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presentes además,
**
El Juez Ricardo Pérez Manrique no participó en la deliberación y firma de la presente Sentencia debido a
que se incorporó a la Corte el 1 de enero de 2019, cuando el presente caso se encontraba en estado de
sentencia.
2
TABLA DE CONTENIDO
I
INTRODUCCIÓN DE LA CAUSA Y OBJETO DE LA CONTROVERSIA
2. Trámite ante la Comisión.– El trámite del caso ante la Comisión fue el siguiente:
a. Petición.- El 22 de setiembre de 1994, la Comisión recibió la petición inicial 1, a
la cual le fue asignado el número de caso 11.388.
b. Medida cautelar.- El 21 de julio de 1994, se solicitó a la Comisión otorgar
medidas cautelares a favor de la señora Villaseñor y otros dos jueces de la Sala
Tercera de la Corte de Apelaciones, debido a amenazas que habrían recibido. El 25 de
julio de 1994, la Comisión solicitó al Estado adoptar medidas cautelares 2. El 26 de
julio de 2013, comunicó a la señora Villaseñor que decidió levantar las medidas.
c. Informe de Admisibilidad y Fondo.- El 18 de diciembre de 2002, la Comisión
comunicó a las partes su decisión de diferir el análisis de la admisibilidad de la
petición hasta la decisión sobre el fondo, en aplicación del artículo 37.3 del
Reglamento entonces vigente. El 29 de noviembre de 2016, la Comisión aprobó el
Informe de Admisibilidad y Fondo No. 46/16 (en adelante también “Informe de
Fondo”), en el cual llegó a una serie de conclusiones 3 y formuló varias
recomendaciones a Guatemala4.
d. Notificación al Estado.– La Comisión notificó el Informe de Fondo al Estado el 15
de diciembre de 2016, otorgándole un plazo de dos meses para informar sobre el
cumplimiento de las recomendaciones.
e. Sometimiento a la Corte.- El 15 de marzo de 2017, la Comisión sometió a la
Corte “la totalidad de los hechos y violaciones” descritos en el Informe de Fondo.
1
La petición fue presentada por la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado de Guatemala. Por medio
de una comunicación de 13 de junio de 2013, la señora Villaseñor indicó que ella misma continuaría como
peticionaria (en adelante, se aludirá a “los peticionarios”, en referencia indistinta a quienes intervinieron
ante la Comisión con ese carácter).
2
La Comisión requirió al Estado adoptar las medidas “necesarias para salvaguardar la vida, libertad e
integridad” de la señora Villaseñor y dos jueces que, en ese momento, integraban junto con ella la Sala
Tercera de la Corte de Apelaciones (cfr. comunicación de la Comisión al Estado de 25 de julio de 1994
(expediente de prueba, anexo 20 al Informe de Fondo, f. 304)).
3
La Comisión concluyó que Guatemala es responsable por la violación de los derechos a la integridad
personal, a las garantías judiciales y a la protección judicial, establecidos en los artículos 5.1, 8.1 y 25.1 de
la Convención Americana sobre Derechos Humanos, respectivamente, en relación con las obligaciones
establecidas en el artículo 1.1 del mismo tratado.
4
La Comisión recomendó al Estado lo siguiente: a) Reparar integralmente las violaciones declaradas en el
Informe de Fondo en el aspecto material como moral b) desarrollar y completar una investigación
independiente, imparcial completa, efectiva y de manera expedita, c) disponer las medidas administrativas,
disciplinarias o penales correspondientes frente a las acciones u omisiones de los funcionarios estatales, d)
implementar medidas de no repetición.
4
II
PROCEDIMIENTO ANTE LA CORTE
5
En primer término se designó al señor Reyes Ovidio Girón Vázquez y la señora Suyapa Concepción Torres
Aguilera. Mediante comunicación de 6 de abril de 2018 AIDEF comunicó a la Corte que “ha[bía] dejado sin
efecto” las designaciones de las personas nombradas y, en su reemplazo, designaba para ejercer el cargo a
las señoras Juana María Cruz e Isabel Penido de Campos Machado.
5
12. Prueba incorporada de oficio y prueba para mejor resolver.- Los días 10 y 14 de
diciembre de 2018 la Secretaría, siguiendo instrucciones del Presidente, remitió a la
Comisión y a las partes documentos que este Tribunal incorporaría como prueba de
oficio y solicitó al Estado prueba para mejor resolver (infra párr. 18 y nota a pie de
página 10), respectivamente. El 18 de diciembre de 2018 las partes presentaron sus
observaciones sobre la prueba que se incorporaría de oficio. Los días 4 y 16 de enero
de 2019, respectivamente, el Estado presentó la prueba para mejor resolver requerida
y las representantes sus observaciones a la misma (infra párr. 18 y nota a pie de
página 10). La Comisión no presentó observaciones.
6
Al respecto, la Comisión informó, el 3 de mayo de 2018, que por razones salud el perito Leandro Despuy
no podría asistir a la audiencia. Siguiendo instrucciones del Presidente, se autorizó al perito a que su
declaración fuera rendida por escrito. La declaración escrita fue recibida el 21 de mayo de 2018.
7
A esta audiencia comparecieron: a) por la Comisión Interamericana: Esmeralda Arosemena de Troitiño,
Primera Vice-Presidente de la Comisión; Christian González Chacón, asesor, y Selene Soto Rodríguez,
asesora; b) por la representación de las presuntas víctimas: Isabel Penido de Campos Machado y Juana
María Cruz Fernández, Defensoras Públicas Interamericanas, y c) por el Estado: Jorge Luis Borrayo Reyes,
Jefe de Delegación, Presidente de la Comisión Presidencial Coordinadora de la Política del Ejecutivo en
Materia de Derechos Humanos (en adelante COPREDEH); Felipe Sánchez González, Director Ejecutivo de
COPREDEH; Lourdes Mylene Woolfolk Contreras, Directora de Seguimiento de Casos Internacionales en
Materia de Derechos Humanos de COPREDEH; Delia Marina Dávila, Presidente de la Cámara Penal de la
Corte Suprema de Justicia de Guatemala; Juan Carlos Orellana Juárez, Embajador de Guatemala en Costa
Rica; Verónica Jiménez, Subdirectora de Derechos Humanos del Ministerio de Relaciones de Guatemala, y
Minor Alfredo Aguilar, de la Fiscalía de Derechos Humanos del Ministerio Público de Guatemala.
8
El escrito fue firmado por el Profesor Roberto Luiz Silva y efectúa consideraciones sobre la independencia
judicial, los deberes derivados de ese principio, la necesidad de protección de jueces y juezas que deciden
casos de violaciones a derechos humanos, la independencia judicial “en perspectiva de género” y la
importancia de la justicia de transición como mecanismo de la independencia judicial.
6
III
COMPETENCIA
14. La Corte es competente para conocer el presente caso, en los términos del
artículo 62.3 de la Convención, en razón de que Guatemala es Estado Parte de la
Convención Americana desde el 25 de mayo de 1978 y reconoció la competencia
contenciosa de la Corte el 9 de marzo de 1987.
IV
CONSIDERACIÓN PREVIA SOBRE LOS HECHOS DEL CASO
16. La Corte advierte que del Informe de Fondo se desprende que la Comisión no
consideró como hechos del caso la supuesta “destitución” de la señora Villaseñor en
2013 ni las notas de prensa de 2014 y 2015. Los hechos del caso sometidos a este
Tribunal por la Comisión, enunciados en los párrafos 41 a 109 del Informe de Fondo,
abarcan circunstancias que, según se ha aducido, sucedieron durante la década de
1990 y hasta 2013 y que se relacionarían con la actividad de la señora Villaseñor como
jueza. Los alegados hechos de “destitución” de ella respecto de otro cargo y los
referentes a las notas de prensa de 2014 y 2015 fueron inadmitidos por la Comisión y
no fueron analizados en el Informe de Fondo y en consecuencia no fueron sometidos al
conocimiento de este Tribunal. Por lo tanto, la Corte no los examinará y no dará cuenta
de los argumentos relativos a ellos.
V
PRUEBA
17. La Corte recibió documentos presentados como prueba por la Comisión y las
partes junto a sus escritos principales (supra párrs. 2, 6 y 7). Asimismo, recibió
documentos adjuntos a los alegatos finales escritos del Estado (supra párr. 10).
18. En el presente caso, como en otros, este Tribunal admite aquellos documentos
presentados oportunamente por las partes y la Comisión, cuya admisibilidad no fue
controvertida ni objetada9. Asimismo, determina procedente incorporar prueba
documental de oficio y admite la prueba para mejor resolver solicitada al Estado y
presentada por éste (supra párr. 12)10.
9
Cfr. Caso Velásquez Rodríguez Vs. Honduras. Fondo. Sentencia de 29 de julio de 1988. Serie C No. 4, párr.
140, y Caso Mujeres Víctimas de Tortura Sexual en Atenco Vs. México. Excepción Preliminar, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 28 de noviembre de 2018. Serie C No. 371, párr. 49.
10
Los siguientes documentos fueron incorporados de oficio: 1) Acuerdo sobre el fortalecimiento del poder
civil y función del ejército en una sociedad democrática, firmado en México D.F., el 19 de septiembre de
7
19. El 22 de junio de 2018, el Estado junto con sus alegatos finales escritos,
presentó 10 anexos documentales11. El 9 de julio de 2018 las representantes
presentaron observaciones sobre los anexos remitidos por Guatemala. Consideraron
que, a excepción del Anexo 8, no deben ser admitidos, por ser extemporáneos y no
haber sido solicitados. En cuanto al Anexo 8, consideraron que refería a un hecho
superviniente y podía ser admitido. La Comisión indicó que no tiene observaciones
sobre los anexos remitidos por el Estado en sus alegatos finales escritos.
1996; 2) Comisión para el Esclarecimiento Histórico. Tomo II. “Las Violaciones a los Derechos Humanos y los
hechos de violencia”. Informe Guatemala Memoria del Silencio. Guatemala, 1999; 3) Comité de Derechos
Humanos, OACDH y Centro de Derechos Humanos de la Universidad de Santiago Chile. Compilación de
observaciones finales sobre países de América Latina y el Caribe 1977 – 2004. Guatemala, 3 de abril de
1996, que incluye observaciones sobre Guatemala, de 27 de agosto de 2001 (Doc. CCPR/CO/72/GTM) y 3 de
abril de 1996 (Doc. CCPR/C/79/Add. 63); 4) Comisión Nacional para el seguimiento y apoyo al
Fortalecimiento de la Justicia. “Una Justicia para la Paz”. El proceso de implementación 1998 – 2004. Ciudad
de Guatemala, Guatemala, 2011, y 5) Humans Rights First. Violencia contra jueces y fiscales en Guatemala
2008. Ciudad de Guatemala, Guatemala, 28 de julio de 2008. Las representantes indicaron estar de acuerdo
con su incorporación. El Estado se opuso, arguyendo que no presentan relación con el caso concreto. Pese a
lo anterior, la Corte decide incorporar los documentos listados, en tanto que su pertinencia queda limitada a
aspectos relativos a la situación en la que el caso se enmarca. Por otra parte, queda admitida por la Corte la
información presentada por el Estado sobre la Unidad de Delitos cometidos contra Operadores de Justicia de
la Fiscalía de Derechos Humanos (en adelante también “la Unidad”), que fue solicitada como prueba para
mejor resolver. Las representantes, al presentar observaciones sobre dicha información, formularon
expresiones indicando, conforme su criterio, la falta de evidencia sobre la aducida efectividad de esa Unidad.
Se deja constancia de que, en atención a lo que se resuelve en la presente Sentencia, en particular, respecto
a medidas de reparación (infra, párr. 161), no es necesario que la Corte se pronuncie sobre las
consideraciones de las partes respecto a la Unidad.
11
El Estado presentó como anexos en sus alegatos finales los siguientes documentos: Anexo 1: REF. EXP.
ORD. GUA. 361. Fecha de 2 de febrero de 2009. Verificación realizada por un Oficial de área de Derechos
Civiles y Políticos, del estado del expediente 001-2007-125364, iniciado por la denuncia de la señora
Villaseñor; Anexo 2: Fecha de 12 de marzo de 2009. REF. EXP. ORD. GUA. 361-2007/DCP. Documento del
Procurador de los Derechos Humanos sobre el expediente de la denuncia de la señora Villaseñor; Anexo 3:
Fecha de 24 de junio de 2011. MP001/2007/125364, Causa 116-2008, Oficial 5to. Pedido del Ministerio
Público de desestimación del caso MP001/2007/125364, Causa 116-2008; Anexo 4: Proceso 09012-2008-
00116, MP001-2007-125364. Fecha de 10 de junio de 2011. Comunicado de realización de audiencia
unilateral, con el pedido, por el Auxiliar Fiscal de Derechos Humanos Unidad de Sección Contra Operadores
de Justicia, de desestimación del proceso identificado; Anexo 5: MP001-2007-125364. Fecha de 27 de
diciembre de 2013. Manifestación del Ministerio Público declarando la desestimación en sede fiscal de la
denuncia de la señora Villaseñor por el delito de amenazas y coacción; Anexo 6: MP001/2007/125364. Fecha
de 23 de abril de 2014. Notificación a la señora Villaseñor de desestimación en sede fiscal de la denuncia
interpuesta con expediente MP001/2007/125364; Anexo 7: 3 de junio de 2014. Ministerio Público envía para
conocimiento del Juzgado Segundo de Primera Instancia Penal Narcoactividad y Delitos Contra el Ambiente
de Quetzaltenango departamento de Quetzaltenango, que en 27 de diciembre de 2013 el Ministerio Público
desestimo la denuncia MP001/2007/125364; Anexo 8: Expediente 2925-2017, Corte de Constitucionalidad,
confirmando la sentencia apelada por la señora Villaseñor; Anexo 9: Fecha de 13 de marzo de 2013.
Expediente físico y electrónico del Sistema de Recursos Humanos de la Secretaria de la Corte Suprema de
Justicia Guatemala, C.A.; Anexo 10: Corte Suprema de Justicia, informe solicitado por COPREDEH en
relación con el caso de la Licenciada María Eugenia Villaseñor Velarde y Respuestas a la Corte
Interamericana de Derechos Humanos sobre las interrogantes formuladas en audiencia del 24 de mayo de
2018, dentro del Caso Villaseñor y Otros Vs. Estado de Guatemala.
8
VI
HECHOS
22. Los hechos centrales de este caso tratan sobre una serie de indicaciones sobre
acontecimientos que, según se ha señalado, sucedieron durante la década de 1990 y
hasta 2013. Los mismos, conforme se ha alegado, habrían implicado una situación de
riesgo para la señora Villaseñor y sus familiares, relacionada con la función judicial que
ella desempeñaba. La conducta estatal frente a tales hechos también integra el marco
fáctico del caso. Los hechos fueron referidos por las partes o la Comisión y se precisan
a partir de la prueba que se menciona12.
24. La Corte, a efectos de examinar el presente caso, toma en cuenta que, respecto
al ámbito temporal en el que el mismo se inserta, diversas fuentes indican una
situación problemática del sistema de administración de justicia; en particular, a partir
de hechos de intimidación contra sus operadores. Ello se reseña seguidamente.
26. En ese mismo año se suscribieron los Acuerdos de Paz, que pusieron fin al
conflicto armado que existía en Guatemala 16. Los mismos propusieron un conjunto de
12
En distintas ocasiones, los documentos allegados como prueba exponen afirmaciones de los peticionarios
o de la señora Villaseñor, como así también del Estado.
13
La Comisión para el Esclarecimiento Histórico (CEH) fue establecida mediante el Acuerdo de Oslo, del 23
de junio de 1994, para esclarecer las violaciones a los derechos humanos y los hechos de violencia que han
causado sufrimientos a la población guatemalteca, vinculados con el enfrentamiento armado.
14
Comisión para el Esclarecimiento Histórico (1999). Tomo II, supra, pág. 396.
15
Comité de Derechos Humanos. Observaciones sobre Guatemala. 3 de abril de 1996, supra, párr. 18.
16
Cfr. Caso Myrna Mack Chang Vs. Guatemala. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 25 de
noviembre de 2003. Serie C No. 101, párr. 134.9 y Caso Coc Max y otros Vs. Guatemala, supra. Fondo,
9
reformas relativas al Poder Judicial 17, así como tipificar con especial gravedad las
amenazas y coacciones contra funcionarios judiciales 18. Pese a ello, en una “declaración
pública”, efectuada en un documento de 26 de febrero de 1997, el Director de la
Misión de Verificación de las Naciones Unidas en Guatemala (en adelante “MINUGUA”)
expresó, entre otras consideraciones, que entre la “violencia” que era necesario
“erradicar” de Guatemala se encontraban aquellos “discursos de contenido violento
contra magistrados que aplican la Constitución y honran los compromisos
internacionales”19. Además, la Comisión de Fortalecimiento de la Justicia 20 constató,
refiriéndose a un periodo que abarca los años 1998 a 2004, que existía obstaculización
de los procesos mediante amenazas a testigos, abogados y operadores del sistema de
justica. Indicó que “[e]sta conducta se halla[ba] bastante generalizada y de tales
comportamientos dan cuenta los frecuentes pedidos de protección de los propios
jueces y magistrados”21.
27. En el mismo sentido, entre los años 2000 y 2001, según el informe del Relator
Especial de las Naciones Unidas sobre la independencia de los magistrados y abogados
(en adelante, “el Relator”) 22 se registraron 57 casos de amenazas contra jueces. El
Relator, además, resaltó los riesgos enfrentados por jueces en asuntos referentes a
violaciones de derechos humanos en Guatemala y sostuvo que el Estado no les ofrecía
protección23.
29. Respecto los años 2002 a 2012, la Comisión señaló que 640 jueces y
magistrados fueron víctimas de amenazas e intimidaciones, 24 sufrieron agresiones, 5
fueron secuestrados y 11 administradores de justicia fueron asesinados 26. El Relator,
por su parte, señaló que durante 2008 siete operadores de justicia resultaron
asesinados y que "los ataques a los operadores de justicia continuaban siendo un
motivo de grave preocupación", sin que “se presenta[ra]n avances en la investigación
y juzgamiento de estos crímenes"27. El Procurador de los Derechos Humanos de
Guatemala destacó, en 2009, que “las condiciones de violencia que afectan a
[Guatemala] se han visto constantemente reflejadas hacia los operadores de justicia” 28.
30. Según el perito Leandro Despouy, en su declaración ante la Corte (supra nota 6
y párr. 21), de acuerdo con información dada por el Estado, se habrían recibido 54
denuncias por delitos cometidos contra fiscales en 2010, 57 en el 2011, y 61 en 2012.
El perito expresó que el Estado de Guatemala también informó a la Comisión que entre
los años 2010 a 2013 había recibido un total de 124 denuncias por delitos cometidos
contra defensoras y defensores públicos.
31. Además, el perito Despouy aseveró que si bien las autoridades han tomado
algunas medidas muy alentadoras, como la creación de la Unidad de Delitos contra
Operadores de Justicia, en la actualidad las violaciones a los estándares internacionales
de justicia en defensa de los operadores judiciales aún se mantienen . Respecto a tal
tipo de violaciones, este Tribunal resalta la valoración que, en su momento, efectuara
la Comisión de Fortalecimiento de la Justicia, en el sentido de que “la degradación de
la administración de justicia” a causa de actos de intimidación “compromete la vigencia
de la garantía del debido proceso” y la independencia e imparcialidad en la actuación
judicial29.
32. Considerando lo anterior, la Corte advierte que distintas fuentes indican que,
durante la década de 1990 y al menos hasta 2012 existió en Guatemala una situación
de inseguridad respecto de operadores de justicia, quienes podían verse expuestos a
diversos actos de intimidación o agresión, incluso homicidios, relacionados con su
instalación, refirió la existencia de “redes parecidas a las mafias [que] ejercen fuerte influencia en las
diversas instituciones del [E]stado”, e información sobre “amenazas a los defensores de los derechos
humanos así como a los oficiales investigadores del sector de justicia, encargados de los crímenes políticos
cometidos durante la guerra”. Aseveró también que “[e]n particular, las instituciones de los sectores de
justicia y de seguridad han sido penetradas por estas mafias” (cfr. Sitio de internet oficial de la CICIG:
https://www.cicig.org/cicig/antecedentes/. Los sitios de internet señalados en la presente Sentencia fueron
consultados por última vez en la fecha en que la misma fue emitida; es decir, el 5 de febrero de 2019).
26
Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Garantía para la independencia de las y los operadores
de justicia. Hacia el fortalecimiento del acceso a la justicia y el estado de derecho en las Américas .
OEA/Ser.L/V /11. Doc. 44. 5 de diciembre de 2013, párr. 155. La violencia afecta también a otros
operadores judiciales. Al respecto, el Estado de Guatemala también informó a la Comisión que, entre los
años 2010 a 2013, había recibido 124 denuncias por delitos cometidos contra defensoras y defensores
públicos. Los datos citados, así como otras fuentes referidas en el presente apartado, no hacen aclaraciones
o distinciones relativas al género; es decir, sobre la proporción en que los hechos aludidos afectaron a juezas
o jueces.
27
ONU. Informe del Relator Especial sobre la independencia de los magistrados y abogados. Leandro
Despouy. Guatemala. 1 de octubre de 2009. párrs. 78 y 79. En similar sentido, Human Rights First indicó
preocupación por la violencia selectiva contra operadores de justicia en Guatemala, en particular los que
conocen cas[o]s de alto impacto, durante el 2007 y su incremento en el 2008. (Cfr. Humans Rights First.
Violencia contra jueces y fiscales en Guatemala, supra).
28
Resolución del Procurador de los Derechos Humanos de 12 de marzo de 2009 (expediente de prueba,
anexo 21 al Informe de Fondo, fs. 328 a 330).
29
Comisión Nacional para el seguimiento y apoyo al Fortalecimiento de la Justicia, “Una Justicia para la Paz”
El proceso de implementación 1998 – 2004, supra, págs. 55 y 56.
11
30
Cfr. Pasaporte guatemalteco de la señora Villaseñor (expediente de fondo, f. 479).
31
La Comisión señaló a estas personas en el párrafo 50 del Informe de Fondo, inserto en el apartado de
“Hechos probados”, expresando que lo hacía a partir de indicaciones dadas a la Comisión por la señora
Villaseñor. Las representantes individualizaron a las mismas personas como presuntas víctimas y familiares
de la señora Villaseñor.
32
Por Acuerdo de la Corte Suprema de 6 de enero de 1989 se “trasladó” a la señora Villaseñor al cargo de
“Juez Primero de Instancia Penal de Instrucción”, y por un acto de igual naturaleza de 11 de mayo de 1992
fue “[t]rasladada a Juez Segundo de Primera Instancia Penal de Instrucción”. Antes de esas fechas, desde el
23 de abril de 1979, cuando fue nombrada “Juez[a] de Primera Instancia”, la señora Villaseñor se había
desempeñado, con ese cargo, en distintos órganos judiciales y departamentos de Guatemala (cfr.
certificación de 25 de julio de 2017 emitida por la Secretaría de la Corte Suprema de Justicia de Guatemala.
Expediente de prueba, trámite ante la Comisión, fs. 1303 a 1305.)
33
Fue electa para el mismo cargo en oportunidades posteriores: el 12 de octubre de 1994 y el 12 de octubre
de 1999. Luego de las elecciones referidas, fue “designada” por la Corte Suprema en distintos puestos:
“Magistrada Vocal Segund[a] de la Sala Décima de la Corte de Apelaciones”, el 9 de abril de 1992;
“Magistrada Vocal Segund[a] de la Sala Tercera de la Corte de Apelaciones”, el 17 de febrero de 1993;
“Magistrada Vocal Primer[a] de la Sala Novena de la Corte de Apelaciones”, el 13 de octubre de 1994;
“Magistrad[a] Vocal Primer[a] de la Sala Décima”, el 4 de marzo de 1998; “Vocal Primer[a] de la Sala
Tercera de la Corte de Apelaciones”, el 13 de octubre de 1999, y “Magistrada Presidenta de la Sala Quinta de
la Corte de Apelaciones del ramo Penal, Narcoactividad y Delitos contra el Ambiente de Quetzaltenango”, el
13 de octubre de 2004. (Cfr. certificación de 25 de julio de 2017 emitida por la Secretaría de la Corte
Suprema de Justicia de Guatemala, supra.) Por otra parte, de acuerdo con información presentada por los
peticionarios a la Comisión en el 2000, la señora Villaseñor fue electa Presidenta de la Asociación de Jueces y
Magistrados del Organismo Judicial, “organización autónoma que congrega a […] jueces[, juezas,]
magistrados [y magistradas] en defensa de sus intereses gremiales” (cfr. comunicación de los peticionarios a
la Comisión de 3 de julio de 2000, expediente de prueba, anexo 6 al Informe de Fondo, f. 59).
34
Luego de esa elección, el 13 de octubre de 2009 fue designada por la Corte Suprema “Magistrada
Suplente de la Sala Quinta de la Corte de Apelaciones del ramo Penal, Narcoactividad y Delitos contra el
Ambiente” (cfr. certificación de 25 de julio de 2017 emitida por la Secretaría de la Corte Suprema de Justicia
de Guatemala, supra).
35
Este hecho fue señalado por las representantes en el escrito de solicitudes y argumentos (expediente de
fondo, fs. 110 a 118).
36
Cfr. Escrito de solicitudes y argumentos, supra.
12
39. En 1994 la señora Villaseñor participó en una propuesta de reforma de la ley del
Ministerio Público, junto con integrantes de la Fundación Mack40.
40. También en 1994 la señora Villaseñor publicó un libro denominado “Myrna Mack
y su encuentro con la justicia”, que incluye información sobre la muerte de dicha
defensora de derechos humanos, de aspectos del proceso judicial respectivo y del
trabajo posterior de su hermana. Asimismo, incluye referencias históricas sobre el
Poder Judicial en 1980 y el relato de homicidios de jueces41.
41. Antes de enero de 1996 la señora Villaseñor participó como Vocal de la Corte de
Apelaciones, Sala Tercera, en el caso “Plan de Tarea Hunapú”, en el cual se condenó a
agentes de un grupo especial de las fuerzas armadas de Guatemala42.
37
La señora Villaseñor explicó que “inicialmente[,… ]por razones de vacaciones[,] cono[ció] de la muerte de
la antropóloga Myrna Mack en 1990 [durante] 20 días […]; y en la segunda etapa 15 días por casamiento del
Juez titular”. Señaló que fue la “segunda oportunidad que conoci[ó] de este caso” cuando “orden[ó] ya la
detención del presunto responsable y luego condenado” (declaración de la señora Villaseñor ante la Corte,
dada en audiencia pública).
38
Cfr. Comunicación de 4 de octubre de 1994 de la Comisión para la Defensa de los Derechos Humanos en
Centroamérica (en adelante “CODEHUCA”) dirigida a la Comisión Interamericana (expediente de prueba,
anexo 2 al Informe de Fondo, fs. 41 a 43), y nota de prensa titulada "Magistrada Villaseñor analiza
posibilidad de exiliarse", de 1 de septiembre de 1994 (expediente de prueba, anexo 8 al Informe de Fondo,
f. 63).
39
Cfr. Comunicación de los peticionarios a la Comisión de 5 de enero de 1996 (expediente de prueba, anexo
12 al Informe de Fondo, fs. 86 a 89). En esa presentación los peticionarios afirmaron que el 20 de diciembre
de 1995 “inicia[ron…] intimidaciones” contra la señora Villaseñor. En esa comunicación los peticionarios se
refirieron a “Julio Cu Quim”, mientras que en el escrito de solicitudes y argumentos las representantes
aludieron a “Julio Cu Quin”. En esta Sentencia se usará el nombre respectivo en el primer modo citado.
40
Cfr. Comunicación de 4 de octubre de 1994 de CODEHUCA, supra.
41
Cfr. http://www.worldcat.org/title/myrna-mack-y-su-encuentro-con-la-justicia/oclc/31358110 (vínculo de
internet indicado en el Informe de Fondo) y comunicación de 23 de noviembre de 1994 de los peticionarios,
dirigida a la Comisión (expediente de prueba, anexo 4 al Informe de Fondo, fs. 51 a 53).
42
Esto fue indicado por la señora Villaseñor a la Comisión (cfr. escrito de 7 de mayo de 2014 dirigido por los
peticionarios a la Comisión (expediente de prueba, anexo 1 al Informe de Fondo, fs. 4 a 39)).
43
Cfr. Sentencia de la Sala Novena de Apelaciones de 30 de enero de 1997 (expediente de prueba, trámite
13
44. Por otra parte, la Corte advierte que, proporcionalmente, hay mayor cantidad
de manifestaciones sobre hechos intimidatorios que habrían ocurrido en 1994, que
respecto a cada uno de los años siguientes. Por eso, la Corte considera adecuado dar
cuenta, en primer término, de las indicaciones fácticas relativas a 1994 y hacerlo
luego, en segundo lugar, sobre aquellas relacionadas con los años posteriores.
45. Consta en el expediente del caso ante la Corte que, durante el trámite del caso
ante la Comisión Interamericana, se efectuaron señalamientos sobre el acaecimiento
de diversos hechos en 1994, conforme se expone seguidamente.
46. La señora Villaseñor adujo que en 1994, un día que no se precisó, el Ministro de
Defensa llamó a un familiar de ella para comunicarle un supuesto pedido de un general
para que la Jueza no “politizara” la investigación por la muerte de Myrna Mack Chang 45.
La señora Villaseñor se expresó en el mismo sentido ante la Corte46.
47. Febrero, marzo y/o julio.- La Jueza adujo que “a finales de febrero y principios
de marzo” y/o en julio, de acuerdo a distintas expresiones, un hombre desconocido en
una motocicleta robó pertenencias de la señora Villaseñor mientras ella se encontraba
en su vehículo47.
ante la Comisión, fs. 453 a 464); nota de prensa de 31 de enero de 1997 del periódico Siglo Veintiuno
titulada “Condenados a muerte se salvan: Sala de Apelaciones modificó la sentencia” (expediente de prueba,
trámite ante la Comisión, f. 472), y escrito de la señora Villaseñor de 10 de marzo de 1997, dirigido a la
Comisión Interamericana (expediente de prueba, anexo 11 al Informe de Fondo, fs. 81 a 84).
44
La Corte nota que se han indicado hechos de distinta naturaleza: amenazas, declaraciones, notas de
prensa, robo de pertenencias, destrucción de bienes, vigilancia, intento de secuestro, golpizas o recepción de
correos electrónicos, entre otras. En esta sentencia, se utilizará la expresión “hechos intimidatorios” a fin de
referirse, de modo genérico, a las circunstancias que se exponen a continuación. Esto no implica un juicio de
la Corte sobre la efectiva potencialidad intimidatoria de cada circunstancia.
45
Cfr. Escrito de los peticionarios a la Comisión que indica como fecha del mismo “5 y 11 de agosto y 20 de
septiembre de 1999” (expediente de prueba, trámite ante la Comisión, fs. 663 a 668).
46
Cfr. Declaración de la señora Villaseñor ante la Corte, supra.
47
Cfr. Escrito de CODEHUCA recibido por la Comisión el 4 de octubre de 1994, supra. Allí se indica que la
señora Villaseñor expresó lo sucedido a CODEHUCA. Por el señalamiento que se hace sobre que lo narrado
ocurrió a fin de febrero y principios de marzo, no queda claro si se trata de un hecho o de dos hechos que
sucedieron del mismo modo. El escrito expresa que un motociclista impedía el avance del vehículo de la
señora Villaseñor, que otros dos se pusieron a los costados, y que un hombre le robó sus pertenencias
estando ella dentro del automóvil. Por otra parte, en otro documento (“Actualización del caso de la
magistrada María Eugenia Villaseñor Velarde”, de 5 de agosto de 1999 (expediente de prueba, anexo 15 al
informe de fondo, fs. 101 a 104)), se expone un hecho de características análogas indicándose que sucedió
en julio, después del día 5 de ese mes. Por ello, no queda claro si algún documento tiene un error en la
fecha, o si se trata de uno, dos o tres hechos.
14
48. Mayo y/o julio.- Información recibida por la Comisión indica que el 20 de mayo
y/o el 24 de julio, una o varias personas rompieron la chapa del vehículo de la señora
Villaseñor48.
49. Julio.- La Comisión recibió información que expresa que durante el mes de julio:
1) el 5 o 6 una o varias personas destruyeron una llanta del automóvil de la señora
Villaseñor;
2) lo mismo sucedió en otra oportunidad entre los días 15 y 2049;
3) el 9 y/o el 16 la Jueza escuchó, fuera de su casa, que “unos individuos” decían “a
esa vieja la tenemos que matar”, o expresiones similares50;
4) el 11 “dos hombres, aparentemente soldados”, quisieron ingresar a la casa de la
señora Villaseñor;
5) el 20 la “amenaza[ron] de muerte” en una llamada de teléfono51;
6) el 21 una llanta del vehículo que ella manejaba fue pinchada 52;
7) el 24 estacionó su vehículo frente a la Fundación Mack, y unas personas intentaron
forzar la puerta53, y
8) en las “semanas anteriores” al 25 hubo “presencia sospechosa” de hombres
“estacionados” frente a su casa54.
48
El escrito CODEHUCA recibido por la Comisión el 4 de octubre de 1994 (supra), indica que el hecho fue en
mayo. No obstante, en un documento allegado a la Comisión titulado “Actualización del caso de la
magistrada María Eugenia Villaseñor Velarde” (supra), se describe un hecho de las mismas características,
indicándose que sucedió “[a]proximadamente el [24] de julio de 1994”. No resulta claro si alguno de los
documentos tiene un error en la fecha o si se trata de dos hechos distintos.
49
Cfr. “Actualización del caso de la magistrada María Eugenia Villaseñor Velarde”, supra.
50
Cfr. Escrito de CODEHUCA recibido por la Comisión el 4 de octubre de 1994, supra. Dicho documento hace
referencia al 9 de julio de 1994. Por otra parte, la Comisión indicó que recibió información que señalaba que
el 16 del mismo mes, en la casa de la señora Villaseñor, se escuchaba que varias personas en el exterior
decían “vamos a matar a esa anciana” (comunicación de la Comisión al Estado de 25 de julio de 1994,
supra). Dada la divergencia de fechas y de expresiones, pero considerando también su similitud, no resulta
claro si se trata de uno hecho o dos.
51
Cfr. Escrito de CODEHUCA recibido por la Comisión el 4 de octubre de 1994, supra. La Comisión expresó
que recibió información que indica que ese día “se recibieron tres llamadas telefónicas en la Sala Tercera de
Apelaciones […]. Las dos primeras cortaron la comunicación sin haber sido atendidas, mientras [que por] la
tercera llamada indicaron que matarían a la [señora] Villaseñor si no abandonaba los procesos a su cargo”
(cfr. comunicación de la Comisión al Estado de 25 de julio de 1994, supra).
52
Cfr. Comunicación de 5 de agosto de 1994 de la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado de
Guatemala dirigida a la Comisión Interamericana (expediente de prueba, anexo 20 al Informe de Fondo, fs.
299 a 301).
53
Cfr. “Actualización del caso de la magistrada María Eugenia Villaseñor Velarde”, supra.
54
Cfr. Comunicación de la Comisión al Estado de 25 de julio de 1994, supra. Este hecho también se cometió,
conforme señaló la Comisión, en perjuicio de otro juez, que integraba junto con ella (y un tercero) la Sala
Tercera de la Corte de Apelaciones. La Comisión indicó también que recibió información que señala, respecto
de dicho juez, que el 17 de julio de 1994, “en la casa de un familiar[,…] escuchó un disparo que fue a dar en
el carro del mismo”. La redacción de la descripción del hecho presentada por la Comisión no permite
determinar si se señala que el disparo dio en el carro del juez o de su familiar. Por otra parte, r especto a
estos hechos, de acuerdo con una nota de prensa escrita de 18 de julio de 1994, los integrantes de la Sala
Tercera de la Corte de apelaciones, “que se excusaron de conocer en segunda instancia el caso Celis”,
“denunciaron” ser víctimas de “amenazas”, explicando que sus vehículos fueron objeto de disparos, que
habían recibido llamadas anónimas y que sus residencias estaban siendo vigiladas ( cfr. nota del periódico
Servi-Prensa Centroamericana de 18 de julio de 1994, titulada “Magistrados denuncian amenazas de
muerte; personas desconocidas balean sus vehículos” (expediente de prueba, anexo 20 al Informe de Fondo,
f. 324), y, en igual sentido, las notas de prensa tituladas “Amenazas de muerte a tres magistrados” y
“Disparan contra magistrado amenazado de muerte”, de 19 y 20 de julio de 1994, respectivamente
(expediente de prueba, anexo 20 al Informe de Fondo, fs. 325 y 326, respectivamente)).
15
55
Cfr. “Actualización del caso de la magistrada María Eugenia Villaseñor Velarde”, supra. Según señaló la
Jueza, los hombres no lograron “subirse” a la casa “porque un grupo de muchachos estaba cerca”.
56
Cfr. Resolución del Procurador de los Derechos Humanos de 5 de septiembre de 1994 (expediente de
prueba, anexo 9 al Informe de Fondo, fs. 65 a 68). La Comisión fue informada que el agente policial fue
liberado y volvió a la casa de la señora Villaseñor, donde contó lo ocurrido, e indicó que los hombres que lo
habían retenido y golpeado le dijeron “ándate de aquí porque a la gente que vive ahí la vamos a matar”.
(Comunicación de los peticionarios a la Comisión de 20 de septiembre de 1994 (expediente de prueba,
anexo 3 al Informe de Fondo, fs. 45 a 49)). Cfr. también, notas de Servi-prensa centroamericana tituladas
“Secuestran, interrogan y golpean a guardaespaldas de Villaseñor” y “Agente de seguridad de Villaseñor fue
golpeado y drogado”, de 31 de agosto y 1 de septiembre de 1994, respectivamente (expediente de prueba,
trámite ante la Comisión, fs. 598 y 597, respectivamente).
57
La información recibida por la Comisión indica que el hecho ocurrió antes del 1 de septiembre. La
Comisión recibió información de diversa índole: publicaciones periodísticas, información presentada a la
Comisión y señalamientos del Procurador de los Derechos Humanos sobre dichos de la señora Villaseñor (cfr.
escrito de CODEHUCA recibido por la Comisión el 4 de octubre de 1994, supra; también nota de prensa de
16 de septiembre de 1994 titulada “Anatomía de un libro que desató el pánico”, del periódico “Crónica de
Guatemala” (expediente de prueba, anexo 20 al Informe de Fondo, fs. 171 y 172), y Resolución del
Procurador de los Derechos Humanos de 5 de septiembre de 1994, supra.
58
Cfr. Escrito de 7 de mayo de 2014 dirigido por los peticionarios a la Comisión, supra y escrito de la señora
Villaseñor de 10 de marzo de 1997, dirigido a la Comisión Interamericana, supra. La señora Villaseñor
manifestó que las amenazas de muerte se relacionaban al libro “Myrna Mack y su encuentro con la justicia”
(supra, párr. 40)
59
Cfr. Escrito de 7 de mayo de 2014 dirigido por los peticionarios a la Comisión, supra.
60
“Actualización del caso de la magistrada María Eugenia Villaseñor Velarde”, supra.
61
Cfr. Nota de prensa titulada “Magistrada Villaseñor abandonó el país”, de 2 de septiembre de 1994
(expediente de prueba, anexo 20 al Informe de Fondo, f. 235). La nota afirma que, aunque el motivo fue la
situación de inseguridad, “oficialmente” se indicó que fue para participar en un evento académico.
62
Informe de COPREDEH de 26 de septiembre de 1994 (expediente de prueba, anexo 23 al Informe de
Fondo, fs. 335 y 336).
16
53. Diciembre.- En diciembre, dos medios de prensa publicaron “una carta de uno
de los supuestos procesados [en el caso ‘Plan de Tarea Hunapú’]”, que dice que “[la]
sentencia [fue] una venganza política de [...la Jueza]”64.
63
Cfr. Escrito de la señora Villaseñor de 10 de marzo de 1997, dirigido a la Comisión Interamericana, supra.
La señora Villaseñor señaló a la Comisión que volvió a Guatemala “con el estatuto de refugiada retornada”
(cfr. “Actualización del caso de la magistrada María Eugenia Villaseñor Velarde”, supra).
64
Cfr. Carta de la señora Villaseñor al Presidente del Organismo Judicial y de la Corte Suprema de Justicia de
2 de enero de 1996 (expediente de prueba, trámite ante la Comisión, fs. 688 a 690).
65
Cfr. “Actualización del caso de la magistrada María Eugenia Villaseñor Velarde”, supra. En similar sentido,
la señora Villaseñor manifestó que las publicaciones se hicieron indicando que ella había condenado a 30
policías, pese a que la decisión la tomó un tribunal colegiado que ella integraba (cfr. escrito de la señora
Villaseñor de 10 de marzo de 1997, dirigido a la Comisión Interamericana, supra).
66
La señora Villaseñor hizo notar que ese mismo día la Corte Suprema de Justicia resolvió un recurso de
casación en el caso “Plan de Tarea Hunapú”, conociendo una sentencia en cuyo dictado ella había
intervenido. (Cfr. carta de la señora Villaseñor al Presidente del Organismo Judicial y de la Corte Suprema de
Justicia de 2 de enero de 1996, supra).
67
Cfr. Comunicación de los peticionarios a la Comisión de 5 de enero de 1996, supra y “Actualización del
caso de la magistrada María Eugenia Villaseñor Velarde”, supra. En otra comunicación a la Comisión, la
señora Villaseñor señaló que “a mediados de diciembre de 1995 fueron cortados” cables telefónicos (cfr.
escrito de la señora Villaseñor de 10 de marzo de 1997, dirigido a la Comisión Interamericana, supra). No es
claro si se refirió a otro hecho, distinto del que habría ocurrido el 20 de diciembre de 1995, o si hay una
imprecisión en el señalamiento de la fecha.
68
Cfr. Comunicación de los peticionarios a la Comisión de 5 de enero de 1996, supra.
69
Cfr. Comunicación de los peticionarios a la Comisión de 5 de enero de 1996, supra.
70
Cfr. Comunicación de los peticionarios a la Comisión de 5 de enero de 1996, supra. En el mismo sentido,
la Jueza manifestó que cambió de residencia el 26 de diciembre de 1995 (cfr. escrito de la señora Villaseñor
de 10 de marzo de 1997, dirigido a la Comisión Interamericana, supra).
71
Cfr. Comunicación de los peticionarios a la Comisión de 5 de enero de 1996, supra.
72
Cfr. Comunicación de los peticionarios a la Comisión de 5 de enero de 1996, supra, y escrito de la señora
Villaseñor de 10 de marzo de 1997, dirigido a la Comisión Interamericana, supra.
73
Cfr. Escrito de la señora Villaseñor de 10 de marzo de 1997, dirigido a la Comisión Interamericana, supra.
La señora Villaseñor expresó que “el mismo día dieron muerte a un exjuez”. Cabe aclarar que entre los actos
de “vigilancia” que refirió la señora Villaseñor que ocurrieron en diciembre de 1995, se encuentra la
17
55. Enero de 1996.- Constan documentos que indican que el 17 de enero de 1996,
un hombre hondureño le dijo a la señora Villaseñor que sabía de un plan que tenía
como objetivo matar a algunos jueces y juezas, entre quienes se encontraba ella 74. La
Jueza expresó que después el hombre se presentó en el trabajo de ella y que ella pidió
que él fuera detenido, lo que se hizo75.
56. Enero y febrero de 1997.- Se ha indicado que durante 1997 ocurrió lo que
sigue. Después de enero, el Procurador General de la Nación, en el marco de una
presentación judicial, se manifestó en contra de la decisión judicial, emitida ese mes
con intervención de la señora Villaseñor, que determinó a la invalidez de una condena
a muerte (supra párr. 42)76. Por otra parte, en relación con el mismo fallo, el 6 de
febrero se publicó una nota de opinión titulada “Jueces y magistrados merecen pena de
muerte”77. La señora Villaseñor dijo que, además, el 10 del mismo mes “una mujer[,]
que manifestó pertenecer a la agrupación denominada Madres Angustiadas[,…]
coloc[ó] moñas negras en las ventanas de la Sala Novena de la Corte de Apelaciones”,
que correspondían a la oficina de ella y de otras personas 78.
57. Febrero de 1998.- La señora Villaseñor señaló que en febrero de 1998, la Sala
Novena de la Corte de Apelaciones recibió una causa de homicidio relacionada a un
escolta del Presidente de la República, y que quien entonces era Presidente de la Sala
Novena y ella fueron trasladados 79. La Jueza expresó que “extraoficialmente” se
conoció que las razones para el traslado fueron que existían amenazas de muerte
contra ella y el Presidente de la Sala si conocían del caso80.
81
Cfr. Nota periodística de 16 de febrero de 1999, titulada “El MP pone en duda imparcialidad de sala”
(expediente de prueba, trámite ante la Comisión, f. 1289).
82
Cfr. “Actualización del caso de la magistrada María Eugenia Villaseñor Velarde”, supra. La señora
Villaseñor expresó también que nunca tuvo a su cargo proceso alguno relacionado con el señor Ríos Montt.
Cfr. también, nota de prensa titulada “Magistrada pide explicaciones a Fiscal General”, de 13 de junio de
1999 (expediente de prueba, trámite ante la Comisión, f. 692), y escrito de 7 de mayo de 2014 dirigido por
los peticionarios a la Comisión, supra). Por otra parte, la señora Villaseñor señaló a la Comisión que el Fiscal
se refirió a su denuncia (del Fiscal) en “diferentes medios de comunicación” (cfr. comunicación de los
peticionarios recibida por la Comisión el 11 de agosto de 1999 (expediente de prueba, anexo 14 al Informe
de Fondo, fs. 94 a 96)).
83
Cfr. Acta notarial del 21 de junio de 1999 y nota de prensa de 8 de junio de 1999 titulada “Caso Moreno:
testigo acusa a jueces, abogados y políticos” (expediente de prueba, trámite ante la Comisión, fs. 1278 y
1279, y 1286, respectivamente).
84
Acta notarial del 21 de junio de 1999 y nota de prensa de 16 de junio de 1999 titulada “AV señala que
EMP orquestó declaración testimonial contra Magistrada” (expediente de prueba, trámite ante la Comisión,
fs. 1278 y 1279, y 1280, respectivamente).
85
Cfr. Escrito de 7 de mayo de 2014 dirigido por los peticionarios a la Comisión, supra.
86
Cfr. Comunicación de los peticionarios a la Comisión de 3 de julio de 2000, supra. Los peticionarios
señalaron que el hombre fue detenido y que luego, el 3 de agosto de 2000, el Ministerio Público le solicitó
información a la señora Villaseñor, que ella brindó (cfr. escrito de 7 de mayo de 2014 dirigido por los
peticionarios a la Comisión, supra). Por otra parte, se ha indicado que el 21 de junio de 2000 personal
policial se presentó en la residencia de la Jueza, por una llamada que supuestamente se había hecho desde
ese lugar; no obstante, “no era cierto” que se hubiera efectuado esa llamada (cfr. comunicación de los
peticionarios de 3 de julio de 2000, supra). La Corte aclara que no considera que el señalamiento efectuado,
sobre circunstancias que habrían acaecido el 21 de junio de 2000, denote un hecho intimidatorio.
87
Cfr. Escrito de 5 de octubre de 2001, dirigido por la señora Villaseñor a la Comisión (expediente de
prueba, anexo 17 al Informe de Fondo, fs. 110 y 111).
19
63. Julio y agosto de 2005.- La Comisión recibió expresiones que indican que en
2005:
1) el 1 de julio, una persona que prestaba seguridad a la señora Villaseñor recibió
amenazas de un individuo mediante señas; luego, cuando se produjo un fallo
mecánico al vehículo de la persona de seguridad, dos individuos “se acercaron a
modo de identificarlo”94, y
2) el 22 de agosto, un grupo de personas desconocidas ingresaron al domicilio de la
familia de la hermana de la Jueza, a quien golpearon, como también al servicio
doméstico, y robaron pasaportes de sus familiares y celulares, además de dibujar una
cruz esvástica en la puerta95.
66. Octubre de 2012.- El 30 de octubre de 2012 la señora Villaseñor señaló que ese
año había recibido “cuatro mensajes aproximadamente donde se lee alrededor de cinco
líneas la letra p[e]”98.
68. Por diversos medios el Estado tomó conocimiento de las indicaciones sobre
hechos intimidatorios referidos (infra párrs. 91 a 95).
En cuanto al último hecho, el agente refirió que al llegar los técnicos para realizar la reconexión explicaron
que la computadora de la señora Villaseñor interfería con el teléfono, pero que “es el caso que dicha
computadora siempre ha[bía] funcionado sin interferir la línea telefónica”.
94
Cfr. Escrito de 7 de mayo de 2014 dirigido por los peticionarios a la Comisión, supra.
95
Cfr. Escrito de 7 de mayo de 2014 dirigido por los peticionarios a la Comisión, supra.
96
Cfr. Comunicación de 21 de noviembre de 2007 (expediente de prueba, anexo 19 al Informe de Fondo, f.
117). Se aclara que en la presente Sentencia, con algunas excepciones, se señala con iniciales a algunas
personas cuya actuación consta en documentos de actuaciones internas, sin que surja que hayan tenido
relación con el trámite del caso en el ámbito internacional o intervención alguna ante la Comisión
Interamericana o la Corte Interamericana. Las excepciones, en esta Sentencia, refieren a personas conocidas
públicamente y/o que, según se infiere de información presentada a este Tribunal, o conforme circunstancias
de público conocimiento, se encuentran fallecidas al momento de emitirse esta Sentencia.
97
Cfr. Escrito de 7 de mayo de 2014 dirigido por los peticionarios a la Comisión, supra.
98
Cfr. Acta No. 089.2012 de la Dirección General de la Policía Nacional Civil de 30 de octubre de 2012
(expediente de prueba, anexo 22 al Informe de Fondo, f. 332).
99
Memorial presentado por la señora Villaseñor al Procurador de Derechos Humanos el 24 de marzo de 2013
(expediente de prueba, trámite ante la Comisión, fs. 1127 a 1132)
21
69. Entre 1994 y 2013 Guatemala brindó seguridad a la señora Villaseñor y sus
familiares, de acuerdo a lo que se señala a continuación.
100
El 25 de julio de 1994 la señora Villaseñor hizo señalamientos al Procurador de Derechos Humanos sobre
seguridad que ya se le estaba prestando (cfr. Resolución del Procurador de los Derechos Humanos de 5 de
septiembre de 1994, supra). Por ello, y considerando otras indicaciones sobre seguridad prestada antes del 1
de septiembre de 1994, la Corte entiende que no resulta exacta la información contenida en la aseveración,
que consta en un documento del Procurador de los Derechos Humanos, que señala que la señora Villaseñor
expresó que durante 57 días anteriores a esa fecha no recibió protección (cfr. Resolución del Procurador de
los Derechos Humanos de 5 de septiembre de 1994, supra).
101
Cfr. Comunicación de la Comisión al Estado de 25 de julio de 1994, supra.
102
Cfr. Comunicación de 5 de agosto de 1994 de la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado de
Guatemala dirigida a la Comisión Interamericana, supra; Comunicación de 9 de agosto de 1994 de la
Comisión, dirigida al Estado (expediente de prueba, anexo 20 al Informe de Fondo, fs. 296 a 301); misiva de
la señora Villaseñor de 8 de agosto de 1994 dirigida al Director de la Policía Nacional (expediente de prueba,
trámite ante la Comisión, f. 596). La Jueza detalló que los agentes carecían de equipo, pues quien tenía
revolver sólo tenía cinco cartuchos, y que “dos personas [habían estado] enfermas y los otros dos tenían
derecho a gozar de su descanso de fin de semana” (“Actualización del caso de la magistrada María Eugenia
Villaseñor Velarde”, supra).
103
Informe de COPREDEH de 26 de septiembre de 1994, supra. El documento no refiere mayores detalles
sobre la prestación de seguridad aludida.
104
Información estatal indica que la señora Villaseñor, estando asignada a prestar funciones en la ciudad de
Antigua Guatemala, desistió de la seguridad que le fue proporcionada, aduciendo que ya no habían
continuado las amenazas de que fuera objeto (cfr. Informe de COPREDEH de 26 de septiembre de 1994,
supra).
105
Cfr. Escrito de la señora Villaseñor de 10 de marzo de 1997, dirigido a la Comisión Interamericana, supra.
Según información de COPREDEH “a partir del 5 de enero de 1996” la señora Villaseñor contó con seguridad
prestada por “cuatro agentes de la Policía Nacional Civil, de los cuales en […] 1997 le fueron retirados dos”.
COPREDEH, en su informe de 28 de febrero de 2004, agregó que a partir de 1997, dos agentes policiales
continuaron brindando seguridad a la señora Villaseñor (cfr. Informe de Guatemala dirigido a la Comisión, de
28 de febrero de 2005 (expediente de prueba, anexo 18 al Informe de Fondo, fs. 113 a 115)).
106
Cfr. Comunicaciones de la Comisión Interamericana de 26 de julio de 2013 (expediente de prueba, anexo
20 al Informe de Fondo, fs. 144 a 146), y notificación de la Subdirección General de Operaciones de la
Policía Nacional Civil a la señora Villaseñor de 2 de septiembre de 2013 (expediente de prueba, trámite ante
la Comisión, f. 1149).
107
En el marco del trámite de la investigación del delito de “amenazas” contra la señora Villaseñor, el 4 de
julio de 2005 el Ministerio Público solicitó a la Policía brindar seguridad perimetral en la residencia de la
Jueza (infra nota a pie de página 203). El Ministerio Público informó que, a inicios de enero de 2008, la
señora Villaseñor contaba con dos agentes de la Policía Nacional Civil asignados para su seguridad, y
también que se le brindó “protección perimetral” (infra nota a pie de página 206).
22
73. Por otra parte, el Estado realizó acciones de investigación respecto de algunas
indicaciones sobre hechos intimidatorios. Ello se detalla más adelante (infra párrs. 119
a 121, 123, 124 y 135).
VII
FONDO110
74. El presente caso trata, centralmente, sobre una serie de hechos, sucedidos
entre la década de 1990 y 2013, que habrían denotado que la señora Villaseñor estaba
en una situación de riesgo y que habrían afectado su actividad como jueza. Conforme
se ha aducido, tales actos incluyeron hostigamientos y amenazas, así como otros tipos
de actos de intimidación o agresión.
108
Cfr. Acta No. 089.2012, supra.
109
Cfr. providencia No. 1741-2012 de 31 de octubre de 2012 (expediente de prueba, anexo 28 al Informe
de Fondo, fs. 355 a 357).
110
La Corte nota que en este caso las representantes ampliaron en forma sustantiva sus argumentos de
fondo y reparaciones en los alegatos finales escritos. Al respecto, recuerda que los alegatos finales sirven
esencialmente para sistematizar los argumentos de hecho y de derecho presentados oportunamente, por lo
que no pueden sustituir propiamente la falta de presentación del escrito inicial, ni son una etapa para
presentar hechos, prueba o solicitudes adicionales, pues no podrían ser respondidos por las otras partes ( cfr.
Caso Pollo Rivera Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 21 de octubre de 2016. Serie C No. 319, párr. 23; y
Caso Órdenes Guerra y otros Vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 29 de noviembre de 2018. Serie C No.
372, párr. 27).
111
Cfr. Declaración Universal de Derechos Humanos, artículo 10; Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos, artículo 14; Convención Europea de Derechos Humanos, artículo 6, y Carta Africana sobre
Derechos Humanos y de los Pueblos, artículo 26. El Comité de Derechos Humanos ha señalado que el
requisito de la independencia de un tribunal (como el de su competencia e imparcialidad) es un “derecho
absoluto” que “no puede ser objeto de excepción” (cfr. Comité de Derechos Humanos. Observación General
No. 32, Artículo 14: El Derecho a un Juicio Imparcial y a la Igualdad ante los Tribunales y Cortes de Justicia,
CCPR/C/GC/32, 23 de agosto de 2007, párr. 19 y Comunicación Nº 263/1987 de 28 de octubre de 1992,
González del Río c. Perú, párr. 5.2). El perito Leandro Despouy, en igual sentido, aseveró que “[e]xiste
consenso universal de que el principio de independencia de los Magistrados y operadores de justicia integra
la costumbre internacional y los Principios Generales del Derecho reconocidos por la Comunidad, se trata de
un derecho absoluto que no puede ser objeto de excepción alguna” (declaración del perito Leandro Despouy
ante la Corte, brindada por affidávit el 21 de mayo de 2018 (expediente de fondo, fs. 423 a 435)).
112
Cfr. El Hábeas Corpus Bajo Suspensión de Garantías (arts. 27.2, 25.1 y 7.6 Convención Americana sobre
Derechos Humanos). Opinión Consultiva OC-8/87 del 30 de enero de 1987. Serie A No. 8, párr. 30, y Caso
Reverón Trujillo Vs. Venezuela. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 30 de
junio de 2009. Serie C No. 197, párr. 68. Cfr., en el mismo sentido, Caso Acosta y otros Vs. Nicaragua.
Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 25 de marzo de 2017. Serie C No.
334, párr. 171.
23
77. La Corte pasa a exponer su análisis de los aspectos de fondo del caso respecto
a lo siguiente: 1) derechos a la integridad personal, a las garantías judiciales, a la
protección de la honra y de la dignidad y a la protección judicial respecto de la señora
Villaseñor, y 2) derecho a la integridad personal y a la protección de la honra y de la
dignidad de familiares de la señora Villaseñor. Hará su examen considerando las
obligaciones establecidas en el artículo 1.1 de la Convención115.
VII-1
113
Además de lo expuesto, las representantes adujeron que fue rechazado un amparo presentado por la
señora Villaseñor para evitar su traslado a la ciudad de Antigua Guatemala. Las representantes vincularon lo
anterior con la situación de seguridad de la señora Villaseñor. Al respecto, la Corte se remite a lo que se
señala sobre la observancia del deber de garantía (infra párrs. 102 a 132). En cualquier caso, la Corte
recuerda que en reiteradas oportunidades ha señalado que hecho de que un recurso no produzca un
resultado favorable no demuestra, por sí solo, la inexistencia de recursos internos eficaces ni que el recurso
intentado fuera inefectivo (cfr, Caso Velásquez Rodríguez Vs. Honduras. Fondo, supra, párr. 67; Caso Fermín
Ramírez Vs. Guatemala. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 20 de junio de 2005. Serie C No. 126,
párr. 83; Caso Raxcacó Reyes Vs. Guatemala. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 15 de septiembre
de 2005. Serie C No. 133, párr. 112; Caso Brewer Carías vs. Venezuela. Excepciones Preliminares. Sentencia
de 26 de mayo de 2014. Serie C. No. 278, párr. 87, y Caso Cuscul Pivaral y otros Vs. Guatemala. Excepción
Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 23 de agosto de 2018. Serie C No. 359, párr. 169).
La Corte no considera acreditada una violación por el motivo señalado.
114
Cfr. Caso "Cinco Pensionistas" Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 28 de febrero de
2003. Serie C No. 98, párr. 156, y Caso López Soto y otros Vs. Venezuela. Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 26 de septiembre de 2018. Serie C No. 362, párr. 172.
115
El artículo 1.1 de la Convención dice: “Los Estados Partes en esta Convención se comprometen a respetar
los derechos y libertades reconocidos en ella y a garantizar su libre y pleno ejercicio a toda persona que esté
sujeta a su jurisdicción, sin discriminación alguna por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión,
opiniones políticas o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o
cualquier otra condición social”.
24
80. La Corte advierte que se han aducido indicaciones sobre una serie de múltiples
hechos que, conforme se ha señalado, ocurrieron entre la década de 1990 y 2013 y
son de muy variada índole. Así, se han indicado hechos tales como presuntos intentos
de secuestro, robos, amenazas, malfuncionamiento de piezas de automóviles o de
instalaciones telefónicas, manipulación de flores en un cementerio, publicaciones en la
prensa, señalamientos sobre un libro o manifestaciones de funcionarios públicos, entre
otros. No compete a este Tribunal determinar si, en cada caso, las indicaciones
aludidas describen hechos lícitos o ilícitos, pues ello corresponde a las autoridades
estatales respectivas, con base en la aplicación del derecho guatemalteco y, en su
caso, las investigaciones correspondientes.
81. Lo que corresponde a esta Corte resolver es si, a partir de las indicaciones
sobre hechos, el Estado observó sus obligaciones convencionales. Para ello, teniendo
en cuenta la diversidad de hechos expuestos, este Tribunal considera necesario,
atendiendo los argumentos de la Comisión y las partes, hacer las siguientes
determinaciones: a) la posibilidad de caracterizar los hechos aducidos en el caso como
“presiones externas” susceptibles de afectar la actividad judicial de la señora
Villaseñor, y b) el modo y momento en que el Estado tomó conocimiento de los
hechos, lo que, como se señalará, incide en sus deberes de realizar investigaciones y
116
El artículo 5.1 de la Convención consagra el derecho de toda persona “a que se respete su integridad
física, psíquica y moral”.
117
El artículo 8.1 de la Convención establece: “Toda persona tiene derecho a ser oída, con las debidas
garantías y dentro de un plazo razonable, por un juez o tribunal competente, independiente e imparcial,
establecido con anterioridad por la ley, en la sustanciación de cualquier acusación penal formulada contra
ella, o para la determinación de sus derechos y obligaciones de orden civil, laboral, fiscal o de cualquier otro
carácter”.
118
El artículo 11 de la Convención Americana expresa: “1. Toda persona tiene derecho al respeto de su
honra y al reconocimiento de su dignidad. 2. Nadie puede ser objeto de injerencias arbitrarias o abusivas en
su vida privada, en la de su familia, en su domicilio o correspondencia, ni de ataques ilegales a su honra o
reputación. 3. Toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra esas injerencias o ataques”.
119
El artículo 25.1 de la Convención dice: “Toda persona tiene derecho a un recurso sencillo y rápido o a
cualquier otro recurso efectivo ante los jueces o tribunales competentes, que la ampare contra actos que
violen sus derechos fundamentales reconocidos por la Constitución, la ley o la presente Convención, aun
cuando tal violación sea cometida por personas que actúen en ejercicio de sus funciones oficiales”.
25
82. La Corte nota que la Comisión consideró que la señora Villaseñor estuvo
sometida a actos que constituyeron “presiones externas” 120, que deben analizarse de
manera conjunta, como una secuencia pluriofensiva, dirigida a atacar la integridad
personal de la señora Villaseñor 121 y directamente relacionada con su actividad como
Jueza. Entendió que ella tuvo que soportar una situación generalizada de riesgo e
intimidación incompatible con el principio de la independencia judicial y su integridad
personal. Las representantes, por su parte, manifestaron que Guatemala incumplió el
artículo 1.1 de la Convención al permitir que se amenazara e intimidara a la señora
Villaseñor en su función de jueza122, dañando su integridad personal123, así como su
honra y su dignidad. El Estado negó su responsabilidad, mas no se refirió a las
características de los hechos, sino que sostuvo que actuó de forma adecuada respecto
a medidas de seguridad e investigación (infra párr. 99).
83. La Corte ha señalado que “el ejercicio autónomo de la función judicial debe ser
garantizado por el Estado”, siendo “la garantía de la independencia de los jueces” uno
de “los objetivos principales que tiene la separación de los poderes públicos” 124.
indebidas en el Poder Judicial o en sus integrantes” y adoptar acciones para evitar que
tales injerencias sean cometidas por personas u órganos ajenos al poder judicial 126. En
ese sentido, la Corte ha notado que “los Principios Básicos de Naciones Unidas
[relativos a la Independencia de la Judicatura] disponen que los jueces resolverán los
asuntos que conozcan […] sin restricción alguna y sin influencias, alicientes, presiones,
amenazas o intromisiones indebidas, sean directas o indirectas, de cualesquiera
sectores o por cualquier motivo’”127. De igual modo, “dichos Principios establecen que
‘[n]o se efectuarán intromisiones indebidas o injustificadas en el proceso judicial’” 128.
85. Ahora bien, en cuanto a los hechos del caso, en primer lugar, la Corte advierte
que algunos refieren a presentaciones judiciales cuestionando una decisión de un
tribunal o recusando a la Jueza129. Es claro que tales hechos no pueden considerarse,
en sí mismo, actos intimidatorios, pues forman parte del habitual funcionamiento de
las instituciones judiciales.
86. En segundo término, debe indicarse que otra serie de hechos involucran
artículos de prensa u otras formas de manifestación, como así también denuncias
contra la Jueza130. La Corte advierte que puede existir una tensión entre el ejercicio de
la libertad de expresión y la independencia judicial. En ese sentido, por una parte, la
Corte ha destacado la importancia del ejercicio de la libertad de expresión en una
sociedad democrática131, inclusive respecto a actos de funcionarios públicos, quienes
perito Leandro Despouy ante la Corte, supra).
126
En ese sentido, según ha señalado este Tribunal, es posible que de acuerdo a las circunstancias de un
caso pueda examinarse si personas vinculadas a la administración de justicia se vieron “sometidos a
restricciones indebidas en el ejercicio de su función por parte de personas u órganos ajenos al Poder Judicial”
(cfr. Caso Apitz Barbera y otros (“Corte Primera de lo Contencioso Administrativo”) Vs. Venezuela. Excepción
Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 5 de agosto de 2008. Serie C No. 182, párr. 55, y
Caso San Miguel Sosa y otras Vs. Venezuela, supra, párr. 209).
127
Caso López Lone y otros Vs. Honduras. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de
5 de octubre de 2015. Serie C No. 302, párr. 197 (la referencia es al Principio 2 de los Principios Básicos de las
Naciones Unidas relativos a la Independencia de la Judicatura).
128
Caso Reverón Trujillo Vs. Venezuela, supra, párr. 80 y Caso López Lone y otros Vs. Honduras, supra,
párr. 197 (la referencia es al Principio 4 de los Principios Básicos de las Naciones Unidas relativos a la
Independencia de la Judicatura). De modo similar, los Principios de Bangalore sobre la Conducta Judicial han
indicado, en su apartado 1.1, que ”[u]n juez deberá ejercer su función judicial de forma independiente […],
libre de cualquier influencia ajena, de instigaciones, presiones, amenazas o interferencias, sean directas o
indirectas, provenientes de cualquier fuente o por cualquier razón”. Estos principios fueron elaborados por
“la segunda reunión del Grupo Judicial de Reforzamiento de la Integridad Judicial, celebrada en 2001 en
Bangalore (India), en la que los presidentes de tribunales superiores de justicia reconocieron la necesidad
de normas universalmente aceptables de integridad judicial”. Así se indica en la Resolución 2006/23 del
Consejo Económico y Social de la Organización de las Naciones Unidas, que “[i]nvit[ó] a los Estados
Miembros a que […] tomen en consideración [dichos] Principios”. (Disponible en internet:
https://www.unodc.org/pdf/corruption/corruption_judicial_res_s.pdf)
129
En ese sentido, se ha hecho referencia a que en 1997 el Procurador General de la Nación hizo una
presentación judicial manifestándose contra una sentencia emitida con intervención de la señora Villaseñor,
y una nota de prensa de 1999 señaló que un Fiscal recusaría a la señora Villaseñor en un caso ( supra, párrs.
56 y 58).
130
Así, cabe señalar los hechos que se indicó que ocurrieron el 1 de septiembre y diciembre de 1994; el 7 de
diciembre de 1995; el 6 y el 10 de febrero de 1997; el 16 de febrero, el 24 de mayo y los días 8 y 16 de
junio de 1999; el 3 de octubre de 2001, y el 21 de noviembre de 2007 (supra párrs. 52, 53, 54, 56, 58, 60 y
64).
131
Cfr. La colegiación obligatoria de periodistas (Arts. 13 y 29 Convención Americana sobre Derechos
Humanos). Opinión Consultiva OC-5/85 de 13 de noviembre de 1985. Serie A No. 5, párr. 70; Caso Herrera
Ulloa Vs. Costa Rica. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 2 de julio de
2004. Serie C No. 107, párrs. 112 y 113; Caso Ricardo Canese Vs. Paraguay. Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 31 de agosto de 2004. Serie C No. 111, párrs. 82 y 83; Caso Kimel, Vs. Argentina. Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 2 de mayo de 2008. Serie C No. 177, párr. 87, y Caso Carvajal
Carvajal y otros Vs. Colombia. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 13 de marzo de 2018. Serie C
No. 352, párr. 174.
27
están más expuestos al escrutinio y a la crítica 132. De modo análogo, también resulta
importante que los funcionarios públicos puedan ser denunciados o investigados por la
posible comisión de actos ilícitos 133. Todo lo anterior, por otra parte, no implica que el
honor de los funcionarios públicos no deba ser protegido 134, como tampoco que ciertas
expresiones, por sus características, puedan resultar intimidatorias o constituir
presiones indebidas sobre la actividad judicial 135.
87. Ahora bien, los hechos del caso recién aludidos no fueron presentados como
violaciones en sí mismas, sino como parte de una situación o conjunto de hechos. En
ese sentido, la Comisión y las partes no presentaron argumentos específicos que
hicieran pertinentes, respecto de cada caso, consideraciones sobre la supuesta
desproporción en actos de expresión o denuncia respecto a la honra y dignidad de la
señora Villaseñor. En principio, en ausencia de tal base argumentativa, este Tribunal
no advierte que los actos aludidos hayan constituido violaciones a derechos de la
Jueza, y no tiene elementos suficientes para determinar lo contrario. Por ende, no
puede concluir, respecto de cada uno de los hechos referidos, que constituyeran actos
indebidos de presión o intimidación que afectaran la honra o dignidad de la señora
Villaseñor136. Por ello, la Corte no analizará la alegada violación del artículo 11 de la
Convención sino respecto a aspectos puntuales, conforme se expresa más adelante
(infra párrs. 133 a 139). En cuanto a la integridad personal, la Corte tampoco cuenta
con elementos que le permitan considerar que los hechos de expresión o denuncia, en
sí mismos, pudieran afectarla.
88. En tercer lugar, la Corte nota que varios hechos del caso, considerados en
forma individual, podrían eventualmente ser actos ilícitos no relacionados con la
actividad judicial, o hechos que no implican un delito, meros accidentes,
132
La Corte ha señalado que “las expresiones concernientes a funcionarios públicos o a otras personas que
ejercen funciones de una naturaleza pública deben gozar, en los términos del artículo 13.2 de la
Convención, de un margen de apertura a un debate amplio respecto de asuntos de interés público, el cual es
esencial para el funcionamiento de un sistema verdaderamente democrático” (Caso Herrera Ulloa Vs. Costa
Rica, supra, párr. 128, y en el mismo sentido Caso Palamara Iribarne Vs. Chile. Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 22 de noviembre de 2005. Serie C No. 135, párr. 82). También ha explicado que “en
una sociedad democrática los funcionarios públicos están más expuestos al escrutinio y a crítica del público.
Este diferente umbral de protección se explica porque se han expuesto voluntariamente a un escrutinio más
exigente” (Caso Tristán Donoso Vs. Panamá. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 27 de enero de 2009. Serie C No. 193, párr. 115).
133
La Corte ha entendido, en línea con lo indicado, que un proceso judicial no constituye, por sí mismo, una
violación a la Convención, ya que este “sirve al objetivo de resolver una controversia, aunque ello pudiera
acarrear, indirectamente, molestias para quienes se hallan sujetos al enjuiciamiento” (cfr. Caso Valle
Jaramillo y otros Vs. Colombia. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 27 de noviembre de 2008. Serie
C No. 192, párr. 176).
134
Caso Herrera Ulloa Vs. Costa Rica, supra, párrs. 128 y 129.
135
Así se ha señalado que “[l]a utilización de los medios de comunicación social con el objeto de suplantar
funciones jurisdiccionales, imponer o influir el contenido de las resoluciones judiciales, en condiciones que
excedan el legítimo derecho a la libertad de expresión e información, se considera lesiva para la
independencia judicial” (Estatuto Iberoamericano del Juez, artículo 3 (aprobado en la sexta cumbre
iberoamericana de Presidentes de Cortes Supremas y Tribunales Supremos de Justicia, en Tenerife, el 25 de
mayo de 2001. Disponible en internet: http://www.cumbrejudicial.org/productos-y-resultados/productos-
axiologicos/item/31-estatuto-del-juez-iberoamericano)). La Corte, por su parte, ha advertido que la libertad
de expresión no es un derecho absoluto, y que “los funcionarios públicos, en especial las más altas
autoridades de Gobierno, deben ser particularmente cuidadosos en orden a que sus declaraciones públicas
no constituyan una forma de injerencia o presión lesiva de la independencia judicial o puedan inducir o
sugerir acciones por parte de otras autoridades que vulneren la independencia o afecten la libertad del
juzgador” (Caso Apitz Barbera y otros (“Corte Primera de lo Contencioso Administrativo”) Vs. Venezuela,
supra, párr. 131, y Caso San Miguel Sosa y otras Vs. Venezuela, supra, párr. 144.
136
La Corte aclara que lo señalado se refiere los actos de expresión o denuncia en sí mismos, y no está
indicando que aquellas circunstancias que se narran o describen en cada uno de esos actos no puedan
constituir actos ilícitos o no deban ser consideradas en el curso de investigaciones sobre los mismos.
28
89. Sin perjuicio de todo lo anterior, este Tribunal advierte que, en el caso, se ha
indicado una sucesión o conjuntos de hechos que pueden estar relacionados y que
cabe examinar como el señalamiento de una situación, que podría evidenciar la
existencia de presiones externas respecto de la actividad judicial de la señora
Villaseñor. La Corte aprecia, además, que en el marco de la indicación de esa
situación, se han hecho manifestaciones sobre actos que habrían implicado graves
circunstancias de intimidación. En particular, hay señalamientos que expresan que en
julio y agosto de 1994, o antes de septiembre de ese año, se presentaron varios
hechos que habrían implicado amenazas (inclusive de secuestro de su hija), daños
intencionales a los bienes de la Jueza, intentos de acceder a su domicilio, y actos de
vigilancia (supra párrs. 49 y 50). Entre tales hechos, se ha señalado que: en diversas
ocasiones la Jueza recibió amenazas; varias veces destruyeron una llanta del
automóvil de la señora Villaseñor; se intentó forzar la puerta de dicho vehículo; dos
hombres intentaron ingresar a la casa de la Jueza; hubo presencia de personas fuera
de esa residencia, a quienes se escuchó proferir expresiones amenazantes, inclusive
amenazas de muerte, tales como “a esa vieja la tenemos que matar” u otras similares;
dos hombres intentaron ingresar en la misma residencia, y que el 29 de agosto una
persona asignada a la seguridad de la señora Villaseñor fue retenida, golpeada,
drogada e interrogada sobre la actividad de la señora Villaseñor en causas judiciales.
Además, se ha referido que los captores expresaron que “iban a matar” a quienes
vivían en la residencia de la Jueza. Las indicaciones de las circunstancias señaladas se
relacionan a una situación de inseguridad respecto de jueces o juezas en Guatemala
(supra párr. 32).
90. La reiteración y continuidad de los hechos debía haber llamado la atención del
Estado, sin perjuicio de que no todos ellos hubiesen debido ser materia de
investigación; pero queda claro que se trató de una continuidad intimidatoria o
concatenada de hechos, que pone de relieve por lo menos la necesidad de agotar los
esfuerzos para individualizar sus fuentes y motivaciones.
91. La Corte ha dicho que, a fin de evitar “presiones externas” que afecten la
independencia judicial, el Estado, “con relación a la persona del juez específico, debe
prevenir dichas injerencias y debe investigar y sancionar a quienes las cometan” 138.
137
En ese sentido, la Corte advierte, en particular, y sin perjuicio de otras circunstancias, que se indicaron
hechos posteriores a agosto de 1994 que denotarían la referencia directa a amenazas. Cabe aludir, al
respecto, a los señalamientos de la señora Villaseñor de 20 de diciembre de 1995; a las manifestaciones de
un hombre hondureño de 17 de enero de 1996; a los dichos de la Jueza, a partir de circunstancias de
febrero de 1998, sobre el conocimiento “extraoficial” de amenazas en su contra, y las alusiones a amenazas
a la hermana de la señora Villaseñor o a ella de 20 de junio de 2000. La Corte aclara que, al reseñar las
indicaciones recién referidas sobre distintos hechos, no está haciendo un juicio sobre el eventual deber
estatal de investigar cada uno de ellos.
138
Cfr. Caso Reverón Trujillo Vs. Venezuela, supra, párr. 146, y Caso San Miguel Sosa y otras Vs. Venezuela, supra,
párr. 207. En ese sentido, el Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas ha indicado que los Estados
deben adoptar medidas eficaces de protección contra los ataques destinados a jueces producto de sus
labores. El Comité sostuvo que estos hechos “deben ser objeto de una activa y puntual investigación, sus
autores deben ser sometidos a juicio y debe ofrecerse una reparación adecuada a las víctimas (ONU. Comité
de Derechos Humanos, Observación General No. 34: Artículo 19. Libertad de opinión y libertad de
expresión, párr. 23)”. Por su parte, el perito Despouy manifestó que “[d]entro de las garantías que debe
29
Ahora bien, es evidente que para que surjan estos deberes, el Estado debe tomar
conocimiento de los hechos pertinentes. Sobre el particular, Guatemala adujo que solo
pudo recabar información sobre dos denuncias, una que refiere tres hechos, y otra que
refiere uno139, por lo que no pudo investigar hechos distintos a los señalados en las
mismas.
92. La Corte advierte que consta, en efecto, prueba sobre las dos denuncias
referidas por el Estado:
1) El Ministerio Público informó que el 5 de julio de 2005 recibió de la Corte
Suprema de Justicia un oficio remitiendo una denuncia de la señora Villaseñor que
indica que se sintió amenazada en tres ocasiones: cuando ocurrió el incidente de las
flores en el cementerio (supra párr. 62); cuando el 1 de julio de 2005 una persona
hizo señas a un hombre que prestaba seguridad a la Jueza, y cuando el mismo día
personas intentaron identificarlo (supra párr. 63)140.
2) El 10 de diciembre de 2007 la señora Villaseñor denunció los hechos relativos a
un correo electrónico de una persona que se hizo llamar KM (supra párr. 64)141.
asegurarse a los operadores judiciales desde la faz funcional o individual se encuentra […] la seguridad
personal”. Explicó que “donde hay ataques, intimidaciones y otras formas de violencia sistemáticas a los
operadores de justicia, no hay independencia judicial”. Considero que los operadores de justicia, por ser
“guardianes de los derechos, requieren una protección reforzada” a su vida e integridad, que “va más allá de
lo formal, debe estar presente materialmente”. Agregó que “[s]i los Estados no garantizan la seguridad de
sus operadores de justicia contra toda clase de presiones externas, incluyendo las represalias directamente
dirigidas a atacar su persona y familia, el ejercicio de la función jurisdiccional puede ser gravemente
afectad[o], frustrando el acceso a la justicia”. Por ello, señaló que “[l]os Estados deben adoptar una política
de prevención y protección para los operadores de justicia, la cual incluya medidas de seguridad efectivas
para prevenir los ataques, y para el caso de su perpetuación, el desarrollo de investigaciones prontas,
exhaustivas y diligentes para determinar responsabilidades”. Aclaró que la determinación de
responsabilidades “resulta sustancial” pues la “impunidad no contribuiría a reducir los riesgos al ejercicio
independiente de los operadores de justicia”. (Declaración del perito Leandro Despouy ante la Corte, supra).
139
El Estado se refiere a las denuncias sobre los siguientes hechos: a) la primera, de 5 de julio de 2005,
atinente lo siguiente: i.- lo que habría ocurrido el 1 de julio sobre señas amenazantes a personal de
seguridad de la señora Villaseñor y al intento de ciertas personas de identificar a tal personal ( supra párr.
63) y ii.- lo que habría ocurrido antes del 5 de julio de 2005, en cuanto a la manipulación de flores en el
cementerio (supra párr. 62), y b) la segunda, el “10 de diciembre de 2007”, relativa a una nota recibida por
correo electrónico por la Corte Suprema de Justicia (supra párr. 64).
140
Cfr. Informe del Ministerio Público de 17 de agosto de 2017, recibido por COPREDEH el 31 de agosto de
2017 (expediente de prueba, anexo III a la contestación, fs. 1645 a 1648).
141
Cfr. Denuncia presentada por la señora Villaseñor al Fiscal Distrital del Ministerio Público de
Quetzaltenango (expediente de prueba, trámite ante la Comisión, f. 1012), comunicación de 21 de
noviembre de 2007, supra, e Informe del Ministerio Público de 24 de agosto de 2017, recibido por
COPREDEH el 31 de agosto de 2017 (expediente de prueba, anexo III a la contestación, fs. 1645 y 1649 a
1652).
142
Resolución del Procurador de los Derechos Humanos de 5 de septiembre de 1994, supra. Además, de
acuerdo a publicaciones en la prensa de 20 de julio de 1994, la señora Villaseñor indicó que antes de esa
fecha había recibido protección de la Policía Nacional (cfr. nota de prensa titulada “Disparan contra
magistrado amenazado de muerte”, de 20 de julio de 1994 (expediente de prueba, anexo 20 al Informe de
Fondo, f. 326)).
143
Resolución del Procurador de los Derechos Humanos de 5 de septiembre de 1994, supra.
30
94. La Corte observa también que en múltiples oportunidades durante el trámite del
caso o las medidas cautelares ante la Comisión se hicieron señalamientos sobre la
comunicación de hechos a entidades o agentes estatales 157. Al respecto, advierte que la
Comisión, en el Informe de Fondo, asentó que, durante el trámite aludido, el Estado no
controvirtió haber recibido diversas “denuncias” que “la peticionaria” indicó haber
presentado. De modo adicional, cabe hacer notar que Guatemala, en el curso del
trámite del caso y de las medidas cautelares ente la Comisión, recibió toda la
información aludida en este párrafo y el anterior.
95. Dado lo expuesto, la Corte concluye que el Estado tuvo conocimiento, por
distintos medios, de todos los señalamientos de circunstancias fácticas que en esta
Sentencia se refieren bajo el título “Hechos indicados como intimidatorios contra la
señora Villaseñor” (supra párrs. 46 a 67). Ese conocimiento se dio, al menos, desde el
mes de julio de 1994, probablemente antes del día 25 del mismo.
156
Cfr. Acta No. 089.2012, supra.
157
Así, por ejemplo, consta lo siguiente: 1) la Comisión manifestó que recibió información que indica que el
18 de julio de 1994 la señora Villaseñor, junto con los dos otros jueces que entonces también integraban la
Sala Tercera de la Corte de Apelaciones, informaron a la Corte Suprema de Justicia del “hostigamiento” que
habían sufrido antes de esa fecha (cfr. comunicación de la Comisión al Estado de 25 de julio de 1994,
supra). 2) Una publicación de prensa de 20 de julio de 1994, remitida a la Comisión, señala que según la
señora Villaseñor expresó, “se cursó la denuncia sobre hostigamiento al Ministerio de Gobernación” y el
“[F]iscal [G]eneral […] consideró prudente una investigación exhaustiva de las amenazas” (cfr. nota de
prensa titulada “Disparan contra magistrado amenazado de muerte”, de 20 de julio de 1994 (expediente de
prueba, anexo 20 al Informe de Fondo, f. 326)). 3) De acuerdo a información recibida por la Comisión y
transmitida por ésta al Estado la señora Villaseñor había presentado en julio de 1994 “varias denuncias” a
distintas instituciones: el 13 al Presidente del Organismo Judicial y de la Corte Suprema de Justicia y el 21 a:
a) el Inspector General del Ejército; b) el Presidente de la Corte Suprema de Justicia y del Organismo
Judicial; c) el Ministro de la Defensa; d) el “Estado Mayor Presidencial”; e) el Fiscal General de la Nación, y f)
la Junta Directiva del Colegio de Abogados y Notarios (cfr. comunicación de 5 de agosto de 1994 de la
Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado de Guatemala dirigida a la Comisión Interamericana, supra).
4) Los peticionarios señalaron a la Comisión que el 29 de agosto de 1994 la señora Villaseñor avisó a la
policía lo sucedido con la persona asignada para su seguridad que, conforme se ha señalado, fue retenida y
golpeada ese día (supra párr. 50); además, indicaron que la Jueza “se presentó con el [j]uez de [t]urno a
poner la denuncia, para que él d[iera] aviso a la Corte Suprema de Justicia y al Ministerio Público de lo
sucedido”, y que el juez de turno “indag[ó]” al agente golpeado (cfr. comunicación de los peticionarios a la
Comisión de 20 de septiembre de 1994, supra). 5) Respecto a los hechos de 20 de diciembre de 1995
(supra párr. 54), se manifestó a la Comisión que: a) ese día la señora Villaseñor los expuso ante la Policía y
ante un Juez de Paz que, contrariamente a la valoración policial, entendió que el cable telefónico había sido
cortado “aparentemente en forma intencional”; b) el 22 del mismo mes personal del Ministerio Público
constató que el cable había sido cortado, y c) el día siguiente, ante “la Procuraduría de Derechos Humanos”,
“se presentó denuncia de los hechos” que se indicó que ocurrieron el 20 y 21 del mismo mes (supra párr.
54) (cfr. comunicación de los peticionarios a la Comisión de 5 de enero de 1996, supra). 6) En términos más
generales, la señora Villaseñor expresó el 2 de enero de 1996 al Presidente del Organismo Judicial y de la
Corte Suprema de Justicia que diversas “intimidaciones en [su] contra fueron puestas en conocimiento [del]
Juzgado de Paz de turno[…, la] Procuraduría de los Derechos Humanos, [el] Ministerio Público, [MINUGUA, y
la] Policía Nacional” (cfr. carta de la señora Villaseñor al Presidente del Organismo Judicial y de la Corte
Suprema de Justicia de 2 de enero de 1996, supra). 7) Respecto de los hechos del 25 de diciembre de 1995
(supra párr. 54), se ha indicado que el mismo día la Jueza llamó a la Procuraduría de Derechos Humanos y
se presentaron tres patrullas policiales en el lugar (cfr. comunicación de los peticionarios a la Comisión de 5
de enero de 1996, supra. 8) El 10 de marzo de 1997 la señora Villaseñor expresó a la Comisión que antes de
esa fecha había “expu[esto]” la “situación” a la “Fiscalía Distrital del Departamento de Sacatepéquez”.
Aunque no señaló explícitamente a qué “situación” se refería, en la misma presentación la Jueza expuso
hechos sucedidos entre 1994 y el 10 de febrero de 1997 (cfr. escrito de la señora Villaseñor de 10 de marzo
de 1997, dirigido a la Comisión Interamericana, supra). 9) La señora Villaseñor expresó que el 15 de febrero
de 2008 denunció ante el Ministerio Público el “robo” que había sufrido dos días antes de una carpeta con
información personal (supra párr. 65; ver escrito de 7 de mayo de 2014 dirigido por los peticionarios a la
Comisión, supra).
33
158
La Comisión consideró que el análisis no se puede limitar a las dos denuncias que el Estado reconoció
haber recibido. Lo anterior, “por el propio estándar de atención de los riesgos” que indica que el “deber de
respuesta […] se activa”, en cuanto a la “protección” y a la “investigación”, “cuando cualquier autoridad
toma conocimiento de amenazas y hostigamientos”.
159
La Comisión manifestó que la Jueza tuvo que ejercer su función jurisdiccional “soporta[ndo] una
situación generalizada de riesgo e intimidación incompatible con el principio de la independencia judicial, de
su propia integridad personal y [de] su […] derecho […] de acceso a la justicia”.
160
En ese sentido, señaló que la Jueza intervino “en distintos procesos relacionados con violaciones a
derechos humanos o delitos patrimoniales supuestamente cometidos por agentes estatales, incluyendo
agentes militares y policiales”. La Comisión expresó que existe indicio de intervención de agentes estatales
por la vinculación de ciertos hechos con el caso Mack. También señaló la “apariencia” de militares de
personas que habrían intentado ingresar a la casa de la Jueza. La Comisión, además, precisó que “a inicios
de 1997 distintas autoridades estatales, incluyendo el entonces Procurador General de la Nación[,…]
critica[ron] la participación de la señora Villaseñor en el proceso relacionado con la no aplicabilidad de la
pena de muerte”. Agregó, además, que “en mayo de 1999 el entonces fiscal de casos especiales denunció a
la señora Villaseñor por actos de corrupción en el marco del proceso seguido por distintas violaciones de
derechos humanos al ex Presidente Efraín Ríos Montt”; y que “en octubre de 2001 distintos generales y
coroneles de las Fuerzas Armadas habría cuestionado el libro realizado por la señora Villaseñor relacionado
con el asesinato de Myrna Mack”. Agregó, sin detallar los hechos puntuales respectivos, que el Procurador de
los Derechos Humanos en diversas oportunidades, aludió a la participación de agentes estatales.
161
Las representantes manifestaron que “[e]l Estado se demoró más de un año para implementar las
medidas cautelares dictadas por la Comisión [y que], cuando lo hizo, no hizo una planificación sostenible de
manera que la Jueza tuv[o] que pagar de su propio bolsillo por la alimentación de [los agentes asignados],
no había suplentes para los descansos de esos agentes”.
162
Las representantes consideraron que hubo falencias de las medidas de protección adoptadas por el
Estado de Guatemala, aduciendo: que el Estado demoró más de un año en implementar las medidas
cautelares dispuestas por la Comisión; la ausencia de previa evaluación de riesgo; la “ausencia de registro
de las amenazas en el expediente administrativo”; la ausencia de “institucionalidad” de la medida, y la
34
99. El Estado manifestó que investigó adecuadamente las denuncias que recibió y
que brindó seguridad a la señora Villaseñor. Guatemala expresó que, respecto a las
dos denuncias que admitió haber recibido (supra párrs. 91 y 92) “inició la persecución
penal”, solicitó información a la señora Villaseñor y a “distintas personas jurídicas” con
el objeto de individualizar a los presuntos responsables. El Estado agregó que la
señora Villaseñor no presentó documentos que prueben las supuestas amenazas.
100. En primer lugar, debe dejarse establecido que la Corte no considera que pueda
atribuirse al Estado, en el presente caso, responsabilidad por la vulneración al deber de
respetar derechos humanos con base en la participación directa de agentes estatales
en los hechos. Al respecto, además de lo ya señalado sobre los hechos dados por
probados en este caso (supra párr. 43), en atención a los argumentos de la Comisión y
las representantes sobre la cuestión (supra párrs. 97 y 98 y notas a pie de página 160
y 166), este Tribunal advierte que:
1) la mera mención de que la Jueza intervino en trámites que involucraban a agentes
estatales no puede llevar, sin más elementos de convicción, a concluir que son
agentes estatales quienes habrían cometido actos de intimidación167.
“indebida onerosidad”. Consideraron también que “[e]n razón de la evidente relación de los hechos con la
función de juez[a…] era preciso el desarrollo de una línea investigativa”, para “[d]etermina[r] las fuentes de
riesgo, para producir medidas de protección efectiva”. Respecto a la investigación sobre el hecho de 21 de
noviembre de 2007 (supra párr. 64), expresaron que “el Ministerio Público archivó el caso sin que se
tomaran las medidas necesarias para investigar los delitos virtuales”. Señalaron que “ese proceso
difamatorio no es un hecho aislado en este caso, debería haberse visto de manera integral en las
investigaciones sobre las demás amenazas e intento de injerencia en [la] actuación como jueza [de la señora
Villaseñor]”.
163
Durante la audiencia pública las representantes mencionaron que la señora Villaseñor, en su condición de
jueza, necesitaba protección reforzada. Afirmaron que al no recibirla se afectó su independencia judicial.
Adujeron, en sus alegatos escritos, que la “garantía reforzada se origina en la independencia necesaria del
Poder Judicial”, lo que hacía que el Estado debiera “prestar especial atención en la necesidad de protección
efectiva”. A su vez, según manifestaron, esto implicaba resguardar la integridad de la Jueza y determinar el
origen de las amenazas mediante una investigación adecuada. Entendieron que en el caso hubo afectaciones
a derechos relacionadas con la condición de mujer de la señora Villaseñor. Consideraron que la Jueza
necesitaba una protección especial por su condición de mujer, que las medidas de protección no se
adoptaron a partir de una evaluación de la perspectiva de género y que se afectó su “autoestima como
mujer” que ocupaba un cargo público.
164
Las representantes se refieren a la condena del hombre hondureño (infra, párr.119), y a que pese a ello,
según afirmaron, no se indagó la veracidad de lo señalado por él.
165
Agregaron que se vulneró el plazo razonable también, de modo específico, en cuanto a las dos denuncias
que el Estado aceptó que recibió (supra párr. 92).
166
Las representantes afirmaron que hay indicios de que agentes estatales tuvieron relación con los hechos
a partir de la vinculación de algunas circunstancias con el caso Mack y la condena a 30 militares en el caso
Julio Cu Quim (a partir del cual, de acuerdo a lo que expresaron, en 1995 se “reactiva[ron]” las amenazas).
Aseveraron además que personas que trataron de entrar a la casa de la señora Villaseñor tenían “apariencia”
de militares. Entendieron también que expresiones del Ministerio Público generaron un riesgo para la señora
Villaseñor.
35
101. Por lo anterior, no hay base suficiente en el caso para determinar que el Estado
incumplió su deber de respetar los derechos de la señora Villaseñor.
167
Aunado a ello, es pertinente señalar que no se ha identificado a los autores de los distintos hechos y que
la Jueza intervenía también en causas que no se vinculaban con funcionarios públicos. De modo solo
adicional, cabe notar que en un documento de 26 de septiembre de 1994, COPREDEH afirmó que la señora
Villaseñor había manifestado que no acusaba “a ningún [o]rganismo de [s]eguridad del Estado” respecto de
las “amenazas” que había sufrido antes del 1 del mismo mes, porque “las atribu[ía] a casos particulares que
son de su conocimiento” (Informe de COPREDEH de 26 de septiembre de 1994, supra.
168
Los hechos en cuestión serían los que se ha indicado que ocurrieron en julio y en agosto de 1994, cuando
personas “aparentemente soldados”, quisieron ingresar a la casa de la señora Villaseñor (supra párrs. 49 y
50).
169
Cfr. Caso González y otras (“Campo Algodonero”) Vs. México. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones
y Costas. Sentencia de 16 de noviembre de 2009. Serie C No. 205, párr. 242, y Caso Pacheco León y otros
Vs. Honduras. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 15 de noviembre de 2017. Serie C No. 342, párr.
148.
170
Debe aclararse que la Corte advierte que dentro de los hechos del caso está la indicación de que un día
de 1994, no precisado, el Ministro de Defensa habría llamado a la Jueza transmitiéndole un pedido de que
“no politizara” la investigación por la muerte de Myrna Mack ( supra párr. 46). Este Tribunal no puede
pronunciarse sobre este hecho en forma autónoma, pues carece de elementos suficientes para hacerlo. La
Comisión y las representantes señalaron el mismo entre la secuencia de circunstancias del caso, y no
presentaron argumentos específicos.
171
La Corte, ha indicado, precisamente que no es “automáticamente atribuible” al Estado la vulneración de
derechos producida por particulares, “pues debe atenderse a las circunstancias particulares del caso y a la
concreción de dichas obligaciones de garantía” (cfr. Caso de la Masacre de Pueblo Bello Vs. Colombia.
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 31 de enero de 2006. Serie C No. 140, párr. 123, y Caso López
Soto y otros Vs. Venezuela, supra, párr. 138).
172
Caso Velásquez Rodríguez Vs. Honduras. Fondo, supra, párr. 166, y Caso Pueblo Indígena Xucuru y sus
miembros Vs. Brasil. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 5 de febrero de
2018. Serie C No. 346, párr. 121.
173
Caso Vargas Areco Vs. Paraguay. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 26 de septiembre de 2006.
Serie C No. 155, párr. 73, y Caso I.V. Vs. Bolivia. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 30 de noviembre de 2016. Serie C No. 329, párr. 207. En similar sentido Caso de la Masacre de
Pueblo Bello Vs. Colombia, supra, párr. 111 y Caso Isaza Uribe y otros Vs. Colombia. Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 20 de noviembre de 2018. Serie C No. 363, párr. 87.
36
105. Como aspectos de hecho, cabe mencionar que consta que la señora Villaseñor
hizo manifestaciones señalando distintas deficiencias en la seguridad brindada durante
1994, esencialmente respecto a la falta de provisión de equipos necesarios para el
personal brindado por la Policía Nacional 176. En cuanto a la prestación de seguridad
posterior a 1995, la señora Villaseñor manifestó dos quejas. Por una parte, que la
alimentación de los agentes era pagada por ella 177. Por otra parte, el 9 de octubre de
2001 expresó que uno de los dos hombres que le prestaban seguridad había salido de
vacaciones y que la Policía le había comunicado que no era posible asignarle un
174
Este Tribunal ha señalado que como parte de la obligación de garantía, el Estado está en el deber jurídico
de “prevenir, razonablemente, las violaciones de los derechos humanos, y de investigar seriamente con los
medios a su alcance las violaciones que se hayan cometido dentro del ámbito de su jurisdicción a fin de
identificar a los responsables, de imponerles las sanciones pertinentes y de asegurar a la víctima una
adecuada reparación” (Caso Velásquez Rodríguez Vs. Honduras. Fondo, supra, párr.174, y Caso Isaza Uribe
y otros Vs. Colombia, supra, párr 150).
175
Las obligaciones de prevenir e investigar son de medio, no de resultado; su violación no se determina
automáticamente por no haberse obtenido un resultado satisfactorio (cfr. Caso Velásquez Rodríguez Vs.
Honduras. Fondo, supra, párr. 177 (respecto de las obligaciones de prevenir e investigar); Caso López Soto
y otros Vs. Venezuela, supra, párr 130 (respecto de la obligación de prevenir), y Caso Alvarado Espinoza y
otros Vs. México. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 28 de noviembre de 2018. Serie C No. 370,
párr. 240 (respecto de la obligación de investigar)).
176
Cfr. Resolución del Procurador de los Derechos Humanos de 5 de septiembre de 1994, supra. El
Procurador de los Derechos Humanos dejó asentado que él, o personal a su cargo, se comunicó con la Policía
Nacional y esa institución le comunicó que ya se había ordenado lo solicitado respecto al equipamiento
necesario. Cfr. también la misiva de la señora Villaseñor de 8 de agosto de 1994 dirigida al Director de la
Policía Nacional, supra. La Jueza detalló en el último documento que los agentes carecían de equipo, pues
quien tenía revolver solo tenía cinco cartuchos, y que “dos personas [habían estado] enfermas y l[a]s otr[a]s
dos tenían derecho a gozar de su descanso de fin de semana”. El 25 de julio de 1994 la señora Villaseñor
señaló que “de parte del Ministerio Público y el Ministerio de la Defensa Nacional, no se le ha[bía] prestado la
protección que ella pidió” (Resolución del Procurador de los Derechos Humanos de 5 de septiembre de 1994,
supra). Por otra parte, se ha indicado que el 30 de agosto de 1994 la señora Villaseñor pidió seguridad al
Ministerio de Defensa (cfr. Comunicación de CODEHUCA de 4 de octubre de 1994 de la Comisión, supra). La
señora Villaseñor expresó, aludiendo al 1 de septiembre de 1994, que “hasta en esta fecha el Ministro de la
Defensa Nacional le ofreció que el Ejército […] la proteg[iera]” (Resolución del Procurador de los Derechos
Humanos de 5 de septiembre de 1994, supra). En un documento de 26 de septiembre de 1994 COPREDEH
aseveró que la Policía Nacional y el Ministerio de la Defensa Nacional habían designado personal para la
protección de la señora Villaseñor (Informe de COPREDEH de 26 de septiembre de 1994, supra). Por otra
parte, a criterio del Procurador de los Derechos Humanos, respecto de hechos sucedidos antes del 5 de
septiembre de 1994, “las instituciones encargadas de prestar seguridad no lo hicieron con la celeridad que el
caso de una funcionaria de justicia ameritaba”, o lo hicieron de forma ineficaz (cfr. Resolución del Procurador
de los Derechos Humanos de 5 de septiembre de 1994, supra).
177
Cfr. Escrito de la señora Villaseñor de 10 de marzo de 1997, dirigido a la Comisión Interamericana,
supra; Informe del Estado a la Comisión de 10 de octubre de 1997, supra, e Informe del Estado a la
Comisión de 17 de julio de 1998, supra.
37
reemplazo por falta de personal178. Ha quedado asentado que “[f]ue necesario requerir
los servicios de un agente de seguridad nombrado por la Corte Suprema de Justicia” 179
y que, finalmente, conforme expresó la Jueza, a partir del 9 de noviembre de 2001,
ella volvió a contar con dos personas de seguridad180..
106. Este Tribunal nota que el Estado brindó medidas de protección y no advierte
que las alusiones de la señora Villaseñor sobre insuficiencia de equipamiento del
personal de seguridad sean suficientes para considerar que, por tal motivo, el Estado
vulneró derechos humanos en perjuicio de ella. Por otra parte, hay documentación que
señala que el periodo en el que la señora Villaseñor estuvo sin protección tuvo su
origen en un que ella desistió de recibir medidas de seguridad (supra párr. 70 y nota a
pie de página 104). Esto, por sí mismo, no exime al Estado de garantizar los derechos
de la Jueza y, además, en ese momento se encontraban vigentes medidas cautelares
dictadas por la Comisión. Sin perjuicio de ello, la Corte debe examinar la incidencia
concreta que tuvo la conducta estatal en los derechos de la Jueza o su situación de
riesgo. Al respecto, observa que no se indicó que entre enero y diciembre de 1995, es
decir, la mayor parte del tiempo que estuvo sin protección, sufriera hechos
intimidatorios. Luego de que el último mes indicado se presentaran algunos (supra
párr. 54), en enero de 1996 se brindaron medidas de seguridad (supra párr. 71).
178
Cfr. Escrito de 9 de octubre de 2001 dirigido por la señora Villaseñor a la Comisión (expediente de
prueba, anexo 17 al Informe de Fondo, fs. 110 y 111).
179
Cfr. Resolución del Procurador de los Derechos Humanos de 7 de marzo de 2002, supra.
180
Cfr. Resolución del Procurador de los Derechos Humanos de 7 de marzo de 2002, supra. En una
presentación de la señora Villaseñor a la Comisión se expresó que la “situación de las vacaciones del agente”
se había producido también antes de octubre de 2001 y, por otra parte, que fue el 16 de noviembre de 2001
que ella solicitó a la Corte Suprema de Justicia “la prestación del servicio de seguridad” ( cfr escrito de 7 de
mayo de 2014 dirigido por los peticionarios a la Comisión, supra).
181
En el mismo sentido, no respecto al caso, sino en términos generales, se pronunció el perito Despouy
(cfr. Declaración del perito Leandro Despouy ante la Corte, supra).
182
De acuerdo a información estatal, el 8 de octubre de 1997 la señora Villaseñor expresó, a un funcionario
de COPREDEH, que contando desde octubre de 1997, hacía dos años había recibido seguridad por de la
Policía Nacional Civil, y que ello había sido un “disuasivo” que evitó hechos en su contra y que había
permitido que su familia y ella “experimentar[an…] más seguridad”. (cfr. Informe del Estado a la Comisión
de 10 de octubre de 1997, supra). El documento expresa que la señora Villaseñor explicó que la seguridad
se prestaba por cuatro agentes que se rotaban cada ocho días, en turnos de dos personas, permaneciendo a
su servicio las 24 horas del día. Agregó que un agente la acompañaba a ella y otro a su hija y a su madre, y
que pasaban la noche en la casa de la señora Villaseñor. El Estado indicó también que el 28 de febrero de
2004, en conversación telefónica con COPREDEH, la señora Villaseñor manifestó que las medidas habían sido
efectivas, que los agentes de seguridad habían cumplido con proporcionarle la seguridad debida y que,
además, en “este tiempo no ha[bía] sido objeto de amenazas e intimidaciones” (cfr. Informe de Guatemala
dirigido a la Comisión, de 28 de febrero de 2005, supra).
38
183
Tal conclusión refiere a las medidas de seguridad y también a las de investigación.
184
Caso Perozo y otros Vs. Venezuela. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones Y Costas. Sentencia
de 28 de enero de 2009. Serie C No 195, párr. 298. También, en similar sentido, Caso Velásquez Rodríguez
Vs. Honduras. Fondo, supra, párr. 166; Caso de la Masacre de Pueblo Bello Vs. Colombia, supra, párr. 142 y
Caso Terrones Silva y otros Vs. Perú. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de
26 de septiembre de 2018. Serie C No. 360, párr. 181.
185
La Corte ha recordado que “[e]n reiterada jurisprudencia […] se ha referido al amplio contenido y
alcances del derecho de acceso a la justicia, en el marco de los derechos a las garantías judiciales y
protección judicial, reconocidos en los artículos 8.1 y 25.1 de la Convención, en relación con los artículos 1.1
y 2 de la misma” (Caso Órdenes Guerra y otros Vs. Chile, supra, párr.76). En ese sentido, este Tribunal “ha
establecido que, de conformidad con la Convención Americana, los Estados Partes están obligados a
suministrar recursos judiciales efectivos a las víctimas de violaciones a los derechos humanos (artículo 25),
recursos que deben ser sustanciados de conformidad con las reglas del debido proceso legal (artículo 8.1),
todo ello dentro de la obligación general, a cargo de los mismos Estados, de garantizar el libre y pleno
ejercicio de los derechos reconocidos por la Convención a toda persona que se encuentre bajo su jurisdicción
(artículo 1.1)” (cfr. Caso Velásquez Rodríguez Vs. Honduras. Excepciones Preliminares. Sentencia de 26 de
junio de 1987. Serie C No. 1, párr. 91, y Caso Mujeres Víctimas de Tortura Sexual en Atenco Vs. México,
supra, párr. 267). Asimismo, ha señalado que “el derecho de acceso a la justicia debe asegurar, en tiempo
razonable, el derecho de las presuntas víctimas o sus familiares a que se haga todo lo necesario para
conocer la verdad de lo sucedido e investigar, juzgar y, en su caso, sancionar a los eventuales responsables”
(cfr. Caso Bulacio Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 18 de septiembre de 2003.
Serie C No. 100, párr. 114, y Caso Mujeres Víctimas de Tortura Sexual en Atenco Vs. México, supra, párr.
267).
186
Caso Chitay Nech y otros Vs. Guatemala. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas .
Sentencia de 25 de mayo de 2010. Serie C No. 212, párr. 206 y Caso Isaza Uribe y otros Vs. Colombia,
supra, párr. 159. Con anterioridad a la primera decisión citada, en el mismo sentido, la Corte había afirmado
que los artículos 8 y 25 de la Convención previenen la investigación de hechos violatorios de derechos
humanos (cfr. Caso Durand y Ugarte Vs. Perú. Fondo. Sentencia de 16 de agosto de 2000. Serie C No. 68,
párr. 130 y 131, y Caso de la Masacre de Las Dos Erres Vs. Guatemala. Excepción Preliminar, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 24 de noviembre de 2009. Serie C No. 211, párr. 151).
39
112. Ahora bien, en lo atinente al caso, la Corte reitera (supra párr. 88) que no
puede determinar, respecto a cada uno de los hechos descriptos, cuáles, en sí mismos,
denotaban actos ilícitos que ameritaban una investigación penal193.
113. No obstante, este Tribunal sí puede señalar que, al menos, Guatemala debía
investigar ciertos hechos. En primer lugar, el Estado debía investigar los señalamientos
sobre el 29 de agosto de 1994, que indican que una persona asignada a la seguridad
187
Caso del Caracazo Vs. Venezuela. Reparaciones y Costas. Sentencia de 29 de agosto de 2002. Serie C No.
95, párr. 115, y Caso Bulacio Vs. Argentina, supra, párr. 110.
188
Ello no solo respecto de graves vejámenes tales como torturas o tratos crueles, inhumanos o
degradantes, sino también, de acuerdo al caso, en circunstancias diversas (cfr. Caso Perozo y otros Vs.
Venezuela, supra, párr. 358, y Caso Coc Max y otros (Masacre de Xamán) Vs. Guatemala, supra, párr. 79).
189
Cfr. Caso Velásquez Rodríguez Vs. Honduras. Fondo, supra, párrs. 176 a 178, y Caso Alvarado Espinoza
y otros Vs. México, supra, párr.212.
190
Así, por ejemplo, de acuerdo a características del caso, y considerando lo mandado por normativa
interna, ha analizado, por ejemplo, la investigación respecto a circunstancias de desplazamiento forzado
(cfr. Caso Yarce y otras Vs. Colombia. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 22
de noviembre de 2016. Serie C No. 325, párrs. 287 a 298). También ha tenido oportunidad de conocer sobre
hechos que hacían relevante el deber de investigar privaciones a la libertad (cfr. Caso Familia Barrios Vs.
Venezuela. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 24 de noviembre de 2011. Serie C No. 237, párrs.
213 a 215 y 257 a 260).
191
Cfr. Caso Familia Barrios Vs. Venezuela, supra, párrs. 216 a 219 y 261 a 263, y Caso Alvarado Espinoza
y otros Vs. México, supra, párrs. 214, 255 y 256. Además, la Corte ha señalado que “el Estado se encuentra
especialmente obligado a garantizar los derechos de las personas en situación de riesgo y debe impulsar las
investigaciones necesarias para esclarecer los hechos, seguidas de las consecuencias que la legislación
pertinente establezca” (Caso Velásquez Rodríguez. Medidas Provisionales respecto de Honduras. Resolución
de la Corte de 15 de enero de 1988, Considerando 3, y Caso Fernández Ortega y otros Vs. México. Medidas
Provisionales. Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 20 de febrero de 2012,
Considerando 31. En el mismo sentido, Asunto del Complejo Penitenciario de Curado respecto de Brasil.
Medidas Provisionales. Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 28 de noviembre de
2018, Considerando 143). Es relevante aclarar, dado que se trata de una consideración realizada en
Resoluciones sobre medidas provisionales, que en la Resolución citada sobre el caso Fernández Ortega y
otros, la Corte indicó que ese deber es independiente de las mismas. Por otra parte, como surge de
consideraciones efectuadas por la Corte, no obsta al deber indicado el entendimiento de este Tribunal de que
las indicaciones sobre falta de investigación, en sí mismas, pueden ser consideradas como aspectos sobre el
fondo de un caso, y no necesariamente constituyen circunstancias de extrema gravedad y urgencia que
ameriten tomar las medidas provisionales previstas por el artículo 63.2 de la Convención ( cfr. Asunto Pilar
Noriega García y otros. Medidas Provisionales respecto de México. Resolución de la Corte de 6 de febrero de
2008, considerando 14; Caso Carpio Nicolle y otros respecto de Guatemala. Medidas Provisionales.
Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 6 de julio de 2009, Considerando 24, y
Caso de la Masacre de La Rochela Vs. Colombia. Medidas Provisionales. Resolución de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos de 16 de febrero de 2017, Considerando 5 y nota a pie de página 3).
192
Caso Kawas Fernández Vs. Honduras. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia De 3 de abril de 2009.
Serie C No 196, párr. 77. Así, “corresponde a los Estados Parte disponer, de acuerdo con los procedimientos
y a través de los órganos establecidos en su Constitución y sus leyes, qué conductas ilícitas serán
investigadas de oficio y regular el régimen de la acción penal en el procedimiento interno, así como las
normas que permitan que los ofendidos o perjudicados denuncien o ejerzan la acción penal y, en su caso,
participen en la investigación y en el proceso” (Caso Ríos y otros vs. Venezuela. Excepciones Preliminares,
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 28 de enero de 2009. Serie C No 194, párr. 284 y 285).
193
Ello, sin perjuicio de que el conjunto de esos hechos, a efectos de indagar líneas lógicas de investigación,
sea considerado en las investigaciones que sí procedieran (infra párrs. 114 y 115).
40
114. Este Tribunal no está negando que, eventualmente, el Estado tuviera el deber
de proseguir investigaciones autónomas sobre otras circunstancias distintas a las
aludidas en el párrafo anterior, sino que está afirmando que ello no puede ser
determinado por la Corte, en atención a su competencia y a la prueba allegada al
proceso197. Lo anterior, sin perjuicio de lo que se señala en los párrafos siguientes
sobre el deber de considerar los hechos en el marco del seguimiento de líneas lógicas
de investigación.
115. En lo que resulta pertinente para el caso, debe señalarse que el deber de
investigar debe llevarse a cabo, en un plazo razonable 198 y siguiendo líneas lógicas de
194
De acuerdo a lo que se desprende de la jurisprudencia de la Corte, los Estados deben investigar graves
vejámenes a la integridad personal (cfr. Caso Ximenes Lopes Vs. Brasil. Sentencia de 4 de julio de 2006.
Serie C No. 149, párr. 147). También se ha referido el Tribunal, de acuerdo a las circunstancias del caso, a la
necesidad de investigar amenazas (supra párr. 111). Cabe recordar que se ha indicado que el hombre que
prestaba seguridad a la señora Villaseñor fue golpeado, drogado e interrogado sobre actividades de la Jueza,
y los captores profirieron amenazas respecto a ella y quienes se encontraren en su residencia.
195
Debe recordarse que el 5 de septiembre de 1994 el Procurador de los Derechos Humanos solicitó “una
exhaustiva investigación de los hechos” de amenaza contra la señora Villaseñor (y otros magistrados),
indicando, inclusive el hecho de 29 de agosto de ese año.
196
La conducta estatal referida a la denuncia indicando un hecho de 21 de noviembre de 2007 ( supra párrs.
64 y 92 e infra párr 123), que el Estado admite haber recibido, en atención a los argumentos de las
representantes respecto a las mismas, se examinan en este apartado y, en lo pertinente, también más
adelante (infra párrs. 135 a 139). También se examina más adelante (infra párrs. 135 a 139) lo relativo a la
presentación de 7 de junio de 1999 (supra párr. 93), referida a hechos que se indicó que ocurrieron en mayo
de 1999 (supra párr. 58).
197
La Corte considera necesario efectuar aclaraciones respecto a las indicaciones sobre la muerte de la
sobrina de la señora Villaseñor, quien no es presunta víctima en este caso, por la embestida de un automóvil
(supra párr. 62). La Corte no está afirmando que el hecho no deba ser investigado ni la posibilidad de que,
eventualmente, tenga relación con la actividad judicial de la señora Villaseñor, sino que, en el marco del
trámite internacional del caso, los elementos con que cuenta este Tribunal no le permiten relacionarlo con el
objeto central del mismo, que se refiere, precisamente, a actos intimidatorios contra la señora Villaseñor en
relación con su actividad judicial. En ese sentido, no hay información suficiente que indique que el acto fue
cometido de modo intencional, a fin de amedrentar o afectar a la señora Villaseñor. Además, no consta
información sobre denuncias o actuaciones procesales respecto del hecho.
198
Cfr. Caso Bulacio Vs. Argentina, supra, párr. 114, y Caso Alvarado Espinoza y otros Vs. México, supra,
párr. 250. Al respecto, “este Tribunal considera que el proceso termina cuando se dicta sentencia definitiva y
41
116. Es claro que la continuidad de los hechos que afectaron a la señora Villaseñor
no constituye únicamente una cadena intimidatoria aislada contra ella, sino que se
inserta en un complejo de hechos similares o de mayor gravedad contra otros jueces.
Este complejo de conductas intimidatorias, que en conjunto se dirigían a obstaculizar el
ejercicio de la jurisdicción, como es obvio, no podía dejar de responder a motivaciones
y provenir de fuentes que debían haber sido investigadas en forma orgánica por el
Estado, hasta llegar a la individualización de los responsables y poner fin a los hechos
obstaculizadores.
117. A partir de las pautas referidas, la Corte examinará las distintas actuaciones.
119. Investigación sobre el “hombre hondureño”.- Por otra parte, la Corte nota que
la señora Villaseñor informó que en septiembre de 1998 fue condenado, a seis años de
prisión, el hombre hondureño que había señalado un plan para matar jueces en
1996202. La Corte advierte el argumento de las representantes sobre que si bien hubo
una condena no se indagó la veracidad de lo señalado por el señor hondureño (supra
nota a pie de página 164). No obstante, este Tribunal nota que la señora Villaseñor
informó que el proceso seguido contra aquélla persona fue por “simulación de delitos,
coacción, difamación y acusación y denuncia falsa”. Por ende, siendo que precisamente
firme en el asunto, con lo cual se agota la jurisdicción y que, particularmente en materia penal, dicho plazo
debe comprender todo el procedimiento, incluyendo los recursos de instancia que pudieran eventualmente
presentarse. Se ha considerado por la Corte que una demora prolongada puede llegar a constituir, por sí
misma, una violación a las garantías judiciales” (cfr. Caso Suárez Rosero Vs. Ecuador. Fondo. Sentencia de
12 de noviembre de 1997. Serie C No. 35, párr. 71, y Caso Terrones Silva y otros Vs. Perú, supra, párr. 185.
En cuanto a que una demora prolongada puede constituir, por sí misma, una violación de las garantías
judiciales, cfr. Caso Hilaire, Constantine y Benjamin y otros Vs. Trinidad y Tobago. Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 21 de junio de 2002. Serie C No. 94, párr. 145 y Caso Alvarado Espinoza y otros Vs.
México, supra, párr. 250).
199
Cfr. Caso de la Masacre de la Rochela Vs. Colombia. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 11 de
mayo de 2007. Serie C No. 163, párr. 158, y Caso Mujeres Víctimas de Tortura Sexual en Atenco Vs.
México, supra, párr. 289.
200
Cfr., mutatis mutandi, Caso Defensor de derechos humanos y otros Vs. Guatemala. Excepciones
Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 28 de agosto de 2014. Serie C No. 283, párrs.
131, 216, 219 y 220, y Caso Escaleras Mejía y otros Vs. Honduras. Sentencia de 26 de septiembre de 2018.
Serie C No. 361, párr. 47.
201
El Procurador de Derechos Humanos afirmó que el 28 de julio de 1994 el “Departamento de Investigación
y de Fiscalía del Ministerio Público” declaró, en relación con “la denuncia de amenazas presentada por [la
señora] Villaseñor”, que el expediente respectivo se encontraba extraviado (Resolución del Procurador de los
Derechos Humanos de 5 de septiembre de 1994, supra).
202
Cfr. “Actualización del caso de la magistrada María Eugenia Villaseñor Velarde”, supra.
42
121. La Corte nota que estas actuaciones han durado más de 12 años, sin que
conste que el trámite se haya cerrado. En ese periodo, solo constan, según informó el
Estado, tres actos sustantivos de investigación, siendo los demás (supra nota a pie de
página 203) actos que, sin perjuicio de su relevancia, no estaban dirigidos a dilucidar
lo ocurrido. Las actuaciones sustantivas informadas por el Estado son: 1) el 4 de
noviembre de 2005 se pidió a Telecomunicaciones de Guatemala el “desplegado de
llamadas entrantes” a un teléfono; 2) el 12 de marzo de 2007 se solicitó a la Corte
Suprema de Justicia “informe de datos” de la señora Villaseñor, y 3) el 19 de julio de
2007 declaró la señora Villaseñor quien, de acuerdo al Ministerio Público, “no
proporcionó información sobre los hechos denunciados” y expresó que no había
recibido nuevas amenazas relacionadas con ellos205.
122. La Corte advierte que la actividad investigativa fue escasa, resultando solo en
tres actos, en los años 2005 y 2007. No consta que durante el tiempo que ha durado la
investigación, mayor a 12 años, se efectuaran otras acciones. Tampoco que en esos
actos, o de otro modo, se procurase relacionar los hechos investigados con otros. Lo
dicho exime a la Corte de ahondar en mayores consideraciones y le permite determinar
que respecto a la denuncia de julio de 2005, el Estado no desarrolló una investigación
diligente en un plazo razonable.
203
Se indicaron, además de las señaladas en el párrafo siguiente, estas acciones: el 4 de julio de 2005 se
solicitó a la Policía brindar seguridad perimetral en la residencia de la Jueza; el 3 de octubre de 2005 se
“proporcion[ó] lin[ea]mientos de investigación” al Director de Investigaciones Criminalísticas del Ministerio
Público; el 4 de octubre de 2005 se solicitó al Juez interviniente “[c]ontrol [j]urisdiccional” y autorización
para pedir información a personas jurídicas, y el 25 de agosto de 2011 se recibió un oficio de COPREDEH
informando sobre el requerimiento de la Comisión Interamericana de adopción de medidas cautelares ( cfr.
Informe del Ministerio Público de 17 de agosto de 2017, recibido por COPREDEH el 31 de agosto de 2017,
supra).
204
Cfr. Informe del Ministerio Público de 17 de agosto de 2017, recibido por COPREDEH el 31 de agosto de
2017, supra. La señora Villaseñor expresó que el 19 de julio del 2007 recibió la visita de un fiscal auxiliar con
relación a la denuncia, ante quien se quejó de la inactividad estatal ( cfr. escrito de 7 de mayo de 2014
dirigido por los peticionarios a la Comisión, supra).
205
Cfr. Informe del Ministerio Público de 17 de agosto de 2017, recibido por COPREDEH el 31 de agosto de
2017, supra.
43
B.2.3 Conclusión
128. Por ello, sin perjuicio de las acciones para proveer seguridad (supra párrs. 69 a
72 y 103 a 109), el Estado debía indagar el origen de los actos de intimidación.
Guatemala no cumplió este deber pues no investigó hechos anteriores a septiembre de
1994 de evidentes implicancias en la situación de riesgo de la señora Villaseñor (supra
párr. 113). Aunado a ello, tampoco dio respuesta a presentaciones que la señora
Villaseñor efectuó en 1997, ni desarrolló acciones efectivas en otros casos, en que, en
2001 y 2005, las propias autoridades estatales consideraron pertinente desarrollar
investigaciones (supra párrs. 118 y 120 a 122).
129. La Corte entiende que dadas las circunstancias del caso, en que se indicó una
sucesión de hechos como una situación de riesgo prolongada en el tiempo, la
concreción oportuna del deber de investigar podía redundar en la determinación de las
circunstancias relacionadas con el riesgo aducido o, eventualmente, en su merma o
desactivación. Lo anterior se vincula, en el caso, con la actividad de ella como jueza,
dada la suposición de que el riesgo referido se relacionaba con la misma. A efectos de
esta conclusión, la Corte ha considerado los señalamientos sobre una situación de
inseguridad o riesgo de jueces y juezas en Guatemala (supra párr. 32).
130. En ese sentido, la investigación de los hechos no solo resultaba relevante a fin
de satisfacer los derechos a las garantías judiciales y protección judicial de la señora
Villaseñor. Además, dado lo dicho en el párrafo anterior, resultaba relevante para
garantizar a la señora Villaseñor el goce de sus derechos sustantivos y su desempeño
como jueza. Esto también hacía evidente el deber del Estado de investigar los hechos
aducidos, pues resultaba necesario a fin de garantizar la independencia judicial,
cuestión que no redundaba solo en el interés de la señora Villaseñor. Al respecto,
independencia judicial no es un “privilegio” del juez o un fin en sí misma, sino que se
justifica para posibilitar que los jueces o juezas cumplan adecuadamente su cometido,
sin perjuicio de lo cual, conforme esta Corte ha “aclar[ado]”, “no solo debe analizarse
209
En cuanto al argumento de que el hecho “debería haberse visto de manera integral en las investigaciones
sobre las demás amenazas e intentos de injerencia”, la Corte se remite a lo ya señalado respecto del
seguimiento de líneas lógicas de investigación y los hechos no investigados o investigados sin seguir la
diligencia debida. Por otra parte, las representantes vincularon el hecho del 21 de noviembre de 2007 con
una aducida lesión al derecho a la protección de la honra y de la dignidad. Ello se trata más adelante ( infra
párrs. 133 a 139).
45
en relación con el justiciable”, sino que, según las circunstancias del caso, puede
vincularse con derechos convencionales propios del juez o jueza210.
131. Es razonable asumir que el incumplimiento del Estado del deber de investigar
hechos que podían configurar una situación de riesgo, relacionada con su función como
jueza, generó en la señora Villaseñor, por varios años, una situación de incertidumbre
y angustia que afectó su integridad personal. En ese sentido la señora Villaseñor
declaró que la situación que vivió era “doloros[a y] cruel”, y que debió tener “fortaleza
para asistir” a su trabajo. Dijo también que a partir de los hechos tuvo “problemas
emocionales”, aludiendo “dolor”, “rabia”, “impotencia” y una sensación de “soledad
espantosa”, así como también “problemas de salud”. Aunado a ello, se ha presentado
documentación que indica que ella padeció ansiedad, con “rasgos depresivos”, y que
tuvo un exceso de tensión laboral y emocional211. Por ello, la Corte concluye que el
Estado, al incumplir su deber de garantía por no efectuar debidamente investigaciones,
inobservó el derecho a la integridad personal de la señora Villaseñor. Ella se vio
afectada a partir de la conducta estatal indebida, sufriendo un daño a su integridad
personal relacionado con su actividad judicial.
2) En segundo lugar, refirieron que en 2007 una persona que se presentó como KM
envió un correo electrónico al Presidente de la Corte Suprema acusando a la señora
Villaseñor de estar involucrada con la delincuencia organizada. Sostuvieron que las
acciones de investigación respecto a este hecho no fueron diligentes. Además,
adujeron supuestas lesiones al debido proceso porque no se dio a la señora Villaseñor
derecho a defensa, ni de demostrar su inocencia respecto a la participación en casos
de corrupción.
134. El Estado manifestó que no se desprende en el presente caso que haya existido
injerencia arbitraria o abusiva por parte del Estado en contra de la señora Villaseñor.
212
Cfr. “Actualización del caso de la magistrada María Eugenia Villaseñor Velarde”, supra.
213
Documento de la Presidencia del Organismo Judicial de 1 de julio del 1999 (expediente de prueba,
trámite ante la Comisión, f. 1299).
214
Cfr. Escrito de 7 de mayo de 2014 dirigido por los peticionarios a la Comisión, supra. Pese a lo indicado,
la señora Villaseñor expresó a la Comisión que la Corte Suprema de Justicia “den[egó] por improcedente su
solicitud”. Según ella expresó, había pedido a la Corte Suprema de Justicia que la investigación determinara
si ella había intervenido en la causa respectiva; que tal determinación se hiciera pública, y que “se pidiera al
[F]iscal General las explicaciones del caso” (cfr. comunicación de los peticionarios recibida por la Comisión el
11 de agosto de 1999, supra). De lo expuesto parecería desprenderse que la señora Villaseñor indicó que se
denegaron las dos últimas solicitudes, las que, en efecto, se condicen con puntos de petición tal como fueron
expresados en la presentación (cfr. presentación escrita de la señora Villaseñor a la Corte Suprema de
Justicia de 7 de junio de 1999, supra). La señora Villaseñor agregó que después de la decisión de la Corte
Suprema de Justicia, “promov[ió] ante la Sala Cuarta de la Corte de Apelaciones […] una acción de amparo”
que fue denegada, siendo ello confirmado por la Corte de Constitucionalidad (cfr. comunicación de los
peticionarios recibida por la Comisión el 11 de agosto de 1999, supra. La decisión de negación del amparo
establece que en el proceso en que se recibió declaración a la persona que hizo señalamientos contra la
señora Villaseñor a ella no se le conculcó ningún derecho (cfr. Sala Cuarta de la Corte de Apelaciones,
decisión de 18 de agosto de 1999 (expediente de prueba, trámite ante la Comisión, fs. 358 a 365)).
215
Cfr. Resolución de la Presidencia del Organismo Judicial de Guatemala de 10 de noviembre de 2015
(expediente de prueba, trámite ante la Comisión, fs. 1308 a 1314).
216
La Resolución indicó que la normativa interna “regula: ‘los periódicos están obligados a publicar las
aclaraciones, rectificaciones, explicaciones o refutaciones que les sean enviados por cualquier persona,
individual o jurídica, a la que se atribuyan hechos inexactos, se hagan imputaciones, o en otra forma sean
directa y personalmente aludidas’” (cfr. Resolución de la Presidencia del Organismo Judicial de Guatemala de
10 de noviembre de 2015, supra).
47
Este hecho, así como las acciones sobre su investigación, ya fueron descriptos (supra
párrs. 64, 123 y 124).
VII-2
217
Caso Tristán Donoso Vs. Panamá, supra, párr. 55, 56 y 57.
218
Caso Flor Freire Vs. Ecuador. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 31 de
agosto de 2016. Serie C No. 315, párr. 155.
48
140. La Comisión concluyó que las falencias que adujo en cuanto a las medidas de
protección e investigación (supra párr. 97) violaron el derecho a la integridad personal
establecido en el artículo 5.1 de la Convención Americana, en relación con el artículo
1.1 del mismo instrumento, en perjuicio Beatriz Eugenia Villaseñor Velarde, hija de la
señora Villaseñor; Francis Villaseñor Velarde, hermano de la señora Villaseñor, y Rosa
Antonieta Villaseñor Velarde, hermana de la señora Villaseñor. Ello, porque consideró
que tales personas fueron sometidas a riesgo y angustia de modo prolongado.
142. El Estado, además de señalar que tuvo una actuación adecuada en las acciones
de protección e investigación, adujo que no consta que se cumpla ninguno de los
criterios establecidos por la Corte para considerar que los familiares son víctimas del
caso220.
B) Consideraciones de la Corte
los familiares de las víctimas de violaciones de los derechos humanos pueden ser, a su vez,
víctimas221. Este Tribunal ha considerado que se puede declarar violado el derecho a la integridad
psíquica y moral de “familiares directos” u otras personas con vínculos estrechos con las víctimas con
motivo del sufrimiento adicional que aquéllos han padecido como producto de las circunstancias
particulares de las violaciones perpetradas contra sus seres queridos, y a causa de las posteriores
actuaciones u omisiones de las autoridades estatales frente a estos hechos 222, tomando en cuenta,
219
Expresaron que en razón de las amenazas, de la ausencia de debida investigación y protección, las
presuntas víctimas enfrentaron un enorme daño psíquico y moral. Por lo tanto, consideraron que la hija, la
hermana y el hermano de la señora Villaseñor, quienes son presuntas víctimas, sufrieron violaciones al art. 5
en relación con el artículo 1 de la Convención.
220
El Estado remitió a los casos Blake Vs. Guatemala, Bámaca Velásquez Vs. Guatemala y Kawas Fernández
Vs. Honduras, decididos por la Corte (Sentencias de 22 de enero de 1999, 25 de noviembre de 2000 y 3 de
abril de 2009, respectivamente), para sostener que los familiares víctimas de personas que sufrieron
violaciones de derechos humanos, deben haber estado involucrados en la búsqueda de justicia, haber sufrido
un padecimiento propio o bien ser madre, padre, hija, hijo, esposo, esposa, compañero o compañera
permanente de la persona afectada directamente.
221
Cfr. Caso de los “Niños de la Calle” (Villagrán Morales y otros) Vs. Guatemala. Fondo. Sentencia de 19 de
noviembre de 1999. Serie C No. 63, párr. 176, y Caso Mujeres Víctimas de Tortura Sexual en Atenco Vs.
México, supra, párr. 320.
222
Cfr. Caso Blake Vs. Guatemala. Fondo. Sentencia de 24 de enero de 1998. Serie C No. 36, párr. 114, y
Caso Mujeres Víctimas de Tortura Sexual en Atenco Vs. México, supra, párr. 320.
49
entre otros elementos, las gestiones realizadas para obtener justicia y la existencia de un estrecho
vínculo familiar223.
145. Por otra parte, debe resaltarse que los señalamientos sobre afectaciones a la
integridad personal de los familiares tienen por base afirmaciones, de las presuntas
víctimas o de sus representantes, que han referido circunstancias que no son
directamente atribuibles al Estado. Así, la Jueza declaró que sus familiares “recib[ían]
toda la carga emocional” y tenían “la necesidad de andar con escolta”. Se ha señalado
también que Rosa Antonieta, hermana de la Jueza, se ocupó de atender la salud de
ésta, y que Francis Antonio también prestó apoyo a su hermana, la Jueza Villaseñor.
Se indicó, además, que en razón de la proximidad, los hermanos de la señora
Villaseñor compartían también un temor profundo de verse expuestos al mismo patrón
de violencia dirigido a la Jueza, y también se han indicado otras circunstancias
puntuales224. La Corte recuerda que no se ha establecido la intervención directa de
agentes estatales en los hechos, y nota que las circunstancias señaladas no se
relacionan, en forma directa o principal, con la falta de investigación, que se ha
determinado respecto de indicaciones sobre algunos hechos.
146. Por lo tanto, la Corte determina que el Estado no violó el derecho a la integridad
personal de los familiares de la Jueza. Asimismo, por iguales motivos, considera que
no puede declarar una violación en perjuicio de tales familiares de su derecho a la
protección de la honra y de la dignidad. En consecuencia, la Corte determina que
Guatemala no es responsable por la violación de los artículos 5 y 11 de la Convención
en perjuicio de Beatriz Eugenia Villaseñor Velarde, Francis Villaseñor Velarde y Rosa
Antonieta Villaseñor Velarde.
VIII
REPARACIONES
(Aplicación del artículo 63.1 de la Convención Americana)
147. Sobre la base del artículo 63.1 de la Convención 225, la Corte ha indicado que
toda violación de una obligación internacional que haya producido daño comporta el
deber de repararlo adecuadamente y que esa disposición recoge una norma
223
Cfr. Caso Bámaca Velásquez Vs. Guatemala. Fondo. Sentencia de 25 de noviembre de 2000. Serie C No.
70, párr. 163, y Caso López Soto y otros Vs. Venezuela, supra, párr. 262.
224
Así, como ya se ha señalado (supra párr. 51), se ha expresado que hubo amenazas o un intento de
secuestro de la hija de la señora Villaseñor. También se ha dicho que Rosa Antonieta sufrió amenazas el día
20 de junio de 2000 (supra párr. 59). Además la Jueza, en la audiencia pública, declaró que al señor Francis
Antonio, “en una ocasión le desmantelaron […] el carro, se lo dejaron sin motor”, y que “sufre un acoso
laboral […] en donde lo hacen prácticamente tener que salirse del Poder Judicial”.
225
El artículo 63.1 de la Convención dispone que “[c]uando decida que hubo violación de un derecho o
libertad protegidos en [la] Convención, la Corte dispondrá que se garantice al lesionado en el goce de su
derecho o libertad conculcados. Dispondrá asimismo, si ello fuera procedente, que se reparen las
consecuencias de la medida o situación que ha configurado la vulneración de esos derechos y el pago de una
justa indemnización a la parte lesionada”.
50
A) Parte Lesionada
149. Se considera parte lesionada, en los términos del citado artículo 63.1, a las
personas declaradas víctimas de la violación de algún derecho convencional. Por lo
tanto, la Corte considera como “parte lesionada” a María Eugenia Villaseñor Velarde 230.
152. El Estado en línea con sus argumentos de fondo, sostuvo que ya realizó las
investigaciones debidas en el caso.
226
Cfr. Caso Velásquez Rodríguez Vs. Honduras. Reparaciones y Costas. Sentencia de 21 de julio de 1989.
Serie C No. 7, párr. 25, y Caso Órdenes Guerra y otros Vs. Chile, supra, párr. 103.
227
Cfr. Caso Ticona Estrada y otros Vs. Bolivia. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 27 de
noviembre de 2008. Serie C No. 191, párr. 110, y Caso Órdenes Guerra y otros Vs. Chile, supra, párr. 104.
228
Cfr. Caso Velásquez Rodríguez Vs. Honduras. Reparaciones y Costas, supra, párrs. 25 a 27, y Caso
Órdenes Guerra y otros Vs. Chile, supra, párr. 106.
229
Cfr. Caso Neira Alegría y otros Vs. Perú. Reparaciones y Costas. Sentencia de 19 de septiembre de 1996.
Serie C No. 29, párr. 56; Caso Mujeres Víctimas de Tortura Sexual en Atenco Vs. México, supra, párr. 329, y
Caso Órdenes Guerra y otros Vs. Chile, supra, punto resolutivo 3.
230
Por ese motivo, la Corte no expondrá ni analizará argumentos relacionados con solicitudes de reparación
a favor de familiares de la señora Villaseñor.
51
155. La Corte toma en consideración que, desde que la Comisión tiene conocimiento
del caso, han transcurrido cerca de 24 años, respecto de los hechos anteriores a
setiembre de 1994, e incluso cerca de doce años entre la denuncia del año 2005 y el
momento en que el caso fue sometido a este Tribunal. En atención a lo anterior,
debido al tiempo transcurrido, la Corte no considera necesario o razonable aplicar la
medida de investigación. No obstante, tendrá en consideración las violaciones
declaradas al momento de determinar las medidas pecuniarias de reparación.
C) Medidas de satisfacción
231
Inclusive en ausencia de solicitud expresa (cfr. Caso Cantoral Benavides Vs. Perú. Reparaciones y Costas.
Sentencia de 3 de diciembre de 2001. Serie C No. 88, párr, 79 y Caso Coc Max y otros (Masacre de Xamán)
Vs. Guatemala, supra, párr. 158). En el presente caso, las representantes se refirieron a la publicación de la
sentencia en sus alegatos finales escritos, por lo que la solicitud fue extemporánea.
52
161. La Corte advierte que se ha referido, en el análisis del fondo del caso, a la
aducida lesión a la honra y a la dignidad en relación con la falta de publicación del
informe de 1 de julio de 1999 y no determinó que hubiera una violación (supra párrs.
135 a 137 y 139). Además, no ha examinado hechos respecto al cese de la señora
Villaseñor como Supervisora General de Tribunales (supra párr. 16). Por lo tanto, no
corresponde ordenar medidas sobre tales aspectos. Por otra parte, la responsabilidad
estatal declarada en este caso se sustenta en la falta de investigación de hechos
específicos, sin que se haya establecido una relación con una situación general de
falencias en la administración de justicia, y no se ha determinado responsabilidad
respecto a la prestación de medidas de protección. La Corte, entonces, considera
suficientes las medidas ya ordenadas y entiende que no es procedente ordenar otras
medidas de satisfacción, como tampoco garantías de no repetición.
E) Medidas pecuniarias
232
Las representantes hicieron esta solicitud en su escrito de alegatos finales; explicaron que esta medida
no fue pedida en el escrito de solicitudes y argumentos porque, en el momento de presentarse ese escrito, la
víctima estaba sometida a un “pesado” tratamiento médico y muy afectada en salud, por lo que no podía
“prever la posibilidad de reingresar al mercado de trabajo”, pero que ello cambió con posterioridad.
53
164. La Corte recuerda, en cuanto a las solicitudes de daño emergente, que no fue
acreditado un nexo causal entre las violaciones a derechos referidas y afectaciones
físicas puntuales a la señora Villaseñor. Además, las representantes no acreditaron
debidamente los gastos que adujeron233. Por tanto, no corresponde ordenar el pago de
sumas de dinero por daño emergente.
233
Para sustentar los gastos en cuestión, las representantes presentaron un documento en el escrito de
solicitudes y argumentos que solo menciona los montos de Q 1,048,00.00 ($143,561.64) por gastos en
agentes de seguridad y el monto de Q 390,000.00 ($53,424.66) por gastos médicos, para un total de
$193,986.3. La Corte nota que en el mencionado documento no se aportaron comprobantes de pago,
constancias sobre los gastos de atención médica ni facturas que justifiquen el monto solicitado por las
representantes.
234
AG/RES. 2426 (XXXVIII-O/08), Resolución adoptada por la Asamblea General de la OEA durante la
celebración del XXXVIII Período Ordinario de Sesiones de la OEA, en la cuarta sesión plenaria, celebrada el 3
de junio de 2008, “Creación del Fondo de Asistencia Legal del Sistema Interamericano de Derechos
Humanos”, Punto Resolutivo 2.a), y CP/RES. 963 (1728/09), Resolución adoptada el 11 de noviembre de
2009 por el Consejo Permanente de la OEA, “Reglamento para el Funcionamiento del Fondo de Asistencia
Legal del Sistema Interamericano de Derechos Humanos”, artículo 1.1.
54
párr. 8), el Presidente dispuso que se solvente, con cargo al Fondo de Asistencia Legal
de Víctimas de la Corte, el apoyo económico necesario para gastos de “i) viaje,
traslados y estadía necesarios para que las representantes asist[ier]an a la audiencia
pública; ii) viaje, traslados y estadía necesarios para que la señora Villaseñor Velarde
compare[ciera] a dicha audiencia a rendir su declaración; y iii) los demás gastos
razonables y necesarios en que hayan incurrido o puedan incurrir l[a]s
representantes”.
170. En caso de que la beneficiaria haya fallecido o fallezca antes de que le sea
entregada la cantidad respectiva, esta se entregará directamente a sus
derechohabientes, conforme al derecho interno aplicable.
171. El Estado deberá cumplir con las obligaciones monetarias mediante el pago en
dólares de los Estados Unidos de América o, de no ser esto posible, su equivalente en
moneda nacional, utilizando para el cálculo respectivo el tipo de cambio que se
encuentre vigente en la bolsa de Nueva York, Estados Unidos de América, el día
anterior al pago.
IX
PUNTOS RESOLUTIVOS
LA CORTE,
DECLARA:
Y DISPONE:
El Juez Humberto Antonio Sierra Porto hizo conocer a la Corte su voto concurrente, el
cual acompaña esta Sentencia.
Corte IDH. Caso Villaseñor Velarde y otros Vs. Guatemala. Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 5 de febrero de 2019.
57
Comuníquese y ejecútese,