Disputa Entre Peru y Ecuador

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DISPUTA ENTRE PERU Y ECUADOR

El 13 de mayo de 1830 surgió como estado independiente la República de Ecuador, tras la


disolución de la Gran Colombia. La flamante república se erigió sobre la base de los territorios
de la antigua Audiencia de Quito, más Guayaquil. En ese instante, no hizo reclamos sobre
Tumbes, Jaén y Maynas, que pertenecían al Perú en base al principio de libre determinación de
los pueblos y al Uti Possidetis de 1810 (en el caso de Maynas).34

Una vez constituido el Estado Ecuatoriano, sus políticos consideraron que debía negociarse con
el Perú la firma de acuerdos y tratados, particularmente para trazar la frontera entre ambos
países, sobre todo en la parte amazónica.

El primer tratado celebrado entre el Perú y Ecuador fue el Tratado Pando-Novoa, suscrito el 12


de julio de 1832 por el ministro de gobierno y relaciones exteriores de Perú, José María Pando,
y el ministro plenipotenciario de Ecuador, Diego Noboa (futuro presidente de Ecuador). En él
se reconocían y respetaban los límites vigentes entre ambas naciones, a la espera de la
celebración de un convenio de arreglo de límites. Ello implicaba que ambas partes
consideraban ya sin validez al Tratado Larrea-Gual de 1829.35

Fue entre 1841 y 1842 cuando Ecuador inició públicamente su reclamo al Perú de los
territorios de Jaén y Maynas, incitado por el derrocado gobernante peruano-boliviano Andrés
de Santa Cruz y algunos de sus partidarios refugiados en Guayaquil, tras el fin de
la Confederación Perú-Boliviana.36 Para sustentar su reclamo, el Ecuador hizo una
interpretación peculiar de diversos artículos del Tratado de 1829, que ahora consideraba
vigente. Este reclamo lo hizo aprovechando la coyuntura de la guerra entre Perú y Bolivia; una
vez finalizada esta guerra, cesó temporalmente en su reclamo.37

En 1857, el Ecuador intentó saldar su deuda de la Independencia con sus acreedores ingleses
otorgándoles territorios peruanos en la Amazonía, más precisamente en la zona de los
ríos Pastaza y Bobonaza. Ante ello, el ministro plenipotenciario peruano en Quito, señor Juan
C. Cavero, protestó firmemente ante el gobierno ecuatoriano. Gobernaba entonces en el Perú
el mariscal Ramón Castilla. El Ecuador se negó a romper el convenio con los británicos, por lo
que se produjo el rompimiento de relaciones diplomáticas peruano-ecuatorianas.38 Por ley del
26 de octubre de 1858 el Congreso peruano autorizó al gobierno a emplear toda medida,
inclusive la guerra, para obtener satisfacciones de parte del Ecuador. En virtud de dicha
autorización, Castilla ordenó el bloqueo pacífico de toda la costa ecuatoriana. Una escuadra de
la Marina de Guerra del Perú, al mando del vicealmirante Ignacio Mariátegui y Tellería bloqueó
el puerto de Guayaquil y arrancó la firma de un armisticio al jefe de dicha plaza,
general Guillermo Franco Herrera. Castilla decretó entonces el fin del bloqueo de la costa
ecuatoriana.39 Todas estas medidas apaciguadoras de parte del Perú se proponían crear el
ambiente propicio para un arreglo pacífico del conflicto, pero al no darse ello, partió el mismo
Castilla al frente de una expedición de 15 buques y 6.000 soldados, los cuales desembarcaron
en las inmediaciones de Guayaquil y se posesionaron de las alturas de Mapasingue, al sur de
dicho puerto (25 de noviembre de 1859). Castilla se proponía entablar negociaciones con el
gobierno ecuatoriano para solucionar de una vez el conflicto, pero se halló ante el
inconveniente de que en el Ecuador se había desatado la guerra civil y la anarquía, habiéndose
establecido en dicho país hasta cuatro gobiernos provisorios, que se disputaban el poder. El
presidente peruano se entendió con la facción ecuatoriana más importante, la que encabezaba
el general Guillermo Franco, que había establecido un gobierno de facto en Guayaquil y
dominaba gran parte de la costa. Castilla solicitó a Franco que se le dieran cuarteles en la
misma Guayaquil, pedido que le fue concedido, en la parte norte de la ciudad. Fue así como el
ejército peruano entró en Guayaquil, el 7 de enero de 1860. Luego, los representantes de
Castilla y Franco firmaron el Tratado de Mapasingue, el 25 de enero, en la localidad del mismo
nombre. Bajo los términos de este tratado, el Ecuador declaró nula la venta de territorios
peruanos a los acreedores británicos, reconoció la validez de la Real Cédula de 1802 y el uti
possidetis de 1810 y convino en demarcar sus límites, comprometiéndose a integrar una
comisión bipartita con el Perú. Luego de firmado el tratado, las fuerzas armadas peruanas
abandonaron Ecuador y regresaron al Perú. Así culminó esta guerra, en la que no hubo
grandes encuentros bélicos, ya que al Perú solo le bastó desplegar su poderío para obtener las
satisfacciones de parte de Ecuador.40 Sin embargo, a menos de dos años de la firma de este
tratado, el general Franco fue derrotado por el general Juan José Flores, al servicio del
presidente Gabriel García Moreno (con sede en Quito), y el gobierno ecuatoriano procedió a
desaprobar el tratado, ratificando solo lo concerniente a la derogación del convenio con los
británicos (1860). Por su parte, el Congreso peruano, ya en el gobierno de Miguel de San
Román, también desaprobó el tratado (1863).41

A pesar de la reciente invasión peruana de 1858, García Moreno apoyó a Perú en 1866 durante
la guerra contra España, durante la cual una escuadra española se enfrentó a las flotas de Perú
y Chile y atacó diversos puntos de la costa de estos países. Aunque no participaron
activamente en el conflicto, tanto Ecuador como Bolivia entraron a formar parte de la alianza
contra España.

Igualmente, entre 1879 y 1883 el Perú participó en la guerra del Pacífico contra Chile y no


pudo atender otros asuntos diplomáticos. Se conoce que el presidente del Ecuador en esa
época, general Ignacio de Veintimilla, y su canciller, Cornelio Vernaza, recibieron pedidos de
Chile de sumarse a la guerra contra Perú, pero los rechazaron. El pedido consistió en el envío
de 3000 soldados a la frontera con Perú para apoyar la ofensiva chilena, que culminó con la
caída de Lima. A cambio, Chile apoyaría la postura ecuatoriana frente al problema territorial y
obligaría al Perú derrotado a respetar el supuesto Protocolo Mosquera-Pedemonte. Ecuador,
sin embargo, se declaró neutral.

En 1887, Ecuador revivió su plan de 1857 de ceder como pago a sus acreedores británicos
grandes extensiones de tierras en la Amazonía peruana. La diplomacia peruana logró detener
este proyecto y firmó con los representantes ecuatorianos, el 1 de agosto de ese mismo año,
un convenio por el cual la cuestión de límites fue sometida al arbitraje del Rey de España.42

En 1889, el comisionado especial del Perú en España, José Pardo y Barreda, presentó al rey
español el Alegato del Perú, notable estudio jurídico de la cuestión que desde entonces fue el
baluarte de la defensa peruana en ese pleito de límites. Pero representantes del gobierno
peruano de Andrés A. Cáceres quisieron resolver de manera directa el asunto y suscribieron
con el gobierno ecuatoriano en Quito el Tratado García-Herrera, llamado así porque lo
suscribieron Arturo García (peruano) y Pablo Herrera (ecuatoriano), el 2 de mayo de 1890, por
el cual el Perú conservaba Tumbes y Jaén, pero cedía una gran parte de Maynas al Ecuador. El
Congreso ecuatoriano se apresuró a aprobar dicho tratado, pero el Congreso peruano, bajo
presión de los representantes amazónicos, no quiso aprobarlo sin antes hacer modificaciones
en la línea trazada. Ecuador no aceptó ninguna revisión del Tratado, mientras que el Congreso
peruano se mantuvo inflexible en su posición. El Tratado fue finalmente declarado
insubsistente por Ecuador.43
Al iniciarse el siglo XX, se sucedieron incidentes en la frontera, debido a la persistencia de
Ecuador en querer ocupar territorios peruanos. El 26 de junio de 1903 ocurrieron choques
armados en Angoteros, en la zona del río Napo, originados por el avance de un destacamento
ecuatoriano en territorio peruano, el cual fue rechazado por las tropas peruanas al mando del
capitán Juan Chávez Valdivia. Este incidente revivió la necesidad de llegar a un acuerdo, por lo
que, el 16 de febrero de 1904, ambas partes acordaron continuar el juicio arbitral ante el Rey
de España. Otro incidente armado ocurrió poco después, esta vez en Torres Causana, el 28 de
julio de 1904, donde una vez más los peruanos rechazaron un avance ecuatoriano sobre su
territorio.44

La tensión más grave estalló en el año de 1910, cuando el Ecuador, gobernado entonces por el
presidente ecuatoriano Eloy Alfaro, se negó a aceptar el laudo arbitral del rey de España, que
aún no se emitía, pero cuyo contenido, debido a una infidencia, se llegó a conocer y que
aparentemente era contrario a los intereses ecuatorianos. La prensa ecuatoriana inició una
violenta campaña para desprestigiar dicho arbitraje. El 3 y 4 de abril de 1910 hubo graves
atropellos contra las legaciones peruanas en Quito y Guayaquil, que fueron respondidas de
igual manera en Lima. Alfaro movilizó a su país al grito de Tumbes-Marañón o la Guerra,
mientras que el presidente peruano Augusto B. Leguía decretó también la movilización de su
ejército y puso en pie de lucha a 23.000 hombres. Pero la intervención de  Estados
Unidos, Brasil y Argentina evitó el estallido de la guerra (22 de mayo de 1910). Ante la actitud
ecuatoriana, el rey de España se inhibió a pronunciar sentencia, por lo que el problema
limítrofe quedó pendiente.45

En 1922 hubo otra disputa referida a la firma del Tratado Salomón-Lozano entre Perú


y Colombia que resultó favorable a esta última nación, pues obtuvo salida directa al Amazonas.
Este tratado causó malestar tanto en Perú (especialmente entre la población de Loreto, que
vio con angustia como la población peruana de Leticia y un inmenso territorio amazónico
pasaban a Colombia) como en Ecuador, que se veía, de esa forma, limitando con Perú por el
este. Se dijo que el presidente Augusto B. Leguía suscribió este tratado bajo presión de
los Estados Unidos (que aparentemente quería resarcir a Colombia por el asunto de Panamá);
sin embargo, la razón primordial de Leguía fue ganarse un aliado, en momentos en que el Perú
se hallaba abrumado por diversos conflictos fronterizos, especialmente con Chile, por
la cuestión de Tacna y Arica.46 Efectivamente, una consecuencia del tratado de 1922 fue que
Colombia no se aliara con el Ecuador y apoyara más bien al Perú, considerando legítima la
posición de este país frente al litigio con el vecino común.
Statu quo fronterizo en 1936, previo a la guerra de 1941

Fracasado pues, el intento de solucionar el litigio limítrofe peruano-ecuatoriano vía arbitraje


del rey de España, el Perú quiso llevar el asunto al Tribunal de la Haya, a lo que Ecuador se
negó, pues quería entrar en arreglos directos. Ambas posiciones parecían insalvables, pero el
Perú, demostrando la mejor disposición, envió a Quito sucesivamente a sus mejores
diplomáticos: Víctor M. Maúrtua, Alberto Bresciani y Enrique Castro Oyanguren para gestionar
un nuevo procedimiento arbitral más eficaz. Finalmente, el 21 de junio de 1924, Castro
Oyanguren y el canciller ecuatoriano N. Clemente Ponce, suscribieron el Protocolo Castro
Oyanguren-Ponce, que establecía una fórmula mixta al contencioso de límites: combinar el
arbitraje internacional con la negociación directa paralela. Resolvieron que ambos gobiernos
enviasen a Washington D. C. sus respectivas delegaciones para discutir allí el litigio y lo que no
lograsen ponerse de acuerdo sería sometido al arbitraje del presidente de los Estados Unidos.
Esta fórmula de negociación solo empezó a implementarse en 1936, realizándose las
llamadas Conferencias de Washington, donde ambas partes fijaron, como condición previa,
una "línea de statu quo", en calidad de frontera provisional mutuamente reconocida, tomando
como base los territorios que de facto poseía cada país.47 Dentro de dicha línea provisional,
en la zona correspondiente al actual departamento peruano de Amazonas, se fijaba, como
frontera natural, la Cordillera del Cóndor.

Las Conferencias de Washington fracasaron debido a que el Ecuador intentó basar sus
pretensiones en una falsa interpretación del Tratado Larrea-Gual de 1829, en el pseudo
Protocolo Pedemonte-Mosquera y en una peculiar interpretación del uti possidetis de 1810
(1937). Poco después, los ecuatorianos realizaron acciones violatorias del statu quo de 1936.5

El 11 de enero de 1941, alegando que los ecuatorianos habían realizado incursiones e incluso
ocupado territorio peruano en la provincia de Zarumilla, el presidente del Perú, Manuel Prado
Ugarteche, ordenó la formación del Agrupamiento Norte, una unidad militar en cargo del
Teatro de operaciones del Norte.

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