Fundamentos de La Democracia
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Fundamentos de La Democracia
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7 VITORIA,
Francisco de, Relectio de Porestate Civile, Ir, 6 y 8.
LOS FUNDAMENTOS DE L A DEMOCRACIA 159
manistas, por consiguiente, con 1'0s de libertad y también con los de justi-
cia social distributiva.
S i la democracia se refiere a la libertad, subraya un punto de vis-
ta: cl Estado debe tcncr lirnitacionc;, su acción no es absoluta, hay una
serie de posibilidades que se reserva a la persona, porque el concepto
de libertad en el orden jurídico-político se refiere a la autolimitación.
En cuanto a la libertad, se puede discernir que es un sueño quimérico, en-
tendiéndola en el sentido romántico, pero en el sentido filosúfico se re-
fiere a la capacidad de autodeterminación de si mismo, es decir, el des-
arrollo de las facultades del alma. Pero en el sentido civil o político es
la defensa del hombre frente a las arbitrariedades del Poder Público,
es decir, es el consentimiento de los gobernantes en materia religiosa,
laboral, etc., etc.
L a democracia reposa en una filosofía optimista sobre el valor del
hombre; para el demócrata los hombres pueden determinarse por si mis-
mos, es decir, el hombre es capaz de discernir por sí mismo su destino;
los hombres de tipo medio, dicen los defrnsores de la autocracia, no pue-
den dirigirse por sí mismos. La filosofía democrática reposa en el con-
sentimiento y presupone la libertad de opinión y libertad d e acción, princi-
pios negados por la autocracia; el consentimiento no debe ser la base
de las instituciones políticas, sino la violencia.
El problema interno de la justicia social no es más que la cuestión
del reparto de la riqueza en vigor, la garantía a todos los hombres de
un mínimo de posibilidades adecuadas para su desarrollo: seguridad en
el trabajo, vejez tranquila y posibilidad para educar a los hijos de cada
familia para que no se frusten. Para que un régimen sea de verdad
democrático, el hombre necesita garantía de que pueda trabajar, además
de trabajo; tiempo indispensable para reparar las energías después de
la jornada de trabajo y tiempo que le permita el ocio, que le permita
consagrarse a la cultura. Completando cl cuadro, el hombre debe tener
derecho de pertenecer al sindicato, la iglesia, el partido político que pre-
fiera y el'egir su religión; y debe estar en posibilidad de ocupar los pues-
tos públicos de acuerdo con el consentiniiento de los ciudadanos.
De otro modo: nada impide lógicamente que la vieja democracia
liberal sea completada con una mayor atención y un más efi'caz cuidado
en el cumplimiento de las exigencias de la justicia social. E s más, corre-
gir las injusticias que la aplicación del viejo liberalismo trajo consigo
y velar para que efectivamente se dé una igualdad de oportunidades,
para que se asegure el mínimo de condiciones materiales que hagan posi-
164 RAUL C. RAMIREZ TOPETE