LA MAGIA DE RECICLAR Imprimir

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 2

LA MAGIA DE RECICLAR

“Érase una vez una ciudad llamada CIUDAD TIRONA. Era un lugar donde la gente
no sabía qué hacer con la basura y la tiraba a la calle.

Pronto todo quedó cubierto por la basura y los barrenderos/as no podían recoger
tanta basura y mantenerlo todo limpio. Ya no había espacios para jugar, todo olía
mal, los pajarillos no visitaban la ciudad y la gente empezaba a ponerse triste y a
enfermar.

Esta situación no gustaba a los protagonistas de este cuento: Ana, Lucia y Juan.
Hablaron y hablaron y ninguna solución hallaron. Nadie les había enseñado como
solucionar el problema. Entones, un pajarillo que los escucho esto les conto:

“No preocupéis
Ya que fácil lo tenéis
Espera un poco y
Ayuda tendréis

Muy contentos se pusieron y, de pronto, una música singular pudo escuchar:

“Si quieres ayudar


aprende a reciclar, clar, clar,
aprende a reciclar”.

Ana, Kamel y Juan se quedaron muy asombrados:


- ¡OH! ¿Quién cantara?
A lo lejos vieron cómo se les acercaba un viejo mago con una varita mágica. El
mago se acercó y se presentó:
- Soy el Mago Reciclar y ya sé lo que a pasa. Un pajarillo me lo ha contado. Yo les
enseñaré la magia de Reciclar.

El Mago Reciclar levantó su varita y con unos movimientos secretos este conjuro
empezó a lanzar:
Pin, catapí la comida la meto aquí. 

Y entonces, por arte de magia, un gran contenedor marron apareció. A


continuación, otro hechizo lanzó: 
Pin, catapí el papel lo guardo aquí. 

Surgió, ahora, un contenedor grande de color azul. Y siguió lanzando otro


conjuro: 
Pin, catapí el vidrio lo echo aquí. 

Brotó un nuevo contenedor, de color verde, que servía para guardar el cristal. Los
niños estaban boquiabiertos, pero la magia de Reciclar aún no había acabado: 
Pin, catapí los envases los deposito aquí. 

Y al lado de los tres contenedores apareció el último, de color amarillo, que servía
para guardar los envases ligeros. Todos se quedaron asombrados. ¡Cuán
poderoso era ese mago! 

Había creado cuatro contenedores con su magia. Uno Marrón para los restos de
comida, otro de color azul para el papel, otro verde para el cristal y el cuarto y
último de color amarillo para los envases ligeros (de plástico, metal y cartón). 

Antes de marcharse, el mago Reciclar lanzó un grandioso conjuro a toda la


ciudad: 
Plis, plas, cataplás la magia de reciclar aprenderás. 

Al poco tiempo, todos los habitantes de Ciudad Tirona empezaron a dejar sus
basuras en cada uno de sus contenedores. Los restos de comida en el contenedor
gris, los papeles y periódicos viejos en el contenedor azul, las botellas de cristal
que no servían en el contenedor verde y los envases ligeros en el amarillo. 

Mientras llevaban la basura esta canción se ponían a cantar: 

“Si quieres ayudar 


aprende a reciclar, clar, clar,
 aprende a reciclar. 
Tu amiga naturaleza 
enferma está, 
cuídala con esmero
 pues todos la queremos. 
Si quieres ayudar
 aprende a reciclar, clar, clar,
 aprende a reciclar”. 

Al cabo del tiempo todo limpio dejaron. Y pronto, el nombre de la ciudad cambió,
pues de llamarse Ciudad Tirona, pasó a llamarse CIUDAD RECICLONA. 

Y COLORADO COLORÍN, ESTE CUENTO LLEGÓ A SU FIN.”

También podría gustarte