Sentencia T
Sentencia T
Sentencia T
Es labor del juez constatar que el medio “sea idóneo, lo que significa que debe
ser materialmente apto para producir el efecto protector de los derechos
fundamentales. Además, debe ser un medio eficaz, esto es, que debe estar
diseñado de forma tal que brinde oportunamente una protección al derecho”.
Dicho de otra manera, eficacia significa que el recurso surta los efectos
esperados oportunamente, e idoneidad sugiere que ese mecanismo en
particular cumpla con los objetivos trazados por el titular del derecho. Que sea
ese mecanismo y no otro el que sirva para proteger el derecho. Así, no es eficaz
un recurso que por las condiciones particulares del caso, ofrezca la protección
cuando ya el daño se ha consumado o el derecho se ha violado. Igualmente, no
es idónea aquella herramienta que no tiene la virtualidad de perseguir ese fin
en concreto que evitará la presunta violación de los derechos fundamentales
del actor. En ese sentido, esta Sala reitera que el juez está obligado a hacer un
análisis mucho más amplio. No basta con verificar la existencia de otro
mecanismo. Debe evaluar si ese mecanismo es eficaz e idóneo. En todo caso,
ante la inminencia de un perjuicio irremediable, la acción de tutela será
procedente transitoriamente para evitar los posibles efectos nocivos en los
derechos del accionante por las actuaciones de hecho o de derecho de las
autoridades públicas, o particulares según el caso.
Esta clase de descuentos están regulados por el artículo 154, 155 y 156 del
Código Sustantivo del Trabajo, y presuponen la mediación de un juez. Solo son
aplicables cuando a través de un embargo, el juez ordena el descuento. En todo
caso, no es posible descontar la totalidad del ingreso del trabajador. Como
regla general, el salario mínimo es inembargable y aun así, la única parte
embargable es la quinta parte de lo que exceda el salario mínimo. Cuando se
trate de cobros por obligaciones alimentarias o en favor de una cooperativa, el
límite será el cincuenta (50%) de cualquier salario. De cualquier forma, debe
mediar la orden de un juez para que sea procedente realizar el descuento.
SALARIO-Descuentos de ley
En primer lugar (i), los descuentos directos deben respetar los máximos legales
autorizados por la ley. En segundo lugar (ii), existe un mayor riesgo de afectar
el derecho al mínimo vital cuando (ii.1) entre el salario y la persona exista una
relación de dependencia, es decir, que sea la única fuente de ingresos; (ii.2)
que de sus ingresos dependa su familia; y finalmente (ii.3), cuando se trate de
personas de la tercera edad, por su condición de sujetos de especial protección,
existen mayores probabilidades de lesión. Adicionalmente (iii), de ninguna
manera es posible descontar más allá del salario mínimo legal vigente, salvo
que se trate de embargos por deudas con cooperativas y por alimentos. En esos
casos, su máximo será del cincuenta por ciento (50%). Por su parte, (iv) el
responsable de regular los descuentos es el empleador o pagador. (v) en los
descuentos directos por libranza se puede descontar hasta el cincuenta por
ciento (50%) del salario (según el caso), siempre y cuando, si se afecta el
salario mínimo, no se ponga en riesgo o lesionen los derechos al mínimo vital
y a la vida digna de la persona de acuerdo con las reglas fijadas por esta
Corporación.
Magistrado Ponente:
LUIS ERNESTO VARGAS SILVA
SENTENCIA
I. ANTECEDENTES
1.7. Alega que su situación ha llegado a tal punto que por el salario recibido,
no ha podido matricular a sus hijas al colegio pues prácticamente están
subsistiendo de la caridad de sus amigos y compañeros de trabajo. Dice
el actor que ha tenido que vender “pan y gaseosa” en su trabajo para
poder sobrevivir. Pese a ello, por reglas internas de su trabajo, le han
prohibido continuar con estas actividades.
1.8. El seis (6) de febrero de dos mil trece (2013), el señor Reinaldo López
Ortiz interpuso acción de tutela solicitando que se le protegieran sus
derechos fundamentales al mínimo vital y a la vida digna.
Mediante comunicación recibida el doce (12) de febrero de dos mil trece (2013)
el Teniente Coronel del Ejército Jaime Humberto Correa Valencia, manifestó
que el Ejército como empleador del accionante no ha vulnerado sus derechos
fundamentales. Sostuvo que cumplió con las obligaciones emanadas de las
órdenes de autoridades judiciales. Dijo que la regulación de estos embargos
debía discutirse en sede ordinaria y no por vía tutela.
Así mismo, consideró que de conformidad con la ley 1527 de 2012, el pagador
está en la obligación de realizar los descuentos directos y efectuar los
respectivos pagos a los acreedores cuando se trate de créditos por libranza, so
pena de ser sancionado. En consecuencia, el empleador no puede oponerse a
estos descuentos siempre y cuando medie autorización del trabajador quien,
resalta, voluntariamente ha adquirido tales obligaciones financieras.
Finalmente, sostuvo que para el mes de mayo de dos mil trece (2013), el señor
López percibía cuatrocientos ochenta mil novecientos trece pesos ($ 480.913),
después de los descuentos por libranza ($ 1.374.961) y el embargo del Juzgado
Segundo Civil Municipal de Garzón Huila ($ 184.985).
Mediante auto con fecha del veintinueve (29) de octubre de dos mil trece (2013),
esta Corte requirió al Ejército Nacional de Colombia para que allegara a este
Tribunal la siguiente información:
“a) Copia legible de los últimos seis (6) desprendibles de pago del
Señor Reinaldo López Ortiz, identificado con cédula de ciudadanía
número 16.802.821. b) Este desprendible debe contener con detalle la
totalidad y monto de los descuentos realizados sobre el salario del Señor
Reinaldo López Ortiz. c) Adicionalmente, suministre con exactitud el
nombre completo de las entidades o autoridades beneficiarias de los
descuentos y su respectivo monto. Esta información debe contener la
naturaleza de la entidad, especialmente, si se trata de una entidad
financiera, c00perativa, u otra. Para el caso de las cooperativas, qué tipo
de c00perativa es (de trabajo asociado, de economía solidaria, etc.).
Cuando se trate de embargos, los juzgados en favor de quien se
descuenta”.“a) Copia legible de los últimos seis (6) desprendibles de
pago del Señor Reinaldo López Ortiz, identificado con cédula de
ciudadanía número 16.802.821. b) Este desprendible debe contener con
detalle la totalidad y monto de los descuentos realizados sobre el salario
del Señor Reinaldo López Ortiz. c) Adicionalmente, suministre con
exactitud el nombre completo de las entidades o autoridades
beneficiarias de los descuentos y su respectivo monto. Esta información
debe contener la naturaleza de la entidad, especialmente, si se trata de
una entidad financiera, c00perativa, u otra. Para el caso de las
cooperativas, qué tipo de c00perativa es (de trabajo asociado, de
economía solidaria, etc.). Cuando se trate de embargos, los juzgados en
favor de quien se descuenta”.
En este orden de ideas, es labor del juez constatar que el medio “sea idóneo, lo
que significa que debe ser materialmente apto para producir el efecto protector
de los derechos fundamentales. Además, debe ser un medio eficaz, esto es, que
debe estar diseñado de forma tal que brinde oportunamente una protección al
derecho”[5]. Dicho de otra manera, eficacia significa que el recurso surta los
efectos esperados oportunamente, e idoneidad sugiere que ese mecanismo en
particular cumpla con los objetivos trazados por el titular del derecho. Que sea
ese mecanismo y no otro el que sirva para proteger el derecho. Así, no es eficaz
un recurso que por las condiciones particulares del caso, ofrezca la protección
cuando ya el daño se ha consumado o el derecho se ha violado. Igualmente, no
es idónea aquella herramienta que no tiene la virtualidad de perseguir ese fin en
concreto que evitará la presunta violación de los derechos fundamentales del
actor.
En ese sentido, esta Sala reitera que el juez está obligado a hacer un análisis
mucho más amplio. No basta con verificar la existencia de otro mecanismo.
Debe evaluar si ese mecanismo es eficaz e idóneo. En todo caso, ante la
inminencia de un perjuicio irremediable[6], la acción de tutela será procedente
transitoriamente[7] para evitar los posibles efectos nocivos en los derechos del
accionante por las actuaciones de hecho o de derecho de las autoridades
públicas, o particulares según el caso. Sobre el punto, esta Sala hará un
comentario adicional.
Así las cosas, el juez de tutela debe verificar si “(i) si la utilización del medio o
recurso de defensa judicial existente tiene por virtud ofrecer la misma
protección que se lograría a través de la acción de tutela[12]; (ii) si es posible
hallar circunstancias que excusen o justifiquen que el interesado no haya
promovido los mecanismos ordinarios que tiene a su alcance[13]; (iii) si la
persona que solicita el amparo es un sujeto de especial protección
constitucional, y por lo tanto su situación requiere de particular
consideración[14]”[15]
Ahora bien, el análisis de subsidiariedad debe hacerse caso a caso. Los recursos
judiciales no son idóneos y efectivos en abstracto. Dependerá del juez analizar
detalladamente los elementos fácticos del asunto para determinar su
procedencia. De lo contrario, el examen de subsidiariedad le restaría efectos a
la acción de tutela, pues en la gran mayoría de casos los medios judiciales serían
eficaces e idóneos en abstracto. Hipotéticamente, las personas siempre
contarían con algún mecanismo judicial para defender sus derechos. En
consecuencia, esta Sala entiende que lo que es eficaz e idóneo para una persona,
puede no serlo para otra aunque se trate de hechos similares.
En ese sentido, derecho al mínimo vital ha sido definido por la Corte como “la
porción de los ingresos del trabajador o pensionado que están destinados a la
financiación de sus necesidades básicas, como son la alimentación, la vivienda,
el vestido, el acceso a los servicios públicos domiciliarios, la recreación, la
atención en salud, prerrogativas cuya titularidad es indispensable para hacer
efectivo el derecho a la dignidad humana, valor fundante del ordenamiento
jurídico constitucional”[18]. Es decir, la garantía mínima de vida[19].
Pues bien, en materia laboral, existen unos descuentos que se pueden realizar
directamente sobre el salario del trabajador en favor de un tercero, juez, o
acreedor. Aunque la regla general sea la prohibición expresa legal de realizar
cualquier descuento por parte del empleador, existen tres situaciones en las que
la ley laboral lo permite[23]. Estos son (a) Los descuentos realizados en favor y
con ocasión de la orden de alguna autoridad judicial (artículos 513 y 684 del
Código de Procedimiento Civil y 154 siguientes del Código Sustantivo del
Trabajo); (b) aquellos autorizados voluntariamente por el trabajador en favor de
un tercero acreedor (artículo 149 Código Sustantivo del Trabajo) dentro de los
cuales existen aquellos descuentos realizados por la celebración de un contrato
de crédito por libranza (ley 1527 de 2012) y, finalmente; los (c) descuentos de
ley. Aunque la regulación sea similar, su causa es distinta: el juez, la voluntad
del trabajador y la ley. La diferencia es sutil pero no por ello irrelevante.
Dicho en otros términos, los descuentos sobre el salario de los trabajadores son
permitidos siempre que se respeten los máximos legales. No obstante, en
algunos casos la situación no es tan clara. Por esta razón, esta Sala abordará el
estudio de esos límites para después fijar unas reglas a fin de garantizar la plena
vigencia de los derechos fundamentales, especialmente, del derecho al mínimo
vital y a la vida digna.
De conformidad con los artículos 513 y 684 del código de procedimiento civil,
y los artículos 154, 155 y 156 del código sustantivo del trabajo, los jueces
pueden ordenar como medida cautelar el embargo del salario de un trabajador.
Cuando una persona por diversas circunstancias se convierte en deudor moroso
de un tercero, este último tiene la posibilidad de acudir a un proceso judicial y
solicitarle al juez de conocimiento que ordene le embargue una parte del salario.
El juez oficiará al empleador para que los descuentos sean consignados a
expensas del juzgado.
De acuerdo con ello, esta clase de descuentos no surgen por la voluntad del
trabajador. Es más, no existe autorización del trabajador. El legislador entendió
que la falta de consentimiento del deudor no puede convertirse en un obstáculo
para que una autoridad judicial, envestida de poder público, pueda decretar
medidas cautelares sobre sus bienes (incluso su salario). El fundamento de esta
clase de descuentos es el poder coercitivo del juez y no la renuncia de un
derecho.
En este orden de ideas, los artículos 154, 155 y 156 del Código Sustantivo del
Trabajo, consagran los límites del embargo del salario de un trabajador. Así, el
artículo 154 establece la regla general según la cual “no es embargable el
salario mínimo legal o convencional”. En otras palabras, en principio, de
ninguna manera es posible que se afecte el salario mínimo. En consecuencia,
los jueces solo pueden embargar “el excedente del salario mínimo mensual (…)
en una quinta parte” (Artículo 155 Código Sustantivo del Trabajo). Esto quiere
decir que la protección no solo recae sobre el salario mínimo sino también en
una porción de lo que lo excede pues solo la quinta parte es cautelable[26].
En este orden de ideas, hasta ahora, el juez solo podría ordenar el embargo de
la quinta parte de lo que exceda el salario mínimo. Más de allí, la legislación
laboral y la Sentencia C-710 de 1996 lo prohíben. No obstante, existen dos
excepciones a estos mandatos que son deudas en favor de cooperativas y
acreencias por alimentos. En efecto, el artículo 156 del código sustantivo del
trabajo establece que “todo salario puede ser embargado hasta en un cincuenta
por ciento (50%) en favor de cooperativas legalmente autorizadas, o para
cubrir pensiones alimenticias que se deban de conformidad con los
artículos 411 y concordantes del Código Civil”.
Del artículo antes señalado, surgen varias reglas. En primer lugar (i), dispone
que toda clase de salario puede ser embargado (incluso el salario mínimo) (ii)
hasta en un cincuenta por ciento (50%), siempre y cuando (iii) se dé con ocasión
de deudas en favor de cooperativas legalmente autorizadas, o para cubrir
acreencias alimentarias. Allí las excepciones a la inembargabilidad del salario
mínimo[27].
Ahora bien, esta Sala reitera nuevamente que esta modalidad de descuentos se
da con ocasión de una orden judicial. Por tanto, es indispensable la mediación
de un juez para que, a través de medidas cautelares, se pueda descontar más allá
del salario mínimo. Lo anterior, pues de conformidad con el artículo 53
superior, el trabajador no puede renunciar a un mínimo de derechos de los
cuales es titular. Como se aprecia, en este tipo de descuentos, no media la
voluntad del trabajador y por este motivo no se está renunciando a nada. Quien
da la orden para realizar los cobros es un juez de la república[28].
En síntesis, esta clase de descuentos están regulados por el artículo 154, 155 y
156 del Código Sustantivo del Trabajo, y presuponen la mediación de un juez.
Solo son aplicables cuando a través de un embargo, el juez ordena el descuento.
En todo caso, no es posible descontar la totalidad del ingreso del trabajador.
Como regla general, el salario mínimo es inembargable y aun así, la única parte
embargable es la quinta parte de lo que exceda el salario mínimo. Cuando se
trate de cobros por obligaciones alimentarias o en favor de una c00perativa, el
límite será el cincuenta (50%) de cualquier salario. De cualquier forma, debe
mediar la orden de un juez para que sea procedente realizar el descuento.
b) Descuentos de ley
Para este Tribunal, si bien fue claro que sobre el salario de un trabajador pueden
recaer embargos, también es cierto que el legislador quiso proteger un mínimo
de ingresos que evitara causar daños desproporcionados en la vida del
trabajador. Estos límites están consagrados en los artículos 154 y siguientes del
Código Sustantivo del Trabajo[33]. Por esa razón, los embargos no pueden
sobrepasar los límites establecidos por estas normas. De lo contrario, se estaría
vulnerando los derechos fundamentales de los trabajadores, especialmente, de
aquellos que su familia dependa de tales recursos.
En este orden de ideas, gracias a esta nueva ley los límites establecidos por el
código sustantivo del trabajo cambiaron. Aunque esos máximos se mantienen
vigentes para cierto tipo de descuentos (por ejemplo, por descuentos autorizados
por el trabajador en favor de su empleador), para el caso de las “entidades
operadoras”, los topes a descontar serán aquellos consagrados en la ley 1527
de 2012.
Así las cosas, la pregunta inevitable es: ¿qué se entiende por entidad operadora?
Pues bien, de conformidad con el artículo 2 de la ley de libranza, “es la persona
jurídica o patrimonio autónomo conformado en desarrollo del contrato de
fiducia mercantil que realiza operaciones de libranza o descuento directo, por
estar autorizada legalmente para el manejo del ahorro del público o para el
manejo de los aportes o ahorros de sus asociados, o aquella que, sin estarlo,
realiza dichas operaciones disponiendo de sus recursos o a través de
mecanismos de financiamiento autorizados por la ley”. De este artículo, se
pueden extraer varias conclusiones.
En primer lugar, (i) solo las personas jurídicas tienen la posibilidad de ser
entidades operadoras y como tal, otorgar créditos bajo la modalidad de
descuentos directos o libranza; En segundo lugar, (ii) entidades autorizadas por
la ley para el manejo del ahorro y de los aportes o ahorros de sus asociados. En
este grupo se enmarcan, entre otras, las entidades financieras, las cooperativas
financieras o que ejercen actividades financieras con sus empleados, las cajas
de compensación o incluso, los fondos de empleados; Finalmente, en tercer
lugar, (iii) aquellas entidades que realicen operaciones de libranza con sus
propios recursos o a través de mecanismos de financiamiento previstos en la
ley, por ejemplo, las instituciones de fomento y desarrollo, las sociedades
comerciales o las sociedades mutuas. Por disposición expresa de la misma
ley, “se encuentran excluidas del ámbito de aplicación de la presente ley, las
cooperativas de trabajo asociado y sus trabajadores asociados”[40].
En síntesis, la ley 1527 de 2012 sobre libranza modificó los límites establecidos
en el código para esta clase de descuentos. Ahora el máximo permitido es el
cincuenta por ciento (50%) de cualquier tipo de salario, incluso del salario
mínimo. Sin embargo, esta interpretación literal del artículo quinto de la ley
1527 de 2012, requiere algunas precisiones adicionales con el fin de garantizar
la plena vigencia de los derechos fundamentales.
Pues bien, esa protección que recibe el salario mínimo se da por distintas vías[44].
Una de ellas es su carácter de irrenunciabilidad. Así, el artículo 53 Superior
establece que el legislador debe prever ciertos principios inquebrantables a la
hora de regular derechos laborales. Uno de ellos es el de la “irrenunciabilidad
a los beneficios mínimos establecidos en normas laborales” y “remuneración
mínima vital y móvil, proporcional a la cantidad y calidad de trabajo”. Lo
anterior significa que el legislador reglamenta derechos laborales, debe definir
cuales entiende como irrenunciables los cuales gozarán de una protección
especial por parte de todos los órganos del Estado. Uno de ellos es el salario
mínimo[45].
Así las cosas, de una aplicación estricta de la norma se concluye que cuando se
trate de créditos por libranza, el descuento permitido es del cincuenta por ciento
(50%) del salario; incluso, del salario mínimo. No podría interpretarse de otra
manera pues el numeral quinto no hace ningún tipo de distinción frente a qué
forma de salario se enmarca en esta hipótesis normativa. No obstante, esa
aplicación rígida del artículo tercero de la Ley 1527 de 2012 puede entrar en
conflicto con derechos fundamentales como el mínimo vital y vida digna,
especialmente de trabajadores que perciben un salario mínimo. La
mencionada disposición no puede dejar sin contenido al artículo 53 de la
Constitución pues aplicarla rígidamente desconocería la existencia de ciertos
derechos (como el salario mínimo) que son irrenunciables. Por ello, debe
flexibilizarse.
Eso no quiere decir que la libranza de ahora en adelante carezca de todo objeto.
Flexibilizar la aplicación rígida del artículo tercero numeral quinto de la ley
1527 de 2012, garantiza la supremacía de los derechos constitucionales pues
permite los descuentos del (50%) del salario, siempre y cuando al gravarse el
salario mínimo, no se ponga en riesgo o lesionen los derechos fundamentales
del trabajador. En síntesis, en las libranzas el trabajador podrá autorizar el
descuento de máximo el cincuenta (50%) de su salario de conformidad con el
artículo tercero numeral quinto de la ley 1527 de 2012. Pese a ello, de acuerdo
con las reglas fijadas por la Corte, cuando se lesionen los derechos al mínimo
vital y a la vida digna, no es posible afectar el salario mínimo. Ello dependerá
de los hechos particulares del caso los cuales serán evaluados por el juez de
tutela. Cuando esto ocurra, el empleador deberá priorizar las deudas de la más
antigua a la más reciente a fin de satisfacerlas completamente.
Conforme a los hechos del caso, el señor Reinaldo López Ortiz solicita que se
tutelen sus derechos fundamentales al mínimo vital y a la vida digna, al
considerar que su empleador, el Ejército Nacional de Colombia, está realizando
descuentos directos sobre su salario superando los máximos permitidos por la
ley. Los descuentos se dieron como consecuencia de créditos adquiridos en la
modalidad de libranza y por embargos judiciales. Esta situación, sostiene, afecta
su derecho al mínimo vital pues el saldo recibido no le alcanza para sobrevivir.
En el mes de diciembre de dos mil doce (2012) y enero de dos mil trece (2013),
el total pagado fue de veintisiete mil noventa pesos ($ 27.090) y cincuenta y un
mil seiscientos dieciséis mil pesos ($ 51.616) respectivamente. Para el mes de
mayo, una vez levantado un embargo, el accionante recibía cuatrocientos
ochenta mil novecientos trece pesos ($ 480.913).
Bajo este panorama, esta Sala decidirá el presente caso. Para tal fin, realizará el
examen de procedibilidad formal de la acción de tutela (inmediatez y
subsidiariedad), para después resolver el fondo del asunto.
En este orden de ideas, como se dijo en la parte motiva de esta providencia, uno
de los principales objetivos de la revisión de los fallos de tutela es aquel relativo
a la unificación de criterios de interpretación de normas y derechos
fundamentales. Esto permite no solo garantizar derechos como la igualdad o la
seguridad jurídica, sino también orientar a los demás jueces de tutela para que
sigan, de acuerdo con las reglas de cada caso, la jurisprudencia de la Corte.
Pues bien, esta Sala advierte que el Tribunal Superior del Neiva aplicó
indebidamente las reglas establecidas por esta Corporación en lo relativo al
requisito de subsidiariedad. Así, estimó que el actor en sede ordinaria,
específicamente en los procesos ejecutivos que cursaban en su contra, contaba
con herramientas judiciales como las excepciones de mérito y recursos para
debatir la gradualidad del embargo practicado sobre su salario. Sin embargo, no
realizó ninguna clase de análisis de subsidiariedad ni tampoco señaló con
exactitud por qué estos mecanismos eran los idóneos y eficaces para proteger
sus derechos.
Pues bien, en el caso bajo estudio el peticionario solicita que se amparen sus
derechos fundamentales al mínimo vital y a la vida digna como consecuencia
de dos embargos y unos descuentos por libranza efectuados sobre su salario. Su
empleador, considera que no está vulnerando sus derechos pues actuó de
conformidad con el código sustantivo del trabajo y la ley 1527 de 2012 sobre
libranza o descuento directo financiero.
En este orden de ideas, respecto al embargo causado con ocasión de los procesos
ejecutivos en su contra, el accionante tiene la posibilidad de acudir al juez de
conocimiento para que, a través del recurso de reposición o de apelación,
solicite regular el monto del salario embargado. En efecto, el artículo 348 del
Código de Procedimiento Civil (hoy artículo 318 del Código General del
Proceso) establece que el recurso de reposición “procede contra los autos que
dicte el juez, contra los del Magistrado sustanciador no susceptibles de súplica
y contra los de la Sala de Casación Civil de la Corte Suprema de Justicia, para
que se revoquen o reformen”. Es decir, está diseñado para controvertir autos
(particularmente) que dicten los jueces. La procedencia del recurso es la regla
general pues procede contra cualquier clase de autos, salvo aquellos que, según
la misma disposición, “resuelvan un recurso de apelación, una súplica o una
queja”.
Sin embargo, aunque estos mecanismos son idóneos, no son eficaces. En este
caso en concreto, bajo sus precisos elementos, no tienen la virtualidad de
producir los efectos esperados. Revisados los hechos del caso, los jueces de
conocimiento (quienes decretaron las medidas cautelares) no sobrepasaron los
topes permitidos por el legislador. Aunque eventualmente los jueces ordenaran
reducir el monto del salario embargado, de ninguna manera pueden regular los
créditos por libranza que afectan el ingreso del trabajador. En otras palabras, el
accionante puede debatir el embargo, pero, con estos recursos, no puede limitar
los descuentos directos por libranza.
Por otra parte, la afectación del salario del trabajador también se da por las
libranzas. Por ello, debe hacerse el examen de subsidiariedad sobre este punto.
Así, esta Sala encuentra que para estos casos la situación es más complicada.
Revisando la normatividad vigente, esta Corte encuentra que no existe en el
ordenamiento jurídico un recurso para discutir la regulación del monto
descontado directamente de los ingresos del trabajador en esta modalidad. Ello
debido a que el artículo tercero numeral quinto de la Ley 1527 de 2012, excluyó
de la regulación y límites del código sustantivo del trabajo los créditos
adquiridos por libranza. Así, el código preveía (prevé para el caso de los demás
descuentos) en su artículo 151 que cuando el empleador sobrepasara los límites
establecidos por el código, podía acudir al inspector del trabajo para que este
ordenara los respectivos ajustes[48]. Esa posibilidad quedó eliminada para el
caso de los descuentos por libranza, dado que la disposición respectiva sustrajo
esta figura de los límites establecidos en el código sustantivo del trabajo.
Adicional a ello, la Ley 1527 de 2012 no consagró ningún recurso o trámite para
ventilar estas controversias.
Antes de resolver el fondo del asunto, esta Sala anota que mediante auto de
fecha veintinueve (29) de octubre de dos mil trece (2013) se requirió al Ejército
Nacional de Colombia como empleador del petente, para que suministrara la
siguiente información: “a) Copia legible de los últimos seis (6) desprendibles
de pago del Señor Reinaldo López Ortiz, identificado con cédula de ciudadanía
número 16.802.821. b) Este desprendible debe contener con detalle la totalidad
y monto de los descuentos realizados sobre el salario del Señor Reinaldo López
Ortiz. c) Adicionalmente, suministre con exactitud el nombre completo de las
entidades o autoridades beneficiarias de los descuentos y su respectivo monto.
Esta información debe contener la naturaleza de la entidad, especialmente, si
se trata de una entidad financiera, c00perativa, u otra. Para el caso de las
cooperativas, qué tipo de c00perativa es (de trabajo asociado, de economía
solidaria, etc.). Cuando se trate de embargos, los juzgados en favor de quien se
descuenta”.
Bajo estos supuestos, la Sala abordará el examen del asunto concreto. Así las
cosas, de las pruebas aportadas al expediente se encuentra que el pagador no
respetó ni los límites legales ni las reglas fijadas por la Corte. Lo anterior al
menos por las siguientes razones.
Pues bien, para el mes de mayo de dos mil trece (2013), sobre el salario del
señor Reinaldo López se realizaban los siguientes descuentos[50]. Cabe recordar
que para esa fecha ya se había levantado el embargo del Juzgado Promiscuo de
Aipe Huila:
Por el contrario, lo que si vulneró los derechos fundamentales del trabajador fue
la decisión del empleador de permitir, en exceso, los descuentos directos por
libranza. No respetó ni el tope establecido en la Ley 1527 de 2012, ni el fijado
por esta Corte. En efecto, si $2.040.860,00 es el salario total, solo podía permitir
el descuento del 50% de su salario, o sea, $1´020.430,00 Sin embargo, permitió
que se descontara $1´374.961,00. Superó el límite del 50% previsto en la ley
1527 de 2012.
Pero como si esto fuera poco, al concurrir los descuentos, se afectó el salario
mínimo del trabajador aun con las circunstancias particulares del caso. Nótese
cómo, además de no respetarse los máximos legales, el trabajador recibía como
pago por su trabajo, neto, después de los descuentos, $480.913,00, bastante
menos del salario mínimo legal vigente[51]. Así, siguiendo las reglas fijadas por
la Corte, si el máximo descontable por créditos de libranza era $1.020.430,00 y
el embargo decretado fue de $184.985,00, el señor Reinaldo López debe recibir
mínimo $835.445,00. Suma bastante superior a la que está recibiendo
actualmente. Por esta razón, el empleador debió oponerse a los descuentos
autorizados del trabajador.
Por otra parte, el señor Reinaldo López solo tiene como entrada económica el
salario percibido por su trabajo en el Ejército (hecho que no fue controvertido)
y al afectársele esos emolumentos, se lesiona su derecho al mínimo vital.
Primero porque no cuenta con rentas adicionales que le permitan sufragar sus
gastos, de tal manera que si se le cercena la posibilidad de recibir un salario que
le permita subsistir, se le coloca en una situación muy complicada de
sobrellevar. Los descuentos son excesivos, lo cual amerita la intervención del
juez constitucional. Esta sala encuentra que en el caso concreto existe una
relación de dependencia entre el salario y el trabajador.
Adicionalmente, de estos recursos depende su familia. De los hechos de la
demanda, el accionante afirma ser responsable económicamente por dos hijas
menores. Al ser menores de edad, debe sufragar los gastos relacionados con su
mantenimiento. Por ejemplo colegio, vestuario, educación, vivienda,
alimentación, recreación, etc. Debido a esa situación, sus hijas han tenido que
abandonar el colegio pues su padre no cuenta con los recursos (gravados por los
descuentos), para continuar con esos gastos. Ello significa que ese salario no
solo es indispensable para él sino también para su familia.
Por tanto, esta Corte ordenará adecuar el salario del señor Reinaldo López Ortiz
respetando estos límites. Lo mínimo que debe recibir, una vez realizados todos
los descuentos, es $835.445,00. Para ello, el empleador deberá dar prioridad a
los créditos por libranza autorizados primero en el tiempo hasta que se llegue a
este límite. El resto de acreedores deberá esperar su turno hasta que con su
salario y siguiendo las reglas establecidas por esta Corte, se garantice el
cumplimiento de sus deudas.
DECISIÓN
RESUELVE:
[24]
Sentencia C-710 de 1996. Así, “no se desconoce precepto alguno de la Constitución, cuando se le permite
al trabajador concertar con su empleador, sobre los montos que éste puede retener de su salario. Consentimiento
que debe estar precedido de una serie de requisitos, que se erigen para proteger al empleado de abusos contra
sus derechos”
[25]
Sentencia T-1015 de 2006. M.P. Álvaro Tafur Galvis.
[26]
Esta norma fue declarada exequible por la Sentencia C-710 de 1996.
[27]
Esta norma fue declarada exequible por la Sentencia C-589 de 1995 al considerar que las cooperativas son
empresas que fortalecen la función social de la propiedad y por tanto, ameritan un trato diferencial y privilegiado
por parte del Estado. Al respecto “En lo que hace a la acusación que presenta el demandante contra la
disposición del artículo 156 del C.S. del T., que viabiliza el embargo hasta del 50% del salario de un trabajador,
en favor de cooperativas legalmente autorizadas, baste con decir que ella es concordante con los mandatos
consignados en los artículos 58 y 333 de la C.P., que señalan para este tipo de empresas un tratamiento
preferencial que las promocione y proteja. Así, las expresiones impugnadas por el demandante, contenidas en
los artículos 3, 4 y 10 de la Ley 79 de 1988, y en el artículo 156 de la Ley 141 de 1961 C. S. del T., normas
expedidas con anterioridad a la promulgación de la Constitución vigente, no sólo se ajustan al nuevo
ordenamiento superior, sino que corresponden a la intención expresa del Constituyente de 1991, que consideró
necesario promover, fortalecer y proteger las organizaciones de economía solidaria, dada su importancia y
eficacia para el logro de los propósitos de una sociedad más justa, solidaria y equitativa, entre las que se
encuentran, ocupando un lugar de preeminencia por su tradición y contribución al desarrollo del país, las
cooperativas”
[28]
Incluso la Corte, mediante sentencia varias veces citada (C-710 de 1996), avaló la constitucionalidad de
dicha norma.
[29]
Sentencia C-710 de 1996.
[30]
Precisamente, el artículo 142 del Código Sustantivo del Trabajo consagra esta prohibición para el trabajador,
al considerar al salario mínimo como uno de aquellos derechos irrenunciables. ARTICULO 142.
IRRENUNCIABILIDAD Y PROHIBICION DE CEDER EL SALARIO. El derecho al salario es irrenunciable
y no se puede ceder en todo ni en parte, a título gratuito ni oneroso pero si puede servir de garantía hasta el
límite y en los casos que determina la ley.
[31]
Sentencia T-827 de 2004: “a partir de la armonización de las disposiciones constitucionales, la interpretación
que de ellas ha realizado esta Corporación y las disposiciones legales consagradas en la Ley 100 de 1993 y el
Decreto 994 de 2003, que la suma que reciba un pensionado por concepto de mesada pensional no podrá, en
ningún caso, ser inferior al 50% del valor neto de la totalidad del valor que le fuera reconocido, ni tampoco
podrá ser inferior al salario mínimo legal mensual vigente, como protección de los derechos al trabajo, a la
igualdad, al mínimo vital y a la dignidad humana de quienes después de toda una vida de labores, cumplen con
los requisitos para acceder a su pensión de jubilación, de acuerdo con la normatividad vigente.
[32]
Sentencia T-309 de 2006. “Entonces, se reitera, no era válido a la luz de los principios constitucionales,
embargar la totalidad de los ingresos mensuales con los que contaba una familia para cubrir sus necesidades
básicas de alimentación, vestido, educación, servicios públicos domiciliarios, etc.”
[33]
Sentencia T-1015 de 2006.
[34]
Ibíd. “Así mismo, respecto de los trabajadores del sector privado, el artículo 149 del Código Sustantivo del
Trabajo prohíbe al empleador deducir suma alguna del salario “sin orden suscrita por el trabajador, para cada
caso, o sin mandamiento judicial.” Pero advierte que, en todo caso, la retención o deducción sin mandamiento
judicial, “aunque exista orden escrita del trabajador”, no podrá hacerse si afecta (i) el salario mínimo legal o
convencional, (ii) la parte del salario declarada inembargable por la ley[34], o (iii) en cuanto el total de la deuda
supere al monto del salario del trabajador en tres meses. Por ello, respecto de la facultad del trabajador de
autorizar descuentos a su salario, la Corte ha señalado que esa autonomía debe respetar los límites previstos en
la ley, los cuales constituyen derechos irrenunciables sobre los cuales no se puede disponer libremente.
[35]
Algo muy importante que fijo la Corte en dicha ocasión, fue resaltar que fijar límites legales no significa
que los acreedores no vayan a tener la posibilidad de satisfacer sus deudas. En efecto, “si por cualquier
circunstancia el límite legal impide hacer los descuentos autorizados por el trabajador para cumplir sus
compromisos patrimoniales, los acreedores estarán en posibilidad de acudir a las autoridades judiciales
competentes y hacer valer sus derechos de acuerdo con las normas sustanciales y de procedimiento vigentes.”
[36]
En esa providencia, la Corte recapituló lo que la jurisprudencia había resaltado sobre los límites de los
descuentos directos: “la Corte Constitucional, avala la posibilidad de efectuar descuentos sobre las mesadas
pensionales siempre que se cumplan con unas condiciones como son: (i) el límite máximo de descuento
permitido a las mesadas pensionales por todo concepto, corresponde al 50% de la misma previas deducciones;
(ii) como resultado de los descuentos un pensionado no podrá recibir una mesada inferior al salario mínimo;
(ii) este derecho constituye una garantía al mínimo vital de los pensionados y de sus familias, que les permita
percibir los recursos necesarios para subsistir de acuerdo con sus condiciones sociales, económicas y personales,
en tanto él ha visto disminuida su capacidad de trabajo; y (iv) esta es una garantía que se encuentra en íntima
relación con derechos como la dignidad humana, el trabajo y la seguridad social.”
[37]
“La posición adoptada por la Corte, resulta plenamente aplicable al tema pensional, en tanto la mesada, para
el caso de los pensionados representa el concepto de salario, en cuanto es la suma que ellos reciben para
satisfacer sus necesidades una vez ha finalizado su vida laboral, y ha cumplido los requisitos para consolidar su
derecho prestacional. Por tanto, en este caso, la mesada del pensionado debe ser asimilada al salario del
trabajador y por ello las normas que protegen a una y a otra, deben ser interpretadas como normas de orden
público”.
[38]
“Finalmente, debe la Corte resaltar que las disposiciones que regulan los límites máximos a los descuentos
que se realicen sobre mesadas pensionales tienen un efecto de aplicación de doble vía. Por una parte establecen
una garantía al mínimo vital de los pensionados en tanto fijan un límite a los descuentos máximos permitidos
que se pueden efectuar a las mesadas por cualquier concepto. Y por otra parte conllevan una obligación para
las entidades pagadoras de las mesadas, en el sentido de abstenerse de efectuar descuentos a las mismas, por
encima de los límites que establece la ley.”
[39]
“por medio de la cual se establece un marco general para la libranza o descuento directo y se dictan otras
disposiciones”
[40]
En las cooperativas de trabajo asociado no existen vinculaciones laborales. Es decir, no hay una relación de
trabajador y empleador sino que por el contrario, los trabajadores asociados son socios de la c00perativa. Por
ello, esta ley excluyó de su objeto esta clase de cooperativas.
[41]
Sentencia C-781 de 2003.
[42]
Ibíd.
[43]
Sentencia C-387 de 1994.
[44]
Por ejemplo: “En relación con el procedimiento concertado de fijación del salario mínimo, la ley, con un
revelado espíritu proteccionista, dispone que si definitivamente no se logra consenso en la fijación del salario
mínimo para el año inmediatamente siguiente, el Gobierno, a más tardar el 30 de diciembre de cada año, lo
determinará por decreto motivado, “atendiendo, con el mismo nivel e incidencia, además de la meta de inflación
del siguiente año, a los siguientes parámetros: la inflación real del año que culmina, según el índice de precios
al consumidor; la productividad acordada por la Comisión Tripartita que c00rdina el Ministerio de Trabajo y
Seguridad Social; la contribución de los salarios al ingreso nacional; el incremento del producto interno bruto
(PIB); y con carácter prevalente, que habrá de reflejarse en el monto del aumento salarial, la especial protección
constitucional del trabajo (art. 25 C.P.) y la necesidad de mantener una remuneración mínima vital y móvil (art.
53 C.P.); la función social de la empresa (art. 333 C.P.) y los objetivos constitucionales de la dirección general
de la economía a cargo del Estado (art. 334 C.P.), uno de los cuales consiste en "asegurar que todas las personas,
en particular las de menores ingresos, tengan acceso a los bienes y servicios básicos”” Sentencia C-781 de 2003.
[45]
Sentencia C-781/03
[46]
Sentencia C-252 de 1995 extraída de la Sentencia C-781 de 2003.
[47]
Sentencia C-356 de 1994
[48]
“El empleador y su trabajador podrán acordar por escrito el otorgamiento de préstamos, anticipos,
deducciones, retenciones o compensaciones del salario, señalando la cuota objeto de deducción o compensación
y el plazo para la amortización gradual de la deuda. Cuando pese a existir el acuerdo, el empleador modifique
las condiciones pactadas, el trabajador podrá acudir ante el inspector de trabajo a efecto de que exija su
cumplimiento, so pena de la imposición de sanciones”.
[49]
Decreto 2591 de 1991. ARTICULO 19. INFORMES. El juez podrá requerir informes al órgano o a la
autoridad contra quien se hubiere hecho la solicitud y pedir el expediente administrativo o la documentación
donde consten los antecedentes del asunto. La omisión injustificada de enviar esas pruebas al juez acarreará
responsabilidad.El plazo para informar será de uno a tres días, y se fijará según sea la índole del asunto, la
distancia y la rapidez de los medios de comunicación.Los informes se considerarán rendidos bajo juramento.
[50]
Como lo resaltó esta Sala, el Ejército Nacional no aportó la información requerida. Por ello, tomará como
base la información que obra en el expediente, dentro de la cual, se aprecia que el último desprendible de pago
que allí reposa es de mayo de 2013. Será con estos datos que se dará solución al caso concreto.
[51]
El salario mínimo para el año dos mil trece (2013) está fijado en $589.500.
Sentencia T-157/14
Magistrada ponente:
MARÍA VICTORIA CALLE CORREA
Bogotá, D.C., catorce (14) de marzo de dos mil catorce (2014)
SENTENCIA
En el trámite de revisión del fallo expedido por el Juzgado Once Laboral del
Circuito de Barranquilla, Atlántico, el veintiuno (21) de septiembre de dos mil
doce (2012), en el proceso de tutela promovido por Saúl Antonio Rodríguez
Calvo y otros contra el Departamento del Atlántico y la Secretaría de Educación
Departamental del Atlántico.
I. ANTECEDENTES
1. Demanda y solicitud
El cuatro (4) de septiembre de dos mil doce (2012) los señores Saúl Antonio
Rodríguez Calvo, Saúl Rafael Escorcia Lobo, Selfi Suárez Guerrero, Teresa Isabel
Rolong Coronado, Tomás Rafael Vallejo Coronado, Máximo José Bolaño
Ospino, Miguel Fontalvo, Miguel Muñoz, Miller de Jesús Cervantes Fernández,
Santander García Olmos, Ulise García Rodríguez, Eduardo Marino Silvera
Masco, Freddys Alberto Pérez Herrera, Fredis de Jesús Bolaño Blanco, Libardo
de Luque Mina, Ligia Ester Castro de Navarro, Gabriel Antonio Mendoza
Cervantes, Gabriel Antonio Pérez, Gaspar Antonio Pérez de la Cruz, Germán
Emilio Rodríguez Castro, Gertrudis Fontalvo, Froilan Antonio Sarmiento, León
Julio Ordosgoitia Contreras, Leonardo Antonio Acosta González, Luis Rafael
Mendoza Rojano, Manuel Castro Escobar, Manuel Pérez Sulbarán, Johnny
Sarmiento Hidalgo, José Rafael Muñoz Jiménez, Miriam Hernández de Niño,
Ana Milena Barros Reyes, Ana Raquel Medina de Movilla, Ángel Rafael Caicedo
Oliveros, Anibaldo José Peña Terán, Antonio Berdugo Ahumada, Argemiro Ruiz
Ruiz, José Charris Ferrer, José Olimpo Cera Torrenegra, José Peña Guerrero,
Giovany José Niño, Marcelo Ruiz Berrio, Marco Antonio Carpintero Sanjuán,
Marcos Pacheco Cervantes, María Nova Muñoz, Marlene Mercado Ortiz, José
Rojas Oyaga, Juan Bautista Calvo de Ávila, Juan Bautista Morales Marriaga,
Jubenal Antonio Calvo Cantillo, Julián José Niebes de la Hoz, Gonzalo Martes
Acosta, Gustavo Adolfo Solano Tovar, Gustavo Solano Rodríguez, Wilfredo
Rafael Meza Galindo, Jesús Araujo Luque, Jesús María de la Peña Marchena,
Jesús Solano Ahumada, Jhon Jairo Dita Olmos, Lucía Gutiérrez Valdés, Luis
Acuña Mendoza, Hernán Rafael Ospino Lascarro, Hortencia Hereira Mendoza,
Hugo Rafael Ditta Cardona, Humberto Barrios Anaya, Isac Escobar Romero,
Jacquelin Acosta de la Hoz, Jaime Luque Casanova, Jaime Pérez Morelo, Jairo
David Sanjuán Zarate, Javith Mejía Meza, Wilson Gómez, Wilson Huguez
Gómez, Carlos César Gutiérrez Pacheco, César Barranco Calzada, César Lope
Acuña, Claudio Manuel Cantillo Machacón, Ernesto Rafael Blanco Cardona,
Estela Mendoza Polo, Dioscorides Collantes Cervantes, Ebert Antonio Orellano
Castro, Calixto Pacheco Coronado, Calixto Salcedo Ospino, Cándido Cervantes
Coronado, Farid Cervantes Bolívar, Francisco Cabrera Barros, Francisco Javier
Urueta Benavides, Carlos Alberto Silvera Hernández, Carlos Alejandro Cuentas
Mendoza, Alberto Ortiz Navarro, Alberto Sequeda Ferrer, Alejandro Franco
Bujato, Alfredo Enrique Cantillo Vizcaino, Álvaro Ahumada Olivares, Urbano
Manuel Lara Arteta, Vidal Rivaldo Villanueva, Franco Martín Rodríguez del
Valle, Eduardo Ocampo Domínguez, Eduardo Rafael Crecente Ariza, Edwin
Rafael Cantillo Domínguez, Efraín César Salas Pérez, Everts José Charrys Peña,
Fabio Antonio Pérez Pertuz, Clímaco Antonio Mejía Arrieta, Dagoberto Estrada
Mercado, Dagoberto Gutiérrez Pacheco, Darío Bojanini Cervantes, Ariel
Enrique Altamar Truyol, Aristóteles Barraza Terán, Arnaldo Donado
Maldonado, Arnaldo Roa Navarro, Arnulfo González Escobar, Eliécer de la Hoz,
Eliecer Enrique Moreno Barraza, Elver Enrique García Hurtado, Eparquio de
Jesús Díaz González, Erasmo Suárez Páez, Álvaro Alfonso Álvarez Correa,
Álvaro Enrique Altamar Sarmiento, Ameth Ramos Iglesia, Mónica Farides
Vizcaino Pacheco, Néstor Gómez Cabarcas, Néstor Manuel Conrado Pantaleón,
Nicolás Mercado Pacheco, Oscar Acuña Caicedo, Oscar Antonio Ruiz Gutiérrez,
Osman José Morales Berdugo, Olvaldo Ramírez Navarro, Pedro Antonio
Pacheco Escorcia, Pedro Celestino Cuentas Mendoza, Plinio de Jesús Navarro
Herrera, Pompilio Enrique de la Cruz Vergara, Rafael Ángel Maury Cepeda,
Wilson José Fernández Cahuana, Wulfran Zambrano, Yiovany Niño Hernández,
Yonis Enrique Cabrera Cantillo, Regulo Reales Fonseca, Roberto Charris
Márquez, Robinson Bolívar Cuenta, Román Antequera Castro, Roque García
García, Ruperto Luis Guerrero Padraza, Luis Alberto Leal Ponce, Luis Alberto
Morales Sarmiento, Luis Angulo Fontalvo, Luis Eduardo Álvarez Romero, Luis
Eduardo Pérez Martínez, Luis Fernando Barros, Luis Lejarde Barraza, Abelardo
Urueta Herrera, Abilda Rosa Martínez de Pardo, Adolfo Ávila, Adolfo Pérez
Pérez, Alberto Jiménez de la Cruz, Rafael Antonio Porto Pacheco, Rafael
Mercado Cabrera, Raimundo Sulbarán Mercado y Raúl Antonio Horta
Domínguez; actuando por intermedio de apoderado judicial, interponen
acción de tutela contra el Departamento del Atlántico y la Secretaría de
Educación Departamental del Atlántico, solicitando la protección de sus
derechos fundamentales a la dignidad, a la igualdad, al trabajo, a la vida, al
mínimo vital y móvil, al pago oportuno del salario y al debido proceso, que
consideran vulnerados por la Administración Departamental al no haberles
cancelado oportunamente las horas extras y los recargos por exceso de horas
extras diurnas y nocturnas ordinarias y en dominicales o festivos, además de
los días compensatorios por haber laborado en esos mismos días sin el disfrute
del descanso de ley.
1.1. Los accionantes laboran y otros laboraban como celadores en las distintas
instituciones educativas del Departamento del Atlántico, desde mucho antes
del proceso de descentralización de la educación que tuvo lugar en el año mil
novecientos noventa y siete (1997), y su remuneración ha sido financiada y
pagada con recursos del Sistema General de Participaciones.
1.16. Las sumas adeudadas a sus representados, siendo todos pagados con
recursos del Sistema General de Participaciones, deberán ser asumidas con la
misma fuente de financiación, tal como se hizo con la homologación y
nivelación salarial del personal administrativo del sector de la educación. Lo
anterior para efectos de tener precisión y de ser concordantes con lo que hoy
predica el Ministerio de Educación, pues en días pasados procedió a reconocer
los mismos derechos a un grupo de celadores del Departamento de Córdoba.
2.1. Los accionantes laboran y otros laboraban como celadores en las distintas
instituciones educativas del Departamento del Atlántico, tal como se afirma en
el escrito de demanda.
2.3. Los rectores de las instituciones educativas les asignan a los celadores los
horarios que sean necesarios para el buen funcionamiento de cada institución
y en ningún momento se les está vulnerando algún derecho, toda vez que se
les paga las horas extras de ley. Además, desde el año dos mil nueve (2009) la
Secretaría de Educación del Atlántico viene contratando los servicios de
celaduría con una empresa privada, la cual presta sus servicios en cada una de
las instituciones educativas del Departamento del Atlántico, razón por la cual
no se justifica el recargo de los celadores de planta.
3.1. Las horas extras mensuales diurnas y nocturnas vienen siendo canceladas
a los funcionarios administrativos oportunamente, de conformidad con lo
establecido en el Decreto 1042 de 1978.
3.2. El anterior Decreto fija el límite para el pago de las horas extras, el cual por
ningún aspecto debe superar las cincuenta (50) horas extras mensuales. Bajo
este contexto legal el Departamento del Atlántico viene cancelando a estos
funcionarios las horas extras nocturnas laboradas.
4. Pruebas relevantes aportadas por las partes y evaluadas por el Juzgado
Once Laboral del Circuito de Barranquilla
4.3. Copia de los fallos de tutela emitidos por jueces de Córdoba, Lórica y
Sincelejo, en casos similares al planteado por los celadores tutelantes.
5.1. Mediante Auto del diecisiete (17) de septiembre de dos mil doce (2012),
la Juez Once Laboral del Circuito, para efectos de verificar si corresponde al
Ministerio de Educación Nacional de Colombia responder por las deudas
laborales del sector educativo, ordenó que por secretaría se oficiara a dicha
entidad para que dé respuesta a los siguientes interrogantes[6]:
5.1.1. ¿Asume la Nación, el pago de las deudas laborales del sector educativo
acorde con el artículo 148 de la Ley 1450 de 2011?
El once (11) de octubre de dos mil doce (2012), el Juzgado Once Laboral del
Circuito resuelve no conceder la anterior impugnación por extemporaneidad,
ya que fue presentada por fuera del término legal, según el artículo 31 del
Decreto 2591 de 1991, ordenando remitir el expediente a la Corte
Constitucional para su eventual revisión.
8.2. Requerir al Juzgado Once Laboral del Circuito de Barranquilla para que
envíe a este Despacho las pruebas aportadas por el apoderado judicial de los
accionantes mil ciento treinta y tres (1133) folios, según indica en oficio
radicado en dicho Juzgado el seis (6) de septiembre de dos mil doce (2012) –
(folio 24) y las demás que hayan sido recaudadas en el trámite de
tutela. Requerimiento.
Mediante oficio 0577 del dieciocho (18) de febrero de dos mil catorce (2014),
el Secretario de Educación Departamental rinde informe acerca de los
cuestionamientos realizados por la Corporación[12], en su orden:
9.3. “A partir del año 2009 la Secretaría de Educación del Atlántico viene
contratando los servicios de celaduría con una empresa privada, la cual presta
sus servicios en cada una de las Instituciones Educativas del Departamento del
Atlántico, razón por la cual no se hizo necesario recurrir a horas extras durante
la vigencia de los años 2011, 2012 y 2013”.
9.5. “El horario diario de trabajo de los celadores actores es de ocho (8) horas
diarias, laborando cuarenta y cuatro (44) horas a la semana”.
Lunes a Desde las 10:00 p.m. a las 6:00 a.m. del día
viernes siguiente
Fin de Desde el sábado a las 2:00 p.m. hasta el lunes a
semana las 6:00 a.m.
Lunes a viernes Desde las 6:00 p.m. a las 6:00 a.m. del día
siguiente
Fin de semana Desde el sábado a las 0:00 a.m. hasta el lunes
a las 6:00 a.m.
1. Competencia
El cuatro (4) de septiembre de dos mil doce (2012) los señores Saúl Antonio
Rodríguez Calvo y otros, actuando por intermedio de apoderado judicial,
instauraron acción de tutela contra el Departamento del Atlántico y la
Secretaría de Educación Departamental del Atlántico, por considerar que sus
derechos fundamentales a la dignidad, a la igualdad, al trabajo, a la vida, al
mínimo vital y móvil, al pago oportuno del salario y al debido proceso, fueron
vulnerados debido a la no cancelación oportuna de las horas extras y los
recargos por exceso de horas extras diurnas y nocturnas ordinarias y en
dominicales o festivos, además de los días compensatorios por haber laborado
en esos mismos días sin el disfrute del descanso de ley. En consecuencia,
peticionan que se ordene al Departamento del Atlántico reconocer, liquidar y
pagar dichos rubros a favor de los tutelantes, con recursos del Sistema General
de Participaciones, con su respectiva indexación, además de los intereses a
que haya lugar, y liquidándolos desde la misma fecha en que retroactivamente
se reconoció la homologación y nivelación salarial y/o desde el momento en
que se certificó la educación en el Departamento del Atlántico en el año mil
novecientos noventa y siete (1997) hasta el presente.
¿Es la acción de tutela el mecanismo adecuado para exigir el pago de las horas
extras y los recargos por exceso de horas extras diurnas y nocturnas ordinarias
y en dominicales o festivos, además de los días compensatorios por haber
laborado en esos mismos días sin el disfrute del descanso de ley?
¿Vulneran el Departamento del Atlántico y la Secretaría de Educación
Departamental del Atlántico derechos fundamentales de los accionantes, al no
haberles cancelado oportunamente las horas extras y los recargos por exceso
de horas extras diurnas y nocturnas ordinarias y en dominicales o festivos,
además de los días compensatorios por haber laborado en esos mismos días
sin el disfrute del descanso de ley?
4.3. Ahora bien, cuando se alega como perjuicio irremediable la afectación del
derecho al mínimo vital, la doctrina constitucional ha precisado una serie de
“hipótesis fácticas mínimas”[37] que deben cumplirse para que el juez
constitucional reconozca la vulneración del mínimo vital, como consecuencia
del no pago oportuno de los salarios devengados por el trabajador. Tales
presupuestos son los siguientes:
4.4. A las anteriores hipótesis fácticas mínimas que deben concurrir en el caso
concreto para configurar la inminencia del perjuicio irremediable, se agrega
que las sumas que se reclamen no sean deudas pendientes, “en cuyo caso la
tutela se torna improcedente para obtener el pago de deudas laborales pues
no se está ante un perjuicio irremediable”[45]. La jurisprudencia de la Corte ha
sido clara en negar la procedencia del amparo constitucional cuando se trata
de hacer efectivo el cobro de deudas pendientes, pues en tales eventos no se
está ante la vulneración de derechos fundamentales, ya que está en juego es
un interés patrimonial que debe ventilarse ante la jurisdicción ordinaria en su
competencia laboral o ante la jurisdicción contencioso administrativa, según
sea caso. En consecuencia, no hay lugar a tutelar derecho fundamental alguno
pues no se trata de una de aquellas situaciones excepcionales en las que el
incumplimiento de una deuda conduce inexorablemente a la vulneración de
un derecho fundamental[46].
4.6. Frente al pago oportuno del salario, se ha sostenido que “el derecho de los
trabajadores al pago oportuno de su remuneración salarial, es una garantía
que no se agota en la simple enunciación de un deber surgido de la relación
laboral, sino que se trata de un verdadero derecho fundamental”[49]. Así las
cosas, se entiende que el pago de salario está directamente vinculado al goce
del mínimo vital de la persona, el cual, como ya se indicó, “no se agota con la
satisfacción de las necesidades mínimas de la persona, o de su grupo familiar,
que simplemente le procure la mera subsistencia...[50]”[51].
5.4. En este orden de ideas, puede afirmarse que el derecho al trabajo, como
un valor fundante del Estado Social de Derecho, compromete a las autoridades
públicas con la protección del trabajador frente a posibles abusos del
empleador. Así lo ha señalado la Corporación:
5.5. En decisión posterior, esta Corporación indicó que el trabajo cuenta con
una triple naturaleza constitucional[59]. Por una parte, (i) es valor fundante del
régimen democrático y del Estado Social de Derecho, por otra, (ii) es un
derecho fundamental de desarrollo legal y, por último, (iii) es una obligación
social (arts. 1, 25 y 53 C.P.). Por este motivo el trabajo es “objeto de una
especial salvaguarda por parte del Estado, no sólo por razón de esa particular
naturaleza, sino porque permite poner de realce la primacía de otros principios
igualmente protegidos, como el respecto a la dignidad humana y a los
derechos fundamentales de las personas que como trabajadores adelantan
una actividad tendiente a desarrollar su potencial físico o mental, en aras de
la provisión de los medios necesarios para su subsistencia y sostenimiento
familiar”[60].
“Esto quiere decir que para efectos del significado que en nuestro
ordenamiento ha de tener la voz salario y, sobre todo, para la protección
judicial del derecho a su pago cumplido, deben integrarse todas las sumas
que sean generadas en virtud de la labor desarrollada por el trabajador, sin
importar las modalidades o denominaciones que puedan asignarles la ley
o las partes contratantes. Así, no sólo se hace referencia a la cifra quincenal
o mensual percibida por el empleado –sentido restringido y común del
vocablo–, sino a todas las cantidades que por concepto de primas,
vacaciones, cesantías, horas extras –entre otras denominaciones–, tienen
origen en la relación laboral y constituyen remuneración o
contraprestación por la labor realizada o el servicio prestado”[68] (negrillas
fuera de texto).
5.10. En relación con el pago oportuno del salario a los trabajadores durante la
ejecución de las relaciones laborales, la Corporación ha desarrollado una
doctrina que es importante retomar en el presente caso:
“[…]. La idea o principio que anima la garantía de percibir los salarios y las
demás acreencias laborales, se asienta en una valoración cualitativa, antes
que en una consideración meramente cuantitativa. Las aspiraciones del
trabajador a un mejor nivel de vida, y las posibilidades de planear la
distribución de sus ingresos, todo a partir de la asignación económica
establecida en la ley o el contrato de trabajo, son razones que impulsan y
respaldan al funcionario judicial para exigir del empleador un estricto
cumplimiento de la obligación al pago oportuno y completo de la
remuneración asignada a cada empleado.
“[…]. Además, resulta claro que para los trabajadores, los ingresos que
reciben por concepto de salario son el resultado justo de la ejecución de
una relación contractual, en la que ellos han cumplido las obligaciones y
deberes que les corresponden, de modo que resulta lógico,
proporcionado y éticamente plausible, exigir también del empleador, la
realización completa de sus compromisos a través de la cancelación
cumplida de lo que en derecho y justicia les debe. Se trata entonces, no
sólo de proteger el equilibrio y el bienestar económico que se derivan de
la prestación de servicios personales, sino de garantizar la integridad del
vínculo jurídico que surge entre las partes, evitando que se abuse y se
desconozcan derechos legítimamente adquiridos y constitucionalmente
garantizados, como realización parcial del orden justo y la convivencia
pacífica para todos los asociados”[71].
Sin embargo, como ya fue precisado, si bien el derecho al pago oportuno del
salario tiene carácter fundamental, frente a su vulneración, y en virtud del
principio de subsidiariedad de la acción de tutela, en principio es la jurisdicción
ordinaria en su competencia laboral la llamada a decidir sobre tales casos, pues
es frente a ella que pueden instaurarse las acciones diseñadas por el
ordenamiento jurídico colombiano para exigir el pago de acreencias laborales.
6.4. Ahora bien, para los empleados públicos del sector nacional, el Decreto
1042 de mil novecientos setenta y ocho (1978) en su artículo 33, estableció la
norma general sobre jornada máxima legal de trabajo fijándola en cuarenta y
cuatro (44) horas semanales, límite dentro del cual el jefe del respectivo
organismo puede determinar el horario de trabajo. Este Decreto en principio
cobijaba tan sólo a “los empleados públicos que desempeñan las distintas
categorías de empleos de los ministerios, departamentos administrativos,
superintendencias, establecimientos públicos y unidades administrativas
especiales del orden nacional”[80]. Sin embargo, dicha norma, en cuanto
adiciona el Decreto 2400 de 1968 que regula la administración del personal
civil que presta sus servicios en los empleos de la Rama Ejecutiva del poder
público, resulta aplicable a los empleados públicos del nivel territorial, pues el
artículo 2 de la Ley 27 de 1992, así como el inciso 2° del artículo 87 de la Ley
443 de 1998, hicieron extensivas a este clase de servidores las normas del
referido Decreto 2400 de 1968, incluidas las disposiciones que lo modifican o
complementan.
6.5. Tal aplicación extensiva no cabe en relación con los trabajadores oficiales
del sector territorial, toda vez que las normas que disponen esta aplicación
gobiernan al personal de carrera administrativa exclusivamente, dentro del
cual no se encuentran los referidos trabajadores, quienes, por consiguiente,
continúan rigiéndose en lo concerniente a la jornada de trabajo máxima legal,
por las norma contenida en el artículo 3° de la Ley 6 de 1945, que en términos
generales establece que para los trabajadores del nivel territorial, la jornada
laboral no podrá exceder de ocho (8) horas al día, ni de cuarenta y ocho (48) a
la semana, salvo las excepciones legales (art. 3 Ley 6/45) y que la jornada
ordinaria diurna estará comprendida entre las seis (6) horas y las dieciocho
(18) horas, y la jornada ordinaria nocturna entre las dieciocho horas (18) y las
seis (6) horas (par. 3°, art. 3 Ley 6/45, mod. art. 1 Ley 64/46).
“3. Para los empleados públicos del sector nacional, el Decreto 1042 de
1978 en su artículo 33 estableció la norma general sobre jornada máxima
legal de trabajo fijándola en cuarenta y cuatro (44) horas
semanales, límite dentro del cual el jefe del respectivo organismo puede
fijar el horario de trabajo…”[81] (negrillas fuera de texto).
6.6. Según el artículo 33 del Decreto Ley 1042 de 1978, “[l]a asignación
mensual fijada en las escalas de remuneración a que se refiere el presente
Decreto, corresponde a jornadas de cuarenta y cuatro horas
semanales”. Norma que coincide con el artículo 1 del Decreto Ley 85 de 1986,
“por el cual se establece la jornada de trabajo para los empleos de celadores”,
que modifica en lo pertinente el artículo 33 del Decreto 1042 de 1978[84], que
señala: “A partir de la vigencia del presente decreto, a la asignación mensual
fijada por la escala de remuneración para los empleos de celadores,
corresponde una jornada de trabajo de cuarenta y cuatro (44) horas
semanales”.
6.7. Entonces, para el reconocimiento y pago de las horas extras, es decir, las
que superen la jornada de cuarenta y cuatro (44) horas semanales, y los
recargos por el trabajo realizado en jornada nocturna o en días de descanso
obligatorio, debe acudirse a las disposiciones pertinentes del Decreto 1042 de
mil novecientos setenta y ocho (1978), que fijan la jornada ordinaria nocturna,
la que de manera habitual empieza y termina entre las 6 p.m. y las 6 a.m. del
día siguiente (art. 34), las jornadas mixtas (art. 35), las horas extras diurnas
(art. 36), las horas extras nocturnas (art. 37), el trabajo ordinario en días
dominicales y festivos (art. 39), el trabajo ocasional en días dominicales y
festivos (40), entre otras, sin perder de vista que “[e]n ningún caso podrá
pagarse más de 50 horas extras mensuales" (art. 46, lit. d), Decreto 1042 de
1978, modificado art. 13 Decreto Ley 10 de 1989).
7.1. Los accionantes, en total ciento cincuenta y ocho (158) celadores, algunos
de ellos vinculados actualmente a la Secretaría Departamental del Atlántico,
según comunicación enviada por el Secretario de Educación de dicho
departamento[86], eligieron la acción de tutela como mecanismo principal
para el cobro de acreencias laborales, en particular, las horas extras y los
recargos por exceso de horas extras diurnas y nocturnas ordinarias y en
dominicales o festivos, además de los días compensatorios por haber laborado
en esos mismos días sin el disfrute del descanso de ley, no obstante existir
otro mecanismo de protección judicial idóneo y eficaz, ante la jurisdicción
contencioso administrativa en razón de su vinculación a la planta de cargos
administrativos de la Secretaría de Educación Departamental del Atlántico[87].
Ante lo anterior, para que proceda la acción de tutela debe estar probada la
vulneración del derecho fundamental al mínimo vital o, por lo menos, deben
existir elementos a partir de los cuales se pueda presumir su afectación, y es
precisamente esto lo que no encuentra esta Sala, pues de acuerdo a las
pruebas allegadas al proceso, no es posible concluir que se esté ante una
situación que permita excepcionar el principio de la subsidiariedad.
III. DECISIÓN
RESUELVE
ANEXO