante
nota dirigida al Sr Grl Br (R) D MARIO OSCAR DAVICO y haber hecho la regla de
valoración del honor que hace referencia el Nº 104.
Los términos contenidos en la "carta" -según usted mismo califica a su inusual forma
militar de correspondencia-, que dirigiera al Sr JEMGE, con fecha 14 Sep 85 (de la
cual se me ha ratificado su autoría recién el día de hoy, en el propio EMGE), con
motivo,de mi participación en una encuesta televisiva, por considerarlo a usted
incurso en el art 103, incisos 3); « 5) y 8), del mismo reglamento.
El no haber dado cumplimiento a lo establecido en los artículos 103. inc 6); 107. y
108. inc. l).
Página 49 de 50
Asimismo, pongo en su conocimiento que en la solicitud efectuada al SR JEMGE,
remitida por pieza certificada "con aviso de retorno", he dado cumplimiento a lo
establecido en el N' 104 (Regla de valoración del honor).
Página 50 de 50